viernes, 28 de febrero de 2014

El padre de la Teología de la Liberación, ovacionado en el Vaticano.


Gustavo Gutiérrez: "Los mismos pobres tienen que ser los agentes de su liberación"
"Si uno dice que hay conflicto, uno no es marxista, sino que mira la realidad""

Redacción, 27 de febrero de 2014.- Periodista Digital

Es el padre de la Teología de la Liberación, condenada durante décadas y ahora rehabilitada en la persona y en la vida del Papa Francisco con quien, según diversas fuentes, se encontró este martes Gustavo Gutiérrez, antes de la presentación del libro "Pobre y para los pobres. La misión de la Iglesia", escrito por el prefecto Müller con la aportación del teólogo peruano y prólogo de Bergoglio. El sacerdote fue el gran protagonista, recibiendo una sonora ovación.

Tras la misma, Gutiérrez conversó de modo informal con algunos periodistas, precisando que "los teólogos de la liberación no fueron marxistas", aunque sí reconoció que hubo "gente comprometida y que tenían una base teológica". "Los mismos pobres tienen que ser los agentes de su liberación", incidió el teólogo, quien quiso dejar claro que ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI condenaron jamás su teología, sino que solicitaron una "contextualización". 

Interrogado por Zenit sobre quienes eran los que desviaban la teología de la liberación dándole una matriz marxista, el sacerdote peruano respondió: "No Boff, no Sobrino, no Juan Luis Segundo, no Ronaldo Muñoz, o sea, diría que los teólogos no" y añadió que "claro, hubo gente muy comprometida antes y que tenían una base teológica, pero no eran los que hacían teología". 

Añadió que "muchos de ellos era gente muy generosa, lo que no significa tener razón". Y añadió que "un seguimiento político hubo en algunos países". Y cuando se dice dimensión política precisó que se entiende "una dimensión política extraviada, incorrecta y hay siempre gente así". 

El padre Gutiérrez consideró además, que hoy existe un clima más favorable, "sí, porque se saben mejor algunas cosas, en teología las ciencias sociales antes no aparecían nunca. Hace más de cuarenta años cuando nació la teología de la liberación estas estuvieron presentes y no solamente la filosofía. Hoy en día los estudios bíblicos están llenos de sociología y nadie dice nada, porque se acostumbraron", dijo. 

Respondiendo a una periodista indicó que "el clima y el contexto ha cambiado mucho, los temas de la teología de la liberación están más presentes", como "pobreza, justicia". En particular dijo, "la idea que los mismos pobres tienen que ser los agentes de su liberación, y este fue un punto que estuvo desde el inicio de la teología de la liberación". 



Si pudiera volver hace cuarenta años atrás, ¿haría las mismas cosas o cambiaría algo? "Nunca lo he pensado -respondió Gutierrez, porque las cosas que uno vive no dependen solamente de uno, creo que no haría lo mismo, porque ésto significaría que el ambiente habría sido el mismo". Y sobre lo hecho concluyó: "Nunca lo he lamentado". 

Interrogado por Angela Ambroggetti, de Korazym, sobre Juan Pablo II y Ratzinger, y cuál tuvo más problemas con la teología de la liberación, el sacerdote peruano calificó el encuentro en Roma con Ratzinger hace siete años atrás, en el 2007, como "muy bueno". 

Añadió que "Ratzinger era más teólogo, comprendía más y eso ha sido muy importante. Yo honestamente puedo decir que su comprensión caminaba porque sabía de que se trata, desde el inicio" porque sabía "que no era la idea del marxismo". 

"Nunca me preguntó nada sobre marxismo -dijo el padre Gutierrez- porque sabía que no tiene nada de eso. Basta tener un poco de cultura para saber que si uno dice que hay conflicto, uno no es marxista, sino que mira la realidad". Y añadió que el diálogo con el cardenal que estaba a cargo en esos años de la Doctrina de la Fe "era de esa categoría". 

"Con Juan Pablo II --dijo el teólogo peruano-- fue distinto, lo vi una sola vez en mi vida, y fue muy bromista, me dijo que pensaba que yo era más alto (el padre Gutierrez es de estatura pequeña) y al final me puso la mano en el hombro y me dijo 'siga, siga'. Aunque no sé que me quiso decir con eso...". 

"Con Ratzinger --prosiguió el padre de la teología de la liberación-- el diálogo comenzó siendo él cardenal, tengo una experiencia positiva. Luego termina eso con una carta que envía a mis superiores indicando que el diálogo ha terminado de manera satisfactoria", y quiso precisar que "además era diálogo y no un proceso". 

¿Es este un momento particular en la Iglesia? "Como momento hay que reconocer que no lo habíamos tenido. Solamente los diarios trataban sobre estos temas, depende también de qué medios. Pero un momento de Iglesia como es hoy, eso no lo habíamos conocido". Con un papa, dijo, "que critica el pensamiento único y todo eso". 

Cuando le indicaron "que usted fue muy útil para que Müller conozca la situación de la pobreza en Perú", y le interrogaron "pero quizás también Müller le ayudó a limpiar la teología de la liberación". El padre Gutierez dijo: "Limpiar no, pero muy útil sí, porque la ha puesto en un contexto, ha convertido eso, porque la teología de la liberación tiene un fundamento de espiritualidad muy grande desde el comienzo". Y precisó que "eso lo debo al teólogo Dominique Chenot, eso lo recibí en mi formación inicial y eso me ha marcado mucho. Porque estoy convencido que la teología nace en la vida diaria de la Iglesia". 



Concluyó indicando que hoy tiene relaciones epistolares y personales con otros padres de la teología de la liberación y que ellos han tomado temas diversos, por ejemplo Leonardo Boff que entró talmente de lleno en el tema de la ecología, que ya no hace ni falta que él entre. 

Al concluir recordó que él fue párroco por 25 años y se siente tal, y que "a la vejez viruelas" puesto que está enseñando Perú y en dos lugares en el exterior.

Fuente: Periodista Digital

jueves, 27 de febrero de 2014

Sentipensamiento Ecosistémico.


Por Julio Monsalvo (*)

Formosa

Se habla a menudo de la necesidad de tener un pensamiento sistémico para entender el mundo, abordar distintas circunstancias y comprender la complejidad de la Vida.

En el Ciclo Planetario que nos toca transitar, es indispensable que en todos los ámbitos académicos y en todos los niveles de la educación formal se incorpore el pensamiento sistémico.

El pensamiento lineal, mecanicista, que nos hace vivir la ilusión de la predictibilidad de la ciencia, surge del paradigma científico generado por la Cultura Antropocéntrica Patriarcal.

Cultura que con la lógica de la productividad, nos lleva por los caminos equivocados de la explotación y de la exclusión que inexorablemente conducen a la extinción.

La sabiduría ancestral nos enseña que todo es vida y que todos estamos relacionados entre todos y con el todo.

Por otra parte, desde hace más de un siglo se registran constataciones desde la Física Cuántica y desde otras disciplinas, que demuestran que el mundo es una red de relaciones, un todo indivisible, y no una suma de objetos individuales que funciona mecánicamente.

Preferimos por lo tanto hablar de pensamiento ecosistémico, reforzando la comprensión de la vida como un tejido en que cada hebra de la trama interactúa con todas y con todo.

El pensamiento sistémico, con todo lo importante que es, no puede quedar en una intelección que se manifieste en artículos que se publican en revistas de prestigio, ni en brillantes ponencias en congresos científicos.

Creemos que no es suficiente el pensamiento sistémico. Nos parece esencial un sentimiento ecosistémico.

La ausencia del sentimiento ecosistémico, puede llevarnos a defender “las luces” de esta civilización que ha demostrado su potencialidad de anti-vida, con propuestas que procuren mitigar los daños que provoca la misma, no abordando las causas estructurales.

Es necesario el sentimiento ecosistémico que nos lleve a recuperar el sentido de pertenencia a la Trama de la Vida. Pertenencia que nos hace vivenciar que somos Naturaleza, somos Tierra, somos Pachamama.

El sentimiento ecosistémico se manifiesta por actitudes respetuosas, y por relaciones saludables con una misma/uno mismo, entre las personas y los pueblos y con toda forma de vida.

El sentimiento ecosistémico nos hace ver la necesidad del urgente cambio de cultura, para que la Humanidad siga sobreviviendo.

Cambio cultural que significa abandonar la Cultura Antropocéntrica, en la cual los seres humanos se consideran seres superiores y controladores de la vida, para abrazar la Cultura Biocéntrica, reconociéndonos con humildad que somos una hebra más del tejido de la vida, a la cual pertenecemos.

¡Hasta la Victoria de la Vida Siempre!+ (PE)



(*) Médico argentino especializado en pediatría y diplomado en Salud Pública. Colaborador del Consejo Internacional por la Salud de los pueblos, Cono Sur. Radicado en el norte argentino donde trabaja con comunidades campesinas y pueblos originarios. Autor de la pagina Alta Alegremia:http://www.altaalegremia.com.ar/

Fuente: Apia Virtual

miércoles, 26 de febrero de 2014

“Lo que les sucedió a los habitantes de la isla de Pascua nos puede pasar a nosotros”


SOBRE EL AUTOR
Antonio Martínez Ron

ENTREVISTA A PAUL G. BAHN

El arqueólogo y escritor británico Paul G. Bahn es uno de los mayores especialistas en la cultura desaparecida de la isla de Pascua. Estos días está en Valencia para dar una conferencia titulada “¿Qué ocurrió con la Isla de Pascua?”. Next ha hablado con él. 

NEXT 



Perdida en mitad del Pacífico, la Isla de Pascua es uno de los lugares más misteriosos del planeta. Sus habitantes levantaron cientos de sofisticadas plataformas costeras de piedra, construyeron más de mil enormes estatuas y desarrollaron un sistema de escritura único. El arqueólogo Paul G. Bahn y John Flenley publicaron en 1992 uno de los libros más influyentes sobre esta cultura, en el que sostienen que la devastación del medioambiente que llevaron a cabo los habitantes de la isla es una de las lecciones que podemos aprender en el resto del planeta. Este jueves 27 de febrero, Bahn ofrecerá una charla en el Museo de Ciencias de Valencia, dentro del Ciclo “A Ciencia Cierta”. En Next hemos charlado con él antes de su charla. 

Usted lleva años investigando sobre la isla de Pascua, que se ha convertido en una especie de imán para las teorías más disparatadas, ¿cómo lo lleva? 

Ahora el fenómeno es mucho menos intenso que antes, pero en su día tipos como Erich von Däniken dijeron que la piedra de las estatuas era tan dura que solo podías cortarla con láser; y en realidad se puede cortar hasta con madera, porque es muy blanda. Tenemos miles de trozos de piedra en la isla. Hace poco viajé con un científico americano que me dijo que creía firmemente que las estatuas eran señales de los extraterrestres para que su nave nodriza viniera a buscarlos. ¡Y lo decía serio! ¿Qué puedes hacer contra eso? Y sigue pasando, ahora hay gente que dice que sólo podían mover las estatuas porque tenían un aparato antigravedad (risas). 

Pero la isla es suficientemente fascinante en sí misma como para tener que inventar tonterías, ¿no? 

Desde luego, lo que consiguieron sus habitantes es alucinante. Es una de las mayores culturas que vivió en su época, no solo por esas esculturas de piedra, sino que son un ejemplo de cómo cambiaron el entorno y lo destruyeron. Se quedaron sin madera y se reinventaron.

Por empezar desde el principio, ¿cómo llegaron aquellos primeros hombres a esta isla en medio de la nada?

Es la zona más remota del planeta habitada de forma permanente. Los análisis arqueológicos y genéticos indican claramente los primeros habitantes vinieron de Polinesia, y muy probablemente de las islas Marquesas. Como sabes, Thor Heyerdahl dedicó su vida entera a intentar probar lo contrario, pero hoy está descartado. Personalmente, yo no creo que la isla fuera descubierta más que una vez antes de que llegaran los europeos. Hay pruebas como el lenguaje arcaico o la ausencia de elementos de la isla en otros lugares que lo confirman. Y lo más importante, la ausencia de cerdos y perros, que son esenciales en la cultura polinesia. 

¿Y cuándo llegaron? 

Esa pregunta es todavía muy difícil de resolver. Las últimas opiniones es que lo hicieron muy tarde, como en el año 1200. Otros dicen que en el año 1000, pero la mayoría de los arqueólogos dicen que sobre el 700. 

¿Han calculado alguna vez cuánta población llegó a tener la isla? 

Es casi imposible estimar eso, algunos creen que hasta 10.000 habitantes. Lo que sabemos es que cuando llegaron a la isla debían ser unas docenas de hombres, mujeres y niños, probablemente en una gran canoa doble o dos canoas que se mantuvieran juntas durante el largo viaje. 

Sería un viaje increíble, ¿no? 

Sí, a saber cuántas canoas salieron y no llegaron, podrían haber vuelto a casa o haberse perdido. Una canoa por pura suerte, parece ser, llegó a la isla. 

¿Cuántas millas viajaron? 

La isla está lejos de todo, en mitad del Pacífico, cualquier punto desde Sudamérica o Tahití está a 2.000 0 3.000 km. 


Volviendo a las estatuas, ¿se sabe ya cómo movían esas moles de piedra? Hace poco se publicó la teoría de que las trasladaban de pie y las hacían andar. 

Hay un gran debate sobre el traslado de las estatuas porque cientos de ellas se movieron a lugares diferentes, y creemos que usaban sistemas distintos, dependiendo de la gente disponible, de la distancia que tuvieran que recorrer, del tipo de terreno que tenían que cubrir… Yo creo que primero las ponían de pie en una especie de trineos, sobre raíles hechos con troncos. Otros insisten en que las movían horizontalmente, lo que puede haber sido en una o dos ocasiones, pero no en todas. Pero este método de National Geographic en el que llevaban la estatua como si fuera un armario o una nevera, con cuerdas, puede valer para unos pocos metros, que es lo que hicieron en el programa, pero las estatuas son tan frágiles, que si lo hubieran utilizado para llevarlo a una plataforma en la costa, por ejemplo, a esas alturas habrían quedado reducidas a la nariz. 



Pero las movían muchos kilómetros... 



 En la isla, sí, cubrían muchos kilómetros. Hay también una posibilidad, y es que las llevaran por el agua. Esto tendría mucho sentido, porque hay un número de rampas a lo largo de la isla desde las que podrías subir una estatua desde el mar. La arqueóloga principal de la isla me dice que ha visto varias piezas de estatuas bajo el mar, y eso quiere decir que al menos alguna vez las movieron por el agua, aunque mayoritariamente las movían por tierra. 

¿Y sobre su significado? Porque he leído muchas veces que eran colocadas de espaldas al océano… ¿es verdad? 

No, lo que la gente ve son fotos de las que están en la cantera principal, pero las que están fuera sí aparecen mirando al mar. Todas las que están en el interior, o en plataformas, miran hacia adentro como protegiendo a los habitantes del exterior. Ellos pensaban que eran el mundo entero porque el resto se había inundado. Debían sentirse muy inseguros, y supongo que por eso tenían estas figuras ancestrales protegiéndoles del exterior y mirando hacia el interior. 

Pero no eran dioses... 

No, el capitán Cook visitó la isla y sus hombres consiguieron hablar con los habitantes a pesar de que era muy difícil, y les dijeron que eran figuras ancestrales, las figuras de sus antepasados. Conocían a todas las estatuas por su nombre, aunque son todas muy parecidas, pero eran individuos, conocían a cada uno y de hecho no los adoraban. 

Lo que no sabe mucha gente es que debajo de la cabeza los moáis tienen un gran cuerpo enterrado.

Es curioso, porque como todos los dibujos los representan así, la inmensa mayoría de la gente piensa que los moáis son solo cabezas, así que cuando alguien subió hace poco una foto a internet de la estatua completa, la gente se volvió loca diciendo "¡oh dios mío, las cabezas de la isla de Pascua tienen cuerpos!". Pero todo el mundo sabía esto antes. Hay mucha gente que se emociona en seguida, pero ya se sabía.


Quedan muchos misterios aún, ¿cómo los resumiría?

Un equipo alemán de arqueólogos ha encontrado un sistema que los habitantes crearon para conservar las cosechas y los campos, que consistía en cubrir de piedras el terreno para conservar su humedad. Los alemanes calculan que los habitantes de las islas vertieron literalmente millones y millones de piedras, e incluso aseguran que implicó más trabajo que el levantamiento de las estatuas. También han descubierto cosas que no sabíamos, como el sistema de riego sofisticado de la isla, que no tiene ríos ni riachuelos. Los habitantes conseguían sacar el agua de los cráteres volcánicos. Y muchas estructuras de piedra que no habíamos visto, así que la isla de Pascua aún está dando sorpresas, aunque todo el mundo se fije en las estatuas.

El nivel de desarrollo que alcanzaron, ¿es comparable con otras civilizaciones?

Estaban limitados por la tecnología, solo tenían piedra y nada de metal, por lo que eran básicamente una cultura neolítica. Pero lo que produjeron solo con piedra es asombroso. Es una de las civilizaciones más ricas del mundo antiguo, con su propio sistema de escritura, una cultura tremenda y fantástica.

¿Qué comían?

Se llevaron pollos con ellos, y la rata polinesia, que es muy pequeña, pero comían principalmente peces y pájaros. De la arqueología sabemos que cuando llegaron a la isla estaba cubierta por un bosque tropical y era una de las islas más ricas del Pacífico y lo destruyeron todo prácticamente.

¿Por qué destruyeron el ambiente?

Los polinesios siempre lo hacían, era parte de su forma de actuar como cultura de transporte, necesitaban abrir claros en el bosque para sus cosechas y sus casas. Lo hacían por todas partes, en Nueva Zelanda destruyeron los grandes pájaros, los moas... Era la manera en que colonizaban y tenía un impacto tremendo en el medioambiente. Y la isla de Pascua no era una excepción, destruyeron los pájaros de tierra.

¿Cuándo se cree que empezó su decadencia?

La crisis parece que apareció en algún momento del siglo XVII, aunque es muy difícil fechar algo en la isla de Pascua. Desde luego yo no creo que todo fuera maravilloso antes de que llegaran los europeos. El capitán Cook y otros pasaron por allí y describieron un lugar desolado y duro. Estaban tan mal que quizá una gran sequía habría acabado con ellos. No llegó la sequía, llegaron los europeos primero, pero podrían haber desaparecido igualmente. Eran gente maravillosa, llevaban un modelo sostenible cuando los encontramos, pero dudo que hubieran durado mucho más.

Hay otros investigadores que se oponen a su tesis de que hubo una gran crisis medioambiental en la isla provocada por los humanos. 

Sí, pero o bien ignoran pruebas, o se las inventan. Por ejemplo dicen que no hay ninguna prueba de que hubiera violencia en la isla, pero hay muchísimas pruebas de que sí la hubo. Y por supuesto son muy políticamente correctos diciendo que nadie hizo nada mal en la isla, que todo iba muy bien hasta que llegaron los europeos y así podemos echarles la culpa. Pero es que esto no es verdad, los europeos llegaron a hacer mucho daño a la isla, sí, pero no puedes obviar el hecho de que la isla ya estaba muy dañada cuando llegaron, ya no había árboles, tenían sus problemas. 

¿A qué tipo de pruebas se refiere? 

Sobre los árboles, está claro por las pruebas geológicas que habían desaparecido, y los arqueólogos han visto que al principio quemaban madera en los hornos y luego empezaron a quemar hierba porque ya no había madera, incluso con problemas para quemar a sus muertos. Y sobre la violencia, de repente empezaron a fabricar cientos de armas de obsidiana: puntas de lanza, dagas…, y los restos de los esqueletos muestran que hubo violencia extrema. Y también tenemos la tradición oral, que cuenta mucho sobre sus tremendas guerras, hablan de la era en que empezaron a tirar abajo unos las estatuas de los otros. Los que se oponen a nuestra teoría dicen que las estatuas se tumbaban con mucho cuidado y amor para que pudieran ser reutilizadas, pero cualquiera que haya ido a la isla ve que no se hizo así, se redujeron a pedazos con mucha violencia. Así que la teoría más creída es que vivieron en paz durante muchos siglos, pero llegó primero la deforestación y luego los conflictos, y eso fue antes de que llegaran los europeos. 

¿Son una especie de símbolo de lo que hacemos los humanos?

Esta es definitivamente la lección que debemos aprender de la Isla de Pascua. Nuestro libro lo titulamos “Isla de Pascua, isla Tierra” para hacer la comparación con el planeta entero. Es innegable el paralelismo: ellos pensaban que la isla era el mundo entero y ellos podían ver lo que estaba ocurriendo en la isla, porque desde los puntos más altos de la isla se puede ver todo. John Flenley escribió que en algún lugar tuvo que haber un último árbol de la isla, y sabiendo que era el último de alguna manera lo cortaron. Es una seria advertencia sobre lo que estamos haciendo en nuestro planeta, porque es todo lo que tenemos, los recursos son limitados, la población crece y debemos ser cautelosos. Nos puede pasar a nosotros. 

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Fuente: vozpopuli,com

Los “otros” sujetos de la teología.



Nicolás Panotto

Es común escuchar frases como: “la teología se hace en los seminarios”; “la teología es cuestión de académicos y libros”; “una cosa es la misión, otra la teología”; y podríamos seguir con muchas expresiones más que demarcan claramente los imaginarios y prejuicios sobre el qué, el quién y el cómo del quehacer teológico.

Estos temas requieren de una profunda reflexión. Una de las preguntas centrales para comenzar sería: “¿quiénes son los ‘otros’ sujetos de la educación teológica?” Interrogante que invita a indagar sobre los nuevos escenarios, nuevas prácticas, nuevas coyunturas y, como siempre, viejos hábitos, costumbres y concepciones de la educación teológica, que requieren ser deconstruidas frente a los desafíos del presente.

Comenzar a repensar la teología en clave de sujeto implica considerar tres cosas: eldónde, el quiénes y el cómo. Sobre lo primero, tal como reflejan algunas de las frases antedichas, existe un imaginario establecido sobre el hecho de que la teología sólo debe pensarse en términos académicos, como también que su principal locus son las instituciones educativas, su propósito se focaliza en la iglesia y su función es esencialmente apologética. Pero las circunstancias actuales nos muestran algo muy distinto. Por una parte, las instituciones teológicas formales se encuentran en una crisis cada vez más profunda, debido a un innumerable conjunto de factores que van desde carencias a nivel institucional hasta falta de relevancia en el quehacer teológico en sí mismo. Por otro lado, hay cada vez más espacios “alternativos” que están construyendo metodologías y programas teológicos propios, desde su especificidad y contexto, sean iglesias, ONGs, facultades, hasta movimientos sociales.

De aquí, se abre otro interrogante: ¿quiénes hacen teología? Podemos decir que la pluralización de los campos del quehacer educativo es, a su vez, resultado de la pluralización de sujetos teológicos. En realidad, esto no es nada nuevo. Las concepciones en torno al pastor/a, académico/a, profesor/a como únicos/as encargados de la labor teologal fue más un prejuicio histórico impuesto que una realidad. La teología siempre estuvo en manos del pueblo, de diversos actores y espacios. Pero hoy día, las coyunturas sociales y la emergencia de nuevas mediaciones teóricas y epistemológicas invitan a evidenciar este fenómeno más vigorosamente en vistas de enriquecer dichas coyunturas y atender, como mencionamos, diversas crisis existentes. La pregunta es: ¿cómo hacen teología, en tanto sujetos activos de la construcción de un discurso propio, las mujeres, la comunidad LGTB, los/las discapacitados/as, los/las niños/as, los nuevos pobres, los movimientos sociales, los pueblos indígenas, etc.? Ya contamos con innumerables ejemplos de estas prácticas. Pero ellas no son simplemente “manifestaciones contextuales” o “adaptaciones” de un quehacer teológico a priori. Más bien, evidencian las características del corazón mismo de la epistemología y metodología de lo teológico.

Por ello, la última pregunta sería: ¿qué significa hacer teología en clave de sujeto? El abordaje en torno a este tema –también bajo la nomenclatura de lo identitario- es algo que ha marcado las ciencias sociales y humanas en las últimas décadas. Su trasfondo general parte de una fuerte crítica a las cosmovisiones científicas occidentales y modernas –que influyeron en todas las ramas, dentro de ellas las ciencias sociales-, que plantean visiones esencialistas de la cultura (darwinismo social, funcionalismo, algunas corrientes estructuralistas), la priorización del lugar de ciertas instituciones y actores sociales –tales como el Estado, el partido, la burguesía, la clase obrera-, lo cual ha derivado en visiones racistas, estigmatizantes, estáticas y jerárquicas de lo socio-cultural, como también en la exclusión de diversos agentes sociales y en el desarrollo de una epistemología racional y deductiva, entre muchos otros elementos.

Las nuevas reflexiones en torno a estas temáticas tratan de dejar de lado la idea del Sujeto Universal cartesiano propia de la modernidad, así como las dinámicas coloniales de la superioridad occidental tan presentes en las ciencias sociales y humanas, como lupa para analizar y juzgar a los “otros”. Hay varios elementos a puntualizar. Primero, hay una complejización en las formas de discernir las construcciones socio-culturales. Ellas no responden a leyes naturales ni deben estar demarcadas por una línea progresiva hacia “lo civilizado”, sino que toda segmentación social debe ser analizada desde su particularidad, o sea, desde su universo propio de sentido (aquí las prácticas discursivas ingresan como elemento central de estudio) En segundo lugar, se evidencia una visión más “integral” del sujeto, donde no sólo es definido por su razón sino también por su corporalidad, sus afectos, sus potencialidades creativas y sus múltiples formas de dar sentido a la realidad (narrativas, símbolos, rituales, etc.). Por último, como resultado de estos dos elementos, emergen las nociones de pluralidad, interculturalidad y heterogeneidad como elementos centrales para la comprensión de lo social. No hay una sola realidad, ni tampoco ella está determinada por binomios; hay contextos plurales, diversos y distintos, que se entrecruzan, tensionan y conviven. Ello es reflejo de la heterogeneidad de sujetos existentes, comprendidos no sólo como individuos aislados sino como diversas formas y prácticas de comprender la realidad, de dar sentido a la existencia, de vivir la corporalidad y la sexualidad, de entender la espiritualidad y la experiencia con lo divino.

Ahora, ¿cómo llega todo esto al quehacer teológico? ¿Cómo atraviesan las nociones de lo plural, lo heterogéneo, la diversidad, lo intercultural, al quehacer teológico? Permítanme sólo esbozar algunos puntos de acercamiento para futuras reflexiones.

El quehacer teológico debe considerar las experiencias particularidades de los sujetos que constituyen nuestras sociedades en la construcción de su locus epistemológico. Ellas no pertenecen sólo a las iglesias o las instituciones teológicas. Más aún, dichos espacios están compuestos por una heterogeneidad de narrativas, comprensiones y sujetos que deben ser consideradas.

La teología no es únicamente un discurso dogmático o apologético sino una construcción discursiva (no sólo a nivel de lenguaje o escritura sino desde toda práctica corporal y simbólica de sentido) que evidencia la pluralidad de formas en que Dios se manifiesta.
El quehacer teológico requiere de nuevas mediaciones hermenéuticas que sean sensibles a la heterogeneidad de contextos, discursos y experiencias, que atraviesen, deconstruyan, redefinan y redimensionen la exégesis bíblica, la teología dogmática, la pastoral, la eclesiología, entre otras disciplinas y temas tradicionales de lo religioso, a partir de nuevas dinámicas que den cuenta de una contextualización pertinente y radical.

Una teología sensible a la pluralidad y heterogeneidad de nuestros contextos se transforma en una práctica de inclusividad. Aquí, si se quiere, su dimensión intrínsecamente pastoral. En este sentido, lo teológico no solo se toma del contexto sino que, en su peregrinaje, procesos y quehaceres, “lo pone en evidencia” al situar en palabras y gestos concretos la riqueza de sus lugares, narrativas, cosmovisiones, experiencias y prácticas.

Lo plural, lo heterogéneo, lo diverso, se transforman en nociones que dan cuenta de la riqueza con que lo divino se manifiesta. Con ello, por un lado, la teología sale de su clausura dogmática para transformarse en una disciplina que dialoga de forma pertinente con los procesos de nuestras sociedades y resalta sus posibilidades de ser, sus necesidades y su riqueza propia. Por otro lado, esto último se transforma también en una dinámica que cuestiona estructuras y discursos de poder que intentan anquilosar no sólo a la teología sino prácticas sociales, institucionales, eclesiales y religiosas denro de marcos, discursos y prácticas establecidas y naturalizadas.

Autor: Nicolás Panotto


Licenciado en Teología por el IU ISEDET, Buenos Aires. Doctorando en Ciencias Sociales y Maestrando en Antropología Social por FLACSO Argentina. Miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Director general del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP - www.gemrip.com.ar)

Fuente: Lupa Protestante

martes, 25 de febrero de 2014

Falleció el prestigioso artista uruguayo Carlos Páez Vilaró.


El pintor, ceramista, escultor, muralista, escritor, compositor y constructor uruguayo había nacido en Montevideo el 1°de noviembre de 1923 y vivió su juventud en Buenos Aires.

En la capital argentina trabajó en una fábrica de fósforos, y luego en el sector de las artes gráficas. Pero a los 20 años regresó a Montevideo, donde descubrió las comparsas del Barrio Sur. El 14 de febrero pasado participó en la que fue su última fiesta de Carnaval.

Páez Vilaró fue, sin duda, uno de los principales protagonistas de la jornada carnavalesca al participar con la comparsa de candombe Yambo Kenia, tras varios años de no intervenir por problemas de salud. Con nueve décadas a sus espaldas, el artista se vistió y disfrutó de la fiesta como el resto de sus compañeros, mucho más jóvenes, de la misma manera en que lo había hecho durante 70 años.

Una semana antes, había publicado un artículo en el diario uruguayo El País en el que anunciaba el fin de su "aventura entre tambores", el instrumento que caracteriza la música del carnaval.

"(Fue) un final que nunca quise aceptar, pero que la vida nos obliga a cumplir", confesó. Detalló además que su intención fue retirarse dándose "un baño de pueblo", en alusión al tinte popular de esta fiesta, una de las más queridas del calendario nacional.

Nacido en el seno de una familia adinerada, Páez Vilaró dedicó su obra pictórica a la cultura de raíz africana que rodea el Carnaval uruguayo, considerado el más largo del planeta. Se fue a vivir a un "conventillo" (vivienda colectiva) llamado Mediomundo, en el populoso Barrio Sur montevideano, donde se celebran las denominadas Llamadas del carnaval, para vincularse con ese colectivo a través de su pincel y del tambor.

Tras esto recorrió África pintando murales en lugares tan pintorescos como palacios presidenciales y, en coincidencia con el histórico proceso de independencia de aquel continente, al llegar a la segunda mitad del siglo 20.

En 1967 cerró el Festival de Cine de Cannes con un filme documental sobre aquella peripecias titulado Batouk. Antes, en 1960, había pintado en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington el mural Raíces de la paz, considerado entoncesel más largo del mundo por sus 162 metros.

En 1972 vivió una de sus experiencias vitales más intensas cuando su hijo Carlos Miguel sobrevivió a la famosa "tragedia de los Andes", el accidente aéreo de un equipo de rugby uruguayo que luego fue llevado al cine. Nunca perdió la fe en encontrarlo, porque tenía a Dios de "copiloto", destacó una y otra vez.

Devorador de vivencias que lo llevaron a conocer a Pablo Picasso, Salvador Dalí, Andy Warhol, Fidel Castro o Brigitte Bardot, Páez Vilaró fue uno de los pocos uruguayos que pudo vanagloriarse de haber tenido una placa con su nombre en el Espacio de los Soles, en la calle peatonal Sarandí de Montevideo.

Comparte este privilegio con personalidades como Mario Benedetti, el ex futbolista Alcides Edgardo Ghiggia y la actriz Concepción "China" Zorrilla.



Se casó en 1955 con Madelón Rodríguez Gómez, y se divorció en 1961. Tuvo seis hijos: el mencionado Carlos Miguel, Mercedes, Agó, Sebastián, Florencio y Alejandro (los tres últimos de su esposa Annette Deussen).

Vivía y trabajaba en Casapueblo, ubicada en Punta Ballena, a 13 kilómetros de Punta del Este. Casapueblo es una fantasiosa construcción que funciona como hotel en la confluencia del Río de la Plata y el Atlántico. Con los años se ha convertido en una de los principales atracciones turísticas de la zona.

El diario El País de Uruguay publicó en noviembre una entrevista en su Suplemento Domingo, en el que el artista hacía un repaso de su vida.




Uruguay
Batouk

lunes, 24 de febrero de 2014

Los jóvenes y la necesidad de un nuevo lenguaje teológico.


Juan Pablo Espinosa Arce

Que el hombre sea un ser religioso, se concibe como una realidad antropológica y teológica. Cada sujeto histórico vive su dimensión creyente acorde a sus condicionamientos socioculturales, temporales y espaciales, y desde allí, va respondiendo a las preguntas fundamentales por el sentido. La dimensión creyente, que es tanto teoría como praxis, razón y sentimiento, se fundamenta en esta apertura que el hombre tiene hacia el misterio, al saberse enfrentado a algo que le supera y a lo que quiere ligarse (religare, religión).

En esto, aparece la necesidad de explicitar por medio del lenguaje la fe que la comunidad ha recibido del Dios revelado en la historia, del Dios peregrino y encarnado en Jesucristo. La palabra es fundamental en la teología, ya que ella misma se concibe como una palabra racional (logos) sobre Dios (Theos). El hombre vive del lenguaje y se presenta como el animal que habla y dialoga, según la visión antropológica de Aristóteles. La palabra que es pronunciada, crea realidades[1] nuevas por medio de simbólicos e imaginarios sociales y teológicos, en los cuales se explicita, de manera limitada, lo que es Dios y el misterio que lo rodea. El lenguaje es limitado, porque la experiencia religiosa es sólo “comunicable mediante el lenguaje ordinario en sus aspectos más superficiales sin poder penetrar en su esencia”[2]

Ahora bien, y teniendo estos aspectos como fundamento de nuestro desarrollo, se hace relevante la pregunta ¿cómo hablar de Dios hoy?, y más específicamente y conectando con el objetivo de nuestra exposición, ¿cómo hablar de Dios a los jóvenes? ¿qué categorías teológicas, sociales, políticas, educacionales o culturales debemos usar para hacer comprensible el lenguaje sobre Dios, es decir la teología, en la realidad juvenil? Para tratar de responder a estas preguntas, que son las que constantemente nos aquejan a los que trabajamos con grupos juveniles, debemos ser conscientes de que estamos frente a un problema que tiene como causa un cierto lenguaje teológico que se presentaría desencarnado de los problemas concretos de la juventud actual.

Antes de provocar la reflexión en clave teológica y eclesial, debemos comprender necesariamente quiénes son los jóvenes y debemos, para ello, definir su perfil de identidad sociocultural. Lo primero que debemos decir es que ellos responden al principio de la utopía. El joven sueña, idea un mundo nuevo, una sociedad cada vez más justa, representativa, que dé oportunidades de desarrollo íntegro, que otorgue respuestas a sus interrogantes, y que devuelve la dignidad a lo público, que ha terminado manoseado por una clase adulta que recicla estructuras de injusticia y de falta de espacios para que el joven pueda dar cuenta de sus preocupaciones.

Sus tiempos de ocio lo ocupan en estructuras concretas, como pueden ser el partido político, el club deportivo, los amigos, la familia y también la comunidad eclesial; y en ellos buscan un lugar que los acoja, represente y en los que puedan participar y realizarse en la vocación que están perfilando. En estas nuevas “polis”, como espacios ontológicos de diálogo y creación de humanidad, van expresando sus frustraciones por la pobreza, por la falta de oportunidades, por la educación de mala calidad, que tiene como único regente el dios lucro, y también el descontento con las instituciones, tanto civiles como religiosas.

El Concilio Vaticano II en el decreto Apostolicam Actuositatem (AA) sobre el apostolado de los seglares, nos dice que “los jóvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza de extraordinaria importancia” (AA 12), y Medellín comprenderá que las actitudes de los jóvenes en la historia del mundo son signos de los tiempos que necesitan ser auscultadas para fomentar nuevas instancias de promoción humana y cristiana (Cf. Medellín 5,13). Lo que aquí se quiere expresar constituye un desafío para las comunidades cristianas, en el sentido de crear estrategias pedagógicas que permitan al joven encontrarse con un Jesús más humano, más histórico, encarnado en la problemática social. Un Jesús estudiante, temporero, padre de familia a temprana edad, sostén económico de su casa, o un Jesús que marcha con su liceo o universidad exigiendo justicia para la educación de su pueblo y más cercano a la realidad y a la experiencia cotidiana de los jóvenes.

En esta fe encarnada, debemos valorar el alto potencial de comprensión de estructuras simbólicas, imaginativas, creativas y de sentido que los jóvenes poseen y recrean constantemente. Esta estructura simbólica “da mayor espacio a la sensibilidad y a la verdad. No aprisiona la manifestación de Dios (…) por el contrario, es una apertura a la manifestación del misterio que tiene diversas significaciones” [3], es decir, un nuevo lenguaje teológico que favorece la comprensión del sujeto histórico como motor de praxis, interpelado por Dios para “extirpar y destruir, para perder y derrocar” (Jer 1,10a) aquellas estructuras de sin sentido o de pecado estructural que aquejan a los sujetos sociales y para “reconstruir y plantar” (Jer 1,10b) la nueva sociedad que se está gestando en el seno de la historia.

Un segundo elemento a considerar es el momento de la catequesis juvenil en la vida parroquial, en donde se inicia sacramentalmente a niños y jóvenes. En esta experiencia comunitaria, debería promoverse la aplicación de una nueva hermenéutica bíblica, magisterial y experiencial, la cual “no ha de presentar nunca problemas religiosos desencarnados de los problemas humanos, sino dificultades humanas que urgen al hombre y a Cristo, vinculadas a la salvación mesiánica que éste ofrece como liberación total del hombre”[4]

Con esto, nos urge el comprender que la forma por medio de la cual expresamos la fe del Dios de la historia, revelado en Jesucristo, forma eminente de lo que es el hombre y de lo es Dios, es una centrada en el misterio de la Encarnación, el cual aparece como “estructura fundamental y principio operativo de la existencia cristiana”[5].

Por medio de esta fe más encarnada y centrada en los conflictos socioculturales, políticos o educacionales que viven los jóvenes, y que utilice categorías bíblico-teológicas y magisteriales que dialoguen de manera certera con el tiempo presente, se provocará una mayor cercanía del joven con su Señor y un mayor sentido de pertenencia con su Iglesia.

El desafío que se nos impone no es pequeño, y conlleva una conversión pastoral permanente, que desemboque en un atreverse a “cruzar a la otra orilla”, en donde se encuentran especialmente los jóvenes marginados de nuestras comunidades eclesiales, y allí anunciarles el Evangelio de Jesucristo, fundado en la justicia, la misericordia y la acogida gratuita. Debemos aprender a no temer recurrir a otras categorías hermenéuticas que hagan más comprensible el lenguaje teológico, y que fundamentalmente respondan a la experiencia cotidiana y a la idiosincrasia juvenil para provocar el aggionarmiento del Vaticano II, y así experimentar una nueva primavera eclesial en la que los jóvenes, presente de la Iglesia, puedan proponer otra forma de evangelizar y una nueva narrativa que no utilice lenguajes teológicos hieráticos o distantes, sino que nos permita ser testigos de la presencia incisiva de un Jesús que opta por ellos, por sus problemas y que camina a su lado en la historia.

Autor: Juan Pablo Espinosa Arce


Juan Pablo Espinosa Arce, es Licenciado en Educación con el Título de Profesor de Religión y Filosofía por la Universidad Católica del Maule, Talca-Chile. Autor de “El discernimiento como propuesta pedagógica: Diálogos entre Pedagogía y Teología a la luz del Misterio histórico de la Encarnación” (EAE, 2014) y de numerosos artículos sobre teología, pedagogía y pastoral.

[1] En el Génesis 1, relato sacerdotal, vemos la constante teológica de que Dios crea por medio de la palabra, cuando se sostiene: “Y Dios dijo…”. El hombre también usa la palabra para crear códigos comunes, cultura y mundo.


[2] García – Alandete, J; Sobre la experiencia religiosa: aproximación fenomenológica, Universidad Católica de Valencia, España, 2009, 120


[3] Irarrázaval, D; Símbolos y conceptos de Dios, Sociedad Chilena de Teología, Talca, 2000, 190-191


[4] Bucciarelli, C; Realidad juvenil y catequesis, Central Catequística Salesiana, Madrid,1974, 115.


[5] Op.Cit 114.

domingo, 23 de febrero de 2014

Crisis de crisis, luego crisis sistemática.


Por Jesús González Pazos*

22 de Febrero, 2014.- En reiteradas ocasiones y documentos se ha señalado el carácter sistémico y civilizatorio que tiene la actual crisis del mundo capitalista, a pesar de que muchos tratan de esconderlo tras una simple, aunque grave, crisis económica. En ese mismo sentido, se pretende ahora hacer un repaso de algunas de las principales y más destacadas crisis que hoy operan en el mundo. El mismo al que hasta hace todavía pocos años algunos auguraban, en el marco del fin de la lucha de las ideologías y el fin de la historia, un futuro feliz, sin miseria y de bienestar para la mayoría de la población.
Crisis económica

De forma aséptica se dice que esta se produce principalmente cuando se dan cambios negativos importantes en las principales variables económicas, de cierta durabilidad y, con especial incidencia, en el crecimiento del PIB y en el empleo. En el caso actual, una vez desplazada del centro neurálgico del sistema capitalista la economía real, aquella que se basaba en lo que realmente se produce, el desencadenante de esta crisis reside en el sistema financiero, precisamente quien ahora ocupa el lugar protagonista del sistema.

Los factores principales que producen la crisis son sus propios agentes más destacados, como los bancos y aseguradoras, y sus nefastas actuaciones y operaciones mercantiles, en muchos casos basadas en la especulación, ya sea ésta monetaria, bursátil, hipotecaria o mercantil.

Así, la que ya se puede denominar como última Gran Recesión del mundo rico (2008-……), debido a sus altas tasas de crecimiento negativo, deriva rápidamente en crisis económica. Las causas más profundas que dieron lugar a esta situación habría que encontrarlas en la desregulación económica casi absoluta imperante en las últimas dos décadas, privatización de sectores públicos estratégicos (comunicaciones, pensiones, energía, ahorro, infraestructuras…), la elevación descontrolada del precio de las materias primas (petróleo, minerales, gas, alimentación…) en los años que preceden al estallido de la crisis y otros factores como la crisis hipotecaria y la crediticia.

Las medidas, principalmente las implantadas en Europa, se concretan en austeridad y recortes drásticos del gasto público que, en gran medida, va a ser trasvasado precisamente al denominado rescate bancario y privatizaciones diversas, haciendo crecer enormemente las deudas de país, en una espiral sin fin.

Los siguientes eslabones de esta cadena vienen dados por la crisis profunda de la economía real y toda la amplia serie de recortes en los derechos laborales que harán empeorar enormemente las condiciones de trabajo, pero correlativamente también de vida de más y más sectores de la población con un empobrecimiento acelerado de los mismos.
Crisis social

Revisadas las medidas y consecuencias de la crisis económica es fácilmente deducible el modo en que ésta afecta a la población y la consiguiente crisis social. La característica más destacable será la gran explosión de las desigualdades con un adelgazamiento evidente de la clase media, con un trasvase hacia el empobrecimiento de cada vez un mayor número de personas.

Según datos del PNUD, en estos momentos el 8% de la población gana la mitad de la renta del planeta, mientras que el 92% restante está obligada a repartirse la otra mitad. Luego, ese extremo social, aquel constituido por los más ricos, está creciendo en su riqueza como nunca antes lo había hecho, con el consiguiente agrandamiento de la brecha social entre la población.

Es incuestionable además, y tal y como se acaba de apuntar que las mujeres cargan, una vez más, con las peores consecuencias, tanto en cuanto a cifras de empobrecimiento, pudiendo volver hablar, en cierta medida y en este «mundo rico», de feminización de la pobreza, así como respecto a otra amplia serie de derechos y conquistas sociales perdidas. Y en términos globales la precarización de las condiciones laborales también es una constante, lo que tendrá su incidencia fuerte en la propia precarización de las condiciones de vida. En este contexto, la agudización de esta crisis social será causa de continuas convulsiones.
Crisis política

La deslegitimación de la clase política tradicional empieza a ser un hecho en cierta medida incuestionable. No solo la proliferación y destape de casos de corrupción, sobornos y otras actuaciones por el estilo, sino el convencimiento de que desde ésta no hay respuesta a tantas demandas sociales, laborales, etc. Además, se profundiza en un proceso de sistemático “sometimiento” de la clase política a los poderes económicos, convirtiéndose el estado en un administrador de sus dictados, traducidos en recortes, privatizaciones, trasvase de fondos públicos al sector privado, austeridad y contención del gasto público que produce un deterioro grande del estado del bienestar.

Este contexto de crisis política provoca a su vez una reversión del desarrollo de la democracia, pudiendo hablarse de una democracia de baja intensidad, burlada por el «juego parlamentario» y aprovechado éste para la imposición de leyes restrictivas de derechos (reformas laborales, seguridad, aborto…) que producirá un cada vez mayor desencanto de la población hacia el sistema, pero evidentemente por una falta cada vez mayor de determinación de la clase política en el mismo. Es evidente, que esta situación presenta a la globalidad de la crisis nuevos peligros: populismos, desarrollo del fascismo, racismo….
Crisis ecológica

Una evidencia ya manifiesta es que el modo de producción y de consumo, en suma, el modelo desarrollista impulsado históricamente por el mundo enriquecido, no tiene en cuenta la limitada capacidad del planeta, tanto si hablamos de sus tierras, como de sus aguas o del aire. Se ha dado un acelerado proceso de destrucción de la biodiversidad en ese Norte, pero también se intensifica ahora el mismo proceso en los países del Sur.

Posiblemente, las dos manifestaciones más evidentes de esta crisis se concretan en la crisis energética y en la climática. La primera, referida al agotamiento de los combustibles fósiles; la segunda, consistente en el calentamiento del planeta y todas las consecuencias que el mismo acarrea, por ejemplo, en los llamados desastres naturales, que no lo son tanto en cuanto a la fuerza en sí de la naturaleza como debido a lo determinante que pueden ser en su capacidad de destrucción por las acciones humanas que refuerzan sus efectos (sequías e inundaciones extremas, temporales y huracanes, cambios radicales o desaparición de especies vegetales y animales…).

Debe subrayarse también en este contexto de crisis ecológica el nefasto papel jugado en los últimos decenios por las industrias extractivas, con sus modos de explotación más agresivos que nunca (minería a cielo abierto, fracking…), o la deforestación y ocupación de tierras en la búsqueda de nuevos terrenos para el cultivo, en la mayoría de las ocasiones para la producción intensiva que además agota rápidamente los nuevos espacios (ganadería, agrocombustibles), o la proliferación de grandes, y no necesariamente vitales infraestructuras (autopistas, aeropuertos, tren de alta velocidad…), que provocan profundas y continuas agresiones al planeta. Así estaríamos centrando la crisis ecológica, en gran medida, como crisis de la escasez de tierras, de energía, de materias primas.
Crisis de valores

Por último, se suele obviar u ocultar que también se puede hablar, sobre todo respecto a occidente de una profunda crisis de valores éticos y humanos. Ésta es fruto de las crisis ya citadas y de otras aparentemente menores (de cuidados, de pensamiento, del arte…) pero con gran importancia en la vida humana. Valores como la honestidad, la colaboración, la ayuda mutua, la solidaridad, la cooperación… entran en crisis ante un exacerbado culto al individualismo, al egocentrismo, al patriarcado-machismo, a los valores materiales, etc.
Conclusión

Es ante este cúmulo de crisis donde encuentra su explicación la calificación de crisis sistémica y civilizatoria, y no de mera, aunque grave, crisis económica del capitalismo que se superará al entenderla como circunstancial y cíclica propia del sistema. Y es por esto por lo que si no se toman medidas sistémicas, del mismo alcance que la crisis, ésta se prolongará generando nuevos periodos de recesión, y empobrecimiento general, por mucho que nos empiecen a prometer la próxima salida del túnel. Por todo ello, no tiene sentido plantearse esta salida de la crisis con leves cambios de rumbo, sin alterar las bases estructurales de la sociedad, la política y la economía.

*Jesús González Pazos es miembro de Mugarik Gabe.
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Fuente: Servindi

sábado, 22 de febrero de 2014

Hijas e hijos pródigos de la Iglesia.




Marco Antonio Velásquez Uribe

La riqueza de la parábola del Hijo Pródigo es inagotable (Lc 15, 11-32). Su meditación reposada siempre produce nuevos hallazgos. Esta vez los destellos surgen al contemplar este himno de la misericordia a la luz de las preguntas contenidas en el cuestionario que ayudará a preparar el Sínodo de la Familia.

La hondura de los temas consultados conduce a una paulatina y estremecedora interpelación de la conciencia cristiana. El sufrimiento y la marginación describen el sabor de la vida de tantos hombres y mujeres dañados por el fracaso de la vida conyugal, por arrastrar una condición sexual reprimida por condicionamientos sociales, así como por tantas formas de segregación por opción o condición de vida. Y como una llaga abierta está la marginación de la vida sacramental de personas hambrientas y sedientas de Dios, a quienes se les niega el Pan y el Vino de la Vida por llevar a cuestas el estigma de un pecado público, refregado hasta la pérdida de la dignidad social. Toda una paradoja que, contemplada desde el Evangelio, parece repleta de contradicciones.

Aflora entonces el dilema entre el imperativo de la Ley y el ejercicio de la misericordia, donde se confrontan los principios de la justicia con el clamor de la compasión. Mientras la conciencia humana es tensionada por la razón y el corazón, la memoria se encuentra con Jesucristo. En el recuerdo asoma el Hijo de Dios seguido por gente sencilla, enfermos, pecadores y pecadoras públicas; también acosado por los maestros de la Ley; unos buscan consuelo y sanación, mientras otros motivos de condenación.

¿Dónde está la verdad? “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” susurra el Señor (Jn 14,6).

En la cercanía del Hijo de Dios el alma humana se ensancha y se dispone al discernimiento, intentando descubrir ¿qué haría Cristo en tal situación? ¿Negaría el pan a un moribundo de hambre o el agua a un sediento mortal?

Resulta imposible imaginar a Jesucristo pasando de largo, negando su cuerpo y su sangre a quienes se acercan humildes, con el alma desgarrada ante el fracaso o con la conciencia lacerada por múltiples culpas.

Se configura una escena desconcertante entre el pecador y el Hijo de Dios, y se recrea la imagen de la samaritana dando de beber a Jesús. Ahora, es el hijo de María que se hace encontrar en el hastío de la vida de la separada, del divorciado, del hombre y la mujer vueltos a casar. No hay gestos de condenación, más bien conmoción cuando el nazareno dispone su hombro para contener la desolación. Distante observan los fariseos que, amparados en sus códigos, gesticulan acusadoramente con amenazas y sanciones. Jesús opta una vez más por arriesgar su integridad; prefiere volver a la cruz antes que crucificar a una hambrienta o a un sediento que buscan el consuelo de Dios en un trozo de Pan y en un poco de Vino. Se intuye la convicción en Jesús, que insinúa ´no es justo que el pecador muera´, que se hace presente en aquella frase que un día le valiera la condenación ante Pilatos: “para esto … he venido al mundo” Jn 18,37, para reinar en medio de la desolación y la desgracia.

Entonces, se esboza en la conciencia del cristiano discerniente un juicio que decanta con firmeza: es incomprensible tanto legalismo que impide acercar el Cielo a quienes más necesitan experimentar el amor sanador de Dios, comunicado precisamente por la gracia reparadora de los sacramentos.

En medio de la zozobra, la memoria se da a la contemplación de la parábola del Hijo Pródigo, donde un Padre que no queriendo evitar el anhelo de libertad del hijo, no sólo no lo recrimina, sino que respeta su deseo y le entrega incluso la herencia reclamada. El Padre, buen conocedor de su paternidad, sabe que la calidez de su hogar será siempre una llamada al re-encuentro, porque ese calor - amor es una fuerza poderosa que en la nostalgia alimentará el impulso de volver a la casa paterna. Porque al verdadero Padre no lo mueve la gravedad del pecado del hijo, sino la fuerza reparadora de su amor.

Impresiona descubrir que el buen Padre no impida el pecado del hijo, porque respetando su libertad no puede impedir que abandone la casa paterna; signo inconfundible de una relación adulta entre Padre e hijo. Luego, el Padre, fiel a su vocación, quiere acompañar al hijo en el vertiginoso camino de un progresivo ejercicio de la libertad humana, especialmente cuando, superada la puericia, debe enfrentar los riesgos de las propias decisiones. Ello, para el Padre implica aceptar los riesgos del pecado, hasta el extremo de servirse del mismo pecado para afianzar el vínculo de amor con su hijo, en una edad en que la incondicionalidad ya no es exigible.

Luego, la Iglesia está llamada a ser un anticipo de la Casa del Padre en medio del mundo; signo visible de que amor de tal nobleza es posible.

Entonces, cuando la Iglesia aparece públicamente refregando tanto legalismo en la conciencia se parece a ese otro padre, que comprendiendo el amor desde la lógica del cumplimiento y de la obligación, concientiza a sus hijos -a costa de sanciones y amenazas- contra el abandono de la casa del Padre. Y cuando el hijo cobra la herencia termina sumido en un mar de recriminaciones que inhiben cualquier retorno a la Casa paterna.

Visto así, se inhibe en la práctica la plenitud de la parábola del Hijo Pródigo en el mundo, porque la persistente refriega de las culpas interrumpe definitivamente el camino de retorno al calor del Hogar.

Pareciera entonces que los hijos pródigos del presente, en la cercanía de la Casa del Padre son repelidos en su intensión de retorno, porque la negación de los sacramentos, signos de la hospitalidad, son una muestra suficiente para sentirse rechazados.

Y entonces, ¿no será que tanta increencia y privatización de la fe son, en parte, consecuencia de tanta marginación pastoral y sacramental?


viernes, 21 de febrero de 2014

Cinco alimentos que desaparecerán por el Cambio Climático.


- “Los cambios en los patrones de la temperatura y precipitación podrían tener un impacto devastador en nuestra alimentación”.

Por Raquel Castán

21 de febrero, 2014.- ¿Cuánta variedad de alimentos comemos a lo largo del día? Seguramente en nuestros mundos occidentales no concebimos nuestra dieta sin tener al alcance una rica biodiversidad de alimentos. Diferentes variedades de tomates, manzanas, patatas… llenan los supermercados. Pero esto puede cambiar antes de lo que pensamos.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) un 75 por cienro de los recursos fitogenéticos se han extinguido y otro tercio de la biodiversidad vegetal se espera que llegue a extinguirse en 2050.

Ante el aumento de las temperaturas los cultivos más fuertes y resistentes y residentes, como el maíz, el trigo, la soja, son los que más probabilidades tienen de sobrevivir, como aseguran desde la organización Food Tank.

Otros alimentos no tienen tanta suerte en este sentido y podrían estar condenados a desaparecer.
Pescado


Muchas especies de peces están disminuyendo rápidamente a causa de la sobrepesca y el cambio climático. El salmón y la trucha, que dependen del frío de los arroyos y ríos para su supervivencia, son especialmente susceptibles, pero también lo son los peces que nunca han salido del océano.

Por otro lado, los peces más grandes no están creciendo tanto como antes, algunos son un 25 por ciento más pequeños, porque los océanos más cálidos producen menos oxígeno disuelto. Y otras especies evaden los pescadores a medida que migran a aguas más cálidas.
Chocolate


Más de la mitad del chocolate en el mundo se produce en Ghana y Costa de Marfil, regiones que podrían sufrir las consecuencias del cambio climático. Los científicos predicen que el aumento de las temperaturas en regiones productoras de chocolate están afectando el crecimiento de cacao, lo que llevaría a que su producción redujera de manera significativa en 2030.
Café


Cerca un tercio de la población bebe café. Por desgracia, los científicos informan de que incluso un aumento en la temperatura de medio grado puede afectar negativamente a la cosecha de café en todo el mundo. Además, el aumento en los eventos de lluvia inducidas por el calentamiento ya ha reducido los rendimientos de los cultivos, por ejemplo, la producción en la India se redujo en un 30 por ciento entre 2002 y 2011.
Vino


Los países del vino podrían estar desplazándose hacia el norte -en el mejor de los casos-. Las condiciones climáticas ideales que han beneficiado a las regiones productoras de vino en el mundo, tales como Francia y California están cambiando. Temperaturas elevadas prolongadas pueden reducir el rendimiento de la uva o inclusos alterar su calidad, por ejemplo, al disminuir un ingrediente vital en la calidad de la uva de vino, los ácidos orgánicos.

Así, regiones tradicionalmente frías del mundo como el Reino Unido y el Medio Oeste podría llegar a tener mejores cosechas como consecuencia del aumento de temperaturas.
Cacahuates



La planta de cacahuete, la Arachis hypogaea, es bastante exquisita. Necesita condiciones especiales para prosperar, como una temperatura subterránea y una humedad adecuadas. Pero el aumento de las temperaturas y las sequías históricas en las regiones de cultivo de maní ahora amenazan este aperitivo tan socorrido.
Recuperar alimentos ancestrales

Danielle Nierenberg de Food Tank, recalca que las sociedades actuales debemos volver a tener en cuenta “aquellos alimentos vegetales procedentes de nuestras poblaciones ancestrales e indígenas y volver a adoptarlas en nuestra alimentación”.

En numerosas ocasiones organizaciones, como la FAO, y expertos han admitido y probado la importancia de las comunidades indígenas y locales para proteger la biodiversidad de alimentos vegetales y animales.

De hecho, este tipo de cultivos resulta ser más resistentes a las altas temperaturas, sequías, pestes, enfermedades, además de ser ricos en micronutrientes y vitaminas. En lo que respecta a la alimentación de procedencia animal, siguiendo esta corriente, deberíamos introducir en nuestra dieta aquellas especies menos demandadas tradicionalmente.
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Otras noticias:

Fuente: Servindi