Cameron Doody
Barcelona, Andorra, Sabadell, Gibraltar, Portugal... y hasta Marruecos y Perú. Son muchos los lugares donde Deborah Chapman ejerce de sacerdote anglicana. Chapman participó hace unas semanas en el Congreso de la Asociación Juan XXIII sobre mujeres y religión, y habló para RD de sus experiencias como mujer ordenada, así como de los dones que un matrimonio de sacerdotes -su marido, John, también es cura- puede aportar a la Iglesia.
Deborah, ¿eres párroco o párroca? ¡No sé cuál es el término correcto!
Es muy interesante, porque yo, ahora, soy más bien 'free-lance': desde 2013, cuando mi marido y yo dejamos Londres para que él se hiciera cargo de la iglesia de St. Martin's en Sharjah en el Golfo, en los Emiratos Árabes, no he tenido cargo. Pero tenía algo que hacer siempre. Como persona ordenada, he ayudado a mi marido y hago muchas otras cosas.
Cuéntanos.
Además de ayudar a mi marido en la capellanía de Barcelona voy a hacer cultos más o menos una vez al mes a Andorra, que no tiene capellán anglicano. También voy a Sabadell, a l'Esglesia de Crist, que es de la Iglesia Episcopal Reformada de España (IERE), que forma parte de la comunión anglicana. Es la Iglesia anglicana de España y les ayudo en cultos en español y en catalán, también una vez al mes, más o menos.
Hay que explicar que la diócesis en Europa es la diócesis de la Iglesia de Inglaterra, y por eso no tiene parroquias. Más bien tiene capellanías, porque es diócesis de habla inglesa. Dentro de este ámbito, más amplio, soy la capellana de la organización "Mother's Union". Escribo una vez al mes una reflexión en su sitio web. Es interesantísimo, tiene cuatro millones de miembros alrededor del mundo. La comunión anglicana tiene en cada país su movimiento autóctono, y hacen muy buen trabajo siempre en comunión con los otros grupos, y a nivel mundial. Hay una presidenta mundial.
Además, soy la persona encargada del vínculo del arcedianato de Gibraltar con el Perú, donde voy una vez al año. Este arcedianato comprende Gibraltar, Marruecos, España, Portugal y Andorra. Tiene un sínodo, que se reúne una vez al año en el sur de España en Torrevieja.
Estas son las cosas que hago ahora. También hay una sociedad, que apoya a nuestra iglesia, la de St. Georges en Barcelona, que se llama "Intercontinental Church Society", y formo parte del grupo que organiza las conferencias anuales.
O sea, que hay mucha energía dentro de la Iglesia.
Sí, la hay.
¿Sientes que las cosas que haces dentro de la Iglesia, tienen mucha repercusión fuera de ella, en la sociedad?
No lo sé, la verdad es que confío en el Señor. Siento que tengo una responsabilidad que debo aceptar, y le pido al Señor que me dé fuerzas y sabiduría para hacerlo con todo el corazón. Y que sea una bendición para todas las personas.
Me imagino que en la capellanía no solo tenéis personas procedentes de Inglaterra. Hay españoles, supongo. ¿O es solamente para expatriados?
Mayormente sí, porque los cultos son en inglés. También tenemos bastantes ortodoxos, algunos africanos y algunos latinoamericanos, por ejemplo. Todos hablan inglés. Es lo que nos une, además de Jesús, por supuesto.
¿Las misas están en inglés también en la Reformada, en la Iglesia anglicana española?
No. Es una Iglesia anglicana autóctona de España.
Entonces, se habla español.
Sí. O catalán. Pero en nuestra capellanía tenemos más de treinta nacionalidades, mayormente europeas: entre ellas de Ucrania, de Lituania, de Bielorrusia... Y también de Francia y unos pocos catalanes españoles.
El grupo que más años lleva, es un grupo de mujeres que se había casado con españoles. Ellas han mantenido un vínculo fuerte con la capellanía, muy importante para la Iglesia, durante muchos años. Yo, de adolescente acudía a esta capellanía de St. Georges en Barcelona con mis padres. Mi padre era diplomático e íbamos toda la familia. Éramos cinco hijos, y alguna de las mujeres que iba entonces, todavía va. Desde entonces nos conocemos... Estas cosas me encantan.
¿Cómo están las cosas en Barcelona después del atentado?
Es difícil saberlo realmente. No he tenido mucha oportunidad, porque cuando ocurrió estaba fuera. Y creo que la mayoría de la gente que vive en Barcelona estaba fuera, porque durante el mes de agosto suelen irse de vacaciones, y son los turistas los que vienen a la ciudad. En aquel momento yo estaba fuera, y todavía no han vuelto todos los miembros de la Iglesia que habían salido. Francamente, no puedo decirlo.
A mí me parece que todo ha vuelto a la normalidad, pero también me imagino que va a ser un choque para las personas expatriadas que han elegido vivir allí, porque en realidad es una ciudad muy sana y muy segura, por lo general.
¿Crees que estas personas se van a ir de Barcelona?
No puedo saberlo bien ahora. Me imagino que harán preguntas sobre cómo es realmente la situación.
Te han invitado a hacer una ponencia. ¿Por qué aceptaste formar parte de este congreso? ¿Es un tema que llevas dentro?
Es un tema que he tratado antes, y sobre el que he reflexionado mucho. Cuando Jenny, conjuntamente con el obispo Carlos, me preguntó si estaba dispuesta a dar una conferencia, yo oré y pedí al Señor su opinión, y me pareció que estaba bien. No había por qué decir no. Y tengo paz.
¿Pero sientes que tienes algo que decir porque eres anglicana, o porque eres experta en el tema de mujeres y violencia de género?
No soy experta. Es, simplemente, porque soy mujer anglicana.
Y sacerdote.
Sí. Y aunque hay otras, no sé cuántas en España, que tienen un doctorado, yo he tenido otras oportunidades para compartir en conferencias. Posiblemente por eso, me han invitado. Hay que preguntarle al obispo Carlos. Bueno, también vivo en España; tiene cierta lógica.
¿Tú crees que la Iglesia anglicana es menos machista que la católica?
Depende. Varía mucho.
Me refiero a que, por ejemplo, no hay mujeres sacerdotes en la Iglesia católica. ¿Es un factor importante, para eliminar el machismo, que las mujeres accedan a estos puestos?
En términos estructurales, sí. Pero en términos personales, no. Yo no podría decir qué porcentaje de hombres y de mujeres son anti-ordenación de mujeres en las Iglesias anglicanas o católicas.
Yo era la primera capellana no católica dentro de un colegio en Inglaterra que se llama sixth form college, para jóvenes de 16 a 18 años. Trabajaba a tiempo parcial, pero estaba habilitada por el director para hacer de capellán y lo dejé en el momento de mi ordenación. Hubo más católicos en mi ordenación que anglicanos, eran mis amigos católicos. Puedo decir que ellos estaban totalmente a favor de mi ordenación y que me apoyaban, hasta el punto de que uno de mis dos sponsors -tenemos que tenerlos para ordenarnos- era católico, y se puso de pie para decir que sí, que estaba de acuerdo.
Que estabas preparada.
Sí. Yo he tenido tan buenas experiencias, que pienso que es algo muy personal. Y mi experiencia no ha sido, quizás, tan negativa como la de otras personas, gracias a Dios.
¿Qué dones puede aportar un matrimonio de sacerdotes?
Esto, también tiene que ver con la unidad porque, por ejemplo, cuando preparamos a parejas para el matrimonio, lo hacemos juntos siempre. Aún cuando tenemos mayores responsabilidades tanto mi marido como yo, es algo que siempre hacemos juntos.
Y también, los matrimonios mismos, nos piden hacerlo así. Es un ejemplo modelo de cómo ser cristianos juntos, de cómo orar juntos y de cómo servir a Dios juntos. También, para nosotros es un aporte. Como tenemos preparación teológica, leemos nuestras Biblias y oramos con un ritmo regular, hablamos de lo que leemos y de lo que escuchamos de Dios en nuestras oraciones. Esta posibilidad de conversación que tenemos es muy útil. "Hierro con hierro se aguza...".
Ser matrimonio y sacerdotes es muy, muy positivo. Y más en nuestro mundo en el que el matrimonio se está menospreciando. Creo que hay mucho que aportar, más libertad.
Unidad en el matrimonio y luego, unidad en la Iglesia y entre Iglesias.
Sí. Así es.
Gracias.
Fuente: periodistadigital.com
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