Otra Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24), esta vez en la ciudad carbonera de Katowice de Polonia, que sigue estando en manos del capital y supeditada al beneficio. El clan del petróleo, Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí y Kuwait, sellaban una alianza para tumbar el apoyo al informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y reducir la ambición global en la lucha contra el calentamiento del planeta, proponiendo que simplemente fuese “tenido en cuenta”. Un informe de Oxfam Internacional ya indicaba en 2015 que el 10% de la población con más recursos es la responsable de la mitad de las emisiones globales, mientras que la mitad más pobre del mundo en términos de población —3.500 millones de personas— solo produce el 10% de las emisiones.
El Cambio climático, es un asunto de élites que perjudica a los sectores empobrecidos de la sociedad. Los países ricos emiten el 71,5% de los gases de efecto invernadero, aunque solo vive en ellos el 17,3% de la población mundial.
Javier Andaluz Prieto, responsable de Clima de Ecologistas en Acción, ha afirmado que “el informe del IPCC es claro cuando indica que apenas quedan doce años para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y señala a la región mediterránea, incluida España, como uno de los países más vulnerables”.
Solo hace falta revisar qué actividades son las causantes de emitir más gases de efecto invernadero para entender que combatir el cambio climático es una cuestión central y global si queremos justicia social para evitar la combustión de carbón, petróleo y gas, de la industria y los transportes, la tala de selvas tropicales -una actividad muy lucrativa de grandes multinacionales-, el desarrollo de la ganadería extensiva, -solo al alcance de grandes empresas-…
Emitimos 32.500 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año, fundamentalmente porque quemamos 11.500 millones de toneladas de petróleo equivalente de combustibles fósiles al año, en un mundo en el que se acaba de batir el récord con más de 200.000 vuelos comerciales en un solo día y 19.000 de ellos simultáneamente en el aire. Esta es la causa principal.
Todavía en el año 2016, el 85% de la energía usada en España provenía de combustibles fósiles o energía nuclear. De hecho España, junto con otros cinco países de la Unión Europea, acumulan alrededor del 70% de todos los gases de efecto invernadero del continente.
El sector energético, debido a su uso de energías sucias —petróleo, carbón y gas—, es uno de los mayores contribuidores al calentamiento global. Unas 90 empresas son responsables de casi las dos terceras partes de las emisiones mundiales. En España, las grandes eléctricas —Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa— siguen apostando por una energía contaminante en la que no tienen cabida las renovables.
El colectivo Contra el Diluvio, mantiene que “con la desigualdad actual, si conseguimos que el 10% más rico del mundo emita al nivel del europeo medio reduciríamos rápidamente las emisiones de CO2 en un tercio”.
El informe “Equidad y aumento de ambición” de organizaciones internacionales de la sociedad civil señalaba, hace diez meses, que ante el compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares para el Fondo Verde para el Clima sólo se habían ingresado 10.200 millones, y destacaba que la adaptación de los ecosistemas, naturales y humanos “supondrá un coste de entre 140.000 y 300.000 millones de dólares anuales en 2030, y que se multiplicará por cinco en 2050
La revolución energética en manos de la ciudadanía es el camino: con las energías renovables se conseguirán paliar los efectos del cambio climático y lograr una eficiencia energética que generará puestos de trabajo y reducirá los costes de electricidad.
El Cambio climático crea más pobreza y hunde más a los que ya viven en ella. Según la ONU, “en la actualidad, aproximadamente el 70% de los desastres naturales están relacionados con el clima, el doble que hace 20 años”, las catástrofes relacionadas con el cambio climático se han incrementado en un 350%.
En las dos últimas décadas más de dos millones de personas han muerto a causa de catástrofes naturales, inundaciones, hambrunas, sequías, huracanes, terremo-tos. Cada año de la última década, una media de 258 millones de personas han sido víctimas de algún tipo de desastre. Según el Banco Mundial, las pérdidas por los desastres naturales alcanzan los 3,8 billones de dólares desde 1980.
Cualquier lucha que no incorpore una dimensión climática es una lucha en vano.
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EN POCAS PALABRAS
UNA TIERRA QUE AGONIZA
15M RONDA Enero 2019 Nº 20
Fuente: redescestianas.net
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