"Nadie debería morir por proteger la naturaleza”, señaló el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Muerte de líder indígena enciende alarma entre los activistas ambientales en Latinoamérica.
Servindi, 21 de enero, 2017.- El director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Erik Solheim, condenó el asesinato del líder indígena mexicano Isidro Baldenegro, perseguido por su activa labor en defensa de los bosques.
“Isidro Baldenegro López fue un hombre apasionado y valiente que luchó para proteger los bosques ancestrales de su comunidad. Parece que él ha pagado el precio más alto por sus convicciones pacíficas", declaró Solheim.
Del mismo modo, Michel Forst, Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de derechos humanos, se sumó a esta condena, calificando el asesinato de Baldenegro como un hecho “indignante y absurdo".
"Estoy profundamente conmocionado por el asesinato a sangre fría de Isidro, quien tan sólo deseaba para su comunidad la preservación de los bosques tradicionales en la Sierra Tarahumara", sostuvo el experto.
Alarma entre activistas ambientales en Latinoamérica
En palabras de Forst, la muerte de Isidro Baldenegro “deja un doloroso vacío no solo en su comunidad, sino en el movimiento global de los derechos humanos”. Del mismo modo, esta situación ha generado profunda preocupación entre los activistas ambientales latinoamericanos.
Baldenegro, quien fue reconocido en el 2005 con el Premio Goldman por su tenaz defensa de los bosques en la sierra de Chihuahua, es el segundo defensor ambiental galardonado con este reconocimiento, pero también asesinado por su labor.
El otro caso es el de la activista ambientalista hondureña Berta Cáceres (premiada en el 2015), quien fue asesinada en marzo de 2016. Ambos muertes en menos de un año.
La muerte de ambos —y de cientos de activistas en la Latinoamérica— pone en evidencia los riesgos que corren y enfrentan los defensores ambientales en la región, especialmente cuando se enfrentan a intereses económicos provenientes de sectores como la minería, agricultura, energía, y en este caso, intereses forestales.
"Su asesinato (de Baldenegro) destaca trágicamente los peligros mortales que enfrentan los defensores ambientales en América Latina y el Caribe y en todo el planeta, y los vínculos entre el crimen organizado y la destrucción del medio ambiente. Nadie debería morir por proteger la naturaleza”, expresó el ejecutivo del PNUMA.
Un trágico destino se repite
El asesinato de Isidro Baldenegro sucedió el domingo 15 de enero, en el estado mexicano de Chihuahua. El lamentable suceso pudo evitarse pues él ya había recibido reiteradas amenazas que podían haber sido investigadas oportunamente.
Baldenegro, quien fue abatido por seis balazos, conocía bien los riesgos que corría por ejercer la defensa de sus bosques. A pesar de ello, no quebró su compromiso con la defensa medioambiental.
Su padre Julio Baldenegro ejerció este rol, y también asesinado en el año 1986, cuando Isidro tenía 20 años, hecho que marco en él un deber por la defensa consecuente y comprometida de los bosques.
Fuente: Servindi
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