por María Claudia Cambi
Un 22 de noviembre de 1859 -dentro de una familia de inmigrantes escoceses- nacía en Buenos Aires Cecilia Grierson, pionera no sólo por ser la primera mujer en obtener el título de Médico en Argentina y de Cirujana en Sudamérica, sino también porque dentro la Medicina abrió caminos incursionando e innovando en campos hasta el momento relegados. Fue también fundadora del Partido Socialista y del Movimiento Feminista en Argentina. Sin embargo, su vida y su lucha no tienen un reconocimiento histórico digno de su legado y a la altura de los hombres de su generación.
Como es de suponer, el ingreso de Cecilia en la Facultad de Medicina no fue fácil. Debió presentar un recurso para lograr su admisión, hasta entonces vetada a las mujeres. El desarrollo de sus estudios tampoco le resultó fácil, en un ambiente de críticas, burlas y desprecio por parte de sus compañeros. Un claustro universitario cargado de prejuicios, en una época en la que las mujeres -si acaso- debían estar agradecidas si llegaban a terminar la educación secundaria.
Como también es de suponer, fue una alumna destacada, y el mismo temperamento inconformista y activo le llevó a participar en la vida universitaria más allá de lo estrictamente necesario. Fue ayudante alumna de la cátedra de Histología de forma gratuita durante dos años, pero al asignarse una renta a dicho cargo, el mismo fue otorgado a un varón. Lejos de desmoralizarse, puso aún más empeño en su lucha transformando los obstáculos en desafíos. Siendo aún estudiante, fundó la primera Escuela de Enfermería del país, modernizó el servicio de ambulancias implantando el sistema de alarmas de campana de los bomberos, atendió la emergencia de la primera epidemia de cólera, donde advirtió la necesidad de innovar en la formación del personal auxiliar y prestigiar su función.
El 2 de julio de 1989 obtuvo su título de Médica Cirujana. No pudo acceder a una cátedra en la Facultad a pesar de haber ganado el concurso del cargo, porque estaba vetado para mujeres, situación que se repitió en otros aspectos del ejercicio de la Medicina -como la cirugía- considerados territorio de hombres. Se dedicó a la docencia dirigida a la enfermería, la puericultura, los niños, y la discapacidad. Fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, que luego se incorporaría a la Cruz Roja.
Su generosidad intelectual le llevó a enseñar y aplicar todo lo que aprendía. Llevar a la práctica y expandir el conocimiento era su motor en todas las instituciones, asociaciones y escuelas que fundó o impulsó.
Evidentemente, un espíritu como el de Cecilia, no podía limitarse a la medicina. Su inconformismo y sus profundas inquietudes sociales la llevaron a tener una actividad destacada en los inicios del Socialismo Argentino, así como en la lucha por el sufragio femenino y los derechos civiles y políticos de las mujeres.
Junto a otras pioneras como Alicia Moreau de Justo y Elvira Rawson, lucharon por derechos tales como el divorcio, la ciudadanía política, la emancipación femenina, el mejoramiento de la maternidad, y la protección social de los desamparados comenzando por la madre y la niñez.
Demandaron mayores oportunidades educativas y laborales para la mujer, así como el mejoramiento del status de la mujer casada, demostrando a través de un concienzudo estudio del Código Civil vigente, que su condición jurídica era similar a la de un niño.
Muchas de sus reivindicaciones fueron -gracias a la entrega y tesón de estas mujeres pioneras- reconocidas en décadas posteriores.
Estas mujeres soportaron los prejuicios y la incomprensión de la época y de una sociedad tradicional y cerrada. Aún cuando se debatían entre su posición reivindicativa en lo civil y político y más bien determinista en cuando al rol social de la mujer, la valentía, la generosidad y la entrega de estas mujeres hacen que su lucha y sus logros sólo puedan tener una única respuesta:ADMIRACION.
La lucha de la época de Cecilia podría sintetizarse en el reconocimiento de los derechos, la lucha de nuestra época es la de la efectividad en el disfrute y ejercicio de esos derechos en pie de igualdad. Ese es el desafío de las Cecilias del Siglo XXI.
La vida de todas las Cecilias que hubo y que hay es el mejor argumento contra quienes -a la manera de esos médicos que se negaban a darle el sitio y el trato merecido en pie de igualdad- todavía se resisten a comprender que el Feminismo es la ideología de la igualdad, y no de la dominación, de aquellos que insisten en negar derechos, sencillamente porque no quieren perder sus privilegios.
María Claudia Cambi
Valencia, 22 de noviembre de 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario