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lunes, 10 de junio de 2019

Semana del medio-ambiente: garantizar el futuro de la vida y de la Tierra.


Leonardo Boff

En el mundo entero y también entre nosotros se celebra con eventos y discusiones ecológicas la Semana del Medio-Ambiente. Lógicamente, el medio-ambiente no nos satisface, pues queremos el ambiente entero.

El Papa en su encíclica “Sobre el cuidado de la Casa Común” (2015) superó este reduccionismo y propuso una ecología integral que abarca lo ambiental, lo social, lo político, lo mental, lo cotidiano y lo espiritual. Como han dicho grandes exponentes del discurso ecológico: con este documento, dirigido a la humanidad y no solo a los cristianos, el Papa Francisco se coloca a la cabeza de la discusión ecológica mundial. En su detallada exposición sigue el guión metodológico de la Iglesia de la Liberación y de su teología: ver, juzgar, actuar y celebrar.

Fundamenta sus afirmaciones (el ver) con los datos más seguros de las ciencias de la Tierra y de la vida; somete a un riguroso análisis crítico (juzgar) lo que él llama “paradigma tecnocrático” (n.101), productivista, mecanicista, racionalista, consumista e individualista cuyo “estilo de vida sólo puede desembocar en catástrofes” (n.161). El juzgar implica una lectura teológica donde el ser humano emerge como cuidador y guardador de la Casa Común (todo el capítulo II). Coloca como hilo conductor la tesis básica de la cosmología, de la física cuántica y de la ecología: el hecho de que “todo está relacionado y, todos nosotros, seres humanos, caminamos juntos como hermanos y hermanas en una peregrinación maravillosa… que nos une también con tierno afecto al hermano Sol, a la hermana luna, al hermano río y a la Madre Tierra” (n.92). Propone prácticas alternativas (actuar) pidiendo con urgencia una “radical conversión ecológica” (n.5) en nuestro modo de producir y de consumir, “alegrándonos con poco” (n.222) “con sobriedad consciente” (n.223), “en la convicción de que cuanto menos, tanto más” (n.222). Destaca la importancia de “una pasión por el cuidado del mundo”, “una verdadera mística que nos anima” (el celebrar) para asumir nuestras responsabilidades ante el futuro de la vida.

Actualmente se libra una batalla feroz entre dos visiones con respecto a la Tierra y a la naturaleza que afectan nuestra comprensión y nuestras prácticas. Esas visiones están presentes en casi todos los debates.

La visión predominante, que constituye el núcleo del paradigma de la modernidad, ve la naturaleza como algo que ha sido destinado para nosotros, cuyos bienes y servicios (el sistema prefiere llamarlos “recursos”, los andinos “bondades de la naturaleza”) están disponibles para nuestro uso y bienestar. El ser humano está en la posición adánica de quien se considera “maestro y señor” (Descartes) de la naturaleza, fuera y por encima de ella. Considera a la Tierra una realidad sin propósito (res extensa), una especie de baúl lleno de bienes y servicios infinitos que sostienen un proyecto de desarrollo/crecimiento también infinito. De esta actitud de “dominus” (dueño) surgió el mundo científico-técnico que tantos beneficios nos ha traído, pero que al mismo tiempo ha creado una máquina de muerte que, con armas químicas, biológicas y nucleares, nos puede destruir a todos y poner en peligro la biosfera.

La otra visión, contemporánea, que tiene más de un siglo de vigencia pero que nunca logró hacerse hegemónica, entiende que somos parte de la naturaleza y que la Tierra está viva y se comporta como un superorganismo vivo, auto-regulado, combinando los factores físico-químicos y ecológicos de forma tan sutil y articulada que siempre mantiene y reproduce la vida. El ser humano es parte de la naturaleza y aquella porción de la Tierra que en un proceso de altísima complejidad comenzó a sentir, a pensar, a amar y a venerar. Nuestra misión es cuidar de este gran “Ethos” (en griego significa casa) que es la Casa Común. Somos el “frater” (hermano) de todos. Debemos producir para atender las demandas humanas pero en consonancia con los ritmos de cada ecosistema, cuidando siempre de que los bienes y servicios puedan ser usados con una sobriedad compartida, con vistas a las futuras generaciones.

En una mesa redonda con representantes de varios saberes, se discutían formas de protección de la naturaleza. Había un cacique pataxó del sur de Bahía que habló por último y dijo: “no entiendo el discurso de ustedes, todos quieren proteger a la naturaleza; yo soy la naturaleza y me protejo”. Aquí está la diferencia: todos hablaban sobre la naturaleza como quien está fuera de ella, nadie sintiéndose parte de ella. El indígena se sentía naturaleza. Protegerla es protegerse a sí mismo que es naturaleza.

Este debate todavía está en curso. El futuro apunta a la segunda visión, la de mirar a la Tierra como Gaia, Pachamama, Gran Madre y Casa Común. Lentamente vamos tomando conciencia de que somos naturaleza y defenderla significa defendernos a nosotros mismos y a nuestra propia vida. De lo contrario, la primera visión, la de la Tierra y la naturaleza como un baúl de “recursos infinitos”, nos puede llevar a un camino sin retorno.


*Leonardo Boff ha escrito: ”Cómo cuidar de la Casa Común”, Vozes 2018.

Traducción de Mª José Gavito Milano

lunes, 3 de junio de 2019

Un político jamás debería sembrar odio y miedo.




“El problema de Benedicto son las rodillas, no la cabeza. Tiene una gran lucidez y escuchándole, me hago fuerte, siento la esencia de las raíces y me ayuda a s


Francisco 'responde' a Salvini: “ Un político jamás debería sembrar odio y miedo”eguir adelante"

La corrupción es una de las enfermedades de la política en todas partes”



“Un político jamás debería sembrar odio y miedo, tan solo esperanza. Debemos ayudarles a ser honestos, a no hacer campañas con banderas deshonestas: la calumnia, la difamación, el escándalo”. Sin querer dar nombres -aunque fue preguntado directamente por Mateo Salvini-, el Papa Francisco arremetió contra los populismos que abogan por una Europa “de división y de fronteras”.

En el tradicional encuentro con los medios en el vuelo de regreso de Rumanía a Roma, Bergoglio recalcó que el viejo continente “debe aprender de su historia”, porque “si Europa no es grande ante los retos futuros se marchitará”.
Las fronteras y las ideologías

"Estamos viendo fronteras en Europa y eso no es bueno. Es verdad que cada país tiene su propia identidad y debe protegerla, pero por favor, que Europa no se deje vencer por el pesimismo y la ideología, porque es atacada por ideologías y nacen los grupillos", lamentó.





“He dicho que Europa de madre se está convirtiendo en abuela. Quizá alguien a escondidas se puede preguntar si no será el final de la aventura iniciada hace 70 años", advirtió el Pontífice, quien invitó a los líderes europeos a "recuperar la mística de los padres fundadores" y que la Unión Europea "debe reencontrarse a sí misma y superar la división y las fronteras".

"Pensad en una Europa dividida, aprendamos de la historia y no regresemos al pasado", instó el Papa, que consideró “imprudente” valorar gestos como el de Salvini, quien hizo campaña electoral besando un rosario, pero a la vez criticando al Vaticano por defender a los refugiados.


La corrupción, una enfermedad

“Debemos ayudar a los políticos a ser honestos", repitió Francisco, quien lamentó que “sembrar odio es terrible”, y lleva a la corrupción. “La corrupción es una de las enfermedades de la política en todas partes”.

Francisco también fue preguntado por la salud de Benedicto XVI. “Cada vez que lo visito lo veo como un abuelo. Le tomo la mano, y le hago hablar. Habla poco, despacio, pero con la misma profundidad de siempre”, aseguró el Pontífice, quien quiso despejar los rumores que hablan de Ratzinger como una suerte de 'Papa en la sombra', contra las reformas de Francisco.


“El problema de Benedicto son las rodillas, no la cabeza. Tiene una gran lucidez y escuchándole, me hago fuerte, siento la esencia de las raíces y me ayuda a seguir adelante", dijo el Papa que, pese a todo, aseguró que “hay grupos católicos un poco integristas”, y pidió “rezar por ellos”.

domingo, 5 de mayo de 2019

Francisco: "Los migrantes son una oportunidad para enriquecer al pueblo que los integra".

Audiencia del Papa a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales

“Nuestras obligaciones con los migrantes se articulan en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”.

De ahí que un Estado que despierte sentimientos nacionalistas contra otras naciones o grupos de personas “fracasaría en su misión” afirmó

Todas las naciones son el resultado de la integración de sucesivas oleadas de personas o grupos de migrantes y tienden a ser imágenes de la diversidad de la humanidad, estando unidas por valores y recursos culturales comunes y sanas costumbres, recordó

Les pidió que colaboren con él en la difusión de esta conciencia de renovada solidaridad internacional en el respeto de la dignidad humana, el bien común, el respeto del planeta y el bien supremo de la paz


Vatican News

Al dar su bienvenida este mediodía, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, el Papa Bergoglio agradeció a su Presidente, el Profesor Stefano Zamagni, sus amables palabras y por haber aceptado presidir esta Academia. Y recordó inmediatamente que también este año han elegido tratar un tema de actualidad permanente:


"Desafortunadamente – dijo el Santo Padre – tenemos ante nuestros ojos situaciones en las que algunos Estados nacionales implementan sus relaciones en un espíritu más de contraposición que de cooperación” Y añadió que, además, se constata que lasfronteras de los Estados no siempre coinciden con demarcaciones de poblaciones homogéneas y que muchas tensiones se deben a una excesiva reivindicación de soberanía por parte de los Estados, a menudo precisamente en ámbitos en los que ya no son capaces de actuar eficazmente para proteger el bien común.



Desafíos de carácter global para la humanidad


Además, el Pontífice destacó que tanto en su Encíclica 'Laudato si’ como en su Discurso a los Miembros del Cuerpo Diplomático de este año, él mismo ha llamado la atención sobre los desafíos de carácter global a los que se enfrenta la humanidad, tales como el desarrollo integral, la paz, el cuidado de la casa común, el cambio climático, la pobreza, las guerras, las migraciones, la trata de personas, el tráfico de órganos, la protección del bien común y las nuevas formas de esclavitud.


Después de citar a Santo Tomás con su noción de lo que es un pueblo, el Obispo de Roma afirmó que “la Iglesia siempre ha exhortado al amor de su propio pueblo, de la patria, a respetar el tesoro de las diversas expresiones culturales, de las costumbres y hábitos y de los modos justos de vivir enraizados en los pueblos.



El nacionalismo conflictivo levanta muros


Y destacó que la Iglesia ha advertido siempre a las personas, a los pueblos y a los gobiernos acerca de las desviaciones de este apego cuando se dirige a la exclusión y al odio de los demás, cuando se convierte en un nacionalismo conflictivo que levanta muros, es más, incluso en racismo o antisemitismo”.


Por esta razón Francisco no dudó en recordar que “la Iglesia observa con preocupación el resurgimiento, en casi todas partes del mundo, de corrientes agresivas hacia los extranjeros, especialmente los inmigrantes, así como ese nacionalismo creciente que descuida el bien común".


Sí, porque como dijo el Papa, “esto podría comprometer las formas ya consolidadas de cooperación internacional”, haciendo que se corra el riesgo de “socavar los objetivos de las Organizaciones internacionales como espacio de diálogo y de encuentro para todos los países en un nivel de respeto mutuo, y obstaculizar el logro de los Objetivos de desarrollo sostenible aprobados unánimemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015”.
El Estado está al servicio de las personas


También reafirmó que es doctrina común que el Estado está al servicio de la persona y de los grupos naturales de personas como la familia, el grupo cultural, la nación como expresión de la voluntad y de las costumbres profundas de un pueblo, el bien común y la paz. Y dijo que sin embargo, “con demasiada frecuencia los Estados están subordinados a los intereses de un grupo dominante, sobre todo por razones de beneficio económico, que oprime, entre otras, a las minorías étnicas, lingüísticas o religiosas que se encuentran en su territorio”.


Y desde esta perspectiva y a modo de ejemplo Francisco agregó que el modo con que una nación acoge a los migrantes revela su visión de la dignidad humana y su relación con la humanidad. En efecto – prosiguió diciendo el Papa – “toda persona humana es miembro de la humanidad y tiene la misma dignidad”. Y “cuando una persona o una familia se ve obligada a abandonar su propia tierra, debe ser acogida con humanidad”.






Acoger, proteger, promover e integrar


Por eso recordó que muchas veces ha dicho que “nuestras obligaciones con los migrantes se articulan en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”. Sabiendo que “el migrante no es una amenaza para la cultura, las costumbres y los valores de la nación que lo acoge”. Y que también él tiene el deber de integrarse en la nación receptora. Precisando, sin embargo que “integrarse no significa asimilar, sino compartir el tipo de vida de su nueva patria, aunque siga siendo él mismo como persona, portador de su propia historia biográfica”.


De este modo – añadió Francisco – el migrante podrá presentarse y ser reconocido como una oportunidad para enriquecer al pueblo lo integra. De manera que “es tarea de la autoridad pública proteger a los migrantes y regular los flujos migratorios con la virtud de la prudencia, así como promover la acogida de manera que las poblaciones locales reciban formación y se les aliente a participar conscientemente en el proceso de integración de los migrantes que son acogidos”.


El Papa Francisco les dijo además que la cuestión migratoria, que es un dato permanente de la historia de la humanidad, anima la reflexión sobre la naturaleza del Estado nacional, teniendo en cuenta que todas las naciones son el resultado de la integración de sucesivas oleadas de personas o grupos de migrantes y tienden a ser imágenes de la diversidad de la humanidad, estando unidas por valores y recursos culturales comunes y sanas costumbres. De ahí que, según el Pontífice, un Estado que despierte los sentimientos nacionalistas de su propio pueblo contra otras naciones o grupos de personas “fracasaría en su misión”, sabiendo, por la historia, “adónde conducen estas desviaciones”.


Tras referirse al principio de subsidiariedad, el Papa manifestó que es de esperar que, por ejemplo, no perdamos en Europa la conciencia de los beneficios de este camino de acercamiento y armonía entre los pueblos emprendido después de la Segunda Guerra Mundial. Y recordó que en América Latina, Simón Bolívar impulsó a los líderes de su tiempo a forjar el sueño de una Patria Grande que sepa y pueda acoger, respetar, abrazar y desarrollar la riqueza de cada pueblo. “Esta visión cooperativa entre las naciones – dijo Francisco – puede hacer avanzar la historia relanzando el multilateralismo, opuesto tanto a los nuevos impulsos nacionalistas como a una política hegemónica”.


Entre otros temas relacionados el Pontífice aludió a evitar la amenaza de recurrir a los conflictos armados, al diseño de una globalización imaginada como esférica, que nivela las diferencias y sofoca la localización, y a la implementación de una globalización "polifacética", que apoye una sana lucha por el reconocimiento mutuo entre la identidad colectiva de cada pueblo y nación y la propia globalización, según el principio de que todo está por encima de las partes, a fin de llegar a un estado general de paz y armonía.


Por último el Papa los animó a perseverar en su búsqueda de procesos para superar lo que divide a las naciones y a proponer nuevos caminos de cooperación, especialmente con respecto a los nuevos desafíos del cambio climático y la nueva esclavitud, así como el excelso bien social que es la paz.


Llamándolos queridos amigos, “como habitantes de nuestro tiempo, cristianos y académicos de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales”, el Santo Padre les pidió que colaboren con él en la difusión de esta conciencia de renovada solidaridad internacional en el respeto de la dignidad humana, el bien común, el respeto del planeta y el bien supremo de la paz. Y tras bendecirlos de corazón les dijo que los acompaña con su oración, a la vez que les pidió que también ellos no se olviden de rezar por él.




miércoles, 1 de mayo de 2019

Teólogos desde la vida y discípulos del pueblo santo de Dios.

"Los teólogos tienen que imitar a Francisco y fajarse en la arena de los medios de comunicación de masas. No escapar de ellos, sino buscarlos"


"Sin revanchas, pretenden darle la vuelta a la tortilla teológica tanto tiempo dominada, sin admitir pluralismo alguno, por parte de Ratzinger y de su nutrida escuela"


"El pueblo huele autenticidad en Francisco, pero el funcionariado clerical, la casta farisaica, le impide degustar a Papadios y aspirar el perfume de la nueva primavera evangélica"





Tuve la fortuna de compartir cuatro intensos días en Puebla (México) con 45 teólogas y teólogos de América Latina, USA, Quebec y España, reunidos en el Tercer Encuentro Iberoamericano de Teología. Una experiencia de profunda comunión, de gran profundidad intelectual y humana, en un ambiente de cordialidad y amistad, de intercambio y de unidad en la diversidad.

Un encuentro que fue posible, gracias a la generosidad de dos universidades jesuitas: El Boston College, que corrió con los gastos del viaje y la Universidad Iberoamericana de Puebla, que costeó la estancia de los participantes y puso a su disposición sus instalaciones. En un espléndido ejercicio de comunión de bienes.



Un Encuentro que hicieron posible un equipo motor, integrado por el teólogo laico venezolano, Rafael Luciani; el teólogo argentino Carlos Maria Galli, y el argentino-chileno, Carlos Schickendantz. ¡Excelente trabajo de los tres!

Este grupo iberoamericano de Teología está integrado por mujeres y hombres con mochilas cargadas de vida entregada en los surcos del pueblo. No son académicos al uso, aunque también tengan estudios, doctorados y muchos y sesudos libros publicados.

No son teólogos de gabinete ni de escritorio, sino de los que van a la reflexión desde la vida compartida con todo tipo de comunidades y, especialmente, con los más pobres. Por poner solo dos ejemplos. El jesuita Pedro Trigo lleva más de 40 años viviendo en una chacra, con su comunidad, en uno de los barrios más humildes de Caracas. O Rafael Luciani, que da clases en la Andrés Bello de Caracas y en el Boston College, pero sigue compartiendo su vida en una sencilla comunidad de base.


Agenor



Desde ahí, desde las alegrías compartidas y desde las lágrimas amasadas al ritmo de los días, teorizan, pero enraizados en su medio. Laicos, como Alejandro Ortiz, de la Ibero de Puebla; consagradas como la teresiana Consuelo Vélez; curas como el quebequense Gilles Routhier o el brasileño Agenor Brighenti.

Vienen de Latinoamérica, como los chilenos Gidi o Schickendantz, el argentino Galli o el mexicano Carlos Mendoza, o de la USA hispana, como Ospina o Valiente, entre otros. El grupo cuenta, desde sus inicios, con la presencia de dos obispos, el cardenal de Caracas, Baltazar Porras, y el vicepresidente del episcopado venezolano y obispo de La Guaira, Rafael Biord.

Las sesiones, apretadas, con ponencias bien trabadas y diálogos posteriores siempre respetuosos, pero críticos e incisivos. Sin dárselas de nada, sueltan auténticas perlas teológicas y pastorales, con serenidad, apertura y hasta sentido del humor.

Casi todos han sufrido ataques, persecuciones y, sobre todo, ninguneos por parte del establishment teológico y de muchos jerarcas de la Iglesia. Han estado más o menos asfixiados durante los pontificados de Wojtyla-Ratzinger y, ahora, respiran aliviados y a pleno pulmón los vientos de aggiornamento y renovación por lo que han luchado durante toda su vida. Sin cambiar de chaqueta, sin acomodarse ni ceder al chantaje de la buena vida o del reconocimiento académico y eclesiástico.


Gilles Routhier



Espoleados por los nuevos vientos de la primavera de Francisco, quieren echarle su cuarto a espadas y contribuir a su florecimiento. Sin revanchas, pretenden darle la vuelta a la tortilla teológica tanto tiempo dominada, sin admitir pluralismo alguno, por parte de Ratzinger y de su nutrida escuela.

Pertenecen a la misma galaxia comprometida o progresista, pero militan en diferentes modelos teológicos. Desde la Teología de la Liberación a la Teología del Pueblo, pasando por la Teología hispana estadounidense, la Teología feminista o la Teología de la Liberación de tercera generación.

Francisco quiere cambiar la Iglesia, única manera de hacerla creíble, y para eso necesita desmontar la doctrina farisaica que agarrota a la institución. Cambiar el catecismo y el derecho canónico por el Evangelio.


Más aún, necesita que ese cristianismo revivificado cale en las élites teológicas y clericales y empape a las bases creyentes.

El pueblo huele autenticidad en Francisco, pero el funcionariado clerical, la casta farisaica, le impide degustar a Papadios y aspirar el perfume de la nueva primavera evangélica. Por eso, los teólogos de Francisco tienen, a mi juicio, dos tareas urgentes y casi sobrehumanas. La primera es en su propia casa, para ganarle la partida a la élite teológica que ha reinado desde el final de Pablo VI hasta la llegada de Francisco. Lo coparon todo, lo controlaron todo y hasta consiguieron congelar el Concilio.


Porras



La doctrina sin corazón reina en el Catecismo y en el Código y, desde esas tablas de la ley permea toda el andamiaje clerical, que formatea la mente de los curas y de los seminaristas (y del pueblo) en la religión de la culpa, del pecado y del poder sobre las conciencias.

Y una institución tan clericalizada como la Iglesia no puede cambiar, si no cambia su clero o si el pueblo no da la espalda a los clérigos de la ley para volver a los ministerios del servicio a la comunidad.

La partida se juega, pues, en las élites y en las bases.


¿Serán capaces los teólogos del pueblo, alentados por Francisco, de imponer a sus colegas conservadores, que tienen su referente en el Papa emérito, la nueva visión teológica?

Para que tenga éxito esta campaña evangélica, la lucha hacia adentro debe extenderse a otro frente: el pueblo. La nieve tiene que bajar de la montaña y derretirse en el valle. Los creyentes deben saber qué es lo que está pasando y que partida de ajedrez se está jugando en las élites eclesiales. Para eso, los teólogos y los clérigos comprometidos con el nuevo modelo eclesial tienen que llegar con sus nuevos mensajes a la gente. El Papa, por muy Papa que sea, no puede hacerlo todo solo. El rey necesita peones, torres, caballos y alfiles.


Papa de la primavera



Los cuadros comprometidos tienen que salir del jardín de la sacristía. Tienen que dejar de pescar en pecera y de convencer a los convencidos. Harta de la doctrina de bronce, la gente se ha ido de la Iglesia, sin dar portazos, hacia la indiferencia: el cisma silencioso. Solo está esperando que alguien les comunique la buena nueva de Jesús, que puede seguir dando sentido a sus vidas, como la dio a tantos miles de millones a lo largo de la Historia.

Para conectar de nuevo con la gente, teólogos y clérigos tienen que imitar a Francisco y fajarse en la arena de los medios de comunicación de masas. No escapar de los medios, sino buscarlos. De buena fe, sin hacer trampas, respetando sus leyes y su dinámica interna, ocupando espacios mediáticos. Como lo han hecho todas las demás élites: políticas, judiciales, económicas, culturales, filosóficas...

Los teólogos están preparados, saben comunicar, son expertos en retórica, tienen un caudal de argumentos acumulados durante siglos y, lo más importante, no van de farol, no buscan sus intereses, no venden mercancía averiada, sino el mensaje de Jesús, que los siglos han probado que es uno de los caminos de sentido.

Solo así, urgiendo a los medios de Iglesia que les hagan hueco y se dediquen a defender la primavera de Francisco (y no a la derecha neoliberal), y fajándose en los ajenos, podrán llegar a la gente y volver a seducirla. Marcar agenda. ¿Marketing? No. Misión. Id por todo el mundo...

jueves, 21 de febrero de 2019

Papa Francisco inaugura cumbre contra abusos y anuncia medidas "concretas y eficaces"


El papa Francisco indicó que lo que se espera de la Iglesia no es solo condenar los abusos de sus clérigos sino “medidas concretas y efectivas” para erradicarlos, durante su discurso al inicio de la reunión para la protección de menores que se celebrará hasta el domingo en el Vaticano.

“El pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no simples y obvias condenas, sino medidas concretas y efectivas”, afirmó el papa ante los 190 representantes de la jerarquía eclesial reunidos para afrontar el problema de los abusos en una cumbre sin precedentes en la historia de la Iglesia. “Se necesita concreción”, remarcó en su discurso.

“Ante el flagelo del abuso sexual perpetrado por los hombres de la Iglesia contra los menores, pensé en consultarme con ustedes, patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos, superiores religiosos y responsables, para que juntos(…) podamos escuchar el grito de los pequeños que piden justicia”, comenzó Francisco su discurso de apertura de la cumbre”.

El pontífice indicó a los presentes que “sobre este encuentro pesa la responsabilidad pastoral y eclesial que nos obliga a discutir juntos, de manera sinodal, sincera y profunda sobre cómo enfrentar este mal que aflige a la Iglesia y la humanidad”.

El papa adelantó que se entregará a los participantes, entre ellos 114 representantes de las Conferencias episcopales, unas “líneas-guías” para ayudar a reflexionar y que serán “un simple punto de partida”.

lunes, 28 de enero de 2019

Confirmado, Iglesia ordenó a mujeres durante un milenio.

Cameron Doody

Sus ORDENACIONES “FUERON IDÉNTICAS A LAS DE LOS VARONES”, AFIRMA LA PROFESORA PHYLLIS ZAGANO
Ungían, distribuían la comunión, participaban en bautizos y servían como tesoreras, entre otras funciones

Zagano: “Espero que a la Iglesia no se le deniegue lo que necesita… Creo sinceramente que la Iglesia necesita más [gente en el] ministerio

Durante un milenio, las mujeres fueron consagradas como diaconisas para servir en una multitud de papeles ministeriales y sacramentales, del mismo modo en que lo fueron los hombres. Esta es la conclusión a la que han llegado dos miembros de la Comisión de estudio del Vaticano sobre el diaconado femenino, la profesora Phyllis Zaganoy el jesuita Bernard Pottier.

“Hubo ordenación [de mujeres]… La evidencia más interesante es el hecho de que las ceremonias de ordenación [que descubrimos] para las diaconisas mujeres fueron idénticas a las ceremonias de ordenación para los diáconos varones”, reveló Zagano, profesora de religión en la Universidad Hofstra de Nueva York, en una entrevista con América.

“Las mujeres diaconisas de la Iglesia primitiva ungían a las mujeres enfermas, traían comunión a las mujeres enfermas”, prosiguió la catedrática, explicando que las diaconisas de la Iglesia primitiva también participaban en los bautizos, servían a sus comunidades como tesoreras y, en al menos un caso del que tenemos constancia en Siria, concedió una anulación a un matrimonio por violencia de género.

El jesuita Pottier explicó que ha encontrado fuertes pruebas de que las mujeres ejercían como diaconisas ordenadas hasta el siglo X en la Iglesia oriental, y entre los siglos V y XII, aproximadamente, en la occidental. El profesor del Institut D’Études Théologiques de Bruselas advirtió, no obstante, que la costumbre no se practicaba “no en todo sitio y en todo momento, ya que era también una elección del obispo” si ordenaba o no a las mujeres.

Zagano también reveló en la entrevista con America que durante su participación en la Comisión del Vaticano sobre el diaconado femenino a menudo se encontraba en Roma a la invitación del Papa Francisco, hospedándose en su residencia, la Casa Santa Marta. “Fue una experiencia extraordinaria”, reflexionó la catedrática, “porque volvía a casa por la noche, y típicamente en la casa del Santo Padre había un cardenal o un obispo, o cuatro cardenales y cuatro obispos, en la mesa para cenar. Con lo que nuestras conversaciones después de mi trabajo fueron igual de emocionantes para mí”.

Algunos cardenales “estaban muy interesados en el tema” de las mujeres diaconisas y otros “no tanto”, apuntó Zagano, añadiendo que sentía la oposición sobre todo de algunos prelados africanos “que se quejaban de que estábamos intentando introducir en África una idea americana” con la posible restauración de las mujeres ordenadas. Algo que la catedrática rechazó, explicando que el Papa instituyó la Comisión de Estudio en agosto 2016 no para hacerle recomendaciones, sino para reflexionar sobre la “realidad histórica” de las diaconisas.

Pero eso no quiere decir que Zagano no albergue esperanzas de que algún día la Iglesia vuelva a ordenar a las mujeres. “Espero que a la Iglesia no se le deniegue lo que necesita”, reflexionó.

“Creo sinceramente que la Iglesia necesita más [gente en el] ministerio”, declaró, acordándose de un obispo de América Latina con el que habló y que le dijo “que tenía cinco millones de católicos y 400 sacerdotes”.

domingo, 20 de enero de 2019

Francisco pidió caminar "con paso firme" hacia la unidad de los cristianos.


"Los que son fuertes deben ocuparse de los débiles. No es cristiano buscar la satisfacción propia"
Advierte del riesgo de que "buscando acumular riquezas, nos olvidemos de los débiles"

Osservatore Romano



Es un grave pecado empequeñecer o despreciar los dones que el Señor ha dado a otros hermanos, creyendo que no son de alguna manera privilegiados de Dios


(Hernán Reyes Alcaide, corresponsal de RD en el Vaticano).- El papa Francisco pidió hoy a los cristianos caminar "con paso firme y confiado por el camino que conduce a la unidad", al tiempo que renovó sus críticas a la "pobreza extrema" que convive junto a "símbolos de inmensa riqueza".


La homilía de Francisco al celebrar las vísperas en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos hizo hincapié en la necesidad de un camino común entre los cristianos. El papa argentino ha hecho del ecumenismo una de la banderas de su pontificado aún a costa de fuertes críticas internas, como cuando celebró en Suecia los 500 años de la reforma a fines de 2016.


"Incluso entre los cristianos existe el riesgo de que prevalezca la lógica conocida por los israelitas en la antigüedad y por el pueblo indonesio en la actualidad, es decir, que buscando acumular riquezas, nos olvidemos de los débiles y necesitados", reclamó en esa dirección.




"Es fácil olvidarse de la igualdad fundamental que existe entre nosotros: que en el principio todos éramos esclavos del pecado y el Señor nos salvó en el bautismo, llamándonos hijos suyos. Es fácil pensar que la gracia espiritual que se nos ha dado es una propiedad nuestra, algo que nos corresponde y nos pertenece", propuso.


"También es posible que los dones recibidos de Dios nos vuelvan ciegos para ver los dones dados a otros cristianos. Es un grave pecado empequeñecer o despreciar los dones que el Señor ha dado a otros hermanos, creyendo que no son de alguna manera privilegiados de Dios", reveló.


"Si compartimos pensamientos similares, dejamos que la misma gracia recibida se convierta en una fuente de orgullo, injusticia y división. ¿Y cómo podremos entrar así en el Reino prometido? El culto que corresponde a ese Reino, el culto que reclama la justicia, es una fiesta que incluye a todos, una fiesta en la que los dones recibidos se ponen a disposición y se comparten", reclamó.


"Para dar los primeros pasos hacia esa tierra prometida que es la de nuestra unidad, ante todo debemos reconocer con humildad que las bendiciones recibidas no son nuestras por derecho, sino por un don, y que nos han sido dadas para que las compartamos con los demás", enumeró.




"En segundo lugar, tenemos que reconocer el valor de la gracia concedida a otras comunidades cristianas. Como consecuencia, nuestro deseo será el de participar en los dones de los demás. Un pueblo cristiano renovado y enriquecido por este intercambio de dones será un pueblo capaz de caminar con paso firme y confiado por el camino que conduce a la unidad", convocó.


El mensaje papal tuvo también un espacio de crítica para la desigualdad que aqueja al mundo de la actualidad. "Los cristianos de Indonesia,reflexionando sobre la elección del tema para esta Semana de Oración, decidieron inspirarse en estas palabras del Deuteronomio: 'Persigue solo la justicia'", planteó el pontífice este viernes en su homilía.


"A ellos les preocupa mucho que el crecimiento económico de su país, movido por la lógica de la competición, deje a muchos en la pobreza, permitiendo que solo unos pocos se enriquezcan enormemente", aseguró Jorge Bergoglio.


"Está en riesgo la armonía de una sociedad, en la que conviven personas de diferentes grupos étnicos, idiomas y religiones, compartiendo un sentido de responsabilidad recíproca", advirtió el papa desde la Basílica de San Pablo Extramuros.




Pero Bergoglio aprovechó la lectura de los cristianos asiáticos y volvió a trazar uno de sus diagnósticos duros con el modelo económico actual. "Esto no vale solo para Indonesia: esta situación se repite en el resto del mundo. Cuando la sociedad ya no tiene como fundamento el principio de la solidaridad y el bien común, se produce el escándalo de ver a personas que viven en la pobreza extrema junto a rascacielos, hoteles imponentes y lujosos centros comerciales, símbolos de inmensa riqueza", denunció Francisco.


"Hemos olvidado la sabiduría de la ley mosaica, según la cual, si la riqueza no se comparte, la sociedad se divide. San Pablo, escribiendo a los romanos, aplica la misma lógica a la comunidad cristiana: los que son fuertes deben ocuparse de los débiles. No es cristiano 'buscar la satisfacción propia", reclamó el obispo de Roma.


En ese marco, Franciso pidió "esforzarnos por edificar a los que son débiles" ya que "la solidaridad y la responsabilidad común deben ser las leyes que gobiernan a la familia cristiana".


"Como pueblo santo de Dios, también nosotros estamos siempre próximos a entrar en el Reino que el Señor nos ha prometido. Pero, al estar divididos, tenemos que recordar la llamada a la justicia que Dios nos dirige", planteó.

martes, 18 de diciembre de 2018

Principios para el discernimiento ético-político en el humanismo y la fe.

Principios filosóficos y teológicos que, con su enseñanza, nos muestra el Papa Francisco de la mano, entre otros, de Santo Tomás, el Doctor de la Iglesia más significativo y citado por el Papa.
Agustín Ortega

De ahí la trascendencia de reafirmar la vida con sentido y honrada, con un discernimiento crítico y militancia ética-política frente a todo este mal e injusticia; con un adecuado enfoque interdisciplinar en una buena base filosófica, antropológica, ética y espiritual en relación con la importancia de las ciencias sociales y humanas como es, por ejemplo, la psicología.

Todo ello es vital para una buena fundamentación, comprensión y praxis de los derechos humanos, en esta fecha del 10 de Diciembre.

Ahí tenemos toda la fecundidad de los principios filosóficos y teológicos que, con su enseñanza, nos muestra el Papa Francisco de la mano, entre otros, de Santo Tomás, el Doctor de la Iglesia más significativo y citado por el Papa.

Y que expresa todo ese humanismo espiritual, ético e integral, tal como nos transmite la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Francisco enseña estos principios o valores, que recoge lo más valioso de la filosofía y la teología, con una perspectiva claramente humanista y que, como vamos a ver, son muy importantes para la vida ética, social y política con su discernimiento. Y que sintonizan con corrientes muy significativas de pensamiento, como el personalismo o el latinoamericano.
Principios filosóficos y teológicos

Estos principios filosóficos y teológicos, que a continuación vamos a exponer, nos liberan de errores y patologías contenidas en los idealismos, modernismos, postmodernismos, populismos y totalitarismos.

El primer principio, la realidad está por encima de la idea, nos presenta el realismo filosófico y teológico, la pasión por la realidad. El ver y ser honrado con lo real, el hacernos cargo de la realidad. Una metafísica del ser y de la existencia, de la realidad con una antropología integral, que no inventa ni tergiversa lo real. Lo cual sucede, cuando el pensar y sentir no reconoce esta verdad de lo que es y existe, de la realidad, la verdad de lo real.

Es pues una filosofía y teología encarnada en la realidad. Religada al ser real que, en la mirada teológica cómo celebramos en la Navidad, tiene su luz en la Encarnación de Dios en Jesús de Nazaret. Dios en Jesús se ha encarnado en la realidadhumana, personal, social, histórica y trascendente, ha asumido todo lo real y humano para que se encarne la salvación liberadora de todo mal e injusticia.

Por tanto, la razón y el pensamiento se han de religar a la realidad, con un compromiso con lo real: con todo este ser de las cosas y del mundo, con la realidad material, física y corpórea, espiritual y trascendente; con el ser personal, humano, sociable, histórico y transido de alma, espíritu y trascendencia.

Tal como nos muestra la ley natural con su antropología integral, el ser humano tiene una naturaleza personal y social, corporal, política y espiritual. Una vida y dignidad sagrada e inviolable que siempre hay que respetar. En la diversidad y complementariedad social e interpersonal del hombre con la mujer que en el amor fiel fecunda la vida. Es la alegría de la familia con los hijos y las virtudes éticas en la caridad fraterna, responsabilidad y compromiso por el bien común, por la solidaridad, la paz y la justicia con los pobres.

Desde la fe, la vida y dignidad de todo ser humano adquiere tal sacralidad, valor y trascendencia ya que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, es hijo de Diospor la Gracia del Amor que lo libera de toda esclavitud u opresión.

El segundo principio, el todo es mayor que la parte, nos muestra ese ver y cosmovisión de lo real que es universal, inter-relacionada e integral. En donde la parte y el todo se unen confluyendo, lo local y lo global se entrelazan, el fragmento y la totalidad no se oponen sino que se fecundan en comunión. En la inter-relación y retro-alimentación de todo con todo, ya que todo está unido con todo. Es la perspectiva católica de lo universal, de la diversidad en la unidad que se trasciende en algo más (es “magis” tan ignaciano), en la búsqueda de más verdad, belleza y el bien mayor.

Hay que querer el bien más común y universal que, de forma solidaria, promueve el valor del destino universal de los bienes que está por encima de la propiedad, ya que la propiedad tiene un inherente carácter social y personal al mismo tiempo. Es el magis, a la mayor gloria de Dios que, desde la fe trinitaria, es comunión y amor solidario en las diversas Personas Divinas que se unen, que se entregan mutuamente. En contra de todo individualismo, corporativismo y nacionalismo insolidario.

Desde la ética y la fe católica, el amor universal, la fraternidad mundial, la solidaridad internacional, la paz y la justicia global con los pobres de la tierra, por ejemplo con los hermanos migrantes y refugiados, trasciende toda barrera, frontera, patria, nación…

El tercer principio, la unidad está antes que el conflicto, nos lleva a cargar con la realidad y sus sufrimientos, males e injusticias, con las luchas dramáticas entre el bien y el mal. En sentido teológico, es la conciencia de la pugna entre el Don de la Gracia y el egoísmo del pecado con su maldad e injusticia.

Asimismo, se expresa aquí el principio y virtud de la misericordia, el mismo Ser de Dios que es Amor y Misericordia. Por el que asumo todo este dolor e injusticia que padecen los otros, la pasión de los pueblos crucificados por el mal, injusticia y pecado del mundo. La unidad fraterna se rompe con la opresión e injusticia que se causa a los otros, la dominación y tiranía sobre los pueblos, las comunidades y los seres humanos.

Todas estas autoridades y leyes que niegan el bien común. Las estructuras sociales de pecado y los sistemas económicos perversos: que impiden la justicia y el valor del destino universal de los bienes, imponiendo el ídolo de la propiedad; que rechaza el principio del trabajo, con la dignidad del trabajador y sus derechos como es un salario justo, mediante la esclavitud de la idolatría del capital; que perpetran el pecado de la usura, con sus créditos abusivos e injustos, sacrificando la vida de las personas.

Por lo tanto, hay que realizar ese juzgar (juicio ético). Lo que, unido a la ley natural, lleva a valorar como injusto e inmoral todo aquello que va en contra de la vida y dignidad de la persona, que no promueve el amor y la justicia liberadora con los otros, con los pobres y pueblos. La fe y teología nos muestra al Dios de la vida que nos regala el ser, que nos dona la existencia. Y que se opone a todos estos falsos dioses idolátricos que dan muerte como el dinero, la codicia, el poder y poseer que sacrifican la existencia (ser) de los pueblos y los pobres.

El cuarto y último principio, el tiempo es superior al espacio, señala el dinamismo y trascendencia de lo real. Con los procesos emancipadores y liberadores de las personas, pueblos y pobres en la lucha por más vida, fraternidad solidaria y justicia. Frente a los espacios de poder y dominación.

Expresa ese principio humanista de la subsidiariedad que, en la clave de la opción por los pobres, significa que las personas, los pueblos y los pobres adquieren una verdadera libertad, siendo sujetos protagonistas de la misión y de su promoción liberadora e integral. Es el amor trascendente y liberador, que realiza la existencia de la santidad con la pobreza solidaria en la comunión de vida, bienes y luchas por la justicia con los pobres de la tierra. Frente a los ídolos de la riqueza-ser rico, poder, violencia y tener que esclavizan al ser persona, fraterna y solidaria.

Se nos manifiesta así la sociabilidad del ser humano con la virtud ética de la política, en el amor social y cívico. Expresando el inherente carácter público e histórico de la fe, es la virtud teologal de la caridad política que busca el bien común, los derechos humanos, la civilización del amor y la justicia con los pobres de la tierra. La caridad política que, unidad inseparablemente a la justicia social, va las causas de los males y problemas.

Restituyendo la opresión e injusticia que sufren los pueblos y los pobres, a los que se les roba y expolia sus bienes, recursos y capacidades para un desarrollo humano e integral. Es ese servicio y compromiso del amor solidario, que en lucha por la justicia con los pobres nos regala el sentido, la felicidad y la vida plena-eterna en la comunión con Dios.

Tal como nos trasmite la fe e iglesia con Francisco, es la vida y sabiduría de los santos entrañada en el Dios que se nos revela en Jesús Pobre-Crucificado. Y que en su Espíritu, nos regala el amor liberador, la verdad, la belleza, el bien y la justicia. En contra de los ídolos de la riqueza-ser rico, del tener y poder. El camino de la fe y de la Navidad no es otro que ese Jesús Encarnado en lo humano, el Cristo Pobre y Crucificado-Resucitado que, con su Espíritu de amor y justicia, nos dona su salvación liberadora de todo mal, esclavitud, pecado muerte e injusticia.

Fuente: loyolaandnews

jueves, 15 de noviembre de 2018

Dos nuevas parábolas: el poliedro y la pirámide invertida.


Por: Víctor Codina, SJ

Francisco, desde el comienzo de su pontificado, nos sorprende con gestos simbólicos: abrazar a enfermos, ir a Lampedusa y Lesbos, viajar en un coche utilitario, vivir fuera de los Palacios Vaticanos, etc. También suele emplear expresiones muy gráficas: oler a oveja, hospital de campaña, puertas abiertas, hacer lío, casa común, Alzheimer espiritual, economía que mata, cara de funeral, sonrisa de azafata, las tres “T” necesarias para vivir : techo, trabajo, tierra, etc.

Junto a estas imágenes populares, Francisco ha añadido dos nuevas imágenes geométricas: el poliedro y la pirámide invertida.

Poliedro no es la clásica esfera redonda donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros, sino una figura en la que confluyen todas las parcialidades que conservan su propia originalidad, de modo que la identidad peculiar se integra cordialmente en la comunidad y la enriquece, sin quedar aislada ni esterilizada.

En el modelo del poliedro la Iglesia invita a la comunidad cristiana a los pobres con su cultura y su piedad, a las mujeres, a jóvenes y ancianos, a académicos, empresarios y artistas. Es la Iglesia del diálogo con las diversas configuraciones sexuales, con las diversas culturas, religiones e Iglesias. No es la esfera rígida, uniforme y cuestionadora de las diferencias. (La alegría del evangelio, 235-237).

La imagen de la pirámide es más conocida, aunque sea solo por las pirámides de Egipto: un polígono cuyas caras son triángulos que se juntan en el vértice de la cúspide. Aquí la originalidad de Francisco consiste en afirmar que la Iglesia ha de ser una pirámide invertida, con el Pueblo de Dios en la cúspide y los obispos y el papa abajo, a su servicio, como Jesús que vino a servir y no a ser servido. Es una crítica al centralismo patriarcal y jerárquico, al recalcitrante clericalismo y una invitación a escucharse y dialogar entre todos los miembros de la Iglesia, ya que todos caminamos conjuntamente hacia el Reino de Dios. 

Tanto el poliedro como la pirámide invertida son aplicables también a la sociedad y a la política. Frente a una sociedad uniforme y eliminadora de las diferencias culturales o políticas, consideradas protuberancias peligrosas, el poliedro aprecia, respeta y protege la diversidad, no la encarcela. La pirámide invertida es una invitación a escuchar al pueblo, a oír a los que ordinariamente están abajo, a buscar el bien común y a no convertir la política en provecho de los dirigentes.

Ambas parábolas son fuertemente revulsivas para la Iglesia y la sociedad, y no nos ha de extrañar que Francisco sea fuertemente criticado por los defensores de la esfera clásica y de las pirámides egipcias, sobre todo en estos tiempos de conservadurismo eclesial y vientos de neofascismo político.

Pero a través de estas dos imágenes se percibe la frescura evangélica de las parábolas de Jesús de Nazaret: el Reino de los cielos es como un poliedro… El Reino de los cielos es también como una pirámide invertida. Dichosos los que no se escandalizan de ello y lo ponen en práctica.




lunes, 20 de agosto de 2018

Crisis política y desesperanza general.



Leonardo Boff

Uno de los efectos perversos de nuestra crisis nacional es, sin duda, la desesperanza que está contaminando a la mayoría de las personas. Ella nace de la angustia de no ver ningún horizonte desde el cual podamos atisbar una solución salvadora. Emerge la sociedad del cansancio y de la pérdida de la alegría de vivir.
Son las consecuencias de la falta de sentido, de que todo continuará con la misma lógica, hecha de corrupción, de falsificación de noticias (fake news) y de la realidad, difamación generalizada, la dominación de los poderosos sobre las masas abandonadas a su destino.

Esta desolación proviene también de la percepción del futuro de nuestro mundo y de la humanidad, importa poco lo que pueda suceder. Bien lo observó el Papa Francisco en su encíclica “Sobre el cuidado de la Casa Común”: «las predicciones catastróficas no pueden subestimarse con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiadas ruinas, desiertos, basura. Dado que el estilo de vida actual es insostenible, solo puede terminar en una catástrofe» (n.161). Pero, ¿quién piensa en todo esto a no ser los que se mantienen al día acerca del discurso ecológico mundial?

Por lo tanto, además de las múltiples crisis que nos oprimen y nos hacen sufrir, tenemos esta sombría amenaza de naturaleza ecológica.

En este contexto, vuelven los pensamientos de molde nihilista, como los del Nobel de biología Jacques Monod : «Es superfluo buscar una sensación objetiva de la existencia, porque simplemente no existe. Los dioses están muertos, el hombre está solo en este mundo» (El Azar y la Necesidad, Vozes 1979, p.108). O lo que el famoso C. Levy Strauss que tanto amaba a Brasil dejó escrito en sus admirables Tristes Trópicos (1955): «el mundo comenzó sin hombre y terminará sin él. Las instituciones y costumbres que he pasado toda mi vida en inventariar y comprender son una floración pasajera de una creación en relación a la cual no tienen sentido, a no ser, tal vez, el que permite a la humanidad desempeñar su papel» (n. 477).

¿Pero es que el ser humano no es lo inverso de un reloj? Este funciona por sí mismo y continúa según sus mecanismos internos, pero el ser humano no es un reloj. Funciona correctamente cuando está en armonía permanente con el Todo lo que lo envuelve por todos lados y lo sobrepasa. Por lo tanto, debemos dejar de lado todo antropocentrismo y asumir una lectura más holística del sentido de la vida.

El pensamiento del físico británico Freeman Dyson (*1923) es diferente: «Cuanto más examino el universo y los detalles de su arquitectura, más evidencia encuentro de que el universo sabía que un día, en el futuro, los seres humanos naceríamos» (Disturbing the Universe, 1979, p.250). Casi con las mismas palabras lo dice el gran cosmólogo contemporáneo, Brian Swimme (The Universe Story, 1996, p.84).

Las tradiciones espirituales y religiosas son un himno al sentido de la vida y del mundo. Por esto, el gran estudioso de las utopías, Ernst Bloch, en sus dos grandes volúmenes de El principio de la esperanza observaba: «donde hay religión, siempre hay esperanza».

La cuestión del sentido es inaplazable. Cito aquí al más crítico de los filósofos, Immanuel Kant: «Que el espíritu humano abandone definitivamente las cuestiones metafísicas (del sentido del ser y de la existencia) es tan poco probable como esperar que nosotros, para no respirar aire contaminado, dejemos de respirar de una vez por todas» (Prolegomena zu einer jede kunftigen Metaphysik, A 192, Vol. 3, pp. 243).

Que el Cristo del Corcovado se haya escondido detrás de las nubes no significa que ha dejado de existir. Él está allí encima de la montaña, extendiendo sus brazos y bendiciendo a nuestra población sufrida.

En el Brasil de hoy debemos recuperar la esperanza de que el legado final de la presente crisis será la configuración de otro tipo de Estado, de política y de partidos, de justicia e incluso del destino mismo del país.

Termino con el profeta Jeremías, que vivió en el tiempo de la esclavitud de Babilonia bajo el rey Ciro. Los habitantes de Babilonia se burlaban de los judíos porque ya no cantaban sus canciones y, desanimados, colgaban sus instrumentos sobre las ramas de los sicómoros. Le preguntaron a Jeremías: «¿Tú tienes esperanza?» A lo que él respondió: «Tengo la esperanza de que el rey Ciro, con todo su poder, no podrá impedir que nazca el sol». Y yo añadiría: no podrá impedir el amor y los niños que de ahí nacerán y renovarán la especie humana.

Alimentamos una esperanza similar de que aquellos que han provocado esta crisis, que han roto la Constitución y no han seguido los dictados de la justicia, no prevalecerán. Saldremos más purificados, más fuertes y con un mayor sentido del destino al que está llamado nuestro país para beneficio de todos, empezando por los más pobres, y para toda la humanidad.

*Leonardo Boff es teólogo y filósofo y ha escrito: Concluir la Refundación o prolongar la dependencia, Vozes 2018.

Traducción de Mª José Gavito Milano

martes, 14 de agosto de 2018

Papa Francisco: “El clericalismo es la perversión de la Iglesia”.


Lo ha dicho muy claramente Francisco a 70.000 jóvenes reunidos con él en Roma.
Por desgracia, el clericalismo está muy instalado en las estructuras eclesiásticas: curia romana, obispados, parroquias...
Clericalismo existe cuando no se da participación a los laicos en las decisiones que se adoptan, cuando se margina a la mujer en la iglesia


Cuando el obispo hace y deshace a su antojo actuando como un señor feudal, más que como un pastor que consulta con los laicos previamente. Cuando no pone en marcha o más bien destruye las pocas instancias algo democráticas que puedan existir en la diócesis...(consejos de pastoral, reuniones de arciprestazgo...), dejando todas las decisiones en sus propias manos o en un núcleo muy reducido de personas de su confianza, pero sin ninguna participación de sacerdotes y laicos...



Cuando realiza una política de nombramientos en las parroquias actuando a su libre albedrío, sin consultas previas a los interesados, sin diálogo con ellos ni con los fieles de la parroquia..cuando se cambian sacerdotes nativos por otros llegados de afuera, que no conocen nada de la idiosincrasia del pueblo, ni de sus costumbres, ni de su cultura... como lanzados en paracaídas sobre una parroquia totalmente extraña para ellos y para la gente... Ahora estamos viendo como no pocos obispos se surten de sacerdotes rumanos o de otros países para ponerlos al frente de las parroquias...



Igualmente en las parroquias. El párroco no puede ser un pequeño dictador que "ordena y manda" (siempre atentos a las directrices del obispo, más que de consultar a los fieles y de darles participación en la toma de decisiones). Hay que promover instancias más democráticas y participativas como los consejos de pastoral, equipos de laicos que organicen las distintas tareas: economía, liturgia, catequesis, equipos de pastoral obrera, de juventud, de temas sociales etc...Que no todo lo decida el párroco, sino que participen los laicos.

Es el obispo el que debe impulsar esta "democratización" tan necesaria en la Iglesia. Porque, como dice Francisco si no se hace, se cae en "el clericalismo que es la perversión de la Iglesia".






Como bien acaba de decir el famoso teólogo José Antonio Pagola, "la Iglesia del futuro no podrá sustentarse en los presbíteros"...Es la hora de los laicos...En Chile los laicos se están coordinando y actuando en casi todas las diócesis...ante el terrible problema que han creado no pocos obispos al colaborar con delitos de pederastia cometidos por obispos y sacerdotes...Por eso dicen que los obispos son parte del problema y deberían marcharse...

El Papa Francisco anima a los jóvenes a que hagan realidad sus sueños. Y es que el clericalismo está demasiado incrustado en las estructuras de la Iglesia y eso será su destrucción.