martes, 6 de enero de 2015

Ni eran reyes ni eran tres.


Mateo 2, 1-12

Por Lisandro Orlov

Ya no es posible acercarnos a un texto de las Escrituras con actitud inocente. La duda y la sospecha como metodología interpretativa es sumamente útil como para comprender e interpretar los silencios, las ausencias y los énfasis de un texto. Todo escrito tiene siempre una doble función de revelar y ocultar, de inducir y llevar a sus lectores en una determinada línea de pensamiento. No hay escrito alguno que sea inocente.

Es por ello que tenemos que preguntarnos qué tiene que ver este texto del evangelio, central a la celebración de la Epifanía con la epidemia del vih. Si analizamos la intencionalidad de todo el Evangelio de Mateo podemos colocar este fragmento en una perspectiva mayor y más amplia. Aquellos que estaban destinados a ser los instrumentos principales del proceso de liberación iniciado por Dios, por problemas interpretativos de las Escrituras, no pueden comprender ese proceso. La forma en que están leyendo la historia de la salvación les ha hecho ciegos y sordos a los acontecimientos de la Navidad. No pueden comprender la forma paradójica en que ese Dios que reconocen y alaban, adopta para manifestarse. Estamos nuevamente frente a un problema hermenéutico. El problema es la forma en que utilizamos las Escrituras para interpretar la realidad del presente de Dios.

Ya habíamos hecho de los pastores, grupos sumamente sospechoso y estigmatizado por los grupos de poder intelectual, religioso y político de su tiempo, un idílico y lírico grupos de buenos muchachos que le quitó todo escándalo al hecho que sean justamente ellos los primeros en recibir la buena noticia de la Encarnación de Dios. Era necesario quitarle todo aspecto escandaloso al relato para que no produjera en nosotros y nosotras ninguna reacción peligrosa. El primer grupo que se acerca al Niño de Belén es un grupo considerado indigno de tal regalo y un grupo realmente peligroso para la defensa de los valores tradicionales.

Ahora es necesario hacer el mismo proceso con el siguiente grupo. Estos magos de oriente que se aproximan al pesebre son también un grupo sospechoso y estigmatizado por toda la tradición religiosa de todos los tiempos. Leyes, sabiduría y profetas advierten en contra de todos los magos, de entonces y de ahora. En realidad estos señores son aquello que hoy llamaríamos astrólogos y muy lejos de ser astrónomos. Están más cerca de los que redactan horóscopos que los científicos que estudian los misterios del universo. Estos magos son también un grupo muy mal visto por los que interpretan las Escrituras. Nuevamente el escándalo y para evitar esa lamentable situación los hemos transformado en reyes cuando en realidad son unos sospechosos charlatanes. Por más que en las reuniones sociales hablemos de los signos del zodíaco, de los resultados de horóscopos diversos, que entretienen nuestras frivolidades, ninguno de nosotros y nosotras tomamos muy en serio esas predicciones y adivinanzas. Exactamente ocurría con los magos del oriente y del occidente, del norte y del sur. No son sabios, ni reyes ni sabios: son magos con toda la carga que aún hoy le damos a esta afirmación. Muy buenos para animar fiestas infantiles pero que ninguno de nosotros tomaríamos muy en serio, excepto Dios en forma sorprendente.

Estas personas, cuyo número permanece en el misterio más profundo y que hemos hecho que sean tres porque tres son los regalos, proceden de un grupo que está fuera de la comunidad de fe. Otro escándalo. Dios se revela a aquellos grupos que por diversas razones se han colocado o los hemos colocado fuera de los límites de la comunidad de fe. Esta manifestación a estos magos pone en tela de juicio que la salvación no exista más allá de las hipotéticas fronteras que hemos establecido para limitar la acción de Dios a los grupos que consideramos políticamente correctos. Esta realidad puede tener una fuerza sumamente importante para fundamentar nuestra acción pastoral, nuestra reflexión bíblica y la construcción de nuevos paradigmas teológicos. La acción de Dios va más allá de todo lo que podemos comprender y lo peor, más allá de los que podemos tolerar.

Este texto justifica, fundamente y nos compele a continuar nuestra acción pastoral y de acompañamiento con todos los grupos vulnerables al estigma y la marginación que producen nuestras propias comunidades de fe cuando hacen lecturas incompletas y tradicionales de las Escrituras. Este texto y la llegada de estos magos sospechosos a las ortodoxias del poder político y de la sabiduría religiosa establecida, nos ayudan a explicar, fundamentar y continuar con nuestro diálogo con cuanto grupo excluído y marginados por sociedades y comunidades de fe. Es necesario recuperar el escándalo de este texto y dudar y sospechar de lecturas tradicionales que los han esterilizado.

El texto del profeta Isaías nos ayuda a enmarcar esta reflexión. Allí se nos habla de la situación de exiliados que por diversos motivos se mantienen lejos del espacio de vida a la cual pertenecen. Allí se los alienta a retornas a aquellos espacios a los que pertenecen y que les pertenecen. Igualmente muchos de las personas y grupos en situación de vulnerabilidad a la epidemia del vih viven exiliados de nuestras comunidades y en nuestra acción pastoral queremos alentarles a retornar y ocupar el espacio de dignidad que les pertenece. Ya no son más “los otros y las otras”. Desde siempre, desde la Encarnación, desde la llegada de los sospechosos y divertidos magos, todas las personas y grupos vulnerables al estigma y la descalificación de los poderosos políticos y religiosos, son de los nuestros y de las nuestras. Se ha roto para siempre esa forma extraña de hablar de ellos y nosotros, de ellas y nosotras. El objetivo de todo este Evangelio de Mateo es mostrarnos que Dios ha abierto hace tiempo su Reino a todos y todas en una forma que va más allá de lo que podemos comprender y aceptar. Es el escándalo de la radical inclusión de Dios. De eso trata este texto y eso nos cuesta reconocer. Por ello y como una consecuencia para protegernos tenemos que adornarlos y pensar que no son pobres magos sino reyes y que además de tener sangre azul son generosos magos.

Indudablemente estos magos están algo confundidos y ellos mismo no han comprendido totalmente la acción de Dios. Realmente los astros, la naturaleza, los pocos y bonitos ríos y lagos que aún no han sido contaminados, ni los cielos con o sin nubes nunca pueden revelar la verdadera naturaleza de la forma de revelarse de Dios. Ni astros ni flores nos pueden revelar a este Dios que para revelarse escoge el esconderse en aquello que nos cuesta aceptar. Si bien la estrella no los dirige hacia el centro del poder político, ellos igualmente y por una concepción teológica tradicional, es decir, desde una teología de la gloria van al palacio porque piensan que allí conocen todo. Es siempre esa tentación de buscar ser validados y reconocidos por los centros de poder. Ese poder busca el asesoramiento de teólogos y estudiosos funcionales al sistema, que siempre los hay en gran cantidad. Conocen las Escrituras pero no las entienden ni las aplican. Su conocimiento de las Escrituras es un obstáculo a la comprensión de los signos de los tiempos. La epidemia del vih y la situación de vulnerabilidad en que viven personas y grupos es un signo de los tiempos que exige comprensión desde caminos no tradicionales. Para entender esta realidad debemos alejarnos de estos grupos de poder y caminar hacia los pesebres que la epidemia del vih y sida nos revela y donde se han detenido todas las estrellas de Dios que nos hablan de una nueva forma de comprender su voluntad.

Para la revisión de vida

¿Dónde vemos en nuestra realidad y en el contexto de la pandemia del vih y sida, signos de esperanza y luz? ¿Estamos orando para que Dios se revele en algún espacio en especial? ¿Cuál?

Para la reunión de grupo

¿Nuestra invitación a formar parte de nuestras comunidades de fe a personas y grupos en situación de vulnerabilidad al vih o sida es parte de un proceso de liberación, de inclusividad y de relectura bíblica?

Para la oración de las y los fieles

Con la alegría de saber que la Palabra se ha hecho carne, oremos en paz por la iglesia y todas las comunidades de fe, por aquellos exiliados de nuestras comunidades y por toda la creación de Dios.

(Se hace un breve silencio:)

Por la iglesia, para que radiante y renovada por la alegría y la fe en el nacimiento paradójico del Salvador, pueda guiar y servir con esta luz de la Epifanía, luz de tu manifestación en el rostro y la vida de las personas y situaciones de vulnerabilidad y poder construir juntos un espacio donde tu gracia y tu amor nos den unidad. Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.

Por todos aquellos y aquellas que tienen poder y autoridad en la sociedad y en la iglesia, para que puedan ser guiados por tu sabiduría y tu compasión, para que puedan buscar siempre y en todo lugar el bienestar de los que han sido estigmatizados y excluidos por nuestros prejuicios, nuestra equivocada comprensión de tu voluntad y para que todos busquemos tu perdón y renovación. Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.

Por los países y las regiones de la tierra, divididas por el odio y el prejuicio, pera que ellos y nosotros podamos caminar los senderos de paz y reconciliación, Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.

Por todos aquellos y aquellas que viven en soledad, exclusión, temor y miseria, para que sobre ellos y ellas pueda brillar la luz de tu amor que todo lo repara y cura, y para que sientan la mano amiga y fraterna de nuestra comunidad de fe, que se abre con gozo para recibirles incondicionalmente. Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.

Por todos aquellos y aquellas que se reúnen en esta iglesia, como tus hijos e hijas, para que brillen como el rostro de Dios, y que puedan iluminar los caminos y senderos que llevan a afirmar nuestra fe y compromiso para hacer de este nuevo año, un tiempo de la alabanza que nace del reconocer la dignidad de toda tu creación. Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.

(Aquí se pueden incluir otros motivos de intercesión:)

Por todos los santos y santas que comparten la eterna luz de Cristo, para que sus ejemplos de fe, de amor y de vida, guíen los pasos y las acciones de tu pueblo para que continuemos siendo escándalo para los que oprimen y excluyen. Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.



Confiando en tu misericordia, nos encomendamos a nosotros mismos y a todos aquellos y aquellas que nos has encomendado que cuidemos, por aquel que nació para escándalo y temor de tiranos e injustos líderes de los pueblos. Señor, libera al pobre que suplica, y al humilde que está desamparado.



Oración comunitaria

Camino de la Epifanía, tu revelaste a tu Hijo a todos los pueblos por la guía de una estrella. Guíanos ahora a nosotros y nosotras por la luz de la fe para reconocer tu presencia en nuestras vidas y en las vidas de las personas que viven con vih o con sida, y llévanos por los caminos que conducen a la plenitud de tu Reino de justicia. Te lo pedimos por tu Hijo, Jesucristo, nuestro hermano y amigo, que vive contigo y con tu pueblo, y con el Espíritu de servicio, siempre un Dios con nosotros y nosotras, ahora y siempre.

Amén.

Pastor Lisandro Orlov, Pastoral Ecuménica VIH-SIDA

Fuente: alc-noticias

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