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viernes, 26 de abril de 2019

El triunfo de las luchas por la vida.



Ya terminó la Semana santa. ¿Olvidaremos su mensaje principal? El triunfo de la lucha por la vida y la fraternidad. Esa fue la misión que Jesús de Nazaret llevó hasta el extremo en sólo 3 años de dedicación a tiempo completo. Todo el cosmos es expresión de vida amorosa que no deja de desplegarse porque la creación sigue en marcha: lo vemos ahora con las fotos de los satélites que recorren el espacio.

Acabo de escuchar en redes sociales una señora de 92 años que dice: “Se ha dejado de luchar, por eso estamos en lo que estamos… Nada tenemos heredado para siempre… Se tiene lo que se defiende”. Algo parecido dice Bertold Brecht: “No debes tener lo que no estás dispuesto a defender”. ¿Nos sorprenden estas 2 personas? Jesús decía lo mismo: “Sólo los valientes entran en el Reino de Dios”, es decir, sólo los valientes tienen vida plena y llena de fraternidad y alegría porque luchan por ellas. El infierno es para los cobardes, los individualistas y los indiferentes.

Estamos salvados cuando entramos en esta lucha por la vida y la fraternidad. Si no vivimos para eso, estamos perdidos y bien perdidos. Y eso vale para cristianos y ateos. Se pierden los que trabajan por tener más y más dinero; se pierden los corruptos; se pierden los sinvergüenzas que hacen leyes por su interés personal o gremial; se pierden los jueces que tuercen las leyes para condenar al inocente; se pierden los que mienten descaradamente con la complicidad de los medios de comunicación; se pierden los ladrones de corbatas…


Eso es el infierno… que nos hacen padecer.

También se pierden los indiferentes a la maldad, los pasivos frente a las injusticias, los conformes con la desigualdad social, los que aplauden a los malvados, los que se suben a la camioneta de los corruptos, los quejosos que nunca mueven ni el dedito, los que se valen del desconocimiento de los demás, los envidiosos incapaces de luchar por su dignidad… Eso es el infierno.


Jesús de Nazaret vino por hace acontecer el Reino de Dios: eso fue su misión. Por su vida y su muerte hizo reinar a Dios en este mundo y Dios reina cuando hay vida, amor, justicia, armonía con la naturaleza, comunión el Misterio del universo. Desde el emperador Constantino, y hasta antes, se creyó que la religión con su clero, sus leyes, sus cultos, sus lugares santos, sus libros sagrados… eran la manera de hacer presente el Reino de Dios. Y vemos ahora el resultado: pedofilia e iglesias que se van vaciando. Hay que volver a los orígenes de las religiones y del cristianismo tal como lo vivieron Jesús y las primeras comunidades cristianas. “El Reino es lo único absoluto” dijo el papa Pablo 6° en 1975, repitiendo la frase de Jesús: “Busquen primero el Reino de Dios; el resto vendrá por añadidura”. ¡A salir de dónde nos hemos extraviado! Entonces la moral y la obsesión de la sexualidad pasarán segundo lugar, es decir, al servicio del Reino: todo debe estar al servicio del Reino.


Están desapareciendo las religiones pero no desaparecerán los que luchan por la vida y por la fraternidad. También muchos luchan y lucharán para que sigan vivas las ruinas religiosas, cultivando sus cementerios como paraísos perdidos… y cuántos más los irán siguiendo en su ceguera, complicidad y egoísmo.


La Semana santa nos despierta a la realidad, pero preferimos la cobardía de los apóstoles, la traición de Pedro y la soberbia de Poncio Pilato: ‘¿Qué es la verdad?’, sin querer escuchar la respuesta de Jesús: “He venido por la verdad”. La verdad de Jesús fue hacerse hombre pobre con los pobres, profeta itinerante, Mesías del Reino, dedicándose a construir el Reino con los pobres y desde ellos, hasta las últimas consecuencias. Esa fue la lucha de Jesús: por la vida y la fraternidad. Por eso lo asesinaron como vil delincuente que ‘alborotaba a las gentes’, desestabilizaba los poderes: el religioso de los judíos y el militar de los romanos. Hoy, ¿dónde nos ubicamos? ¿con quienes nos identificamos? ¿a quiénes defendemos consciente e inconscientemente? También hay que decir ¡cuántos siguen hoy el camino de Jesús y son perseguidos y asesinados como él! Y nosotros, los cristianos en particular, ¿con quienes nos cuánto complicidad nuestra con ellos?


Despertemos, levantémonos, luchemos tal como nos invitó Ricardo Patiño el año pasado a ‘luchar combativa, pacífica y colectivamente’, tal como consta en la Constitución y el Evangelio: “¡Sólo los valientes conquistan el Reino de Dios!”. Eso es ‘resurrección’, o sea, triunfo de las luchas por la vida y la fraternidad.

viernes, 4 de enero de 2019

Epifanía del Señor – C (Mt 2,1-12): Relato desconcertante.



José Antonio Pagola

Evangelio del 06 / Ene / 2019

RELATO DESCONCERTANTE

Ante Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que lo buscan, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la religión del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que solo ve en él un peligro.

Los magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Solo que viven atentos al misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.

En algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de encontrar una Luz para el mundo.

Su llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado por Herodes, se reúne el gran Consejo de «los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo». Su actuación es decepcionante. Son los guardianes de la verdadera religión, pero no buscan la verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven sordos a su llamada.

Su seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no sospechan que su Misterio es más grande que todas las religiones, y que tiene sus caminos para encontrarse con sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a Jesús.

El rey Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su crueldad. Hará todo lo posible por eliminarlo. Desde el poder opresor solo se puede «crucificar» a quien trae liberación.

Mientras tanto, los magos prosiguen su búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no encuentran en él nada digno de adoración. No entran en el Templo grandioso de Jerusalén: tienen prohibido el acceso: La pequeña luz de la estrella los atrae hacia el pequeño pueblo de Belén, lejos de todo centro de poder.

Al llegar, lo único que ven es al «niño con María, su madre». Nada más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.

El relato es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de la vida.

lunes, 31 de diciembre de 2018

Para que este año pueda ser nuevo.


Por: Marcelo Barros

Solo los humanos son capaces de contar el tiempo. Los animales pueden presentir se va llover o hacer calor. El gallo anuncia la aurora. El jumento relincha a cada hora. Sin embargo solo la humanidad hace historia. Así, el futuro se hace posibilidad de lo nuevo. Es verdad que hay quien piensa que el tiempo, por sí mismo, aporta las soluciones de todo. Eso no es así. Ese año solo será nuevo si nosotros, a través de nuestras luchas y actividades, lo hacemos nuevo 

En este 1º de enero, el Brasil va asistir a la posesión del nuevo presidente de la República y de los gobiernos de provincias. Como en otros países de América del Sur, los movimientos sociales tendrán días difíciles. 

Gracias a Dios, para nosotros, comprometidos con un mundo nuevo posible, ese año puede ser nuevo, independiente de gobiernos. Esa victoria de la derecha en diversos países del continente muestra el fracaso del llamado neo-desarrollismo, más que la inviabilidad de un socialismo nuevo desde las culturas de América Latina. 

Las Iglesias tienen la costumbre de hablar de “año de la gracia de 2019”. Así será porque, como afirmaba la joven judía Etty Hillesun en un campo de concentración nazista: Ellos pueden robar todo de nosotros, menos la humanidad. No pueden obligarnos a odiar o a hacer el mal. Quien enfrentó dictaduras sabe: ningún poder represivo dura para siempre. 

Pablo escribió a la comunidad cristiana de Roma: “Debemos ser como personas que despiertan en la mañana temprano y organizan sus vidas no como quien vive en la oscuridad de la noche y sí como en la luz del día” (Rm 13, 13). 

Este llamamiento a "vivir a la luz del día" es un modo de decir que tenemos que ser lúcidos (el propio término lucidez viene de luz). En concreto, esto significa intensificar el espíritu crítico y refinar la conciencia para saborear la vida como algo siempre nuevo. Así, fortalecemos la comunión con los demás y con la naturaleza. A sus contemporáneos, Jesús se lamentó: "Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti. ¿Cuántas veces quiso reunir a tus hijos e hijas, como la gallina junta los pollitos debajo de las alas y tú no quisiste? "(Lc 13, 34).

Hoy, para nosotros, insertados en ese mundo como él es, Jesús nos envía como ovejas en medio de lobos feroces. La misión es ensayar y testimoniar, por el modo mismo de vivir, que el reinado divino en el mundo está cerca y, en cierto modo, ya se hace presente. Eso es lo que hará con que este año, de hecho, pueda ser nuevo.

MARCELO BARROS es monje benedictino, teólogo y escritor.

Imagen: https://es.123rf.com/photo_88672835_feliz-año-nuevo-2019-ilustración-vectorial-de-fondo-de-año-nuevo-con-reloj-mostrando-año.html

Fuente: Amerindia

viernes, 21 de diciembre de 2018

La casa común.



Gabriel Mª Otalora

La persona religiosa que camina en dirección a su vocación se ve forzada, con frecuencia, a modificar el rumbo. A veces solo es necesario un cambio en la forma de hacer las cosas. Pero para lograrlo, necesita fe además de tesón. Cuando se dan ambas -fe y tesón- descubrimos que cada mañana atesora una bendición escondida en el camino de aprendizaje y maduración que es la vida, proyectada en origen para convertirse en la mejor posibilidad de cada persona.

Pero si la fe y el tesón no se riegan suficiente y adecuadamente, lo que predominará no es la construcción del sentido vital sino la identificación de Dios con nuestra propia cultura y con los dioses particulares que facilitan el desarrollo del poder por encima de la actitud de servidor (minister). Entonces se quiebran el ejemplo y la confianza, que son las dos bases de cualquier convivencia humana sana, también entre cristianos. El ejemplo genera confianza y ambos incardinan la base del verdadero liderazgo humano, el que irradiaba Jesús con amor (auctoritas). En este sentido, uno de los campos peor arados por la institución eclesial es el de los seglares, mayoritarios en número, pero tratados en clave de minoría de edad religiosa durante muchos siglos.

Las consecuencias han sido graves al constatar que la institución eclesial es más importante que el Mensaje: imponer en lugar de convencer (zelotismo), clericalismo (paternalismo que busca poder), encastillamiento con los suyos (casta selecta), abuso de autoridad, dureza de corazón… y las dos conductas que más disgustaron a Jesús: hipocresía y falta de misericordia. Cuando sale a la luz algo tan terrible como la pederastia, la mal llamada prudencia trata de preservar la institución incluso frente al Papa Francisco, verdadero azote de la hipocresía que escandaliza a cualquier persona de buena fe. Ocurrió algo parecido con las finanzas vaticanas. Ahora resulta difícil separar tantos años de malas praxis de la buena noticia de Jesús.

El Papa sorprendió con su Carta al Pueblo de Dios, publicada en plena crisis de la pederastia norteamericana, denunciando al elitismo y autoritarismo eclesial, da igual si ha sido por los clérigos o los laicos, porque favorecen los abusos en la Iglesia. El Papa llega a afirmar que el clericalismo es autoritarismo. Nadie puede acaparar o ignorar la acción del Espíritu en los demás. Esa es la gran tentación de una jerarquía centrada en sí misma: creer que el Espíritu tiene que pasar necesariamente por ella para actuar, dinamizar y dirigir a su Iglesia. Es la gran tentación también del laicado que no se compromete en las realidades que el Evangelio señala, cuando muchas personas actúan cristianamente desde su agnosticismo o ateísmo manifestando al Espíritu sin saberlo.

El homo sapiens debería ser llamado homo religiosus (Robert R. Marett) ya que lo sagrado es un elemento en la estructura de la conciencia humana a pesar de que el clericalismo ha entrado en crisis y que los laicos y laicas tenemos que sacudirnos pasividades, comodidades e inhibiciones para dedicar tiempo al compromiso activo en la comunidad cristiana y en la sociedad para fomentar un verdadero liderazgo de servicio. La crisis de vocaciones ha agravado el problema, porque no hay vocaciones sacerdotales ¡ni laicales! y la misión de evangelizar solo se produce con el ejemplo.

Sobre la distribución de los dones del Espíritu nada indica que estén repartidos solo entre los varones. Todo creyente hombre o mujer, judío o gentil, esclavo o liberto, recibe los dones que lo capacitan. Pablo encuentra a cristianas en los lugares de misión y él las respeta a la vez que reconoce y admira su labor. Los prejuicios androcéntricos han intentado rebajar la importancia paulina de la mujer pero “Ya no hay hombre ni mujer porque todos vosotros sois uno en Cristo”. Conocemos incluso la existencia de ministerios femeninos en las comunidades cristianas y nuestro santoral, sin ir más lejos, cita a 27 diaconisas: santas Tatiana, Susana, Justina, Irene…

Todos estamos llamados a seguir a Cristo y evangelizar según el espíritu de las bienaventuranzas desde los diversos carismas. Es falsa la división clásica que separaba a los cristianos en dos sectores: el llamado a una vida de perfección en la consagración de los tres votos (pobreza, castidad y obediencia) y el de la mayoría laical como cristianos de segunda categoría. No hay estados más o menos perfectos desde la Última Cena. A partir de entonces, Cristo es el gran mediador y maestro que reúne en su persona a los tres: Sacerdote, Profeta y Rey. Y quienes recibimos el bautismo somos proclamados como tales ante el obispo cuando nos confirma los tres derechos y deberes evangélicos adquiridos por el bautismo: testimonio, misión y servicio.

La casa de Dios, es de todos y todas por igual; solo es cuestión de tiempo el que así sea.

(*) Gabriel Mª Otalora, autor de La revolución pendiente; la Iglesia vista por un laico. Prólogo de Juan María Laboa. Editorial San Pablo, 2018.

martes, 18 de diciembre de 2018

Principios para el discernimiento ético-político en el humanismo y la fe.

Principios filosóficos y teológicos que, con su enseñanza, nos muestra el Papa Francisco de la mano, entre otros, de Santo Tomás, el Doctor de la Iglesia más significativo y citado por el Papa.
Agustín Ortega

De ahí la trascendencia de reafirmar la vida con sentido y honrada, con un discernimiento crítico y militancia ética-política frente a todo este mal e injusticia; con un adecuado enfoque interdisciplinar en una buena base filosófica, antropológica, ética y espiritual en relación con la importancia de las ciencias sociales y humanas como es, por ejemplo, la psicología.

Todo ello es vital para una buena fundamentación, comprensión y praxis de los derechos humanos, en esta fecha del 10 de Diciembre.

Ahí tenemos toda la fecundidad de los principios filosóficos y teológicos que, con su enseñanza, nos muestra el Papa Francisco de la mano, entre otros, de Santo Tomás, el Doctor de la Iglesia más significativo y citado por el Papa.

Y que expresa todo ese humanismo espiritual, ético e integral, tal como nos transmite la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Francisco enseña estos principios o valores, que recoge lo más valioso de la filosofía y la teología, con una perspectiva claramente humanista y que, como vamos a ver, son muy importantes para la vida ética, social y política con su discernimiento. Y que sintonizan con corrientes muy significativas de pensamiento, como el personalismo o el latinoamericano.
Principios filosóficos y teológicos

Estos principios filosóficos y teológicos, que a continuación vamos a exponer, nos liberan de errores y patologías contenidas en los idealismos, modernismos, postmodernismos, populismos y totalitarismos.

El primer principio, la realidad está por encima de la idea, nos presenta el realismo filosófico y teológico, la pasión por la realidad. El ver y ser honrado con lo real, el hacernos cargo de la realidad. Una metafísica del ser y de la existencia, de la realidad con una antropología integral, que no inventa ni tergiversa lo real. Lo cual sucede, cuando el pensar y sentir no reconoce esta verdad de lo que es y existe, de la realidad, la verdad de lo real.

Es pues una filosofía y teología encarnada en la realidad. Religada al ser real que, en la mirada teológica cómo celebramos en la Navidad, tiene su luz en la Encarnación de Dios en Jesús de Nazaret. Dios en Jesús se ha encarnado en la realidadhumana, personal, social, histórica y trascendente, ha asumido todo lo real y humano para que se encarne la salvación liberadora de todo mal e injusticia.

Por tanto, la razón y el pensamiento se han de religar a la realidad, con un compromiso con lo real: con todo este ser de las cosas y del mundo, con la realidad material, física y corpórea, espiritual y trascendente; con el ser personal, humano, sociable, histórico y transido de alma, espíritu y trascendencia.

Tal como nos muestra la ley natural con su antropología integral, el ser humano tiene una naturaleza personal y social, corporal, política y espiritual. Una vida y dignidad sagrada e inviolable que siempre hay que respetar. En la diversidad y complementariedad social e interpersonal del hombre con la mujer que en el amor fiel fecunda la vida. Es la alegría de la familia con los hijos y las virtudes éticas en la caridad fraterna, responsabilidad y compromiso por el bien común, por la solidaridad, la paz y la justicia con los pobres.

Desde la fe, la vida y dignidad de todo ser humano adquiere tal sacralidad, valor y trascendencia ya que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, es hijo de Diospor la Gracia del Amor que lo libera de toda esclavitud u opresión.

El segundo principio, el todo es mayor que la parte, nos muestra ese ver y cosmovisión de lo real que es universal, inter-relacionada e integral. En donde la parte y el todo se unen confluyendo, lo local y lo global se entrelazan, el fragmento y la totalidad no se oponen sino que se fecundan en comunión. En la inter-relación y retro-alimentación de todo con todo, ya que todo está unido con todo. Es la perspectiva católica de lo universal, de la diversidad en la unidad que se trasciende en algo más (es “magis” tan ignaciano), en la búsqueda de más verdad, belleza y el bien mayor.

Hay que querer el bien más común y universal que, de forma solidaria, promueve el valor del destino universal de los bienes que está por encima de la propiedad, ya que la propiedad tiene un inherente carácter social y personal al mismo tiempo. Es el magis, a la mayor gloria de Dios que, desde la fe trinitaria, es comunión y amor solidario en las diversas Personas Divinas que se unen, que se entregan mutuamente. En contra de todo individualismo, corporativismo y nacionalismo insolidario.

Desde la ética y la fe católica, el amor universal, la fraternidad mundial, la solidaridad internacional, la paz y la justicia global con los pobres de la tierra, por ejemplo con los hermanos migrantes y refugiados, trasciende toda barrera, frontera, patria, nación…

El tercer principio, la unidad está antes que el conflicto, nos lleva a cargar con la realidad y sus sufrimientos, males e injusticias, con las luchas dramáticas entre el bien y el mal. En sentido teológico, es la conciencia de la pugna entre el Don de la Gracia y el egoísmo del pecado con su maldad e injusticia.

Asimismo, se expresa aquí el principio y virtud de la misericordia, el mismo Ser de Dios que es Amor y Misericordia. Por el que asumo todo este dolor e injusticia que padecen los otros, la pasión de los pueblos crucificados por el mal, injusticia y pecado del mundo. La unidad fraterna se rompe con la opresión e injusticia que se causa a los otros, la dominación y tiranía sobre los pueblos, las comunidades y los seres humanos.

Todas estas autoridades y leyes que niegan el bien común. Las estructuras sociales de pecado y los sistemas económicos perversos: que impiden la justicia y el valor del destino universal de los bienes, imponiendo el ídolo de la propiedad; que rechaza el principio del trabajo, con la dignidad del trabajador y sus derechos como es un salario justo, mediante la esclavitud de la idolatría del capital; que perpetran el pecado de la usura, con sus créditos abusivos e injustos, sacrificando la vida de las personas.

Por lo tanto, hay que realizar ese juzgar (juicio ético). Lo que, unido a la ley natural, lleva a valorar como injusto e inmoral todo aquello que va en contra de la vida y dignidad de la persona, que no promueve el amor y la justicia liberadora con los otros, con los pobres y pueblos. La fe y teología nos muestra al Dios de la vida que nos regala el ser, que nos dona la existencia. Y que se opone a todos estos falsos dioses idolátricos que dan muerte como el dinero, la codicia, el poder y poseer que sacrifican la existencia (ser) de los pueblos y los pobres.

El cuarto y último principio, el tiempo es superior al espacio, señala el dinamismo y trascendencia de lo real. Con los procesos emancipadores y liberadores de las personas, pueblos y pobres en la lucha por más vida, fraternidad solidaria y justicia. Frente a los espacios de poder y dominación.

Expresa ese principio humanista de la subsidiariedad que, en la clave de la opción por los pobres, significa que las personas, los pueblos y los pobres adquieren una verdadera libertad, siendo sujetos protagonistas de la misión y de su promoción liberadora e integral. Es el amor trascendente y liberador, que realiza la existencia de la santidad con la pobreza solidaria en la comunión de vida, bienes y luchas por la justicia con los pobres de la tierra. Frente a los ídolos de la riqueza-ser rico, poder, violencia y tener que esclavizan al ser persona, fraterna y solidaria.

Se nos manifiesta así la sociabilidad del ser humano con la virtud ética de la política, en el amor social y cívico. Expresando el inherente carácter público e histórico de la fe, es la virtud teologal de la caridad política que busca el bien común, los derechos humanos, la civilización del amor y la justicia con los pobres de la tierra. La caridad política que, unidad inseparablemente a la justicia social, va las causas de los males y problemas.

Restituyendo la opresión e injusticia que sufren los pueblos y los pobres, a los que se les roba y expolia sus bienes, recursos y capacidades para un desarrollo humano e integral. Es ese servicio y compromiso del amor solidario, que en lucha por la justicia con los pobres nos regala el sentido, la felicidad y la vida plena-eterna en la comunión con Dios.

Tal como nos trasmite la fe e iglesia con Francisco, es la vida y sabiduría de los santos entrañada en el Dios que se nos revela en Jesús Pobre-Crucificado. Y que en su Espíritu, nos regala el amor liberador, la verdad, la belleza, el bien y la justicia. En contra de los ídolos de la riqueza-ser rico, del tener y poder. El camino de la fe y de la Navidad no es otro que ese Jesús Encarnado en lo humano, el Cristo Pobre y Crucificado-Resucitado que, con su Espíritu de amor y justicia, nos dona su salvación liberadora de todo mal, esclavitud, pecado muerte e injusticia.

Fuente: loyolaandnews

viernes, 5 de octubre de 2018

La versión humanista del cristianismo.


J. A. Estrada

A la luz de la deconstrucción de la fe tradicional y de sus fundamentos teológicos, ¿es posible seguir siendo cristiano hoy? ¿Cómo superar el nihilismo ambiental y salir de un pensamiento deconstructivo? ¿Cómo se puede creer después de la muerte de Dios? ¿Es posible ser un cristiano no teísta? ¿Se puede reducir el cristianismo a una espiritualidad y un humanismo ético, sin que se pierda la continuidad con la fe tradicional? ¿Es posible afirmar al cristianismo como una oferta de sentido, sin plantearse la verdad del significado que se ofrece?


¿Se puede mantener la pretensión de universalidad y de salvación del cristianismo a pesar de que hoy tenemos un mayor conocimiento de las otras religiones? ¿Es posible una pretensión de absoluto en formulaciones y hechos que son siempre históricos y contingentes? Estas son algunas de las preguntas en el nuevo marco cultural, social y religioso que ha surgido a finales del siglo XX. Para responder a ellas hay que analizar el contexto social y cultural actual. La postmodernidad y la globalización caracterizan al tercer milenio.

El simbolismo de la muerte de Dios está vinculado al creciente déficit de sentido, al nihilismo ontológico, cognitivo y moral de nuestras sociedades. La pluralidad y la carencia de fundamentos son constitutivos de la mentalidad postmoderna. La globalización genera la relativización de lo particular y arruina los sistemas con pretensiones de universalidad. Hago aquí una adaptación para FronterasCTR de algunos párrafos del capítulo V de mi obra, publicada recientemente en la Editorial Trotta, Las muertes de Dios. Ateismo y espiritualidad (Trotta, Madrid 2018). A esta obra me refiero para ampliación, clarificaciones, matices y referencia a las notas a pie de página.

La crítica de la modernidad llevó a la laicización del Estado y a la secularización de la sociedad, que generó la crisis de las religiones y la pérdida de irradiación de lo religioso en la cultura. Con la postmodernidad podemos hablar de una segunda secularización, que ha agravado la falta de correspondencia entre la sociedad y la cultura, por un lado, y las religiones por otra. El cristianismo tiene dificultades para echar raíces en la nueva sociedad democrática y pluralista de los últimos cincuenta años. La mentalidad científica ha desplazado a la religión, y con ella se ha impuesto una forma de conocimiento en que solo se puede hablar de aquello que es observable y comprobable empíricamente. Las propuestas que no pueden falsarse con hechos comprobables carecen de validez.

A esto se añaden las consecuencias culturales de la “muerte de Dios” en la época de la postmodernidad. Se ha impuesto una inmanencia cerrada, que limita radicalmente las trascendencias intra mundanas de las utopías, las éticas y los proyectos de emancipación. En este marco, también lo sobrenatural y cualquier teología del más allá queda descalificada como especulación o proyección sin posibilidad de refrendo. Epistemológicamente podemos hablar de una cosmovisión cerrada, del cierre categorial para lo que trasciende lo comprobable. Hay una doble crisis de sentido y de fe, que es la otra cara del nihilismo. Cada vez es más difícil creer en algo o alguien y abrirse a que otra sociedad y forma de vida son posibles.

La epistemología actual es más agnóstica que atea, aunque la primera sea frecuentemente un estadio para llegar a la segunda. Choca frontalmente con el sobrenaturalismo tradicional y con un modelo de religión y de iglesia de cristiandad. Además, las estructuras y doctrinas vigentes en las iglesias son obsoletas y no se adecuan a la situación actual. Persisten instituciones, creencias y rituales que corresponden a las antiguas sociedades de cristiandad. Al cambiar la antropología, la cultura y los proyectos de vida, ya no hay correspondencia entre las preguntas de los ciudadanos y las respuestas de las religiones. Los mismos valores humanos vinculados en sus orígenes al cristianismo, se han autonomizado y forman parte de la cultura.

Ya no son específicos de las religiones y estas pierden capacidad de atracción y de ofrecer alternativas a lo establecido. Lo importante es ser buena persona y basta con el humanismo laico, ¿para qué hacen falta las religiones? Crece el número de los que “pasan” de religión, porque no ven qué puede ofrecer al progreso, incluso la ven como un obstáculo para una sociedad emancipada. No es solo el anticlericalismo del pasado ante una Iglesia aliada con los grupos dominantes, sino de ciudadanos que no ven qué pueden apor­tar las religiones. Hay un trasfondo de ateísmo práctico y desinteresado por lo religioso. La paradoja es que los ateos son estadísticamente minoritarios en la sociedad y sin embargo se impone el silencio sobre Dios.

El silencio sobre lo religioso se impone socialmente
En este marco es difícil justificar una teología postmoderna y lograr una teología pública, que pueda hablar cristianamente en términos seculares. Las preguntas propias del agnosticismo y del ateísmo, han pasado también a los que se consideran cristianos. La sensibilidad postmoderna ha sustituido las verdades objetivas por la subjetividad de las creencias. Hemos pasado del teocentrismo del pasado al antropocentrismo actual. La autonomía cognitiva personal se ha desplazado en favor del contexto sociocultural, que impregnan la subjetividad y constituyen el trasfondo de las creencias y deseos. Ya no hay experiencias fundadoras para avalar las doctrinas. Cualquier pretensión de absoluto, tanto secular como religiosa, es hoy impugnada. Hoy impera la deconstrucción y la crítica. Resulta más fácil cuestionar las propuestas, su fundamento y su verdad, que ofrecer alternativas válidas. El escepticismo y la increencia son mayoritarias, amparadas por la banalidad de ofertas de la sociedad de consumo y los medios de comunicación.

Se impone el relativismo de las creencias y el pluralismo competitivo, por la imposibilidad de encontrar alguna que genere consenso. El eclecticismo postmoderno, que comenzó en el arte (en la arquitectura, literatura y pintura), se extiende también a la filosofía y a la religión. No hay hechos objetivos, sino interpretaciones que se imponen. Se rechaza todo lo que sea normativo en nombre de la tolerancia y la permisividad. Son virtudes cívicas necesarias en las sociedades plurales, pero necesitan el complemento de la crítica, porque las ideologías no son respetables, aunque lo sean las personas. Podemos hablar de una crisis de civilización en una época histórica de cambio, en la que subsiste pero decae la cultura heredada del pasado y todavía no se ha constituido la emergente. Sabemos más lo que no queremos que hacia dónde dirigir nuestras expectativas. Pero hay muchos que rechazan el horizonte del consumismo y la sociedad de mercado, y buscan un sentido humanista para sus vidas.

Fuente: redescristianas, net
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sábado, 14 de julio de 2018

Por una cultura y una sociedad dispuestas a acoger a las personas migrantes y refugiadas.

“Yo no veo musulmanes, judíos o cristianos, africanos, asiáticos o europeos, yo veo, por encima de todo, seres humanos”.
(Franz Van der Lugt, 50 años en Hons, Siria).


Una Europa "fortaleza" prevalece sobre una Europa acogedora, al menos para los políticos. ¡Una vergüenza! Antes que, “africanos, asiáticos o europeos, musulmanes, cristianos, judíos o agnósticos”, debemos ver primero: seres humanos.

Los líderes europeos siguen politizando el trato a los refugiados, según sus intereses partidistas. Exigimos una nueva política europea, no basada en temores irracionales o intereses egoístas, sino en valores humanos auténticos.

El miedo a la migración ha llevado a los líderes de la UE a centrarse en un mayor control fronterizo y la externalización de las políticas de asilo y migración de la Unión. Los líderes de la UE no han podido avanzar sustancialmente en los acuerdos sobre la solidaridad intracomunitaria y el reparto de responsabilidades.

Las propuestas de los líderes de la UE se basen en temores irracionales más que en hechos. Mientras tanto, las necesidades de protección en todo el mundo nunca han sido más altas: 68,5 millones de personas se vieron obligadas a abandonar su hogar en 2017, lo que equivale a 44.400 personas vulnerables por día.

Una política migratoria justa y humana

El 85% de los refugiados están alojados en países en desarrollo. Por tanto, lo justo y racional sería que los líderes de la UE asumieran un liderazgo mundial para promover un sistema justo y humano de migración y asilo, para los que llegan a nuestras fronteras.

La creación de centros de procesamiento, fuera de las fronteras de la UE, sería claramente injusta y pisotearía la dignidad y derechos humanos de los refugiados. La UE quiere intensificar la cooperación con terceros países en la lucha contra la migración irregular, particularmente Libia, Marruecos y Argelia. El abandono de 13.000 inmigrantes en el desierto de Sahara, en Argelia, es una señal de advertencia para todos.

Invertir en la creación de oportunidades en los países de origen

Al mismo tiempo, la UE debería invertir, no tantos billones en control migratorio, sino en la creación de oportunidades en los países de origen de los refugiados.

Se necesita un audaz giro en la UE, en fidelidad a sus valores y principios fundacionales, y que han hecho que la Unión haya sido tan atractiva hasta ahora. La Europa "fortaleza" no es ninguna solución salvadora.

Las políticas migratorias humanitarias a largo plazo y una Europa acogedora son hoy más necesarias que nunca, sin olvidar que el fondo del problema, es siempre: sanar las raíces del mal y las causas que obligan a millones de personas africanas a buscar refugio fuera de su patria.

miércoles, 4 de julio de 2018

La inmigración nos interpela.



Gabriel Mª Otalora

Creo que todos estamos un poco descolocados ante la realidad inmigratoria. Algunos la ven como un asedio, otros como algo inevitable fruto de una descolonización de mentirijillas, y los más solo desean mantenerse encerrados en su indiferencia cuando no el rechazo abierto. Pero el fenómeno ha llegado a un punto de no retorno que parece imposible obviarlo. Al hilo de lo que vamos viendo y leyendo, se me ocurren algunas reflexiones:

1. Demasiados cristianos se mantienen silentes ante este problema, incluida buena parte de los obispos y clérigos. Diríase que son los menos los que alzan la voz, proponen actitudes a favor de estos desheredados de la Tierra y aun menos los que dedican tiempo y esfuerzo por ayudarles. Es doloroso ver como los esfuerzos de liderazgo del Papa Francisco, a base de ejemplo y denuncia profética, no cale en demasiados católicos. Si los que nos decimos seguidores de Jesús tuviésemos un mensaje uniforme, las soluciones propuestas en la Eurocámara serían bien distintas.

2. En la Alemania del siglo XX, ganó las elecciones el Partido Nazi, de extrema derecha. Todo lo que sucedió fue lento, progresivo y tan inesperado como podría ser hoy en día. Sorprendentemente los nazis se encontraban, en no pocas ocasiones, con la entusiasta colaboración de la población local. Incluso se formaron movimientos fascistas que perseguían por su cuenta a los judíos. En otros muchos casos, se miraba para otro lado, como hoy se hace con los inmigrantes: es el fascismo al fondo de la indiferencia, modelo siglo XXI: Si no hay trabajo para nosotros, ¿cómo va a haber para ellos? Las clases medias de la Europa ve peligrar el Estado del Bienestar que tanto costó y tanta prosperidad dio, se ven cada vez más tentadas por el anti-pensamiento fascista: “Blindemos el Estado del Bienestar sólo para nosotros, que se vayan los extranjeros”. Los resultados electorales, por ejemplo, de Austria, Noruega, Holanda, Polonia, Italia, Hungría… muestran una clara tendencia hacia esta actitud propia del miedo y de la cobardía.

3. Afortunadamente, el ser humano es un ser por hacerse gracias a su libertad, no es un ser acabado, aunque lo creamos con frecuencia. Nos vamos haciendo lo que somos, o en lenguaje escatológico, tenemos la oportunidad en nuestras manos de ser la mejor posibilidad para lo que fuimos creados. Nunca es tarde, pues la consciencia nos permite superar las limitaciones y miserias para elevarnos hacia una realidad más justa, fraterna, evangélica.

4. El problema va a más, y reclama una reflexión en serio y preguntarnos cuál es, de verdad, nuestra actitud cristiana ante la masiva inmigración que no cesa, proveniente de muy variados puntos geográficos y situaciones: huida de la guerra, del hambre y la miseria, deseo de una vida mejor… Y qué vara de medir tenemos, qué sentimos respecto de las situaciones que padecen todas estas miles de personas en sus lugares de origen. No es posible ya escudarse en un problema político de la Unión Europea ni escondernos en el manido yo no puedo solucionar semejante embrollo.

En definitiva, creo que no es posible concluir diciendo que no tenemos nada que hacer, que además no podemos hacer nada y que bastante tenemos con nuestros problemas cotidianos. Si no queremos salir de nuestros centros, nunca entrará el Espíritu; la conclusión es que nos pareceremos cada vez más a aquella sociedad europea que ante el rampante nazismo, al terminar la Segunda Guerra Mundial propalaba a los cuatro vientos que no sabía nada de lo ocurrido. Estamos ante otro tipo de Holocausto con la seguridad de que la capacidad para justificarnos es ilimitada, y lo que es peor, siempre es bienvenida. Rezar, rezar para no caer en la tentación…

lunes, 8 de enero de 2018

Más de tres mil cristianos fueron asesinados por su religión en 2017.




Corea del Norte, Pakistán y Afganistán fueron los países donde se dio la mayor persecución a la población cristiana en el mundo a la población El año pasado, un total de 3 mil 66 cristianos fueron asesinados debido a su religión en todo el mundo, informó el miércoles la ONG holandesa Open Doors (Puertas Abiertas). El mayor número de ataques contra la población cristiana ocurrieron en Nigeria, Pakistán y el sureste asiático.

Dicha cifra representa más del doble de los asesinatos registrados durante el año anterior, donde murieron mil 207 personas, explica el informe, el cual recaba datos del periodo que va de octubre de 2016 a octubre de 2017.

Foto de Getty

Sin embargo, el número continúa siendo notoriamente inferior a los 7 mil 106 cristianos asesinados en 2015 en todo el mundo, periodo en el cual el grupo terrorista Estado Islámico dominaba una amplia franja territorial en Siria e Irak.

Open Doors destaca sin embargo que es Corea del Norte donde se persigue de manera más metódica a la población cristiana, que debe esconder su fe para evitar ser enviados a campos de concentración.

En el segundo lugar de la lista aparece Afganistán, donde las familias atacan a los miembros de otras religiosas a fin de mantener el honor de la comunidad. Pakistán ocupa el tercer puesto, con 700 secuestros al año y numerosos casos de violación y casamientos forzados de mujeres cristianas.
Foto de Puertas Abiertas

Finalmente, señalan que el mayor número de muertes se registró en Nigeria, con alrededor de dos mil. En este caso, se debe tanto a la violencia generada por el grupo yihadista Boko Haram y los nómadas musulmanes ubicados en el centro del país.

En el caso de la India, el problema son los extremistas hindúes, los cuales atacan a musulmanes y cristianos con total impunidad.

Con información de AFPcristiana en el mundo

sábado, 26 de agosto de 2017

Ocho religiones contra el terrorismo.


Representantes de las principales iglesias cristianas y de las comunidades musulmana, judía, budista, taoísta, sij, hinduista y bahai han asistido al acto multirreligioso en Barcelona. 

CARLES BELLSOLÀ


"Paz", "unidad" y "convivencia". Este ha sido el principal mensaje que ha querido transmitir el acto multirreligioso que se ha celebrado este jueves a las seis de la tarde en recuerdo de las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils hace justamente una semana. El acto, en el Museo Marítimo de Barcelona, ​​no muy lejos del escenario del atentado de La Rambla, ha unido a representantes de ocho religiones diferentes con presencia en Cataluña, además de laicos y ateos, y políticos de todas las administraciones, encabezados por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, ​​Ada Colau.


El acto, convocado y organizado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, llega después de las críticas que recibió la misa en memoria de las víctimas del pasado domingo en la Sagrada Familia, con presencia no sólo de Puigdemont y Colau sino también del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los reyes de España. Unas críticas que se centraron en la inconveniencia de excluir a otras religiones, y en las palabras del arzobispo de Barcelona, ​​Juan José Omella, que en su homilía apeló a la "unión" y condenó la "división ", en un discurso que muchos interpretaron como dirigido contra el soberanismo catalán.


A diferencia del domingo, hoy sí se han tenido en cuenta todas las sensibilidades religiosas. Han sido invitados -en posiciones de honor, incluso ante los políticos- representantes de las principales iglesias cristianas -católicos, ortodoxos, evangélicos, testigos de Jehová y también mormons-, y de las comunidades musulmana, judía, budista, taoísta , sikh, hinduista y bahai.


Después de que la Orquesta Árabe de Barcelona interpretara una versión del Cant dels Ocells, la actriz Carme Sansa ha inaugurado los parlamentos recordando uno a uno el nombre de pila de las 15 víctimas de Barcelona y Cambrils, y reafirmando la "respuesta de paz y unidad "de la ciudadanía catalana y barcelonesa ante el terrorismo.


"Con la cabeza bien alta queremos insistir una vez más: no tenemos miedo", ha proclamado Sansa, que ha reivindicado la Cataluña "diversa", "acogedora" y "democrática" frente al terror, y que ha reclamado una respuesta de "pluralidad , respecto e inclusión ". Asimismo, ha señalado que los atentados querían "destruir" justamente "esta idea de convivencia", y ha citado a Gandhi para afirmar que "no hay camino para la paz", porque "la paz es el camino". Igualmente ha citado Paco Candel y su concepto de un "solo pueblo" catalán, "con una identidad construido desde la diversidad", conjurando tácitamente el riesgo de fractura entre comunidades después de los atentados, cometidos por terroristas de origen magrebí.


"La diversidad cultural y religiosa es el principal elemento vertebrador de cohesión y paz social", ha señalado la actriz, que ha destacado esta diversidad como "anticuerpos del odio". Asimismo, ha considerado que "actos inclusivos como el de hoy son importantes para vencer la intolerancia y el miedo".


El discurso también ha tenido un apartado dedicado especialmente a los jóvenes, aludiendo también a que los yihadistas que cometieron los atentados eran jóvenes aparentemente arraigados en Cataluña. En este sentido, Sansa ha recordado que "la juventud no siempre es fácil", especialmente "en un contexto de crisis y falta de oportunidades" y de "dificultad para formar la propia identidad". Pero se ha mostrado esperanzada en apelar a la "juventud activa" e "integrada". "Cuidémosles, escuchémosles", ha pedido, porque "son nuestro futuro".


No menos significativo ha sido el apartado de las lecturas, a cargo de miembros del proyecto Constructores de Puentes de la Unesco, que quiere favorecer el diálogo interreligioso entre los jóvenes. Las lecturas religiosas, del Evangelio, el Corán, la Torá y de la tradición budista, se han centrado en los conceptos de la paz y la diversidad -como unos versículos del Levítico llamando a respetar a los extranjeros que viven entre nosotros -. Y en la misma línea se ha elegido la lectura laica: varios artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre ellos los que proclaman la libertad religiosa, de opinión y de buscar asilo.

Fuente: publico.es

martes, 23 de mayo de 2017

“¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor!…Isaías 1:17” (NVI)


Instituto Ecuménico Diaconal “Esteban”
San Salvador, El Salvador, Centroamérica.

El Salvador es cada día escenario de confrontación de dos proyectos: uno que trabaja por la vida y otro que insiste en negarla. Nuestra realidad, aunque a algunos no nos guste, es de confrontación de clases.
Pueblo de Dios. Un alto porcentaje de personas nos colocamos a favor de la vida. Nuestras esperanzas transitan por muchas vías, en bastantes ocasiones encontramos puntos de coincidencia. Para algunas personas su esperanza está colocada en el partido de izquierda que se supone trabaja por la vida, algunos confían y se ubican en él son parte o apoyan incondicionalmente lo que haga ese partido y el Poder Ejecutivo, otras coincidimos unos más otros menos con ese partido y gobierno, hacemos nuestro trabajo por la vida desde múltiples y variados espacios llámense estos: iglesias progresistas o con teologías liberadoras, otros en algunas ONGs no gubernamentales, organizaciones sociales, colectivos que trabajan por la vida.

Algunas personas no están organizadas en estas expresiones por la vida, pero desarrollan sus vidas sin provocar daño al prójimo ni su medio ambiente. Todos somos un solo pueblo, en ocasiones con divergencias, pero unidos en la defensa de la vida e intentando ser justos con nosotros mismos y nuestros prójimos. En este pueblo no hay poder económico.

Proyecto faraónico. Hay otras personas que promueven la muerte, aunque sus palabras digan lo contrario, sus hechos les desmienten. Estos tienen sus partidos políticos que representan y defienden sus intereses, uno de esos partidos es el más representativo en sus confabulaciones contra la vida. Estas personas no son todas económicamente poderosas, hay muchos que son económicamente pobres, pero las más poderosas entre ellas, han logrado incorporarles en la mente y corazón ideas e incertezas que aparentemente son positivas, pero en realidad son contrarias a la vida, entre estos, los que más han acumulado riquezas son los que deciden y orientan al resto, para ello se valen de partidos políticos, iglesias de corte conservador, ONGs, sindicalistas, medios de comunicación masiva (casi todos) transportistas y una gremial empresarial. Los que conducen y desorientan a un porcentaje de la población son los económicamente poderosos, la gran burguesía y oligarquía, un grupo minúsculo pero con poder económico.

Estos, desde 2009 perdieron el poder patrimonialista del estado ejercido mediante el Poder Ejecutivo y no han descansado en sus luchas por recuperarlo, día y noche traman sus planes en contra de la vida y lo que es peor los ponen en práctica por todos los medios posibles. Este grupo ha logrado mantener el Poder Judicial, principalmente, mediante un bastión que se ha vuelto de gran importancia: Cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. El agrupamiento de personas económicamente poderosas tiene un aliado en sectores gubernamentales de Estados Unidos, eso y sus capitales financieros les hace crearse y creerse la falsa idea de que son “todopoderosos”. El mismo mal espíritu le han introyectado en sus patrones de conducta a sus magistrados.

Estos dos grupos son las dos clases que hay en El Salvador. 1

Desde 2009 cuatro “magistrados” de la Sala de lo Constitucional con astucia jurídica perversa afectan negativamente todo aquello que pueda dañar los esfuerzos -que bien o mal- realiza el Poder Ejecutivo para beneficiar al pueblo. Estos “magistrados” cada vez que pronuncian palabra, tratan, pero les es muy difícil enmascarar, su desagrado con los esfuerzos del Poder Ejecutivo, porque de cierta forma, aunque en ocasiones con debilidad, no defiende en su totalidad los intereses de los más ricos y poderosos, que son los que a su vez sostienen a esos cuatro magistrados. Las argucias jurídicas de esos magistrados, en ocasiones lograron engañar a ciertos sectores de la población, pero cada vez más pierden credibilidad ante la mayoría del pueblo.

Lo ocurrido en los últimos días con el sistema de transporte integrado nos vuelve a demostrar que esos “magistrados” no piensan en el beneficio del pueblo, sus corazones y mentes no están motivados por la justicia, sino en la perversidad y por ello manipulan las leyes con la finalidad de afectar a su contrario y de paso –sin importarles- afectan al pueblo más sufrido. Este sistema de transporte probablemente no cumple, en su totalidad, las grandes necesidades y expectativas de un sistema de transporte que el pueblo necesita, pero da muestras de ser el inicio del fin de tantas mafias de transportistas que por muchos años han recibido subsidios de gobiernos, ofreciendo servicios de transporte publico de los peores que hay en América Latina, estos grupo de transportistas son una mafia que por años se ha enquistado en ese sector.

Los cristianos salvadoreños, ciudadanos de este país, estamos convocados por nuestro Dios a hacer el bien, buscar la justicia, hablar y actuar a favor de la vida y defender los derechos de los afligidos y necesitados. En esta situación del SITRAMSS. Los más afligidos y necesitados no son los que nos movilizamos en transporte particular, sino los trabajadores y trabajadoras que se movilizan cada día para sus trabajos, hogares, llevar sus hijos a la escuela. Por ello es necesario que no permitamos que se pierda o se diluya este proyecto en manos de cuatro “magistrados” que no aplican justicia sino que manipulan la ley a su conveniencia y por supuesto en manos de los grupos económicamente poderosos con los cuales hacen confabulación y componendas contrarias a lograr mejores situaciones para el pueblo trabajador.

En términos generales estos cuatro “magistrados” en todo su ejercicio no han dado señales positivas y consistentes a favor de la justicia, la cual es tan necesaria en la vida cotidiana de este país, por ello no es descabellado ni mal intencionado que sectores amplios del pueblo pidan su destitución.
“Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del necesitado. Proverbios 31. 9” Biblia de las Américas.

martes, 16 de mayo de 2017

Envejecer.

José Arregi

Nadie quiere morir joven, pero nadie quiere envejecer. No parece que el dilema vaya a tener una fácil solución, a no ser que todas las ciencias y el principal de todos los saberes, que es la sabiduría espiritual o el saber vivir a fondo, se den la mano para enseñarnos el arte de vivir, el arte de envejecer y el arte de morir. Vivir, envejecer y morir humanamente. ¿De qué nos servirán nuestros teneres, poderes y saberes, si no sabemos vivir? ¿Y de qué nos valdrán los beneficios de la juventud si no aprendemos a envejecer y no aceptamos morir?

Pero ¿acaso no sería preferible no tener que envejecer ni morir? ¿Y si fuera posible evitar lo uno y lo otro? La pregunta no es superflua. Hace unos días, a un científico francés experto en el asunto le escuché que ya han nacido quienes van a vivir 200 años. Ya al ritmo actual, antes del 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará. Y es de suponer que las nuevas tecnologías, aún apenas ensayadas o todavía ni siquiera imaginadas, podrán ir retrasando indefinidamente la temida muerte (¿por qué tan temida “nuestra hermana la muerte corporal”, que decía Francisco de Asís y a la que dio la bienvenida a los 44 años?). No es absurdo pensar que algún día, no demasiado lejano, nuestra especie Sapiens llegará a una cierta a-mortalidad. Me asusto de solo pensarlo. Me asusto porque solo algunos se podrán beneficiar de esa a-mortalidad –los más ricos, como siempre, a costa de los empobrecidos–, y también porque temo que la a-mortalidad traiga consigo más males que bienes para quienes la posean. Hoy por hoy, prefiero morir a prolongar esta vida indefinidamente. Y prefiero envejecer antes de que la hermana muerte funda del todo mi aliento vital con el Aliento Vital. Y quiero elegir ese momento con la mayor libertad y, cuando llegue, ser dueño de mi aliento para darlo por fin enteramente. Para eso quiero envejecer.

¿Pero qué es envejecer? Desde un punto de vista biológico, envejecer significa acumulación de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo. Los órganos se cansan, las piernas se vuelven más torpes, la memoria más floja, la mente más débil. No es esa vejez la que quiero, aunque hoy parece inevitable. Espero que algún día podremos evitar todos esos deterioros, y así lo deseo, siempre y cuando –salvedad crucial– no sea a costa de la igualdad de todos los humanos y de la armonía de todos los vivientes.
No bastará vivir muchos años si no vivimos humanamente. No bastará con evitar la vejez en cuanto deterioro biológico, si no alcanzamos la sabiduría espiritual, la sabiduría de la vida profunda. No bastará con mantenernos jóvenes de cuerpo, si no llegamos a ser sabios de espíritu.

Pues bien, muchas tradiciones han asimilado la vejez en cuanto ancianidad (acompañada de muchas pérdidas) con esa sabiduría de la vida. Quiero reivindicar esa acepción del término vejez, contra el frívolo y unilateral enaltecimiento de la juventud, la glorificación de la salud y de la forma física, la exaltación de las facultades corporales y mentales, la boga del reishi, la búsqueda del elixir de la eterna juventud en farmacias, parafarmacias, herbolarios, droguerías, grandes superficies, páginas web y tiendas online. No solo de juventud vive el ser humano, sino de sabiduría. Cierto que la sabiduría no depende del número de años, pero es más fácil encontrarla en los viejos que en los jóvenes, con perdón de los jóvenes y sin contarme entre los sabios.
La condición de la sabiduría es saber envejecer. Es decir: saber que hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para intentar y un tiempo para desistir, un tiempo para hablar y un tiempo para callar, un tiempo para crecer y un tiempo para decrecer, un tiempo para liderar y un tiempo para dejarse llevar.
Envejecer es descubrir que todo ha valido la pena a pesar de todo, y que aceptarlo todo aceptándose del todo es la única forma de transformarlo todo. Envejecer es reconocer que la bondad es lo único que ha valido y que valdrá la pena. Y llegar por fin a la paz consigo y con todo.
Envejecer es darnos del todo, hasta morir, hasta nacer, hasta ser nuestro ser verdadero en la Plenitud de lo que ES.

(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 14-05-2017)



domingo, 9 de abril de 2017

El Imperio contra Jesús de Nazaret.


Juan José Tamayo
(Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” y autor de Por eso lo mataron. El horizonte ético de Jesús de Nazaret, Trotta, Madrid, 2003, 2ª ed.)

El 9 de abril de 2004 publiqué en el diario EL PAÍS el artículo “El Imperio contra Jesús de Nazaret”. Trece años después, creo que conserva toda su vigencia tanto en el análisis exegético de los textos de la pasión, apoyado en prestigiosos especialistas, como en la interpretación políticamente liberadora y religiosamente subversiva de dicho acontecimiento, en el horizonte de la teología de la liberación. Por eso he querido recuperarlo y ofrecerlo como reflexión para estos días de Semana Santa JJT.

Las dramáticas imágenes de la pasión de Cristo han estado grabadas en el imaginario social de varias generaciones de cristianas y cristianos que éramos arrastrados a las “misiones populares”, a las procesiones de Semana Santa, a los vía crucis, y nos vimos sometidos a una educación en el sacrificio que exigía reproducir en la propia carne los padecimientos de Jesús. Y todo ello teñido de un antisemitismo muy presente en la conciencia colectiva, que la misma religión oficial ayudaba a fomentar. Tal era el caso de los “oficios” del Viernes Santo, en los que se pedía “por los pérfidos judíos”, a quienes se hacía responsables de la muerte de Cristo, definida como un deicidio. Todo esto configuraba un cristianismo sacrificial sadomasoquista.

Cuando esas imágenes empezaban a diluirse y entrábamos en un proceso de serena aproximación histórico-crítica a los relatos evangélicos de la pasión, apareció la película de Mel Gibson para revivirlas en toda su crudeza y retornar a épocas pasadas. El realizador cinematográfico australiano confesaba que su decisión de rodar la película “fue como una especie de mandato divino” y respondía a la necesidad de “unir el sacrificio de la cruz con el del altar”. Ambas observaciones revelan el nivel providencialista e iluminado en que se sitúa Mel Gibson y los consiguientes prejuicios con que aborda cuestiones tan complejas y espinosas como el proceso de Jesús y la responsabilidad de los judíos en su muerte.

La película fue elogiada por las autoridades del Vaticano y pronto entró a formar parte de la videoteca personal de Juan Pablo II, quien, según algunos testimonios, tras ver la película declaró: “Así fueron las cosas”. La Iglesia Católica, la Iglesia Protestante y la Comunidad Judía de Alemania, empero, denunciaron la violencia que rezuma el film y la nueva ola de antisemitismo que podía despertar en Europa. Todo ello pretendía fundamentarlo Gibson en las visiones de la monja alemana Anne C. Emmerich y en los textos evangélicos, que ciertamente lee con mirada antijudía, de manera descontextualizada y sin recurrir a la mediación hermenéutica. ¿Todo sucedió en realidad como muestra la película? ¿”Así fueron las cosas”?

Mis reflexiones quieren ser una aproximación a los sucesos de los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret a través de una lectura crítica de los textos evangélicos. Empecemos por decir que en la reconstrucción histórica de la muerte de Jesús nos topamos con una dificultad no pequeña: la peculiaridad de los relatos de la pasión, donde no es fácil separar la historia de la interpretación, la biografía de la teología. Creo que a los estudios y filmes sobre la pasión de Cristo, y muy especialmente al de Gibson, se les puede aplicar lo que el profesor de Estudios Bíblicos estadounidense John Dominic Crossan dice de las investigaciones en torno al Jesús histórico: que son un campo abonado para hacer teología y llamarlo historia, o para hacer autobiografía y llamarla biografía (Jesús: vida de un campesino judío, Crítica, Madrid, 1994).

Lo que sí parece fuera de toda duda es que en la detención, el proceso y la ulterior ejecución de Jesús de Nazaret jugó un papel fundamental la espectacular protesta, o mejor, la provocación de Jesús en el Templo de Jerusalén, al arrojar al suelo las mesas de los comerciantes y dispersarlos a latigazos. Se trata de un hecho cuya historicidad no suele cuestionarse. Como asevera el investigador judío Geza Vermes, Jesús hizo lo que no debía, causar una conmoción, en el lugar donde no debía hacerlo, el Templo, y en el momento más inadecuado, inmediatamente antes de la Pascua (Jesús, el judío. Los Evangelios leídos por un historiador, Muchnik Editores, Barcelona, 1973).

El Templo era el lugar sagrado por excelencia y un motivo de orgullo para los judíos. Constituía la principal fuente de ingresos de Jerusalén y la principal atracción turística. La actividad mercantil desarrollada en él era necesaria para que los peregrinos pudieran cambiar la moneda y pagar así el impuesto al Templo. Asimismo, gracias al mercado, los peregrinos podían comprar allí los animales para los sacrificios, sin tener que soportar las molestias que suponía el tener que traerlos de sus propias casas.

¿Qué sentido tenía la acción de Jesús en el Templo? No parece que su intención fuera la de purificarlo. Se trataba de una acción simbólica con la que quería mostrar el final de la religión centrada en los sacrificios (“misericordia quiero, no sacrificios”), así como la protesta contra su significado económico extorsionador. Jesús declara derogado el culto sacrificial e innecesarias las actividades comerciales y fiscales que se desarrollaban en el Templo. Al perder éste sus funciones litúrgico-sacrificiales, comerciales y fiscales, ya no tenía razón de ser. La acción provocativa de Jesús se dirige primero y prioritariamente contra los jerarcas del Templo, verdaderos responsables del establecimiento del mercado allí. No pocos especialistas coinciden en que la provocación de Jesús en el Templo es el eslabón perdido entre el conflicto provocado en Galilea, de donde era oriundo Jesús, y los acontecimientos finales.

Con esta acción estaba tocando el nervio mismo de la aristocracia sacerdotal saducea, que consideraba el culto del Templo su núcleo fundamental tanto en el aspecto religioso como en el económico. Esa acción fue la gota que colmó el vaso de la ira de los sumos sacerdotes, quienes, junto con los escribas y los ancianos, que pertenecían al partido de los saduceos o estaban aliados con él, ocupan el primer plano en los relatos de la pasión. El conflicto mortal lo tuvo Jesús no con el judaísmo, sino con las autoridades judías, no con los fariseos, sino con los saduceos, que se consideraban custodios del orden nacional, basado en el Templo y en la Ley. Un orden cuestionado por el profeta de Nazaret, que confirmaba así su actitud de permanente desafío tanto a la jerarquía religiosa como al Imperio, y se convertía en el principal enemigo de ambos. Por eso, había que deshacerse de él lo antes posible.

El pueblo judío nada tuvo que ver en su condena y posterior ejecución. La decisión de ejecutar a Jesús es de la autoridad política, concretamente del gobernador Poncio Pilato, suprema autoridad judicial de la provincia de Judea, quien gozaba de una autoridad ilimitada y poseía amplios poderes judiciales, también el de aplicar la pena de muerte, como reconoce Flavio Josefo. La potestas gladii era de exclusiva responsabilidad del gobernador romano. Hay, con todo, una tendencia bastante generalizada en los relatos evangélicos de la pasión a cargar sobre los judíos todo el peso de la responsabilidad en la muerte de Jesús y a eximir de toda culpa a Poncio Pilato, que se habría limitado a entregar a Jesús para ser crucificado, pero en contra de su voluntad, y no habría dictado una sentencia formal de muerte.

Algunos de esos relatos presentan al gobernador romano en Judea como una persona insegura, vacilante, que parece no atreverse a tomar decisiones. Pero ese perfil no responde al comportamiento real de Pilato en el ejercicio de su autoridad al servicio del poder ocupante, sino que es fruto de la tendencia antijudía ya presente en algunos relatos de la pasión y radicalizada en la historia del cristianismo. En realidad, Pilato fue un gobernante duro e inmisericorde, inflexible y obstinado, violento y cruel, represivo y depravado, arbitrario e insolente. Así lo atestiguan con todo lujo de detalles Filón de Alejandría y Flavio Josefo.

La responsabilidad de Pilato en la condena a muerte de Jesús es confirmada por el historiador romano Tácito quien, cuando narra la persecución de los cristianos bajo Nerón, dice que el nombre de “cristianos” “procede de Cristo, que, bajo el principado de Tiberio, había sido entregado al suplicio por el procurador Poncio Pilato”. Éste condena a Jesús por motivos políticos, en concreto, por poner en peligro el orden público, por sedicioso. Es muy posible que el gobernador romano en Judea aprovechara gustoso la posibilidad de calmar con un acto intimidatorio la tensión que reinaba en Jerusalén durante la Pascua. Parece dudoso que las autoridades judías emitiesen contra Jesús una sentencia de condena, pues “el relato que la menciona (Mc 14,14; par Mt 26,66) es una excrecencia de origen cristiano elaborada a partir de una sentencia informal en la residencia de Anás, que no tenía personalmente ningún poder judicial”, afirma Simon Légasse (El proceso de Jesús, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1996). No son pocos los investigadores que niegan cualquier intervención del Sanedrín en el proceso de Jesús o, al menos, consideran improbable una condena oficial a muerte. No parece que dicho tribunal estuviera facultado para dictar sentencias de muerte. Y si lo hubiera estado y la hubiera dictado, el castigo hubiera sido la lapidación.

Otro dato incontestable sobre la responsabilidad de la autoridad romana en la muerte de Jesús es que fue crucificado, y la crucifixión era un suplicio romano, no judío. Parece demostrado que todas las crucifixiones llevadas a cabo en Palestina desde la época de los procuradores hasta la Guerra Judía se produjeron por razones políticas.
¿Y la participación del pueblo pidiendo la amnistía para Barrabás y la ejecución para Jesús? Resulta discutible que fuera costumbre amnistiar a un preso durante la Pascua. Nada dice de dicha práctica Flavio Josefo. En definitiva, la lucha de Jesús de Nazaret no se dirigió contra el judaísmo, sino contra el Imperio, y éste reaccionó condenándolo a muerte por considerarlo enemigo público, como antes había hecho con el profeta Juan Bautista. La condena de Jesús no fue un error judicial como creía Bultmann. ¡Se lo había ganado a pulso por su comportamiento transgresor y su permanente actitud conflictiva frente a las autoridades religiosas y políticas.

domingo, 26 de febrero de 2017

Sudán del Sur se hunde en una catástrofe evitable.


100.000 personas se enfrentan a la hambruna en el Estado de Unity. Por segunda vez, tras la crisis de 2011 en el Cuerno de África, se ha declarado oficialmente el estado de hambruna en un país. Un total de 4,9 millones de personas, el 42% de la población del país, necesitan urgentemente asistencia alimentaria.

La ONG Acción contra el Hambre hace un llamamiento urgente para que los líderes políticos pongan fin al conflicto en Sudán del Sur en respuesta a la declaración oficial de hambruna en el Estado de Unity, donde alrededor de 100.000 personas enfrentan niveles catastróficos de hambre e inminente riesgo de muerte. Según la alerta que emitieron el 20 de febrero el gobierno de Sudán del Sur, la Clasificación sobre la Fase de Seguridad Alimentaria Integrada (IPC, según sus siglas en inglés) y el Comité Mundial de Emergencias del IPC, del que forma parte Acción contra el Hambre, la gravedad de la actual crisis no tiene precedentes. Un total de 4,9 millones de personas, el 42% de la población del país, necesitan urgentemente asistencia alimentaria y, según ha declarado Naciones Unidas, se estima que un millón de personas en otras partes del sur del país están al borde de la hambruna, de acuerdo a la clasificación IPC.

“La declaración de hambruna en los condados de Leer y Mayendit, en el estado de Unity no es una sorpresa”, señala Olivier Longué, Director General de Acción contra el Hambre. “Como sabemos por décadas de experiencia, las hambrunas son causadas por el hombre. Las señales de alerta estaban ahí. Y sin embargo, ante este crítico escenario, la respuesta humanitaria internacional es vergonzosamente insuficiente. El personal humanitario sufre frecuentes amenazas a su seguridad y el compromiso político para poner fin a la crisis sigue siendo insuficiente”.

En diciembre de 2013 estalló la guerra civil en Sudán del Sur. A pesar de que se negoció un acuerdo de paz en 2015, la violencia volvió a estallar en abril del mismo año. Gran parte de la población del Estado de Unity fue desplazada y los actores humanitarios no pudieron acceder a las zonas más afectadas. Desde entonces, la agitación política y el conflicto continuo, combinado con la inseguridad generalizada, la inflación, el déficit alimentario y una economía inestable, han contribuido a una emergencia humanitaria en espiral.

Mediante equipos de vigilancia y evaluación se han llevado a cabo varias evaluaciones técnicas en el Estado de Unity y en otras regiones del país, cuantificando la prevalencia de la desnutrición aguda que supera con creces los umbrales de emergencia. “El análisis del IPC y los datos nos señalan claramente dónde se necesita la asistencia humanitaria a gran escala de manera más intensa: en las áreas directamente afectadas por el conflicto”, afirma la Directora de Programas de Acción contra el Hambre, Rebeckah Piotrowski. “Tenemos las herramientas para anticipar y tomar medidas antes de que sea demasiado tarde. Es inaceptable que la comunidad internacional espere a que las crisis se deterioren dramáticamente antes de movilizar una respuesta adecuada”.

Según la alerta del IPC, la asistencia humanitaria a lo largo de 2016 “no sólo mantuvo sino que mejoró la seguridad alimentaria” en muchas zonas. Sin embargo, el bloqueo del acceso que impide que las organizaciones humanitarias lleguen a las poblaciones “sigue siendo un importante reto en el suministro de ayuda” y la recolección de datos sobre las necesidades en las áreas más afectadas. En lugares como el norte de Bahr el Ghazal, donde hemos podido llegar hasta las comunidades y mantener una presencia significativa, nuestros programas han mejorado los niveles de seguridad alimentaria y han reducido la prevalencia de la desnutrición. “En las emergencias, cada vez más complejas y prolongadas, debemos hacer algo más que mantener a la gente viva”, indica Longué. “Por supuesto, actualmente nuestras prioridades más inmediatas en Sudán del Sur están dirigidas a salvar vidas y aliviar el sufrimiento. Pero también debemos pensar en la respuesta posterior y salir de la respuesta de emergencia tradicional. Tenemos que planificar las soluciones que ayudan a trazar un itinerario en el que las comunidades puedan reconstruir y ser más resilientes a las crisis”.

Hoy, Sudán del Sur ha llegado a un punto sin salida. Los actores humanitarios están sobrecargados ante las abrumadoras necesidades, la falta de fondos y un entorno volátil. Es evidente que los actores humanitarios son incapaces de resolver la crisis en sí, pero se les deja trabajar para satisfacer las necesidades de las poblaciones afectadas sin acceso a ellas, sin financiación y sin suministros.

Desde Acción contra el Hambre apremian a la comunidad internacional y a todas las partes en el conflicto para que:

.pongan fin al conflicto
.se movilice una financiación flexible y a largo plazo que permita a los agentes humanitarios la estructuración de una programación para satisfacer las necesidades cuando existan ventanas de acceso
.se financie totalmente la respuesta de emergencia y se mantenga activa esta fuente
.se permita el acceso incondicional y sin obstáculos a las zonas actualmente inaccesibles en el Estado de Unity

Sin una solución política y un acceso seguro e incondicional a las poblaciones necesitadas, el sufrimiento aumentará y más niños morirán. Sudán del Sur está ahora entrando en la "temporada de escasez", cuando las reservas de alimentos se agotarán aún más drásticamente antes de la próxima cosecha. A menos que se movilice inmediatamente una respuesta humanitaria a gran escala, el IPC prevé que la situación en el Estado de Unity, así como en el estado de Bahr el Ghazal del norte, se deteriorará aún más durante los próximos seis meses. El mundo comparte la responsabilidad colectiva de actuar hoy para evitar que el país se hunda aún más en la tragedia. "El momento para actuar es ahora: no podemos fallar al pueblo de Sudán del Sur".

Fuente: 21Rs.es