Por: Marcelo Barros
En esos días (de 14 a 16) en Santiago, protegidos por la bella cordillera, hermanos y hermanas de todo el continente estarán reunidos en un encuentro que quiere establecer una alianza de ciudadanos/as de diversos países latinoamericanos para un nuevo pacto de la humanidad. El seminario internacional “Clamores del Sur” – una nueva humanidad habita la Casa Común - es patrocinado por organismos de la Iglesia Católica y de la sociedad civil.
Todos están de acuerdo con la fragilidad de los organismos internacionales de la ONU. Es urgente una nueva integración de los ciudadanos de la Tierra, organizados desde las comunidades más pobres y en función de la vida y de la paz. Ya en 1826, en el congreso de Panamá, Simón Bolívar, inspirado en el sistema de confederación de las antiguas ciudades griegas (anfictionismo), propuso formar en el continente que los indios llaman Abya Yala una grande patria nuestra, una comunidad de naciones hermanas. No era solamente una estrategia de defensa militar o de comercio integrado. Era una alianza de solidaridad entre los pueblos. “La agenda del Congreso Anfictiónico de Panamá proponía el apoyo a la independencia de los países, la abolición de la esclavitud en todo territorio confederado y organizar un cuerpo de normas de derecho internacional”(Tricontinental, 174/ 2012, La Habana).
En la década pasada, ese sueño de integración, que el libertador no pudo ver plenamente organizado, si concretizó a través de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y otros organismos de integración continental. El nuevo bolivarianismo, animado por el presidente Hugo Chávez, si propone a fortalecer una integración hermana de todos los países latinoamericanos y caribeños. Eso supone la victoria en contra todo tipo de colonialismos y un caminar hacía un nuevo socialismo, radicalmente democrático y con la cara de nuestros pueblos.
Ese camino empezado en el inicio del siglo pudo funcionar hasta pocos años. Actualmente, la mayoría de los gobernantes que han conquistado el poder en nuestros países es conservadora y favorable al imperio norteamericano. Hicieran con que todo volviera à los niveles de los años 80. Ahora, mismo sin contar con muchos gobiernos favorables, ciudadanos/as de diversos puntos del continente si unen para una ágora, una nueva base de alianza de la humanidad solidaria. Los retos son inmensos y el camino aún es largo. Sin embargo, quien cree en Dios percibe que su proyecto para la humanidad es la unidad y la solidaridad de todos hombres y mujeres, como hermanos y hermanas en una sola familia humana.
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Fuente: amerindiaenlared.org
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