martes, 31 de diciembre de 2013

EZLN: treinta años del más sensato de los delirios.


El zapatismo, ajeno a focos, modas y consensos, no sólo goza de una excelente salud a 30 años de su nacimiento, sino que constituye una potentísima herramienta decolonial.

Ángel Luis Lara / Desinformémonos
Foto: Cuartoscuro


En noviembre de 1983, un diminuto grupo de hombres que se contaban con los dedos de una mano aterrizó en la tupida Selva Lacandona, en el mexicano estado de Chiapas. Habían decidido nombrarse rimbombantemente como Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La mayoría urbanitas sin remedio, portaban en la mochila un propósito que resonaba en sus conversaciones como sentido delirante: hacer la revolución. Sin embargo, dadas las condiciones de extrema pobreza y de urgencia social en Chiapas, tal delirio resultaba ciertamente sensato. Además, las montañas y las selvas chiapanecas no sólo albergaban a pueblos en resistencia desde hacía casi 500 años, sino que desde que a finales del siglo XIX algunos de los desterrados protagonistas de la Comuna de París dieran con sus huesos en Chiapas, en dichas tierras no habían dejado de florecer antagonismos y disensos subterráneos.

Armado con cuadriculados lenguajes y manidos artefactos ideológicos, ese pequeño grupo inicial no tardó en chocar con el sentido común de los pueblos indígenas originarios y habitantes de esos territorios. Entonces fue cuando el Subcomandante Marcos, el más conocido participante en esa primigenia y delirante mónada zapatista, decidió que las fuerzas ya no le daban de sí y que mejor se bajaba de ese barco zozobrante e incierto. “¿Dónde está la salida?”, preguntó. “No hay salida”, le contestaron los pueblos indígenas. “Y entonces, ¿qué hacemos?”, respondió un aturdido Marcos. “Quedaros y aprended”, sentenciaron los pueblos mayas.


Y eso es lo que hicieron. Escucharon y aprendieron de los pueblos indígenas hasta el punto de devenir indígenas ellos mismos. Una suerte de posesión con trazos de realismo mágico que no solo desarmó la arrogancia y los clichés tradicionales de la izquierda, sino que activó un maravilloso híbrido revolucionario hecho de saberes y cosmovisión indígena, capaz de parir una artesanía del cambio social revolucionario repleta de paradojas y de puentes hacia fuera.


Así, armados de preguntas, los zapatistas nacieron como un oxímoron: el más sensato de los delirios. Hoy ese maravilloso delirio no solo está habitado por miles y miles de mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos y ancianas en Chiapas. Además ha sido capaz de construir la materialidad tocable y respirable de una vida otra. Con infinitas dificultades, errores y caminos torcidos. En este mundo, pero con otros mapas y en otras coordenadas.


Treinta años después de su nacimiento, el EZLN protagoniza una de las experiencias más ricas y radicales de libertad y de emancipación humana que los últimos siglos de historia hayan conocido. Desde que se levantaran en armas en enero de 1994, los zapatistas habitan en una cotidiana restitución del sentido verdadero de la palabra democracia y en una trabajada liberación de la vida de las garras de la supervivencia. Miles y miles de personas viviendo de otra manera. Aquí, ahora y ya.


En su treinta cumpleaños, la disutopía zapatista decidió abrir sus puertas y sus ventanas para compartir las formas de vida que han generado tres décadas de delirio sensato. Para ello han creado una escuela a la que han llamado “La libertad según l@s zapatistas”. Se trata, sobre todo, de una escuelita, así en diminutivo, que sirve para desaprender. No ofrece pistas para un modelo y tampoco regala ningún manual de instrucciones. Como en el Blade Runner de Ridley Scott, los zapatistas saben que los replicantes ni aman ni tienen emociones. Por eso no les interesan las copias ni las recetas. Simplemente tratan, con perseverancia e infinita paciencia, de compartir tan solo un mapa del tesoro de un mundo otro. En ese mapa destaca una coordenada por encima de las demás: una imperiosa necesidad de decolonizar la existencia.


El zapatismo, ajeno a focos, modas y consensos, no sólo goza de una excelente salud a 30 años de su nacimiento, sino que constituye una potentísima herramienta decolonial. En los territorios chiapanecos donde los zapatistas son gobierno, la humanidad ha abierto un agujero irreparable en la modernidad, en la matriz abisal del pensamiento occidental y en la racionalidad de la dominación. Una decolonización del vivir más allá de la terrible imposición generalizada de la forma mercancía, en la construcción colectiva e igualitaria de un mundo de usos y no de consumos. Una decolonización del poder, más allá de la dominación de lo privado y de lo público, en el tejido democrático de un común en el que todas las personas son llamadas a ser y a hacer gobierno. Una decolonización de las pasiones, más allá de las vilezas y los egoísmos con los que la imposición neoliberal nos sujeta a las pasiones tristes que la constituyen. Sin pedir permiso. Miles y miles de mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos y ancianas. Un presente y no un futuro. Aquí, ahora y ya. Y un mensaje, tal vez desesperado, a los que estamos del otro lado del espejo: “ORGANÍCENSE”. Porque no basta con desearlo.


A su modo, los zapatistas le han llamado a todo eso autonomía. Una experiencia de autogobierno participado por miles y miles de personas y en la que el giro decolonial se traduce en el territorio zapatista en instituciones, escuelas, hospitales, leyes, administraciones locales, relaciones sociales, sistemas productivos, economías, sexualidades y profundos cambios culturales llenos de puntos suspensivos. Concreto y tangible. Por y para las personas. ¿No fue en el deseo de algo de eso en lo que nos reconocimos en las plazas en un mayo de hace más de dos años?


Fuente: Chacatorex

lunes, 30 de diciembre de 2013

Cáos en la Iglesia romana: los Obispos deberían estar preocupados.


Pedimos la dimisión del Padre Volpi, comisario de los Franciscanos de la Inmaculada

Un grupo de páginas web y asociaciones de laicos católicos han iniciado una recogida de firmas para pedir la dimisión del Padre Fidenzio Volpi de su cargo de comisario de los Franciscanos de la Inmaculada.Todos lo que quieran adherir a este llamamiento pueden hacerlo pinchando aquí.

Pedimos la dimisión del Padre Fidenzio Volpi de su cargo de comisario político de los Franciscanos de la Inmaculada. En el espacio de cinco meses el Padre Volpi ha destruido el instituto provocando caos y sufrimiento en su interior, escándalo entre los fieles, críticas en la prensa, malestar y perplejidad en el mundo eclesiástico. Importa poco saber si el Padre Volpi es el artífice o el ejecutor del plan de destrucción. Lo que es cierto es que si no se detiene este plan, las consecuencias serán desastrosas y es para evitar que a este desastre se añadan más desastres que el Padre Volpi debe ser cesado.

Después del decreto de intervención, del pasado 11 de julio, el Padre Volpi, con la ayuda de un puñado de desatados subcomisarios, entre los que se encuentran el Padre Alfonso Bruno y el Prof. Mario Castellano, ha comenzado a dejar caer su hacha sobre el instituto. Ha prohibido la celebración de la santa Misa y de la liturgia de las horas según la forma extraordinaria prevista por el Motu Proprio Summorum pontificum; ha desautorizado y transferido uno tras otro a los más files colaboradores de Padre Manelli, todas personalidades de relieve intelectual y moral, atribuyendo sus cargos a frailes disidentes, a menudo incultos y sin experiencia de gobierno; ha amenazado y castigado a los frailes que dirigieron una petición a la Santa Sede y se negaban a retractarse. Finalmente, con un diktat del 8 de diciembre de 2013, ha cerrado el seminario, ha suspendido las ordenaciones sacerdotales y diaconales; ha fulminado con la interdicción las publicaciones de las Ediciones Casa Mariana, prohibiendo su difusión en las iglesias y santuarios confiados a los religiosos; ha extendido su guerra personal a los terciarios y a los laicos que apoyan al instituto, suspendiendo toda actividad de la MIM (Misión Inmaculada Mediadora) y del TOFI (Tercer Orden Franciscano de la Inmaculada); ha amenazado con la intervención a las Franciscanas de la Inmaculada y les ha quitado, a ellas y a las Clarisas, el cuidado espiritual de los frailes. Por último quiere imponer un “juramento modernista” de fidelidad al Novus Ordo Missae y al Concilio Vaticano II (para ver la carta, pinche aquí).

El Padre Volpi acusa a quien le critica de estar contra el Papa, pero este régimen tiránico, además de ser desconocido en la historia de la Iglesia, ¿no está en evidente contraste con el Papa Francisco, que ha recomendado evitar todo autoritarismo y tener misericordia y ternura hacia amigos y enemigos? Un vaticanista objetivo, Marco Tosatti, lo ha destacado, preguntándose en lastampa.it del 4 de diciembre: «¿Pero que han hecho estos pobres religiosos? ¿Defraudar, abusar de menores, llevar una vida inmoral? Nada de todo esto». La verdad es que el Padre Volpi, a partir de una iniciativa propia, o actuando por cuenta ajena, quiere normalizar a los Franciscanos de la Inmaculada, convirtiéndolos en algo parecido a las otras órdenes religiosas a la deriva. Para obtenerlo es necesario transformar su doctrina espiritual y moral, destruir su disciplina interna, quebrar la reconquista de la liturgia tradicional, abrirse a la corrupción del mundo, como han hecho, con resultados catastróficos, tanto el Padre Volpi como su orden capuchina.

Pablo VI, en la Exhortación apostólica dirigida a los religiosos Evangelica testificatio, del 29 de junio de 1971, recuerda que se debe obedecer a los superiores, «excepto cuando una orden fuese manifiestamente contrario a las leyes de Dios o a las constituciones del instituto, o que implicara un mal grave y cierto – en tal caso, de hecho, la obligación de obedecer no existe». Si no se procediera a cesar al Padre Volpi, se abrirá inevitablemente un conflicto de conciencia en los religiosos y en las religiosas que quieran conservar el carisma de los Franciscanos de la Inmaculada y la fidelidad a la Tradición de la Iglesia. (Roberto de Mattei)

(Traducido por Tradición Digital )

domingo, 29 de diciembre de 2013

El Anglicanismo y la igualdad de géneros.



Antoni Ibañez-Olivares

Intervención durante el XIII Encuentro Interreligioso de Sabadell. Sábado, 16 de noviembre de 2013. Traducción del autor al castellano del original en catalán.

Buenas tardes a todas las personas presentes en este encuentro.

Me llamo Antonio Ibáñez y pertenezco a la Església de Crist, de la calle del Sol de Sabadell, que es de inspiración anglicana.

Estoy bastante de acuerdo con la definición de la religión como un conjunto de creencias en algo misterioso que se encuentra fuera de los límites de nuestra razón. Se trataría de una noble aspiración de los seres humanos a encontrar respuestas a ciertos interrogantes vitales, especialmente a la pregunta sobre qué pasará después de la muerte.

Sin embargo, conviene discernir entre las religiones y los que las administran, a quienes para abreviar denominaré en todos los casos “jerarquía” o “jerarquías eclesiásticas”.

Se puede afirmar que a lo largo de la historia todas las jerarquías han aprovechado los legítimos sentimientos religiosos de las personas para procurarse posiciones de privilegio en la sociedad: los sacerdotes egipcios con los faraones, los obispos cristianos con el emperador romano Constantino, los lamas en el Tíbet, los diversos califatos islámicos, etc.

Pero en el grado más bajo de la jerarquía siempre hemos encontrado mujeres, que como diría el actual papa católico, han ocupado una posición de servidumbre dentro de sus respectivas organizaciones.

Hasta el siglo XVIII, con la Ilustración, la independencia de los Estados Unidos de América y la Revolución Francesa, los estados no empiezan a separarse de las jerarquías eclesiásticas. Se producen las respectivas declaraciones universales del hombre (insisto, del “hombre”), y en 1791, también en Francia, la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Ya se disponía, pues, de una base social y jurídica para la equiparación: la constitución de estados laicos y las primeras declaraciones de derechos.

En el siglo XX encontraremos, entre otros, dos hitos capitales: en 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (no sólo de los “hombres”) por parte de la ONU, y, en especial, la proclamación también por parte de la ONU, en 1999, del día 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Se puede decir que la mayor parte de la legislación básica de los países democráticos occidentales recoge los principios éticos de estos dos textos.

Pero el problema se halla todavía hoy muy lejos de solucionarse: hace bien poco hemos visto como un príncipe de la iglesia promocionaba en España la publicación de un ensayo muy conservador titulado “Cásate y sé sumisa”, de la periodista italiana Costanza Miriano.

Mi parroquia, que como he indicado, es la Església de Crist, pertenece a la iglesia anglicana en España, oficialmente denominada Iglesia Española Reformada Episcopal (I.E.R.E), la cual, a su vez, forma parte de una fraternidad mundial de iglesias nacionales –la Comunión Anglicana- que, siendo autónomas, tienen como modelo teológico y litúrgico el de la Iglesia de Inglaterra. Nosotros dispusimos durante años de una mujer como rectora: la tan recordada Susan Woodcock, y la junta parroquial, que es elegida -y tiene funciones ejecutivas no meramente consultivas como sucede en otras iglesias- está formada por mujeres en una proporción del 50 por ciento.

Si nos referimos al ámbito español de la I.E.R.E, vemos que todavía nos hallamos en una fase incipiente de equiparación, con dos mujeres ordenadas como rectoras parroquiales, aunque muchas más ordenadas como diaconisas, y, a mayor abundancia, nada impide canónicamente que el episcopado pueda ser ostentado por una mujer.

En la Comunión Anglicana encontramos situaciones muy dispares. Así, mientras que en los países de tradición anglosajona, o nórdicos, las mujeres han llegado no sin conflictos a los máximos niveles de la jerarquía, en otros, como los del Cono Sur americano, o en los del continente africano, se encuentran con fuertes resistencias derivadas de las tradiciones culturales específicas de dichos países.

Un caso positivo y preeminente es el de Katharin Jefferts, obispa-presidenta de la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos (anglicana), y que vendría a ser el equivalente del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la Iglesia de Inglaterra.

Refiriéndonos a la igualdad de género, o, mejor dicho, a orientaciones sexuales en sentido amplio, aún resulta más hiriente la situación de gays y lesbianas. Así, hemos de volver a los Estados Unidos para encontrar ejemplos de obispos o de obispas homosexuales, cuya elección, siendo ya una realidad, ha provocado fuertes tensiones en el seno de la iglesia.

Sabemos que en el pasado los anglicanos pecamos gravemente al ponernos del lado de los poderosos (por ejemplo, durante la época victoriana en el Reino Unido); que sometimos a las mujeres; y que negamos la eucaristía o directamente ejecutamos a los homosexuales. Pero creemos que, una vez arrepentidos, el presente es esperanzador, y que estamos trabando con ahínco para que, con la ayuda del Espíritu Santo, nadie pueda ser discriminado por motivos de género o por su orientación sexual. Y también para que en el futuro las mujeres eviten caer en los mismos errores que los hombres que acapararon y siguen acaparando puestos de mando en la jerarquía de la Iglesia.

Muchas gracias y que Dios os bendiga.

(*) Antoni Ibáñez. Intervención durante el XIII Encuentro Interreligioso de Sabadell. Sábado, 16 de noviembre de 2013. Traducción del autor al castellano del original en catalán.
Antoni Ibañez-Olivares


Em dic Antoni Ibáñez-Olivares, i vaig néixer a Sabadell l’any 1954. Sóc casat i tinc una filla. L’any 1981 vaig obtenir la llicenciatura en Filosofia i Lletres, amb grau, per la Universitat Autònoma de Barcelona, havent cursat estudis de tercer cicle a la mateixa UAB i a la Universitat de Barcelona. Recentment he realitat estudis de Teologia a al SEUT. Formo part del grup de culte de l’Església de Crist de Sabadell (IERE-Comunió Anglicana), on col·laboro, periòdicament, com a predicador i director d’oficis dominicals. També sóc membre del Moviment Ecumènic i del Grup de Diàleg Interreligiós de Sabadell, havent assistit a diverses trobades i seminaris arreu de Catalunya. Tinc publicat un llibre i articles en diversos mitjans escrits i electrònics. El meu blog, que acabo d’estrenar, es diu Fruits Saborosos, i espero que en produeixi, potser no molts, però si ben assaonats.

sábado, 28 de diciembre de 2013

'Los Poetas y Dios', una década de encuentros.


Como en anteriores ocasiones el objetivo del encuentro fue ensalzar la figura de Dios a través de los versos.

Toral de los Guzmanes acogió el viernes y sábado de la pasada semana uno de los encuentros literarios más consolidados del panorama español: 'Los Poetas y Dios'. La cita es la única centrada en la temática cristiana lo que ha supuesto ser reconocida a nivel nacional desde su nacimiento en octubre del 2004. La décima edición del encuentro ha vuelto a colmar las expectativas de todos los asistentes, muchos de los cuales repiten año tras año.

Estos encuentros están organizados por la Asociación Cultural Evangélica 'Eduardo Turrall' y por el Centro Evangélico de Actividades Toral. Además, está promovido por el Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes y cuenta con la colaboración de la Junta de Castilla y León, la Diputación de León y la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos de España (Adece).

El objetivo del encuentro es ensalzar la figura de Dios a través de los versos. Pura literatura mística en estado puro.
Los salones municipales ubicados en el Palacio de Toral de los Guzmanes han vuelto a ser el escenario escogido para el encuentro literario.

Los poetas participantes han sido José María Muñoz Quiros -encargado de la conferencia inaugural-, Verónica Amat, Araceli Sagüillo, Alfred Pérez Alencart, Juan Ángel Torres Rechy, José Antonio Valle Alonso, Isaura Díaz Figuiredo, Leopoldo López Samprón, José Pulido, Daniel Bores, Juan Carlos Martín, Antonio Salvado y Máximo Cayón -conferencia de clausura-. Este año los asistentes pudieron disfrutar también de la intervención musical a cargo de la soprano Cristina Villadangos.

Asimismo, el encuentro sirvió de marco para la presentación del poemario 'Sombra que desea ser iluminada (ofrendas Teresa de Jesús) de Verónica Amat, y del ensayo 'Antonio Salvado: Dios a la vista en el Parnaso' de Alfonso Ortega Carmona.


Editado por: Protestante Digital 2013

viernes, 27 de diciembre de 2013

La reinvención de Latinoamérica.


Por Luis Hernández Navarro *

ALAI, 26 de diciembre, 2013.- Hace 75 años, en 1958, el historiador mexicano Edmundo O’Gorman publicó un libro titulado La invención de América, con el que sacudió la historiografía dedicada a documentar y explicar el descubrimiento y la conquista americana. Inventar, significa, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua, hallar o descubrir algo nuevo o no conocido.En su texto, O’Gorman explica, de manera novedosa para su tiempo, la forma en la que el relato sobre la historia y el devenir del “nuevo continente” fue construido. Hoy, retomando esa imagen, podemos decir que América Latina se está reinventando.

El concepto América Latina tiene tras de sí una larga historia. Muchos años antes de que O’Gorman publicara su obra, en 1857, el escritor colombiano José María Torres escribió en su poema Las dos Américas las claves del nuevo imaginario regional: “Mas aisladosse encuentran, desunidos/Esos pueblos nacidos para aliarse:/La unión es su deber, su ley amarse:/Igual origen tienen y misión;/ La raza de la América latina,/ Al frente tiene la sajona raza,/ Enemiga mortal que ya amenaza”. Poco antes, en 1856, el filósofo chileno Francisco Bilbao, había usado durante una conferencia, el mismo término.

La región está en un proceso de reinvención porque su visión de sí misma, su destino como territorio y su relación con las grandes potencias, especialmente con Estados Unidos, se está transformando radicalmente. Si, hasta ahora, su inserción con el resto del mundo ha estado condicionada por la presencia de las potencias imperiales (España, Portugal, Inglaterra, Francia y Estados Unidos), con el nuevo siglo ha comenzado a construirse como un conglomerado de naciones con procesos de integración crecientemente soberanos.

Se trata de un proceso complejo, ambiguo, en ocasiones contradictorio, que no avanza en línea recta, en el que no todo está definido y cuyo destino final no está aún escrito. Un proceso en el que sus riquezas naturales, como la abundancia de agua dulce (alrededor de la mitad del planeta), sus reservas de petróleo y gas, sus recursos minerales y la riqueza de su biodiversidad, desempeñan un papel central.

Como señas distintivas de esta reinvención se encuentran, entre otras, la refundación de varios Estados nacionales a partir de Asambleas Constituyentes; la ruptura con el Consenso de Washington; la recuperación de su soberanía petrolera, de sus recursos naturales y bienes estratégicos; la puesta en práctica de políticas de inclusión social, redistribución de la renta y reconocimiento de la diversidad cultural; la existencia de poderosos movimientos sociales emancipatorios, y la firma de acuerdos de integración regional guiados por la idea de la cooperación, la complementación económica y la ayuda mutua.

Esta reinvención de América Latina implica, obligadamente, una nueva redefinición de su lugar en el orbe, en el que abandone su lugar como “patio trasero” de Estados Unidos. Un nuevo rol internacional en el que tiene como herramientas medulares, la construcción de foros y entidades regionales sin presencia de Washington –Mercosur, Unasur, Alba y Celac– y la diversificación de las relaciones económicas, comerciales y tecnológicas con naciones que, en otras zonas del planeta, hacen contrapeso geopolítico a Washington, como China, Rusia e Irán.
El fin de la Doctrina Monroe

El pasado 18 de noviembre, en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), el secretario de Estado, John Kerry, anunció el fin de la era de la Doctrina Monroe, y la decisión de Estados Unidos de compartir responsabilidades con los otros países del continente y tomar decisiones como compañeros en el marco de una relación de iguales.

Sin embargo, tan pronto como fue proclamado, ese supuesto fin del viejo enunciado colonialista redactado por John Quincy Adams y enunciado por primera vez por el presidente James Monroe –América para los americanos–, fue desmentido por el jefe de la diplomacia estadunidense. Contradiciendo sus palabras, marcó la agenda de su país para la región: promover la democracia, mejorar la educación, adoptar nuevas medidas de protección ambiental y desarrollar el mercado energético. Y, ya encarrerado, criticó a los gobiernos deCuba y Venezuela.

El fin de la Doctrina Monroe tiene, como telón de fondo, una pérdida relativa de la influenciade Washington en la región, no como producto de una decisión de la superpotencia, sino como resultado de las luchas de los movimientos sociales y la elección de gobiernos progresistas que reivindican la recuperación de la soberanía, la ruptura con el neoliberalismo y la integración latinoamericana. Estos proyectos han modificado el esquema de relación con Estados Unidos.

Sin embargo, este cambio no ha implicado, ni mucho menos, el fin del dominio estadunidense en la región. El Imperio está muy lejosde ser un tigre de papel. A pesar de los problemas que enfrenta en todo el mundo y del surgimiento de nuevos ejes de poder, su supremacía militar, el vigor de sus empresas e inversiones, su capacidad para condicionar los flujos comerciales a su favor, la hegemonía semántica de sus industrias culturales y la fortaleza de sus agroindustrias lo convierten en la única potencia estratégica global.

Estados Unidos es el país con mayores gastos militares en el mundo. En 2011, su presupuesto para este rubro representó el 40 por ciento de los gastos totales en el planeta, seguido, muy de lejos, por China y Rusia. Es, también, el principal fabricante y exportador de armamento. Este predominio tiene tras de sí una poderosa base productiva. Lockheed Martin, Boeing y BAE Systems lideran la industria militar mundial. Las dos primeras son estadunidenses.

Su poderío y superioridad bélica se complementan con las 827 bases militares en el mundo, 27 de ellas en América Latina. En abril de 2008, restableció el funcionamiento de su IV Flota, responsable de las operaciones en el Caribe, América Central y América del Sur.

A pesar de sus dificultades, la economía estadounidense sigue siendo la de mayor magnitud del planeta. Su PIB nominal representa una cuarta parte del PIB nominal mundial. De las 500 empresas más grandes del mundo, 133 tienen su sede en Estados Unidos, el doble del total de cualquier otro país. Por ventas, 8 de las 10 principales compañías del orbe son estadounidenses; por valor, 9 de cada 10, por tecnologías de la información y comunicación, 3 de las 4 primeras. Ese Imperio conserva, a pesar de las relocalizaciones, un relevante y competitivo sector industrial, especializado en alta tecnología, que elabora el 20 por ciento de la producción manufacturera de la tierra. Su mercado financiero es el más grande.

Para la Casa Blanca la comunicación y las nuevastecnologías asociadas a ellas, han sido, desde la década de los 50 del siglo XX, asunto de Estado. Sabe que quien conduzca la revolución informática será quien dispondrá del poder en el futuro. Los artículos culturales y de entretenimiento son una de sus principales generadoras de divisas. Su presencia rebasa la esfera exclusivamente mercantil: sus productos venden un estilo de vida, son parte de una hegemonía semántica.

Estados Unidos es el mayor exportador agrícola mundial y manda la mitad de su trigo y soya y, tres cuartas partes de su cosecha de algodón, a compradores internacionales. China es el principal destino de las ventas en este terreno.

La presencia de Washington en América Latina en todos estos rubros es notable. Es el principal abastecedor de armas a la región, a pesar de la creciente exportación rusa y china. De lejos, es la potencia militar más influyente en el área. Es, también, el principal inversor extranjero directo. Todo tipo de empresas de ese país hacen negocios en el hemisferio.

A pesar de la creciente presencia china, los consumidores latinoamericanos compran en sus países una vasta variedad de mercancías con el sello “Made in USA”. Las exportacionesde automóviles, computadoras, maíz, trigo, series de televisión, carnes, películas, jugos y frutas congeladas, celulares, juguetes, cosméticos, combustibles y aeronaves no cesan. De los 20 acuerdos de libre comercio que EstadosUnidos tiene con diversos países en el mundo, la mitad de ellos fueron firmados con naciones latinoamericanas y del Caribe. En 2011 las exportaciones de productos estadounidenses a los países de este subcontinente alcanzaron los 347 mil millones de dólares. El aumento de 54 por ciento en las exportaciones a la región, es mayor a la tasa promedio de crecimiento de exportaciones con el resto del mundo. Aproximadamente, el 85 por ciento de los bienes que comercia Washington entran libres de impuestos en Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Panamá y Perú.

Por si fuera poco, como lo señaló Julian Assange, el 98 por ciento de las telecomunicaciones desde América Latina hasta el resto del orbe pasan por Estados Unidos, incluidos mensajes de texto, llamadas telefónicas, correos electrónicos. Ese país tiene a la mano la información de cómo se comporta la región, la ruta que siguen las transacciones económicas, el comportamiento y las opiniones de los principales actores políticos.

Aunque formalmente declare el fin de la Doctrina Monroe, su intervencionismo en la región es evidente, a través de temas como el narcotráfico, el terrorismo y la migración, además de su participación “discreta” en golpes blandos como los registrados en Honduras y Paraguay. Su influencia se hace sentir, también, en la apuesta por la Alianza del Pacífico, como contrapeso a los otros procesos de integración de América Latina.
El dragón chino

La actual bonanza económica de América Latina está estrechamente asociada a la entradade China en el hemisferio. El dragón asiático es un voraz consumidor de los alimentos, minerales y metales, y combustibles que se producen en la región. La inversión de ese país fue central en permitirle al área enfrentar sin grandes descalabros la recesión económica de 2009.

La presencia china en el hemisferio aumenta aceleradamente en todos los rubros: intercambios comerciales, inversiones directas, financiamiento e, incluso, actividades culturales. Salvo un declive en el crecimiento o graves conflictos políticos en la nación asiática, nada parece indicar que esta tendencia vaya a desaparecer.

Las inversiones de la patria de Mao Tsetung en América Latina aumentaron de 15 mil millonesde dólares en 2000, a 200 mil millones en 2012. En 2017 podría alcanzar la cifra de 400 mil millones. El volumen de comercio de este país con Brasil, Chile y Perú, superó al que estas naciones tuvieron con Estados Unidos. El gigante oriental fue, también, el segundo destino comercial de Argentina, Costa Rica y Cuba. El 40 por ciento de las exportaciones agropecuarias de la región van a este país(1).

Las inversiones directas de China en el área en 2011 superaron los 8 mil 500 millones de dólares.Y, entre 2005 y 2011, concedió préstamos a países del hemisferio por 75 mil millones de dólares. Se trata de inversiones y préstamos no condicionados a la aceptación de dogmas de desarrollo, consideraciones ideológicas o criterios estrictamente políticos. Ellos hablan siempre de cooperación y apoyo mutuo.

Según reporta el periódico El País, la dependencia de la economía de América Latina con China es tan grande, que por cada 1 por ciento que crece el PIB en el país asiático, aumenta un 0.4 por ciento en la región; por cada 10 por ciento que crece el dragón asiático, se incrementa las exportaciones del hemisferio en un 25 por ciento.

La creciente presencia China en un área que tradicionalmente ha sido zona de influencia estadunidense, no se ha topado con la animadversión de Washington. El Imperio ha buscado contener y administrar el impacto de la potencia oriental, y circunscribirlo a la esfera estrictamente económica. A su vez, Pekín ha actuado con cautela y ha dejado claro que su intención es ampliar sus fronteras económicas.

Entrevistado por El País, Daniel P. Erikson, asesor de la Oficina para Occidente del Departamento de Estado de Estados Unidos, dijo, cauteloso, que la creciente economía del país asiático le obliga a buscar nuevos mercados, una necesidad que también comparte AméricaLatina por los mismos motivos.
El oso ruso y las mineras canadienses

Impulsada por las crecientes ventas de armamento a América Latina, Rusia ha comenzado a redibujar su presencia en la región. Entre los quinquenios 1999-2003 y 2004-2008, las exportaciones de armamento del oso al hemisferio se incrementaron en un 900 por ciento. Se trata de su nuevo mercado de productos bélicos más relevante. Rusia abastece equipo militar a la región en mejores condiciones de pago y de entrega, también sin condicionamientos políticos. Con Venezuela ha realizado maniobras militares conjuntas.

Sus negocios en la región, sin embargo, van más allá de este asunto. El antiguo imperio de los zares invierte en el área, también, en petróleo, metalurgia, vivienda, hidroeléctrica y fabricación de autobuses.

La principal carta de presentación de Canadá en América Latina son sus empresas mineras. Según datos del 2008 las empresas canadienses controlan aproximadamente el 37% de la producción minera. Actualmente están activas 286 empresas y mil 500 proyectos, aunque aún no todos en explotación(2). Todas ellas han dejado una cauda de evasión fiscal, saqueo, contaminación masiva, problemas de salud pública, corrupción, desposesión, violencia contra opositores.

Canadá es la principal potencia minera del mundo. El 75 por ciento de las mineras del orbe se registran en Canadá y el 60 por ciento emiten sus acciones en la Bolsa de Valores de Toronto. Muchas de ellas son sólo formalmente canadienses porque, en realidad, son compañías con capitales australianos, suecos, israelíes, belgas y estadounidenses.

La legislación minera canadiense es flexible y en su régimen impositivo generoso con los inversionistas. Ellos son favorecidos en su financiamiento y en el terreno diplomático y judicial. Las empresas que cotizan en la Bolsa, pueden poner en valor yacimientos potenciales. De hecho, algunas sacan sus ganancias de la especulación bursátil en torno a yacimientos potenciales.

En todos los países de América Latina en el que operan mineras canadienses a cielo abierto se han producido severos conflictos comunitarios. Esa es hoy la marca distintiva de lasrelaciones establecidas entre América Latina y su otro vecino del norte.
La reinvención

América Latina está en un proceso de reinvención como hemisferio. Su futuro no está aún definido, su destino final no está escrito. El hemisferio está redefiniendo su inserción en el mundo.

En la última década, la región ha obtenido ingresos extraordinarios por la venta de materias primas, y capitales para la inversión de valores, exacerbados por liquidez abundante provista por los bancos centrales del mundo y tasas de interés históricamente bajas. Pero hoy, ese ciclo, apunta a su fin. Por ello, su reinvención implica necesariamente, una redefinición de su inserción en un mundo multipolar, en el que modifique su actual rol de proveedor de materias primas, que lo coloca en una situación frágil y vulnerable, para buscar un tipo de industria con tecnología de punta y el desarrollo de las manufacturas, al tiempo que desarrolla su mercado interno con equidad y justicia. Sino lo logra, sus sueños de integración e independencia, anunciados por José María en su poemaLas dos Américas, serán muy difíciles de realizar.

Notas:


(2) Ver: “La minería canadiense en América Latina.Un panorama contemporáneo”, de Arthur Phillips,Mary Roberts, Alix Stoicheff y Saviken Studnicki-Gizbert.
*Luis Hernández Navarro es coordinador de Opinión y articulista de La Jornada, de México.
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Fuente: Alainet: http://www.alainet.org/active/70117. Este texto es parte de la revista América Latina en Movimiento, 490-491, correspondiente a noviembre – diciembre de 2013, que recoge intervenciones y artículos de los participantes en el Encuentro Latinoamericano “Democratizar la palabra en la integración de los pueblos”. http://alainet.org/publica/490.phtml.
Otras noticias:

Fuente: Servindi

jueves, 26 de diciembre de 2013

Católicos y anglicanos denuncian que los cristianos son "masacrados" en Oriente Medio.


Justin Welby constata las "crecientes injusticias" contra ellos

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, jefe espiritual de unos 85 millones de anglicanos en el mundo, denunció el miércoles en su mensaje de Navidad "las crecientes injusticias" contra los cristianos, "atacados y masacrados" en Oriente Medio.

"Mientras cantamos las alabanzas de Belén, hoy vemos injusticias en Palestina y en Israel, donde se toman las tierras, se lanzan misiles y sufren inocentes", declaró Justin Welby durante su primer mensaje de Navidad como arzobispo de Canterbury.

"Constatamos las crecientes injusticias que amenazan las comunidades cristianas en Oriente Medio. Estas son atacadas y masacradas, forzadas a abandonar una región donde su presencia siempre fue esencial", añadió.

En Siria, sumida en un conflicto en el que la mayoría de cristianos apoyaron al presidente Bashar al Asad, los combates han provocado que 450.000 cristianos abandonen sus hogares, estimó en noviembre el patriarca sirio, Gregorio III Laham.

"Recibimos terribles noticias de Sudán del Sur, donde las ambiciones políticas condujeron a un conflicto étnico. El sábado hablé con un obispo asediado en una propiedad llena de personas a punto de morir", apuntó Welby, que preside la comunión anglicana, es decir, 44 iglesias en 165 países.

En la misa de Gallo, el jefe de los católicos de Inglaterra y de País de Gales, Vincent Nichols, indicó el martes también que "para muchos (cristianos) ir a la iglesia es un acto de coraje, porque arriesgan su vida".

"Los cristianos son el grupo religioso más perseguido actualmente en el mundo", añadió Nichols, quien hizo especialmente referencia a la situación en Egipto, Irak y Siria.

(RD/Agencias)

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Saludo de Navidad y Feliz año 2014.-


Jesucristo el rostro humano de nuestro Dios, vino mandado por el Padre al encuentro con el hombre y la mujer para liberarlos del mal, cumpliendo su programa mesiánico  con la fuerza del Espíritu (Cf Lc. 4, 14,21), pese a su esfuerzo el mal ha crecido, el Pecado Social que está aplastando a nuestros semejantes, requiere de una inmediata intervención de Cristo.

Pero el Redentor en su amor infinito y respetando la libertad con que el Padre dotó a sus creados, confía plenamente en que el hombre y la mujer podrán superar las barreras del egoísmo y aplastar ese cáncer social que avanza a pasos agigantados y profundiza la brecha entre los ricos y los pobres,  los egoístas y los solidarios, el mal y el bien; por eso Cristo camina silencioso con Nosotros.

Mientras Cristo vivo permanezca latente, y camine entre nosotros/as y con nosotros/as, la esperanza está intacta, necesitamos los hombres y mujeres, a través del amor, unirnos y fortalecernos para superar todos estos males, que son los de siempre con un collar más indigno.

La fortaleza es alimentarnos en Cristo, para con él derribar muros que nos separan de la verdadera libertad y la paz que necesitamos para vivir plenamente por la vía del amor en Igualdad con Todos los Hijos del mismo Padre.

La Navidad es una hermosa época para alimentarnos: “El que viene a mi,  nunca tendrá hambre. El que crea en mi nunca tendrá sed”. (Jn 6, 25)

Cristo vino a nuestro encuentro, sabiendo que el hombre y la mujer son capaces de Dios,  y desde su nacimiento como verdadero hombre y verdadero Dios, está disponible todo el tiempo. ¿Qué estamos esperando para ir con él?

Guiados por la Escritura, fieles a la Iglesia de Cristo, interpelados por los signos de los tiempos, siempre tenemos que recapacitar y profundizar los motivos de la Encarnación de Jesús. Este intento nos hará sentir más necesidad de él y nos impulsará a salir a su encuentro.

Aprovechemos esta Navidad para renacer con Cristo; eliminemos al hombre/mujer viejo/a que inhabita en nosotros y tanto daño hace a la Obra de Dios,  démosle lugar: “al camino, la verdad y la vida”. Digámosle SI a Cristo y pidámosle por nuestros hermanos/as más necesitados de amor  para que el Salvador: "ilumine a los que habitan en tinieblas y en sombras de muerte, y que enderece sus pasos por un camino de paz".

Feliz Navidad para todos los/las Cristianos/as y un gran día para los  hombres/mujeres de buena voluntad.

Que Cristo en nosotros/as y con nosotros/as camine un 2014 lleno de: salud física y espiritual; crecimiento personal; concreciones; amor y paz.

Oremos:
“Omnipotente Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer [este día] de una virgen pura: Concede que, siendo nacidos de nuevo y hechos tus hijos por adopción y gracia, seamos renovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a quien contigo y el mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre. Amén.” (LOC)

Mons. Juan Carlos Urquhart de Barros
Arzobispo de la Iglesia Episcopal Antigua en Argentina.

lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Navidad también en política?


HAY que prepararse para la Navidad, para las buenas noticias que irrumpen en nuestras vidas. Esta última supone la irrupción de la hermenéutica del nacimiento en nuestras vidas frente a la crisis que aparece como un negativo y recurrente mantra que amenaza con situarnos en una situación de estancamiento en la que no hay nada nuevo bajo el sol. Hermenéuticas de nacimiento frente a hermenéuticas de muerte. Porque la crisis lo devora todo. Se habla de ella como de una crisis de confianza. ¿De confianza en qué? ¿En el In God we trust de los billetes de dólar, en la salvación del euro, en la austeridad presupuestaria…? ¿Cómo lograr una confianza que merezca confianza? El creyente en Dios considera que lo que estamos viviendo no es lo definitivo, sino que el Espíritu de Dios se sigue haciendo presente en la historia.
El Dios de la historia sigue naciendo en nosotros. Sólo que tal vez lo buscamos donde no puede estar, miramos al lugar erróneo. Lo buscamos en lugares sacros y bien hallados, cuando resulta que el Espíritu sopla donde quiere y no donde nosotros lo esperamos. Estamos acostumbrados a escuchar una hermenéutica de muerte cuando se habla de crisis de valores y espiritual. Amenazas de castigos divinos o financieros, en forma de enfermedad -el sida como castigo divino- o como sanciones financieras a aquellos que se han portado mal. No hay salvación en esos diagnósticos, sólo líneas divisorias entre buenos y malos. Culpas que hay que expiar, por haberse alejado de algún tipo de ortodoxia, religiosa, política o financiera. Discursos conservadores dedicados a crear buena conciencia en aquellos que se sienten predestinados a la salvación, a los llamados a entrar en el reino de los cielos, o en el del euro. Sólo mediante sacrificios y recortes es posible recuperar la confianza de los mercados, de los nuevos dioses.
Mientras tanto la jerarquía eclesiástica puede seguir hablando de crisis de valores y de descristianización, ajena al verdadero curso de la historia. La realidad y el discurso eclesiástico como dos líneas paralelas que nunca se entremezclan ni se penetran pero que chocan violentamente de vez en cuando. Y sin embargo, el Espíritu se mueve. Sigue aconteciendo en nuestras vidas, y lo hace de una manera laica, fuera de nuestras iglesias convertidas en museos. Porque tanto como Jesús como el cristianismo son laicos y el Espirítu de Dios sigue soplando donde quiere, ajeno a la secularización y a la esclerosis de las iglesias cristianas. Y se manifiesta en gente que quiere democratizar la democracia o que detiene desahucios porque cree en una justicia superior. Sin bendecir ni convertir en santos a nadie, porque el trigo y la cizaña crecen juntos. Y porque no se trata de “cristianizar” a nadie a estas alturas.
Pero hay cosas nuevas bajo el sol, y la mirada creyente descubre nuevos lugares de nacimiento, ahí donde otros sólo ven la dialéctica de la materia. Una materia que nos invita a sumergirnos, a adentrarnos en el río de lo real, a fundirnos con ella, a descubrir ahí la entraña de la esperanza más auténtica y genuina. Y una vez más, la historia se repite, pero para bien, la esperanza no nace donde los poderosos lo esperan. Pero nosotros no estamos preparados para entenderlo, porque no miramos a donde hay que mirar. Dios a su bola y nosotros a la nuestra. Seguimos sin enterarnos de que los últimos son los preferidos de Dios y que el criterio de veracidad son los hechos, no las palabras. “Por sus hechos los conoceréis”.
Afortunadamente, hay quien sigue la estela del nazareno, indignándose con los mercaderes del templo. Aunque los indignados de hoy no se reconozcan en el Indignado de entonces, probablemente porque después de tantos siglos de incoherencia, del polvo acumulado, toneladas de naftalina piadosa y caspa teológica, cuesta mucho reconocerlo en le que se supone que tenia que ser quien le hiciera visible, la Iglesia en su conjunto. Pero lo importante es seguir indignándose ante la injusticia, sea en nombre de quien sea.
El Espíritu de Dios no es como los políticos que tienen que chupar cámara como sea, y perpetuarse en el poder al precio que sea. Por y para nuestro bien, Dios cede sus derechos de imagen. Un Espíritu que es crítico, porque cree en la igual dignidad de las personas y por eso pide una democracia real ya, porque no se conforma con que los mercaderes del templo hagan y deshagan a su antojo, ni con que obliguen al pueblo a hacer sacrificios humanos. El tiempo de los sacrificios debía haber acabado ya, sustituido por la verdadera austeridad. La de aquellos que confían más en el Ser que en el tener. La de los que caminan por la vida ligeros de equipaje, para que otros puedan también caminar. La civilización de la pobreza, como cultura opuesta a la de la acumulación injusta e insostenible.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Los aviones no pilotados, la violación más cobarde de los derechos humanos.


Vivimos en un mundo en el cual los derechos humanos son violados, prácticamente en todos los niveles, familiar, local, nacional y planetario. El Informe Anual de Amnistía Internacional de 2013 con referencia a 2012, que cubre 159 países, hace exactamente esta dolorosa constatación. En vez de avanzar en el respeto a la dignidad humana y a los derechos de las personas, de los pueblos y de los ecosistemas estamos retrocediendo a niveles de barbarie. Las violaciones no conocen fronteras y las formas de esta agresión se sofistican cada vez más.

La forma más cobarde es la acción de los «drones», aviones no pilotados que desde una base de Texas, dirigidos por un joven militar ante una pantalla de televisión, como si estuviera jugando, consigue identificar a un grupo de afganos que están celebrando un matrimonio, en el cual presumiblemente debe de haber algún guerrillero de Al Quaeda. Basta esta suposición para, con un pequeño clic, lanzar una bomba que aniquila a todo el grupo, con muchas madres y niños inocentes.

Es la forma perversa de la guerra preventiva, inaugurada por Bush y llevada adelante criminalmente por el presidente Obama, que no ha cumplido las promesas de su campaña en lo referente a los derechos humanos, bien sea el cierre de Guantánamo o la supresión del «Acto Patriótico» (antipatriótico) por el cual cualquier persona en Estados Unidos puede ser detenida por terrorismo, sin necesidad de avisar a su familia. Esto significa secuestro ilegal que nosotros en América Latina conocemos de sobra. En términos económicos y también de derechos humanos se está produciendo una verdadera latinoamericanización de Estados Unidos en el estilo de nuestros peores momentos de la época de las dictaduras militares. Hoy, según dicho Informe de Amnistía Internacional, Estados Unidos es el país que más viola los derechos de las personas y de los pueblos.

Con la mayor indiferencia, como un emperador romano absoluto, Obama se niega a dar cualquier justificación sobre el espionaje mundial que lleva a cabo su gobierno con el pretexto de la seguridad nacional, cubriendo áreas que van desde el intercambio de emails amorosos entre dos enamorados hasta los negocios sigilosos y multimillonarios de Petrobrás, violando el derecho a la privacidad de las personas y a la soberanía de todo un país. La seguridad anula la validez de los derechos irrenunciables.

El continente que más violaciones sufre es África. Es el continente olvidado y vandalizado. Las grandes corporaciones y China compran tierras (land grabbing) para producir en ellas alimentos para sus poblaciones. Es una neocolonización más perversa que la anterior.

Los miles y miles de refugiados e inmigrantes por causa del hambre y de la erosión de sus tierras son los más vulnerables. Conforman una subclase de personas, rechazadas por casi todos los países, “en una globalización de la insensibilidad” como la llamó el Papa Francisco. La situación de muchas mujeres, dice el Informe de Amnistía Internacional, es dramática. Son más de la mitad de la humanidad, muchas de ellas sujetas a violencias de todo tipo y en varias partes de África y de Asia todavía sometidas obligatoriamente a la mutilación genital.

La situación de nuestro país es preocupante dado el nivel de violencia que campea por todas partes. Diría que no es violencia, sino que estamos montados sobre estructuras de violencia sistémica que pesa sobre más de la mitad de la población afrodescendiente, sobre los indígenas que luchan por preservar sus tierras contra la voracidad impune del agronegocio, sobre los pobres en general y sobre los LGBT, discriminados y hasta asesinados. Porque nunca hicimos una reforma agraria, ni política, ni tributaria, vemos que nuestras ciudades se llenan de cientos y cientos de «comunidades pobres» (favelas) donde los derechos a la salud, a la educación, a la infraestructura y a la seguridad están deficientemente garantizados.

El fundamento último del cultivo de los derechos humanos reside en la dignidad de cada persona humana y en el respeto que le es debido. Dignidad significa que ella es portadora de espíritu y de libertad que le permiten moldear su propia vida. El respeto es el reconocimiento de que cada ser humano posee un valor intrínseco, es un fin en sí mismo y jamás un medio para ninguna otra cosa. Delante de cada ser humano, por anónimo que sea, todo poder encuentra su límite, también el Estado.

El hecho es que vivimos en un tipo de sociedad mundial que ha puesto a la economía como su eje estructurador. La razón es solo utilitarista y todo, hasta la persona humana, como lo denuncia el Papa Francisco, es convertido en «un bien de consumo que una vez usado se puede descartar». En una sociedad así no hay lugar para derechos, sólo para intereses. Hasta el derecho sagrado a la comida y la bebida únicamente está garantizado para quien puede pagar. Si no puede, estará al pie de la mesa, junto a los perros, esperando alguna migaja que caiga de la mesa repleta de los epulones.

En este sistema económico, político y comercial se asientan las causas principales, no exclusivas, que llevan permanentemente a la violación de la dignidad humana. El sistema vigente no ama a las personas, solamente su capacidad de producir y de consumir. Del resto, son solamente resto, aceite gastado en la producción.

La tarea además de humanitaria y ética es principalmente política: cómo transformar este tipo de sociedad malvada en una sociedad donde los humanos puedan tratarse humanamente y gozar de derechos básicos. De lo contrario, la violencia es la norma.


Fuente: koinonia

sábado, 21 de diciembre de 2013

Navidad confianzal.


Jaume Patuel

Todo nacimiento debiera ir envuelto, arropado, impregnado de confianza, amor, alegría y serenidad para valorar y dar pie o soporte a la dignidad humana. Y así impregnar ese soma-motivante o ese ser nuevo en desarrollo de sentirse amado y digno de vivir.

La confianza amorosa pivota la vida del que va a nacer y nace. Un ego indispensable y totalmente necesario al principio para luego sostenerse y sustentarse no en su identidad transeúnte, sino en su propia mismidad o identidad verdadera.

Si no se vive en la confianza y en el amor, faltará la energía para desear vivir, progresar y relacionarse. El ser humano es fruto de la relación y para la relación. El ser humano aislado o teórico no existe. El ser humano, que es-ser-hablante, es concreto, social y culturalizado. Por lo tanto variado, plural y diferente. Y de profunda hondura.

La vida desde la Vida nos es dada. No se nos consulta. ¿Fruto del amor, de la pasión, de la violación, del deseo, de la ingenuidad, del juego, de la ignorancia o de otras tantas motivaciones? Pero la vida aparece, florece, se extingue. ¿Es eso solo vida o la Vida es todavía más?

El Ser Humano precisa de ese soporte que lo lleva a ser respetado: La dignidad humana.

Esa es la base de esa relación dinámica y que la nueva vida debe sentir y palpar. Un momento de nacer con otro momento de morir.

El soma-motivante, la corporalidad sintiente, energizada de confianza amorosa, crece hacia una realización personal que intrínsecamente es relacional. Debe pasar por etapas diferentes o niveles distintos de vida junto con emergencias espirituales o crisis existenciales o momentos cimales.

En ese caminar si busca, si se esfuerza, explicitará, ya que siempre es, su cualidad humana profunda de calidad que le da certeza de su vivir. Evidente, nunca exenta de sol y nubes, de lluvia y buen tiempo, de tormenta y hermosos horizontes. e incluso terremotos con capas tectónicas removidas o irrupción de volcanes intempestivamente.

Navidad confianzal o de confianza puede ser otra nueva Navidad. Un nuevo horizonte. Un nuevo paradigma. Los momentos turbulentos de la sociedad, de la aldea global piden, exigen una confianza renovada por parte de quienes intentan dirigir, siempre que busquen el bien social o de la comunidad.

Navidad confianzal o amorosa tendría que llevar a ese ser humano confianzal irradiar esa confianza de certeza, pero no de seguridad, a su alrededor, a los de su familia o tribu. La confianza amorosa debería extenderse a los niveles de relaciones sociales. La ciudad o el pueblo o el barrió o la comunidad de propietarios. A la familia. Y de ahí a esa gran aldea que nos globaliza. Una visión global con acción local.

Ciertamente una Navidad confianzal es un gran deseo, pero, tal vez, lejos aún de ser real al ver los movimientos mundiales o los sociales o los locales de explotación por la explotación del ser humano. Todo ello sabido a través de la prensa, los webs. los mass media. Y no falta razones para perder confianza ante ese control a la libertad de expresión, la cual es correcta, adecuada, bien informada. Todo controlado y espiado.

Todo ello nos indica que es todo lo contrario de la confianza amorosa, de una Navidad confianzal. Es la desconfianza total ante una realidad impregnada de venganza, odio, codicia, dominio. De poder sobre todo ser humano para que devenga autómata o robótico.

Pero más duro es palparlo en el caso particular. Se vive la impotencia. Sus límites. Y es entonces cuando se precisa de laNavidad confianzal. De la certeza del vivir junto con sus límites, su impotencia, sus dolores. Una profundidad y al mismo tiempo pisando tierra, siendo realistas. Es entonces cuando se comprende que obras son amores que no buenas razones. El lenguaje de los hechos. No el discurso esquizofrénico o disociado de la realidad pronunciado dogmática o rotundamente, reflejo de la verdad partidista, por la autoridad o dirigente competente. La confianza se vive no en un imaginario, sino en la profundidad de uno mismo, que es más que uno mismo. Primero la realidad, luego la ideología o el discurso. No al revés.

Ese deseo de vivir siempre en confianza amorosa da certeza, pero no seguridad.

La Navidad confianzal pivota en la dignidad humana que siendo consciente de ello se vive con respeto a uno mismo. Por tanto, se respeta a los otros por su propia y misma dignidad.

Y esa Navidad Confianzal deseo sea el nuevo horizonte del existir.

Y recordando unas palabras de Jorge Mario Bergoglio:

No llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda. No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti. No llores por quien se ha marchado, lucha por quien está contigo. No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere. No llores por tu pasado, lucha por tu presente. No llores por tu sufrimiento, lucha por tu felicidad. Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante.

TODO DÍA ES UN NUEVO NACER CONFIANZAL

DE LA VIDA EN NUESTRA VIDA

Fuente: ATRIO

viernes, 20 de diciembre de 2013

El Poder Económico ataca a Francisco, los trabajadores lo defendemos !



Varias organizaciones internacionales

El Papa Francisco viene manifestando desde su eleccion que quiere cambios. Cambios en la iglesia, cambio en la postura de los cristianos y cambios en la forma de actuar de la economia captialista excludiente y concentradora, que genera tantos excluidos y problemas sociales para el mundo.
Dio pruebas de coerencia en su postura personal, en cambios a camino en el Vaticano y con la publicacion de su “exortacion apostolica”, donde condena el falso dios del mercado y del dinero a servicio de una elite mundial.
Fue suficiente para que el poder economico mundial, con sus banqueros, empresas transnacionales, agronegocio, diplomatas e voceros en la prensa mundial, empezasen una campana mundial de “ridicularizacion del Papa”

Los movimientos sociales y populares repudiamos los constantes ataques al Papa Francisco provenientes de los centros de poder mundial que, a través de sus medios monopólicos, pretenden desprestigiar a quien osó levantar su voz contra su economía de exclusión, impuesta a los Pueblos a costa de interminables sufrimientos, la destrucción de la naturaleza y la perdida de millones de vidas humanas.
Los conservadores, que nunca quieren cambiar nada, autoproclamados guardianes de la ortodoxia, que reducen la religión a un manual de “buenas costumbres”, tiemblan ante la mera posibilidad de que la Iglesia sume su voz a los oprimidos de la Tierra para denunciar las injusticias del capitalismo. Estos conservadores nada conservan más que sus propios privilegios ni tienen otra fe que el culto idolátrico a su dios: el dinero.

En particular, repudiamos la campaña montada por la derecha norteamericana agrupada en el denominado Tea Party y la CNN. Ejemplo de la hipocresía moderna, con dirigentes que imponen a los demás pautas morales que no cumplen en sus propias vidas, esta organización expresa la posición del capital mundial, concentrado en un puñado de bancos y empresas trasnacionales.

El Papa Francisco, en pocos meses, ha despertado el amor y la esperanza en millones de hombres y mujeres, católicos o no, que sueñan con un mundo mejor. Es natural que su certera crítica a la globalización capitalista irrite a los que detentan el poder económico. Por el contrario, los Pueblos del mundo, en especial los trabajadores, los humildes y los excluidos, sentimos que hemos encontrado una nueva referencia moral para luchar por la justicia social.

Por ese motivo, expresamos nuestra solidaridad con Francisco frente a esta salvaje campaña del Imperio y esperamos que siga iluminando con su denuncia, sus gestos y su mensaje el camino hacia una sociedad de hermanos, sin excluidos ni humillados.

Latinoamerica, diciembre de 2013

Movimiento dos trabalhadores rurais sem terra (MST – Brasil)
Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE – Argentina)
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP – Argentina)
Red Latinoamericana de Cartoneros y Recicladores (Red Lacre)
Movimiento Evita (Argentina)
Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER – Argentina)

mas adesiones
…….

Adesion de Personalidades/ intelectuales….

Enviad adhesiones a la siguiente dirección: albanoticias@mst.org.br

jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Por qué en medio del dolor los negros cantan, ríen y bailan?


Miles de personas en toda Sudáfrica mezclaron el llanto con la danza, la fiesta con los lamentos por la muerte de Nelson Mandela. Es la forma como realizan culturalmente el rito de paso de la vida de este lado a la vida del otro lado, donde están los ancianos, los sabios y los guardianes del pueblo, de sus ritos y de sus normas éticas. Allí está ahora Mandela de forma invisible pero plenamente presente, acompañando al pueblo que él tanto ayudó a liberar.

Momentos como éstos nos hacen acordarnos de nuestra más alta ancestralidad humana. Todos tenemos nuestras raíces en África, aunque la gran mayoría no lo sepa o no le dé importancia. Pero es decisivo que volvamos a apropiarnos de nuestros orígenes, que, de un modo u otro, están inscritos en nuestro código genético y espiritual.

Voy a referirme aquí a aspectos de un texto que escribí hace tiempo con el título: “Todos somos africanos”, actualizado teniendo en cuenta la situación mundial, que ha cambiado.

De entrada, es importante denunciar la tragedia africana: es el continente más olvidado y vandalizado por las políticas mundiales. Solamente cuentan sus tierras. Las compran grandes consorcios mundiales y China para organizar inmensas plantaciones de granos con el fin de asegurar la alimentación, no de África, sino de sus países, o para negociarlos en el mercado especulativo. Las famosas “land grabbing”, juntas tienen la extensión de Francia entera. Hoy África es una especie de espejo retrovisor de cómo nosotros los humanos pudimos en el pasado, y todavía hoy podemos, ser inhumanos y terribles. La actual neocolonización es más perversa que la de siglos pasados.

Sin olvidar esta tragedia, concentrémonos en la herencia africana que se esconde en nosotros. Hoy en día hay consenso entre los paleontólogos y antropólogos acerca de que la aventura de la hominización se inició en África hace unos siete millones de años. Y luego se aceleró pasando por el homo habilis, erectus, neanderthal... hasta llegar al homo sapiens hace unos noventa mil años. Después de estar 4,4 millones de años en suelo africano, se trasladó a Asia, hace sesenta mil años; a Europa, hace cuarenta mil años; y a las Américas hace treinta mil años. Es decir, gran parte de la vida humana ha sido vivida en África, hoy olvidada y despreciada.

África no es solamente el lugar geográfico de nuestros orígenes. Es el arquetipo primitivo, el conjunto de marcas impresas en el alma del ser humano. Fue en África donde el ser humano elaboró sus primeras sensaciones, donde se articularon sus crecientes conexiones neuronales (cerebralización), brillaron los primeros pensamientos, irrumpió la creatividad y emergió la complejidad social que permitió el surgimiento del lenguaje y de la cultura. El espíritu de África está presente en todos nosotros.

Veo tres ejes principales del espíritu de África que pueden ayudarnos a superar la crisis sistémica global que nos asola.

El primero es la Madre Tierra, la Mamá África. Al extenderse por los vastos espacios africanos, nuestros antepasados entraron en profunda comunión con la Tierra, sintiendo la conexión que todas las cosas guardan entre sí: las aguas, las montañas, los animales, los bosques y selvas, y las energías cósmicas. Necesitamos volver a apropiarnos de este espíritu de la Tierra para salvar a Gaia, nuestra Madre y única Casa Común.

El segundo eje es la matriz relacional (relational matrix, al decir de los antropólogos). Los africanos usan la palabra ubuntu que significa: “yo soy lo que soy porque pertenezco a la comunidad” o “yo soy lo que soy a través de ti y tú eres tú a través de mí”. Todos necesitamos unos de otros; somos interdependientes. Lo que la física cuántica y la nueva cosmología enseñan acerca de la interdependencia de todos con todos es una evidencia para el espíritu africano.

A esa comunidad pertenecen también los muertos como Mandela. Ellos no «van» al cielo, pues el cielo no es un lugar geográfico, sino un modo de ser de este mundo nuestro. Ellos se quedan en medio del pueblo como consejeros y guardianes de las tradiciones sagradas.

El tercer eje son los ritos y las celebraciones. Nos admira que se dedique un día entero a rezar por Mandela con misas y oraciones. Los africanos sienten a Dios en la piel, los occidentales en la cabeza. Por eso, bailan y mueven todo el cuerpo, mientras que nosotros permanecemos fríos y rígidos como un palo de escoba.

Las experiencias importantes de la vida personal, social y estacional se celebran con ritos, danzas, músicas y presentaciones de máscaras. Éstas representan energías que pueden ser benéficas o maléficas. Es en los rituales donde las fuerzas negativas y positivas se equilibran y se festeja la primacía del sentido sobre el absurdo. Si reincorporamos el espíritu de África, la crisis no tendrá que ser una tragedia.

Sabemos que a través de las fiestas y los ritos la sociedad rehace sus relaciones y se refuerza la cohesión social. Además no todo es trabajo y lucha. Está también la celebración de la vida, el rescate de las memorias colectivas y el recuerdo de las victorias sobre las amenazas vividas.

Me complace presentar el testimonio personal de uno de nuestros más brillantes periodistas, Washington Novaes: «Hace algunos años, en Sudáfrica, me impresionó ver que bastaba que se reuniesen tres o cuatro negros para empezar a cantar y a bailar con una amplia sonrisa. Un día, le comenté a un joven taxista: “Su pueblo sufrió y todavía sufre mucho. Pero basta que se reúnan unas pocas personas y ustedes ya están bailando, cantando y riendo. ¿De dónde viene tanta fuerza?” Y él me contestó: “Con el sufrimiento, aprendemos que nuestra alegría no puede depender de nada fuera de nosotros. Tiene que ser sólo nuestra, estar dentro de nosotros”».

Nuestra población afrodescendiente nos da esa misma muestra de alegría, que ningún capitalismo ni consumismo puede ofrecer.


Fuente: Koinonia

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Entre Dios y el Diablo: Espiritualidad, identidad y literatura latinoamericana.


Despierto en cada sueño con el sueño con que Alguien sueña el mundo.

Es víspera de Dios.

Está uniendo en nosotros sus pedazos.

Olga Orozco

“Desdoblamiento en máscara de todos”

Los juegos peligrosos (1962)

Ningún acercamiento académico al tema crucial de las identidades y las espiritualidades latinoamericanas y caribeñas puede reclamar integridad si no incorpora la importancia crucial que en las creaciones culturales y literarias de nuestros pueblos tienen las diversas religiosidades que habitan su imaginación colectiva, incluyendo en palco prominente, pero no exclusivo ni excluyente, la cristiana.

¿Cómo discutir, por ejemplo, El reino de este mundo (1949), de Alejo Carpentier,Hombres de maíz (1949), de Miguel Ángel Asturias, Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo,Las buenas conciencias (1959), de Carlos Fuentes, Hijo de hombre (1960), de Augusto Roa Bastos o Todas las sangres (1964), de José María Arguedas sin analizar la presencia acuciante, en las angustias de los seres humanos ahí descritos, de las religiosidades que pueblan el imaginario espiritual de nuestros países, su intrincada red de símbolos, tradiciones sagradas, creencias y ritos, su caudal de temores y esperanzas, los que, a la postre, adoban además las identidades comunitarias? Sería como pretender estudiar la trayectoria literaria de James Joyce evadiendo su confrontación con el intenso catolicismo irlandés, tan brillantemente expuesta en A Portrait of the Artist as a Young Man (1916). O reducir el análisis de Resurrección (1899), la gran obra del anciano Tolstoi, a disquisiciones de crítica literaria eludiendo su dramático conflicto religioso con la Iglesia Ortodoxa rusa y su ansiosa búsqueda de un cristianismo más cercano al Jesús de los Evangelios. O discutir Beloved (1987), de la magistral Toni Morrison, desligada de la rica tradición religiosa afroamericana, tan preñada de las miserias de la esclavitud y las ilusiones de libertad. Sería tan absurdo como enfrentarse a la obra literaria de Chaim Potok o Isaac Bashevis Singer a la vez que se soslaya el estudio a profundidad de los fascinantes laberintos recorridos por la espiritualidad hebrea en la diáspora, en sus esfuerzos por encarnar su fidelidad al celoso Dios de Israel en un mundo secular extraño y hostil, evocando con nostalgia, a través de tantas adversidades históricas, su identidad de pueblo escogido y siervo sufriente.

Debemos aprender a percibir, en las diversas creaciones culturales, aquellas que expresan con excelencia estética y hondura existencial las angustias y aspiraciones de una comunidad, las que traen a flor de piel las atroces y pavorosas arrugas de las expresiones históricas de la religiosidad, y, simultáneamente, las reservas excepcionales de fe, esperanza y amor que surgen de las espiritualidades de nuestros pueblos. ¿Cómo no temblar ante los terribles rostros de las religiosidades latinoamericanas y caribeñas que se insinúan en obras como Al filo del agua (1947), de Agustín Yáñez, El siglo de las luces (1961), de Alejo Carpentier, La muerte de Artemio Cruz (1962), de Carlos Fuentes,La ciudad y los perros (1962), de Mario Vargas Llosa, Oficio de tinieblas (1962), de Rosario Castellanos, y Paradiso (1966), de José Lezama Lima, entre otras? ¿Cómo evitar no sobrecogerse ante la imagen de Dios que en ellas propugna el cristianismo oficial?

¿Cómo no captar, por el contrario, en su interioridad, los profundos clamores de esperanza en el Dios de liberación, las ansias que pugnan por plasmarse en la dolida historia iberoamericana forjando una religiosidad solidaria y compasiva? Por algo, la consagración a la teología profética la recibe Gustavo Gutiérrez de la pluma desgarrada y suicida de su compatriota José María Arguedas, cuando el gran novelista, al final de su novela inconclusa, El zorro de arriba y el zorro de abajo (1969), le convoca a proclamar al Dios libertador, a fin de que las calandrias de solidaridad entonen la clausura del dios del miedo y la opresión.

¿Es la cultura latinoamericana, en sus profundidades espirituales, auténticamente cristiana? Esa pregunta ha sido tema de larga, intensa y, con frecuencia, amarga controversia. Desde el siglo dieciséis, las respuestas son diversas y divergentes. Gerónimo de Mendieta, misionero español, franciscano, escribiendo a fines de ese siglo [Historia eclesiástica indiana (1596)], elogia la gran victoria que para la causa del evangelio había significado la conquista de México. Percibe un designio providencial divino en la peculiar coincidencia de que el mismo año en que Satanás había llevado a cabo dos ataques vigorosos contra el reino de Dios – la inauguración del Templo Mayor azteca, consagrado, según Mendieta, con el sacrificio de decenas de miles de víctimas humanas y el nacimiento de Martín Lutero, atroz agente, según el pío franciscano, del Diablo – naciese Hernán Cortés, quien ganaría más almas para la cristiandad que las perdidas en el Templo Mayor y el luteranismo. Cortés fue, según Mendieta, un nuevo Moisés, elegido por Dios para conducir al pueblo indígena mexicano de la sujeción a Satanás a la tierra prometida del evangelio cristiano. La cristianización del Nuevo Mundo es señal de la victoria definitiva de Dios y de la fe cristiana, cuya plena manifestación, en el ocaso de los tiempos, es inminente. Es una visión de triunfo para la cristiandad, preludio de la victoria final en la cercana consumación de la historia.

En las postrimerías de ese mismo siglo, otro misionero español franciscano, Bernardino de Sahagún, en medio de una extraordinaria obra dedicada al estudio de la cultura ancestral indígena mexicana [Historia general de las cosas de Nueva España (1582)], emite un juicio más sombrío, menos triunfalista, sobre la evangelización de las comunidades nativas. En una breve digresión que rompe la secuencia de su narración, Sahagún se horroriza ante la ruptura de la disciplina ética y la dignidad que había antaño caracterizado al pueblo azteca. “Perdióse todo el regimiento que tenían”, es su lamento amargo. Al erradicarse precipitadamente, por idolátrico, el culto religioso tradicional de los pueblos nativos, se ha lacerado profundamente su cultura, identidad y espiritualidad. El historiador franciscano se enfrenta a un dilema complejo: en pueblos para los que el culto es núcleo medular de su cultura, ¿cómo extirpar su religiosidad sin herir gravemente sus virtudes culturales y éticas? Sahagún no parece tener la respuesta definitiva, pero tampoco está dispuesto a ocultar su profunda desilusión ante lo acontecido. Su actitud contrasta con la de Mendieta: la evangelización de México no ha redundado en la auténtica cristianización de las comunidades nativas.

Las apreciaciones divergentes de Mendieta y Sahagún se replican innumerables veces en la historia cultural de nuestro continente. En medio de Hijo de hombre, su gran novela heterodoxamente cristológica, Augusto Roa Bastos lanza la siguiente aseveración:

“Evidentemente, la memoria tiene su retórica de lugares comunes, de imágenes litúrgicas en el trasfondo – en el bajofondo – que nos legó la aculturación evangelizadora. Los reflejos condicionados del Nuevo Testamento funcionan a todo vapor en las capas callosas del sentimiento religioso que es la verdadera levadura de nuestra cultura mestiza. Todo el lenguaje castellano y guaraní, o su mezcla, ha sido “evangelizado”, ha quedado prisionero del Santo Sepulcro, entre los miasmas de la Redención. No podemos escapar.”

Roa Bastos, por un lado, afirma la cristianización, en el bajofondo, a profundidad, de la cultura latinoamericana mestiza, popular, a causa de la “aculturación evangelizadora”. Por el otro lado, sin embargo, se da cuenta de la distancia que media entre los ideales de la fe y sus distorsiones históricas, lo que Alfred Loisy, en otro tiempo y lugar, catalogó como la diferencia clave entre la prédica del reino de Dios, propia de Jesús, y su resultado empírico, la hegemonía de la iglesia. Por ello, su énfasis es ambiguo y oscila entre el reconocimiento a la evangelización del lenguaje popular, el castellano y el indígena (en su caso, el guaraní) y su caracterización de ella como miasma aprisionadora. Hijo de hombre señala, trascendiendo la ambigüedad y la ironía, un sendero de sacrificio cristológico, de imitatio Christi, más allá de las fronteras institucionales eclesiásticas. Es, por tanto, como lo sugiere el título, una recuperación del tema clásico, pero siempre inquietante y rebelde, del Jesucristo que se enfrenta al templo y a sus sacerdotes. Lo que conlleva, inevitablemente, su crucifixión.

Pero, en nuestra espiritualidad e identidad latinoamericanas, la crucifixión es el preludio de la resurrección, como esperanza escatológica. Rigoberta Menchú, indígena quiché, es la protagonista de una aventura excepcional de fe, valor y afirmación de un pueblo, su cultura y su religiosidad. Su testimonio litera­rio, Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia (1985), surge de los dolores y esperanzas de su pueblo. Es una endecha al tormento y a la muerte; es también un canto a la vida de quienes el guatemalteco Miguel Ángel Asturias llamó hombres de maíz y, acorde con estos tiempos de mayor equidad, nosotros llamamos hombres y mujeres de maíz. Es, además, una hermosa exposición, trazada con inmenso orgullo de ser lo que se es, de las ricas tradiciones espirituales de las comunidades quichés. También es un himno literario de esperanza en la resurrección de los pueblos autóctonos, su identidad cultural y su espiritualidad religiosa. Este texto quizá pueda leerse como el reverso de esperanza del trágico fatalismo sobre el destino de los pueblos mayas chiapanecos que encontramos en Oficio de tinieblas (1962), la conmovedora novela de Rosario Castellanos.

Alguien ha dicho que en muchos de nuestros países las élites criollas y blancas idolatrizan como paradigmas simbólicos de la nacionalidad a figuras indígenas, siempre y cuando éstas hayan muerto siglos atrás, al mismo tiempo que menosprecian a sus actuales descendientes. Después de Rigoberta Menchú, nadie debe poner en duda la inmensa dignidad de la cultura de los pueblos originarios ni la integridad de sus formas peculiares de vivir, sentir y pensar su espiritualidad. Tampoco, debemos añadir, después de Rigoberta Menchú, debía quedar duda alguna sobre la facultad extraordinaria de las mujeres para representar con elegancia literaria los pesares y las ensoñaciones de sus pueblos. Su libro conjuga, desde una maltratada y excluida perspectiva femenina, la armonía estética, el sentimiento genuino de la cultura indígena, con la reflexión teológica acerca de los senderos de Dios y la fe en la dolorida y trágica historia latinoamericana.

En este contexto, es quizá pertinente llamar la atención a la rica creatividad literaria de las escritoras latinoamericanas durante las postrimerías del siglo pasado. Permítaseme aludir a dos ejemplos destacados poco conocidos fuera de sus contextos nacionales. Los libros de Tatiana Lobo, Asalto al paraíso (1992), Entre Dios y el diablo(1993) y Calypso (1996), constituyen un impresionante buceo en las profundidades de la pluralidad étnica, cultural y espiritual de las identidades femeninas costarricenses. La puertorriqueña Ángela López Borrero es una escritora fascinante que conjuga, en dos hermosos libros de relatos cortos, Amantes de Dios (1996) y En el nombre del Hijo (1998), como quizá nadie más en nuestros lares, la prosa poética, la lectura sugestiva y novedosa de los textos bíblicos canónicos y el erotismo no divorciado de una espiritualidad honda y genuina. Acaba de publicar, dicho sea de paso, La Iluminada(2013), una novela en la que prosigue, en diversos linderos de tiempo y espacio, sus provocadoras convergencias de sensibilidad femenina y espiritualidad indómita y rebelde.

No puede leerse a ninguna de estas escritoras, entre muchas otras, sin admirarnos ante la enorme capacidad de nuestros pueblos de trazarse, en el destino de sus historias de penurias y añoranzas, senderos literarios que cultivan una auténtica espiritualidad en nada cercana a las tradiciones ortodoxas de sumisión. De su imaginación e inteligencia surge un esfuerzo audaz y tenaz de liberar nuestra imaginación religiosa de vestigios coloniales y forjar horizontes genuinos y amplios para nuestras identidades comunitarias y personales. Empresa que de rodillas, rasgando las vestiduras y con cenizas en el rostro, nos permite clamar:

Alguien, yo arrodillada: rasgué mis vestiduras

Y colmé de cenizas mi cabeza.

Lloro por esa patria que no he tenido nunca,

La patria que edifica la angustia en el desierto…

Rosario Castellanos

“Muro de lamentaciones”

De la vigilia estéril (1950)


Luis Rivera-Pagán


Profesor emérito del Seminario Teológico de Princeton. Es autor de varios libros, entre ellos, Evangelización y violencia: La conquista de América (1992), Entre el oro y la fe: El dilema de América (1995), Mito exilio y demonios: literatura y teología en América Latina (1996), Diálogos y polifonías: perspectivas y reseñas (1999), Essays from the Diaspora (2002), Fe y cultura en Puerto Rico (2002) y Teología y cultura en América Latina (2009).