domingo, 30 de junio de 2019

Pseudofilántropos.


Pedro Serrano

He leído en alguna parte que 19 multimillonarios estadounidenses desean ansiosamente pagar más impuestos. Al parecer, tienen tanta sensibilidad social que quieren que se cree un impuesto federal del 1% para las familias más acaudaladas.
Cuando leí la noticia, la primera reacción fue de sorpresa por raro y extraño. Después me invadió un fuerte sentido de culpabilidad al pensar que quizá los ricos no eran tan avaros como yo pensaba. Y, más tarde, después de una breve reflexión, llegué a la conclusión de que en esta generosa propuesta tenia que haber gato encerrado. Y efectivamente lo hay, y además es pardo.

Lo que en verdad encierra la propuesta de estos potentados, en apariencia revolucionaria, no deja de ser una maniobra artera para ganarse la simpatía de la sociedad con unas migajas y seguir aumentando las deducciones del gravamen de sus impuestos hasta pagar muy por debajo del común de los currantes.
Si los ricos nunca han sido tan ricos y nunca han estado tan bien vistos, a lo mejor es que sus fundaciones y sus gestos filantrópicos -que tanto gustan a la gente- esconden, maquillan o legitiman procedimientos cuestionables o injustos que les permiten enriquecerse de forma desmedida e insultante.
/ Antoñán del Valle (León)

sábado, 29 de junio de 2019

La globalización de la basura.


Por Juan Luis Dammert Bello*
En los últimos años la basura global ha tenido una visibilidad sin precedentes en la discusión pública en países desarrollados. Esto se debe, principalmente, a la crisis del sistema global de reciclaje desde que China cerró sus importaciones de desechos reciclables en 2018, pero también a otras dinámicas, como los escándalos por contaminación causada por desechos electrónicos exportados a países pobres –notoriamente Ghana– o el caso emblemático de 2009 de un envío de cargamentos desde Inglaterra a Brasil que supuestamente eran reciclaje, pero resultaron ser basura, entre otros. Estos hechos muestran que la globalización, vista como la interconexión de personas y capitales a través de flujos de bienes y servicios alrededor del planeta, implica también flujos de desechos que alcanzan una escala planetaria (1).
A mediados de 2017, China –de lejos el más grande importador de reciclaje del mundo– anunció que pondría fin a sus importaciones de 24 categorías de desechos reciclables, incluyendo varias categorías de plástico y papel. China se negaba a importar plástico que no sea 99.5% puro, convulsionando una industria global de 200 mil millones de dólares anuales. El bloqueo se hizo efectivo el 1 de enero de 2018, generando una crisis global del reciclaje a partir de ese momento (2). En marzo de 2019, India tomó una medida similar prohibiendo la importación de desechos plásticos.
Los países del norte, principalmente Estados Unidos (EEUU), exportaban gran cantidad de su reciclaje a China. En el caso de EEUU, sus exportaciones de reciclaje, en las últimas décadas, han sido de aproximadamente un tercio del total del material desechado reciclable. Ante el cierre del mercado en China, los flujos de reciclaje recientemente han inundado el sudeste asiático, principalmente Malasia. En el 2018 Malasia se convirtió, prácticamente de la noche a la mañana, en el principal importador de desechos de plástico del mundo (3), con EEUU como el principal exportador de plástico a ese país (4). Quienes han liderado la expansión del reciclaje en el sudeste asiático han sido compañías chinas que migraron hacia países con menores regulaciones y mano de obra barata. Luego de reciclar en estos otros países, el material seleccionado es re-exportado principalmente a China, ya que una vez clasificado y limpiado recupera su carácter de materia prima atractiva y legal para la industria manufacturera.



Como era de esperarse, esta situación ha generado problemas dramáticos en países de la región. En noviembre de 2018, Greenpeace Malasia publicó el informe “El mito del reciclaje: Malasia y el sistema global del reciclaje” (5), que muestra la proliferación de botaderos ilegales, quemas de plástico y contaminación que configuran una “crisis de plástico” en ese país. La inundación de plástico se produjo sin que el país tuviera, ni remotamente, la infraestructura de reciclaje que había desarrollado China. Ante la crisis, Malasia ha respondido con una prohibición temporal de la importación de plástico hasta que se introduzcan nuevas regulaciones (6).
El reciclaje es un proceso complejo y costoso en términos de mano de obra. La información sobre “qué es reciclable y qué no” suele ser confusa, incluso para ciudadanos bien intencionados que terminan incluyendo objetos como cajas de pizza o pequeños envases de yogurt en el sistema de reciclaje. El material que llega a las plantas requiere ser separado y organizado, lo cual es un trabajo intensivo en mano de obra. Para países con mano de obra costosa como EEUU, hacer el reciclaje en casa no tiene sentido económico, lo que explica que el modelo de negocio de las empresas recicladoras locales sea la exportación. De esta manera, en EEUU se recicla por ejemplo material industrial, pero lo que se conoce como “plástico mezclado” tiende a ser exportado a países con mano de obra más barata, como China. Por otro lado, la propia dinámica del comercio internacional facilita la exportación de basura desde países del norte a Asia: desde Asia llegan contenedores cargados con productos de consumo, pero podrían regresar vacíos en tanto los volúmenes de exportación desde EEUU hacia Asia son menores; para evitar esto, los transportistas acceden a cobrar precios mucho más baratos por tonelada transportada. Así, enviar desechos en contenedores se vuelve más barato para los recicladores locales que procesar la basura domésticamente (7).
El reciclaje es un proceso complejo y costoso en términos de mano de obra. La información sobre “qué es reciclable y qué no” suele ser confusa, incluso para ciudadanos bien intencionados
Durante décadas, China importó plástico desechado para alimentar su industria manufacturera en crecimiento. Pero mientras que la manufactura se desaceleró y sus costos laborales subieron, los incentivos para hacerse cargo del reciclaje global disminuyeron. Más aun cuando mucho del material importado estaba tan contaminado que su reciclaje no siempre era viable (8).

Basura Global - lugares públicos


El “problema de la basura” ha desembocado en que muchos países tengan lugares públicos contaminados.

En general, la mayor parte del material que llega a las plantas recicladoras no termina siendo reciclado. Entre 1950 y 2015 se estima que fueron desechadas 6.3 mil millones de toneladas de plástico a nivel mundial, de las cuales solo un estimado de 9% fue reciclado, 12% fue incinerado y 79% fue acumulado en rellenos o en el ambiente natural (9). En EEUU se estima que el ratio de reciclaje total en 2018 fue de 4.4% (10).

Los bajos porcentajes de plástico reciclado explican en parte el alto impacto ambiental de este. Asia es el principal contaminador de plástico en los océanos, con China a la cabeza. Actualmente, en EEUU buena parte del material reciclado está terminando en los vertederos del país, atrapados bajo tierra o incinerados. En una nota para The Atlantic titulada “¿Es el fin del reciclaje?” la responsable del gobierno local de Franklin (New Hampshire) explicó que “estamos haciendo lo mejor para ser ambientalmente responsable, pero no podemos pagarlo… el plástico es una cosa para la que no tenemos mercado” (11).

El problema global del plástico es un problema de desenfreno en la producción y el consumo, es decir, es producto del sistema económico mundial. Alrededor de la mitad de todo el plástico producido en la historia ha sido producido desde el año 2004 (12). El ahorro económico del uso de plástico reciclado frente al plástico “virgen” no es considerable, y actualmente EEUU está produciendo más basura que nunca (13).

La crisis del reciclaje ha revelado que, en los países del norte, una forma extendida de lidiar con su basura ha sido exportarla. Esto es un ejemplo de lo que David Harvey llama “solución espacial” o “spatial fix”: frente a una crisis de acumulación, la respuesta es trasladar geográficamente el problema (14). Pero en este caso, el traslado puede invisibilizar localmente el problema, pero no lo soluciona. La única salida realmente viable es reducir considerablemente el consumo en general y de plástico en particular, es decir, cambiar radicalmente la tendencia existente. Pero el éxito del capitalismo global se fundamenta en el crecimiento y la economía mantiene su base material de creación y movimiento de objetos. La cantidad de basura generada no solo crece en términos totales sino también en mediciones per cápita (15).

Países desarrollados producen volúmenes cada vez más grandes de basura, pero también desarrollan regulaciones ambientales más estrictas. Esto crea incentivos para que le exporten su basura –tóxica o no, reciclable o no– a países en vías de desarrollo. Esta situación ha evidenciado un sistema de globalización de la basura particularmente injusto. Ningún país quiere ser el basurero del mundo.


Basura global - Exportación



Notas:

(1) MOORE, Sarah. “Global garbage: waste, trash trading, and local garbage politics”. En: Peet, R., Robbins, P. and Watts, M. (eds.) Global Political Ecology. London; New York: Routledge. 2010.

(2) NATIONAL GEOGRAPHIC. “China’s ban on trash imports shifts waste crisis to Southeast Asia. As plastic scrap piles up, Malaysia and others fight back”. 16 de noviembre 2018. (www.nationalgeographic.com/environment/2018/11/china-ban-plastic-trash-imports-shifts-waste-crisis-southeast-asia-malaysia/)

(3) HUFFPOST. “Why Southeast Asia is Flooded with Trash from America and Other Wealthy Nations. Capitalism, greed and inequality have created a crisis in the global recycling system”. 8 de marzo 2019 (https://bit.ly/2JjOkHI).

(4) NATIONAL GEOGRAPHIC, Loc. Cit.

(5) GREENPEACE MALASIA. The Recycling Myth. Malaysia and the Global Recycling System. 2018 (https://bit.ly/2UCZzfp).

(6) HUFFPOST, Loc. Cit.

(7) Ibíd.

(8) Ibíd.

(9) GEYER, Roland, Jenna R. JAMBECK and Kara LAVENDER LAW. “Production, use, and fate of all plastics ever made”. Science Advances 19 Jul 2017: Vol. 3, no. 7, e1700782. DOI: 10.1126/sciadv.1700782.

(10) WASTE360. “U.S. Plastic Recycling Rate Projected to Drop to 4.4% in 2018”. 5 de octubre 2018 (https://www.waste360.com/plastics/us-plastic-recycling-rate-projected-drop-44-2018).

(11) THE ATLANTIC. “Is This the End of Recycling? Americans are consuming more and more stuff. Now that other countries won’t take our papers and plastics, they’re ending up in the trash”. 5 de marzo 2019. (https://bit.ly/2W4tXnu)

(12) GEYER et al, Loc. Cit.

(13) THE ATLANTIC, Loc. Cit.

(14) HARVEY, David. Spaces of Capital: Towards a Critical Geography. Edinburgh, Edinburgh University Press. 2001.

(15) MOORE, Loc. Cit.
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Juan Luis Dammert Bello es sociólogo de Oxfam en Perú.
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Fuente: Revista Intercambio, edición 46: https://intercambio.pe/la-globalizacion-de-la-basura/

viernes, 28 de junio de 2019

La eterna vigencia del capitalismo primitivo.


Por: Jesús Arenas:

No pretendo dar una cátedra de Derecho Romano ni confieso algún recalcitrante prurito contra el capitalismo vigente, porque la realidad me obliga, a duras penas, soportarlo y vivirlo. Pero es pedagógico dar a conocer brevemente a nuestros jóvenes lectores, un asomo de ese aspecto, por considerarlo “justo y necesario”, es decir, una curiosa tabla comparativa de ciertos pasajes del derecho primitivo romano que aun rige los destinos del campesinado latinoamericano.

Diariamente conocemos las penalidades de indígenas y trabajadores humildes del campo que reclaman su abandono y sufren el despojo auspiciado por las oligarquías enquistadas en el poder, con la complacencia de cuerpos armados utilizados como verdugos de su propio pueblo. La represión es una característica derivada del atropello imperial de la antigua Roma, utilizada por el neoliberalismo imperialista.

En el Derecho Romano, estaba muy claro para los patricios (oligarquía) lo que debían obtener de las obligaciones (nexum) establecidas para expoliar a los plebeyos rurales y despojarlos de sus tierras y frutos. Ese “nectare” anudaba, ataba hasta la propia vida del campesino mediante leyes continúas evaluadas y acordadas en los concilios privados de sus palacios. El deudor que nacía de esas obligaciones agiotistas, respondía hasta con su propio cuerpo por las deudas adquiridas e impuestas.

Aquella famosa “ley de las Doce Tablas” permitía la condena por deudas mediante la detención del deudor, fijando el peso de las cadenas que le colocaban como escarmiento por su incumplimiento y la limosna de alimentos que recibía despectivamente del acreedor. Sometido a un estado de esclavitud, el plebeyo rural, perecía junto a su patrimonio y su familia. La ley lo juzgaba, a imitación, con una capitis diminutio y el desarraigo de su páter familiae

Transcurrido cierto plazo sin que pudiera cumplir su pago, el campesino romano, a instancias del orden “legal romano”, podía ser vendido, por el acreedor, o ser sometido como esclavo o matarlo. ¿Acaso no es algo parecido al sicariato rural o ajuste de cuentas que padece nuestro campesino por parte de los terratenientes? Desde esa práctica asesina corre el imperialismo hasta nuestros tiempos, aunque tratadistas nos confundan con terminologías jurídicas superpuestas y simuladas.

Las deudas actualmente pueden crear derechos a varios acreedores lo que permite la ley subrogarse en el cobro, pues en la época romana, varios acreedores podían reclamar, igualmente, sus derechos al deudor formando parte de la “gavilla” que lo podía destrozar corporalmente repartiéndose sus miembros, en virtud de la relación personal establecida. La denominada “venganza privada” estaba regulada por la Ley del Talion. A partir de ciertas épocas del imperio romano la obligación estaba relacionada con el crédito y confundida con el derecho penal.

Hoy día, nuestros gloriosos banqueros en contubernio con terratenientes, negocian el asedio al campesino solicitando leyes a los gobiernos neoliberales para darles cierto viso de legalidad. Vemos como persiguen a los cultivadores ancestrales para construir represas, edificaciones, sin importarles la contaminación de las fuentes ni la infertilidad del suelo. Levantan sus fábricas para obtener productos que les enriquecerá más y les permitirá la obtención de dinero fácil ocasionando una esclavitud de hambre en los cordones de miseria (favelas) de las ciudades, mediante la escasez, la especulación y el acaparamiento.

Es una realidad palpable que los medios ocultan a cambio de una tarifa e interpretan demonizando a los delincuentes pobres. Es perogrullada insistir que nuestros campos están cada vez más abandonados y áridos. Ya no resisten más préstamos desvergonzados de las élites terròfagas; lucen exprimidos e improductivos. Nuestros organismos sobre la materia no son suficientemente diligentes en recuperar y hacer cumplir los créditos otorgados. Así asistimos indiferentes a una insolvencia ex profeso de los poseedores y propietarios, entre comillas, del 75% de las tierras sin que produzcan nada ni se conozcan sus frutos. Solo somos testigos de la opulencia de los deudores y los viajes de placer que disfrutan.

Las penas pecuniarias fueron creadas desde la época imperial romana para darle una visión “justa” mediante las llamadas “composiciones voluntarias”, donde se fijaban las sumas de dinero del pago. Pero, como siempre, la ambición del acreedor, abusó con penas desproporcionadas establecidas en sus tarifas impositivas (algo similar a los intereses de nuestras cartas de crédito) pretendiendo darle viso de legalidad mediante un tipo de “composición legal”. Dada la imposibilidad del deudor para cumplir con su obligación en la fecha indicada, se establecieron “plazos” para darle cuerda al asunto y crear una tética de expoliación y garantías al acreedor.

Esto se hacía en reuniones privadas con la presencia de cinco testigos (comprometidos) y el llamado “librepens” (juez de la balanza). No tan lejano de las famosas conferencias privadas de nuestros banqueros, jueces, terratenientes y representantes oficiales para imponer el tipo de garantía al deudor. El plebeyo romano quedaba “entetado” (no es un término del latín, es jerga) sin que importara a sus acreedores la miseria a que era sometido por una posible ruina natural, guerra o asalto.

El “Vindex”, era una figura fácil para los patricios, pero no para los plebeyos campesinos por lo que crearon una nueva ley: la lex Vallia” que permitía el deudor defenderse por sí mismo. Una acción decorativa por cuanto la debilidad del campesino era patética. A través de una ojeada al derecho primitivo romano, podemos cerciorarnos que esas figuras jurídicas subsisten con palabras y lexicografía nueva, pero en el fondo conservan aquellas injusticias en el medio rural de América latina y de los continentes tan abandonados como el nuestro (Bolivia, Perú, Argentina, Chile, India, etc.) el imperialismo cambia de ropaje, pero guarda su cinismo. Muy poco ha sido modificado el derecho romano. Rendimos pleitesía a ser descendientes, pero los atropellos legales continúan ahondados con el neoliberalismo y el imperio letal que nos subyuga. Las retoricas leyes insisten en la esclavitud (ejemplo las reciente leyes del “kusasky” peruano y del Macri en Argentina)

Testigos presenciales somos del artificio legal que encausa al campesino y que lo despoja. Una vez expropiado de su terruño, se le somete a la venta en masa de su patrimonio para adjudicarlo a compradores confabulados a favor del acreedor, quienes previamente han acordado bases para el remate. Las posturas “amañadas” permiten la apropiación de sus tierras.

Después “del acto legal” las ofrecen como garantía para otro préstamo, suscitándose una cadena de fraudes y estafas por cuanto se insolventan o no cumplen con el propósito de la inversión productiva, ante los ojos cerrados de los organismos que toleran el desfalco al fisco nacional, burlando el propósito para el desarrollo y producción del campo. A los acreedores les conviene la importación de productos porque se benefician con el descontrol de precios imperantes en muchas de esas economías latinoamericanas.

He ahí la importancia de repasar el Derecho Romano para descubrir que poco o casi nada de esencia y fondo ha cambiado sobre la justicia social desde esas épocas. Por eso la economía tiende a crear algo diferente, aunque sea desde el punto de vista financiero con las criptomonedas. En otra entrega revisaremos sus antecedentes, si los hay, y las consecuencias existentes bajo la manga, de esa nueva tendencia. Venceremos.
(Venezuela)


.fundapoder@hotmail.com

jueves, 27 de junio de 2019

Piden a la Unión Europea detener las negociaciones comerciales con Brasil.

Mato Grosso, Brazil – Photo by Icaro Cooke Vieira/CIFOR, cifor.org CC BY-NC-ND 2.0

Más de 340 organizaciones de la sociedad civil piden a la Unión Europea (UE) poner fin de inmediato a las negociaciones para un acuerdo de libre comercio con el Mercosur debido al deterioro de los derechos humanos y la situación ambiental en Brasil.
El Mercosur está integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.

En un carta abierta dirigida a los presidentes de las instituciones europeas piden garantizar que ningún producto brasileño vendido en la UE, ni los mercados financieros que lo sustentan, estén provocando un aumento de la deforestación, el acaparamiento de tierras indígenas o las violaciones de los derechos humanos.

Exigen la confirmación, con pruebas materiales, de que el gobierno brasileño cumplirá sus compromisos resultantes del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.

Asimismo, incrementar el apoyo a la sociedad civil organizada brasileña, incluido el refuerzo de la aplicación del Plan de Acción de la UE sobre derechos humanos y democracia y las consultas pro-activas con las organizaciones de la sociedad civil brasileña que se ocupan de los derechos humanos.

Finalmente, piden además vigilar que la UE vigile y responda a las violaciones de derechos humanos y fortalezca los mecanismos para proteger a los defensores de derechos humanos.

Para las personas en situación de mayor riesgo, incluidos los pueblos indígenas y los defensores del medio ambiente, la UE debería proporcionar apoyo directo y urgente cuando sea necesario, incluso a través de representaciones políticas.

Conozca el texto completo de la carta abierta a continuación:
Estimado Presidente del Consejo Europeo, Presidente de la Comisión Europea, Presidente del Parlamento Europeo,
Las organizaciones de la sociedad civil abajo firmantes reclamamos a la Unión Europea que use su influencia para prevenir el empeoramiento de la situación de los derechos humanos y la destrucción del medio ambiente en Brasil.
En abril, más de 600 científicos europeos y dos organizaciones indígenas brasileñas, en representación de 300 grupos indígenas de Brasil, pidieron a la UE que actuara como líder mundial en apoyo de los derechos humanos, la dignidad humana y un clima habitable, haciendo de la sostenibilidad la piedra angular de sus negociaciones comerciales con Brasil. Apoyamos plenamente este llamamiento.
La UE y sus Estados miembros, vinculados por el Tratado de la Unión Europea, se comprometieron a respetar y promover los derechos humanos como objetivo general en sus relaciones con otros países. La propia Comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, reconoció la necesidad de nuevos acuerdos comerciales que cumplan realmente con el objetivo del desarrollo sostenible.
Desde la toma de posesión del Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en enero de 2019, hemos sido testigos del aumento de las violaciones de los derechos humanos, los ataques a las minorías, la comunidad LGBTQ+, los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales. Además, la administración sigue amenazando el funcionamiento democrático básico de la sociedad civil al tiempo que prepara la destrucción de algunas de las regiones más preciosas y ecológicamente valiosas del mundo como la Amazonía.
Estamos profundamente preocupados por lo siguiente:
  • La propuesta de poner la demarcación de las tierras indígenas bajo la jurisdicción del Ministerio de Agricultura, allanaría el camino para que los poderosos agronegocios ganaderos y sojeros aceleren su avance a través de la Amazonía, el bosque tropical más grande del mundo y el Cerrado, la sabana más biodiversa del mundo. Aunque esta controvertida medida parece haber sido temporalmente revocada por el Senado brasileño, el Presidente Bolsonaro aún puede imponerla.
  • Ha habido un aumento dramático de los ataques contra los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales y sus territorios. En febrero, se informó de que al menos 14 territorios indígenas protegidos estaban siendo atacados por invasores. Además, el gobierno abolió más de 35 consejos nacionales de participación social. Están aumentando los ataques contra las personas que defienden sus territorios o recursos naturales en las zonas rurales de Brasil, lo que se traduce en un aumento de las muertes de líderes comunitarios, campesinos y activistas.
  • La promesa de campaña de Bolsonaro de «poner fin a cualquier forma de activismo» fue implementada en su primer día en el cargo, facultando al gobierno para «supervisar, coordinar, monitorear y observar las actividades y acciones de las agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales dentro del territorio nacional».
  • Tanto el Ministerio de Medio Ambiente como el Ministerio de Asuntos Exteriores están ahora encabezados por quienes niegan el calentamiento global, lo que lleva a la anulación de los departamentos ministeriales responsables del cambio climático. Aunque Brasil sigue siendo firmante del Acuerdo de París sobre el cambio climático, es cada vez más improbable que la administración tome las medidas necesarias para aplicar el acuerdo.
  • La legislación y las políticas socioambientales se han debilitado drásticamente durante los primeros 100 días del gobierno Bolsonaro. El Código Forestal ha sido socavado con nuevas medidas que proponen la reducción de las reservas legales y un plazo más flexible para la regularización de las tierras por parte de los expropiadores. En enero de 2019, la deforestación en la Amazonia aumentó en 54 por ciento en comparación con el mismo período de 2018.
Los actores de la sociedad civil organizada, activistas sociales, comunidades campesinas e indígenas y sindicatos enfrentan peligros extremos por la retórica incendiaria del gobierno de Bolsonaro y sus partidarios. Esto incluye el calificar de «terroristas» a los miembros de movimientos sociales como el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra y el Movimiento de los Sin Techo, lo que genera la preocupación de que la polémica ley antiterrorista de Brasil sea utilizada para criminalizar a los activistas sociales.
La UE es el segundo socio comercial de Brasil en su conjunto, el segundo importador de soja brasileña y un importador fundamental de carne de vacuno, otros productos agrícolas y recursos naturales mineros brasileños. Por lo tanto, la UE tiene la responsabilidad de abordar las injusticias en materia de derechos humanos y medio ambiente que tienen lugar en Brasil bajo el gobierno de Bolsonaro. Debe utilizar su influencia para apoyar a la sociedad civil, los derechos humanos y el medio ambiente.
La UE está negociando un acuerdo comercial de gran alcance con Mercosur que pretende ampliar el acceso al mercado y el comercio entre las dos regiones, incluido Brasil. Es imperativo que la UE envíe un mensaje inequívoco al Presidente Bolsonaro de que la UE se negará a respaldar un acuerdo comercial con Brasil hasta que se ponga fin a las violaciones de los derechos humanos, se adopten medidas estrictas para poner fin a la deforestación y se contraigan compromisos concretos para aplicar el Acuerdo de París.
En el pasado, la UE ha suspendido las preferencias comerciales con países implicados en graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos, como Myanmar y Filipinas. Además, la UE ha restringido las importaciones de productos cuya producción está relacionada con la violación de los derechos humanos como en el caso de los minerales de conflicto. Es hora de que la UE adopte una postura similar y firme para evitar el deterioro de la situación de los derechos humanos y del medio ambiente en Brasil.
Por lo tanto, reclamamos que la Unión Europea:
  1. Detenga inmediatamente las negociaciones del acuerdo comercial UE-Mercosur.
  2. Garantice que ningún producto brasileño vendido en la UE, ni los mercados financieros que lo sustentan, estén provocando un aumento de la deforestación, el acaparamiento de tierras indígenas o las violaciones de los derechos humanos.
  3. Exija la confirmación, con pruebas materiales, de que el gobierno brasileño cumplirá sus compromisos resultantes del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.
  4. Incremente el apoyo a la sociedad civil organizada brasileña, incluido el refuerzo de la aplicación del Plan de Acción de la UE sobre derechos humanos y democracia y las consultas pro-activas con las organizaciones de la sociedad civil brasileña que se ocupan de los derechos humanos y del funcionamiento democrático de la sociedad civil brasileña.
  5. Vigile y responda a las violaciones de derechos humanos -incluyendo la investigación de casos desde la elección de Bolsonaro- y fortalezca los mecanismos para proteger a los defensores de derechos humanos. Para las personas en situación de mayor riesgo, incluidos los pueblos indígenas y los defensores del medio ambiente, la UE debería proporcionar apoyo directo y urgente cuando sea necesario, incluso a través de representaciones políticas.
Atentamente,
Fuente y foto: Collectif Stop TAFTA
 Fuente: Servindi.org

miércoles, 26 de junio de 2019

El poder sin valores humanos, abusa y esclaviza.

Esta constatación la encontramos en muchas personas e instituciones poderosas, sobre todo en las políticas y económicas, pero también en las culturales, humanitarias y hasta religiosas. El poder, sin valores humanos, tiende a corromper las relaciones y actividades intrapersonales y sociales.

A finales de 2018, siguieron saltando a la luz, numerosos escándalos de abusos sexuales, esta vez, en la Unión Africana.

El abuso sexual es un problema serio para las mujeres que trabajan en la Comisión de la UA, según la investigación realizada. La mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes que buscan trabajo dentro de la organización.

El equipo de investigación encontró 44 casos de abusos sexuales como condición para conseguir trabajo. A veces no existía más que una promesa de trabajo.

Las personas entrevistadas contaban que no existía ninguna política para poder denunciar tales abusos. El equipo investigador encontró evidencia de otros abusos, como: corrupción, propinas, bullying, discriminación o intimidación.

Semejantes condiciones las encontramos también entre estudiantes universitarias que desean conseguir su título de estudios, y entre mujeres que buscan empleo o trabajan en otras instituciones.

Según el periódico sudafricano “Mail &Guardian”, la investigación fue el resultado de una denuncia que habían presentado 37 mujeres del equipo de la UA, quejándose de los abusos sufridos.

La comisión de la UA, con sede en la capital etíope Addis Ababa, ha prometido establecer una política comprensiva para proteger a las víctimas, con duras penas para los culpables, así como un seguimiento de cada uno de los casos de abusos.

El remedio legal, con juicios y penas, aunque es necesario y una exigencia de la justicia, no llega a sanar las raíces del mal, como es: la falta seria de respeto hacia la dignidad humana y derechos de la otra persona.

Muchos gobernantes e instituciones se quedan en los medios legales y punitivos, sin intentar sanar y regenerar las raíces del mal, a través de una educación integral y de una gestión de recursos, donde se cultivan los valores humanos y sociales.

¡Cómo nos cuesta aprender de la experiencia y de la historia!

Buscamos superar los males personales y sociales, como la violencia de género, la violencia de grupos armados, el desempleo, el hambre, etc. pero para conseguirlo, utilizamos los medios inadecuados o insuficientes, como son los medios: legales, judiciales y económicos.

Los medios legales, jurídicos y tecnológicos son totalmente necesarios, tanto a nivel local, nacional como europeo y global. Pero, como lo constatamos cada día, estas organizaciones y medidas son claramente insuficientes para superar los males sociales.

Apenas aciertan nuestros líderes actuales a mirar más lejos, como lo harían algunos líderes carismáticos y sabios, de la talla de Nelson Mandela, Ghandi o Nyerere.

En nuestras sociedades, nos faltan líderes y ejemplos de gestores íntegros, que no solamente hablen de valores humanos, sino que los vivan y los promuevan activamente a través de todos los medios de información, educación y desarrollo.

Los auténticos pioneros de semejante transformación social, especialmente en África, solo pueden ser: la sociedad civil, particularmente las mujeres y los jóvenes, porque son las personas que más sufren tales abusos e injusticias.

martes, 25 de junio de 2019

Agroecología: cooptación institucional versus soberanía alimentaria.


El fortalecimiento territorial y el trabajo colaborativo, el rescate de los saberes tradicionales y de las identidades locales, así como el horizonte de soberanía alimentaria debieran ser algunos de los ejes intransables que los campesinos y campesinas que hoy ejercen la agroecología deben relevar para no convertirse en agua que mueve el molino satánico del mercado internacional y del gran capital agrario.
Bifurcaciones en la senda de la Agroecología: Cooptación institucional versus soberanía alimentaria

Por E.M. Valdés*

PiensaChile, 22 de junio, 2019.- Toda persona que mantenga un mínimo acercamiento con el campo puede notar lo mucho que ha cambiado: hoy en día, las imágenes de la casa patronal, las acequias y los canales, incluso los inquilinos son solo pinturas costumbristas que adornan el living de los nuevos asentamientos, mientras que la moderna infraestructura de riego, las casas de villas suburbanas, las industrias de procesamiento y packings con alta tecnología de enfriamiento se vuelven parte fundante del paisaje rural.

La producción agrícola es uno de los sectores más industrializados, en el que se conectan enormes cadenas de distribución para responder a las demandas alimenticias que tiene el mercado internacional, del cual Chile se autoproclama una potencia en la materia. Cualquier maulino que se precie de serlo puede reconocer esta transformación y, con ello, el hecho de que la producción agraria siga siendo una fuente de trabajo para muchos de sus habitantes, en especial durante la época estival que coincide con las cosechas.
¿A qué se debe esta transformación?

Precisamente, el proceso que venimos describiendo se ajusta a un cambio de modelo agroalimentario que comenzó a gestarse en el país a partir de los años 60. Frente a la atrasada y poco productiva hacienda se integran una serie de tecnologías para el agro, como paquetes de insumos agrícolas, semillas certificadas internacionalmente, tecnologías para el riego y la labranza que permitirían alcanzar mayor eficiencia en la producción, así también convertir a los campesinos tradicionales de ojota y chupalla en modernos empresarios agrícolas.

La “Revolución Verde” fue el nombre que adquirió este cambio paradigmático a escala global, que los gobiernos implementaron con la supervisión de la FAO y bajo el humanitario discurso de acabar con el hambre en el mundo. En este contexto, se instala un modelo que funciona en base a la participación de productores de diverso tamaño quienes, a través de contratos y créditos con diversas casas comerciales representantes de las marcas mundiales de agroinsumos (Bayer+Syngenta, Pioneer, entre otros) otorgan a estos la mayor parte de los elementos necesarios para producir un terreno.

Tales productos se orientan a satisfacer las exigencias de los mercados internacionales, particularmente al consumo de las potencias del norte, razón por la cual hoy en día se ha vuelto tan común ver una mayor presencia de cultivos de manzanas, ciruelas, arándanos, avellanas europeas y una serie de otros frutales que son altamente cotizados por los paladares del primer mundo.



Foto: Plantación de Avellano Europeo bajo el paradigma de la Agricultura intensiva. Longaví, 2018.



Tras 50 años de instauración de este sistema, podemos constatar las duras consecuencias que ha generado para las familias campesinas (1). En primer lugar, una fuerte dependencia del productor respecto del capital agroindustrial en materia de insumos para el agro; en segundo lugar, la segmentación entre alimentos para ricos y alimentos para pobres provocada por los protocolos de selección a los que tiende el mercado de exportación, que es proclive a dejar en el país solo aquellos productos de peor calidad; en tercer lugar, la disminución de la calidad de los terrenos cultivados (erosión), que pone en peligro el futuro de la agricultura y que insta al campesino a requerir aún más insumos entre un año y otro para conseguir iguales rendimientos.


tras 50 años de instauración de este sistema, podemos constatar las duras consecuencias que ha generado para las familias campesinas 

Lo más lamentable es que, luego de medio siglo de agricultura “moderna”, no se ha terminado con el hambre en el mundo, ni tampoco se ha ofrecido un mejor pasar las familias del campesinado. Frente a esta situación, no nos debiera sorprender que el actual patrón de asentamiento en zonas rurales presente una tendencia constante a la baja y, con ello, una dislocación cultural entre las generaciones (2) jóvenes que se van y las mayores que se mantienen.

A partir de los años 80, como respuesta a las nefastas consecuencias ya mencionadas, los movimientos campesinos e indígenas comienzan a posicionar una alternativa al modelo de la revolución verde. Un fantasma comienza a recorrer los campos de Chile y América, un fantasma llamado Agroecología, que surge de la síntesis entre los saberes tradicionales e indígenas, el discurso y la práctica ecológica, que con el apoyo de algunas universidades de EE. UU. logran constituir una nueva ciencia, que funde a la disciplina agronómica con la ecología.



Este movimiento, ciencia y práctica se consolida finalmente en 1996 con la declaración de Roma, en la que convergen los movimientos sociales del tercer mundo en un horizonte común: agroecología para la independencia de los pueblos; soberanía y seguridad alimentaria para las naciones. Esta declaración tensiona la línea extendida por Naciones Unidas, que a través de su modelo de revolución verde y su política agraria a nivel mundial reacciona en contra del movimiento agroecológico tildándolo de ineficiente, potencialmente peligroso para la salud humana y por, sobre todo, marginal frente al volumen productivo que hoy requiere la sociedad globalizada. No obstante, durante los últimos años y, ante la imparable proliferación de los agroecólogos y agroecólogas a nivel global, el gran capital agrícola se ha visto en la necesidad de dar su brazo a torcer.


En la región del Maule, INDAP modifica su sello “orgánico” hacia “agroecológico”, como si ambos conceptos refirieran a lo mismo, en un intento de apropiarse institucionalmente de la agroecología 

Por primera vez, la agroecología se ve enfrentada al hecho de que los mismos organismos internacionales e instituciones que intentaron marginarla, so pretexto de su poca productividad y falta de protocolos de inocuidad, hoy se ven obligadas a abrirle sus puertas. Ante los cuestionamientos que ha tenido el modelo de la revolución verde y la demanda de la población por alimentos libres de agrotóxicos, las corporaciones que rigen la política agraria mundial buscan nuevos caminos para evitar el estancamiento y la crisis que se aproxima.

En la región del Maule, INDAP modifica su sello “orgánico” hacia “agroecológico”, como si ambos conceptos refirieran a lo mismo, en un intento de apropiarse institucionalmente de la agroecología. San Nicolás (Región de Ñuble) se declara como la primera comuna 100% agroecológica, lo que representa un gran ejemplo de transformación de la matriz agraria que ofrece una alternativa al modelo agroindustrial. Esta comuna acaba de ganar un fondo de Naciones Unidas para el fomento de la agroecología, lo cual puede ser una excelente noticia para los campesinos y campesinas organizados que, sin embargo, no está exenta de peligros.


los agroecólogos deben ser cautos ante las fuentes de fomento que pretenden despojarla de su contenido sociopolítico. 

Como se sabe, la agroecología nace al calor la lucha y resistencia de las comunidades campesinas de América Latina frente al despojo generado por el modelo de revolución verde. Su origen está fraguado en un contenido político ineludible que apunta hacia un horizonte de transformación social y cultural, cuya impronta supera la cuestión del cómo y el para quiénes producir alimentos. Es por esta razón que los agroecólogos deben ser cautos ante las fuentes de fomento que pretenden despojarla de su contenido sociopolítico. Ya sea desde instituciones como la FAO, INDAP y PRODESAL o desde las empresas agrícolas con rostro “ecológico”, si los planes de fomento buscan transformar la agroecología en una lista de supermercado de técnicas para producir el campo de manera intensamente sustentable, climáticamente inteligente y con ello, blanquear el irremediable daño a la vida y a la biodiversidad que ellos mismos generaron, entonces es más necesario que nunca armar a la agroecología con aún más férreas convicciones políticas.

El fortalecimiento territorial y el trabajo colaborativo, el rescate de los saberes tradicionales y de las identidades locales, así como el horizonte de soberanía alimentaria debieran ser algunos de los ejes intransables que los campesinos y campesinas que hoy ejercen la agroecología deben relevar para no convertirse en agua que mueve el molino satánico (3) del mercado internacional y del gran capital agrario.




Foto: Diversidad de semillas orgánicas. Centro Agroecológico Longaví (CAEL).



Aún es pronto para saber cuáles serán las jugadas del capitalismo verde en materia agrícola y cómo los movimientos enfrentarán la cooptación mercantil e institucional. Sin embargo, si algo nos puede enseñar la historia es que el modelo genera sus propias crisis y, con una creatividad insondable, se las arregla para sobreponerse y continuar con el despojo, la expoliación y la precarización de la vida de quienes, en todo el mundo, sostenemos los privilegios de aquellos que se apropian del fruto de nuestro trabajo.

Fruto de la naturaleza, del trabajo y del conocimiento humano atesorado por milenios de coevolución, la agricultura ha sido la fuente esencial de supervivencia de toda nuestra especie y que hoy se haya ante el riesgo de ser arrebatada a los hombres y mujeres que la practican, así como de su propia condición de posibilidad debido a las presiones ecosistémicas provocadas por el cambio climático, la erosión y la larga lista de daños provocados por el capitalismo.

Pese a que las proyecciones en materia ecológica no parecen ser muy auspiciosas, la verdadera agroecología se plantea como una salida posible a la crisis socioambiental y alimentaria que ha generado el sistema extractivo y de acumulación. Es deber de los pueblos conservar su acervo agrario (biológico y cultural) para resistir los embates de la apropiación y privatización que hoy en día posa sus voraces ojos en las prácticas de agricultura tradicional.
Notas:

(1) Al igual que en otras formas de producción, son siempre los productores con menor acceso a la tierra los que se han visto fuertemente afectos por el sistema. Paradojalmente, son también ellos los que producen la mayor parte de los alimentos consumidos en el mundo (Wolfeson, 2013).

(2) Aunque este fenómeno es de carácter cultural y multivariado, las familias campesinas no desean que su descendencia se quede debido a “lo sacrificado de la vida en el campo”. Existe un amplio debate sobre esta temática a lo largo y ancho de los estudios en sociología rural.

(3) En referencia a Karl Polanyi en La Gran Transformación

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* El autor, E.M. Valdés, es miembro del Centro Agroecológoco Longaví CAEL, de la comuna de Longaví, Maule Sur, Chile.
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lunes, 24 de junio de 2019

Por una Iglesia profética, postsecular, posreligiosa.


José Arregi 

La difusión de las ciencias por la Universidad ha socavado o acabará socavando la cosmovisión milenaria que sostiene las creencias y las prácticas religiosas tradicionales. No podemos pensar que una divinidad preexistente creó el mundo de la nada en un pasado remoto e interviene en él cuando quiere, ni que somos el centro del cosmos, ni que habrá un fin del mundo con un juicio final y un infierno eterno para los malos. Y tantas y tantas cosas que seguimos leyendo y escuchando todavía. Todo eso ya pasó o tiene los días contados. Vivimos una época posreligiosa.

A la vez, sin embargo, vivimos una época también postsecular. Y no porque las religiones tradicionales sobrevivan todavía e incluso ganen protagonismo político en muchos países como los Estados Unidos de América, Rusia o Brasil. Son manifestaciones reactivas y fundamentalistas, más políticas que religiosas, y han traicionado al Espíritu profético y místico que alentó sus orígenes. Vivimos una época postsecular porque los Homo Sapiens que somos (todavía…), debido a nuestro desarrollo cerebral y cultural, somos seres simbólicos –como lo fueron otras especies humanas extintas y lo siguen siendo otros primates hominoides, cada especie a su manera–. Somos más de lo que pensamos, sentimos, sabemos, tenemos. La Realidad nos precede. Todo emerge de la “materia”, que no sabemos qué es y, sobre todo, por qué es. La materia es matriz. El Misterio nos envuelve. La realidad se reencanta. Todo está interrelacionado, abierto y habitado por impredecibles e inagotables posibilidades. Todo se transforma. ¿Hacia dónde? Depende de todo, y en particular de nosotros, como sucede con el cambio climático.


Y ¿qué tiene que ver esto con la Iglesia? También de la Iglesia depende la transformación de este planeta y de esta humanidad hacia una forma más justa y libre, más fraterna y feliz. Y la condición fundamental para que la Iglesia sea transformadora es su propia transformación profunda. Llevamos siglos de retraso: es urgente que la Iglesia deje sus formas y doctrinas religiosas tradicionales, para convertirse en Iglesia profética y mística para unos tiempos posreligiosos y postseculares. Para ser la fraternidad que soñaba Jesús, aunque nunca pensó en ninguna forma de Iglesia futura.


Es verdad que un poderoso vendaval profético recorre la Iglesia Católica romana, mucho más de lo que nunca pensé, con el papa Francisco. Reclama una Iglesia en salida, que no sea aduana, sino “puesto de socorro para los heridos”. Pone a los pobres sobre el desarrollo, la política sobre la economía, la justicia sobre la doctrina, la persona sobre el Derecho Canónico, el Evangelio sobre la institución. Denuncia la economía que mata, el expolio del planeta, el colonialismo económico y cultural, el cierre de fronteras a refugiados e inmigrantes. Urge a una “valiente revolución cultural” que evite la catástrofe ecológica, que salve a la humanidad y a la comunidad planetaria. “Nuestra fe es siempre revolucionaria”, dijo en Bolivia. “Actuad ahora, el tiempo se acaba”, acaba de proclamar. ¡Gracias, Hermano papa Francisco!


Todo eso es sin duda lo esencial, pero no basta para ser de verdad una Iglesia profética que sople sobre el mundo de hoy el Espíritu del Génesis y del Jubileo que alentaba a Jesús. Como no basta reformar la Curia vaticana ni perseguir la pederastia. ¡Qué menos! Como tampocobasta “ordenar” a hombres casados, y menos aun nombrar diaconisas de segundo orden, subordinadas a varones clérigos. Veo a Francisco profundamente anclado todavía en un lenguaje religioso y en un modelo clerical de Iglesia. Lo escucho predicar ideas teológicas de hace milenios: que Dios es un Señor que interviene cuando quiere, que Jesús murió para expiar nuestros pecados, que el demonio en persona actúa, que la teoría del género es “una colonización ideológica” y una “maldad”, que matrimonio solo hay uno, porque “hombre y mujer los creó” Dios.

Todo eso ya no lo entiende casi nadie. No inspira a nadie. Para ser profética, la Iglesia ha de abrir de par en par sus viejas murallas doctrinales e institucionales, atravesar hasta la otra orilla, postsecular y posreligiosa. Allí donde viven, gozan y sufren, conversan y buscan los hombres y las mujeres de hoy. Donde sopla el Espíritu.

(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 23 de junio de 2019)

domingo, 23 de junio de 2019

La dieta perfecta para salvar el planeta y la salud del ser humano.

Un grupo de agricultores, en la provincia china de Guizhou. LONG YI (GETTY IMAGES) / VÍDEO: EPV

Una comisión internacional de científicos urge a un cambio en la alimentación y la agricultura para evitar 11 millones de muertes prematuras y sortear la catástrofe ambiental

Reducir el consumo mundial de carnes rojas y azúcar; duplicar la ingesta de frutas, verduras y legumbres; que el sector agrícola y ganadero deje de emitir dióxido de carbono y reduzca drásticamente la contaminación de nitrógeno y fósforo; limitar el empleo de agua y no aumentar más el uso de tierras; reducir un 50% el desperdicio alimenticio... Estas son algunas de las recetas que se necesitan para preservar la “salud planetaria”. Bajo ese término la revista científica The Lancet engloba la “salud de la civilización humana y el estado de los sistemas naturales de los que dependen”.


El planeta tiene un problema: el insostenible modelo de consumo que el ser humano empezó a desarrollar a partir de la II Guerra Mundial. “Se necesita urgentemente una transformación radical del sistema alimentario global”, advierte un panel internacional de 37 expertos de 16 países —agrupados en la comisión EAT-Lancet— que durante tres años ha trabajado para elaborar un modelo de dieta saludable para el ser humano y para el planeta, y cuyas conclusiones se conocen ahora.

Nada menos que de la necesidad de una “nueva revolución agrícola” habla Johan Rockström, uno de los coordinadores de la comisión y miembro del Instituto Potsdam para la Investigación del Cambio Climático. “La producción mundial de alimentos amenaza la estabilidad climática y la resilencia de los ecosistemas”, alerta la comisión EAT-Lancet. Y si ahora —con más de 7.000 millones de habitantes en el planeta— se necesita “urgentemente” una transformación “radical” del sistema, más acuciante será con el aumento proyectado de la población para las próximas décadas. El informe pone en el punto de mira el año 2050, para cuando se espera que en la Tierra habiten 10.000 millones de personas. La buena noticia es que esos expertos aseguran que se podrá alimentar a todos esos habitantes, pero se tendrán que aplicar cambios profundos en la dieta y en el modelo de producción si se quiere cumplir con acuerdos como el de París contra el cambio climático. Esas transformaciones en la dieta podrían evitar 11 millones de muertes prematuras al año relacionadas con la alimentación.


LA DIETA DIARIA SOSTENIBLE




Fuente: Comisión EAT-Lancet. EL PAÍS


Aunque exista una “brecha dietética” en función del país y del área geográfica —en Indonesia y África occidental, por ejemplo, se consumen cantidades muy reducidas de carne y lácteos, a diferencia de en Norteamérica—, el informe de los expertos detecta que de media en el mundo la ingesta de carne roja, vegetales almidonados —como la patata— ricos en hidratos y huevos es demasiado alta. La comisión plantea una dieta ideal —basada en 2.500 kilocalorías diarias— y sugiere que solo 30 de ellas procedan de carnes distintas de las aves, lo que equivaldría, por ejemplo, a consumir una hamburguesa de ternera pequeña a la semana. El objetivo global es doblar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos, y reducir a la mitad el de carne roja y el azúcar. Actualmente, y fundamentalmente en Occidente, el consumo de carne roja y de alimentos procesados y refinados es excesivo, lo que acarrea riesgos para la salud, mayores que los causados por el sexo no seguro, el alcohol, la droga y el tabaco juntos, detalla el informe.
Grandes cambios

“Existe una desviación entre lo que la gente come y lo que debería comer”, resume Francisco Botella, vocal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Explica que una dieta saludable conseguiría, por un lado, reducir la tasa de obesidad y patologías asociadas, como diabetes, problemas arteriales o colesterol elevado, y, por el otro, disminuir el riesgo de algunos tipos de cáncer, como los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asociado a la carne roja y procesada. “¿Qué tenemos que potenciar? Pescado, vegetales, legumbres secas, cereales integrales, promocionar el consumo de frutos secos como alternativa, y, en la práctica, reservar la carne para ocasiones especiales”, resume el endocrinólogo, muy favorable al planteamiento del estudio. Sin embargo, advierte de las dificultades de cambiar los hábitos: “Es más difícil cambiar de dieta que de religión”.

Paralelamente, los expertos proponen cambios para reducir los impactos medioambientales de la agricultura y la ganadería, como ponerle freno al aumento del uso del suelo para la alimentación y los fertilizantes, y la eliminación de los combustibles fósiles en este sector.

Sonja Vermeulen, una de las expertas de la comisión EAT-Lancet y miembro del Centro Hoffmann y de WWF, se muestra optimista: “Hemos visto enormes cambios en la dieta mundial en el pasado, así que es posible un cambio en el futuro”. Y pone como ejemplo el éxito que en México han tenido los “impuestos para reducir el consumo de refrescos azucarados”. Esta especialista cree que los cambios en las dietas pueden resultar más “complejos” que los que se tienen que acometer en el modelo de producción de los alimentos. “Muchos agricultores están interesados en explorar maneras de optimizar la producción, por ejemplo utilizando con más precisión los fertilizantes o el riego, porque mejora también sus beneficios”, detalla Vermeulen.

“Necesitamos la colaboración de todos los actores, incluidos los ciudadanos, los Gobiernos y los agentes económicos”, apunta Francesco Branca, director del departamento de Nutrición para la Salud y Desarrollo de la OMS y miembro también de la comisión EAT-Lancet. Y para ello se deben utilizar, según Branca, herramientas como “los incentivos económicos, o la eliminación de estos incentivos, información a los consumidores...”. Los gobiernos, añade, deben realizar cambios “en las inversiones públicas en investigación e infraestructuras y en las subvenciones a los agricultores”. Y aprobar regulaciones sobre el uso de la tierra, el agua y los fertilizantes, concluye Branca.


EL OLVIDADO MENÚ DE LA CUENCA MEDITERRÁNEA 


Francesco Branca, director del departamento de Nutrición para la Salud y Desarrollo de la Organización Mundial de la Salud, se muestra optimista cuando mira al pasado. “Tenemos experiencias concretas sobre la viabilidad de estas dietas en muchas partes del mundo. En Europa, la dieta consumida en los años sesenta alrededor de la cuenca del Mediterráneo era en gran parte similar a lo que ahora estamos describiendo como una dieta sana y sostenible”.

Branca es uno de los expertos que han formado parte de la comisión EAT-Lancet responsable del informe publicado ahora. “En la actualidad, hemos aumentado nuestro consumo de carne roja, grasas saturadas y azúcar y disminuido el consumo de legumbres”, añade este experto, que confía en que se pueda revertir esta tendencia empleando, por ejemplo, incentivos económicos. Jesús Román, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, en la misma línea, incide en que la propuesta de los expertos no es otra cosa que la tan alabada dieta mediterránea. Román alerta sin embargo que incluso en países como el nuestro existe un problema de aplicación: “La dieta mediterránea la conocemos de oídas: en España vivió su momento cumbre desde los años cincuenta hasta los setenta, después la gente empezó a tener más dinero y a comer más productos envasados”. Fuente: elpais


Fuente: elpais.com


sábado, 22 de junio de 2019

Guerras olvidadas, “sufrimientos sin titulares”.


EN POCAS PALABRAS
Un paseo por el mundo

Entre el año 1989 y 2000 se produjeron 111 conflictos armados en 74 lugares del mundo. En el año 2000 seguían activos 33 y la media es de 30 al año. En general se trata de guerras civiles que se definen por el enfrentamiento armado entre dos o más actores, uno de ellos el Estado, que se enfrentan por el poder político o el territorio y donde se producen al menos 1.000 muertes violentas al año. Se estima que más de cinco millones de personas murieron en este tipo de conflicto durante los años noventa, casi seis millones huyeron a otros países, y entre once y quince millones se convirtieron en desplazados internos, mientras gobiernos corruptos, señores de la guerra y empresarios sin escrúpulos obtenían beneficios de miles de millones de dólares.

Mientras los titulares de los medios de comunicación internacionales cubren la guerra de Siria, Afganistán, Turquía, Nigeria…, decenas de conflictos en otras partes del mundo se cobraban la vida de cientos de miles de personas. Este “sufrimiento sin titulares”, en palabras de Amnistía Internacional, lejos de la mirada del mundo y, muchas veces, del escrutinio de los organismos internacionales es el pan de cada día para muchas personas, una realidad siempre cruel y casi siempre sin una solución fácil. Las “guerras olvidadas” afectan a todos los continentes y, generalmente saltan a las primeras páginas sólo cuando la violencia de cada día en esos países se convierte en genocidio. La población que vive en zonas de conflicto permanente sufre por la violencia y además por una situación de pobreza endémica en algunos casos.

El balance de víctimas del año 2016, estimado por la Escuela de Cultura de la Paz, es abrumador, especialmente en Siria (50.000-60.000 muertes), Irak (más de 16.000 civiles perdieron la vida) y Afganistán (más de 9.000 muertes, incluidas casi 3.500 de civiles y más de 5.000 en las fuerzas de seguridad) durante ese año se registraron 33 conflictos armados, 13 de ellos en África, 10 en Asia, 6 en Oriente Medio, 3 en Europa y 1 en América.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos completa ese trágico escenario al señalar que el 90% de las víctimas mortales se producen en 10 países con conflictos de elevada intensidad. Entre ellos incluye a México (23.000 muertes en 2016), que vive una situación de grave violencia relacionada con el narcotráfico, pero no un conflicto armado propia-mente dicho, que por definición implica la persecución de “objetivos diferenciables de los de la delincuencia común”, como demandas identitarias y de autodeterminación, oposición al sistema político y socioeconómico del Estado, control de recursos o territorio, etcétera.

Siria encabeza además, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la lista de países emisores de población refugiada, con 5,5 millones de personas que han cruzado la frontera para escapar del conflicto armado; le siguen Afganistán (2,5 millones), Sudán del Sur (1,4 millones), Somalia (1 millón), Sudán (650.000), República Democrática del Congo (537.000), República Centro Africana (491.000), Myanmar (490.000), Eritrea (459.000) y Burundi (408.000).

El último informe de ACNUR elevó hasta 65,6 millones las personas desplazadas, de las que 40,3 millones lo son dentro del propio país, 22,5 millones son refugiadas en otros Estados y 2,8 millones solicitantes de asilo. En cuanto a los desplazamientos internos, Colombia registra la mayor cifra (7,4 millones), seguida de Siria (6,3 millones) e Irak (3,6 millones).

Otras graves consecuencias de los conflictos armados son la violencia sexual, los ataques contra infraestruc-turas sanitarias y personal médico y el terrible impacto sobre la población menor de edad de prácticas como el secuestro y el reclutamiento forzado.

El contexto internacional está marcado por diversas tendencias que promueven los enfrentamientos sociales. Aunque la renta mundial ha registrado un crecimiento notable en las últimas décadas, la globalización ha promovido un visible empeoramien-to en la distribución de la riqueza, y la pobreza sigue afectando a la mitad de la humanidad. Esta tendencia está directamente vinculada a la inestabilidad política a la crisis del Estado, a las tensiones étnico-culturales, a las presiones migratorias y a la vulnerabilidad a los desastres, constituyendo una de las más importantes fuentes de conflictos y de violencia a gran escala en el futuro inmediato.

15-M RONDA Junio 2019 Nº23

jueves, 20 de junio de 2019

Si la pobreza tiene rostro de mujer, la teología no puede no tenerlo.


Duele. Y aunque muchas veces -tanto mujeres como hombres- quisiéramos pretender que esa realidad no existe, ser mujer significa, tarde o temprano, verse enfrentada a la violencia. Violencia verbal, psicológica, económica, sexual, física. Muchas veces la pobreza tensa aún más la situación: ¡cuánto más difícil es para las mujeres pobres encontrar caminos, oportunidades y apoyo para hacer frente a la violencia! En realidad, ¡la pobreza femenina es, en sí misma, una de estas violencias! El Papa puso el dedo en la llaga cuando en Colombia, ante los obispos de ese país y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), denunció el clericalismo, diciendo: “las mujeres no pueden ser siervas de nuestro clericalismo” (Colombia, 2017). Permítanme ser aún más clara: siendo el clero masculino, el clericalismo es la forma eclesial del machismo. No concibo opción preferente por los pobres si no significa también una opción preferente por la mujer. Incluso, y particularmente, en la teología y dentro de la Iglesia.

Los datos hablan por sí solos. En Chile, según la CASEN 2015, el porcentaje de mujeres jefas de hogar casi se duplicó entre 1990 (20,2%) y 2015 (39,5%). En el primer decil, este porcentaje llega hasta el 52,8%, mientras en el décimo decil (la población más rica) representa un no despreciable 30%. Por otra parte, más del 77% de las mujeres jefas de hogar conforman hogares monoparentales, según la misma encuesta. Con respecto al índice de pobreza por ingresos, éste es de 12,9% para mujeres jefas de hogar, mientras que para los hombres llega solo a un 8,8%.

Si bien ha bajado considerablemente desde 2006, la brecha de ingresos entre hombres y mujeres era aún de 24,6 puntos en 2015. Además, se evidencia una diferencia considerable en el trabajo no remunerado de cuidado (hijas e hijos, padres, parientes con discapacidad): Según un informe mundial del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las mujeres trabajan 2,5 veces más que los hombres en tareas no remuneradas en el hogar (cuidado)[1]. Tanto hombres como mujeres padecen un peakde pobreza cuando alcanzan la edad de jubilar, pero éste es considerablemente más alto en las mujeres que en los hombres (32,4% vs 28,3%)[2]. Finalmente, según la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, 65 mujeres fueron víctimas de femicidio en Chile durante el 2016[3], ¡en un país de solo 17 millones de habitantes! Una de cada tres mujeres (68%) ha sufrido acoso[4]. De hecho, el 88,9% de las mujeres en Chile afirma que es verdad que “la mayoría de las mujeres es acosada sexualmente alguna vez en su vida”[5].

La exhortación apostólica Amoris Laetitia del Papa Francisco, publicada en 2015, reconoce estas realidades que son semejantes en todo el mundo (AL 242). Menciona también las distintas categorías de pobreza y violencia que sufrimos las mujeres (AL 54), y la dificultad que la pobreza significa especialmente para las mujeres jefas de hogar. ¡Peor aun cuando se encuentran encarceladas! Como escuchamos, conmovid@s, a Jeannette Zurita, durante la visita del Papa al Centro Penitenciario Femenino de Santiago.

Las mujeres somos las que damos vida a las parroquias y a muchas obras sociales. En labores voluntarias, completamente gratis, o con trabajo muchas veces mal pagado. Pero, ¿recibimos la atención, como mujeres, que debiéramos recibir? ¿Cuestionamos nuestra propia mirada hacia cómo se hacen las cosas, tratando de reflejar que la “pobreza tiene rostro de mujer”?[6] Me preocupa especialmente, pensando que los discursos crean y mantienen las realidades: ¿cómo las mujeres podemos participar en el discurso y diálogo teológico si estamos muchas veces en condiciones que limitan nuestro empoderamiento, nuestra dignidad, nuestra igualdad con los varones?


Mi deseo es que el anuncio del Evangelio y la teología tomen en cuenta (¡y en serio!) los signos de los tiempos en relación a la realidad de nosotras, las mujeres. Si la pobreza tiene rostro de mujer, una teología de los signos de los tiempos no puede no tenerlo. La verdad sobre la pobreza material y eclesial, que también tienen rostro de mujer, nos hará libres, a mujeres y hombres.

¿Cómo participar en la teología en una Iglesia donde hay discriminación estructural contra las mujeres? Es una Iglesia donde las monjas, según una denuncia de L’Osservatore Romano, muchas veces trabajan en situaciones de “servidumbre”, sufren abuso de poder, y no se les permite desarrollar sus dones (especialmente, intelectuales) a causa de una comprensión misógina de “humildad” que solo se aplica a las mujeres y no a los hombres[7]. Es una Iglesia donde el Vaticano acaba de vetar a tres conferencistas mujeres, invitadas al encuentro Voces de Fe, convocado para el 8 de marzo de 2018, por sus posturas sobre la homosexualidad: la ex presidenta de Irlanda, una activista lesbiana de Uganda, y una teóloga polaca. Los organizadores no vieron otra opción que realizar la conferencia fuera del Vaticano para mantener las tres conferencistas[8].

Una teología y el anuncio del Evangelio ante la “pobreza con rostro de mujer” no es posible sin una real y verdadera participación de la mujer en la teología misma y en la toma de decisiones en la Iglesia. Así se lograría que no sea una teología sobre nosotras, sino una teología hecha por nosotras y con nosotras, y concebida especialmente, paralas que más sufren de violencia y pobreza.

Ivone Gebara, teóloga feminista brasilera, indica que incluso la Teología de la Liberación ha tenido sus sesgos y cegueras machistas. No ha visto el sesgo de la educación diferenciada para varones y niñas, no está consciente de su error al asumir que para la liberación femenina sería necesario lo mismo que para la liberación “del hombre”. La Teología de la Liberación no ve, concluye, la necesidad de la liberación femenina en la Iglesia[9]. Este sesgo se puede percibir también en Amoris Laetitia, aunque el Papa, en un paso sorprendente para muchos, reconoce explícitamente las contribuciones del feminismo “cuando no pretende la uniformidad” (AL 173). No está completamente claro lo que ha querido señalar con esta condicionalidad, pero es la primera vez que un Papa reconoce algún valor positivo al feminismo.

Es necesario promover una relectura de la Teología de la Liberación desde la perspectiva femenina, que se ha ido desarrollando desde los años 90 en América Latina, Estados Unidos y Alemania: una relectura que no se quede en los rincones de los congresos de mujeres teólogas, sino que permee las prédicas dominicales, las facultades de Teología y las listas de lectura de sus ramos principales. Una relectura, además, que no se quede en una sola versión de cómo ver a la mujer, sino que admita y busque la pluralidad de visiones que tenemos las mujeres, así como la diversidad de posturas que tienen las teólogas. Ciertamente, ha habido un debate teológico en varias de estas facultades, sin embargo, no han sido debates que hayan tenido mayor eco en la jerarquía, ni replicados entre el pueblo de Dios.

Creo que nadie podrá dudar seriamente de la capacidad femenina de participar en la reflexión teológica en distintos ámbitos, conociendo su desempeño en las otras ciencias. Además, tenemos una segunda fuente que justifica nuestra participación: nuestra igual dignidad, nuestras experiencias de fe, nuestro conocimiento. Finalmente, y como sugiere Martha Zechmeister cj: “José Batista Metz (tal como Ignacio Ellacuría) habla mucho sobre la autoridad de los que sufren, que Dios nos habla en las situaciones de sufrimiento y, a partir de ahí, debemos determinar nuestra praxis”[10]. Ciertamente, ¡ésta es una propuesta polémica para muchas mujeres! ¡Que no sea solamente desde su calidad de víctimas que hable la mujer! Sin embargo, que también hable desde allí, que pueda gritar sus sufrimientos invisibilizados, su sufrimiento en y por la Iglesia, pero que no sea tampoco lo único que se le permita decir. Las mujeres también gozamos, queremos hablar de nuestra dignidad, de nuestra fuerza en la superación de la pobreza y otras tantas dificultades… en fin, de nuestra experiencia de Dios.

Mi deseo es que el anuncio del Evangelio y la teología tomen en cuenta (¡y en serio!) los signos de los tiempos en relación a la realidad de nosotras, las mujeres. Si la pobreza tiene rostro de mujer, una teología de los signos de los tiempos no puede no tenerlo. La verdad sobre la pobreza material y eclesial, que también tienen rostro de mujer, nos hará libres, a mujeres y hombres.



[3] Véase por la diferencia de esta cifra con las cifras oficiales de SERNAMEG, ADN Radio, http://www.adnradio.cl/noticias/nacional/organizaciones-de-mujeres-contradicen-cifras-oficiales-de-femicidios-en-chile/20180108/nota/3683162.aspx, 8 de enero de 2018.

[4] Véase Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) y el Observatorio contra el Acoso Callejero (OCAC Chile), “Jóvenes y acoso sexual callejero: opiniones y experiencias sobre violencia de género en el espacio público”, 2015.


[6] Para las muchísimas referencias a esta expresión, véase en presentación, CEPAL, XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, Montevideo, 26 de octubre de 2016.

[7] Revista Donne, Chiesa, Mundo, Marzo 2018, resumido en BBC, Monjas pizza, http://www.bbc.com/mundo/noticias-43254029.


[9] Entrevista con Ivone Gebara, por Hugo José Suárez: “Ivone Gebara, teóloga y feminista”, disponible en http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2062.

[10] Entrevista con Martha Zechmeister, religiosa y teóloga, evaluando el papel de la mujer en la Iglesia en el pontificado de Francisco. Por Cristina Fontenele, 17 de febrero de 2016, www.evangelizadorasdelosapostoles.wordpress.com.




HACE UN AÑO

Alemana, vive en Chile y es miembro de la CVX adultos. Cientista Político por la universidad Johannes Gutenberg, de Mainz, Alemania, y Doctora en Derecho por la universidad de Essex, Reino Unido. Académica, especialista en derecho internacional y derechos humanos.

Fuente: territorioabierto