Mensaje por
el nuevo año del Arzobispo Juan Carlos Urquhart de Barros
De la noche a la mañana no se pueden ejecutar
los cambios que por siglos necesita muestro mundo; pero debemos aceptar que el
pequeño aporte de cada persona será la diferencia.
Todos los días y a cualquier hora, es el
momento ideal para comenzar el cambio interior de vida. Como estamos
acostumbrados al rigor y a la imposición social, en todo caso este cierre de
año y comienzo de uno nuevo, puede ser una excusa ideal para ejecutarlo, ¡aprovechemos!
Cerrar un ciclo (un año) nos obliga a una
reflexión profunda y un balance; en el cual se destacan frutos positivos y
algunos negativos, los últimos, madurados y en el tiempo, también tendrán su
aporte positivo. Por lo tanto siempre vale la pena vivir y todo contribuye por
sabiduría divina a la formación integral de la persona.
Abrir un ciclo (comenzar un año) nos obliga a
soñar. Un cristiano debe ser un hombre o una mujer de sueños, porque la fe nos
invita a ello: soñar es el primer paso de la creatividad y el segundo es
preparar el terreno para aplicar el tercero: la acción. Qué hacer, cómo hacer y
hacerlo.
El Dramaturgo T.S.Eliot dijo: ¡Sólo
aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde se
puede llegar”
El poeta Antonio Machado complementó: “Caminante
no hay camino, se hace camino al andar”
Y desde estas ideas, les aconsejo
como reflexión, de fin y apertura de nuevo ciclo: la frase del Teólogo
Lactancio del siglo III: “Donde el miedo está presente, la sabiduría no puede
existir”. Así como las palabra de Jesús: “Levántense, no tengan miedo” (Mt. 17,
7 BL)
La Sagradas Escrituras nos
aconsejan a través de Josué (1:7-9 BL) “¡Sé valiente y ten ánimo! Trata de
observar en todos sus puntos la ley que te dio mi servidor Moisés. No te
apartes ni a la derecha ni a la izquierda, y tendrás éxito por donde vayas.
Releerás constantemente este libro de la Ley. Lo meditarás día y noche para que
actúes en todo según lo que allí está escrito: de ese modo llevarás a cabo tus
proyectos y tendrás éxito. Esta es mi orden: Sé valiente y ten ánimo; no
tiembles ni tengas miedo; Yavé tu Dios está contigo adonde quiera que tú
vayas”.
Sea para un cristiano o para cualquier persona
de buena voluntad que practique el lenguaje del amor, aprovechar este corte
numérico de los días para iniciar un ciclo de esperanza: “romper de una vez por
todas la identificación tan frecuente a lo largo de la historia, entre
cristianismo y conservadurismo, entre religión católica e integrismo, entre fe
cristiana y fanatismo, por ser contraria al núcleo del evangelio.”
Como Cristianos debemos tener en cuenta que los
cambios fuera de nosotros, en la Sociedad, en la casa compartida por todas y
todos, se realizan por la vía política y en democracia, y si queremos un cambio
auténtico para este 2016 que recién arranca, debemos apostar a la democracia y
hacer uso del instrumento para el cambio que somos cada uno de nosotros y
accionar. Los laicos desarrollando sus mejores potencialidades para el servicio
público y los pastores asesorando a todos y todas por igual, desde la ley del
amor.
No podemos avalar a una sociedad injusta y
desigual, en la que los pobres y las mayorías oprimidas ven mermados e incluso
negados sus derechos en favor de los privilegios de una minoría, como
Cristianos tenemos que estar a la cabeza por la lucha en proclamar y denunciar:
la incompatibilidad entre evangelio y acumulación; entre amor cristiano y
desigualdades sociales; entre caridad e insolidaridad.
Como personas de buena voluntad, que ésta fecha
festiva del año, no quede simplemente en un choque de copas y vasos, como todos
los comienzos de año, sino que realmente se concrete ese comienzo del cambio
tan necesario para la persona y para la construcción de ese mundo posible: que
todas y todos soñamos, en el cual la Paz sea nuestra Luz.
“Oh Dios, autor de la paz y
amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad:
Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros
enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún
adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.”
Que Dios Padre y Madre de todas y todos nos
bendiga ricamente.
¡Feliz año nuevo 2016!
Juan Carlos Urquhart de Barros
Arzobispo
Iglesia Episcopal Antigua de tradición Católica
y Apostólica.
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