Esta constatación la encontramos en muchas personas e instituciones poderosas, sobre todo en las políticas y económicas, pero también en las culturales, humanitarias y hasta religiosas. El poder, sin valores humanos, tiende a corromper las relaciones y actividades intrapersonales y sociales.
A finales de 2018, siguieron saltando a la luz, numerosos escándalos de abusos sexuales, esta vez, en la Unión Africana.
El abuso sexual es un problema serio para las mujeres que trabajan en la Comisión de la UA, según la investigación realizada. La mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes que buscan trabajo dentro de la organización.
El equipo de investigación encontró 44 casos de abusos sexuales como condición para conseguir trabajo. A veces no existía más que una promesa de trabajo.
Las personas entrevistadas contaban que no existía ninguna política para poder denunciar tales abusos. El equipo investigador encontró evidencia de otros abusos, como: corrupción, propinas, bullying, discriminación o intimidación.
Semejantes condiciones las encontramos también entre estudiantes universitarias que desean conseguir su título de estudios, y entre mujeres que buscan empleo o trabajan en otras instituciones.
Según el periódico sudafricano “Mail &Guardian”, la investigación fue el resultado de una denuncia que habían presentado 37 mujeres del equipo de la UA, quejándose de los abusos sufridos.
La comisión de la UA, con sede en la capital etíope Addis Ababa, ha prometido establecer una política comprensiva para proteger a las víctimas, con duras penas para los culpables, así como un seguimiento de cada uno de los casos de abusos.
El remedio legal, con juicios y penas, aunque es necesario y una exigencia de la justicia, no llega a sanar las raíces del mal, como es: la falta seria de respeto hacia la dignidad humana y derechos de la otra persona.
Muchos gobernantes e instituciones se quedan en los medios legales y punitivos, sin intentar sanar y regenerar las raíces del mal, a través de una educación integral y de una gestión de recursos, donde se cultivan los valores humanos y sociales.
¡Cómo nos cuesta aprender de la experiencia y de la historia!
Buscamos superar los males personales y sociales, como la violencia de género, la violencia de grupos armados, el desempleo, el hambre, etc. pero para conseguirlo, utilizamos los medios inadecuados o insuficientes, como son los medios: legales, judiciales y económicos.
Los medios legales, jurídicos y tecnológicos son totalmente necesarios, tanto a nivel local, nacional como europeo y global. Pero, como lo constatamos cada día, estas organizaciones y medidas son claramente insuficientes para superar los males sociales.
Apenas aciertan nuestros líderes actuales a mirar más lejos, como lo harían algunos líderes carismáticos y sabios, de la talla de Nelson Mandela, Ghandi o Nyerere.
En nuestras sociedades, nos faltan líderes y ejemplos de gestores íntegros, que no solamente hablen de valores humanos, sino que los vivan y los promuevan activamente a través de todos los medios de información, educación y desarrollo.
Los auténticos pioneros de semejante transformación social, especialmente en África, solo pueden ser: la sociedad civil, particularmente las mujeres y los jóvenes, porque son las personas que más sufren tales abusos e injusticias.
Fuente: africafundacion.org
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