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jueves, 23 de enero de 2014

La sexualidad como presunta deficiencia.


Jaime Richart

¿De dónde se sacan estos prelados tan rotundas afirmaciones desprovistas de todo rigor cuando afirman que la homosexualidad es una deficiencia? Porque si se fundan en pasajes evangélicos o bíblicos o en ocurrencias de santos, todo el mundo sabe a estas alturas que en esos textos hay de todo y para todo, y que sirven tanto para apoyar un principio o su contrario…

Cuando se habla de normalidad, se parte de una referencia que es el número de cantidad que sirve de modelo. Por el contrario, deficiencia es privación congénita o mutilación posterior de un atributo presente en el ser “normal” o completo, medida su completitud por el número mayor conocido de “normales”. De modo que o todos los seres son incompletos o todos son completos. Si no fuese así, podríamos llegar a decir, por ejemplo, que el macho padece de incomplentitud, de una deficiencia respecto a la hembra habida cuenta la incapacidad o “deficiencia” del macho para alumbrar seres a la vida.

Por ello la aportación del semen a la fabricación de vida no es suficiente como para arrogarse el macho el derecho a pronunciarse sobre el asunto, y menos para coaccionar a la hembra a hacer o a no hacer lo que no quiera hacer con “su” embrión. A fin de cuentas el semen es prácticamente impersonal, puede ser de cualquiera, mientras que el vientre que aloja al ser por venir sólo puede ser “ése”. De aquí el aserto irrefutable latino “mater certa est”, la madre siempre es cierta, el padre no. De lo que no hay es razón suficiente para negar que, como muchos pensamos, todos somos ónticamente perfectos en nuestra precisa mismidad, y que los defectos o deficiencias que se predican son sólo sociales, de costumbres o doctrinarios…

Pues en la naturaleza hay de todo. Sentenciar como normalidad o anormalidad lo que existe, sólo puede explicarse por el número de los seres iguales y el número de los seres desiguales a ellos. Y no hay datos fiables del número de los homosexuales en cada sociedad y en el mundo. Cualquier cuantificación o módulo de valoración está abocado a ser falso o cuanto menos lo suficientemente impreciso como para no permitir pronunciamientos que equivalgan a preferencias personales. Porque aun la heterosexualidad muta a menudo en la naturaleza según condiciones y coyunturas.

Otra cosa es la perversión: lo que abandona su ser para convertirse en otro “ser” que no es conforme a su “natural” naturaleza. Pues bien la perversión abunda tanto o más que la supuesta anormalidad de los desiguales. Y en este sentido, una suerte de perversión es, por ejemplo, el celibato. La decisión de abstenerse de relación sexual por una idea previa pretendidamente “superior”, sublimada y sin revocación, es una deficiencia mental. Celibato es consagrar la vida a una hipótesis: la de la existencia de un dios antropomórfico, haciendo caso omiso de paso y en último término de su consejo de que “no es bueno que el hombre esté solo”. Y más deficiencia todavía, si el sacrificio de la sexualidad natural lo fuese a otra hipótesis: la de un dios que pueda ser simplemente una ecuación aritmética o un principio dinámico o en reposo pero en cualquier caso filosófico de la existencia toda de este mundo y del universo…

lunes, 28 de octubre de 2013

Veterocatólicos y episcopales se comprometen en una comunión más profunda.



Por Matthew Davies

Los veterocatólicos y episcopales en Europa han convenido en entrar en una comunión más profunda, buscando nuevos modos de colaborar, preparando una estructura común y allanando el camino hacia el objetivo final de convertirse en una sola Iglesia en Europa.

La Convocación de Iglesias Episcopales en Europa aprobó dos resoluciones durante su convención celebrada en Roma del 17 al 20 de octubre, luego de la exhortación que le hiciera el arzobispo de los veterocatólicos, Joris Vercammen, en la cual alentaba a las iglesias a “trascender nuestras fronteras” y convertirse en “agentes de la transformación”.

Una resolución compromete a las congregaciones de la Convocación a procurar la colaboración con sus congregaciones veterocatólicas vecinas mediante la creación de ministerios mutuos en cultos, programa y actividades de alcance comunitario, y por un aumento del conocimiento y la conciencia de las mutuas tradiciones.

Otra resolución respalda al obispo encargado de la Convocación y al arzobispo de Utrecht “en su empeños mancomunados de fomentar nuestra vida común en Cristo”.

Las Iglesias Veterocatólicas de la Unión de Utrecht es la denominación con la que la Iglesia Episcopal mantiene la más antigua relación de plena comunión, que se remonta al Acuerdo de Bonn de 1931.

“La obra de la plena comunión se propone la comunión más plena que podamos concebir”, dijo Vercammen a los delegados el 18 de octubre en la convención de la Convocación. “Espero poder seducirles a la libertad mediante la cual el Espíritu Santo quiere abrir nuestras mentes”.

El Rvdmo. Pierre Whalon, obispo a cargo de la Convocación, dijo que Vercammen había plantado una semilla “para que nosotros oráramos acerca de quiénes somos juntos… y determináramos que ya no nos consideramos iglesias separadas… Debemos pensar fuera de nosotros mismos”.

Whalon dijo a ENS que existe un profundo deseo de formar “una comunión de iglesias que pueda tener un testimonio común en la Europa continental” y que tal comunión traería a la Iglesia Veterocatólica y a la Iglesia Episcopal “tan cerca como fuera posible de la plena unidad visible sin hacer dejación de la autonomía local de las jurisdicciones individuales”. La profundización de las relaciones entre los veterocatólicos y los episcopales, afirmó él, podría alentar a otras iglesias anglicanas y asociados en plena comunión en Europa a trabajar de manera más deliberada hacia la unidad.

La Diócesis en Europa de la Iglesia de Inglaterra incluye parroquias a través de todo el continente. La Iglesia Reformada Episcopal de España y la Iglesia Lusitana de Portugal son las dos otras jurisdicciones anglicanas en Europa.

“En el muy largo plazo podría ser el objetivo tener sólo una estructura eclesiástica que sería tanto veterocatólica como episcopal”, dijo Vercammen. “Por ahora tenemos que organizar las medidas que hemos de tomar a fin de lograr este objetivo a largo plazo”.

“Supongo que los veterocatólicos podrían ayudarnos a convertirnos en nuevos episcopales”, dijo la Rda. Gay Clark Jennings, presidente de la Cámara de Diputados, en sus palabras a la convención, que sesionó en San Pablo Intramuros [St. Paul’s Within-the-Walls], una iglesia episcopal en el centro de Roma. Ella describió la propuesta de Vercammen como “una forma radical de comunidad, un nuevo modo de ser la Iglesia, la Iglesia que somos llamados a ser”.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori, luego de oír las noticias acerca del llamado de Vercammen y la respuesta de la Convocación, dijo a ENS que estaba “profundamente agradecida por la creciente conciencia de las posibilidades de la plena comunión en Europa, y el creciente compromiso que la hace una mayor realidad”.

Y añadió: “¡Imagínense el testimonio misional y la posibilidad de una inconsútil comunidad cristiana anglicana-episcopal-veterocatólica-luterana! La robusta y profunda relación entre veterocatólicos y episcopales en Europa es la precursora, que sencillamente podría conducir a otras partes del Cuerpo de Cristo a una mayor asociación”.

Jefferts Schori fue invitada por la Iglesia Veterocatólica en 2011 cuando visitó Utrecht ypronunció la Conferencia de Quasimodo, un evento anual que explora asuntos religiosos en la sociedad contemporánea.

Vercammen, en sus palabras a la convención de la Convocación, hizo citas de esa conferencia, durante la cual Jefferts Schori dijo que el ecumenismo “es básicamente trabajo doméstico: limpiar la casa, ponerla en orden, para que pueda ser un hogar… La labor ecuménica comienza en la visión bautismal de un cuerpo de Cristo restaurado, pero no puede tenerse en ninguna versión limitada de lo que el cuerpo de Dios incluye. Estamos aquí para ayudar al todo, y ése es el futuro al que quiero apuntar en ser católico más allá de las fronteras”.

Luego de ese discurso, Vercammen dijo a ENS que se necesitaba más creatividad para tratar con la superposición de jurisdicciones.

“Necesitamos más iniciativas concretas”, tales como búsquedas comunes de un liderazgo eclesiástico que sirva más allá de las jurisdicciones, dijo “y luego podemos realmente construir un núcleo de Iglesia donde los cristianos de todos los orígenes puedan reunirse. Tenemos una oportunidad única y sería una lástima si no la aprovecháramos”.

La Iglesia Episcopal entró en plena comunión con las Iglesias Veterocatólicas de la Unión de Utrecht en 1934 sobre las bases del Acuerdo de Bonn suscrito tres años antes. La Iglesia Veterocatólica cuenta con unos 200.000 miembros repartidos entre varias iglesias nacionales de Europa, localizadas en los Países Bajos, Alemania, Suiza, Austria, la República Checa, Polonia, Francia e Italia Se separaron de la Iglesia Católica Romana porque no pudieron aceptar la definición de la infalibilidad papal presentada por el primer Concilio Vaticano en 1870.

La Convocación de Iglesias Episcopales en Europa sirve a una demografía de cristianos culturalmente diversa en 20 parroquias y misiones a través de Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Italia y Suiza.

Además de los veterocatólicos, la Iglesia Episcopal está en plena comunión con la Iglesia Evangélica Luterana en América, la Iglesia Católica Siro-Malabar de la India, la Iglesia Morava de América del Norte y la Iglesia Filipina Independiente.

Las iglesias en plena comunión reconocen formalmente que comparten doctrinas esenciales, incluidos el bautismo y la eucaristía; convienen en la mutua aceptación de los servicios de sus respectivos cleros y se comprometen a trabajar juntas en la evangelización y la misión. Las iglesias se convierten en interdependientes al tiempo que siguen siendo autónomas.

– Matthew Davies redactor y reportero de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Santas, Santos: Celebración de los Santos.



Conforme a la Convención General de 2009
Iglesia Episcopal

Benditas fiestas de benditos mártires, santas, santos,
con afectuosa conmemoración saludamos nuevamente vuestro retorno.
Dignos logros y maravillas alcanzaron, digno el Nombre que ostentaron;
con melodiosa y adecuada alabanza, por siempre les honramos.

Texto latino del siglo doce,
#238, The Hymnal 1982

Este recurso ha estado en desarrollo desde hace muchos años, y para la Iglesia Episcopal representa una importante adición al calendario de los santos. Podemos estar agradecidos por la amplitud de santa experiencia y sabiduría que brilla en estas páginas. Pueda esa luz iluminar sus vidas y las vidas de aquellos con los que adoran!
—Rvdma. Katharine Jefferts Schori,
Obispa Presidente de la Iglesia Episcopal

Prólogo

En una de las oraciones del Libro de Oración Común leemos: “Dios todopoderoso, que por tu Santo Espíritu nos has hecho uno con tus santos en el cielo y en la tierra: Concede que en nuestro peregrinaje terrenal seamos continuamente sostenidos por esta comunión de amor y oración”. Esta comunión de amor y oración es la comunión de los santos afirmada en el Credo de los Apóstoles.

Con los años, Fiestas Menores y Ayunos ha ayudado a la Iglesia a crecer en el aprecio de esta comunión. Con cada sucesiva Convención General se han añadido más nombres al calendario. Al mismo tiempo, se han planteado nuevas cuestiones en relación con algunas de las biografías, las opciones en su escritura y la composición de las Colectas. Durante mi mandato como Obispo Presidente, solicité a la Comisión Permanente de Liturgia y Música que llevara a cabo un examen y una revisión de Fiestas Menores y Ayunos, y que considerara nuevamente cada entrada en el actual calendario de los santos, junto a cualquier nueva propuesta para las conmemoraciones. Para ello, se estableció un comité de la Comisión. Santas, Santos: Celebración de los Santos es el fruto del minucioso y esmerado trabajo de este comité.

Santas, Santos: Celebración de los Santos se propone ampliar la conciencia cultual de la comunidad respecto a la comunión de los santos, y así mismo procura brindar mayor expresión a las muchas y diversas maneras en que Cristo, a través de la agencia del Espíritu Santo, ha estado presente en la vida de los hombres y las mujeres a lo largo de las edades, tal y como sigue estándolo en nuestros días. Ante circunstancias a menudo muy diferentes a las nuestras, estas almas valientes dieron testimonio de ese amor crístico que desafía a la muerte, en el servicio, en la santidad de vida, y en el desafío a las prácticas y perspectivas predominantes de sus épocas, tanto dentro de la Iglesia como en la sociedad.

Los hombres y las mujeres que se conmemoran en el Calendario no son, simplemente, ejemplos de fidelidad para inspirarnos: ellos están activos en el amor y en la oración. Ellos son compañeros en el Espíritu capaces de apoyarnos y alentarnos mientras procuramos ser fieles en nuestro día a día.

Una vez más, el Libro de Oración nos invita a orar, diciendo: “Oh Dios, Rey de los santos, alabamos y glorificamos tu santo Nombre por todos tus siervos que han terminado su carrera en tu fe y temor: por la bendita Virgen María; por los santos patriarcas, profetas, apóstoles y mártires; y por todos tus demás siervos justos, tanto conocidos como desconocidos; y te rogamos que nosotros, estimulados por su ejemplo, ayudados por sus oraciones y fortalecidos por su comunión, seamos también partícipes de la herencia de los santos en luz.”

Es mi esperanza que Santas, Santos: Celebración de los Santos, con su ampliación del calendario para conmemoraciones, profundizará y enriquecerá la conciencia y la apreciación de nuestras congregaciones sobre la libertad del Espíritu Santo para morar en la vida humana y para hacerla revelación del amor reconciliador de Cristo.

Frank T. Griswold
Vigésimo quinto obispo presidente

Prefacio

“Allí, nos concederá el Señor celebrar el natalicio de su martirio, reuniéndonos todos en cuanto nos sea posible con júbilo y alegría, para celebrar la memoria de los que ya terminaron su combate, y para ejercicio y preparación de los que aún han de combatir”
(Martirio de Policarpo, obispo de Esmirna, A.D.156)

Desde sus inicios la Iglesia se alegra en reconocer y conmemorar a los fieles difuntos que siguiendo el ejemplo de su Salvador Jesucristo fueron extraordinarios o incluso heroicos servidores de Dios y de su pueblo. Por medio de este reconocimiento y conmemoración, sus devotos ministerios perduran en el Espíritu, así como su ejemplo y compañerismo continúan alimentando a la Iglesia que peregrina en su camino hacia Dios.

Santas, Santos: Celebrando a los Santos marca una nueva etapa en la recuperación dentro de la Iglesia Episcopal de la conmemoración litúrgica de los santos.

El primer Libro de Oración Común Inglés (1549) conserva un pequeño número de las muchas fiestas que aparecen en el calendario del Misal de Sarum. Todas, excepto una de estas fiestas, fueron importantes días festivos directamente relacionados con el Nuevo Testamento; es decir, sin la inclusión de santos post-bíblicosEl Libro de Oración de 1662, usado por los anglicanos que vivieron en las colonias americanas en las décadas anteriores a la independencia, exhibe en su calendario los nombres de sesenta y siete santos, pero sin ninguna provisión para su conmemoración litúrgica.

El primer Libro de Oración Común de América (1789) no incluye en su calendario días santos menores (fiestas menores), y este continúa siendo el caso en los libros de oración de 1892 y 1928.

Sólo en 1964 la situación cambia. En ese año la Convención General aprobó la inclusión en el calendario de más de un centenar de días santos con propios litúrgicos para facilitar su celebración en la adoración de la Iglesia. Desde entonces, el número de santos que figuran en el calendario ha ido aumentando gradualmente, y como consecuencia, Fiestas Menores y Ayunos ha sido revisado cada tres años para tomar en consideración estas adiciones.

En el año 2003 la Convención General pidió una revisión amplia de Fiestas Menores y Ayunos, una revisión lo suficientemente amplia como "para reflejar nuestra conciencia cada vez mayor del ministerio de todo el pueblo de Dios y de la diversidad cultural de la Iglesia Episcopal, de toda la Comunión Anglicana, de nuestros socios ecuménicos, y de nuestra experiencia viva de la santidad en las comunidades locales". Varios años de extenso estudio y consulta conducen a la presentación de Santas, Santos: Celebración de los Santos, que fue aprobado para su uso experimental por la Convención General en Julio de 2009. Ninguna de las conmemoraciones que figuran en las Fiestas Menores y Ayunos han sido omitidas, y poco más de un centenar de nuevas conmemoraciones se han añadido (casi idéntico al número agregado en 1964).

El autor de la Carta a los Hebreos escribe: “Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe” (Heb.12:1-2a). El grandemente enriquecido Calendario contenido entre estas páginas aporta la realidad de carne y sangre a esa gran multitud de testigos que no está restringida al estatus de ordenación, denominación, género, cultura, o vocación profesional. Cuanto más fielmente es observado este calendario, más íntimamente seremos introducidos a una extraordinaria variedad de hombres y mujeres quienes, al igual que nosotros, fueron creados por el Padre, bautizados en el Hijo, y empoderados por el Espíritu para el ministerio en los más diversos contextos y circunstancias.

En estos santos no encontramos modelos de perfección absoluta, sino a hombres y mujeres cuyas vidas, con todas sus diversidades de dones y gracias, fueron reformadas por la actividad redentora de Dios. Puede que nos anime darnos cuenta que a pesar de sus deficiencias y las nuestras, todos somos por igual pecadores redimidos llamados a ser santos, aquellos en quienes la palabra de Cristo resucitado a san Pablo tiene su cumplimiento: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad” (2 Cor. 12:9).

Las fiestas menores que figuran en Santas, Santos: Celebración de los santosson recomendadas  para la observancia opcional y no se pretende en modo alguno que vayan en detrimento de la primacía del domingo y la celebración de los principales días santos.

Para contribuir con la conmemoración litúrgica de estos días santos, se ha provisto de una colecta acompañada de tres lecturas bíblicas, en caso de ser requeridas para una celebración eucarística completa. Se ha sugerido un prefacio apropiado, y así mismo se ha proporcionado una biografía de la persona o personas conmemorada(s).

En algunas ocasiones son conmemoradas dos o más personas en forma conjunta y por lo tanto comparten el mismo propio; en otras ocasiones se producen dos conmemoraciones separadas en el mismo día y cada una tiene un propio en particular. La decisión deberá ser tomadas en cada comunidad de fieles respecto a cuál de las dos conmemoraciones observar en ese día de un año determinado.

Asimismo, han sido aprobados por la Convención General comunes adicionales que se encuentran incluidos aquí.
Como en pasadas ediciones de Fiestas Menores y Ayunos, este volumen contiene Lecturas y Salmos para los días de las estaciones de Adviento, Navidad (hasta el Bautismo de Cristo), Cuaresma y Pascua. Igualmente, se incluye un leccionario eucarístico de seis semanas y uno de dos años para los días de entresemana.

Se tiene una deuda de agradecimiento para con las muchas personas que dieron forma al Calendario, componiendo las Colectas, seleccionado las Lecturas y escribiendo las biografías contenidas en Santas, Santos: Celebración de los santos. Su devoto trabajo durante varios años es enormemente apreciado.