Miedo, hospitales abarrotados y una cifra incierta de contagiados son parte del alarmante anuncio sobre la epidemia de ébola en África Occidental efectuado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Ginebra.
La OMS ha calculado que la cifra de fallecidos por “el peor brote de ébola de la historia” ha superado los 1,427 muertos, en los países africanos: Liberia, Sierra Leona, Guinea y Nigeria.
Sin embargo, esta semana en una conferencia de prensa la OMS explicó que el número exacto es difícil de estimar, puesto que muchos casos no son informados a las autoridades sanitarias, y algunos portadores del virus son reticentes a dirigirse a los centros de salud y aislamiento.
Servindi
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Varios de los casos no reportados se habrían dado en zonas rurales donde es difícil investigar por la oposición de la población y la falta de medios de transporte, señaló la OMS al explicar por qué se subestimó la dimensión del problema.
“En los pueblos se incineran cadáveres sin informar a las autoridades sanitarias y sin que se puedan investigar las causas de la muerte”, indicó la organización.
Los centros de salud en los países afectados están mayormente desbordados, y que en algunas zonas de Monrovia, capital de Liberia –principal país afectado– la atención médica está paralizada, debido a que por miedo tanto pacientes como el personal médico han huido.
Ante la grave situación el organismo anunció que ha elaborado un “plan operativo” para afrontar el mal en los próximos seis a nueve meses en África Occidental.
Por otra parte, desde Liberia, el director adjunto de seguridad sanitaria de la OMS, Keji Fukuda, advirtió que detener la epidemia no será fácil y que llevará muchos meses de trabajo sin descanso.
El experto calificó la rapidez y expansión del mal como un hecho sin precedentes. “La tendencia no se va a invertir de un día para otro” advirtió.
Esperanzador tratamiento
Los dos voluntarios estadounidenses afectados por el ébola ha sido dado de alta tras haberle sido suministrado el tratamiento experimental denominado ZMapp, informaron el jueves 21 de agosto los médicos del Hospital Universitario de Emory de Atlanta.
Ambos se contagiaron el mal cuando trabajaban en un centro médico de Liberia, pero fueron llevados a Estados Unidos a principios de agosto, para ser tratados.
Los médicos celebraron la recuperación de los voluntarios y anunciaron que ya no representan un peligro para la salud pública pues no presentan rastros del virus en su cuerpo.
Violencia en Liberia
Como se recuerda, ante la crisis por el aumento de casos de ébola en Liberia, -unos 843 según la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, la presidenta Ellen Johson Sirleaf, decretó en cuarentena al barrio de West Point, impidiendo por la fuerza a los habitantes abandonar la zona.
La disposición presidencial fue cumplida por las fuerzas de seguridad, cercando con mesas, sillas y alambres de púas en el precario barrio costero que sólo cuenta con cuatro baños públicos.
Tras haberse aislado la localidad, el miércoles la población se enfrentó a la policía, luego de que efectivos armados ingresaran al barrio –donde viven unas 75.000 personas– para evacuar al comisario de la zona, que habría sido tomado como rehén.
En el incidente algunos habitantes quisieron salir de la zona aislada y arremetieron contra la policía arrojando piedras. El enfrentamiento dejó cuatro personas heridas.
Luego del violento encuentro, el Ministro de Defensa, Brownie Samukai, rechazó que los efectivos hayan disparado directamente a los manifestantes.
Aseguró que hicieron disparos al aire para dispersarlos y que los heridos probablemente se hayan lastimado al querer pasar por los alambres de púas.
La disposición de la cuarentena se dio tras la fuga de un grupo de diecisiete presuntos portadores del ébola de un centro de aislamiento, el fin de semana pasado.
La medida ha afectado a los residentes de esta zona pobre de Monrovia pues se ha incrementado el precio de bienes como el agua potable y no pueden desplazarse para ir a trabajar ni comprar alimentos.
Según los pobladores del barrio en cuarentena no se les avisó oportunamente del bloqueo.
Por su parte, la presidenta explicó que la medida tiene como fin “salvar vidas” y permitirá que el Gobierno haga esfuerzos para controlar l enfermedad con rapidez.
Toque de queda
Además de la cuarentena, la presidenta decretó desde el jueves un toque de queda que va desde las 21.00 horas hasta las 6.00 horas.
Otra medida fue el cierre de los centros de diversión, desde las 18:00 horas.
Escasez
Tras la alerta por la propagación del mal, los países afectados están empezando a afrontar desabastecimiento y escasez, debido a que aerolíneas y compañías de cargo les han suspendido sus servicios.
Así lo informó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), precisando que la carencia es de bienes básicos, incluidos alimentos y combustibles.
Fuente: Servindi
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