Juan José Tamayo, teólogo
Según Juan José Tamayo-Acosta, Director del simposio “La Utopía, motor de la Historia” organizado por la Fundación Ramón Areces: “Aunque la utopía vive horas bajas, hay signos de su despertar en los movimientos sociales y en el pensamiento utópico”
Madrid, 27 de mayo de 2016-. “La utopía vive horas bajas. Es excluida de los todos los campos del saber: de las ciencias y de las letras, de la economía y de la ética, de la filosofía y de la teología, de la política y de la religión, e incluso del quehacer cotidiano. Y, sin embargo, hay signos de despertar de la utopía en los movimientos sociales, en los Foros Sociales Mundiales bajo el lema de “Otro Mundo Posible”, portadores de utopía, y en el pensamiento utópico cultivado por intelectuales críticos”, ha afirmado Juan José Tamayo-Acosta, Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, en el marco del Simposio “La Utopía, motor de la Historia”, organizado por la Fundación Ramón Areces con motivo del V Centenario de la publicación de Utopía de Tomás Moro, celebrado el 27 de mayo y dirigido por él.
Según el profesor Tamayo-Acosta, para quien la propia palabra “utopía” está desacreditada y tiende a confundirse con ilusión, quimera, ingenuidad, fantasmagorería, falta de sentido de la realidad, estar en las nubes, plan bueno pero irrealizable, “se hace necesario convertir la utopía en motor de la historia, ya que sin utopías triunfaría la injusticia por doquier y se impondría la barbarie”.
Los expertos reunidos en el Simposio “La Utopía, motor de la Historia” analizan la importancia de la utopía en la historia de la Humanidad dado que la obra de Tomás Moro es una de las más influyentes en la teoría y la práctica política y en el pensamiento utópico. Con ella se inicia, en la modernidad, el género literario utópico, continuado en el siglo siguiente por dos nuevas utopías: La ciudad del Sol, de Tomasso Campanella (1623) y La Nueva Atlántida, de Francis Bacon (1627) y en siglos posteriores con una abundante literatura.
En la primera Sesión del Simposio María José Guerra Palmero , Profesora Titular de Filosofía Moral de la Universidad de La Laguna analiza La “Utopía”, de Platón; Elisa Varela Rodríguez, Profesora Titular de Historia Medieval de Universidad de Girona diserta sobre Utopías medievales; Jorge García López Profesor Titular de Filosofía de la Universidad de Girona explica La Utopía de Tomás Moro y Gonzalo Pontón Gijón, Profesor Titular de Literatura Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona se detiene en La utopía en el Quijote.
En la segunda sesión, Federico Mayor Zaragoza, Presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces, habla de La utopía de la Paz; Alicia H. Puleo, Profesora Titular de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valladolid, ahonda en La utopía ecofeminista y, por último, Juan José Tamayo-Acosta diserta sobre las Utopías para tiempos en crisis.
El Quijote elabora literariamente el espíritu utópico.
Para Gonzalo Pontón Gijón, Profesor Titular de Literatura Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona, aunque el Quijote es una obra de entretenimiento “elabora literariamente el espíritu utópico en varios niveles y direcciones. En primer lugar, es utópico el fondo de la locura del protagonista, porque contiene un propósito reformador: don Quijote decide consagrar su vida a transformar el mundo, restituyendo el orden y la justicia a partir de los ideales de la caballería andante. Por otro lado, la novela, en su Segunda parte, presenta un amplio episodio consagrado a la acción de gobierno: Cervantes nos muestra cómo un hombre simple pero dotado de ingenio natural puede convertirse, contra todo pronóstico, en un buen gobernante”
Pontón Gijón considera que el libro de Cervantes contiene un poderoso aliento utópico en la presentación de un mundo en el que la actividad más importante consiste en conversar, preguntar, a menudo discrepar, porque la realidad no obedece a una sola perspectiva y es necesario observar las conductas, sin prejuzgarlas, para alcanzar a comprenderlas. Una utopía de la tolerancia.
La utopía ecofeminista.
Por su parte, Alicia H. Puleo, Profesora Titular de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valladolid, considera que el actual interés creciente por el ecofeminismo ha de ser entendido a partir de esta necesidad y de una nueva sensibilidad y conciencia referente al protagonismo de las mujeres y a la importancia de su experiencia histórica y su mirada sobre la sociedad humana y la Naturaleza. Según la profesora Puleo “de la convergencia de los análisis feministas y ecologistas ha surgido esta nueva corriente del feminismo que puede ser considerada el proyecto más completo de superación de las dominaciones sufridas por humanos y no humanos ya que se autodefine, en todas sus formas, como crítica al sexismo, clasismo, racismo, especismo, discriminación por opción sexual y otras discriminaciones surgidas del prejuicio y la voluntad de dominio”.
Educación, columna vertebral de la justicia.
Sostiene María José Guerra Palmero, Profesora Titular de Filosofía Moral de la Universidad de La Laguna, que en la filosofía occidental casi todo remite a la monumental obra de Platón. “No puede ser de otra manera para la utopía”, dice. El Estado deseado en el que se realizará la justicia se explora y se diseña en La República, el diálogo en el que el filósofo establece su “sistema”. Pero la ciudad justa no es posible sin la columna vertebral de la educación, de la Paidea. “Sin la “elevación” moral y cognitiva de los filósofos tras un arduo camino de aprendizajes, de persecución de la verdad, al que son impulsados por el amor a la sabiduría, no es posible pensar si quiera la posibilidad de la justicia”, asegura la profesora Guerra Palmero.
La Edad Media, tiempo de utopías.
Elisa Varela Rodríguez, Profesora Titular de Historia Medieval de la Universidad de Girona, destaca que el Medievo es una época de utopías, de una gran diversidad de utopías sociales, culturales, políticas, espirituales, simbólicas etc., nacidas todas de un deseo real de cambiar la vida y el espíritu de nuestras y nuestros antepasados medievales. Pero a la historiadora le interesa, de manera singular, la utopía de la paz, un proyecto que atraviesa el largo período histórico que conocemos como Edad Media. Y en su recorrido por ese proyecto se fija la historiadora en Hildegarda de Bingen (1098-1179), Juana de Arco (1412-1431) y más detenidamente en santa Catalina de Siena (1347-1380), verdadera embajadora de la paz. “Todas ellas- asegura- tienen en común un gran deseo, el deseo de paz, el deseo que nace de su amor a las gentes que compartían el mundo con ellas. Por ello aconsejan -y/o escriben textos de diversa naturaleza- a emperadores, reyes, papas, autoridades ciudadanas para favorecer la paz, para hacerles comprender que es el mejor estado para que las criaturas humanas desarrollen por completo sus proyectos de vida”.
La “Utopía” de Tomás Moro.
Para Jorge García López, Profesor Titular de Filosofía de la Universidad de Girona,
la obra de Tomás Moro representa buena parte del pensamiento de algunos de los sectores mayoritarios del Humanismo de principios del siglo XVI. Moro crea en Utopía un modelo ideal a partir de la literatura clásica que le permitiera una visión crítica de la sociedad de su tiempo y el enunciado de una serie de medidas políticas y de organización social tendentes a una mejora de las condiciones sociales. “La obra- señala García López- proyecta el pensamiento político y social del humanismo del primer quinientos de igual forma que obras de la época como la Institutio principis christiani (Educación del príncipe cristiano, 1516), de Erasmo o Il principe (1513, pero publicado en 1532). de Machiavelli, obras que explotan desde ángulos complementarios el uso de la literatura clásica para repensar las sociedades donde se encontraban inmersos”.
La utopía de la paz.
Federico Mayor Zaragoza propuso la utopía de la paz en un mundo en conflicto. Debemos –dijo- rechazar la paz de la seguridad y optar por la seguridad de la paz y de la justicia; pasar de la cultural multisecular de la violencia, la imposición y la guerra por la cultura del diálogo, la conciliación y la paz; de una economía de guerra que invierte más de 2800 millones de dólares al día en armamento al tiempo que mueren de hambre 60000 personas a una economía de solidaridad y desarrollo sostenible a escala mundial. Pasar de la sin-razón y la i-lógica de la fuerza a la fuerza y la lógica fuerza de la razón. Para ello es necesario poner en práctica el lema de la UNESCO: “construir la paz en la mente de los seres humanos” a través de la educación, la cincia, la cultura y la comunicación.
Utopías para tiempos de crisis.
En la última conferencia, el profesor y director del Simposio Tamayo-Acosta afirmó que es precisamente en tiempos de crisis cuando los sectores excluidos de la sociedad toman conciencia de la negatividad de la historia, expresan su insatisfacción con la realidad, muestran su descontento e indignación, protestan y se movilizan. Es cuando formulan utopías movilizadoras y las llevan a la práctica. Es en los márgenes de la sociedad donde se han fraguado siempre –y siguen fraguándose- las alternativas, las grandes transformaciones. Es cuando resulta más necesario que nunca sacar a la luz los tesoros ocultos que anidan en lo profundo de la realidad y activar las potencialidades y latencias ínsitas en los seres humanos.
Tamayo-Acosta terminó su conferencia invitando a viajar por las grandes utopías de la historia de la humanidad, analizadas en el Simposio, a escribir nuevas utopías, pero también distopías, a cultivar la utopía en el ancho mundo, a vivir y convivir utópicamente, a pensar la realidad y actuar en ella más allá de los límites de lo posible, como sugiere Walt Whitman: “Antes del alba, subí a las colinas, miré los cielos apretados de luminarias y le dije a mi espíritu: cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen, ¿estaremos tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas alturas para seguir adelante”.
Fuente: Redes Cristianas
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