Pedro Echeverría V.
1. Como Estudiantes de Izquierda sentimos la responsabilidad ética de hacer política, no podemos dejar que unos pocos privilegiados sean quienes eternamente definan las medidas y contornos que debe tener nuestra patria, ajustándola siempre a sus pequeños intereses.
2. La clave del éxito para el movimiento estudiantil está en volver a situar a los estudiantes en una posición de vanguardia en el nivel nacional, en volver a entretejer redes sociales con los pobladores, los trabajadores, las organizaciones sociales y gremiales
3. Romper con la burbuja universitaria que instala el individualismo, la competencia y el éxito personal como patrón de conducta para los estudiantes por sobre ideas y conceptos fundamentales como lo son la solidaridad, la comunidad y la colaboración entre nosotros.
4. Somos contrarios a la visión de que la universidad es sólo venir, sacarse buenas notas y abandonar cuanto antes sus aulas para salir pronto a ganar dinero en el mercado laboral. Nuestro compromiso por la transformación social es irrenunciable.
5. Necesitamos hoy, más que nunca, una profunda discusión respecto del país que queremos construir y a partir de aquello de cuál es el tipo de universidad que se pondrá al centro de dicha construcción.
6. No creemos en la universidad como un espacio neutro dentro de la sociedad. Nuestra responsabilidad está en generar organización al interior de aquélla, lo cual nos permita transformar la universidad, para así poder transformar la sociedad.
7. La universidad no debe buscar ubicarse en los primeros ranking de la competencia o el marketing universitario, de los cuales hoy en día mucho se habla, sino en el primer lugar de aporte al desarrollo social del país, el primer lugar en el fomento de la equidad en cuanto a la composición social de sus estudiantes, que ocupe el primer lugar en el desarrollo de la ciencia y tecnología al servicio de los intereses de Chile y su pueblo.
8. Creemos en una universidad permanentemente vinculada con los problemas que nuestro pueblo le presenta, activa en la búsqueda de soluciones y en la entrega de aportes por medio del conocimiento.
9. La universidad es cada vez más un proyecto sin otro norte que no sea el que le señala el mercado; a la educación superior se le ha puesto precio y nuestras universidades son medidas por criterios industriales de producción como si fueran una empresa más dentro del esquema productivo de la nación, una empresa especial con muchas comodidades en su proceso productivo, pero empresa al fin y al cabo.
10. En este esquema, un rol fundamental lo jugó el desfinanciamiento sistemático que vivió la universidad pública al momento de implementarse las políticas neoliberales.
11. Fueron cayendo rápidamente en la desgracia y el abandono, las universidades públicas se volcaron a sí mismas, viviendo casi un chauvinismo institucional, donde cada una se preocupaba de su propia sobrevivencia, perdiéndose la visión de conjunto que poseía nuestro antiguo sistema de educación superior pública.
12. Este procedimiento operado en plena dictadura, siguió su curso con los gobiernos de la Concertación, la cual no operó mayores cambios, más bien se dedicó a administrar con comodidad el modelo heredado y en algunas líneas, incluso, lo profundizó.
13. El gobierno de los empresarios busca poner el broche de oro a la privatización total de la educación superior, sellando definitivamente la obra que iniciaron desde las sombras en los años ochenta.
14. Para dar respuesta a este desafío debemos desplegar un movimiento que escape a tan solo los estudiantes, necesitaremos de los académicos, los trabajadores, las autoridades universitarias, todos juntos en las calles exigiendo que el Estado cumpla con sus universidades, que el Estado cumpla con la educación superior pública de nuestro país.
15. Preguntarnos qué es lo que como universidad le estamos entregando a nuestro pueblo. Necesitamos un nuevo trato del Estado para con la educación superior pública de nuestro país y, a la vez, necesitamos un nuevo compromiso de las universidades públicas para con el pueblo de Chile y sus intereses, esta universidad tiene que ser la universidad de todos los chilenos y no solo la de unos pocos.
16. En nuestra casa de estudios se perpetúen desigualdades que determinan, por ejemplo, que el 20% más rico de la población tenga más del 50% de las matrículas, en cualquier sociedad que se precie de ser justa y democrática esta desigualdad fundamental es inaceptable.
17. ¿Seguiremos educando solo a las élites socioeconómicas? ¿Seguiremos dejando que solo aquellas disciplinas que son rentables en el mercado alcancen niveles de desarrollo armónicos y de excelencia, o aseguraremos de manera efectiva que todas las áreas del conocimiento tengan un trato justo y así puedan contribuir a consolidar la sociedad que anhelamos, ya no solo en términos económicos, sino que en términos culturales, intelectuales, cívicos, valóricos, es decir, con seres humanos íntegros?
18. Por más que quieran hacernos creer lo contrario, para nosotros la universidad no puede ser un negocio ni mucho menos la educación puede ser una mercancía.
Fuente: Apia Virtual
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