lunes, 31 de octubre de 2011

El viento reformador del Espíritu Santo y cristianos comprometidos con la Palabra de Dios hicieron posible la Reforma Protestante del siglo XVI.


por José Luis Velazco Medina


El mismo Espíritu nos convoca a continuar la reforma de la iglesia y la sociedad últimamente (homilía)
Romanos 12. 1-2; Isaías  58. 1-12.
Introducción General
1.Dos movimientos que cambiaron radicalmente  el curso de la historia en la Europa del Siglo 15 y 16 fueron el Renacimiento y la Reforma Protestante.  Ambos movimientos marcaron la transición de la Edad Media a la Modernidad y dieron nueva forma a la civilización Occidental.
2. El Renacimiento fue el movimiento intelectual, literario-filosófico promovido por los Humanistas. Fueron llamados así por su renovado interés por la sabiduría de los antiguos  escritos de los filósofos griegos y latinos y que les sirvió de base para cuestionar los conceptos y valores autoritarios, tanto de los grandes señores feudales como de la autoridad Papal de la Edad Media que regía en toda Europa de ese tiempo.
3. Ese régimen de la Edad Media ya era intolerable, especialmente, por su discrepancia entre lo ideal y la realidad, entre el ideal de la práctica de la justicia y la realidad de la injusticia, entre la riqueza  inmoral de la realeza y la pobreza extrema de sus súbditos. Se criticaba a la Jerarquía de la Iglesia por su falta de conducta  cristiana y la  práctica de comercializar los bienes espirituales: en la Iglesia de Roma todo se vende, se decía. Por eso, los Humanistas buscaban una renovación gradual de la sociedad y esperaban lo mismo de la Iglesia.[1]
4. De hecho, desde el Siglo 13 ya había grande inquietud sobre la necesidad de renovar la sociedad y la Iglesia tanto en su autoritarismo como en su práctica mundana. Mucho antes del movimiento de Reforma hubo intentos pre-reformadores llevados a cabo por clérigos sinceros que clamaban por una Iglesia nueva: religiosos como Juan Wiclif (1329-1384) en Inglaterra promovían la autoridad de las Escrituras como regla de fe y conducta y enviaba a sus monjes a predicar un evangelio sencillo;Juan Hus (1373-1415) en Bohemia, predicador, seguidor de Wiclif promovía reformas; Jerónimo Savonarola (1452-1498), fraile dominico  de Florencia, predicador de fuego y profeta crítico de las autoridades eclesiásticas. Ambos fueron condenados a morir en la Hoguera. Los dos últimos fueron puntualmente ejecutados.
Primera etapa de la Reforma:  la relectura de la Palabra
Humanistas como el erudito Erasmo de Róterdam (1466-1536), hijo de un sacerdote, abogaba también por una renovación de la Iglesia. Su interés por el pensamiento de los clásicos griegos, le llevó también a publicar el NT en griego para hacerlo accesible a otros humanistas y estudiosos de las universidades. La postura de Erasmo y la publicación de su N.T. fue una buena contribución al movimiento reformador.[2] Pero no se popularizó el movimiento sino hasta que Martín Lutero,estudiante de leyes y después, monje  Agustino, clavó un documento  en las puertas del templo de la Universidad de Wittenberg, Alemania el 31 de Octubre de 1517.  El documento exponía  95 Tesis o declaraciones bíblico/teológicas para ser discutidas por la cleresía; el documento también   cuestionaba  la venta de indulgencias para el perdón de los pecados. La compra de esas indulgencias papales  beneficiarían no sólo a los creyentes en vida sino también a los del purgatorio. (Recientemente la ICR ha declarado que realmente no existe.)  La intención de la venta de indulgencias era recolectar fondos para la construcción de la basílica de San Pedro en Roma. Lutero promovía  revisar muchas cosas a la luz de las Escrituras,  y así  re-descubrir el Evangelio de la Gracia, y el significado de la Fe en la obra redentora de Cristo.
Después de la Dieta o Asamblea de Worms en 1521 en la cual Lutero fue condenado como hereje por la autoridad de Carlos V y del Papa León X, el monje Agustino en camino de regreso a Wittenberg fue raptado por sus amigos y llevado al Castillo de Wartburgo para protegerlo. Allí empezó la traducción de la Biblia del latín al idioma del pueblo alemán.  Simpatizantes del movimiento en otros países también se dieron a la tarea de la traducción de la Biblia en el idioma del pueblo. Aunque un poco tarde, la Biblia fue traducida al Castellano por el ex-monje llamadoCasiodoro de Reina, después de 12 años de trabajo y la publicó en 1569 y fue conocida como la Biblia del Oso.[3] Esta ha sido la base de la mayor parte de la Biblias en español como las que poseemos los Presbiterianos.
Así surgieron los lemas de la Reforma Protestante:   Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fide.
Es decir, sólo la Palabra de Dios es la autoridad máxima de la Iglesia ( (Jn.1.1,14)[4]sólo por la Gracia de Dios hay salvación (Ef.2.8); sólo por la fe hay justificación del pecador (Ro.5.1). Sobre esas bases es que el Movimiento de Reforma se dará a conocer como Protestante.
Carlos V, en 1526, necesitado del apoyo militar y económico de los Príncipes alemanes, había permitido la celebración del culto establecido por Lutero. Tres años más tarde, en 1529, decidió retirar ese permiso y obligar a celebrar la misa tradicional. Los Príncipes alemanes protestaron contra esa decisión y a la vez protestaron ser fieles a la nueva interpretación de la Fe Evangélica. A partir de esa fecha fueron llamados Protestantes y por consiguiente  la Reforma se calificó como Reforma  Protestante.
Segunda etapa de la Reforma: Los Reformados Suizos
La Reforma Protestante se fue extendiendo casi simultáneamente en otros países como Suiza, Francia, y los Pases Bajos, y norte de Italia. Otros personajes  humanistas y teólogos, como Guillermo Farel, Martín Bucero, Ulrico Zwinglio y Juan Calvino, quisieron llevar el movimiento de Reforma más adelante. En el caso de Farel y Calvino en Ginebra su intensión era reformar no solamente la Iglesia sino la sociedad misma.
Calvino, además de ser humanista y de haber estudiado leyes, había estudiado griego, hebreo y teología. Colaboró con su primo Pierre Robert, apodado  Olivetán, en la traducción de la Biblia al Francés.[5] Calvino, siendo muy joven, como nuevo converso, también se identificó con los protestantes perseguidos y masacrados por Francisco I en Francia. Siendo de 27 años, viviendo todavía en París, escribió un Manual para explicar la Fe Evangélica para nuevos conversos y en defensa de los evangélicos, titulada Instrucción de la Fe Cristiana dedicado al Rey de Francia. Posteriormente esa obra, corregida y aumentada en el correr de los años,  llegó a ser un trabajo teológico completo llamado Institución de la Religión Cristiana. El primer tratado va acompañado con una carta al Rey de Francia para explicar la Fe evangélica y para defensa de los protestantes perseguidos.
El ya Pastor de Ginebra, Guillermo Farel, retó al joven Calvino a quedarse en Ginebra,  para afianzar la  Reforma de la Iglesia en esa ciudad. Concierta reticencia, Calvino aceptó el desafío. Una vez allí como lector o maestro de Biblia,  desarrollará sus capacidades como educador, exegeta, teólogo, predicador y pastor. Más que cualquier otro reformador él reunía todas esas cualidades.
Calvino, juntamente con Farel,  reorganizó la Iglesia Ginebrina, reformó su estructura de gobierno permitiendo establecer consistorios con sus ancianos de iglesia, diáconos, y maestros.  Más tarde insistió en la separación inicial de la iglesia  de la autoridad civil.  Estas reformas sirvieron, posteriormente, como la semilla del sistema democrático que permitría la participación del pueblo laico en la elección y dirección del gobierno eclesiástico.
Al igual que Lutero, Calvino introdujo el canto congregacional en el culto. Y, como parte muy central y esencial del culto reformado, agregó la predicación y proclamación de la Palabra de Dios. No hay culto reformado si no hay proclamación de la Palabra. La comunión la interpretó como un acto  espiritual rechazando la postura luterana, llamada consubstanciación y la del Pastor Zwinglio, de la ciudad de Zurich,  que era considerada solamente como un acto puramente simbólico.
Iglesia Reformada siempre reformándose.
Hoy día nos conocemos como Iglesias Presbiterianas por la forma de gobierno formado por personas, llamadas Ancianos[6] de Iglesia que forman el Consistorio,  elegidas por la congregación. Y por la teología Calvinista principalmente,  nos conocemos como Iglesias Reformadas.[7]  En los primeros años del Siglo 17 apareció en algún documento de las Iglesias Reformadas de Holanda la frase que dice: Iglesia Reformada Siempre Reformándose.[8]
1.Eso quiere decir que la Iglesia de Cristo tiene que estar revisando sus estructuras y sus prácticas. Como comunidad de fe, como congregación  tenemos la obligación de revisar o evaluar, si estamos siendo fieles a la Palabra de Dios, personalmente y como iglesia local y nacional. A la luz de las Escrituras tenemos que ver si  estamos cumpliendo con la Misión que Cristo  nos ordenó: la misión evangelizadora, la misión educativa, la misión de servicio al prójimo y la misión profética. Y si no estamos cumpliendo hay que preguntarse cuáles son las causas por las que no cumplimos como Iglesia de  Cristo nuestra misión en el mundo y ser flexibles para cambiar lo que está fallando. Eso, es en parte lo que quiere decir “Iglesia siempre reformándose.”
2.Se pudiera decir que esa frase  está inspirada en la Carta de San Pablo a los Romanos 12.1-2: “Por el amor entrañable de Dios les pido hermanos que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa, y agradable a Dios. Ese ha de ser su auténtico culto. Por supuesto que es importante reunirse para adorar y a alabar a Dios juntos como Iglesia, pero si no vivimos a diario y en el mundo las demandas de la Palabra de Dios, el culto de cada domingo no vale nada! Por eso dice Pablo:   No se amolden a los criterios de este mundo, al contrario, déjense transformar y renueven su manera de pensar, de tal manera que sepan comprender lo que Dios quiere de ustedes.”
Ese texto nos obliga a pensar que la Reforma de la Iglesia tiene que comenzar con la Reforma de nosotros mismos, como personas. Calvino tenía un lema que reflejaba su interior espiritual: cor meum velo mactatum Deo in sacrificio offero (Deseo ofrecer mi corazón a Dios en sacrificio vivo).Un corazón con una flama ardiendo sobre una mano era su símbolo.  Es decir que el verdadero culto  que debemos a Dios es hacer una entrega total de nosotros mismos a Dios y comprometernos sinceramente a practicar una  vida que responda a la voluntad de Dios. Eso es lo que veo que hicieron los Reformadores! La Reforma Protestante se dio porque hubo hombres y mujeres comprometidos personalmente con el Señor y Dueño de la Iglesia, Cristo Jesús,  y estuvieron dispuestos a pagar el precio de ese compromiso! [9]  
3.Sin esa entrega y compromiso personal  con el Evangelio de Jesucristo no puede haber Reforma ni de nosotros mismos, ni de la Iglesia.  Aquí, en las palabras del Apóstol Pablo, Dios nos llama hoy  a entregarnos sin reservas al Señor, es decir a comprometernos a seguir a Cristo, no solamente asistiendo a los cultos dominicales, sino siendo sus testigos en el mundo, en nuestro caso, un mundo de violencia, guerra e inseguridad! Ese es el verdadero culto y no la mera asistencia al templo y cumplir con un ritual! Esa entrega nos mueve a buscar qué es lo que Dios quiere de nosotros mismos como personas pero a la vez como comunidad de fe, como congregación local, y como Iglesia nacional!
Teniendo claridad acerca de la voluntad de Dios,  se Reforma la Iglesia
La voluntad de Dios en el N.T.
1.Pero ¿en dónde empezar? Esta mañana nos referimos únicamente al Capítulo 12 de la Carta a los Romanos. El texto de Pablo prácticamente dice: déjense transformar,  renueven su manera de pensar con la finalidad que puedan comprender cuál es la voluntad de Dios.” Los cristianos que estaban en Roma vivían también una situación de violencia  e inseguridad. Eran considerados como anti-ciudadanos romanos y como paganos porque no adoraban al Cesar ni a los dioses romanos! Pablo  mismo finalmente fue sacrificado en el año 65 bajo la persecución de Nerón. Era muy difícil realmente ser cristiano en esos tiempos. Hoy también es muy difícil ser un verdadero cristiano aun en estos tiempos. Pues bien, el mismo capítulo doce enlista una serie de directrices para la Iglesia en la Roma del primer siglo y por ser palabras inspiradas por Dios, todavía tienen validez para nosotros.  Practicarlas en nuestro diario vivir, cumpliremos en parte, la voluntad de Dios. El resultado de esa práctica reformará nuestras vidas y nuestra Iglesia. Rápidamente hagamos una lista de lo que recomienda el Apóstol Pablo para una práctica de la vida Cristiana.  (Pedir que vean el Texto mismo).
La  voluntad de Dios en el A.T.
2. Por otro lado, el pasaje de Isaías leído esta mañana es otro texto que nos ilumina muy claramente que es lo que Dios quiere que su Pueblo practique en la vida diaria y no solamente a nivel personal sino a nivel de sociedad. El mensaje del profeta Isaías que leímos en ese capítulo  58, encontramos indicaciones muy claras de lo que Dios quería de su Pueblo en aquél tiempo y, eso mismo, es lo que Dios quiere de su Pueblo, de su Iglesia hoy día y aun de la sociedad civil misma. Veamos el texto mismo en Isaías 58 y leamos con cuidado lo que para Dios es muy importante ayer y hoy. (Comentar sobe los Migrantes)
En un libro pequeño titulado Seguir a Jesús, el camino de la ética cristiana, dice “No existe en el A.T., otro concepto de importancia tan central para las relaciones vitales del ser humano como el de la justicia…No  sólo mide las relaciones entre los seres  humanos entre si, sino aun con los animales y e medio ambiente natural ( la  creación entera).”[10]  Eso quiere decir que la práctica de la justicia es el valor más grande que el Dios de Jesucristo demanda que se practique. Por eso, Jesús mismo dijo “Busquen primeramente el Reino de Dios y su Justicia…”
Esos textos nos revelan que el Dios que adoramos y deseamos servir, es un Dios profundamente preocupado por la justicia. Sin esa práctica a nivel personal, a nivel de Iglesia, y de la sociedad, los cultos religiosos no tienen ningún valor, tal como lo afirma el profeta y campesino Amos 5.21.24:Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas…Quiten de mí la multitud de sus cantares pues no escucharé la música de sus instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como impetuosos arroyos.”
Cuando los cristianos a nivel personal practicamos la justicia en el hogar, en el trabajo, en el negocio, y cuando la Iglesia, a la cual pertenecemos,  preocupada por vivir y cumplir   la voluntad de Dios, ésta  se convierte en un medio de servicio al prójimo necesitado (como a los migrantes hoy día), y cuando cumple su misión profética denunciando las injusticias en la sociedad–cueste lo que cueste– entonces, y sólo entonces, podemos decir que somos Iglesia de Dios, de Cristo! Entonces, dice el Señor “Me invocarás, te dirá Jehová; clamarás, y dirá: heme aquí…si dieres tu pan al hambriento y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz… “ Entonces podremos decir que somos una Iglesia Reformada por la Palabra de Dios y reformándose por esa misma Palabra para gloria de Dios!
Iglesia Presbiteriana “Dios con Nosotros,” Col. Casas Alemán, México. D.F. Octubre 23, 2011.


[1] W. Stanley Rycroft, Religion and Faith in Latin America, The Westnminster Press, 1958, p.13.
[2] W.M. Nelson, Diccionario de Historia de la Iglesia; Editorial Caribe, 1989. Miami, pp394-395.
[3] “La Biblia del Oso,” Artículo de Guillermo Cabrera Leiva, Cubano Presbiteriano, Revista Américas, No. 6.,Re-editado por La Sociedad Bíblica en el Ecuador.” 1972. Llamada “Biblia del Oso” por el “ornamento tipográfico que aparecía en la página inicial, de un oso goloseando un panal de miel colgado de un árbol. El dibujo se originó en Baviera, como emblema comercial del impresor, Matías Apiario (apicultor). Representa la pugna de los cristianos ,las abejas, y el Enemigo, el oso, que procura destruir la obra evangélica.
[4] El Concilio Vaticano Segundo (1962-65),  aprobó la siguiente declaración: “La Palabra de Dios la escucha con devoción y la proclama con valentía el Santo Concilio (n.1) y agrega ,”El Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino  a su servicio.” (n.10) Pablo Richard, Memoria del Movimiento de Jesús, Dabar, 210, p.393.
[5] JUSTO l. González, Ed., Diccionario Ilustrado de Intérpretes de la Fe,  CLIE: Barcelona, 2004. P.356.
[6]  La palabra “presbiteriano “ viene del griego del N.Y. presbútero, que quiere decir “anciano.” Es decir, gobierno de ancianos.
[7] En 1529 hubo una discusión entre representantes Luteranos y representantes de las Iglesias de Suiza sobre la Comunión. Como no pudieron ponerse de acuerdo para una forma de celebrar la Comunión, los Luteranos tildaron a los Suizos de Reformados. De allí en adelante las Iglesias en Suiza, Francia y llamaron Iglesias Reformadas.
[8] Jaques Curvoisier, Ulrich Zwingli, a Reformed Theology, John Knox Press, 1963, p. 56
[9] Lutero: En la Dieta de Worms de 1521. “…no quiero ni  puedo retractarme, que dios me ayude!” Y los príncipes alemanes en la Dieta de 1529: “Protestamos ser fieles a nuestro Señor J.C., y su Palabra cueste lo que cueste!”
[10] Juan Pablo Lederach,  Seguir a Jesús, el camino de la ética,Comité Central Menonita, A.c.,, México,
1993, p. 55.

José Luis Velazco Medina


José Luis Velazco Medina es Pastor Presbiteriano (jubilado); Iglesia Nacional Presbiteriana de México. Profesor de Teología Reformada; Seminario Teológico Presbiteriano de México, en diferentes tiempos. Últimamente 1999-2007. México, D.F. México.

domingo, 30 de octubre de 2011

Carta a Ellacu.




El “siempre” del pueblo crucificado. “Qué hacer con los buenos”. Dean Brackley
Querido Ellacu:
Es una ficción escribirte, pero quizás de este modo nos digamos a nosotros mismos cosas que pueden ser importantes. Y con ello también quisiera ambientar un poco el aniversario de su martirio. Te voy a hablar de tres cosas de actualidad, tal como las veo, que tienen ver con lo que tú fuiste y dijiste.

1. El “siempre” del pueblo crucificado. Ya no se habla mucho de “pueblos crucificados” como lo hiciste tú y Monseñor Romero, llegando a esa genial formulación, creo que independientemente el un del otro, y guiados del mismo espíritu salvadoreño y cristiano. Y menos aún se insiste en que ese pueblo crucificado es “siempre” el signo de los tiempos, como lo escribiste en el exilio de Madrid. La razón para ese silencio no es que vuelva a estar en voga el pensamiento utópico de Ernst Bloch, filósofo, o de Teilhard de Chardin, teólogo.
Y el mundo no está mejorando, sino que sigue gravemente enfermo, como dijiste en tu último discurso. Lo que ha empeorado es la honradez con lo real, y el “siempre” no es políticamente correcto. Pero no hay que darle vueltas. Siguen existiendo Haití y Somalia, y la nueva epidemia del homicidio, de 12 a 15 asesinatos diarios en el país en los últimos años, la enfermedad más mortífera en nuestro país. “Lo light” ha avanzado mucho en el modo de pensar y “lo políticamente correcto” ha esclavizado el lenguaje: “vulnerabilidad”, “los menos favorecidos”, “países en vías de desarrollo”. Nada suena mal.
Por ello, mencionar el “sierre” parece ser cosa de masoquistas irredentos. Pero no es así. En el país siempre llueve, y este año también. En la naturaleza siempre es lo mismo: torrentes, destrucción y muerte. Pero también siempre son los mismos los que sufren las consecuencias, los que viven en quebradas, en champas y casas pobres. La pregunta de Gustavo Gutiérrez sigue siendo la pregunta fundamental: “¿dónde dormirán los pobres?”. Hay pueblos depredados como el Congo, pueblos ignorados como Haití, pueblos inundados, como los nuestros… Siguen siendo el pueblo crucificado.

¿Y los ricos y poderosos? Siempre sufren algunos daños, pero casi siempre los superan sin mucho costo. Y nada digamos de las crisis financieras: se invierten miles de millones de dólares o euros para que no se hunda el sistema. El pueblo crucificado no da la vida por supuesto, pero los pueblos ricos sí, y además tienen la profunda convicción de ser los elegidos: dan por supuesto la vida, y están convencidos de que el buen vivir les es debido. Elevan la realidad a escándalo metafísico si a ellos les ocurre algo grave. Pero si cosas mucho más graves ocurren en África o en el Bajo Lempa, no hay escándalo. Pertenece al existencial histórico de haber nacido pobres.
Pero quiero añadir, Ellacu, que hay también otro “siempre”. Hay mucha gente honrada que trabaja para que “el pueblo inundado” -hablamos de El Salvador- no acabe muriendo como “pueblo desplazado” o como “pueblo ahogado”. La entrega y la bondad también tienen su “siempre”.
Y a veces surge un Dean Brackley que, cuando le dicen que muchos rezan por él, contesta con toda sencillez: “Recen por los que tienen cáncer y no pueden tener la atención médica que yo tengo. Y recen por los que estos días se han quedado sin casa y sin comida”.
2. “Qué hacer con los buenos”. La pregunta puede extrañar, pero se me ha impuesto, debido, precisamente, al revuelo que ha causado la audiencia de Madrid. Trabajar para que se juzgue a los responsables últimos de tantos asesinatos en este país, los de ustedes y los de dos mujeres inocentes, es cosa muy buena y muy necesaria. Puede traer muchos bienes. Y puede ser una gran ayuda, y muy necesaria, para que se acabe, o se mitigue, la impunidad.
Por cierto, no ha salido en las noticias, pero mucho nos hemos alegrado de que los militares argentinos que en 1976 ordenaron el asesinato del obispo Enrique Angelelli, vayan a ser juzgados 35 años después. Es un ejemplo, poco extendido, de que la verdad puede triunfar sobre una mentira y un encubrimiento, que tienen millones de dólares y armas sofisticadas a su servicio. Que la justicia puede triunfar sobre la crueldad y la vileza. Y que la civilización de la impunidad, muy afín a la civilización de la riqueza contra la que nos advertiste, tercamente, hasta el final, se vea un poco frenada.
Con el juicio de los militares argentinos no desaparecen todos los males, y el mundo del capital, aun con algunos avances y algo de democracia, sigue produciendo víctimas impunemente. Además, ha conseguido crear una civilización de encubrimiento, aunque siempre hay quien las desenmascara de diversas formas: obispos como Casaldáliga y ahora “los indignados”. Esperamos que la audiencia de Madrid tenga éxito, y que en El Salvador ocurra lo de Argentina, aunque, evidentemente, fuerzas poderosísimas fuerzas están en contra de que eso ocurra.
En esta situación, sin embargo, me ha venido a la mente una pregunta que puede parecer rara. Dicho con sencillez, parece que sabemos qué hacer “con los malos”, para que nuestro proceder produzca bienes, por supuesto: instaurar verdad y justicia en el país, llegar a ofrecer perdón -aunque más difícil que perdonar es dejarse perdonar. Y gente muy buena trabaja por ello.
También sabemos, al menos en principio, qué hacer con las víctimas: lo que Puebla dice que Dios hace con los pobres, “tomar su defensa y amarlos”. Y no son, en absoluto, palabras inocentes, pues tomar su defensa supone inevitablemente entrar en graves conflictos. Significa entrar “en la lucha por la justicia”, “la lucha crucial de nuestro tiempo”, como dijo la Congregación General XXXII.
Pero ¿sabemos qué hacer “con los buenos”, con los santos? Ciertamente, ponerlos a producir, aprender de ellos, sus ideas y convicciones, sus modos de actuar… Y agradecerles.
Estos días se nos impone la pregunta: qué hacer con Dean Brackley. Se ha velado y acompañado su cadáver. El amor y el agradecimiento se han desbordado, con lágrimas y gozo, en muchas celebraciones, en el cementerio.
Pero todavía me queda el desasosiego de saber qué hacer con Dean, con Monseñor Romero, con gente como ustedes. Con Jesús de Nazaret. La respuesta es sencilla: ser como ellos, seguirlos en su hacer y en su ser, imitarlos, historizadamente, como tú decías. En definitiva, dejarnos afectar por “los buenos” y los santos en nuestro hacer, y más profundamente todavía en nuestro ser.
Entiéndeme bien, Ellacu. Bueno y necesario es saber reaccionar ante lo que hacen los malos, y actuar adecuadamente con ellos. Bastantes personas e instituciones lo hacen. Pero creo que debemos avanzar en reaccionar ante los buenos, intentando ser como ellos. Difícil, si. Pero necesario para humanizar este mundo. Y también esta iglesia.
3. Dean Brackley
Ellacu, estas palabras te sonarán. “Con Dean Brackley Dios pasó entre nosotros”. Pienso que no hay mayor confesión de fe que afirmar que Dios sigue pasando por nuestro mundo. Es la fe que más me llena. Y como Dios se hace presente en seres humanos, ellas y ellos, jóvenes y viejos, salvadoreños y norteamericanos, mártires y confesores, como se decía antes, el misterio se desdobla en muchas formas, convergentes, y así es un misterio mayor. Dios pasó con Monseñor y Dios pasó con Dean.
En los muchos testimonios de esta Carta a las Iglesias -Amor y Testimonios lo titulamos- se narra ese paso de Dios. Elijo solo uno, el de la doctora Miny: “Dean, I love you so much… forever”. Es lenguaje bello y de eternidad Lenguaje que remite a misterio. También Dean, semanas antes de morir, habló en su testamento del paso de Dios, en él, con gran humildad, sencillez y lucidez. Ahora, en otro lenguaje, más conceptual, pero espero que comprensible, quiero hablarte de Dean ante Dios y con Dios.
Lo primero es que Dean murió empapado de Dios. Así lo veo, aunque en ese misterio solo se puede entrar de puntillas. En su último libro cuenta Dean sus problemas con Dios, sus épocas de agnosticismo, frecuentes. Me recordó unas palabras tuyas de junio de 1969 que he citado muchas veces: “Rahner lleva con elegancia sus dudas de fe”, y pensé que algo semejante te ocurría a ti. Pero a lo largo del libro, Dean ofrece su propia fe, honda y sencilla, y muy real.
Y los lectores quedan sorprendidos al leer el prólogo escrito por la encargada de la editorial para juzgar sobre la calidad del libro. Se reconoce agnóstica, sin que el asunto de Dios le preocupe gran cosa. Pero confiesa que, leyendo el texto, su interés profesional se convirtió en interés existencial, personal. El texto le llevó a Dios, y Dean la bautizó un año después. Luchando con Dios, como Jacob, o dejándose seducir por Dios, como Jeremías, Dean llegó a Dios. Y quedó empapado de Dios.
En ese proceso Dean confiesa con inmensa gratitud que se encontró con los pobres. Cuántas veces escribiste, Ellacu, que los pobres son el lugar del evangelio y el lugar de Dios. Y también recuerdo las palabras de Porfirio Miranda: “El problema no es buscar a Dios, sino buscarlo allá donde él dijo que estaba. En los pobres”. Es cierto que no siempre se encuentra a Dios, estando entre los pobres, pues entre ellos y trabajando por ellos, hay agnósticos que son espléndidos seres humanos, y siguen siendo agnósticos. Pero en la mejor tradición de Jesús, el Dios que se encuentra entre los pobres tiene un sabor especial. Pienso que la misericordia se puede hacer más delicada, la justicia se más firme, la verdad más sin componendas y la fidelidad más sin medir los costos.
El Dean empapado de Dios fue un ejemplo notable de interesarse por todas y cada una de las personas con quienes convivió y a quienes buscó. Todas y cada una de ellas, compañeros jesuitas, familiares, feligreses de Jayaque y de la UCA, amigos y amigas, salvadoreños, norteamericanos y europeos, y por supuesto los desheredados y pequeños, tenían un nombre muy concreto para él. Cada uno era inintercambiable. Eso hizo que su servicio fuese de gran finura. Y me recuerda al Jesús que conocía a todas sus ovejas por sus nombres.
Y su Dios fue, de verdad, el de la creación. No por moda, algunas de las cuales son muy buenas, Dean puso gran interés en la mujer y el feminismo, en el ecumenismo, y era muy amigo de gente de otras iglesias, en la ecología, y creo que hasta en las causas indígenas. Los argumentos fundamentales no eran categoriales, ni tomados de normas de la jerarquía ni de la doctrina social. Creo que para Dean el argumento era que Dios es un Dios de todos.
Dean me ha recordado unas palabras de Monseñor Romero que he citado muchas veces. Son del 10 de febrero de 1980, en medio de la barbarie que reinaba en el país. Dijo Monseñor. “¡Quien me diera, queridos hermanos, que el fruto de esta predicación fuera que cada uno de nosotros fuéramos a encontrarnos con Dios y que viviéramos la alegría de su majestad y de nuestra pequeñez!”. Para Monseñor Romero Dios no empequeñecía al hombre, pero para el hombre era bueno empequeñecerse ante Dios. Esto me recuerda a Dean.
Nunca se puso en primer lugar, ni hablaba de sí mismo cuando las cosas salían bien -”han sido un éxito”- porque él las hubiera hecho. Simplemente, se alegraba del bien. Me recordaba a Pablo en su carta a los Corintios: “El amor es paciente, es afable, el amor no tiene envidia, no se jacta ni se engríe, disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre, aguanta siempre”. En esto Dean me recordaba al gran Padre Arrupe. Creo que siempre pensó en los demás antes que en sí mismo. Nunca se preocupó de que reconocieran lo bueno que hacía. No es frecuente, y por eso sorprende e impacta. Y ayuda también a desabsolutizarnos y a vivir con alegría nuestra pequeñez ante Dios, como decía Monseñor
Una ultima reflexión. Dean no murió mártir como ustedes, pero sus últimos meses fueron un martirio, de cuerpo por los sufrimientos de un cáncer de páncreas muy doloroso, y de alma cuando le asaltaron miedos, sentirse solo, que no le recordase…
El Padre Dean no murió crucificado, pero vivió hasta el final participando activamente en las cruces de este mundo. Trabajó con poder, es decir, con fuerza y energía, para bajarlos de la cruz. Y siempre se pensó a sí mismo en último lugar. Como el Dios crucificado.
Las últimas palabras de Dean son palabras de gratitud, a fondo perdido, sin poder poner pie en tierra firme. Pero la gratitud vive de otros y para otros, de Dios y para Dios. Los agradecidos pueden hacer que la realidad sea gracia. Ellacu, si me permites la expresión -creo que es un neologismo- los agradecidos pueden “buenear la realidad”. Eso es lo que hizo Dean.
Ellacu, ya ves que, en medio de muchos males y a pesar de todo, estamos contentos. Ustedes, Julia Elba y Celina, Jon Cortina y el padre Ibisate, ahora nuestro querido Dean Brackley, han estado con nosotros. Y con ustedes Dios ha estado con nosotros. No se puede pedir más.
Un abrazo, Jon
27 de octubre, 2011

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