domingo, 31 de agosto de 2014

Cuestiones sobre la interpretación del ‘misterio humano de Jesús’.


José Manuel Maurí

La investigación histórica realizada en los últimos siglos, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, ha recuperado a “Jesús histórico”. Hoy la gran tarea es recuperar también a “Jesús real”, que intuyeron sus amigos y discípulos, como maestro de seguimiento tanto de praxis de vida –que comprender mejor a Jesús ha permitido su seguimiento en praxis más humanas–, como de experiencia de vida interior –su apertura a Dios y experiencia de Filiación–.

Para poder realizar esta tarea en la actualidad –recuperar a “Jesús real”–, sería conveniente tomar conciencia del impedimento y la dificultad que entraña seguir manteniendo, en nuestro pensamiento, las interpretaciones cristológicas que se dieron en la antigüedad sobre Jesús.

Por el contrario este proceso requeriría atender a nuestro mundo moderno que ha adquirido una nueva conciencia y elementos importantes, de los que no se disponía en épocas anteriores, que permiten adentrarse en esta tarea:
Con la ayuda de las aportaciones de las investigaciones científicas
Con la ayuda de las ciencias humanas: antropología, psicología humanista, incluyendo la biología, genética, etcétera
Con la ayuda de las ciencias históricas, la exégesis…
Con la ayuda de nuestra experiencia interior pensada y elaborada
Con la ayuda de la observación de otras experiencias humanas significativas

Utilizando expresiones de Marcel Légaut para expresar el “misterio de Jesús” de forma más inteligible para el siglo XXI, podríamos decir que Jesús es un hombre como nosotros. Conocernos en nuestra interioridad más profunda nos abre a conocer mejor a Jesús no sólo en su humanidad, sino en su divinidad, que podemos formular diciendo que Jesús, en la Plenitud de humanidad, es de Dios, Misterio de Dios, Dios con nosotros.

Estas definiciones, más acordes con la perspectiva humana de Jesús, me han dado pie a plantear la siguiente comparación:
¿Cómo es posible que los relatos evangélicos nos los presenten a Santiago, el hermano de Jesús, siendo de la misma familia que éste, con características humanas tan opuestas?

De Santiago sabemos que fue judaizante, se erigió como cabeza de la Iglesia de Jerusalén vinculada al templo y, lo que hoy benévolamente diríamos, fue conservador…

De Jesús conocemos su apertura, discernimiento e intuición, su ruptura con las cargas de su religión, su ruptura con las instituciones judías, principalmente el templo, y con las leyes, cuando eran inhumanas, su talante liberador etcétera.

En determinados ambientes se podría decir que este itinerario de Jesús fue porque “Jesús era Dios”. También he oído decir que Jesús se retiraba a orar –no obstante, la experiencia nos dice, que este hecho, analizando distintos personajes religiosos, no es ninguna garantía de apertura humana–, y también hoy se podría decir que en una familia todos los hermanos son diferentes.

En mi opinión para poder entender los diferentes procesos humanos realizados por Santiago y por Jesús sería conveniente aplicar y tener en cuenta las 5 ayudas, marcadas con puntos, al inicio de este artículo:
De Santiago, podríamos deducir, aplicando la perspectiva de las ciencias humanas modernas, que fue fiel y se dejo socializar por el ambiente familiar, por la mentalidad de la sociedad de Galilea, por su fidelidad religiosa judía –recordar que “la madre de Jesús y sus hermanos, lo fueron a buscar porque pensaban se había vuelto “loco”, al saltarse lo “religiosamente establecido y admitido”–, también por el templo, seguramente por el lógico nacionalismo contra los romanos, etcétera, como muestra su actividad en la Iglesia de Jerusalén que fue coherente con la trayectoria adquirida.
De Jesús, por los evangelios, conocemos, que su proceso de evolución humana fue completamente diferente, tuvo capacidad de discernimiento, fue crítico con su sociedad, no se dejó socializar por el entorno y supo recoger de su familia, sociedad y tradición de Israel lo mejor para su vida…

Podríamos preguntarnos ¿cómo fue posible, para Jesús, esta trayectoria en un ambiente de mayoría hostil? ¿Cómo lo hizo? ¿Qué cualidades, dones… poseía para vivir interiormente lo que vivió? ¿Cómo supo vivir buscando y encontrando el camino de su misión?…

Para analizar esta trayectoria de Jesús y responder a estas preguntas, sería importante, primero, analizar su procedencia:
Jesús proviene de la tradición bíblica profético-mesiánica. Es en esta tradición donde él tuvo la experiencia mesiánica que desarrolló al máximo y marcó toda su vida.
La experiencia nos dice que no sería posible que en Israel surgiera un Buda, o que en la India apareciera un Mesías.
De aquí la importancia de analizar la influencia de la tradición cultural en la vida de aquellos genios que han destacado en su tradición –con la ayuda de nuestra experiencia y la observación de otras experiencias significativas–.

Por ejemplo:
Analizando la historia de la música, no se podría comprender un Mozart o Beethoven fuera de la tradición musical europea.
No se podría entender en los siglos XVIII y XIX –que todavía no se había producido el trasvase cultural existente en la actualidad–, que en oriente, fuera de la tradición occidental, pudiera aparecer algún compositor que fuera capaz de componer sinfonías, ni ningún instrumentista de piano, violín o cantante de ópera.
Tampoco se podría entender a Mozart y Beethoven sin la previa existencia de Bach, ni a Chopin sin previamente Mozart. Verdi sin previamente la existencia de Donizetti y Bellini, posiblemente Bruckner y Mahler sin la previa existencia de Beethoven etcétera.
Los grandes instrumentistas de piano que ya nacen con esas cualidades ¿hubieran sido posibles antes de la existencia del piano y de la tradición instrumentista?
Lo dicho se podría analizar también entre filósofos, artistas, científicos…

Estos ejemplos pueden ser significativos para entender la influencia de la tradición profética y la tradición mesiánica en Jesús.

Jesús, surge dentro de la tradición de Israel. Debió conocer a los grandes profetas y diferentes experiencias mesiánicas. De ellos extrajo lo mejor de su tradición llevándola a su máximo desarrollo. Es así, como en Jesús se da un gran profeta y surgió “El Mesías”.

También sería importante analizar y comprender sus cualidades, sus capacidades, sus dones…

Jesús, para ser y realizarse como “El Mesías” tuvo que estar dotado para ello, tuvo que disponer de las cualidades, capacidades, dones… necesarios –como tuvieron y tienen los grandes genios de la historia en cada uno de sus diferentes ámbitos–, para elaborar y vivir los procesos que las ciencias humanas describen y nuestra experiencia elaborada nos enseña, para madurar y crecer humanamente lo que le facilitó su apertura interior para la vida y para la intimidad con su Abbá:
Jesús tuvo que ir adquiriendo la inteligencia y la capacidad intelectual necesaria para el análisis de su realidad y conocimiento de su tradición.
Tuvo que ser una persona intelectualmente muy abierta a todos los aspectos de la realidad, sin compartimentos estancos ni rechazos intelectuales a cuestiones molestas e incómodas –Jesús atravesaba Samaría y hablaba con los samaritanos-.
En Jesús se dieron los procesos de maduración, de crecimiento, de liberación, de integración de lo saludable de su tradición familiar, cultural y religiosa, y al mismo tiempo procesos de separación de las tradiciones del entorno familiar, social y religioso… que pudieran impedir su maduración.
También tuvo que poseer una inteligencia intuitiva, de discernimiento, de inspiración, de búsqueda, de apertura interior para madurar y crecer, de apertura a nuevos proyectos que le permitió ir descubriendo y desarrollando su misión, en la cual descubrió, al acercarse a los más desfavorecidos y rechazados por la sociedad, aquello que constituía el proyecto de Dios para los seres humanos.
Y también hubo de poseer, una inteligencia espiritual, una capacidad de apertura interior… para establecer una relación e intimidad especial con quién denominó su Abbá-Padre, que le condujo a su experiencia de Filiación.
Podríamos decir que Jesús tuvo el don y la máxima capacidad para elaborar estos procesos que le permitieron desarrollar su vida en plenitud como camino y preparación para su Vida definitiva.
Es por esto que Jesús se constituye en camino de seguimiento para sus discípulos, que según las aptitudes yposibilidades de cada uno, tomando conciencia, pueden emprender también este camino.

De lo dicho se desprende que si Jesús fuera “un dios encarnado bajado del cielo”, no hubiera tenido necesidad de realizar los procesos que he descrito, y que hoy conocemos gracias a las ciencias humanas y nuestra propia experiencia elaborada, ni hubiera tenido que buscar y encontrar el camino para su misión…

Tampoco podría ser modelo de seguimiento para sus discípulos, porque ¿quién podría seguir a un “Dios encarnado”? ¿qué facultades se necesitarían? El ser humano no dispone de los atributos necesarios para ser un “Dios”–dicho en lenguaje convencional–.

Misión de la teología actual

Dado lo expuesto es de suponer que la institución y la teología oficial, al no haberlo realizado ni después de Galileo, ni después de Darwin, Einsten, etcétera, al menos en este siglo XXI debido a que, por la divulgación principalmente de los conocimientos científicos, ha aparecido una nueva conciencia trasversal y nuevos paradigmas teológicos, no tendrá más remedio que justificar y dar razón a los cristianos, de las creencias que mantiene y pretende que continúen con fórmulas de la metafísica griega y de una época mítica-pagana precientífica.

Las creencias de las interpretaciones de los credos y dogmas se expresan simplemente en formulas con lenguaje filosófico griego, pero estas fórmulas se mantienen sin justificar al no confrontarlas con las ciencias del mundo moderno.

Así, por ejemplo: ¿quién nos ha comunicado la pre-existencia de Jesucristo? ¿De qué “cielo” ha bajado Dios? Después de lo expuesto, ¿Jesucristo ha bajado del “cielo”? ¿A qué “cielo” ha subido Jesús y María? ¿Cómo puede coexistir “el Dios mítico y metafísico” en el interior de un ser humano? etcétera, etcétera, –preguntas también formuladas en un lenguaje clásico–.

En cuanto a la cristología, no debiera ser posible en la actualidad mantener y elaborar una reflexión e interpretación del “misterio humano de Jesús” sin tener presente –como ya he expuesto–, las aportaciones de la ciencia moderna en todos sus campos.

Al no entender –al menos los cristianos no teólogos–, los textos evangélicos de la infancia, prólogo de Juan… como símbolos poéticos y teología –a veces fruto de una mala exégesis–, sino más bien como realidad fáctica, se podrían realizar varias preguntas:

¿Cómo ha sido posible el nacimiento de Jesús de una virgen, saltándose todas las leyes de la biología? ¿Cómo se ha podido “Dios”, el Espíritu, encarnar en un óvulo femenino y elaborar durante nueve meses un ser humano sin genes humanos, ADN? –sobre estas preguntas he oído decir, porque “Dios” todo lo puede–. ¿Por qué “Dios” ha necesitado encarnarse únicamente en el homo sapiens ¿para redimirlo de sus pecados? Para ello, ¿la única posibilidad era tener que morir torturado? etc. etc.

P. D.

He de decir que tener que escribir todas estas expresiones y preguntas me hace sentir incómodo. Pero ante absurdos teológicos, los cristianos, que no somos teólogos, y pertenecemos al mundo moderno, no tenemos más remedio que responder con preguntas también absurdas, para cuestionar todas aquellas creencias con las que ha catequizado la religión católica a nuestra generación. (José Manuel Mauri).

Fuente: Atrio

sábado, 30 de agosto de 2014

La teología y lo público.



¿Tiene la teología un lugar dentro del espacio público, o sea, como marco de referencia para analizar, comprender, cuestionar y reflexionar los procesos sociales, políticos, económicos y culturales de un grupo? Si nos restringimos a los agentes estrictamente religiosos o eclesiales, la respuesta puede llegar a ser inmediatamente positiva. No así si ampliamos el escenario a otros posibles agentes, como políticos, educativos o académicos.

Para poder abordar este tema complejo y responder muy tangencialmente a dicho interrogante, deberíamos por comenzar a indagar aún más de fondo sobre qué comprendemos por teología y qué por lo público. Con respecto al primer elemento, existen diversos preconceptos –enraizados dentro del imaginario común-, como la idea de la teología como discurso estrictamente dogmático o confesional, cuyo sujeto principal de enunciación es la comunidad creyente, o también como fundamentación racional de la fe (fides cuaerens intellectum)

Es conveniente hacer una distinción entre teología en tanto discurso religioso identitario y la teología como disciplina dentro del campo del saber. Con respecto a la primera, la teología se comprende como marco de sentido que parte de una fe específica en la manifestación histórica de una entidad sagrada, basada en un conjunto de experiencias religiosas mediadas por prácticas discursivas, simbólicas, rituales e institucionales dadas en un marco contextual concreto, que a su vez responde a un proceso histórico dentro de un período de tiempo. Con respecto a lo segundo, la teología se vincularía más bien al campo educativo y académico, profundizando en el análisis de todas estas dinámicas, especialmente en lo que refiere al estudio de los procesos históricos de lo religioso, de los textos sagrados –en el caso que los haya-, las transformaciones dentro de los espacios religiosos, entre otros.

Por otro lado, comúnmente el espacio público suele considerarse como la esfera en que actúan ciertos agentes específicos, tales como el Estado y los partidos, y donde prevalecen una serie de discursos que se diferencian de otras cosmovisiones dentro del campo social más amplio. Podríamos denominar esta mirada como institucionalista, ya que restringe lo público a una serie de instituciones y sus respectivas burocracias y racionalidades, las cuales se diferencian del colectivo, sea “la ciudadanía” o “el pueblo”. De esta manera se produce una partición entre lo estrictamente político y lo social. En otras palabras, “lo político” de la sociedad o del pueblo se comprende desde un tipo de relación pragmática o funcional con respecto a dichas instituciones y discursos.

Desde una perspectiva más amplia, podríamos decir que lo público es el locus a partir del cual los diversos sujetos que componen el campo social construyen su sentido de identidad, sea individual o colectivo. Este proceso dista de ser homogéneo; es más bien plural, reflejo de la heterogeneidad propia que lo constituye. Por ello, es también la inscripción del conflicto y del litigio por definir “lo común”, y el lugar que tiene cada sujeto reconocido en este proceso. De aquí, las mediaciones institucionales no son solo algunas –como el Estado o los partidos. Ellas se pluralizan en tanto se transforman en expresiones que dan cuenta de la diversidad de formas para dar sentido a la polis que los convoca y “nombra”. Este proceso es constante; o sea, se construyen institucionalidades políticas en la medida que emerjan demandas que se consideren como parte de “lo común”. Por todo esto, finalmente, lo político no se circunscribe a un sector o a ciertas instituciones particulares sino que representa una dinámica propia a todo el campo social.

Volviendo al inicio, podemos decir que la teología en tanto discurso religioso identitario puede inscribirse como un agente más de interpretación dentro del heterogéneo espacio público, y como una voz más en esta búsqueda por definir “lo común”. Esto ya es evidente al ver nuestros contextos, donde las comunidades religiosas tienen una capacidad aglutinante y de acción social central (considerando, obviamente, la amplitud de sesgos ideológicos, culturales y sociales que podemos encontrar, los cuales, en muchos casos, son hasta antagónicos). También vemos que dichos agentes, con sus diferencias y complejidades, son convocadas cada vez más para participar en espacios de discusión y de diálogo social, tanto en el marco del Estado como de políticas públicas, partidarias y municipales.

Por ello podríamos afirmar que la teología posee una dimensión intrínsecamente pública y política ya que parte de la formulación de una serie de experiencias históricas (individuales y colectivas) con respecto a cómo se redefine una identidad –en este caso religiosa- a la luz de las dinámicas y tensiones sociales que atraviesan la fe (también vividas personal y comunitariamente). Dicho marco de sentido representa un horizonte siempre abierto desde la manifestación constante de lo divino, lo sagrado, lo mistagógico. Aquí, por ejemplo, una forma de considerar el lugar de las llamadas teologías contextuales: el feminismo, los pueblos indígenas, los jóvenes, el movimiento LGBTIQ, todos ellos espacios y voces que tienen un lugar en la teología, y en tanto particularidades también son proyectadas en su derecho de ser dentro del espacio público a través de dicha dinámica estrictamente teológica.

Volviendo a la teología como disciplina dentro del campo del saber, hay dos elementos a poner en debate. En primer lugar, más allá de que existen especificidades de estudio en este campo –Biblia, Historia, Sistemática, Práctica, etc.- el elemento “político”, “social” o “público” dista de ser externo o un “tema de contextualización” anexo a ellas. Son, más bien, aspectos constitutivos. En este sentido, las interpretaciones históricas del dogma, los procesos institucionales y eclesiológicos, las reflexiones en torno al texto sagrado, entre otras, poseen desde su misma especificidad un rol público ya que, por un lado, su construcción responde a una pluralidad de elementos existenciales, históricos y contextuales de la comunidad y de los individuos creyentes, y por otro –de manera implícita y explícita- parten como respuestas a problemáticas, interrogantes y sucesos contextuales puntuales.

Por otra parte, la teología como campo de saber posee una capacidad particular para responder a los desafíos del espacio público, no sólo en lo que refiere al lugar de las comunidades religiosas en el campo social sino por su capacidad de resignificación en tanto discurso identitario. Dentro del campo académico y político institucional, especialmente en América Latina, la teología posee un lugar periférico, casi nulo. Inclusive las ciencias sociales –como la sociología y la antropología de la religión- suelen atribuirse una posición excluyente para describir lo religioso en tanto “fenómeno”. Aunque la especificidad de dicho abordaje es más que válido, es también necesario incluir a la teología con el objetivo de profundizar sobre ciertos elementos que son propios de su especificidad. Ella brinda herramientas más completas para el análisis de los elementos sincrónicos y diacrónicos que se juegan en los procesos que fundamentan las experiencias y construcciones de sentido religiosas; o sea, de los rituales, símbolos y discursos religiosos particulares que emergen en la experiencia de fe, como también de la historia de los dogmas y prácticas institucionales a los que responden.

En resumen, resaltar la dimensión pública de la teología ayuda, por un lado, a que las coyunturas sociales no sean sólo temáticas ad hoc sino ejes constitutivos del discurso religioso, y por otro, a entender el aporte que posee en tanto disciplina para profundizar el estudio del lugar del discurso, institucionalidad y práctica de la especificidad de las religiones en diversas coyunturas del contexto social. Más aún, su inclusión implicará un aporte a la dimensión democrática en tanto promoción de la heterogeneidad y pluralidad de saberes e identidades que median la comprensión y construcción de nuestras “realidades”.

Nicolás Panotto

Licenciado en Teología por el IU ISEDET, Buenos Aires. Doctorando en Ciencias Sociales y Maestrando en Antropología Social por FLACSO Argentina. Miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Director general del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP - www.gemrip.com.ar)

viernes, 29 de agosto de 2014

La agonía: la hambruna acecha en Sudán.


La población de Sudán del Sur lleva dos guerras a sus espaldas.
Uganda se ha convertido en un refugio para los que huyen de la violencia y la muerte.
La falta de alimentos y la desnutrición amenazan con cobrarse sus propias víctimas.

VANESSA ESCUER Uganda | Sudán del Sur 28 AGO 2014


Escapó caminando. Helena Yob Apollo corrió sin pausa con sus tres hijos durante cinco interminables días. Se escondían entre los matorrales para no ser descubiertos por los rebeldes. Bajo un sol abrasador, a cuarenta grados y sin apenas agua para beber, huyeron de una guerra que empezó en diciembre de 2013 con los primeros choques tribales entre sus dos grandes etnias, los dinka y los nuer. Atrás dejó la ciudad de Bor, dónde estaba su hogar. Las bombas lo destruyeron todo. “Nos fuimos sin nada, sólo con la ropa que llevábamos puesta”, recuerda. “La fuga fue dura, porque era difícil encontrar agua entre los ataques. No comer no era un problema. Cuando estás escapando de la guerra no piensas en la comida, sólo en tus hijos”, afirma.


Su objetivo era llegar a Juba, la capital de Sudán del Sur. Una vez allí, siguieron avanzando en un camión hasta cruzar a Elegu, la aldea fronteriza de Uganda. “No era la única que escapaba, mucha gente que ahora también está aquí lo abandonó todo”, cuenta Helena. Grupos de gente llegan diariamente con algún colchón, bolsas cargadas de utensilios que han podido rescatar y los pies molidos por el cansancio. Cada día cruza la frontera a Uganda una media de setenta personas. Algunas semanas, son cientos. Escapan buscando un lugar que les brinde paz.

Llegan a los campamentos repartidos en el distrito de Adjumani, al norte de Uganda, sobre todo mujeres y niños, a veces acompañadas del padre. Pero en muchos casos, ellos regresan a su país. “Tengo que volver para buscar un trabajo que me permita mandar dinero a mi esposa y a mis hijos. Hemos tenido que irnos sin nada. ¿Cómo voy a alimentar a mi familia?”, cuenta Maguet, padre de seis pequeños, mientras se aleja del vehículo que transportará a los suyos a un lugar a salvo.

Tras su largo camino y después de cruzar de Sudán del Sur hasta Uganda, Helena vive ahora en el campo de refugiados de Nyumanzi, a unos ocho kilómetros de la frontera, con sus tres hijos. Tiene dos más, uno en Kenia y otro en Sudán, y no sabe si su marido sigue vivo o no. “Mi marido no estaba en casa cuando empezaron a atacar. Tuvimos que huir sin él. No he tenido noticias suyas desde entonces”, dice entre suspiros. Helena ha estado refugiada en tres países diferentes a lo largo de su vida. Primero en Etiopía, después en Kenia y ahora en Uganda. “La guerra me persigue desde hace 21 años”, dice en un inglés casi perfecto.

“Aprendí inglés en Addis Abeba, cuando estaba refugiada en Etiopía y lo perfeccioné en Kenia”, cuenta. Era maestra en Sudán del Sur y ahora busca trabajo para poder mantener a su familia. “Si la situación en mi país mejora y todo está bien, pienso en volver. Pero primero tengo que ir a comprobarlo yo sola, sin mis hijos. Si acaba la guerra, puedo regresar con ellos”. Valiente y sincera, confiesa lo que les diría a los dirigentes del combate: “Con la guerra todo está perdido”.

Hambre y petróleo


Una larga cola de camiones que transportan petróleo cruza el puente fronterizo al mismo tiempo que los niños esperan en fila india el reparto de galletas que Cruz Roja Internacional les entrega a su llegada a Uganda.

“La guerra en Sudán del Sur es un cáncer”, dice un joven mientras sube al autobús de ACNUR que le lleva al centro de recepción de Nyumanzi, en Uganda. De ahí le derivarán a alguno de los campos de refugiados que se reparten en el distrito de Adjumani, en el norte del país vecino. “Vengo de Malakal, en el Alto Nilo, dónde sigue la guerra. Pronto llegará mucha más gente escapando de allí”, asegura con una mirada enfatizada por las marcas tribales de su frente.

La población de Sudán del Sur lleva dos guerras a sus espaldas. La primera surgió a raíz de tensiones etno-territoriales bajo un único gobierno entre el Norte y el Sur. Los enfrentamientos derivaron en conflictos bélicos que acabarían con un acuerdo de paz y años después, en el 2011, con la independencia de Sudán del Sur. En el proceso de separación quedaron pendientes los acuerdos sobre los recursos petrolíferos. Sudán del Sur posee el 75% de las reservas de petróleo de todo Sudán. El Norte dispone de los oleoductos, las refinerías, las infraestructuras y Port Sudan, lugar de embarque y punto de exportación de esta riqueza energética.

Las diferencias étnicas y religiosas aumentan cuando hay petróleo de por medio y las ambiciones de poder y de conquista de localidades estratégicas de los dirigentes de ambos países impiden poner fin definitivo a la ofensiva. Las milicias nuer de Riek Machar luchan contra el dominio dinka de Salva Kiir mientras en el estado más joven de África miles de personas han muerto y más de un millón se han desplazado de sus hogares por la contienda.

El problema se intensifica con el hambre. A pesar de la tregua firmada en Etiopía el pasado 9 de mayo y la reducción de la violencia, la gente continúa huyendo en busca de alimentos. “Se han calmado los ataques, pero ahora la gente huye de la hambruna y de las inundaciones”, afirma Betty Lamunu, responsable de Federación Luterana Mundial (LWF) para el registro de los exiliados en Uganda.

Las intensas lluvias también se añaden a la encrucijada, provocando que muchas personas se marchen de sus hogares afectados por las crecientes riadas. Al desplazarse no pueden cultivar la tierra a tiempo ni atender al ganado para asegurarse un medio de subsistencia, lo que agrava la escasez alimentaria. A su vez, el reparto de ayuda humanitaria se complica por las condiciones geográficas y meteorológicas. Las tres cuartes partes de la red vial del país están bloqueadas, por lo que la ONU está favoreciendo la vía fluvial y aérea para el envío de comida y medicinas a pesar que el coste es cinco veces superior al de distribución por tierra.

Días de cólera

La agonía de los sursudaneses se agudiza con las enfermedades. En las últimas dos semanas se han disparado los casos de cólera en Juba, la capital. Desde el comienzo del brote se han registrado más de 5.697 casos y unas 123 muertes (según la Organización Mundial de la Salud). En las zonas rurales aumenta el riesgo debido al incremento de población por los desplazamientos de la gente de las ciudades y las deficiencias en infraestructuras y necesidades básicas.

Por otro lado, los refugiados que llegan a los países vecinos se enfrentan a otros males. “Los casos de malaria y malnutrición son los más extendidos, especialmente en los niños” explica Myriam Baral-Baron, coordinadora de Médicos Sin Fronteras en el campamento de Dzaipi (Uganda). Como consecuencia de la malnutrición aparecen otras afecciones asociadas como “la diarrea y la neumonía”. “Tuvimos un brote de cólera y otro de meningitis pero de momento están controlados” cuenta Baral-Baron.

Los refugiados están en un estado de extrema vulnerabilidad física y psicológica. Francis, un adolescente de 14 años, vio morir a toda su familia durante los primeros ataques en Bor, capital del estado de Jungali, dónde han sufrido la peor violencia. Huérfano y exiliado en Dzaipi, en Uganda, padece un estado post traumático que le ha inducido al suicidio en varias ocasiones. Los médicos, junto con las autoridades locales, tratan de encontrarle una familia de adopción; aunque “se muestra reticente y no quiere abandonar las instalaciones porque ahora siente que los doctores que le cuidaron son su familia”.

En algunos casos se mezcla la influencia de culturas muy arraigadas a la tradición. Atem, de 7 años, llegó a Uganda desde Juba como refugiado con una enfermedad desconocida por los médicos. Apuntaban a una infección o probablemente a un cáncer. La dolencia le ocasionó varios tumores en la cabeza y en el cuello. “En los campamentos creían que estaba embrujado y empezaron a atacarle, así que tuvimos que trasladarle de nuevo a las instalaciones hospitalarias, dónde ahora permanece estable y en observación”, explica una de las doctoras de MSF en Dzaipi. “La gente le tiraba piedras, querían matarle porque decían que tenía el mal adentro”, explica su madre, consternada. La alta creencia en la brujería y la superstición en Uganda suponen todo un reto para los exiliados y para los cooperantes que tienen que lidiar con casos como el de Atem.

En busca de paz y seguridad

Su anhelo: un lugar dónde poder olvidar y empezar de cero. Shawal (nombre ficticio) escapó hacia Uganda con sus cinco hijos después que su mujer fuera asesinada en la ciudad de Bor durante un ataque a un campamento de la ONU el pasado 17 de abril. Ha perdido a su mujer, a su madre, su hogar, su trabajo, su identidad. “Quiero que seamos personas. Ahora no lo somos”, dice mientras le da el biberón a su hijo más pequeño, de dos meses. Shawal es de la etnia dinka y estaba casado con una mujer nuer. “La gente de mi propia tribu mató a mi mujer. Yo quiero vivir en un lugar dónde no me pregunten a qué clan pertenezco”, explica . Ahora vive en una casa protegida con ayuda deACNUR que le proporciona comida y asistencia. “No quiero que mis hijos crezcan en guerra. No quiero que vivan como yo he vivido”.

En el campo de refugiados de Nyumanzi, el más grande de Uganda, los exiliados empiezan a recuperar sus vidas. El Gobierno ugandés adjudica 300 metros cuadrados de tierra por familia, dónde pueden construir sus casas y cultivar. Con una capacidad para 20.000 personas, pero sobrepoblado, el campo ya dispone de una escuela dónde acuden más de 300 niños.

También hay espacio para el ocio. Un joven refugiado construyó un local de madera y chapa con un televisor y un par de neveras para que los habitantes puedan distraerse viendo telenovelas o partidos de fútbol. La religión también tiene su sitio. Se trata de cuatro bancos al aire libre hechos con troncos y un palo dónde ondea una bandera blanca con una cruz violeta. Ahí se reúnen a rezar y a cantar plegarias pidiendo que la guerra concluya.

Fuente: elpais.com

jueves, 28 de agosto de 2014

El precio del oro: ganadores y perdedores en la industria minera de Latinoamérica.


Por Meghan Walsh
Traducción de Silvia Campos


En una tarde de viernes de junio, la Plaza de Armas en Cajamarca estaría a rebosar de vida. Ahora es invierno, y aunque las densas nubes blancas revolotean bajo en la distancia, el sol en el norte de esta ciudad peruana aprieta caluroso. Las parejas se sientan en los bancos unas frente a otras. Los niños corren en la hierba entre parterres. Hombres trajeados avanzan por el perímetro. Es un día idílico. Pero algo más amenazador no escapa a la vista. En la ladera de la montaña que domina la ciudad se han tallado en la vegetación las palabras Nova Conga. Es una advertencia constante más allá de la plaza, cercada con hoteles internacionales y restaurantes caros. Allí hay otra realidad. 

En las calles laterales, fuera de la vista de la Plaza de Armas, los campesinos se alinean a pie de carretera para vender queso, huevos de codorniz y cacerolas. Las mujeres nativas quechuas llevan las tradicionales faldas de franela hasta la rodilla, brillantes carteras estampadas colgadas al torso, y altos sombreros de paja sobre unas largas trenzas negras. Tienen la piel oscura y curtida por estar trabajando toda una vida a pleno sol. Cuando sonríen se les ven pocos dientes. 

Aquí, en las montañas de los Andes, en medio de las llanuras altas de hierba, se distinguen dos clases de personas: aquellas que han alcanzado una prosperidad económica gracias a la presencia de oro, y quienes han sentido que los tejidos sociales y ecológicos, que una vez mantuvieron unida a esta comunidad, se están desgastando por la invasión de los intereses corporativos. 


Manifestantes marchan hacia el lago Perol en junio contra el proyecto minero 
Conga. Imagen de Meghan Walsh.


Conga, cuyo mensaje en la montaña condeno abiertamente, es una mina de oro y cobre de 5 mil millones de dólares programada para que dé comienzo en 2016 a 20 años de excavaciones. Conga se acelerará al igual que otra operación minera masiva que reformó la región que está por terminar. Las mismas empresas que hay tras el proyecto Conga (Newmont con sede en Colorado es el principal accionista, seguida por la peruana Buenaventura) también gestionan Minera Yanacocha, un yacimiento que ha dado más de 7 mil millones de dólares del valor del mineral en las últimas dos décadas.

Yanacocha ha sido fuente de tumultos sociales y ambientales a lo largo de su permanencia. Muchos de los lugareños, temerosos de que la historia vuelva a repetirse, han pasado varios años dedicados a ahuyentar a los inversores. Los manifestantes detuvieron los intentos de Yanacocha de anclarse en el pasado, y sus protestas virulentas contra Conga llevaron al presidente peruano a suspender temporalmente la construcción, así que parecía que la oposición podría prevalecer. Pero a medida que pasa el tiempo, es más evidente que el proyecto continuará según lo estipulado. Por tanto la pregunta ahora es: ¿Conga será otra Yanacocha? ¿O ayudará a los cajamarquinos a salir definitivamente de la pobreza?

La minería no tiene el potencial suficiente para reforzar un desarrollo económico en zonas empobrecidas. Pero tal y como escribiera Leonith Hinojosa, una becaria de investigación de la Facultad de Medioambiente y Desarrollo de la Universidad de Manchester, en un debate en Internet organizado por la Universidad de Columbia en torno a si la minería es la clave para la prosperidad en Latinoamérica: "Todo depende de las reglas del juego."


Mirando al pasado


Cuando Yanacocha abrió las puertas por primera vez a principios de los 90, los vecinos del lugar —la región tiene una población total de unos 1,3 millones— pensaron que representaría una oportunidad para vivir mejor. Como con cualquier proyecto de este calibre, habría un coste ambiental, junto con el desplazamiento forzado de la población rural. Pero también habrían puestos de trabajo, regalías y nuevos negocios. Las personas, en su mayor parte, eran acogedoras. Sin embargo, la desilusión pronto se asentó. 


El lago andino de Perol. Acabará agotándose y se usará como vertedero
de residuos si dan luz verde al proyecto. Imagen de Meghan Walsh.



"Cajamarca tuvo una oportunidad, y la hemos perdido," dijo Carlos García, un nativo que ha trabajado como ingeniero minero durante casi una década. Le cambiaron el nombre desde que lo desautorizaron a que hablara conmigo. "Cuando Yanacocha apareció, todo el mundo hizo las cosas mal. Yanacocha no tenía las mejores normas ambientales. El gobierno [de Cajamarca] no estaba preparado, así que echaron a perder las oportunidades." 

En primer lugar, la seducción de empleo resultó ser un espejismo. Yanacocha creó más de 10.000 empleos directos (algunos a tiempo completo y otros sobre una base contractual), pero la mayoría fueron para los extranjeros con estudios. Si bien la pobreza en Cajamarca mejoró durante unos cuantos años, no fue más que en áreas comparables sin recursos naturales lucrativos. La región sigue siendo una de las más pobres del país. 

La posterior afluencia de personas, que estaban haciendo mucho más que la población en general, ha hecho subir el coste de vida. Según un informe de 2009 de la Corporación Financiera Internacional, un inversor en ambas filiales, Yanacocha ha creado "demanda excesiva" para los servicios públicos, mientras que sus contribuciones sociales han sido "relativamente insignificantes." La empresa construyó escuelas, pero sólo para las familias de los empleados, además de imprimir una división de clases. 

"Muchos conflictos asociados con la expansión de la minería están vinculados, de hecho, con la distribución de los beneficios," escribió Hinojosa, la experta panelista para el debate en Columbia. 

Luego había que lamentar las calamidades ambientales. El Ministerio de Pesca —y muchas otras fuentes— documentó miles de truchas muertas ya que el agua subterránea estaba contaminada por la escorrentía ácida. La erosión del suelo y los niveles de sedimento en los canales de agua aumentaron, mientras que los arroyos comenzaron a secarse. La minería a cielo abierto necesita cantidades inmensas de agua para primeramente explotar la roca de la tierra y luego separar el mineral, que también precisa de vastas cantidades de cianuro.


La policía en una protesta que duró varios días. 
Imagen de Meghan Walsh.


Después de que Yanacocha empezara a construir las minas a cielo abierto, próximas a los canales que traían agua a los agricultores rurales, se redujeron a una fracción de su anterior flujo de agua, según un estudio publicado por la Universidad de Wageningen en los Países Bajos. Si las comunidades locales querían Yanacocha para construir la infraestructura que restableciese los niveles de agua, estaban obligados a transferir sus derechos sobre éstos de manera indefinida. Así lo hicieron, y Yanacocha construyó la reserva de San José. Pero tras una serie de desperfectos, la presa nunca llegó a funcionar plenamente.

Entonces en el año 2000, un camión derramó 150 kilos de mercurio en más de 40 km de carretera. La empresa no consiguió notificar a los oficiales y limpiar el desorden, permitiendo que cientos de vecinos del lugar soñaran con la mezcla de oro contenido, el poder recogerlo con sus propias manos y llevárselo a casa como si de un tesoro se tratase. El incidente provocó disturbios.

"Cajamarca ha empeorado desde lo de Yanacocha," afirmó García. "Ha dividido mucho a la comunidad."

En realidad Newmont redactó en Diciembre de 2012 una carta a la población admitiendo su culpa: "Queremos reconocer los errores que hemos cometido en nuestro proceder de los hechos y los negocios realizados. Lo más importante, pedimos disculpas por la desconfianza que hemos generado y por no contar con su confianza."


La guerra por el agua


El Observatorio de Conflictos Mineros de Latinoamérica comunicó que se están llevando a cabo en la región más de 200 disputas sobre misiones mineras. El agua es el núcleo de la mayoría: por los derechos, su acceso y la calidad de ésta. El año pasado, José de Echava, ex- viceministro de medio ambiente de Perú, relató a la Agencia de Prensa de Francia (AFP) que la ferocidad y la frecuencia de los enfrentamientos están aumentando, y más que nada, "todo es por el agua."

El agua es la principal razón por la que los campesinos, así como el gobierno regional, luchan contra Conga. El proyecto, que ya ha desenterrado unas humedades frágiles, drenará cuatro lagos andinos y los sustituirá por embalses artificiales. Una vez que se use el agua para separar el mineral, será tratada antes de ser distribuida, por lo que también aumentarán las preocupaciones sobre la calidad.

De acuerdo a un estudio externo de la evaluación ambiental de Newmont, del que se encarga el presidente peruano, "la situación del agua mejoraría" – si la empresa cumple con sus promesas. Los autores afirman que la actual calidad bacteriológica del agua no es apta para el consumo humano y que causaría infecciones intestinales, mientras que el agua tratada cumpliría con los estandares más altos. Incluso así, el estudio destacó que los embalses, como estaba previsto, no tendrán suficiente capacidad. Tienen que ser más grandes.

Otro estudio independiente, esta vez por el hidrólogo asentado en Colorado, el Dr. Robert Moran, también sostiene que las instalaciones no podrán purificar el agua tal y como están diseñadas a un nivel lo suficientemente alto para el consumo humano.

Los consultores también aconsejaron a Newmont que aportara más dinero a un fondo social porque tras el cierre de la mina, los municipios locales aún tendrán que apoyarse en el nuevo sistema hídrico y gestionarlo.

"Lo que sugieren es que se controlen todos los recursos hídricos en esta zona," dijo Moran en una reciente entrevista. "Cuando se vayan, ¿quién se hará cargo de las operaciones? El pueblo subvencionará durante generaciones los costes futuros relacionados con el mantenimiento de la instalación y la acumulación y tratamiento de aguas contaminadas."

Los manifestantes continúan convocándose regularmente en las cuencas de Conga.

"Estamos aquí para proteger nuestra agua, y luchar por el pueblo" dijo Marina Catrina, de 19 años, durante una protesta que duró tres días el pasado junio y que atrajo a unos 1000 manifestantes. Catrina vive cerca del lago Perol —una de las lagunas que serán drenadas y usadas como vertedero— en una tierra que su familia ha cultivado durante más de un siglo.


El legado de Conga


Como se muestra en la Plaza de Armas, la minería puede significar prosperidad para los países en desarrollo de América Latina. Solo Yanacocha pagó 1,2 billones de dólares en impuestos y derechos nacionales entre 1994 y 2006, según una declaración de la Corporación Financiera Internacional (IFC). La extracción minera representa el 10% del PIB de Perú, y se espera que las inversiones en minería sean de un total de 14 mil millones de dólares este año. Se espera que estas cifras sólo aumenten en un futuro no muy lejano. 


Cajamarca. Imagen de Meghan Walsh.


A pesar de los legados del pasado, estas grandes sociedades no tienen los medios para financiar las inversiones sociales, proporcionar puestos de trabajo y actualizar la infraestructura. Pero la realidad ha sido más bien otra: en su lugar, los gobiernos tienden a apoyar a las empresas extranjeras, los líderes a menudo buscan ganancias financieras a corto plazo, y los promotores en general no respaldan el medio ambiente o la calidad de vida de las personas.

En 2008, Newmont presentó un estudio de impacto ambiental del que los expertos extranjeros dijeron que era "un desafío incluso para técnicos cualificados" el poder entenderlo. Sin embargo, el gobierno lo aprobó a toda prisa y sin el consentimiento de los líderes regionales. El ministro de Energía y Minas que lo firmó fue Felipe Ramirez del Pino, un ex-ejecutivo de Newmont. El presidente Ollanta Humala despidió al anterior ministro, que se opuso al estudio, y lo reemplazó por del Pino.

Según Moran, el estudio de impacto ambiental "no representa una ciencia independiente y desinteresada."

Pero la mayor crítica de Moran es que el estudio no mencionó Yanacocha ni una vez ni usó lo que pasó allí como un vaticinador de lo que es probable que se desarrolle con Conga, a pesar de que los sitios están a sólo unos pocos kilómetros de distancia y tienen la misma estructura ecológica.

"Tenemos más de 20 años de experiencia en el mundo real de Yanacocha," exclamó Moran. "No tenemos que depender de la especulación. La experiencia debería ser la base de hacer declaraciones futuras y no ha sido así." Entonces justo el año pasado, Humala enmendó la "Ley de Consulta Previa." La legislación requiere sociedades para negociar acuerdos con las tribus indígenas en la cordillera de los Andes, muy rica en minerales, y en el Amazonas antes de desarrollar proyectos sobre sus tierras. Pero ante la insistencia del ministro de minas, el presidente revisó la norma para excluir las comunidades de habla quechua, las cuales se encuentran mayormente en los Andes.
Manifestantes locales. Imagen de Meghan Walsh.

Sin embargo, han habido buenas noticias. A principios de este año, el jefe de la Autoridad Nacional del Agua del país, el Dr. Hugo Jara, anunció que el gobierno tiene previsto invertir un adicional de 394 millones de dólares en los embalses y proyectos de tratamiento de agua para beneficiar a los cajamarquinos. Dijo también que la autoridad garantizará los derechos de agua de las comunidades agrícolas andinas, dándoles mayor ventaja jurídica durante las negociaciones con las empresas mineras. Respecto a las recomendaciones de los expertos extranjeros, Newmont también ha declarado que considerará la reubicación del vertedero de residuos de Perol y ampliará la capacidad de los embalses. 

Aproximadamente el 41% del territorio de Cajamarca ha sido dividido por las concesiones mineras, sin embargo, el 58% de la población se gana la vida con la agricultura. Queda por ver si su medio de vida anterior será capaz de aguantar después del ir y venir de las minas.

Durante una visita el pasado verano, hablé con un empleado del Departamento Regional de Economía de Cajamarca, que dijo que las personas quieren un negocio que pueda prosperar en el tiempo sin afectar negativamente al medio ambiente, como el turismo, la reforestación o la agricultura. Pero las agencias locales ineficientes y no estructuradas no han sido capaces de desarrollar ninguna de estas industrias. 

"Cuando llegó Conga, no estábamos haciendo nada," dijo García. "¿Por qué el pueblo no propuso otra alternativa?." 

Mientras tanto, la ciudad permanece dividida y el número de víctimas de la mina en disputa. Y aquel soleado viernes, a sólo unas manzanas de distancia de la cuidada Plaza de Armas una campesina se encuentra sin un puesto de comida. En cambio, tiende una mano hacia el cambio y un cartel de cartón que dice: "El precio del oro." The price of gold.

Fuente: Chacatorex

miércoles, 27 de agosto de 2014

Democracia liberal permite gobernar en contra del pueblo.


Por Álvaro Cepeda Neri *

Si por un lado los poderosos pueden legalizar sus expropiaciones, haciéndolas pasar por necesidades, los pueblos pueden apelar a la legitimidad de sus reivindicaciones para oponer resistencia política. Se trata de una batalla desigual, pero no puede decirse que carezca de consecuencias.

Immanuel Wallerstein, Geopolítica y geocultura. Ensayos sobre el moderno sistema mundial

La humanidad vuelve a poner en relieve la lucha de clases: los ricos contra los pobres, en cuyo conflicto las elites gobernantes no son árbitros sino parte interesada con los modernos dueños de las riquezas desnacionalizadas; y presenta hechos subversivos constantemente abortados por las represiones que criminalizan las protestas (Timothy Garton Ash, Los hechos son subversivos, donde su autor afirma: “La primera tarea del historiador y del periodista consiste en encontrar hechos”). Y los hechos mundiales acusan, nuevamente, lo que el Marx periodista “puso en contacto con los debates de su tiempo sobre el derecho y la economía [...] y la sociedad dividida en clases y basada en la explotación”, escribe David McLellan.

Las metamorfosis del capitalismo, no sin consecuencias a su ferocidad explotadora y a un keynesianismo que limó sus filos, le ha permitido sortear los embates de los pobres, trabajadores, campesinos, indígenas que, en nuestros días, están reducidos a sobrevivir en las miserias, las enfermedades, el desempleo y las represiones, los homicidios, encarcelamientos y desplazamientos por migraciones que reproducen el círculo vicioso de ricos contra pobres y viceversa.

La democracia contemporánea ha separado de raíz sus dos conceptos: el demos o pueblo y el kratos o poder. Se practica, así, una democracia sin el pueblo. Y “la democracia sin el pueblo es una democracia de los legisladores que interpretan a su manera la voluntad de la nación y disponen a su antojo del mandato que se les ha confiado” (Maurice Durverger, La democracia sin el pueblo, ediciones Ariel). Y los partidos en complicidad buscan posicionarse en el centrismo para no parecerse a la izquierda ni a la derecha, y simular que lo son cuando se disputan los votos, donde el abstencionismo es el único victorioso. Hace tiempo que, en mayor o menor medida, impera la democracia sin el pueblo que permite que el poder político (la clase gobernante) y el económico (ricos, millonarios y multimillonarios) estén gobernando, administrando y legislando para el capitalismo salvaje, como el fin perseguido por medio del neoliberalismo económico que mantiene a “la economía mundial capitalista en dificultades, en el estira y afloja del corto y mediano plazo”. Immanuel Wallerstein asegura que en el periodo 1945-1973 se dio la expansión económica de la economía mundial capitalista, para tener un constante estancamiento económico. Al vaciarse del pueblo la democracia, los pobres están planteando aquello de “pobres del mundo, uníos”, para reencontrar la síntesis del kratos y del demos, que recree una democracia con el pueblo. De esta manera están puestas las condiciones para el estallido de una primera gran revolución política mundial si los capitalistas siguen –como seguirán– concentrando la riqueza y explotando al pueblo, es decir, a los pobres.

Y en estas constantes recesiones económicas, que son crisis del capitalismo mundial y parcializado en cada nación dentro del contexto de los Estados, tenemos más pobres que, como pueblos, son expulsados de las democracias y de los sistemas tribales-autocráticos. Así, la única competencia es la de los pobres contra los ricos, la del poder económico contra el poder popular, mientras el poder político de las elites gobernantes se pone de parte de los ricos. Vivimos (sobreviviendo) en esa crisis que reclama decisiones para resolverla… Decisiones del pueblo al recobrar la democracia en su sentido histórico: la del poder del pueblo si vuelven a unirse el kratos y el demos.

En esta transición, los Estados buscan posicionarse en el contexto del neoliberalismo económico que es el motor de los capitalismos unidos por la globalización comercial, en cuyo picado mar adentro algunas elites del poder político quieren actualizar al poder económico de los ricos, sus aliados-cómplices, para lograr la moderna acumulación del capital con monopolios disfrazados o reales. Y en ese contexto son los pobres sin democracia los que están soportando hambre, pobreza, desempleo, enfermedades, expulsiones masivas vía las migraciones y encima tienen a las delincuencias, encabezadas por los narcotraficantes.

Democracia sin el pueblo más neoliberalismo económico, nueva modalidad del capitalismo globalizador y sus capitalismos locales, facilitan que los ricos –el poder económico– y los gobernantes –el poder político– enfrenten a los pobres de todo el mundo con visos del “desmoronamiento del sistema mundial. Tal desmoronamiento sería anárquico, generaría un grado elevadísimo de experimentación, pero también de inseguridad. Asistiríamos al caos social”. Este caos social lo tenemos ya a la vista.

Álvaro Cepeda Neri*

*Periodista

Fuente Contralinea

Fuente: ApiaVirtual
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martes, 26 de agosto de 2014

Las diez películas más influyentes de la historia.


Un conocido portal de cine hizo un ranking de las películas más importantes para la evolución de la industria. En la nota, el top 10 con imperdibles videos.


por MDZ Espectáculos


Muchas películas pueden quedar (o no) en la historia del séptimo arte y en la memoria de los cinéfilos por sus tramas, actuaciones y contenidos. Pero no todas han hecho un aporte sustancial a la industria en sí y a la concepción que se tenía de esta. Teniendo en cuenta esta premisa, el portal Cinemanía.com realizó un listado de los 50 títulos más influyentes. Nosotros rescatamos los primero 10 puestos.


1. Salida de los obreros de la fábrica (1895). La película dirigida

por Louisy Auguste Lumière documenta la salida de los trabajadores de la fábrica Lumière en un plano fijo y durante 46 segundos. Estas proyecciones públicas de los hermanos padres del cine cambiaron por completo el concepto que el público tenía de “imágenes en movimiento”.





2. Viaje a la Luna (1902). El film es la obra más conocida del cineastaGeroges Méliès y concentró todos sus aportes al séptimo arte: imaginación, efectos especiales e ilusión. Sin dudas, esta creación fue la que acercó al cine al mundo de los sueños; y la película que introdujo la noción de espectáculo cinematográfico.

3. El pibe (1921). Si bien Charles Chaplin ya estaba instalado en su puesto de autor total (guionista, director y actor), este film significó la despedida del formato breve y se impuso con una duración de 68 minutos, lo que era muchísimo para la época. Además, lucía con orgullo un tono agridulce que ha sido inspirador para cineastas contemporáneos como Woody Allen o Judd Apatow.





4. King Kong (1933). Bajo la dirección de Merian C. Cooper, el film que relata la historia del gorila gigante se erigió en la sombra de la que nunca han podido escapar otros autores que relataron los pasos de criaturas inverosímiles y de gran tamaño.






5. Blancanieves (1937). La influencia de Blancanieves en la historia de las películas animadas ha sido inmensa: es que el film que contó con la supervisión de David Hand sacó a los dibujos animados de los cortos y también los conectó con los números musicales.





6. Lo que el viento se llevó (1939). Este film dirigido por Victor Fleming que relata la historia de la Guerra de Secesión, sigue siendo el más taquillero de la historia del cine y no ha podido ser superado por ningún blockbuster moderno.





7. Psicosis (1960). El thriller de Alfred Hitchcock contó con bajo presupuesto pero se convirtió en un éxito de público por el correcto uso del montaje y del timing y sus innovadoras técnicas de marketing.






8. 2001: Una odisea del espacio (1968). Stanley Kubrick logró elevar la ciencia ficción hasta más allá de la órbita de Júpiter con esta obra: luego de 2001, los filmes sobre viajes espaciales y criaturas de otros mundos buscaron apuntar a la seriedad y las ambiciones filosóficas.



9. El Padrino - Parte II (1974). Esta secuela dirigida por Francis Ford Coppola fue aún mejor que la primera de las entregas de la historia y cambió el mundo del séptimo arte por insertar la costumbre de numerar las secuelas, además de lograr entusiasmar al público con los flashbacks y las artimañas narrativas de su autor.





10. La guerra de las galaxias (1977). No se puede discutir la influencia de la historia que estuvo dirigida por George Lucas: es que el film involucró lo clásico del cine y la ciencia ficción y los mezcló con el western y el cine bélico. Ese gran preparado con un marketing insuperable dio como resultado lo que hoy es: una franquicia. Todos ansiosos esperamos la llegada de la primera parte de la tercera entrega que verá la luz en 2015.



Fuente:MDZ Espectáculos

Desafío permanente.



De todas las religiones, la cristiana es, sin duda, la que debe inspirar la mayor tolerancia, aunque hasta ahora los cristianos han sido los más intolerantes de todos los hombres. (Voltaire)

Y si hay un Dios, creo que es muy poco probable que Él se sienta ofendido por los que dudan de su existencia.(Bertrand Russell)

En cierta ocasión, uno de nuestros amables lectores nos escribió por correo privado preguntándonos abiertamente por qué no redactábamos para Lupa Protestante una reflexión contra el ateísmo. Así, con estas palabras. Aunque ya ha transcurrido algún tiempo desde que recibiéramos aquella misiva, la verdad es que la idea nos ha venido rondando durante más de un año, sin que encontráramos el momento adecuado para plasmar por escrito nuestro pensamiento acerca de este asunto.

La cuestión no es fácil. Para ser honestos, ni siquiera creemos en la existencia de los ateos. Antes aceptamos con mayor facilidad que vivan seres extraterrestres de múltiples formas y colores en las lunas de Júpiter o en los planetas de más allá de Saturno. Pero ateos, lo que se dice ateos en su sentido más etimológico o más absoluto de la palabra, no pensamos que existan en realidad. Y no por lo que afirman los salmos 14 y 53 en su primer versículo (Dice el necio en su corazón: No hay Dios. RVR60), sino por una doble constatación de hecho: por un lado, conversaciones mantenidas en diversos momentos de nuestra vida con distintas personas que afirmaban su ateísmo más o menos militante, pero que en realidad profesaban otro tipo de ideología; y por el otro, declaraciones escritas y publicadas de grandes ateos clásicos, de esos que aparecen en libros de filosofía o de ciencias naturales, y que al final resultaban no serlo tanto como ellos mismos habían dado a entender. En resumen, que no podemos escribir en contra (¡vaya una expresión!) de algo cuya existencia ponemos muy en duda, ya de entrada. Supondría un contrasentido, unacontradictio in terminis, como gustan de decir los que saben mucho latín.

Ahora bien, tampoco podemos cerrar los ojos a una realidad que está en la calle, con la que nos topamos día a día, y que es un tipo de ateísmo —que algunos preferirán sin duda tildar más bien de agnosticismo, de incredulidad o de cualquier otro nombre no tan extremo—, no teórico, sino práctico. La realidad de quienes creer, lo que se dice creer, pueden llegar a creer que algo hay o que algo existe más allá de lo que percibimos en este mundo, pero no les quita demasiado el sueño. Y por encima de todo, manifiestan una abierta hostilidad, expresada de maneras más o menos contundentes, frente a las entidades religiosas, las iglesias especialmente, a las que acusan de forma inmisericorde de ser las culpables de gran número de sucesos desgraciados y situaciones terribles por las que han atravesado individuos y sociedades en nuestro entorno cultural de Occidente, y a las que señalan sin pestañear como causantes de estados de ignorancia e incultura generalizados que les han resultado harto rentables. Ante todo ello, lo que no podemos hacer, en conciencia, es mirar para otro lado y conformarnos con decir que están equivocados, que exageran, que mienten, que van dirigidos por ideologías diabólicas o que forman parte de un entramado demoníaco cuya finalidad es perseguir al pueblo de Dios, por lo cual más vale no tener nada que ver con ellos, ni de lejos.

En aras de esa franqueza que debe caracterizarnos en tanto que cristianos, hemos de admitir que quienes lanzan tantas acusaciones contra las iglesias, o contra la iglesia entendida como el conjunto de los creyentes, no están demasiado lejos de la verdad. O si lo preferimos, que no mienten, por desgracia. Y algo muy importante: que no es sólo una iglesia en exclusiva la catalizadora de todos esos males y esas desgracias, sino que todas, en mayor o menor medida, tienen su parte de culpa. Si en nuestros países de cultura latina y tradición católica la Iglesia de Roma ha estado permanentemente aliada con poderes políticos tiránicos y ha contribuido al empobrecimiento y la ignorancia de amplios sectores de la población, en otros países de otras culturas y tradiciones también se encuentran iglesias de rango nacional a las que se puede acusar —y de hecho se acusa— de cosas parecidas. Y, para que nadie se quede sin su porción correspondiente, a las iglesias, denominaciones, grupos o movimientos religiosos que no entran en tal categoría, de igual manera se los señala como fuente de oscurantismo, cuando no como negocios fraudulentos o culpables de actividades claramente delictivas.

En pocas palabras, todo un desafío para los creyentes cristianos comprometidos, un verdadero reto constante e ineludible. La pregunta brota con toda su fuerza: ¿qué se puede hacer?

Las citas de los dos ilustres pensadores con las que encabezamos esta reflexión nos llamaron poderosamente la atención en su día, cuando las leímos por primera vez; no lo podemos negar. No es porque sí que las hemos colocado precisamente ahí. Para ser sinceros, no creemos que frente a este ateísmo práctico que detectamos en tan amplios sectores de nuestra sociedad occidental hodierna la solución consista en comenzar por una dura y áspera diatriba acerca de la existencia de Dios al estilo de las famosas Quinque Viæ de Santo Tomás de Aquino o del Argumento Ontológico de San Anselmo de Cantérbury. Ni siquiera creemos que nuestro diálogo con quienes piensan de esa manera deba iniciarse con una apasionada apología de la inerrancia bíblica o un ataque frontal contra el evolucionismo a base de textos del libro del Génesis. Nuestra sociedad actual, tan impregnada de filosofía humanista en todos los aspectos, y tan concienciada acerca de las necesidades humanas fundamentales, no puede abordar ciertos temas sin una reflexión previa que ha llegar por otros derroteros y que, en primer lugar, ¡ha de ser asimilada como propia por los mismos cristianos!

El mensaje del evangelio, reconozcámoslo sin ambages, se dirige al hombre, vale decir, a la persona, no a los ángeles, no a entidades supra- o extra-humanas, y no consiste en la revelación de grandes misterios doctrinales o teologías enrevesadas, sino en la manifestación de un hombre muy concreto en el tiempo y en la historia: Jesús de Nazaret, el Mesías, el Cristo. Y esta manifestación es para salvación, lo que significa liberación (redención, en un lenguaje más teológico) y re-dignificación de los seres humanos. Cristo es en verdad reconocido y proclamado como Dios por la iglesia, no debido a sus milagros, no a causa de los relatos bíblicos que hablan de su nacimiento virginal, sino porque su misión, incluida su pasión, muerte y resurrección, generan esa total reubicación de la especie humana en el plano de dignidad que el Creador le había otorgado desde el primer momento y que ella misma había perdido. De ahí que un mundo cristiano en el que durante siglos se han defendido y plasmado desigualdades o diferencias supuestamente “naturales” entre las personas, haya constituido el mejor caldo de cultivo para toda clase de ateísmos prácticos y anticlericalismos feroces. Mal se puede dialogar con una sociedad hipersensibilizada ante las injusticias partiendo de presupuestos que creen o fomenten barreras de raza, clase social o sexo entre los hombres. En este sentido, iglesias o entidades religiosas que discriminan de entrada a quienes no son de una raza o etnia determinada, o que distribuyen cargos y prebendas en base a las entradas económicas de las personas, o que relegan a las mujeres a una posición de inferioridad para el acceso a los sagrados ministerios (por increíble que pudiera parecer, estas cosas aún existen en nuestros días. ¡Vaya si existen!), han quedado fuera de juego. No sólo en lo referente a la sociedad. También en lo que concierne al propio evangelio de Cristo.

Por otro lado, congregaciones particulares o denominaciones en su totalidad que profesen un absoluto aislamiento de las realidades de este mundo en base a una pretendida pureza que debe mantenerse a cualquier precio, o que sostengan una esperanza escatológica que haya de hallar un cumplimiento inmediato y por tanto las dispense de atender a las necesidades básicas del prójimo, no pueden jamás, por mucho que lo pretendan, llamarse Iglesia de Cristo. Su verdadera definición es secta y secta peligrosa.

Si como Cuerpo de Cristo deseamos extender las buenas nuevas entre nuestros contemporáneos de Occidente —sin olvidar nunca que el mundo en que vivimos cada día está más occidentalizado—, el único camino será presentar a Jesús como una realidad viva que trasciende los muros de capillas y templos para plasmarse en el día a día, en nuestra propia existencia y nuestro compromiso a favor del hombre. No es necesario caer en el extremo de transformar la Iglesia en una simple ONG o una asociación vecinal con ciertos tintes políticos más o menos definidos. Algunos ya lo han hecho y han perdido su dimensión de comunidad religiosa, lo que nunca debiera haber sucedido, realmente. La propia identidad eclesial, bien mantenida en una doctrina, una teología y una liturgia auténticamente cristianas, cómo no, jamás puede considerarse incompatible con esa dimensión humana y cercana al hombre de la calle, que necesita imperiosamente de la liberación y la re-dignificación que sólo Cristo puede darnos.

No hay razón alguna, por tanto, para temer el diálogo con quienes hoy afirman no creer.

lunes, 25 de agosto de 2014

25 de agosto 1825 Independencia del Uruguay: ¡Feliz día de la Patria!


Luego del desembarco de Lavalleja en la Agraciada, al frente de los 33 Orientales, los hechos se suceden vertiginosamente y se van incorporando diferentes poblaciones.

A menos de un mes de la Cruzada Libertadora, todo el territorio al sur del río Negro estaba en poder de los patriotas y los brasileños se habían refugiado en las ciudades amuralladas de Montevideo y Colonia.

Frente a una casi segura reacción de los desplazados invasores, se hacía necesario nombrar autoridades que organizaran el gobierno del territorio arrebatado al enemigo.

Es entonces que Lavalleja convoca a los pueblos para designar representantes que integrarían ese Gobierno Provisorio, que bajo la presidencia de Manuel Calleros, comienza a actuar el 14 de Junio de 1825 en la Florida.

Este gobierno convoca a una Sala de Representantes con la presencia de todos los pueblos de la Provincia.

Con la convocatoria se establecían las instrucciones para proceder a la elección de los representantes en cada pueblo.

Desde los primeros días del mes de Agosto comenzaron a llegar éstos a San Fernando de la Florida.

El 20 de Agosto de 1825 queda definitivamente instalada la Honorable Sala de Representantes de la Provincia de la Florida, bajo la presidencia de Juan Francisco Larrobla.

De ella surgen tres Leyes Fundamentales que se aprueban el día 25:

Ley de Independencia. Ley de Unión.Ley de Pabellón.

LA LEY DE INDEPENDENCIA

Declara "... írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre, todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados a los Pueblos de la Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil..."

Por lo anterior será nuestro país "... libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro del universo y con amplio y pleno poder para darse las formas que en uso y ejercicio de su Soberanía, estime convenientes".

Por medio de esta ley la Provincia Oriental pasó a ser soberana y a partir de allí pudo decidir acerca de su futuro, sin depender de las dominaciones extranjeras.

LEY DE UNIÓN

Expresa en su parte sustancial que " Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen ..."

Por medio de esta ley la Provincia Oriental retoma la unión con las provincias, que había quedado interrumpida durante la dominación de Portugal y del Brasil.

LEY DE PABELLÓN

Marca la necesidad de crear un símbolo que representara a la Provincia y propone que ese pabellón sea "compuesto de tres franjas horizontales, celestes, blanca y punzó..."

La Provincia Oriental elige su pabellón conservando los colores de la época artiguista. Posteriormente se usaría el pabellón reconocido por las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Otra ley de fundamental importancia que se aprobó fue la llamada "Ley de Vientres", según la cual los hijos de esclavos nacerían libres.

Se constituye el 8 de Octubre de 1828 el Estado Oriental del Uruguay. El 18 de julio de 1830 se jura la primera Constitución de la República, siendo el primer Presidente constitucional el General Fructuoso Rivera. Le seguirá en la presidencia Manuel Oribe, uno de los jefes de los "Treinta y Tres Orientales", generándose en ambas personalidades respectivamente, los partidos políticos tradicionales del país : el Partido Colorado y el Partido Blanco.