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lunes, 6 de abril de 2020

Venezuela enfrenta dos virus.


El dirigente opositor venezolano, refugiado desde abril de 2019 en la Embajada de España en Caracas, plantea en esta tribuna, la primera que escribe desde entonces, una propuesta a todos los sectores políticos para salir de la grave crisis por la que atraviesa el país

LEOPOLDO LÓPEZ MENDOZA

El esfuerzo por afrontar la crisis del Covid-19 en Venezuela es inseparable de la lucha en contra de la dictadura. No son, como intenta promover el régimen, ámbitos que puedan resolverse separadamente. Ni se podría, tampoco, entregar recursos financieros o de otra índole, a un dictador que roba todo cuanto encuentra a su paso: un poder que ha demostrado su naturaleza delincuente.

No es posible enfrentar la pandemia sin enfrentar al dictador. Y ello, en lo esencial, porque la responsabilidad absoluta de la debacle venezolana es de Nicolás Maduro. A esta hora, cuando los contagios avanzan en todo el país, la dictadura y la pandemia constituyen para los demócratas un único y simultáneo objetivo.

Tanto los sistemas de salud como los servicios públicos y la industria petrolera han sido destruidos y saqueados por el régimen. El país, que por su población debería contar con, al menos, 100.000 camas hospitalarias, no alcanza las 15.000. Es decir, la capacidad está hoy muy por debajo del 20% mínimo necesario. Más alarmante aun, es el dato de la disponibilidad de UCI con respiradores mecánicos: solo 84 en el sector publico y 120 en el privado. Apenas 200 unidades para responder a una enfermedad que ataca el funcionamiento de los pulmones y que si llegara a afectar a la mitad de la población como se estima en la mayoría de los países, se requerirán al menos 150.000 atenciones en cuidados intensivos.

La narco-dictadura ha convertido la pandemia en su escudo humano

Las denuncias y testimonios de médicos, paramédicos, sindicatos y usuarios de los hospitales son unánimes: el sistema hospitalario venezolano está en ruinas. Muchos no tienen agua -léase bien: hospitales sin agua-, el más elemental e imprescindible recurso para la acción sanitaria y el insumo básico para la recomendación elemental: lavarse las manos. En la mayoría son recurrentes los fallos del servicio eléctrico -léase bien: hospitales sin energía eléctrica-. Todos, absolutamente todos, carecen de los insumos mínimos básicos para atender a los pacientes y para proteger a los profesionales de salud. No hay batas, gorros, guantes, mascarillas, provisiones de alcohol, jabón y demás artículos para evitar la multiplicación acelerada de los contagios. No hay medicamentos -léase bien: hospitales sin medicamentos-. No hay desinfectantes. El único recurso con el que cuentan, es la voluntad de los trabajadores de la salud, que ahora mismo se preguntan cómo harán para salvar las vidas de los enfermos, cuando la mayoría tiene dificultad para llegar a su centro de salud por la falta de combustible que ha paralizado al país durante los últimos días. Han sido las políticas encabezadas por Maduro las que han creado esta hecatombe.

La preocupación que me impulsa a escribir este artículo no se origina solo en la catástrofe del sistema público de salud. En el centro de nuestra angustia está el crecimiento de la precariedad, el cada más acusado deterioro de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los venezolanos. Tenemos los demócratas de Venezuela y del mundo, que pulsar el botón de alarma, cuando leemos que menos del 7% de la población dispone de agua potable constante, y que casi el 18% no la recibe nunca. Hay que pulsar el botón de alarma cuando leemos que menos del 10% recibe un servicio eléctrico constante. Hay que levantar la voz en todos los escenarios, para decir que solo el 6% de la población tiene acceso garantizado a los alimentos necesarios para vivir. Hay que hacer lo indecible para llamar la atención del mundo, para advertir que, ahora mismo, menos del 1% tiene acceso al combustible. Lo repito: la responsabilidad exclusiva de la casi inexistencia de servicios públicos y de combustibles es del dictador.
Debemos actuar sin demoras para evitar que la enfermedad arrase el país

Debo agregar que, en nuestro país, el 87% de las familias no tienen el dinero que le permitan quedarse en su casa sin salir a la calle en búsqueda de sustento. Ni un día. No tienen alimentos en sus alacenas, ni desinfectantes, ni jabón, ni agua -insisto en ello-. Al menos dos tercios, tienen una edad biológica que no se corresponde con el tiempo real de vida: sus cuerpos han envejecido, producto del hambre, las enfermedades y las condiciones en las que viven. Un cuerpo desnutrido es campo fértil para el virus.

La primera ola del Covid-19, que tuvo su epicentro en la región asiática, enseñó el papel precioso que la información cumple como una barrera a la enfermedad. La segunda ola, en pleno desarrollo en Europa, ha puesto a prueba las capacidades de respuesta de Gobiernos y sistemas sanitarios. En ello consisten sus principales lecciones. La tercera ola, de la que Venezuela es parte, tiene sus principales focos en América Latina y África, donde la diseminación del virus podría sobrepasar las peores previsiones. Una tercera ola que apenas comienza y que la OMS ha recomendado a los países en desarrollo a “prepararse para lo peor”.

¿Qué acciones ha tomado la dictadura de Nicolás Maduro para responder a la acción del Covid-19? En primer lugar, hacer chistes y minimizar el peligro y crear una falsa expectativa de control. A continuación, mentir: afirmar, con arrogancia, que el Gobierno dispone de todos los recursos necesarios. Luego, aprovechar la coyuntura, para pedirle a su denostado Fondo Monetario Internacional, 5.000 millones de dólares. De seguidas, militarizar el país y convertir la venta de combustible en una -otra- gigantesca red de corrupción y controles políticos, y lo mas grave, ha arreciado la represión metiendo presos a médicos y periodistas que se han atrevido a alzar la voz, así como a muchos miembros del equipo cercano del presidente Guaidó, cuya persecución ha cobrado mayor intensidad durante la pandemia. Nadie puede llamarse a engaño: la narco-dictadura ha convertido el coronavirus en su escudo humano, en su herramienta, en la excusa que necesitaba para prolongar la usurpación, aumentando el control social y la represión.
Un Gobierno de emergencia podrá habilitar los recursos necesarios

Maduro se ha fundido con el virus. Son una misma entidad, a la que no es posible conceder una tregua. Hay que combatirla en todos los terrenos, sin descanso. Tenemos la responsabilidad de actuar sin demoras para evitar que la pandemia arrase a Venezuela. El Gobierno Interino, bajo el liderazgo del presidente Juan Guaidó ha planteado una ruta para la solución:

1. Conformar un Gobierno de Emergencia Nacional con representación de todos los sectores del país. Para que sea ajustado a nuestra Constitución y pueda reinsertarse plenamente en la comunidad internacional, no puede ser conducido por imputados con cargos de narcotráfico o terrorismo, ni por violadores de derechos humanos.

2. Delegar en el Consejo de Estado las competencias ejecutivas para atender la emergencia, hasta la celebración de elecciones presidenciales libres.

3. Una vez constituido el Gobierno de Emergencia, se levantarán progresivamente las sanciones.

4. Fortalecer la presencia y capacidad de acción de agencias internacionales humanitarias y de derechos humanos en territorio venezolano.

5. Aprobar una Ley de Garantías que genere los mecanismos para garantizar la estabilidad nacional y la atención y reparación de las víctimas.

6. Ejecutar un plan de emergencia nacional con apoyo humanitario y financiero internacional que permita dotar a los hospitales de insumos médicos, ayuda humanitaria alimentaria, subsidios directos para la población más vulnerable, importación de gasolina y gas para abastecer al país, facilitar el acceso al agua, entre otras prioridades.

7. Realizar elecciones libres en un plazo no mayor de 6 a 12 meses, imprescindibles para resolver la crisis política y retomar el hilo constitucional y democrático de Venezuela.

Esta propuesta es incluyente, goza con amplio apoyo de la comunidad internacional y está dirigida a todos los sectores, tanto a los sectores democráticos y a quienes hacen vida dentro del Estado venezolano, en particular en el ámbito militar, e incluso a aquellos quienes siendo del círculo cercano del dictador y dándose cuenta que este está perdido, decidan evitarle más traumas a nuestro pueblo a cambio de algunos beneficios que la justicia internacional ha manifestado estar de acuerdo en dar.

La propuesta ha recibido el pronto apoyo de Estados Unidos y de países de Europa y América Latina, que ya suman un total de 47 países. Ese Gobierno de emergencia podrá habilitar, muy rápidamente, los recursos financieros necesarios y la ayuda de las agencias internacionales para la enorme tarea que sería necesario abordar.

Pero, debo insistir en esto, es una sola lucha: contra esa entidad única y asesina que conforman la dictadura y la pandemia.

Leopoldo López, político venezolano, encarcelado en 2014, desde abril de 2019 está resguardado en la Embajada de España en Caracas. Es coordinador del Centro de Gobierno de Juan Guaidó.




sábado, 2 de marzo de 2019

ONU considera que medidas judiciales contra Guaidó son inaceptables.


Por EL NACIONAL
01 DE MARZO DE 2019 

Especial de la ONU para la Independencia de Magistrados y Abogados, Diego García-Sayán, manifestó su preocupación por las presiones que, asegura, ha ejercido el sistema judicial venezolano contra Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela.

“Estoy preocupado por las presiones efectuadas a través del sistema judicial contra la oposición política, liderada por Juan Gerardo Guaidó Márquez, presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino del país por decisión de la misma”, dijo.

Además, dijo que las medidas adoptadas contra el político son inaceptables y rechazó las investigaciones penales que se realizan en su contra.

“Las medidas adoptadas y presiones ejercidas contra Juan Guaidó son inaceptables. Quiero nuevamente mostrar mi rechazo ante la puesta en marcha de investigaciones penales contra Guaidó ya que podrían tener una finalidad política”, señaló.

Ante tal situación, instó a las instituciones estatales del país para que adopten las medidas necesarias que permitan garantizar la independencia judicial en Venezuela.


Lea el comunicado:


Venezuela: Relator Especial urge al Estado a detener el uso partidista de la justicia

GINEBRA (1 de marzo de 2019) – El Relator Especial de la ONU para la Independencia de Magistrados y Abogados, Diego García-Sayán, urge a Venezuela a adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la independencia judicial en el país, seriamente afectada en la actualidad.

El Relator Especial hizo un llamado a todas las instituciones estatales en Venezuela a “respetar, promover y garantizar la independencia e imparcialidad de la judicatura, así como a que jueces y fiscales del país mantengan su independencia ante presiones indebidas y respeten la Constitución y los tratados de derechos humanos”.

“Estoy preocupado por las presiones efectuadas a través del sistema judicial contra la oposición política, liderada por Juan Gerardo Guaidó Márquez, presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino del país por decisión de la misma”.

“Las medidas adoptadas y presiones ejercidas contra Juan Guaidó son inaceptables. Quiero nuevamente mostrar mi rechazo ante la puesta en marcha de investigaciones penales contra Guaidó ya que podrían tener una finalidad política.”

En este sentido, el experto afirmó que las declaraciones efectuadas por el Sr. Tarek William Saab, el pasado 29 de enero respecto a la iniciación de una investigación formal contra el Sr. Guaidó podrían estar afectando el derecho a su presunción de inocencia, al dar a entender que éste habría cometido actos ilícitos sin que estuviese en marcha una investigación al respecto.

“Una administración de justicia equitativa, independiente e imparcial requiere que los fiscales desarrollen sus funciones de manera ecuánime y evitando todo tipo de discriminación política,” añadió el Relator.

Asimismo, el Relator Especial quiso recordar a Venezuela que de acuerdo al derecho internacional “el Estado no dispone de un margen de absoluta discrecionalidad y debe, por lo tanto, organizar su aparato estatal de tal modo, que éste sea compatible con sus obligaciones internacionales de garantizar la plena vigencia del Estado de Derecho, la independencia e imparcialidad del Poder Judicial y los estándares internacionales en materia de derechos humanos”.

“De conformidad con los tratados de derechos humanos de los que es parte, Venezuela tiene la obligación de adoptar todas las medidas legislativas, administrativas, judiciales y de otra índole que sean necesarias para el establecimiento de un poder judicial independiente e imparcial y la adecuada administración de la justicia,” afirmó el García-Sayán.

El relator ha trasladado sus inquietudes al Gobierno de Venezuela.

FIN

El Sr. Diego García-Sayán (Perú) ha sido el Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados desde diciembre de 2016. Los Relatores Especiales forman parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes en el sistema de la ONU para los Derechos Humanos, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y monitoreo establecidos por el Consejo para hacer frente a situaciones concretas en países o a cuestiones temáticas en todo el mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de manera voluntaria; no son personal de la ONU y no perciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y actúan a título individual.

Derechos Humanos de la ONU, Página de País – Venezuela

Para más información y solicitudes de prensa, favor ponerse en contacto con
Sr. Gotzon Onandia / (+41 22 917 9966 / gonandia@ohchr.org)

Para consultas de medios relacionadas con otros expertos independientes de la ONU póngase en contacto con: Sr. Jeremy Laurence (+41 22 917 9383 / jlaurence@ohchr.org)




domingo, 17 de febrero de 2019

El peligro de una guerra total en Suramérica.

Foto: globedia.com

Constantemente la administración de Trump afirma que se prepara para una posibilidad de invadir Venezuela, y ahora Juan Guaidó, quien ha sido reconocido por EEUU como el presidente interino de dicho país, ya sostiene abiertamente que él podría aceptar o pedir el ingreso a Venezuela de tropas de dicha megapotencia o de otras repúblicas, como Brasil o Colombia.

En caso de darse ello, Sudamérica podría por primera vez en su historia conocer una guerra con las siguientes 3 características: 1) uso de misiles y bombarderos supersónicos en ambos bandos; 2) intervención directa norteamericana (y tal vez de potencias rivales como Rusia, China o Irán); 3) participación de la mayor parte de las repúblicas de dicho continente en el conflicto.

Un continente que no ha conocido ninguna guerra mundial

Esta nota no busca tomar posición en favor o en contra de Maduro, sino conjeturar sobre el riesgo que puede pasar con Latinoamérica, la única región de la humanidad donde nunca se han almacenado armas nucleares ni se libró ninguna batalla en sus tierras durante la II guerra mundial.

Suramérica ha vivido algunas guerras internas, pero no ha tenido mayores conflictos bélicos entre naciones en los últimos 130 años. Ciertamente que se han dado choques armados en puntos lejanos a grandes urbes por problemas fronterizos entre Perú-Ecuador, Colombia-Venezuela y Venezuela-Guyana, pero la última guerra que duró años y produjo decenas de miles de muertos fue la del Chaco 1932-35 (entre Bolivia y Paraguay), en la cual ninguna batalla se libró en cualquier ciudad muy poblada de ambas naciones, las únicas sin mar del hemisferio.

Mientras que la mayor parte de las capitales de la Europa continental llegaron a conocer una ocupación militar extranjera en la II guerra mundial de 1939-45, la última capital sudamericana en haber sido ocupada fue Lima hace 13 décadas, dentro de la guerra en la que Chile derrotó a Perú y Bolivia en 1879-84. Entonces Chile llegó hasta el norte peruano pero no entró a las principales ciudades de Bolivia, país al que se limitó a quitarle su litoral. 


El espectro de la guerra de la Triple Alianza


La última guerra total internacional que conoció Sudamérica y que acabó aniquilando a la mayor parte de la población masculina de un determinado país, fue cuando en 1860-70 se unieron la Triple Alianza de Brasil, Argentina y Uruguay para aplastar al Paraguay, nación que entonces tenía una política independiente y cuyo presidente Solano López chocaba directamente con los británicos, quienes por entonces eran el principal imperio en Sudamérica y quienes luego decidieron también la victoria de Chile en la guerra del Pacífico.

Brasil, entonces, tenía el único imperio y monarquía oriundos de Latinoamérica y concentraba a la mayoría de los esclavos negros del mundo. El antiguo Brasil fue en esos tiempos una potencia que se anexionó territorios de casi todos sus 10 vecinos, un récord que no lo tiene ningún otro país en las Américas.

Paraguay perdió alrededor de la mitad de su territorio y de su población, aunque algunos hablan de que el 85% de sus habitantes y el 90% de sus varones murieron, incluyendo casi todos sus adultos masculinos. Dicha nación otrora muy rica e influyente en el cono sur sufrió un terrible genocidio y desmembración. Hasta hoy no recupera el sitial que hace un siglo y medio llegó a tener en la región, temor que debe estar llevando a muchos militares venezolanos a no querer que eso se repita con su república.


Lo que puede pasar si hay una guerra contra Venezuela


Una posible guerra, como la que Guaidó pudiese estar contemplando, implicaría algo mucho peor que la de la Triple Alianza contra Paraguay. Los mayores vecinos de Venezuela, que son Brasil y Colombia, quienes recientemente han electo gobiernos de derecha dura centrados en la propaganda de derrotar el peligro que Venezuela representa y que encarnaban sus rivales electorales, son las naciones más pobladas del continente. Una guerra en la que solamente participen Venezuela, Brasil y Colombia implicaría una en la cual estén involucrados unos 280 de los 400 millones de sudamericanos.

Pero, además, allí entraría a tallar EEUU, potencia que anteriormente ha invadido México (cuya mitad norte se anexionó) y varias partes de Centroamérica o el Caribe, pero nunca antes el continente sudamericano. Por si esto fuera poco, habría presión para que todos los países del “Grupo de Lima”, quienes son los que alentaron a los opositores venezolanos a desconocer el segundo mandato de Maduro y proclamar un presidente paralelo, serian tentados a mandar soldados, como hoy lo son de enviar víveres.

Una eventual guerra en Venezuela no podría hacerse en nombre de las Naciones Unidas, la cual sigue reconociendo a Maduro como el único presidente de Venezuela, y, en todo caso, Rusia y China, evitarían que el consejo de seguridad apuntala esta incursión.

Si miembros del grupo de Lima, como pueden ser Chile, Perú, Ecuador, Paraguay, Costa Rica, Panamá, Honduras, Guatemala o Canadá, enviasen tropas a Venezuela, entonces Cuba, Bolivia o Nicaragua pudiesen entrar para socorrer a su aliado.

China, pese a sus grandes inversiones en la región (donde en muchas partes viene sobrepasando a EEUU como principal comprador), no tiene como costumbre enviar tropas de combate, por lo que su presión se daría en el plano diplomático o económico. No obstante, Rusia es diferente.

Ahora que la guerra siria viene concluyendo, los mismos actores que han combatido allí ahora toman posición en Venezuela. EEUU e Israel están con la oposición venezolana, mientras que Rusia, Irán y Turquía secundan a Maduro.


Guerras “democratizadoras” de EEUU no han llevado a la democracia


Todas las guerras que se han dado en nombre de la democracia en la post-guerra fría ha conducido a la masiva destrucción y fragmentación de lo que fue Yugoslavia, Afganistán, Irak, Somalia, Libia o Siria. En esos conflictos decenas de millones han sido desplazados y cientos de miles han sido torturados, violadas o muertos.

La crisis venezolana se viene dando a la par que EEUU viene firmando un pacto con los talibanes donde acepta que estos se vayan quedando con la mayor parte de Afganistán. Tras 18 años de súper-bombardear a uno de los países más pobres que hay, Washington acaba de realizar que, lejos de poder haber triunfado, ahora debe pactar con quienes pidió erradicar.

Por el momento el único campo que constantemente llama al diálogo es el del gobierno de Maduro, mientras que Trump y Guaidó se mantienen intransigentes en demandar su salida o nada. El anterior presidente uruguayo Pepe Mujica le pide a Maduro que en aras de la paz renuncie a su puesto y que llame a comicios donde ni él ni Guaidó participen, algo que no pudiese aceptar un gobierno que asegura haber ganado las presidenciales venezolanas de mayo pasado con el 68% de los votos y 31% del padrón electoral, lo que aducen es uno de los porcentajes más altos del mundo. México, por su parte, sostiene que se debe respetar el principio de no injerencia en los asuntos internos de ninguna otra nación, pues esa es la clave de la paz.

La opinión pública mundial debe movilizarse si es que se quiere evitar que Sudamérica conozca por primera vez en su historia los horrores que han sido las guerras que se han visto al este del Mediterráneo.


Isaac Bigio

Historiador y analista internacional


domingo, 27 de enero de 2019

Mercenarios rusos ya estarían en Venezuela para proteger a Maduro.


El gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó durante un discurso en el Tribunal Supremo de Justicia el 24 de enero de 2019 que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, le mostró todo su apoyo durante una conversación telefónica. 

Mercenarios que ejecutan misiones secretas para Rusia llegaron a Venezuela para reforzar la seguridad del gobernante Nicolás Maduro, reportó la agencia de noticias Reuters citando dos personas cercanas a círculos militares rusos.

En declaraciones a la agencia, el líder del capitulo local del grupo paramilitar conocido como los Cosacos, Yevgeny Shabayev, dijo que había escuchado que podrían ya haber 400 mercenarios en Venezuela.

La tarea de los llamados contratistas es brindar protección a Maduro de algún intento de detenerlo por parte del naciente gobierno interino de Juan Guaidó o por cualquier unidad del estamento militar del país.

“Nuestra gente está allí principalmente para su protección”, dijo Shabayev en declaraciones a Reuters.


Shabayev dijo que el contingente partió hacia Venezuela a inicios de esta semana, uno o dos días antes que comenzaran las protestas en Venezuela, reportó Reuters.


Agregó que viajaron en dos vuelos charter que aterrizaron en La Habana y que desde allí tomaron vuelos comerciales con destino a Venezuela.

El embajador ruso en Caracas, Vladimir Zaemsky, nego el viernes el reporte de la agencia Reuters.

“No tengo idea de ninguna compañía militar privada en Venezuela. Es otro engaño”, indicó a la agencia rusa RIA Novosti.


If the military & security forces are so loyal to Maduro then why did he have to hire mercenaries linked to Putin to provide for his personal security? https://t.co/LwmpgBQDlr— Marco Rubio (@marcorubio) January 25, 2019

por VTV vía Youtube



El gobernante venezolano Nicolás Maduro se dirige a la Asamblea Constituyente en Caracas el 14 de enero del 2019.ARIANA CUBILLOSAP

viernes, 18 de enero de 2019

¿A dónde va Venezuela? (si es que va a alguna parte).

Fuente de la imagen: Nueva Sociedad 

Entrevista con Manuel Sutherland 

Como en la Cuba del «Periodo Especial», la oposición venezolana, fuertemente dividida, espera un desmoronamiento del poder que nunca llega, mientras el gobierno sigue denunciando conspiraciones externas y muchos venezolanos votan con los pies y abandonan el país. El economista Manuel Sutherland explica la situación en diálogo con Nueva Sociedad. 




Nueva Sociedad, 17 de enero, 2019.- La reciente asunción de Nicolás Maduro para un segundo mandato de seis años volvió a poner el foco en Venezuela y su crisis. Con la Asamblea Nacional en manos de la oposición y declarada en «desacato», el presidente juró ante una Asamblea Constituyente que, más que redactar una Constitución, actúa como una suerte de supragobierno. 

Entretanto, el escalamiento de la crisis no ha logrado fortalecer a la oposición que, con un nuevo líder de la Asamblea Nacional, busca renacer de su fragmentación y sus cenizas. El economista Manuel Sutherland brinda algunas claves de lectura de la coyuntura venezolana, con una mirada más amplia sobre una Revolución Bolivariana que ya está por cumplir dos décadas. 

- Nicolás Maduro propuso en su asunción «un nuevo comienzo». Dado que el chavismo ya lleva dos décadas en el poder, ¿qué significado tiene eso?

En el acto de asunción de Nicolás Maduro escuchamos una promesa que nos retumba en los oídos. El presidente prometió, en efecto, un «nuevo comienzo», y adornó sus ofrendas con frases como: «ahora sí», «esta vez sí». Dichas frases podrían dar la esperanza a millones de sus seguidores sobre la posibilidad de políticas de cambio estructural, que permitirían de algún modo elevar el precario nivel de vida que sufre la población. Sin embargo, Maduro lleva cinco años seguidos prometiendo exactamente lo mismo: un cambio, y demandando más poder para tener la capacidad de hacer «más cosas por el pueblo». En plena hiperinflación, Maduro sigue prometiendo que «esta vez sí va a controlar los precios» y que tratará con «mano dura» a quienes se atrevan a incrementarlos más allá de unas listas de precios regulados que son básicamente el hazmerreír de la población. Cada año que promete que «esta vez sí» va a derrotar a la fementida «guerra económica», la gente no hace más que mirar hacia el suelo y suspirar. Las promesas mueren inmediatamente después de nacer. La sonrisa con sorna de algunos de sus adláteres en el acto de asunción de Maduro al oírlo prometer fue de real antología.

Los millones de bombas y el genocidio perpetrado por los nazis en Polonia causaron una caída de 44% del PIB (1939-1943). La caída del PIB en Venezuela ronda el 50% en los últimos cinco años, un récord absoluto para el continente

Pero mientras tanto el quinquenio 2014-2018 se caracterizó por cinco caídas sucesivas en el PIB, algo nunca antes visto en nuestra economía. Los millones de bombas y el genocidio perpetrado por los nazis en Polonia causaron una caída de 44% del PIB (1939-1943). La caída del PIB en Venezuela ronda el 50% en los últimos cinco años, un récord absoluto para el continente, una tragedia sin parangón. Para los años 2017 y 2018, se vio el agravamiento de la crisis con el penoso protagonismo de una hiperinflación que ha roto varias marcas históricas en el mundo. La hiperinflación en Venezuela ya lleva alrededor de 14 meses consecutivos y se erige como la octava hiperinflación más larga de la historia.

- Las preguntas del millón: ¿por qué la catástrofe económica no parece erosionar el poder del gobierno como imaginaba la oposición? ¿Por qué los sectores populares no bajan de los cerros? ¿O bajan para migrar?

De manera similar a la oposición cubana en pleno «Período Especial», después del derrumbe de la Unión Soviética y los gobiernos de Europa oriental, los más connotados líderes opositores venezolanos esperan que una voraz crisis económica obligue a la gente a salir a la calle y a hacer una «revuelta de hambre» que barra con el gobierno de alguna forma. En el exilio, presa o muy lejos de las bases empobrecidas de la nación, la mayoría de la elite opositora aspira a un desmoronamiento del presunto castillo de naipes bolivariano. Cuando ello no ocurre, confía en que el tiempo hará que las cosas empeoren y provoquen al fin la ansiada rebelión. Lo que parecen no entender, aunque lo dicen todo el tiempo, es que el gobierno de alguna forma desarrolla un plan muy amplio de dádivas, prebendas y asistencias sociales masivas que contienen de manera relativamente efectiva a la población más abiertamente empobrecida. De tal forma, el gobierno atiende a los sectores de las barriadas con bolsas de comida (mediante los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción, CLAP), dinero en efectivo en sus cuentas (Bonos de la Patria), servicios de electricidad, agua, aseo, transporte público ampliamente subsidiado, gasolina casi gratuita. Ni hablar de sus políticas muy permisivas con la delincuencia barrial, el tráfico de drogas, el comercio de bienes subsidiados y el contrabando. El gobierno entrega infinidad de mercancías a precios muy bajos, que son revendidas en el mercado negro con enormes márgenes de beneficio. Así las cosas, a través de empleados del gobierno, se obtienen ilegalmente beneficios que pueden ir desde una casa o un auto hasta unos 500 gramos de carne de cerdo. Con muy poco dinero el gobierno desarrolló una red política clientelar de gran magnitud, que logró profundizar un proceso de lumpenización social de amplios sectores de la población. Todo ello contiene el estallido de las capas más empobrecidas de la sociedad.

Con muy poco dinero el gobierno desarrolló una red política clientelar de gran magnitud, que logró profundizar un proceso de lumpenización social de amplios sectores de la población.

Aunque la emigración de venezolanos de las capas más pobres lleva al menos tres años, no es lo más común en las barriadas. Las formas de conseguir dinero de manera subrepticia o abiertamente ilegal son muchas, lo que generalmente desestimula una emigración aún mayor. Y cabe destacar que la oposición no tiene prácticamente ningún trabajo político en las barriadas. Aparte de ser peligroso hacer política en contra del gobierno en muchas zonas populares, la oposición ha abandonado por completo la tarea de organizar a esas bases sociales que, desgraciadamente, se van con quienes tienen los recursos a la mano para «resolver» problemas cotidianos. Dicho músculo solo lo tienen organizaciones estatales o delincuenciales. Por ende, las barriadas populares están totalmente desconectadas de la política opositora que ha encontrado su nicho en Twitter.




- Esa oposición no logra hasta ahora resultados en la calle, ni en las urnas, ni en las instituciones que conquista, ¿qué podría hacer entonces?

El gobierno ha sido tremendamente exitoso en colocar el mote de «fracasada» a la oposición. De tal forma, ha venido proyectando entre sus líderes una sensación de derrota y frustración. A pesar de su enorme e inusitado éxito electoral en 2015, cuando obtiene la mayoría en la Asamblea Nacional, el bloque opositor se ha ido desintegrando con extrema velocidad. En plena desbandada, han deshecho la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y se han dedicado a usar las redes sociales para atacarse entre sí de la manera más chocarrera posible. En ese tortuoso devenir, la oposición ha optado por presentar todo proceso electoral como fraudulento, con razón, pero con una postura derrotista que ni siquiera le permite pelear por defender los votos.

A partir de ello se ha desarrollado una política de abstención que ha logrado despolitizar aún más a las bases opositoras. La oposición se ha abstenido sucesivamente y se ha alejado de manera poco astuta de ámbitos políticamente útiles para sus fines, lo que la ha debilitado de manera dramática, hasta el punto de parecer formalmente disuelta. En ese contexto, han emergido al primer plano sus querubines más extremistas y, por ende, más antipolíticos. A pesar de que estos últimos son muy buenos para encender las redes sociales y atraer el entusiasmo de quienes no hacen política real, en la práctica tienden a ser los menos inteligentes y hábiles en el arte de construir alianzas y consensos. Todo esto hace a la oposición aún más inoperativa y estéril. El tiempo parece indicar que no le queda otra opción que tratar de reimpulsar un proceso de articulación política cada vez más complicado. Cuando se requiere hacer más trabajo de hormiga, decide apelar a una diatriba maximalista: enfrentar al llamado gobierno «usurpador» desde una absoluta desventaja y esperando que llegue un milagro desde Estados Unidos. o desaparecer a la luz de sus propias promesas irrealizables.

- Ahora el país tiene casi dos presidentes, si tomamos en serio la proclama, aún confusa, de la Asamblea Nacional.

La oposición venezolana llevaba meses diciendo que Maduro dejaría de ser presidente legítimo luego del 10 de enero. Habían desconocido la elección del 20 de mayo de 2018 –en la que solo participó el ex-gobernador Henry Falcón– y, por ende, Maduro iba a convertirse en un «usurpador». Entonces comenzaron a discutir qué hacer el 10 de enero. Las corrientes más moderadas dijeron que nada nuevo iba a pasar. Las más radicales auguraban el advenimiento de los marines y los paramilitares colombianos en aras de «liberar» el país.

Pero el 10 de enero pasó sin sobresaltos en cuanto a protestas o posibles enfrentamientos en la calle. La nota la dio el joven presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, quien con cierta timidez ofreció una concurrida rueda de prensa en la que, de una manera sorprendente, dio el paso de desconocer a Maduro como presidente de la República y aseguró estar listo para asumir la Presidencia interina del país, ante lo que la oposición considera como una usurpación de funciones por parte de Maduro. Acto seguido, calificó la asunción de Maduro como nula y llamó a las Fuerzas Armadas y a la comunidad internacional a actuar ante lo que denominó un fraude electoral.

En la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Caracas, Guaidó habló en un acto que concentró a unas 3.000 personas y donde estuvo a punto de autoproclamarse presidente de la nación, pero no lo hizo del todo. Blandiendo el artículo 233 de la Constitución, alegó que si el presidente electo no llegaba a asumir sus funciones, el presidente de la Asamblea Nacional quedaría como encargado para dicha labor. Guaidó dijo que se está preparando una Ley de la Transición y una posible amnistía general para los militares que se plieguen al nuevo gobierno de transición que en 30 días convocaría a nuevas elecciones generales. Guaidó, del partido Voluntad Popular, insistió en que requiere un apoyo popular masivo en las calles y un soporte sólido de la comunidad internacional para hacer realidad sus proclamas. Hacia el final de su discurso, dijo que asumiría «las competencias para una encargaduría de la Presidencia de la República», en el marco de una propuesta confusa y cargada de supuestos poco claros. La forma esópica de su perorata parece deberse al imperativo de evitar que las fuerzas de seguridad del gobierno lo encarcelen por protagonizar un golpe de Estado.

- ¿Y cómo reaccionó el gobierno?

La soflama de Guaidó deja muchos cabos sueltos. Lo que sí es cierto es que la Organización de Estados Americanos (OEA) y los gobiernos de Brasil y Estados Unidos pasaron inmediatamente a reconocerlo como presidente legítimo. El Tribunal Supremo de Justicia (en el exilio) emitió un comunicado de respaldo a Guaidó y lo exhortó a que se juramente de una vez como presidente.

Ante esta situación, Maduro activó el ejército de propaganda de redes sociales del gobierno y salieron 1.000 burlas y guasas contra el «presidente de Twitter», por decir lo más decoroso. La oposición que dirige el plan que Guaidó protagoniza espera exactamente que el gobierno reaccione para ver si puede patear el tablero, sacudir de alguna manera el terreno y obligar a los militares o a la «comunidad internacional» (especialmente Estados Unidos y consortes) a ejercer alguna acción más decidida. Entre tanto, los gobiernos de China y Rusia salieron rápidamente a confirmar a Maduro como presidente y a asegurarle apoyo ante cualquier «injerencia externa».

La Asamblea Nacional busca generar una especie de «doble poder» o dualidad gubernamental. De manera abierta, discuten que si Washington y sus aliados –como el Grupo de Lima– reconocen plenamente al «nuevo presidente», este podría de una vez tomar posesión de activos de la nación en el extranjero (como sucedió en el caso de la invasión a Libia) incluyendo el cobro de facturas, fondos estatales y empresas como la enorme petrolera CITGO situada en Estados Unidos, que es una potente fuente de generación de divisas. Obviamente, eso incluiría el oro que el Banco de Inglaterra no quiere devolver a la nación y otros bienes congelados como producto de las sanciones impuestas al país. Los fondos que pueda recoger irían para «ayuda humanitaria», aunque en realidad serían para pagar una milicia nacional para combatir al gobierno.

Lo más probable es que el gobierno no disuelva la Asamblea Nacional, que declarada en «desacato», no tiene ningún poder real en el país.

Lo más probable es que el gobierno no disuelva la Asamblea Nacional, que declarada en «desacato», no tiene ningún poder real en el país. Es factible que se amenace con la cárcel a Guaidó y de alguna manera se lo «incentive» a huir a Brasil o a Colombia para conformar un gobierno en el exilio al estilo del ya conocido Tribunal Supremo de Justicia venezolano que sesiona en Colombia y que ya ha destituido a Maduro varias veces. La efectividad de un gobierno criollo en el exilio parece ser nula y entra a formar parte de los chistes sobre la ineficacia política vernácula. La acción inmediata propuesta por la Asamblea Nacional fue la convocatoria a una gran marcha insurreccional el 23 de enero, fecha histórica de la lucha por la democracia en el país. Nada más. Hay un fuerte rumor de que se llevan a cabo negociaciones secretas entre la oposición y el gobierno para lograr acuerdos mutuos de cooperación en caso de que la situación empeore. Los próximos días serán de enorme tensión.

Las dudas que surgieron inmediatamente después del cabildo abierto que organizó el líder opositor son gigantescas. La primera es por qué Guaidó no se envistió como presidente de la República en la misma Asamblea Nacional. Si jurídicamente lo asiste el artículo 233 de la Constitución, en ese caso debería ser proclamado en solemne acto en el Parlamento. Este debería haber redactado una «Ley de Transición», declarar usurpación o vacancia en el Poder Ejecutivo y nombrarlo de una vez, que es lo que clama el ala radical de la oposición interna y externa. Pero en los «cabildos» que ha hecho ni siquiera asume de manera informal la Presidencia.

El sector más duro de la oposición está ya atacándolo y tachándolo de «blandengue» y «lerdo». Le reprochan no asumir la Presidencia y lo acusan incluso de «omisión administrativa» y de evadir su responsabilidad concreta, además de defraudar a las personas que tenían una esperanza firme en él. Más aún, se escandalizan de oírlo llamar a los militares para que estos le den la Presidencia, cuando en su interpretación de la ley él debería dar las órdenes a los militares y estos obedecer. Ofrecer ese arbitrio a las Fuerzas Armadas parece un retroceso histórico sin precedentes. El llamado a hacer más «cabildos» les suena a muchos como un gesto tímido, apocado e incluso cobarde. Los más encarnizadamente antichavistas creen que está «escurriendo el bulto» porque que teme ir preso. Les parece demasiado lejana la convocatoria a la marcha del 23 de enero y ven cómo la expectativa de conflicto inmediato se va desinflando. Fue llamativo que tres de los cuatros partidos políticos de oposición más importantes no estuvieran en el cabildo caraqueño. En efecto, Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ), Un Nuevo Tiempo (UNT) y otras organizaciones no asistieron o mandaron a funcionarios de menor rango. No participaron y no han hecho nada para impulsar leyes que envistan con la banda presidencial a Guaidó.

Y el domingo 13 pasó algo increíble. El Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), interceptó el carro donde viajaba Guaidó y lo capturó a plena luz del día. En pocos minutos, las redes sociales explotaban con la noticia del «secuestro» del «presidente Guaidó». A los pocos minutos de esta acción, que pudo ser filmada por un aficionado, el SEBIN también apresó a dos periodistas de medios de comunicación de Estados Unidos y Colombia. En plena elucubración del paradero del Guaidó, se publicaron noticias de su liberación que señalaban que ya iba en camino al «cabildo» en Vargas, como lo tenía planeado.

Poco tiempo después, el gobierno salió a decir que la operación del SEBIN había sido «irregular» y que hubo una especie de «infiltración» u actuación independiente de un funcionario que tomó esa iniciativa saltando a la autoridad y con la oscura intención de dejar en entredicho a la gestión del gobierno. Toda la culpa parece ser del comisario Hildemaro Rodríguez, a quien se le han descubierto «nexos conspirativos con la ultraderecha» y que luego de acometer esa acción fue puesto a la orden de la Fiscalía número 126 de Caracas. Así las cosas, el gobierno parece haber quedado en un ridículo histórico, que podría evidenciar una importante fractura interna y una gran descoordinación, más propia de una vecindad arruinada que de un gobierno formal. Es evidente que a Maduro no le convenía apresar a Guaidó y obviamente alguna tecla se movió para, de alguna manera, dejar en ridículo al gobierno o quizás intentar precipitar hechos de violencia al impulsar una agresión grave al presidente del Parlamento. Todo ello entra en el campo de lo posible en un escenario enrarecido.

- ¿Qué pasó con la llamada «izquierda crítica»?

Quizás la víctima más sufrida del proceso bolivariano ha sido la denominada «izquierda crítica». Chávez en 2007 prometió convertir en «polvo cósmico» a las bases de apoyo del proceso que no se adhirieran al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que recién estaba creando. En este caso, esa promesa se cumplió a cabalidad. La «izquierda crítica» que en masa apoyó al chavismo en los primeros años, y que poco a poco se ha ido distanciando del proceso, ha desaparecido casi por completo. Tras años de fallido entrismo en las filas de la mediana burocracia y del partido con el objetivo de izquierdizar «desde adentro» un proceso fundamentalmente dirigido por militares, ha optado por emigrar, pasarse a las filas de la derecha decimonónica o simplemente mimetizarse en el gobierno con el repetido argumento de «no hacerle el juego a la derecha».

La «izquierda crítica» que en masa apoyó al chavismo en los primeros años, y que poco a poco se ha ido distanciando del proceso, ha desaparecido casi por completo.

La extrema dependencia de la población respecto al Estado también ha alcanzado a esta izquierda dispersa, que en muchos casos expresa el miedo a confrontar al gobierno por el temor de perder el empleo o una mínima prebenda adquirida. El número de quienes han resistido, más los despidos, la represión y la pobreza, es demasiado pequeño para hacerle sombra al gobierno. Los sindicatos, centros universitarios y gremios están desapareciendo por completo al desvanecerse la producción en todos los ámbitos y haberse trasformado la emigración en el sino de millones de jóvenes. Otra parte de la izquierda crítica de Maduro carga el lastre ideológico de reivindicar a Chávez y tratar de contraponer a ambos gobiernos, cosa que pareciera ser un gancho para atraer a las amplias bases chavistas descontentas, pero que al final resulta confuso y contradictorio para la mayoría de la población que no encuentra referentes políticos consolidados.

- ¿Por qué la izquierda latinoamericana está en una suerte de negacionismo hacia Venezuela?

La izquierda latinoamericana en general ha «vivido» del chavismo, es decir, infinidad de referentes de izquierda han desfilado por el país recibiendo jugosos viáticos, entrevistas y asesorías. Centenares de líderes de pequeños partidos y organizaciones han recibido generosa ayuda del gobierno bolivariano, en muchos casos desde las embajadas. Esa izquierda está en deuda con el gobierno y le cuesta separarse a estas alturas de un régimen al que aplaudieron y defendieron a rabiar, aun si saber muy bien cómo funcionaba en realidad, ya que los pocos viajes realizados fueron cuidadosos tours políticos que reflejaban una realidad acomodada a la vista de quienes, con toda fe, buscaban creer en una luz al final del túnel frente al neoliberalismo o la derecha internacional. A ellos les cuesta mucho dar una opinión distinta de la que dieron antes, para no recibir acusaciones de «incoherentes» o de «traidores». Divorciarse de otro proceso, como fue con la URSS, tiene un costo elevado.

Esa izquierda está en deuda con el gobierno y le cuesta separarse a estas alturas de un régimen al que aplaudieron y defendieron a rabiar, aun si saber muy bien cómo funcionaba en realidad

Por otra parte, una gran porción de la izquierda de América Latina trata honestamente de distanciarse de sus gobiernos de la derecha o de las críticas al proceso bolivariano de las cancillerías de Mauricio Macri, Jair Bolsonaro o Iván Duque. En ese devenir se pierden los análisis concretos de la realidad concreta, sin tantos apasionamientos y sesgos ideológicos. De esta forma, patinan tratando de justificar honestamente políticas claramente erróneas y con consecuencias catastróficas para la clase obrera y el pueblo venezolanos, quienes a la sazón deberían ser el centro de su solidaridad. Como un avestruz, se niegan a ver los hechos más evidentes y se reemplaza el análisis por delirios «geopolíticos».
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Fuente: Publicado por la revista Nueva Sociedad: http://nuso.org/articulo/donde-va-venezuela-si-es-que-va-alguna-parte/


jueves, 4 de octubre de 2018

Venezuela: Rotundo No a la Constitución Comunista.


Debemos organizarnos desde ahora y movilizarnos contra la nueva Constitución cubanoide, sin esperar a que nos sorprendan, ni dormir hasta el día del referéndum.

LUIS UGALDE. 

El Gobierno hace mucho tiempo que se divorció de la Constitución vigente. Para imponer su “revolución socialista” en 2007 trató de sustituirla por una cubanoide dictatorial. Pero fue derrotado, gracias al valiente y decidido liderazgo estudiantil y a algunos mandos de la Fuerza Armada que llevaron al enfurecido Chávez a respetar el resultado. 

Dictadura tiránica. En la larga década siguiente el régimen decidió imponer sus intereses y metas, violando la Constitución cuantas veces fuera necesario. La violación de las violaciones fue la espuria creación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC): ¡Supraconstitucional, monocolor y por 4 años, prorrogables si les conviene! Esa ANC por encima de todo lo electo y constituido viene ejerciendo el Poder Judicial, Legislativo, Ejecutivo, Electoral… y en los dos últimos años ha quedado a la vista del mundo la naturaleza dictatorial del régimen. Una dictadura que además demostró su total incapacidad de gerenciar el bien de la sociedad y se convirtió en promotora y defensora armada del mal común: hambre, enfermedad, persecución, cárcel, exilio de millones, secuestro salarial, infierno de los servicios públicos (agua, luz, seguridad, transporte…). Todo esto con voluntad y mecanismos para perpetuarse por inhabilitación de los rivales y de los partidos opositores. Ante este dramático cuadro, millones de venezolanos salen en estampida hacia las fronteras de exilio doloroso. El régimen es dictadura y tiranía, pero todavía a los demócratas nos queda la posibilidad de esgrimir formalmente la vigente Constitución de 1999. 

La nueva constitución comunista. Ahora, sin transparencia ni información, el régimen quiere imponer su nueva Constitución eliminando definitivamente la vigente. Quiere implantar su legalidad dictatorial e imponernos el “deber” constitucional de acatar la tiranía so pena de perseguirnos como subversivos. Con todo, por ahora somos defensores de los derechos humanos y estamos constitucionalmente (art. 333 y 350) obligados a salir de este gobierno. Pero si callamos y no impedimos la imposición de la nueva Constitución cocinada clandestinamente, con ella la tiranía cerrará la puerta y obligará a los súbditos a defenderla, como en Cuba. 

Rotundo NO. En esta terrible encrucijada toda Venezuela debe levantarse con un rotundo y sonoro NO, sin grietas ni divisiones entre partidos y líderes, para impedir por todos los medios éticos la imposición de la nueva Constitución, que la tienen escondida para caernos como ladrón de noche, si nos ven distraídos, apáticos y divididos. Dicen que a primeros de diciembre nos sorprenderán con el referéndum, acompañado de nuevas dádivas económicas, que serán ilusión para hoy y más hambre para mañana. Otros serviles de la tiranía defienden como más seguro que la ANC elimine la Constitución de 1999, sin correr el riesgo de fracasar en el referéndum; su máximo beneficio a menor costo. 

Esto es de tal gravedad que todos los demócratas defensores de la libertad debemos estar preparados para levantarnos unánimemente e impedir esa monstruosidad. Millones de opositores y de chavistas originarios, trabajadores, empresarios, estudiantes, vecinos, miembros de universidades, gremios, asociaciones, iglesias… y todo el mundo exterior solidario con la tragedia venezolana y su agonizante democracia, debemos organizarnos desde ahora y movilizarnos contra la nueva Constitución cubanoide, sin esperar a que nos sorprendan, ni dormir hasta el día del referéndum. Si la tiranía siente que hay claridad y unidad en la oposición, no se arriesgará con el suicida cambio de la Constitución. Si a pesar de esa resistencia, se llegare al Referéndum, todo el país tendrá que moverse para defender la Constitución de 1999, como el último y definitivo baluarte. Aunque más adelante tengamos que cambiar en ella asuntos -como la reelección presidencial indefinida, la duración de sus períodos - y promover la descentralización, la Asamblea bicameral etc. Millones de chavistas no maduristas y de opositores movilizados por la tragedia social que vivimos y unidos para impedir la imposición de la constitución dictatorial comunista, elaborada para cerrar con candado la puerta hacia la libertad, la democracia y la prosperidad esperanzada. 

fernandamujica@gmail.com

viernes, 21 de septiembre de 2018

El curioso caso de unos “refugiados” que piden a su gobierno que los regresen a su país.



Hoy estamos viviendo una tragedia con los desplazados que están hoy llegando a Colombia. Necesitamos la ayuda de la comunidad internacional.
En Venezuela hay de 4 a 5 millones de colombianos.
Si solamente se desplazan esos colombianos de nuevo a nuestro país, ya tenemos una tragedia como la que estamos viviendo”
Andrés Pastrana Arango, expresidente de Colombia


Carlos E. Lippo


Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), institución intergubernamental asociada a la ONU que se ocupa del fenómeno de las migraciones a nivel planetario, un migrante es cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia; siendo esa condición de migrante totalmente independientemente de: su situación jurídica; el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento; las causas del desplazamiento; y la duración de su estancia.

Considero que de las varias categorías que engloba el término migrante revisten particular gravedad, debido al terrible drama humano asociado a ellas, la categoría de los refugiados y la de los desplazados internos.

La categoría de los refugiados, porque con arreglo al estatuto de refugiados de la ONU, ellos son personas que se han visto obligadas a abandonar el país del que son originarias o en el que han residido habitualmente debido a un temor fundamentado de persecución por razones de etnia, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opiniones políticas, y que no pueden o no quieren reclamar la protección de su país para poder volver.

Los desplazados internos, porque se trata de personas que se han visto forzadas a dejar su hogar, aunque manteniéndose dentro de las fronteras de su país por causas que normalmente son: la violencia generalizada, los conflictos armados y las violaciones masivas a los derechos humanos; dándose el caso de que algunas veces son amparadas por su gobierno, pero en otros es el mismo gobierno el causante de su desplazamiento.

Con arreglo a una reciente investigación (1) de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), nuestra vecina Colombia se encuentra detentando por segundo año consecutivo el más alto sitial mundial en lo que a desplazados internos se refiere, con 7,7 millones de habitantes desplazados dentro de su territorio, cifra cercana al 20 % de su población total. Algo que resulta totalmente contradictorio es que tan espeluznante cifra, sustancialmente mayor de la de Siria que padece desde 2011 una cruenta guerra promovida por el imperio y sus aliados de la OTAN, ha sido alcanzada durante el primer año completo de implementación de los acuerdos de paz con las FARC, a cuyo accionar había venido atribuyendo tendenciosamente el gobierno la existencia de la mayor parte de los desplazados. La creciente cantidad de asesinatos de líderes sociales y defensores de los derechos humanos así como los de ex miembros de las FARC registrada durante el mismo período (2), da pie para pensar que la cantidad de desplazados habrá de aumentar durante 2018 y que la causa fundamental de los desplazamientos no era precisamente el accionar de esta fuerza insurreccional.

Así mismo, en lo que respecta a migrantes totales, la cantidad alcanzada por Colombia, unos 12 millones de personas, cerca del 30 % de su población, según estimaciones divulgadas recientemente por el Presidente Maduro (3), le asegura un primer lugar en esa categoría en el ámbito de la región suramericana, siendo así mismo, y con mucho, el país suramericano que menos migrantes acoge dentro de sus fronteras.

De esa inmensa cantidad total de migrantes colombianos, unos 5,6 millones (46,66 %) viven en Venezuela según las mismas estimaciones divulgadas por el Presidente Maduro. A aquellos que puedan considerar exagerada esta cifra debería bastarles con el hecho de que Andrés Pastrana Arango, expresidente de Colombia durante el período 1998-2002 y uno de los más aviesos detractores de la Revolución Bolivariana, poseedor de un extenso prontuario de acciones injerencistas ejecutadas en nuestro propio territorio ha admitido con singular desparpajo en diferentes oportunidades, la más reciente de ellas en la entrevista de la cual se extrajo la cita que da inicio a este artículo (4), que en Venezuela viven entre 4 y 5 millones de sus compatriotas.

Siendo oportuno señalar que esa inmensa cantidad de ciudadanos colombianos que han recibido refugio en Venezuela, representando casi el 20 % de nuestra población actual, tienen acceso a empleo remunerado, atención de salud gratuita, educación gratuita para sus hijos y vivienda propia a ser pagada con arreglo a sus posibilidades económicas en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Pero no sólo colombianos viven entre nosotros, ya que en nuestro territorio hemos acogido nacionales de todos los países de la región y del mundo, que sumados alcanzan cerca del 30 % de nuestra población. Venezuela es pues, aún en medio de la severa crisis económica que estamos padeciendo, uno de los países de la región con mayor cantidad de inmigrantes.

Ha de servir esta extensa introducción para dejar plenamente establecido: que no todo aquel que emigra de su país es un refugiado; que la élite gobernante de Colombia que es, y con mucho, la que más denigra de nosotros en la región a causa de nuestros migrantes, carece totalmente de autoridad moral sobre el tema por ser la responsable de que ese país ocupe el primer lugar en el mundo en materia de desplazados internos y sea el de mayor cantidad de migrantes de la región suramericana; y que aun en medio de la crisis económica por la que estamos atravesando seguimos acogiendo una importante cantidad de inmigrantes procedentes de la región así como de todos los rincones del mundo.

Entrando de lleno en el tema central de estas notas es necesario comenzar diciendo que si bien no nos encontramos en medio de una crisis humanitaria, tal como el imperio y sus aliados han pretendido establecer apoyándose en su gigantesco aparato propagandístico, si estamos padeciendo una crisis económica señalada entre otros por el experto independiente de la ONU Albert de Zayas, en un informe presentado ante la Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 10 de septiembre del presenta año (5); informe en el cual el citado experto además de señalar que dicha crisis no es en nada comparable con las verdaderas crisis humanitarias existentes actualmente en países como Yemen, Libia, Siria, Irak, Haití, Malí, la República Centroafricana, Sudán, Somalia o Myanmar, sostiene además que las sanciones económicas contra Venezuela, de la naturaleza y el alcance de las ordenadas desde Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, causa fundamental de la crisis a juicio nuestro, “contravienen el espíritu y la letra de la Carta de las Naciones Unidas” porque “afectan a poblaciones inocentes”.

Como es natural, por efecto de esa crisis se ha venido produciendo un flujo migratorio hacia los países de la región que, tal como ya señalásemos en un trabajo anterior (6) con apoyo en recientes informes de la OIM y ACNUR, dista mucho de tener las dimensiones que le han venido atribuyendo tendenciosamente los gobiernos de dichos países y está motivado por razones económicas, factor que muy poco o nada tiene que ver con la condición de “refugiados” que se ha intentado proyectar hacia el mundo.

Un reciente informe de ENCOVI (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana, proyecto desarrollado por un equipo multidisciplinario de alto nivel perteneciente a tres de las universidades más importantes del país: USB, UCV y UCAB, todas ellas de tendencia fuertemente opositora a la Revolución Bolivariana) (7), al mostrar que el 72 % de la población migrante venezolana corresponde a los estratos sociales económicamente más favorecidos (clases alta, media alta y media), pone en evidencia que tal migración no debe representar una carga económica de mucha consideración para los países receptores, que por el contrario se tienen que haber visto favorecidos por un inusitado ingreso de divisas fuertes y una mano de obra que en su gran mayoría es altamente calificada. Este hecho aunado a que según el mismo informe sólo un 3 % de los migrantes dicen haber migrando por razones de orden político debería ser más que suficiente para demostrar que no se trata de refugiados, como los gobiernos de los países receptores han querido hacer ver con el doble propósito de agradar al imperio, al intentar convalidar la tesis de que Venezuela representa una amenaza para la seguridad regional debido a la avalancha de “refugiados” que estaría volcando sobre ellos y al mismo tiempo procurarse una buena porción de los recursos financieros ofrecidos por los Estados Unidos y la Unión Europea para ayudar a paliar la presunta “crisis humanitaria”.

Es oportuno y necesario señalar que esta emigración también ha sido estimulada mediante una campaña mediática de terror, por medio de la cual se ha hecho ver a Venezuela como un país en el que no se puede vivir por múltiples razones, entre las cuales se encuentran el aumento sostenido de los precios, la inseguridad o las pocas posibilidades de ascenso social, al mismo tiempo que se ha intentado hacer creer que cualquier destino fuera de nuestras fronteras, representa una mejor alternativa de vida. Esta campaña aunada a otra denunciada por el presidente Maduro y el vicepresidente de comunicación, cultura y turismo, Jorge Rodríguez, según la cual desde varios países de la región como Colombia, Chile y Perú, se hicieron ofertas engañosas de empleos de baja calificación pero bien remunerados, ha debido ser la causa de que buena parte de ese otro 28 % de personas pertenecientes a los sectores menos favorecidos de nuestra población, de los que habla el mismo informe, tomasen la decisión de emigrar.

Una parte de este grupo de conciudadanos son aquellos cuyo destino laboral se ha visto relacionado con la venta de comida en las calles y labores agrícolas temporales, o han tenido que solicitar ayuda de otros nacionales o hasta dedicarse a la mendicidad, factores por los cuales han sido objeto de explotación laboral y de mafias que se dedican a la trata de personas y en muchos casos han sido víctimas de ataques de xenofobia en países como Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, cuyos nacionales migrantes reciben y han recibido siempre un trato digno y considerado dentro de nuestras fronteras, motivo por el cual no han optado por abandonar masivamente el país sino que aún permanecen entre nosotros compartiendo las dificultades derivadas de la crisis económica.

Desde que el 28 de agosto pasado casi un centenar de conciudadanos fueron repatriados del Perú como parte de una operación totalmente financiada por el gobierno venezolano, como corresponde a un gobierno responsable y presto a resolver los problemas de sus ciudadanos dentro y fuera de las fronteras (8), se cuentan ya por miles (unos 2.780 al 11/09/2018) (9), los compatriotas que han regresado voluntariamente de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, en el marco del “Programa Vuelta a la Patria”, destinado a la atención de los migrantes venezolanos que, encontrándose en situación de vulnerabilidad en alguno de los países de la región, decidan regresar voluntariamente. Son precisamente ellos, parte de los protagonistas de ese curiosísimo caso de unos mal llamados refugiados que, contrariando todos los supuestos, piden ayuda a su gobierno para regresar a su país.

El total desmontaje de la despreciable patraña urdida sobre la existencia de una crisis humanitaria en Venezuela por vía de mecanismos diplomáticos como la presentación del ya señalado informe De Zayas en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, importante instancia de la cual Estados Unidos se ha retirado recientemente, aunado al palmario desmentido del infundio de que nuestros migrantes eran unos refugiados, logrado por vía de los hechos ante el nutrido grupo de compatriotas migrantes que ha regresado voluntariamente al país a pesar de la crisis y el más nutrido aún que trata de regresar, han tenido el nada desestimable efecto de hacer bajar sustancialmente la intensidad y el tono de las campañas mediáticas desplegadas sobre estos temas por el imperio y los gobiernos cipayos de la región, con el insano propósito de hacer aparecer a Venezuela como una amenaza para la seguridad regional y justificar de esa forma su intervención militar. Sin embargo, como era de esperarse no lograron el efecto de detener las acciones injerencistas representadas durante la semana que hoy termina por acciones como: una reunión oficiosa del Consejo de Seguridad de la ONU y una visita del secretario Almagro a Colombia.

Sobre la reunión oficiosa del Consejo celebrada el día 10, un auténtico aquelarre diurno protagonizado por Nikki Haley en su condición de presidenta temporal de esa instancia, además de comentar su nada diplomática e infundada acusación a Diosdado Cabello, presidente de nuestra Asamblea Nacional Constituyente de ser responsable de una red de narcotráfico que lleva cargamentos de droga desde Venezuela a Europa (10), sólo cabría reseñar la presentación de Miguel Ángel Martín (11), un desconocido jurista que preside el írrito TSJ en el exilio, a quien el imperio estaría promoviendo como presidente de un eventual gobierno venezolano en el exilio que sea capaz de solicitar la intervención.

En cuanto a la gira de Almagro, motivada por el interés de ponerle la mano a la mayor cantidad de los recursos financieros que fuesen aportados para paliar la inexistente crisis migratoria, sólo valdría la pena reseñar una visita suya a la ciudad fronteriza de Cúcuta, en donde con aires de “mariscal de campo” caído en desgracia se atrevió a decir, como si estuviese pasando revista a la fuerza militar multilateral, que la intervención de Venezuela era una de las opciones a considerar para defenestrar al Presidente Maduro (12).

Al concluir estas notas debo señalar con particular beneplácito que habiendo ya concluido las Maniobras Navales UNITAS LIX no se produjo, por razones que habremos de analizar en detalle en próximos artículos, la intervención militar asociada a ellas que fuese pronosticada en artículos anteriores; no obstante, hechos como los dos señalados en los párrafos anteriores desafortunadamente nos demuestran que la amenaza de invasión está muy lejos de haber sido conjurada.

¡Hasta la Victoria Siempre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(1) https://www.telesurtv.net/news/colombia-ranking-desplazados-internos-refugiados-acnur-20180620-0061.html

(2) https://www.nodal.am/2018/07/colombia181-lideres-sociales-y-67-exmiembros-de-farc-asesinados-en-los-ultimos-dos-anos-segun-fiscalia/

(3) http://albaciudad.org/2018/09/maduro-venezuela-exigira-indemnizacion-a-colombia-por-56-millones-de-sus-ciudadanos-viviendo-en-el-pais/

(4) http://reporteconfidencial.info/noticia/3312650/ex-presidente-andres-pastrana-la-paz-de-colombia-pasa-por-la-democracia-en-venezuela/

(5) http://albaciudad.org/2018/09/informe-alfred-de-zayas-experto-onu-sobre-venezuela/

(6) https://www.alainet.org/es/articulo/195221

(7) https://www.ucab.edu.ve/wp-content/uploads/sites/2/2018/02/Presentaci%C3%B3n-Emigraci%C3%B3n-ENCOVI-2017-1.pdf

(8) https://www.voanoticias.com/a/venezolanos-que-huyeron-a-per%C3%BA-regresan-en-vuelo-pagado-por-gobierno-de-maduro/4563859.html

(9) https://www.telesurtv.net/news/Plan-Vuelta-a-la-Patria-desmonta-tesis-de-crisis-humanitaria-en-Venezuela-20180910-0036.html

(10) https://www.voanoticias.com/a/consejo-de-seguridad-de-la-onu-trata-situaci%C3%B3n-en-venezuela/4564690.html

(11) http://talcualdigital.com/index.php/2018/09/10/eeuu-opta-por-formula-arria-en-crisis-venezolana-para-evitar-veto-de-rusia/

(12) https://actualidad.rt.com/actualidad/288692-almagro-no-descartar-intervencion-militar-venezuela

Caracas, septiembre 16 de 2018

martes, 18 de septiembre de 2018

Decadencia total: comunistas uruguayos a favor de la tortura.

Torturas en Venezuela.

Almagro tras el pedido de su expulsión: "Defienden torturas, ¡no sean imbéciles!"

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, continúa en el centro de la polémica. Este martes durante una entrevista con el programa Todo Pasa, de Océano FM, Almagro dejó en claro su molestia luego de que el Partido Comunista pidiera que fuera expulsado del Frente Amplio tras sus dichos en contra del gobierno venezolano y la situación que vive el país. 

El Pit-Cnt también se manifestó al respecto y también solicitó su expulsión.

"Un niño por día se muere de desnutrición en Venezuela, eso es una campaña de exterminio, ¿eso es lo que defienden? ¡Por favor!", dijo el secretario general durante la entrevista. 

"Defienden dictaduras, defienden opresión, defienden represión, defienden tortura, defienden a los torturadores, defienden a los asesinos, defienden a aquellos que violan a los presos políticos", dijo Almagro y pidió "no sean ridículos, no sean imbéciles". 


Al ser consultado sobre si se iba a comunicar con alguna autoridad para evitar su expulsión del Frente Amplio, Almagro aseguró que no lo va a hacer. "Estoy dispuesto a dar esta discusión dónde sea como sea. Es una discusión ética, es una discusión de profundidad política", opinó. 

"Si tengo que darla ante el Tribunal de Ética del Frente no tengo absolutamente ningún problema, veremos cuán ético es ese tribunal a la hora de defender o atacar estas cosas", expresó. 

Esta jornada el canciller Rodolfo Nin Novoa se expresó al respecto de los dichos del secretario general, quien aseguró que no hay que descartar una intervención militar en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

En rueda de prensa, el ministro de Relaciones Exteriores dijo que "lo que ha planteado Almagro es absolutamente contrario a la vocación nacional”.

“Detestamos la palabra intervención porque lo único que trae es sangre y muerte”, agregó el canciller.

Fuente: elpais.com.uy