jueves, 28 de mayo de 2015

Movimientos en alerta sobre el futuro de Haití después del retiro de las tropas de ocupación.


Paulo Emanuel Lopes

Adital

Jubileo Sur, el Comité Defender a Haití, representantes del MTST [Movimiento de Trabajadores Sin Techo], la Marcha Mundial de Mujeres, habitantes de comunidades carenciadas de Río de Janeiro, organizaciones sindicales, estudiantiles, católicas y representantes de otros movimientos sociales brasileros se reunieron los pasados 22 y 23 de mayo en el "Seminario nacional sobre Haití: construyendo solidaridad”. El evento buscó unir fuerzas y trazar estrategias para la lucha por el fin de la ocupación militar brasilera en ese país caribeño, que a través de su liderazgo en la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), ya dura 10 años.

Rosilene Wansetto, integrante de Jubileo Sur Américas, durante la apertura del Seminario. Crédito: Adital

La mística de apertura del primer día contó con frases en criollo, lengua nativa del pueblo haitiano, las que afirmaron, entre o tros sentimientos, que Brasil y Haití son naciones hermanas, compañeras en el continente, que no pueden agredirse. Durante el segundo día, la mística recordó a monseñor Oscar Romero, que en aquel mismo momento estaba siendo beatificado por el Vaticano en El Salvador, recordándose también a todos los mártires de América Latina.

El retiro de Brasil: ¿fin de la ocupación de Haití?

El seminario comenzó con la noticia de última hora sobre el posible retiro de las tropas brasileras de Haití hacia fines de 2016, anunciada por el ministro de Defensa brasilero, Jaques Wagner. Sin embargo, una pregunta no fue respondida: ¿qué ocurrirá con el país caribeño, considerado el más pobre de la región, después de la salida de las tropas?

El anuncio es considerado un gran avance por los movimientos participantes en el Seminario. Sin embargo, la información en sí no debe ser considerada como la resolución de los problemas haitianos. "¿Por qué esperar otro año y medio?”, preguntó a los presentes Barbara Corrales, integrante del Comité Defender a Haití. La respuesta sería proteger las inversiones de las multinacionales presentes en territorio haitiano (brasileras, inclusive), pero también la realización de las elecciones en febrero de 2016 de un modo "controlado”.

Otra crítica presentada fue en relación con las palabras del ministro Wagner, cuando éste afirma que el retiro de las tropas no se trataría de una posición política brasilera sino que atiende a una decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

No a la militarización, sí a la educación



Smith Dort, haitiano, afirmó durante su participación en el seminario que la reconstrucción de su país pasa por la educación. Crédito: Adital

Smith Dort vino de Manaus, Estado de Amazonas, como el primer haitiano en graduarse en Enseñanza Superior en la ciudad. Durante su charla en el Seminario, agradeció la acogida de Brasil y el esfuerzo de las organizaciones de la sociedad civil, que viene ayudando a sus coterráneos, muchas de ellos allí presentes. Sin embargo, Dort dejó claro que la salida de la Minustah de su país no es una victoria sino el comienzo de un nuevo desafío.

"Si retiran las tropas, ¿qué se hará en Haití? No tenemos violencia, pero después de 10 años de ocupación, muchas cosas cambiaron en mi país. Además, no debemos preocuparnos sólo por la cuestión militar sino también por la educación en Haití, pues sin ella los jóvenes continuarán sin conseguir buenos empleos”, observó el haitiano.

La Minustah y la represión en las favelas de Río de Janeiro



El haitiano Max Nohlo, habitante de Caxias do Sul, presenta su declaración a los participantes del Seminario. A la derecha de la foto Gisele Martins y Bira Carvalho, habitantes del complejo de favelas de la Maré, en Río de Janeiro. Crédito: Adital

Entre las denuncias presentadas en el Seminario se destaca el paralelismo que existe entre la Minustah y la actuación militar en las favelas de Río de Janeiro. La presencia brasilera en Haití estaría sirviendo de laboratorio para el entrenamiento de acciones de represión y control en comunidades carenciadas de Brasil, en especial en la ciudad sede de los juegos olímpicos de 2016, Río de Janeiro.

Gisele Martins, habitante de la favela Morro do Timbau, en el Complexo da Maré, una de las áreas ocupadas por la llamada policía pacificadora de Río de Janeiro, explicó que está "desde hace algunos meses fuera de su casa por miedo a la represión policial. Nosotros que trabajamos con la comunicación en la comunidad pasamos a denunciar las agresiones sufridas por los habitantes. Eso genera presión psicológica y miedo”, afirmó.

El fotógrafo Bira Carvalho, habitante de la favela Nova Holanda, también en el Complexo da Maré, comentó sobre la semejaza entre las imágenes de la Minustah en Haití y la represión en su ciudad natal. "Hasta las armas se parecen...”, afirmó.

Seminario de coyuntura política


Miguel Borba de Sá, durante la exposición sobre la coyuntura política haitiana. Crédito: Adital

"Buena parte de la historia latinoamericana es la historia del imperialismo estadounidense”, afirma el historiador Miguel Borba de Sá, integrante de la Red Jubileo Sur en Río de Janeiro y del Instituto Políticas Alternativas para el Cono Sur (PACS).

Brasil, desde que asumió la tarea de liderar la misión estabilizadora en Haití, tiene el sabor amargo del peso de ser parte de esa historia en nuestro continente. "Todo el mundo puede ser imperialista”, reflexionó Borba de Sá durante su participación en el Seminario.

La idea del entonces presidente brasilero Luiz Inácio Lula da Silva, en 2004, era garantizar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, aceptando el mandato (y todas las responsabilidades inherentes) de la estabilización en Haití. Más de 10 años después, esa promesa demostró ser un gran engaño.

"La solución para el problema de Haití pasa por Jean-Bertrand Aristide [presidente haitiano depuesto por un golpe militar estadounidense en 2004]. Aquí, yo no quiero entrar en sus méritos sino confirmar lo que dicen las investigaciones realizadas por institutos de Estados Unidos, de que el presidente depuesto tiene una gran popularidad en el país”, explicó Borba de Sá.



Fedo Bacourt con el libro "Ayiti pale", traducción en criollo del lbvro "Haití por sí”, una iniciativa de la Agencia de Información Frei Tito para América Latina. Crédito: Adital

"Cuando sucedió el terremoto, los haitianos se auto ayudaron, sacando a sus vecinos de los escombros, acogiendo en sus casas a quienes habían perdido todo, ofreciendo alimentación. Hay denuncias de que los militares se acuartelaron, no ayudaron a la población. La Minustah está en Haití por razones económicas, no ‘humanitarias’. Y debemos dar nombres: son empresas como Levis, Disney, Halliburton, que se aprovechan de los bajísimos salarios ofrecidos en Haití. Pero también el agronegocio, la minería y el turismo de alto lujo ganan con la inestabilidad política en el país”, señaló el miembro del Jubileo Sur.


Paulo Emanuel Lopes

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Fuente: Adital

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