sábado, 29 de abril de 2017

Educar en la atención interior.



José Carlos García Fajardo, Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)

También los pequeños pueden aprender que las emociones van y vienen, que no tienen que ser gobernados por ellas y que pueden caer en la cuenta de que como vienen se irán si las dejamos ir sin obsesionarnos.
¿Qué lleva a un hijo a agredir a sus padres? ¿En qué momento el móvil empezó a ocupar un lugar central en la vida de los jóvenes? ¿Desde cuándo los más pequeños viven con prisas y estrés? ¿Por qué tenemos la sensación de que los niños se encuentran desorientados? ¿Qué se nos perdió en el camino?, se pregunta Luis López.
La respuesta está en que hemos dejado de mirar el interior. Sabemos que la atención es la capacidad de estar completamente presente, consciente de lo que está pasando, tanto dentro como fuera de nosotros mismos.

Nos ayuda a auto regularnos, tomar decisiones sin dejárselas al piloto automático en forma de respuestas condicionadas, y a no saltar o abrumarnos sin más por lo que está pasando a nuestro alrededor.
Si está demostrada la eficacia de detenernos y tomar consciencia de nuestra respiración o de lo que vemos o sentimos, lo que algunos llaman meditar algunos minutos al día, imaginemos las consecuencias que tendría enseñar desde muy niños a tomar consciencia de lo que sea durante dos o tres minutos. Ya fue un avance el enviarlos “al rincón de pensar” en lugar de otro tipo de “castigos”

Lo que denominamos atención plena o tomar conciencia por unos momentos de lo que estamos viviendo se está convirtiendo en el camino a seguir como el mejor antídoto para el estrés ante una prueba, trastornos de atención, problemas de ansiedad en la infancia y sobre todo transforma la autoestima.
Un niño acostumbrado a este juego de paradas y de prestar atención completa a algo, son capaces de auto-calmarse cuando están molestos, y les ayuda a tomar mejores decisiones.
Antes de que podamos comenzar a enseñar este regalo a la siguiente generación, primero debemos establecer nuestra propia práctica: la manera más fácil de hacer esto es tener una práctica de meditación formal.

Prestar atención a las experiencias a través de nuestros sentidos y pensamientos. No examinarnos ni juzgarnos ni etiquetar sentimientos y situaciones como “malo” o “bueno” sino aceptar lo que está sucediendo. Esta práctica hecha hábito calma nuestra mente y corazón.
No hay que esperar para usar la reflexión como una “cura” para rabietas o intentar que un niño muy activo se siente en silencio “a pensar”. Ni que se formen una reacción del estilo “A ver qué he hecho mal hoy”. Porque hay personas capaces de encontrar una mota en la indumentaria o en la forma de apoyarse o de hablar de su hijo, siempre. Reserve su observación para otro momento.
Enseñar a nuestros pequeños a entender que las emociones van y vienen. Ellos aprenderán que no tienen que ser gobernados por sus pensamientos o emociones sino caer en la cuenta de que como vienen se irán si las dejamos ir sin obsesionarnos o luchar contra ellas, ni culpabilizarse.

Somos animales de costumbres, y un minuto de atención sin juicio, puede practicarse una vez o varias al día. Los profesores pueden utilizar la atención para ayudar a los niños a calmarse después del recreo y los padres pueden utilizar la atención como una forma de terminar el día con sus hijos. Se trata de unos minutos de silencio centrado en la respiración, de calmarse y descubrir que son capaces de hacerlo.
Se puede comenzar con una historia, anécdota o cuento cuando se utiliza la atención para hacer frente a una situación difícil, y que compartan sus historias.

En clase o en casa se les puede pedir, en algún momento, que se sienten con la espalda derecha y los ojos cerrados.
Decirles: “Voy a hacer un sonido. Escuchar con atención hasta que ya no se pueda oír el sonido más y levantar la mano cuando regrese y se pueda oír más. Se puede usar una pequeña campana, cuenco o percusión suave.
Pedir a los niños a apoyar la mano sobre su estómago y sentir su respiración, cómo su abdomen se mueve hacia arriba y hacia abajo. 
Toda la práctica repetida unas cuantas veces, no toma más de 2-3 minutos.
Hay otras cosas que puede hacer para criar a los niños conscientes, en casa o cuando van de viaje: Identificar el mayor número de sonidos en su entorno.

Que describa algún sentimiento en ese momento; este es un ejercicio que enseña a los niños que las emociones van y vienen, al igual que los cambios de clima. También aprenden a reconocer que no pertenecen a la tormenta, pero que están viendo la tormenta.
La práctica consciente de comer. Que ellos tomen un bocado de algo, y describirlo: textura, sabor, temperatura.
Jugar al “Veo, veo”. Puede modificar esto para incluir “Oigo con mi oído” o “huelo con mi nariz…” Pero que sea divertido y sencillo. Hay muchas oportunidades para ser consciente – y es una maravillosa manera de conectar con sus hijos mientras se les enseña una habilidad valiosa de la vida.

jueves, 27 de abril de 2017

Brasil: la clase obrera no puede perder los derechos que han sido conquistados con tanto esfuerzo.


Varios obispos brasileños llaman a sus fieles a secundar la huelga general del país
"La clase obrera no puede perder los derechos que han sido conquistados con tanto esfuerzo"
El Episcopado del país se reúne desde hoy para estudiar las polémicas reformas del Gobierno Temer


L. M. Modino/Agencias, 26 de abril de 2017


Un buen número de obispos han promovido en sus diócesis diversos eventos en los que han movilizado a los católicos a manifestarse contra las políticas gubernamentales y a participar de la Huelga General

(L. M. Modino/Agencias).- El obispo de Barra do Piraí-Volta Redonda, Francesco Biasin, ha pedido a los fieles de su diócesis que se sumen a la huelga general proclamada por los sindicatos para este viernes 28 de abril. Llamado del que ha hecho eco el arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Antonio Saburido, O.S.B., quien ha subrayado que las reformas del Gobierno Temer ponen en entredicho los derechos de los trabajadores.

"Invito a todos a participar y a pedir justicia y dignidad", ha dicho Biasin en un vídeo mensaje publicado en el sitio web de su diócesis y relanzado en las redes sociales. "Es una causa justa defender los derechos adquiridos", ha explicado, "en defensa de la vida y de la dignidad de todos, especialmente los pobres y vulnerables".

La huelga ha sido convocada por todos los sindicatos brasileños en protesta contra la reforma de las pensiones y contra la reforma laboral propuesta por el Gobierno del presidente Michel Temer. Estas reformas tienen como objetivo aumentar la edad mínima para la jubilación y eliminar algunos derechos y garantías laborales, en un supuesto intento por parte del gobierno de reducir el déficit presupuestario y fomentar la creación de puestos de trabajo.

"Hagamos ver a nuestros líderes nuestra indignación con respecto a las reformas impuestas a la población, sin diálogo con la sociedad civil organizada, y para expresar nuestro deseo de construir un Brasil mejor para todos", ha dicho el obispo.

La invitación de Biasin no es la única. Saburido, arzobispo de Olinda y Recife, también ha hecho un llamamiento a los fieles a participar en la manifestación nacional. "La clase obrera no puede perder los derechos que han sido conquistados con tanto esfuerzo", se lee en su declaración.

Hoy comienzan en Brasilia los trabajos de la Asamblea de la Conferencia Episcopal, y el Secretario, Leonardo Steiner, obispo auxiliar de Brasilia, ya ha anunciado que este tema será el que se tratará hoy, 26 de abril.


Los obispos brasileños se preparan para una Asamblea General que se prevé histórica


Comienza este miércoles en Aparecida, casa de la Patrona de Brasil, la 55ª Asamblea General de la CNBB, Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, que se extenderá hasta el próximo 5 mayo, donde se espera la presencia de más de 300 prelados, entre titulares y eméritos, que forman parte de los 18 Regionales en los que se divide la Iglesia Católica en el gigante sudamericano.

El tema general a ser estudiado este año es el de la Iniciación Cristiana, lo que ocupará la mayor parte del tiempo de diálogo y reflexión, y que pretende ser un momento que ayude a crear instrumentos que puedan ayudar a encontrar caminos evangelizadores. En las últimas semanas los obispos han recibido un texto previo, coordinado por el Arzobispo de Curitiba, Monseñor José Antonio Peruzzo, que servirá como punto de partida en las discusiones a ser realizadas en Aparecida.

En opinión del Arzobispo de Curitiba, la iniciación cristiana es un elemento que aparece con fuerza en el Documento de Aparecida, del que se cumplen 10 años en 2017, e insiste en que es necesario un cambio de mentalidad en este campo. En ese mismo sentido, el Arzobispo de Brasilia, Cardenal Sergio da Rocha, Presidente de la CNBB, ve necesario dar mayor atención a la iniciación cristiana, comenzando por el Bautismo, que debe ser más valorado, mejor preparado y vivido.

Junto con el tema central, los obispos brasileños deben abordar aspectos relacionados con los 300 años del encuentro de la Imagen de Nuestra Señora Aparecida, lo que motivó que 2017 fuese declarado Año Mariano, así como el próximo Sínodo de los Jóvenes.

Pero por encima de los temas a ser tratados, lo que puede convertir esta asamblea en un momento histórico es la previsible reacción del episcopado brasileño contra las reformas y políticas promovidas por el Gobierno Temer. A lo largo de las últimas semanas han aparecido diferentes notas de la Presidencia de la CNBB, del Consejo Permanente, de diversos regionales, así como de obispos en particular, que se han mostrado contrarios a las decisiones arbitrarias contra los más pobres tomadas por el actual gobierno brasileño.


A través de diferentes vehículos de información y de las redes sociales muchos obispos se están posicionando al respecto. Un buen número de ellos han promovido en sus diócesis diversos eventos en los que han movilizado a los católicos a manifestarse contra las políticas gubernamentales y a participar de la Huelga General prevista para el próximo viernes, 28 de abril.

Por su parte el Gobierno, preocupado con la postura de la Iglesia Católica, encabezada por su episcopado, ha tratado de manipular informaciones y querer usar la figura del Papa Francisco a su favor. La última tentativa fue un encuentro esporádico en la Plaza de San Pedro del actual alcalde de São Paulo, João Doria Jr, uno de los posibles candidatos de los aliados del actual gobierno a la Presidencia de la República, que ha querido convertir en audiencia privada. Todo en la tentativa de querer mostrar a la sociedad brasileña mayor proximidad con la Iglesia Católica.

Lo cierto es que se espera una reacción de la Asamblea General de la CNBB ante la actual situación política por la que el país está pasando, y muchos creen que ésta será contundente, profética e histórica.

miércoles, 26 de abril de 2017

Falta mucho para garantizar los derechos indígenas.


Crédito de la imagen: FAO

Por Baher Kamal y Tharanga Yakupitiyage

Se han logrado avances en la protección de los derechos de los pueblos indígenas, pero quedan muchos problemas por resolver, precisaron representantes de pueblos aborígenes en la reunión anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Más de 1.000 delegados indígenas de todo el mundo se reunieron en la 16 sesión del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, que este año se concentra en la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada por la Asamblea General hace 10 años.

“El día de la adopción de la declaración, hubo un gran cambio en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas”, destacó la presidenta del foro, Mariam Wallet Aboubakrine, en la apertura del mismo el miércoles 24.

Por su parte, el jefe de la nación Ermineskin Cree, Willie Littlechild, recordó que las comunidades no tenían voz en el concierto internacional hasta la década de los años 80, cuando comenzaron los debates sobre la creación de un instrumento especial para proteger a los pueblos indígenas del mundo.

Además de la declaración, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) tiene otros mecanismos dedicados a las comunidades indígenas, como el foro y un relator especial sobre derechos de los pueblos indígenas.

“Pasar de no tener voz a tener cuatro mecanismos en la ONU, creo que es un logro significativo”, destacó Littlechild.

La Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030, adoptada en 2015, también menciona y contempla a los pueblos aborígenes, a diferencia de sus antecesores los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Pero todavía quedan muchos desafíos por delante para lograr que se implemente la declaración y que se aplique.

De hecho, Littlechild se mostró preocupado por la falta de mecanismos de implementación en Canadá. “Justin Trudeau fue el primer ministro que tan siquiera miró la declaración de la ONU, pero la tarea ahora es realizar el seguimiento”, comentó a IPS.

Tras adoptar formalmente la declaración en 2016, muchos críticos acusaron a Trudeau de violar el documento al aprobar varios oleoductos controvertidos sin el consentimiento total de las comunidades indígenas cuyo territorio se ve implicado en las obras.

Uno de esos proyectos es la expansión del oleoducto Trans Mountain, que recibió apoyo de 40 de las 139 Primeras Naciones de Canadá que viven en la ruta prevista.

La organización Artículo 19 subrayó la importancia de contar con ese consentimiento.

“Los estados están obligados a consultar y cooperar con los pueblos indígenas para obtener su consentimiento previo, libre e informado antes de adoptar e implementar medidas legislativas o administrativas que los afecten”, explicó.

El derecho a las tierras, territorios y recursos también está entre las disposiciones más importantes de la declaración.

Aboubakrine y Littlechild subrayaron la importancia de discusiones y toma de decisiones inclusivas a escala internacional y estatal para garantizar la protección de los derechos indígenas.

“El conocimiento tradicional de los ancianos es fundamental para asegurar su desarrollo sano, si es lo que acordaron, o para proteger el ambiente”, dijo Littlechild a IPS.

Por su parte, Aboubakrine remarcó la necesidad de las agencias de la ONU de comunicar y coordinar para lograr el respeto efectivo del texto de la declaración.

Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, los pueblos indígenas constituyen cinco por ciento de la población mundial, pero representan 15 por ciento de las personas más pobres del mundo, lo que explica su mal estado de salud y la discriminación que sufren.

La 16 sesión del foro procura atender esos desafíos y realzar los avances en materia de derechos indígenas en el encuentro que comenzó el miércoles 24 y terminará este 5 de mayo.
Australia

Australia debe reducir su “increíble” proporción de indígenas presos y redoblar la lucha contra el racismo, alertó el 4 de este mes la relatora especial para derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.

“Es alarmante; el país adoptó numerosas políticas para atender las desventajas de los pueblos aborígenes y de las Islas del estrecho de Torres, pero no respeta sus derechos a la autodeterminación y su total y efectiva participación en la sociedad”, añadió al terminar una visita por Australia.

Las políticas del gobierno australiano no han logrado los objetivos en materia de “salud, educación y empleo e hicieron que un creciente número de indígenas terminen en la cárcel y que cada vez más niñas y niños sean separados de sus hogares en las comunidades de aborígenes e isleños del estrecho de Torres”, explicó Tauli-Corpuz.
Datos impactantes

“Me describieron la elevada proporción de detención como un ‘tsunami’ que afectaba a los pueblos indígenas. Los datos son sencillamente sorprendentes. Los aborígenes y los isleños del estrecho de Torres representan solo tres por ciento de la población total, constituyen 27 por ciento de la reclusa, y mucho más en algunas cárceles”, subrayó.

“Visité el Centro de Detención para Jóvenes de Cleveland, en Townsville, Queensland, donde niños aborígenes e isleños constituyen 95 por ciento de los menores detenidos. Muchos pasaron de la atención fuera del hogar a la reclusión”, explicó Tauli-Corpuz.

La relatora de la ONU acotó que los niños aborígenes tienen siete veces más probabilidades de tener contacto con el sistema de protección infantil o sufrir abusos o negligencia en comparación con los de otros orígenes.

“Urjo a Australia a aumentar la edad de responsabilidad penal. Los niños deberían quedar detenidos solo como último recurso. Se los castiga simplemente por ser pobres y, en la mayoría de los casos, la cárcel no hará más que agravar el ciclo de violencia, pobreza y delincuencia”, precisó.

“Encontré en los niños, algunos de apenas 12 años, en detención, los elementos más perturbadores de mi visita”, añadió.

La experta de la ONU también se mostró preocupada por el programa gubernamental Estrategia de Avance Indígena, lanzado en 2014 y que implicó un gran recorte presupuestal en los programas de apoyo.

“La implementación de la estrategia ha sido burocrática y rígida y desperdició una cantidad considerable de recursos en administración”, cuestionó.

Tauli-Corpuz también instó al gobierno australiano a crear una nueva relación con el órgano nacional indígena, el Congreso Nacional de los Primeros Pueblos de Australia, y devolver los fondos.

También se mostró preocupada de que el gobierno no cumpla con los objetivos para acortar la brecha en materia de “esperanza de vida, mortalidad infantil, educación y empleo” y reclamó un enfoque integral que incluya objetivos específicos para la “reducción de la proporción de detenciones, de la retirada de los niños y de violencia contra la mujer”.
Aliados fundamentales

El mismo 4 de abril, cuando Tauli-Corpuz realizó estas declaraciones sobre la situación de los indígenas, el director ejecutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, José Graziano da Silva, recibía en Roma a un grupo de jóvenes representantes indígenas de siete regiones del mundo.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible ofrecen oportunidades a los países, organizaciones indígenas y a la ONU de trabajar juntos para lograr un impacto desde ya para 2030, subrayó, y recordó que desde la creación del equipo de Pueblos Indígenas en 2014, la FAO refuerza su trabajo con organizaciones indígenas con dos enfoques:

“Por un lado, reconoció que los pueblos indígenas son “aliados fundamentales” en la lucha contra el hambre, la inseguridad alimentaria y la pobreza “por sus abundantes conocimientos ancestrales y buenas prácticas”, según dijo Graziano da Silva en su discurso al Grupo Global de Jóvenes Indígenas.

Y “por otro lado, sabemos que la falta de reconocimiento de sus derechos en la gestión de los recursos naturales y la marginación que sufren los coloca en una posición muy vulnerable. Me refiero por encima de todo en vuestros derechos ancestrales a la propiedad de la tierra”, precisó.

El encuentro en Roma, de 5 al 7 de este mes, coincidió con la celebración del 10 aniversario de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

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Traducido por Verónica Firme.
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Fuente: Servindi

martes, 25 de abril de 2017

Doble rechazo a la minería a cielo abierto.


"Tanto en Honduras como en El Salvador la conciencia ambientalista cobra cada vez más vigor y fuerza, a nivel popular y oficial, concluyendo que los daños a la salud y a la ecología provocados por la minería extractiva superan, con mucho, los pírricos beneficios originados".

Tanto en Honduras como en El Salvador la conciencia ambientalista cobra cada vez más vigor y fuerza, a nivel popular y oficial, concluyendo que los daños a la salud y a la ecología provocados por la minería extractiva superan, con mucho, los pírricos beneficios originados en la contratación de mano de obra local y el pago de impuestos nacionales y municipales. La experiencia derivada de la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, la tala de bosques y la exposición de la población a productos químicos venenosos ocasionada tanto por las multinacionales mineras como por empresas locales dedicadas a ese rubro, ha pesado en la toma de trascendentales decisiones en ambas naciones.

Así, en nuestro país, los pobladores de los municipios de Minas de Oro y San José del Potrero realizaron plebiscito el 31 de marzo del corriente año, coordinado por el Comité Ambientalista de los Municipios del Noreste de Comayagua, para que sus habitantes se pronunciaran a favor o en contra de la explotación minera en sus respectivas jurisdicciones. El resultado final del conteo de votos arrojó las siguientes cifras: en Minas de Oro, 98.14% de los votos emitidos se pronunció por el ‘no’, y el 0.65% por el ‘sí’, el resto fueron votos nulos y abstenciones; en San José del Potrero: 98.14% favorecieron el ‘no’, 0.73% el ‘sí’.

La amarga experiencia de los vecinos de San Ignacio, Cedros y El Porvenir, en el valle de Siria, donde se ubica la mina de San Martín, que han sido afectados por el cianuro encontrado en los ríos y quebradas, ha significado que actualmente sufran de cáncer de estómago y afecciones dérmicas, entre otras enfermedades, resultado del empleo de dicho tóxico.

En La Unión, departamento de Copán, donde se localiza la mina de San Andrés, iguales resultados ha causado el empleo del cianuro por aspersión en patios de lixiviación para separar la broza de la plata y el oro.

Adicionalmente, ocurrió un enfrentamiento entre aquellos que se oponían a la continuación de dicha actividad y quienes la favorecían, atraídos por el señuelo de obtener un empleo, temporal, en tanto no se agotaran los depósitos argentíferos y auríferos.

En la vecina república allende el Goascorán, los diputados integrantes de la Asamblea Legislativa, por unanimidad, decretaron en marzo del 2017 que ya no se permitirá dicha actividad depredadora en el territorio cuzcatleco.

El estudio elaborado por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, con sede en Guatemala, con el título ‘Diagnóstico de la situación minera en Honduras 2007-2012’, concluye que ‘la contribución de la industria minera a la economía nacional continúa siendo baja, al igual que es baja su contribución en materia de generación de empleo… en el ámbito de su contribución al fisco nacional, los aportes han sido pequeños; reportes internacionales muestran como el país no ha aprovechado el aumento de los precios (de los minerales) para agenciarse mayores recursos… el desarrollo minero… ha ocasionado una serie de conflictos entre el Estado, las compañías mineras y las comunidades donde se asientan los proyectos mineros, así como con agrupaciones ambientalistas y de derechos humanos a nivel nacional e internacional… los conflictos resultantes también encuentran a sus actores en condiciones asimétricas: por una parte, compañías mineras que tienen muchos recursos y acceso a las decisiones de poder político; por la otra, organizaciones locales y ambientales que, pese a que reciben apoyo externo, no son capaces de competir con los recursos de las mineras…’




lunes, 24 de abril de 2017

Lenguaje para transformarnos.


El lenguaje no sólo guarda relación con el pensamiento, sino también con las emociones, que condicionan la conducta de las personas y las relaciones interpersonales.
“El lenguaje refleja nuestra existencia, nuestra historia, nuestras esperanzas. El lenguaje es un espejo de cómo somos. Cuando somos conscientes de nuestras palabras nos damos cuenta de que no vemos el mundo tal y como es, sino tal y como hablamos. Por eso quizá cambiando el enfoque de ese espejo también podremos enfocarnos de otra manera, cambiar, ambicionar cosas más grandes, una vida mejor, con más bienestar, más alegría y más salud”, sostiene Luis Castellanos en una entrevista de la periodista Carlota Fominaya.
Si cuidamos nuestro cuerpo con ejercicio y dietas, nuestra mente con meditación, por qué no cuidar nuestras palabras, se pregunta Castellanos, co-autor de La ciencia del lenguaje positivo.

Para transformarnos a partir de un cambio en nuestro propio lenguaje hay que “habitar” las palabras, dice el autor.
“Hablar es habitar el mundo. Deberíamos hacernos cargo de nuestros vocablos, de su destino. Un buen ejercicio es intentar identificar las palabras que queremos que adquieran importancia en nuestra vida, aquellas que queremos habitar. Nos referimos a esas que te ayudan a crecer, que son las que deberíamos compartir, las que nos ayudan a transformar nuestras vidas y a dar lo mejor que tenemos a las personas que nos rodea”.

Diversas corrientes de pensamiento coinciden con los autores en la importancia del lenguaje como creador de nuestra propia realidad contra la creencia extendida de que nuestro estado de ánimo condiciona nuestro lenguaje verbal y no verbal. Si estamos eufóricos, abrazamos; si estamos felices, reímos y sonreímos.
La programación neurolingüística, surgida en los años ‘70, sirve para reinvertir el proceso, de manera que nuestro lenguaje influya en nuestro estado de ánimo y nos sirva como herramienta para curar procesos de trauma y para ayudar a las personas en su búsqueda de la felicidad.

Esta perspectiva confirma las palabras del filósofo Ludwig Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
También influye el lenguaje no verbal en los procesos comunicativos. Y los silencios, como defiende Castellanos al afirmar que castigar con el silencio es más peligroso que castigar con palabras.
“El silencio es asesino, y se hereda de padres a hijos. Es un pozo sin fondo porque cuando se intenta salir ya no hay marcha atrás, se trata de un camino sin retorno cierto. Pertenece a la familia de la ira, pero puede ser más dañino que ella. Es casi imposible mentir cuando se habla enfadado, lo decimos mal, pero decimos lo que pensamos”, dice el autor.

El lenguaje no sólo guarda relación con el pensamiento, sino también con las emociones, que condicionan la conducta de las personas y las relaciones interpersonales. Un cambio en las palabras y en el lenguaje de nuestro diálogo interior puede contribuir a un mejor control de emociones que juegan en contra de las personas, sobre todo las relacionadas con la ira, con la vergüenza y con el miedo.
Nuestro propio lenguaje nos lleva a reacciones poco adecuadas en momentos que determinan nuestro destino, a expresar palabras que juegan en nuestra contra y que no tienen vuelta atrás una vez que hacen contacto con su receptor.

El lenguaje también determina la forma en que priorizamos e identificamos los problemas. Por eso, a nadie sorprendería que los “olvidos” y demás procesos de autosabotaje tuvieran relación con un lenguaje inadecuado.
La negatividad, que se alimenta de palabras y resortes como “otra vez”, “siempre me pasa lo mismo”, “no puede ser”, “cómo está el mundo”, puede desembocar en procesos depresivos o de crisis de ansiedad cuando se extiende en el tiempo. Estos estados de ánimo se desatan por reacciones aprendidas y repetidas durante años, pero pueden romperse con un cambio en el diálogo interior, con un cambio en la forma de mirar y de interpretar nuestra realidad. No sólo ante la “adversidad” o “situaciones cruciales”, sino también cada mañana, al afrontar un nuevo día de nuestra existencia.

Twitter: @cmiguelez

viernes, 21 de abril de 2017

El capitalismo perjudica gravemente nuestra salud.


Departamento de Comunicación de FUHEM

La tendencia a mercantilizarlo todo, incluido el cuerpo humano, protagoniza el último número de la Revista Papeles: “Cuerpos frágiles y capitalismo”

¿Es el cuerpo humano un objeto de explotación del que se puede extraer beneficio? ¿Puede ser comprado, vendido, enajenado, troceado o separado de la persona? La tendencia actual a mercantilizarlo todo y cosificar todos los atributos humanos no tiene límites: desde la creación de pobreza y desigualdad, al macabro tráfico de órganos, pasando por la violencia sexual que acompaña a todo conflicto bélico o las relaciones sociales basadas en la posesión que vende el amor romántico.

La globalización económica amenaza con una mercantilización descontrolada y el cuerpo humano es la última frontera: “La violencia que se ejerce sobre los cuerpos en la sociedad actual es incesante y se relaciona en buena medida con el productivismo y consumismo imperantes”, señala Santiago Álvarez Cantalapiedra, director de la revista en la introducción del número. Se puede comprar salud en todos los ámbitos de la vida: la niñez, la adolescencia, la sexualidad, el trabajo, la comida, el culto al cuerpo, el deporte, el ocio, la vejez y la muerte.

La salud de nuestros cuerpos no se puede entender sin los impactos sociales y económicos que trae consigo el sistema en el que vivimos. Así lo exponen Joan Benach, Juan Manuel Pericàs y Elena Martínez-Herrera en su artículo La salud bajo el capitalismo: ser pobre significa vivir menos y vivir peor, enfermar más y tener menos acceso a los servicios sanitarios. Entonces, “¿qué opinaría la población de los países ricos si hubiera un tratamiento sin utilizar que pudiera eliminar el sida, el cáncer de mama o el infarto de miocardio?”, se preguntan los autores del artículo.

Esta búsqueda incesante de beneficios del capital se ve incrementada debido a su alianza con la industria cultural, tal y como analiza Jon E. Illescas en su artículo El cuerpo sitiado, en el que sitúa a nuestros cuerpos como “la última propiedad que les resta a los desposeídos de este sistema económico, porque no solo las prostitutas venden su cuerpo, sino que lo hacen todas las profesiones de la clase obrera asalariadas por el capital”.
Cosificar y mercantilizar el cuerpo tiene otro de sus máximos exponentes en la violencia sexual que se produce en los conflictos armados, a pesar de que no fue hasta la década de los 90 en los Balcanes o en el genocidio de Ruanda, cuando empezó a adquirir notoriedad mediática con un objetivo claro: “Humillar simbólicamente al enemigo al agredir al otro género transmitiendo el mensaje de que no ha sido capaz de proteger a ‘sus’ mujeres”, tal y como señalan los investigadores de la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autónoma de Barcelona en su artículo Violencia sexual en los conflictos armados.

El lado más macabro y criminal de esta comercialización del cuerpo humano se sitúa en el tráfico de órganos, como expone Nancy Scheper-Hughes en su investigación sobre el tráfico de riñones en países como Filipinas, Brasil, Turquía, Israel, Palestina, Egipto, Moldavia y Estados Unidos. Un mercado muy vinculado a la pobreza y la desigualdad, donde los pobres pagan un nuevo impuesto con sus cuerpos: “Del mismo modo que la servidumbre por deudas impulsó las redes internacionales de adopción ilícita, la servidumbre por deudas impulsa los cárteles de venta de riñones”.
La vulnerabilidad de nuestros cuerpos queda puesta de manifiesto en las etapas de mayor dependencia, donde la peor parada siempre es la mujer: “La división sexual del trabajo ha motivado que los cuidados se hayan considerado actividades reproductivas y no un verdadero trabajo”, expone Paloma Moré, Doctora en Sociología en Cuerpos vulnerables.

Un elemento fijador de estas posiciones es el amor romántico porque funciona como “mecanismo de control y servidumbre femenina, que sacrifica la singularidad de cada una en favor del poder procurado por el varón; porque si una mujer no tiene marido y no tiene hijos a quienes cuidar con abnegación ha perdido su rumbo”, escribe Nieves Salobral, doctoranda de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, en La ética del amor abnegado en el neoliberalismo.

La revista se completa con las secciones habituales, que se pueden consultar aquí: 

https://www.fuhem.es/ecosocial/noticias.aspx?v=10166&n=0


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jueves, 20 de abril de 2017

¿Cómo hablar de Dios Padre en un mundo de excluidos?


por José Comblin

Nuestro mundo es cada vez más un mundo de excluidos al lado de un mundo de satisfechos. Los dos mundos se alejan cada vez más y se ignoran. Por otra parte, el mundo de los excluidos, a pesar de ser mayoritario, queda escondido. En un mundo que se dice mundo de la comunicación, los excluidos están fuera de la comunicación. No navegan por internet.

La vida en el mundo de los excluidos es una lucha de cada día por la sobrevivencia: un mundo de privaciones, violencias, robos, asesinatos. Niñas maltratadas expulsadas del hogar, que viven en la calle, condenadas a practicar el sexo o a vender drogas para sobrevivir. Mujeres violentadas por hombres drogados, jóvenes sin trabajo, sin estudio, sin horizontes y sin futuro, vagando por las calles sin saber qué hacer. Luchas por la dignidad, siempre recomenzadas y siempre frustradas. En fin, aquella realidad que conocemos todos los días.

Y Dios, ¿dónde está? ¿Qué hace? ¿Sabe lo que está pasando? ¿Cómo explicar el silencio de Dios? Cuando los escándalos son espectaculares, cuando tanto sufrimiento aflige a personas indefensas, inocentes, ya humilladas la vida entera, ¿dónde está la paternidad de Dios? Ciertas personas, y no son pocas, se rebelan contra Dios, acusándolo o negándole la existencia. No pueden comprender que si Dios existe, Él pueda aguantar la visión de tantas injusticias.

El problema no es nuevo. Es de todos los tiempos. Ya proporcionó el tema del libro de Job, uno de los momentos culminantes de la literatura universal, porque plantea la cuestión de Dios. Es fácil hacer comentarios sobre los atributos divinos en la tranquilidad de las cátedras de filosofía o en la paz de los conventos. Todos estos comentarios son superficiales porque no tocan la realidad. No enfrentan el verdadero problema: el problema de Job.

Tal problema no tiene respuesta. La respuesta sería el silencio de Job. Sin embargo, se habla de Dios como Padre. Por eso querríamos cambiar la pregunta. En lugar de preguntar “¿Cómo hablar de Dios Padre?”, la pregunta más adecuada es “¿Quién puede hablar de Dios Padre en este mundo en el cual estamos?” ¿Quién puede hablar con autenticidad sin merecer la acusación de ser un inconsciente o un cínico?

Muchos discursos religiosos y piadosos son cínicos porque no visualizan a las personas a las cuales se dirigen: ni están conscientes de su situación privilegiada, ni aceptan reconocer los sufrimientos del interlocutor.

¿Quién tiene el derecho de hablar de Dios Padre en el mundo de los excluidos? Solamente quien comparta la vida de ellos, las pruebas de ellos, la angustia de ellos.

Por esto es imposible, ilícito, inaceptable hablar de Dios Padre desde una situación de poder. El poderoso no puede hablar de Dios Padre sin ser cínico. El dictador no puede hablar de Dios Padre sin cinismo, cinismo que experimentamos en América Latina en el tiempo de las dictaduras militares o por parte de dictadores asesinos que hablan de Dios, invocan a Dios y se legitimaban en el nombre de Dios. El rico no puede hablar de la paternidad de Dios a los pobres. El vencedor no puede hablar de Dios Padre al vencido. Los excluidos son los vencidos de la vida.

¿Por qué será que la inmensa mayoría de nuestros textos litúrgicos, escritos entre el siglo IV y el siglo XVI, no dirigen la oración al Padre sino al “Señor todo-poderoso”? Dicen así: “Dios todo poderoso y eterno.” Se trata de una desobediencia formal a la orden de Jesús, que mandó rezar invocando a Dios con el nombre de Padre. Jesús enseñó así: decid “Padre Nuestro”.

Es verdad que la Iglesia conservó la fórmula del “Padre nuestro”. Era imposible borrar esta página del Evangelio. Sin embargo, fuera de esta fórmula, casi siempre dice “Dios eterno y todopoderoso.”

¿No fue acaso porque el clero sentía que era imposible hablar al Padre desde la posición de privilegio, riqueza y poder que ocupaba? La liturgia de la cristiandad fue expresión de la inmensa riqueza del clero y de los religiosos. ¿Cómo hablar del Padre en el esplendor de las catedrales y las iglesias de las abadías de ese tiempo? ¿Cómo hablar del Padre estando revestido de ornamentos litúrgicos de precio altísimo, manipulando objetos litúrgicos de oro y plata, en un ambiente de imágenes cubiertas de piedras preciosas y perlas? Todo era signo de poder, riqueza, fuerza, dominación. Todo esto era atribuido a Dios, pero no dejaba de estar reservado a una clase privilegiada. En este contexto la fórmula que se impone es “Dios eterno y todopoderoso”. No había lugar para el Padre. Instintivamente los autores de los textos litúrgicos sintieron la imposibilidad.

Cuando las liturgias celebraban las conquistas, las victorias en las batallas, la destrucción de pueblos considerados enemigos de Dios, ¿cómo hablar del Padre? En las misas que celebraban la destrucción de los indios, la represión de las revueltas de esclavos, ¿se puede hablar del Padre? ¿Se puede agradecer al Padre por el exterminio de los indios, la expulsión de los judíos, la destrucción traicionera del reino musulmán de Granada? Sólo se podía invocar al “Señor Dios eterno y todopoderoso” de quien se pensaba que había manifestado el poder de su brazo. Este título de Padre tenía que ser reprimido. La Iglesia tenía que legitimar la conquista y la dominación, no podía invocar el amor del Padre, sino sólo la ira del Dios eterno y todopoderoso ofendido por la incredulidad de los pueblos paganos.

Los católicos fueron instruidos por la liturgia, por la forma de hablar de los padres. No es de extrañar que pocos dirigen su oración al Padre. En la vida diaria invocan al “Señor eterno y omnipotente.” Dado que este Dios es muy distante, prefieren invocar al Sagrado Corazón de Jesús o a Nuestra Señora adornada con todos sus atributos. Las devociones populares fueron el substituto de Dios Padre.

Los propios documentos del magisterio usan poco el nombre de “Padre”. Este nombre de Dios está prácticamente ausente de los textos conciliares durante toda la Edad Media, en Trento e incluso en los textos del Vaticano I. Así, por ejemplo, la Constitución Dei Filius del Vaticano I conoce solamente al Dios Todopoderoso. No conoce al Padre. Dios está siempre asociado con los atributos del poder: fuerza, autoridad. Dios castiga: así se manifiesta su poder. Dios rebaja la arrogancia de los que no se le someten.

El Vaticano II inauguró una nueva fase de la historia al adoptar el lenguaje de la Trinidad. A pesar de ello, muchas veces, todavía usa las fórmulas tradicionales en lugar de hablar del Padre.

Si la Iglesia se define por el poder y se sitúa en el poder, lo normal es que Dios sea visto también como poder. Partiendo de tal teología se explica por qué en Occidente durante al menos 15 siglos, la Iglesia ha practicado como base fundamental de su actuar la pastoral del miedo. Para mantener a todas las personas bautizadas en el redil, en la obediencia y en la sumisión, la Iglesia inculcó el miedo. Para reprimir las herejías o las sospechas de herejías o las posibilidades de herejías, la Iglesia inspiró el miedo. Para obligar a los fieles a practicar la moral oficial católica la Iglesia inculcó el miedo. Para conseguir la sumisión a los sacramentos, la observancia de la misa dominical, de la confesión y la comunión anual, la Iglesia predicó el miedo. El gran argumento de los predicadores fue el miedo: miedo al pecado, miedo al castigo, ya en este mundo y sobre todo en el infierno.

La pastoral del miedo prevaleció hasta vísperas del Vaticano II y aún se mantiene en determinados Institutos particularmente cerrados, en que la fidelidad de los miembros se consigue por el miedo, sobre todo en instituciones femeninas ya que las mujeres fueron dos veces víctimas de la pastoral del miedo: primero como mujeres y después como posibles pecadoras.

Dentro de la pastoral del miedo no había lugar para el Padre. ¿Cómo el Inquisidor, podía referirse al Padre cuando torturaba a los sospechosos de herejía para que confesaran su crimen? De alguna manera el laico era siempre tratado como un hereje potencial. Había que vigilar siempre y nunca relajar la vigilancia. Se hablaba del Dios de justicia, celoso de su autoridad, que no toleraba que su honra quedase ofendida. La herejía era la mayor ofensa, un crimen de lesa majestad. Se invocaba al Dios eterno y todo-poderoso.

Por lo tanto, la historia enseña que la Iglesia no logra hablar del Padre cuando se encuentra en una situación de poder. Desde el poder ella invoca al Dios eterno y todopoderoso. Éste afirma su justicia de tal modo que el pecador se siente aplastado y debe pedir piedad, compasión, perdón.

Entonces, ¿quién puede hablar del Padre? En primer lugar, Jesús. En el Antiguo Testamento nadie se atreve a tratar a Dios de Padre: ni los profetas, ni los reyes, ni los sacerdotes ni los sabios. A veces hacen una leve comparación, pero la oración que Jesús aprendió cuando era niño no era oración dirigida al Padre. La invocación al Padre es creación de El. Creó este modo de hablar a Dios y trató de trasmitirlo a los discípulos. Hasta ahora no lo consiguió, salvo en casos excepcionales. No se desanima. Puede ser que al inicio del tercer milenio los cristianos se conviertan y comiencen a adoptar el modo de orar que Jesús quiso enseñar. Nunca es demasiado tarde, incluso después de 2000 años.

Jesús puede porque es pobre, débil, vulnerable. Jesús no muestra los atributos de poder que eran comunes en su tiempo.

Jesús compartía la vida sufrida de los pobres de su tiempo, los campesinos. Conoció el hambre, la sed, la falta de casa, las humillaciones de los grandes, el sentimiento de impotencia ante las injusticias. Los milagros no le quitan el sentimiento de su propia debilidad, porque son actos del Padre, que interviene solamente en ciertas circunstancias.

Jesús conoció los problemas de Job. Los conoció en su vecindad y por eso sintió solidaridad con los excluidos de su país. Él podía hablar de los lirios del campo y de los pajarillos a un pueblo que tantas veces pasaba necesidad. Podía hablar porque él mismo compartía las mismas necesidades. Su discurso del Padre podía sorprender, pero no escandalizar, salvo a los ricos. Tenía credibilidad porque estaba en medio de los pobres como uno de ellos. Cuando expresa su fe en el Padre, a pesar de todo lo que se ve, a pesar de tantos sufrimientos, es escuchado por los pobres porque saben que esta fe corresponde a una vivencia profunda. Además, él manifiesta señales de compasión por los dolores de su pueblo. Pone a disposición de ellos todo lo que puede. Su propio comportamiento confiere credibilidad a su discurso.

En la cruz Jesús fue hasta el extremo de la solidaridad con los oprimidos y los excluidos. Allí fue excluido por las autoridades de su pueblo y por el miedo del pueblo.

Para todas las generaciones posteriores, la cruz fue, todavía es y será la señal de la credibilidad. Jesús puede hablar del Padre porque habla desde la cruz. Habla a pesar del sentimiento de abandono que experimenta hasta el fondo del alma. Si puede invocar al Padre en este extremo, todos los pobres lo pueden también. Jesús estaba en la noche total. Por eso los seres humanos que también viven en la noche total pueden identificarse con su llamado al Padre y con su fondo de confianza. ¡Confían en que la noche oscura no sea la última palabra y que el Padre se revelará en la luz del día!

Gustavo Gutiérrez escribió un pequeño comentario del libro de Job aplicado a la situación de los pueblos latinoamericanos. Job perdió todo y no entiende por qué. No acepta reconocer que la culpa sea de él y que su miseria sea el castigo de sus pecados. Tampoco se rebela contra Dios. No habla mal de Dios. Está sin poder pensar nada. Pero la fe permanece. Él aguarda el día de la justicia. Está en la hora de las tinieblas y aguarda la vuelta del día.

Desde la conquista, los indígenas están en la noche oscura. No entienden qué pasó, por qué perdieron todo lo que tenían. Los conquistadores los acusan de ser ellos mismos culpables de su miseria. Les denuncian vicios, los rechazan en la exclusión total. Ahora, hoy en día, no son sólo los indios quienes están en la noche oscura, sino todos los pobres, dos tercios de la población latinoamericana.

Llegó la hora de las tinieblas. En el presente momento no hay ningún signo visible de esperanza para los pobres. Todas las leyes, las disposiciones del Estado, las políticas económicas hacen que cada año los pobres queden más distantes de los privilegiados. Jamás se vota una ley para favorecer a los pobres. A los pobres se les explica que deben sacrificarse por el bien de la nación. Sin embargo, ni los bancos ni las grandes empresas jamás deben sacrificarse y los ejecutivos ganan más cada año, aumentan la porción de riqueza que sacan de las manos de los trabajadores.

Sin embargo, como Job, los pueblos continúan creyendo en el Padre. Continúan esperando un cambio, una liberación. No hablan mal de Dios. No blasfeman. Esperan contra toda esperanza.

¿Quién puede hablarles del Padre? ¿Quién puede hablar de su fe sin cinismo?

Sólo aquellos que se hacen semejantes, participan de la misma condición de los excluidos y los que se compadecen. Jesús se deja conmover por los sufrimientos del pueblo pobre. Cura enfermos, levanta paralíticos. Quien lucha al lado de los pobres, quien los ayuda a sobrevivir o mejor, cuando es posible, a levantarse de su miseria, puede hablar del Padre porque el pueblo habla. Pueden compartir también la fe y la esperanza de los excluidos. Quién participa de los sufrimientos, puede también participar de su fe y de su esperanza.

No todos los pobres mantienen la fe en el Padre. Entre ellos hay personas que no aguantan más y han perdido toda esperanza. Viven sin esperanza. Dejan de pensar en el futuro y toman la vida como un fardo que deben cargar sin que tenga sentido. Se han vuelto también cínicos.

Hay jóvenes que buscan refugio en la violencia como única manera de afirmar su existencia en un mundo que los excluye. Otros caen en la bebida, en las drogas para dejar de ver, dejar de oír y dejar de pensar. No esperan nada más de la vida. Sienten como estos adolescentes que dicen: sé que no voy a vivir y me voy a matar. Entonces, parece que infringir todas las normas es la última manera de protestar contra la vida. Para ellos no existe ningún Padre: así como no hubo padre en la tierra, no hay Padre en el cielo.

También es cierto que otros luchan para salvar su propia dignidad y la dignidad de sus hermanos, pero no aceptan al Padre de los cielos, ¿Por qué? El Vaticano II dio las respuestas. Sólo conocieron la religión de los dominadores, el Dios de los grandes y de los fuertes, el Dios que legitima todas las opresiones. Rechazan este Dios y no conocen otro. Desconfían de antemano de cualquier mensaje religioso. En realidad ellos son movidos por el Padre cuyo nombre rechazan. No tienen nombre para designar al Dios Padre que siguen, porque todos los nombres del vocabulario ya han sido contaminados.

La gran mayoría, sin embargo, sigue confiando en el Padre a pesar de todo. Saben hacer la distinción entre el Padre y los que se dicen sus representantes en la tierra. Y porque ellos hablan del Padre también nosotros podemos hablar. De modo más discreto, porque bien sabemos que no somos los creyentes más firmes, que nuestra fe no fue probada como la fe de ellos. No para enseñar, sino para apoyar. Cuando el Padre permanece silencioso y permite tantas injusticias, tantas opresiones, tanta arrogancia de los vencedores, tanta miseria material y moral, nuestro discurso necesita ser muy discreto, sin énfasis, al contrario de los discursos de los supuestos amigos de Job. Más que palabras hablan los gestos de solidaridad. Estos gestos son signos del Padre y les recuerdan la presencia invisible.

Los discursos de propaganda son indecentes. Ciertas producciones suscitan sospechas, por ejemplo, los discursos de propaganda de la Iglesia Universal (del Reino de Dios). Aquí se manifiesta cómo se puede manipular la fe de los simples, sustituir la esperanza por ilusiones y explotar financieramente el desconcierto de personas aplastadas por los fracasos de la vida. Sus discursos son indecentes porque no respetan la dignidad humana de los que sufren.

No todos tienen derecho de hablar del Padre. Algunos usurpan un derecho que no les corresponde. También ante esta explotación del sentimiento religioso, el Padre permanece silencioso.

Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando apareció todo el horror del Holocausto, surgió una pregunta: ¿se puede hablar todavía de Dios después del Holocausto? Si Dios es Padre, ¿cómo pudo asistir impasible a tal monstruosidad? ¿Qué valor podemos atribuir a la paternidad de Dios en tal situación?

No sólo el silencio Dios. También existe el silencio de las religiones, el silencio de la Iglesia católica de modo particular. Quién se quedó callado en esta circunstancia, ¿con qué derecho puede todavía hablar de Dios? Después de haber mostrado tal ausencia de fe, tanto miedo, ¿qué valor puede tener todavía su testimonio?

¿Dónde estaba el Padre durante el Holocausto? Hay una sola respuesta que no es cínica: Dios estaba en las cámaras de gas, muriendo con los millones quemados por los gases venenosos. Ahora si Dios estaba allí, ¿cómo explicar que las personas religiosas del mundo no lo hayan reconocido? Ellas que tanto hablan de Dios, ¿cómo aceptar que no lo reconozcan en su manifestación terrestre? ¿Qué valor puede tener una religión que esconde a Dios en lugar de mostrarlo?

Estas fueron las preguntas. Claro está que nunca recibieron ni recibirán respuestas plenamente satisfactorias.

Dijeron: se puede hablar de Dios después de Auschwitz, porque en Auschwitz también se invocó a Dios. Muchos judíos siguieron como Job, creyendo en Dios; mantuvieron su fe inquebrantable a pesar del silencio. Muchos entregaron su vida con confianza más allá de toda esperanza.

Escuchando la voz de los millones de sacrificados, aceptando su testimonio, podemos acompañar, repetir lo que dijeron en una situación extrema que nunca conoceremos. Pero nunca más podremos hablar de Dios como antes. Sobre todo sabiendo que durante siglos los cristianos alimentaron la animosidad, el miedo, la rabia, el odio hacia los judíos, lo que sin duda preparó el Holocausto. Los cristianos no se sintieron solidarios cuando vinieron a prender a los judíos por ser judíos y nada más. Por eso hablaremos de Dios con la conciencia de nuestra propia incredulidad, por no haber hablado cuando debíamos: hablando de Dios con la conciencia de quien traicionó.

Aquí en Brasil, podríamos decir: no tenemos nada que ver con el Holocausto. No estábamos allí. La mayoría dirá, ni siquiera existíamos en aquel tiempo. Es verdad. Sin embargo, el Holocausto es una señal, un revelador. El Holocausto muestra los extremos a los que la humanidad es capaz de llegar. Así, una vez despertados por esta señal, podemos ver mejor otras realidades que también existen y mucho más cerca de nosotros. Hoy mismo los gobiernos de tantas naciones, manipulados por los grandes poderes económicos, mantienen a miles de millones de seres humanos en una situación de exclusión que en este final del siglo XX llega a situaciones extremas. El mundo no quiere ver. Mira de lejos, en la televisión de vez en cuando. Ve sin ver, ve con una emoción rápida y rápidamente olvidada porque se trata sólo de un elemento menor dentro de la abundancia de imágenes ofrecidas por los medios de comunicación.

Dejar a los miserables en su miseria no causa un choque tan fuerte como el Holocausto, pero la realidad objetiva no es tan diferente. ¿Cómo hablar de Dios Padre cuando su Hijo es crucificado todos los días a nuestro lado?

El Holocausto creó una nueva conciencia, al menos, en una minoría de la humanidad: la conciencia de que también los pueblos cristianos pueden matar a Dios crucificando a su Hijo, que también los cristianos colaboran con el silencio, la cobardía. Otrora, la conciencia cristiana aceptó la esclavitud. El Papa León XIII condenó la esclavitud solamente cuando el último país católico había decretado la abolición. De ninguna manera la jerarquía de la Iglesia quiso adelantarse. La conciencia moral despertó más empujada por el ejemplo de los gobiernos que por el evangelio. No adelanta multiplicar ejemplos de hechos semejantes. Por esto, comenzó a manifestarse una nueva conciencia: comenzó pero sólo comenzó. Hay todavía signos contrarios.

En la actualidad estamos asistiendo a una avalancha de religión burguesa. Religión burguesa es la religión al servicio del bienestar individual: bienestar físico y bienestar psicológico. En Brasil nunca se habló tanto de Dios, nunca hubo tanta profusión de símbolos religiosos, ni siquiera en la era barroca. El Nordeste es campeón de la religiosidad ¿será para hacer que se olvide totalmente la realidad objetiva?

Para la religión burguesa, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están al servicio de la satisfacción. Constituyen efluvios de fuerzas favorables. Dios es aquel que calma, tranquiliza, desculpabiliza, infunde sentimientos bonitos, aleja el miedo, la tristeza, llena el corazón de amor, felicidad, reconciliación con todo y con todos. Gracias a este Dios, los hombres y las mujeres se sienten felices, lejos de los problemas de la vida, gozando, respirando alegría. Esta religión es siempre alegre y condena todos los sentimientos tristes.

La religión burguesa pretende establecer un ambiente de simpatía universal, aleja la conciencia de conflictos: proclama la abolición de todos los conflictos: todos bañados en un baño de felicidad.

Para este fin, la religión ofrece terapias, cultos, oraciones, ejercicios corporales o mentales. Ofrece buenas palabras seductoras, gestos de amor, símbolos de paz y reconciliación. Como Padre y Madre Dios acepta todo, perdona todo y se manifiesta en la prosperidad. Jesús es un amigo siempre comprensivo, siempre disponible, que nunca se queja, nunca reclama, el amigo siempre servicial que nunca pide nada. Se le puede pedir todo, él nunca exige retribución. El Espíritu Santo es esta fuerza, esta ambientación que llena los corazones de alegría

La religión burguesa no contempla a los pobres. La pobreza es un espectáculo deprimente. Es mejor no pensar en ella para no caer en depresión. A los pobres se les dice que Dios es un Padre que les dará riqueza y prosperidad si son religiosos, bien educados, trabajadores y pacientes. Para ellos hay historias que narran la maravillosa ascensión social de personas pobres. Los libros de Paulo Coelho mostraron cómo poderes benéficos están siempre actuando: pueden confiar en que nada va a pasar. ¡No tengan miedo! Las religiones nuevas como la Nueva Era anuncian que ya viene la era de Acuario y todos los problemas van a desaparecer, no por la acción de los hombres, sino por una feliz configuración de algunas estrellas.

La religión burguesa suprime el mal simplemente negándolo. Para los que tienen, no es tan difícil mantener la ilusión. Para los que no tienen, ¿cuánto tiempo durará la ilusión?

Quién más habla de Dios Padre es quien tiene menos derecho de hablar de él. La burguesía moderna era incrédula. Era racionalista y consideraba la religión una vivencia pre-racional. La nueva burguesía se tornó más radicalmente capitalista. No se preocupa por la razón y sí por el dinero. Descubrió que la religión tiene valor comercial. Se puede vender religión y ganar dinero y mucho dinero con la religión. Hoy en día, el ateísmo no rinde más. Pero la religión rinde. Ofrece mercaderías apreciadas en el mercado: el Padre es una buena mercadería destinada a rendir mucho. Este Padre es como un Santa Claus, lleno de bondad, indulgente, tierno, que no pone ningún reparo al egoísmo, al individualismo. Por el contrario, excita el deseo de gozar, fomenta el consumismo religioso. El Padre se reviste de atributos de los padres permisivos, inventados por la civilización norteamericana que los esparció por el mundo entero, comenzando por las burguesías.

La religión burguesa promete a los pobres el acceso a la satisfacción de los deseos y les muestra las puertas abiertas del consumismo. En la práctica, este despertar alimenta las loterías, el juego del bicho, todos los concursos. Los pobres saben muy bien que por el trabajo nunca se salió de la pobreza. Solamente por el juego. O por el robo, por las drogas, por la ilegalidad. La religión burguesa que alimenta el deseo de consumismo lleva a estos recursos en la sociedad paralela.

Los milagros del Padre hacen que la gente gane en la lotería. La lotería no basta por sí sola: la lotería con mucha oración, mucha fe, mucha confianza ofrece mucho más esperanza. La religión del Padre refuerza el juego, porque se piensa que el Padre interviene en los juegos para hacer triunfar a sus favoritos. Quién tiene mucha confianza gana. Entonces es bueno no olvidarse de agradecer, pensando en la próxima vez.

Hay pobres que se dejan engañar. He aquí la frivolidad de los discursos religiosos privilegiados por la burguesía.

Recordemos: ¿dónde está el Padre en la actualidad? ¿Qué significa su silencio? ¿Cuál es el registro decente, auténtico, para hablar de Él? La respuesta es: hablar del Padre como Jesús, con Jesús, en el mismo lugar, en la misma situación.

Traducido de Revista Convergencia, año XXXIV, n°326, 1999, p. 495-502; 

José Comblin “Como falar de Deus Pai num mundo de excluídos”


miércoles, 19 de abril de 2017

Los súper alimentos que enriquecen las dietas saludables y empobrecen las dietas de los países productores.


"Sin democracia económica, librados al juego del libre mercado, los pequeños productores etíopes se enfrentan a la contradicción de tener entre manos un producto estrella en el mundo por el que su situación apenas mejora, mientras que la de gran parte del resto de la población empeora".

Las semillas que constituyen la base de alimentación histórica de algunos pueblos- como el teff de Etiopía y la quinoa andina- se han vuelto populares en los países desarrollados por su valor nutritivo y su aptitud para el consumo en dietas rigurosas. El aumento de la demanda, que podría ser una muy buena noticia para los países productores, genera los problemas clásicos de una economía pensada para el lucro y en la que los pequeños productores no tienen los mismos derechos económicos que las elites.

Los negocios naturistas de Londres, Nueva York, París y otras ciudades del mundo desarrollado ofrecen productos elaborados con semillas de teff, un alimento que los etíopes consumen desde hace 5 mil años y es la base de la dieta de esa población, una de las más pobres del mundo.

El consumo de este alimento libre de gluten y sumamente nutritivo crece un 10 por ciento promedio cada año en los países centrales, apoyado en campañas de marketing que incluyen a celebridades como Gwyneth Platrow y Victoria Beckham. El margen del negocio es altamente redituable. Una tonelada de teff se compra en Etiopía a 789 dólares, pero en los Estados Unidos el precio puede crecer hasta los 9.755 dólares, según datos de Gro Intelligence, una consultora neoyorquina que recopila datos agrícolas de todo el mundo.

Ese beneficio queda mayoritariamente en manos de los importadores y la cadena de intermediarios de los países que compran el teff, pero en Etiopía genera problemas. Entre 2006 y 2014, el gobierno etíope tuvo que frenar la exportación de las semillas de teff porque el precio en el mercado local había subido a causa de la demanda internacional y estaba generando problemas alimentarios en la población. Un dato nada menor en un país en el que se calcula que el 20 por ciento de los chicos está desnutrido.

Se calcula que unos 6,5 millones de pequeños productores se dedican a cultivar el teff. La mayoría vende el producto en las ciudades a acopiadores que manejan la parte más rentable del negocio. Como no tienen acceso a la tecnología, la falta de mecanización les impide mejorar la productividad y aprovechar mejor el boom mundial de sus semillas.

El gobierno etíope trata de atender esta situación. En declaraciones al periódico inglés The Guardian, Khalid Bomba, el jefe de la Agencia Agraria de Transformación de Etiopía (ATA), anunció un plan para mecanizar las cosechas y asistir a las cooperativas de pequeños productores que se están organizando para que la producción crezca sin complicar la dieta de la población.

Uno de los ejemplos que los etíopes miran con más atención es el del boom de la quinoa, un alimento andino que es la base de la alimentación en Bolivia y Perú, cuyo precio aumento diez veces en el mercado interno entre 2009 y 2013, y generó conflictos entre los campesinos por la tenencia de la tierra.

Aún si las mejoras en la cadena de producción que promete el gobierno de Etiopía se cumplen, este país del África Oriental tendrá que afrontar otro inconveniente derivado de la competencia capitalista. Varios países del sur de África y algunos europeos, especialmente España, han comenzado a cultivar teff, entusiasmados por la demanda mundial. El resultado es que Etiopía empieza a perder parte de su mercado natural histórico.

Sin democracia económica, librados al juego del libre mercado, los pequeños productores etíopes se enfrentan a la contradicción de tener entre manos un producto estrella en el mundo por el que su situación apenas mejora, mientras que la de gran parte del resto de la población empeora.

Fuente: Red PP

martes, 18 de abril de 2017

Geopolíticas imperiales: El Cuerno de África.



No es una casualidad que los espacios con la mayor cantidad y cualidad de recursos naturales sean, también, los puntos de mayor profusión de la violencia en el mundo. Productos de las dinámicas globales de producción y consumo materiales, de la centralización y concentración de la riqueza económico-financiera, los territorios desde los cuales se extraen las materias primas que mantienen en permanente crecimiento la comercialización de mercancías se distribuyen alrededor del mundo como una red de nodos de los cuales depende el extractivismo del capitalismo global.

No es azaroso, por consecuencia, que para Occidente los espacios-tiempos de mayor diversidad natural sean, asimismo, ejemplos arquetípicos de lo que significa ser un Estado fallido: Estados-nacionales que, de acuerdo con los ideólogos de la métrica axial occidental, proveen un especio de inigualable fertilidad para la proliferación de grupos terroristas, de redes dedicadas al crimen organizado internacional y de una vastedad de amenazas a la paz y la estabilidad de continentes enteros. Así pues, si bien es cierto que la importancia geopolítica y geoestratégica de una porción territorial se encuentra determinada por su funcionalidad para mantener la acumulación de capital en los centros neurálgicos de la economía-mundo, también lo es que esas porciones lo mismo se encuentran en la más remota y aislada comunidad indígena en América Latina que en la amplitud de los márgenes político-administrativos de una entidad estatal en el sudeste asiático.

Por supuesto, dentro de la lógica y el discurso occidentales, las razones de ser y las causalidades que originan a cualquier estado fallido, alrededor del mundo, siempre son tautológicas, autorreferenciadas en el sentido de que tanto unas como otras se validan por remitir a la misma serie de juicios de valor, al mismo conjunto de operaciones explicaciones causales que hacen del tercermundismo, del subdesarrollo, de la barbarie y el atraso las fuentes últimas de toda desgracia que ocurra dentro de las fronteras del Estado en cuestión.

En este sentido, un Estado fallido lo es debido a que sus instituciones públicas son débiles, a que sus instrumentos de participación política son insuficientes, poco actuales y viciados de origen; a que la construcción de ciudadanía aún se encuentra en ciernes, a que carece de una clase política profesional que se encargue de dirigir al país, a que la barbarie de su pasado colonial aún no es superada por la modernidad y el progreso y, sobre todo, a que el modo de producción, en su conjunto, aún no se encuentra organizado de la manera en que lo está en países como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Francia, etcétera. Por eso un Estado fallido siempre es producto de sí mismo, de su resistencia a civilizarse y modernizarse.

Fuera de foco queda, en tales explicaciones, el valor geopolítico con el que se reviste a cada territorio. Y más aún, cuando el espacio-tiempo del mismo es, por su posición en el globo terráqueo, disputado por diversos Estados-nacionales, grupos empresariales, comunidades autóctonas y estratos sociales. Tal es el caso de aquellos espacios de los cuales se extraen diversas materias primas estratégicas para sostener el patrón de producción y consumo globales: los minerales estratégicos, por ejemplo; denominados así por el grueso de las economías centrales debido a que de su obtención depende el funcionamiento de grandes porciones de una o varias industrias, aunque de manera primordial aquellas relacionadas con la informática y el desarrollo de tecnologías de punta. Pero no sólo, pues lo estratégico de cada recurso natural deviene de su importancia tanto para la satisfacción de las necesidades de una población determinada cuanto para la exponenciación del lucro obtenido por su comercialización.

África, por lo anterior, es un continente en permanente disputa por los grandes capitales y complejos estatales, científicos y militares de todo el mundo: su masa territorial concentra alrededor del 81% de las reservas de cromo globales; pero también, y en la misma escala planetaria, alberga más del 50% de los yacimientos de cobalto, 52% de las reservas de manganeso y 13% de las de titanio: todos, materiales de vital importancia para la producción de gran maquinaria, en general; pero para el continuo desarrollo de aleaciones metálicas imprescindibles para las industrias de las telecomunicaciones, aeroespacial y militar, en particular.

Estados Unidos, por ejemplo, de un listado de sesenta elementos indexados, tanto por los Departamentos del Interior y de Seguridad Nacional como por la Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso, como minerales estratégicos para el mantenimiento de la hegemonía estadounidense en el mundo, depende en más del 60% de sus importaciones de treinta y nueve elementos —de los cuales, veintitrés se encuentran en el rango de 90% a 100% de dependencia del exterior. A ello se suman las reservas de oro y diamantes, las forestales, las acuíferas y, por supuesto, las concernientes a la enorme diversidad de especies animales y vegetales de las cuales dependen los complejos farmacéuticos.

Ahora bien, si se entiende que la operación de los servidores que permiten el funcionamiento del internet dependen del cobalto, que la producción de smartphones lo hace del litio y del cobre, que la industria eléctrica y la automotriz lo hacen del cromo, del titanio y el aluminio; que la síntesis de vacunas y nuevos medicamentos para viejas y nuevas enfermedades lo hace de los químicos presentes en diferentes especies de flora y fauna, etc., se comprende, también, que son imprescindibles, por un lado, la participación del capital privado en las cadenas de producción y suministro de las materias primas y sus derivados; y por el otro, el aseguramiento, tanto presente como futuro, de los espacios en los que se encuentran los recursos naturales, de la actividad empresarial, y de las rutas por las cuales transitan esas mercancías.

De aquí que el número de actores, de poderes, locales, nacionales y extranjeros en confrontación en un espacio-tiempo de vastos recursos naturales sea un factor definitivo en la comprensión de los porqués de los Estados fallidos. Porque contrario a las posiciones mainstream en torno del tema, lo fallido de cualquier Estado no es una condición dada en los genes de los individuos que conforman su sociedad. Más bien, lo que se encuentra en juego en cada uno de esos Estados es la posibilidad de que unos u otros poderes controlen la actividad productivo/consuntiva que se deriva de los recursos naturales albergados en el territorio, de la posición de tránsito del mismo, o de ambos.

Tal es el caso de Somalia, en África, un país localizado en el Cuerno de aquella masa continental que, sin importar el índice —cuantitativo o axial— al que se recurra, siempre se coloca dentro de las últimas diez posiciones del total de la muestra abarcada: ya sea en sus niveles de corrupción, de violencia, de empobrecimiento, de alimentación y salud, de educación, de ingresos monetarios, etcétera.

El caso de Somalia, lejos de representar una excepción a la regla dentro de los mecanismos que las grandes economías occidentales emplean para fabricar Estados fallidos, significa un caso paradigmático que ejemplifica la enorme cantidad de intereses en juego y la violencia tan avasalladora que se emplea para asegurar esos mismos intereses. En primera instancia, al margen de las reservas de recursos biológicos y otros minerales estratégicos con las que cuenta el país, Somalia alberga enormes yacimientos de gas y petróleo que colocan a su territorio como una de las principales fuentes de energía tanto para Europa como para Asia, después de todo, África, en términos de extraxctivismo, funciona para esas dos masas continentales a la manera en que América Latina lo hace para Estados Unidos.

En segundo lugar, su posición geográfica es estratégica para mantener las rutas comerciales marítimas que conectan a Asia y a Europa por el océano Índico: tanto, que sólo otros siete puntos alrededor del mundo gozan de la misma condición que este país. En efecto, colindando al Norte con el Golfo de Adén, Somalia es uno de los tres territorios — junto con Yibuti y Yemen— de los cuales depende que el oil transit chokepoint de Bab el-Mandeb permanezca abierto al tráfico comercial que rodea a la península arábiga y que conecta al sudeste asiático con el mar Mediterráneo.

Esa posición no es nada despreciable en términos geopolíticos: únicamente por concepto de tráfico petrolero, por el estrecho de el-Mandeb se mueven 3.8 millones de barriles diarios y transitan entre doscientos y trescientos millones de toneladas del hidrocarburo. Nada más los estrechos de Malaca, entre Indonesia y Malasia, y de Ormuz, entre los golfos Pérsico y de Omán, mueven mayores cantidades de energéticos de las que se mueven por las costas somalíes. De aquí que cualquier alteración en los flujos comerciales de las rutas que atraviesan el estrecho hacia o desde el canal de Suez implique la posibilidad de cortar el abastecimiento de energéticos a ambos lados del océano Índico, pero también, el encarecimiento de los costes de transportación, toda vez que sería necesario rodear al África o trasladar las mercancías por las conflictivas tierras del Oriente Medio.

Basta con observar los actores que se encuentran en disputa en la zona para percibir la manera en que, desde hace por lo menos una década, empujan el reacomodo de las orbitas geopolíticas de los grandes imperios en la zona. Por un lado, la presencia de Estados Unidos es indiscutible en el Cuerno de África desde la crisis de Suez. Con presencia de capitales privados y bases militares permanentes, la Caída del Halcón Negro y el hecho de que nueve (de nueve) presidentes somalíes hayan estado directamente vinculados con los servicios de inteligencia estadounidenses, hayan sido ciudadanos o empresarios de la misma nacionalidad no son más que el corolario de una larga historia de dominio colonial mantenida desde el Congreso de Berlín, en 1885.

Por supuesto no es, por ello, azaroso el que la intervención militar directa de Estados Unidos se haya dado dos años después de haber encontrado grandes yacimientos de hidrocarburos. Como no lo es, tampoco, el que las dos presidencias de Barack Obama se hayan caracterizado por el incremento permanente de presencia militar en el país, por la intensificación de los ataques en contra de civiles por vehículos no tripulados y por la profusión deayuda humanitaria materializada en armamento y entrenamiento militar.

Pero Estados Unidos no es el único Estado interesado en mantener su hegemonía en la zona. A la intensificación de las operaciones especiales estadounidenses en la zona han seguido, por un lado, el posicionamiento de bases militares chinas en la vecina República de Yibuti —bastión militar estadounidense por antonomasia. Por supuesto la diplomacia China disfrazó el acto de la misma manera en que lo suelen hacer Francia, Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido: apeló a un nombre políticamente más correcto y afirmó que la Base Logística solo serviría para propósitos humanitarios ligados al actuar de los cascos azules. Está demás señalar que el-Mandeb implica una importancia geoestratégica tan importante para china como la que representa Malaca.

Por el otro, y previsiblemente como respuesta a la expansión china en la zona, siguieron, también, tanto el reforzamiento japonés de la que también es su primera base militar de ultramar como la construcción de una base en la zona por parte de los saudíes. Y si bien la presencia militar japonesa es respuesta directa a la china, mientras que la saudí lo es a la influencia iraní post-acuerdo nuclear, ambas acciones se concatenan con la sangrienta intervención armada de Saudi Arabia en el vecino Yemen.

Somalia, Yemen y Yibuti son territorios indispensables para mantener cualquier orbita geopolítica imperial en la zona. Y la cuestión de fondo es que lo fallido que Occidente observa en ese Estado no cesará de regir en tanto la confrontación de los intereses comerciales que envuelven a la ruta comercial de el-Mandeb tampoco cese. Utilizar el argumento de combatir a la piratería local como pretexto para intervenir la zona en forma militar —cuando la piratería en el Cuerno de África es a Somalia, en tiempos de Trump, lo que Al-Qaeda fue a Afganistán en tiempos de Nixon— no hará más que escalar los dispositivos mediante los cuales se sigue empobreciendo a las poblaciones locales y fortalecer a los Señores de la Guerra que aplican dichos dispositivos.



Fuente: Rebelión