100.000 personas se enfrentan a la hambruna en el Estado de Unity. Por segunda vez, tras la crisis de 2011 en el Cuerno de África, se ha declarado oficialmente el estado de hambruna en un país. Un total de 4,9 millones de personas, el 42% de la población del país, necesitan urgentemente asistencia alimentaria.
La ONG Acción contra el Hambre hace un llamamiento urgente para que los líderes políticos pongan fin al conflicto en Sudán del Sur en respuesta a la declaración oficial de hambruna en el Estado de Unity, donde alrededor de 100.000 personas enfrentan niveles catastróficos de hambre e inminente riesgo de muerte. Según la alerta que emitieron el 20 de febrero el gobierno de Sudán del Sur, la Clasificación sobre la Fase de Seguridad Alimentaria Integrada (IPC, según sus siglas en inglés) y el Comité Mundial de Emergencias del IPC, del que forma parte Acción contra el Hambre, la gravedad de la actual crisis no tiene precedentes. Un total de 4,9 millones de personas, el 42% de la población del país, necesitan urgentemente asistencia alimentaria y, según ha declarado Naciones Unidas, se estima que un millón de personas en otras partes del sur del país están al borde de la hambruna, de acuerdo a la clasificación IPC.
“La declaración de hambruna en los condados de Leer y Mayendit, en el estado de Unity no es una sorpresa”, señala Olivier Longué, Director General de Acción contra el Hambre. “Como sabemos por décadas de experiencia, las hambrunas son causadas por el hombre. Las señales de alerta estaban ahí. Y sin embargo, ante este crítico escenario, la respuesta humanitaria internacional es vergonzosamente insuficiente. El personal humanitario sufre frecuentes amenazas a su seguridad y el compromiso político para poner fin a la crisis sigue siendo insuficiente”.
En diciembre de 2013 estalló la guerra civil en Sudán del Sur. A pesar de que se negoció un acuerdo de paz en 2015, la violencia volvió a estallar en abril del mismo año. Gran parte de la población del Estado de Unity fue desplazada y los actores humanitarios no pudieron acceder a las zonas más afectadas. Desde entonces, la agitación política y el conflicto continuo, combinado con la inseguridad generalizada, la inflación, el déficit alimentario y una economía inestable, han contribuido a una emergencia humanitaria en espiral.
Mediante equipos de vigilancia y evaluación se han llevado a cabo varias evaluaciones técnicas en el Estado de Unity y en otras regiones del país, cuantificando la prevalencia de la desnutrición aguda que supera con creces los umbrales de emergencia. “El análisis del IPC y los datos nos señalan claramente dónde se necesita la asistencia humanitaria a gran escala de manera más intensa: en las áreas directamente afectadas por el conflicto”, afirma la Directora de Programas de Acción contra el Hambre, Rebeckah Piotrowski. “Tenemos las herramientas para anticipar y tomar medidas antes de que sea demasiado tarde. Es inaceptable que la comunidad internacional espere a que las crisis se deterioren dramáticamente antes de movilizar una respuesta adecuada”.
Según la alerta del IPC, la asistencia humanitaria a lo largo de 2016 “no sólo mantuvo sino que mejoró la seguridad alimentaria” en muchas zonas. Sin embargo, el bloqueo del acceso que impide que las organizaciones humanitarias lleguen a las poblaciones “sigue siendo un importante reto en el suministro de ayuda” y la recolección de datos sobre las necesidades en las áreas más afectadas. En lugares como el norte de Bahr el Ghazal, donde hemos podido llegar hasta las comunidades y mantener una presencia significativa, nuestros programas han mejorado los niveles de seguridad alimentaria y han reducido la prevalencia de la desnutrición. “En las emergencias, cada vez más complejas y prolongadas, debemos hacer algo más que mantener a la gente viva”, indica Longué. “Por supuesto, actualmente nuestras prioridades más inmediatas en Sudán del Sur están dirigidas a salvar vidas y aliviar el sufrimiento. Pero también debemos pensar en la respuesta posterior y salir de la respuesta de emergencia tradicional. Tenemos que planificar las soluciones que ayudan a trazar un itinerario en el que las comunidades puedan reconstruir y ser más resilientes a las crisis”.
Hoy, Sudán del Sur ha llegado a un punto sin salida. Los actores humanitarios están sobrecargados ante las abrumadoras necesidades, la falta de fondos y un entorno volátil. Es evidente que los actores humanitarios son incapaces de resolver la crisis en sí, pero se les deja trabajar para satisfacer las necesidades de las poblaciones afectadas sin acceso a ellas, sin financiación y sin suministros.
Desde Acción contra el Hambre apremian a la comunidad internacional y a todas las partes en el conflicto para que:
.pongan fin al conflicto
.se movilice una financiación flexible y a largo plazo que permita a los agentes humanitarios la estructuración de una programación para satisfacer las necesidades cuando existan ventanas de acceso
.se financie totalmente la respuesta de emergencia y se mantenga activa esta fuente
.se permita el acceso incondicional y sin obstáculos a las zonas actualmente inaccesibles en el Estado de Unity
Sin una solución política y un acceso seguro e incondicional a las poblaciones necesitadas, el sufrimiento aumentará y más niños morirán. Sudán del Sur está ahora entrando en la "temporada de escasez", cuando las reservas de alimentos se agotarán aún más drásticamente antes de la próxima cosecha. A menos que se movilice inmediatamente una respuesta humanitaria a gran escala, el IPC prevé que la situación en el Estado de Unity, así como en el estado de Bahr el Ghazal del norte, se deteriorará aún más durante los próximos seis meses. El mundo comparte la responsabilidad colectiva de actuar hoy para evitar que el país se hunda aún más en la tragedia. "El momento para actuar es ahora: no podemos fallar al pueblo de Sudán del Sur".
Fuente: 21Rs.es
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