viernes, 5 de septiembre de 2014

Hacia la Cumbre sobre el Clima 2014.


- Sesión informativa adelantó detalles de la trascendente reunión que tendrá lugar el 23 de septiembre en Nueva York. El próximo paradero es la COP 20 de Lima en diciembre.

Por María Khoury Arvelo y Luis Manuel Claps

Servindi, 4 de setiembre, 2014.- El Centro de Información de las Naciones Unidas para el Perú (CINU) ofreció ayer una conferencia de prensa como anticipo de la Cumbre sobre el Clima que tendrá lugar el próximo 23 de septiembre en Nueva York.

La sesión informativa estuvo a cargo de Dan Shepard, jefe del Departamento de Información Pública sobre Cambio Climático de la ONU, y Fernando Castellanos, oficial de enlace de la Oficina para el Cambio Climático del secretario general Ban Ki-moon.

Periodistas de Brasil, México, Panamá, Trinidad y Tobago y Perú participaron simultáneamente de la teleconferencia y al término de las exposiciones hubo un espacio abierto para las preguntas.
Anuncios concretos

Aunque no será de negociación, en la cumbre se tratarán temas críticos divididos en ocho áreas de acción prioritarias: agricultura, ciudades, energía (eficiencia y energías renovables), financiamiento, contaminantes, transporte, resiliencia, adaptación, capacidad de respuesta y bosques, con énfasis en la deforestación.

Además, la cumbre contará con cuatro sesiones temáticas: Clima, salud y trabajo; Ciencia climática; Razones económicas para actuar; y Voces desde el frente.

“El secretario general invita a los líderes de gobiernos, instituciones financieras, empresas y la sociedad civil del mundo a participar de la Cumbre sobre el Clima para activar y acelerar la adopción de medidas concretas en relación al clima. Es tiempo de actuar ya porque hay muchísimas cosas que podemos hacer para enfrentar el cambio climático y las soluciones están disponibles ahora”, comentó Shepard.

“Se convoca a acudir a la cumbre con anuncios y medidas audaces destinadas a reducir las emisiones, reforzar la resiliencia y movilizar la voluntad política para llegar a un acuerdo significativo en 2015″, concluyó.

Por su parte, Castellanos señaló que el objetivo de la cumbre es “propiciar un ambiente constructivo para generar el compromiso necesario de los países, a fin de llegar a una negociación positiva y acuerdos ambiciosos en la COP 21 de 2015 en París pasando antes, desde luego, por un ambiente similar en la COP 20 de este año en Lima, Perú”.
El rol de los pueblos indígenas

“Los pueblos indígenas estarán presentes en la Cumbre sobre el Clima durante la sesión temática Voces desde el frente (Voices from the Climate Front Lines) y desde ahí podrán hacer oír sus voces e interactuar con los líderes de los gobiernos y otros participantes”, comentó Shepard ante una pregunta de Servindi sobre el rol de los pueblos indígenas en la cumbre.

En simultáneo a la Cumbre sobre el Clima, entre el 22 y 23 de septiembre se llevará a cabo la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas en la sede de la ONU.

El domingo 21 de septiembre, a las 11,30 a.m., tendrá lugar la masiva Marcha de los Pueblos Frente al Cambio Climático, con réplicas en las principales ciudades del mundo.
Ausencias relevantes

Mientras tanto, una nota de la agencia Bloomberg confirmó hoy la decisión de los líderes de China e India, dos países de gran relevancia para las negociaciones climáticas globales, de no participar en la próxima Cumbre sobre el Clima de las Naciones Unidas.

“El presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro de la India, Narendra Modi, comunicaron al secretario general Ban Ki-moon que no estarán en la reunión del 23 de septiembre en Nueva York”, informó Bloomberg.

China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero y la India es el tercer emisor después de los Estados Unidos.

China e India suman casi un tercio de todas las emisiones y su huella de carbono está en aumento.

Para acceder al audio completo (en inglés) de la conferencia que se desarrolló ayer hacer clic aquí.
Otras noticias:

Fuente: Servindi

jueves, 4 de septiembre de 2014

El establishment occidental y la manipulación de las masas.



Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la psicología de masas, escribió en su libro Propaganda (1.928), “La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurados y de las opiniones de las masas es un elemento importantes en las sociedades democráticas. Aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder dirigente de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes están amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran medida por hombres de los que nunca hemos oído hablar”. Asimismo, fundamenta el sustento de todos los sistemas de gobierno en la “manipulación de la opinión pública”, al afirmar que “ los Gobiernos, ya sean monárquicos, constitucionales, democráticos o comunistas, dependen de la aquiescencia de la opinión pública para llevar a buen puerto sus esfuerzos y, de hecho, el Gobierno sólo es Gobierno en virtud de esa aquiescencia pública”.

En otro de sus libros, “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento. Así,según sus palabras “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía. Este es uno de los principios más firmemente establecidos por la psicología de masas”, por lo que la propaganda del establishment será dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan.

Así, el estadounidense Harold Lasswell (uno de los pioneros de la “mass comunicación research”), estudió después de la Primera Guerra Mundial las técnicas de propaganda e identificó una forma de manipular a las masas ( teoría de “la aguja hipodérmica o bala mágica”), teoría plasmada en su libro “Técnicas de propaganda en la guerra mundial (1.927) y basada en “inyectar en la población una idea concreta con ayuda de los medios de comunicación de masas para dirigir la opinión pública en beneficio propio y que permite conseguir la adhesión de los individuos a su ideario político sin tener que recurrir a la violencia”, fruto del encefalograma plano de la conciencia crítica de la sociedad actual favorecida por una práctica periodística peligrosamente mediatizada por la ausencia de la exégesis u objetividad en los artículos de opinión y el finiquito del código deontológico periodístico que tendría su plasmación en la implementación de la autocensura y en la sumisión “nolis volis” a la línea editorial de su medio de comunicación (fruto del endemismo atávico de la servidumbre a los poderes fácticos del status quo) y que habrían convertido al periodista en mera correa de transmisión de los postulados del establishment o sistema dominante en las democracias bicamerales occidentales ( estilo Westminster).

El actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales utilizaría pues la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1.964), explica que “la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política”.

Por su parte, Hermann Hesse en su libro “El lobo estepario” (1.927), define al burgués como “una persona que trata siempre de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas. Consiguientemente , es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley y la responsabilidad por el sistema de votación”, situaciones que degeneran en microcosmos distópicos que serán caldo de cultivo del virus patógeno conocido como “autos-kratos” o autocracia, forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes totalitarios (inflexible, centralista y autoritario), lo que confirma el aforismo de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”.

Sin embargo, gracias a la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el llamado Quinto Poder que enlaza y ayuda a la formación de las identidades modernas), se estaría rompiendo el endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico de las sociedades consumistas occidentales (Hombre unidimensional) y estaría ya surgiendo un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica, sustentado en valores caídos en desuso pero presentes en nuestro código atávico como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el sistema dominante, Individuo Multidimensional generador de un tsunami popular de denuncia del actual déficit democrático, social y de valores e instaurador del caos constructivo que terminará por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica (consumismo compulsivo), no siendo descartable la adopción de políticas activas de desobediencia civil que podrían conducir a un nuevo Mayo del 68 europeo en el horizonte del 2018.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El salario mínimo: una lucha necesaria pero siempre insuficiente.


Escrito por Alfredo Elizondo

La contención salarial no es sino una estrategia que funciona para mantener y acrecentar la tasa de ganancia de la burguesía.

En las últimas semanas el debate en torno a la necesidad de decretar un aumento al salario mínimo ha sido más constante en los medios masivos de comunicación. El primer argumento a favor del aumento fue vertido por Miguel Ángel Mancera (MAME) en el marco del Día Internacional del Trabajo (1º. de Mayo). La premisa de la que parte MAME para defender su propuesta radica en la evidente condición de incapacidad para obtener lo más indispensable para vivir por parte de millones de mexicanos que, sin necesariamente percibir el salario mínimo, aún no tienen capacidad para poder adquirir productos y servicios mínimos para su supervivencia.

A partir de este evento se han generado toda una serie de argumentos a favor y en contra del aumento del salario mínimo en los medios de comunicación. Debido a que el acceso a dichos medios está restringido a personajes del reformismo y los diferentes sectores que integran a la derecha política del país, aún no se ha puesto sobre la mesa la primera premisa en torno al salario, partiendo de los principios de la crítica a la economía política de Marx, a saber, que el salario constituye sólo un pago parcial a cada trabajador por su fuerza de trabajo, pero existe una parte muy importante del proceso de producción que no es pagado al trabajador y que es apropiado por la burguesía, es decir, la plusvalía. A partir de lo anterior resulta necesaria la lucha por un salario que permita a la clase obrera y campesina mejorar su calidad de vida, aunque dicha lucha, dentro del capitalismo, no puede completarse a menos que sea abolido el trabajo asalariado.

El capitalismo y el trabajo asalariado

En el análisis del modo de producción capitalista, Marx descubrió que a diferencia de los modos de producción anteriores, el capitalismo se caracterizaba por la separación entre el trabajador y los medios de producción, propiedad del burgués, condición que obliga al proletariado a vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir. Esa es la base sobre la que descansa hasta nuestros días el capital (a pesar de que muchos académicos aseguren que estamos en una etapa post-capitalista debido a la predominancia del sector servicios en la economía global), bajo la premisa de apropiación de la plusvalía generada por la clase trabajadora.

La intensificación de la explotación capitalista obedece a la necesidad de incrementar la tasa de ganancia de la burguesía a expensas de los trabajadores. A pesar de que han existido etapas de mejoras salariales, como el boom de la posguerra que culminó con la crisis del petróleo de los 70’s, la explotación no ha cesado. Otras concesiones arrancadas a la burguesía, como la seguridad social, aguinaldo y otros bienes y servicios, se dan en el marco de la lucha por la apropiación de la plusvalía entre la clase obrera y la burguesía.

La actual etapa de crisis mundial implica que, para mantener su base productiva, cada burgués debe mantener su cuota de ganancia, incluso a expensas de los trabajadores. Es a partir de ese hecho que podemos entender los despidos, la creciente flexibilización laboral (que en México culminó con la aprobación de la contra-reforma laboral) y la pérdida de prestaciones a los trabajadores.

Las históricas luchas de la clase trabajadora en México han obedecido a la necesidad de mejoramiento de los niveles de vida de los trabajadores, ello significa un choque con la burguesía, que prefiere antes la represión a los trabajadores que dar alguna concesión que signifique una disminución de sus ganancias.

Estructura del ingreso en México

A pesar de que el salario constituye sólo una retribución parcial al trabajo de cada miembro de la clase trabajadora, éste no es el mismo para cada trabajador, ya que existen factores de diferenciación como la rama de la producción, la productividad de la empresa, edad, género, calificación y hasta preferencia sexual, que sirven como base para otorgar diferentes montos salariales a los trabajadores. De manera sintética, a partir de la siguiente imagen podemos observar una caracterización de la estructura ocupación en el país:

Como puede observarse, los trabajadores en México se componen principalmente de quienes reciben un salario, sólo cerca del 4% son los que emplean mano de obra y oscilan entre la burguesía y la pequeña burguesía. Una vez conocida dicha estructura, a continuación se presenta la conformación de los salarios en el país:

La información presentada indica que cerca del 77% de los trabajadores en México no perciben más allá de 3 salarios mínimos (cerca de $6056 mensuales). Esto contrasta con el hecho de que la clase trabajadora mexicana es la que más trabaja a lo largo del año y menos remuneración recibe, de acuerdo con la OCDE.

Por otra parte, una de las medidas implementadas con la entrada del neoliberalismo, con el objetivo de “contener la inflación”, fue el control del salario mínimo, con el fin de contener el salario del conjunto de los trabajadores, desde 1976 se ha registrado una caída constante, aunque la inflación ha hecho aumentar de forma sostenida los precios de las mercancías:

La contención salarial no es sino una estrategia que funciona para mantener y acrecentar la tasa de ganancia de la burguesía. Incluso en el último periodo, caracterizado por la crisis económica mundial, la burguesía ha logrado incrementar sus ganancias. En México, las empresas más grandes del país lograron obtener un aumento del 46% de sus ganancias en 2014, con respecto al año pasado. Son precisamente esas empresas y sus voceros aquellos que se manifiestan en contra del aumento del salario mínimo, al final lo que sucede es que la ganancia del capital puede aumentar exponencialmente, pero el salario de los trabajadores debe mantenerse para evitar “desequilibrios macroeconómicos”.

Por su parte, la respuesta del gobierno de Peña Nieto ha sido apoyar a los empresarios y negarse a decretar el aumento del salario mínimo, a pesar de que incluso el propio CONEVAL (organismo recientemente nombrado como autónomo) muestra que el ingreso real laboral por persona, continúa en caída, con mayor énfasis en las zonas rurales del país:

Para el gobierno actual es imposible aceptar una propuesta de aumento del salario debido a que el crecimiento económico se mantiene en términos mediocres y dicho aumento generaría una caída en la tasa de ganancia de los capitalistas, ya que puede generar efectos colaterales de aumento salarial en aquellas personas que no necesariamente perciben el salario mínimo como lo demuestran Kaplan y Pérez Arce Novaro. La última medida que ha tomado el régimen es “aceptar un potencial aumento”, si existe antes un aumento en la productividad laboral y crecimiento económico, es decir, primero hacer ganar más al patrón antes de aumentar un céntimo al trabajador. Está claro que la clase dominante, al ser los dueños y señores de la situación, no permitirán ni la más mínima concesión a los trabajadores. La estrategia que sí mantendrá Peña Nieto es la del uso del presupuesto para operar programas que otorguen beneficios paliativos y puedan mantener o ampliar la estructura clientelar del PRI, tomando en consideración que el siguiente año tendrán lugar las elecciones intermedias, donde el actual partido en el poder busca consolidar su dominio en el Legislativo y arrebatar territorios a los otros partidos.

La lucha por un mejor salario

Las condiciones actuales hablan de un periodo de baja en las luchas de la clase obrera, producto de los ataques certeros de la burguesía y los tímidos intentos de los partidos reformistas y las dirigencias sindicales por enfrentar dichos ataques. A pesar de ello y en franco oportunismo, Mancera lanzó el debate en torno al salario con el objetivo de mejorar su imagen autoritaria, poco eficiente y represora al frente de la administración de la capital del país, que se arraiga cada vez más entre más habitantes de la Ciudad de México.

El objetivo que persigue Mancera es tratar de mostrar que, a pesar de actuar en contra de la lucha social y ser un alfil de Peña Nieto, puede tener ciertos gestos “progresistas” para los “más necesitados”. De la misma forma que la “defensa de la industria energética nacional” por parte del PRD ha resultado una farsa, la apuesta de Mancera no es sino un intento desesperado para recuperar “popularidad”. La clase trabajadora debe tener en cuenta que, mientras que la burguesía y sus partidos se mantengan en el poder y los trabajadores se mantengan pasivos, estas propuestas sirven como espectáculos mediáticos.

La lucha de los trabajadores en torno al salario es necesaria en el momento actual, la situación económica no mejorará en el mediano y largo plazo, aunado a que con la reforma energética el Estado dejará de percibir recursos que se reflejarán en recortes al gasto en salud, educación, vivienda, etc. Este momento es idóneo para que, ante la ola de ataques, se abra un debate entre los sindicatos y los trabajadores no afiliados, en torno a un plan de lucha que busque presionar al Estado por el aumento al salario, más allá del discurso del reformismo de izquierda e incluso del PAN.

Es posible empujar un frente a favor de la mejora salarial que no solamente se limite a instrumentos legales, sino que combine la movilización en la calle y la organización y acciones de los trabajadores ahí donde no existe, sería un muy buen punto de partida para revertir las reformas y evitar que se lancen nuevos ataques, como el desmantelamiento del sistema de salud que se prevé pueda ser el siguiente movimiento del régimen.

Por otra parte, es primordial que la lucha salarial no se encasille en los límites de los partidos o las direcciones sindicales actuales, que lucharán por un incremento pírrico pero que seguramente no irán más allá (como recientemente se ha visto en las diferentes luchas contra la reforma educativa y la reforma energética). De acuerdo a estimaciones del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, para que el salario pudiera alcanzar un nivel digno para los trabajadores tendría que aumentar hasta $185 diarios, este hecho puede servir como un primer objetivo a conseguir, pero hay que considerar que, incluso de obtenerse, podría ser perfectamente revertido debido a que la burguesía controla al Estado y mantiene la propiedad de los medios de producción, la lucha salarial sólo puede culminar con la expropiación de la burguesía y el control de los trabajadores de los medios de producción, bajo una democracia obrera.

Fuente: ApiaVirtual

martes, 2 de septiembre de 2014

No es el clima, es la desigualdad la mecha de los conflictos.


En las zonas conflictivas, la violencia suele atribuirse al cambio climático. Crédito: UN Photo/Albert González Farran

Por Joel Jaeger

IPS, 2 de setiembre, 2014.- Las discusiones de los últimos años sobre los conflictos derivados de problemas climáticos han variado desde informes sensacionalistas que aseguran que el mundo sucumbirá a las guerras por el agua hasta los que creen que el tema no tiene ningún interés.

El título de cada artículo que trata sobre la relación entre cambio climático y conflicto debería ser: “Es complicado”, según Clionadh Raleigh, directora del Proyecto de Base de Datos sobre la Localización y los Eventos de los Conflictos Armados (Acled, en inglés).
“La relación entre clima y conflicto está mediada por los niveles de desarrollo económico”: Cullen Hendrix


Científicos y expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se interesan cada vez más en este asunto, una tendencia que se consolidó en los últimos años, según David Jensen, director delPrograma de Cooperación Ambiental para la Construcción de la Paz, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA).

“El debate sobre este asunto comenzó entre 2006 y 2007, pero todavía hay una gran brecha entre lo que se discute a escala global y en el Consejo de Seguridad y lo que realmente ocurre en el terreno”, explicó a IPS.

“Numerosos estudios encontraron un vínculo estadístico entre cambio climático y conflicto, pero suelen concentrarse en un área específica y cubrir un breve lapso”, detalló Halvard Buhaug, director del departamento de Condiciones de Violencia y Paz, del Instituto de Investigaciones de Paz de Oslo (PRIO, en inglés), al ser consultado por IPS.
A continuación, un resumen del debate en la comunidad científica: 



Un estudio de Burke etal. (2009) concluyó que el aumento de la temperatura acarrearía un mayor número de muertes en África. Pronosticó que de mantenerse la actual tendencia, morirían unas 393.000 personas en enfrentamientos en África para 2030.

Según Buhaug (2010), la prevalencia y la severidad de las guerras civiles en África disminuyó desde 2002 a pesar del mayor recalentamiento, desafiando la hipótesis de Burke. En su estudio no encontró ninguna evidencia sobre una correlación entre aumento de temperatura y conflictos.

Hendrix y Salehyan (2012) encontraron que las variaciones en las precipitaciones, ya sea que estuvieran por encima o por debajo de lo habitual, se asociaban con todo tipo de conflictos políticos en África.

Benjaminsen et al. (2012) no encontró evidencia como para decir que la variabilidad en las lluvias es un factor sustancial del conflicto de Malí.

En 2013, Hsiang, Burke y Miguel publicaron un metanálisis de 60 estudios sobre el tema en la revista Science. Encontraron que la mayoría de ellos, de distintas regiones, apoyaban la conclusión de que el cambio climático genera y generará mayores niveles de conflictos armados.

En una respuesta en Nature Climage Change,Raleigh, Linke y O’Loughlin (2014) criticaron ese análisis por utilizar estadísticas inadecuadas que ignoran factores políticos e históricos de los conflictos e hicieron hincapié en el cambio climático como un factor causal.“El desafío es definir si esos estudios son indicativos de una tendencia global, más general, y que todavía no se ha documentado”, apuntó.


Buhaug explicó a IPS “que parte del debate público sobre cambio climático y violencia es correcto, pero hay una tendencia lamentable, ya sea desde los investigadores o los medios, a exagerar la contundencia de la investigación científica y a expresar mal la incertidumbre científica”.

“En algunos medios, palabras como ‘puede ocurrir’ se transforman en certezas y el futuro se vuelve lúgubre”, ejemplificó.

Cullen Hendrix, profesor adjunto de la Facultad de Estudios Internacionales Josef Korbel, dijo a IPS que la relación entre clima y conflicto está mediada por los niveles de desarrollo económico.

Es más probable que un conflicto por cuestiones climáticas surja en regiones rurales no industrializadas, “donde una gran parte de la población todavía depende del ambiente natural”, precisó.

En la mayoría de los países de África subsahariana, más de dos tercios de la población trabaja en la agricultura. Un cambio en las condiciones climáticas tendrá consecuencias negativas en la estabilidad. Pero los investigadores enfatizan que es importante no sacar conclusiones precipitadas y asumir que el cambio climático derivará necesariamente en un conflicto.

“Casi todos reconoceremos que hay otros factores como la exclusión política de las minorías perseguidas, desigualdades económicas o la debilidad de las instituciones del gobierno central que son más importantes” que el clima, apuntó Hendrix. “Que no es lo mismo que decir que el cambio climático no incide”, subrayó.

“Cuando tratas de reconstruir comunidades y calidad de vida, no puedes concentrarte en un solo factor de estrés como el cambio climático, debes observar la multiplicidad de factores y construir resiliencia para todo tipo de traumatismos, incluso el cambio climático, pero no exclusivamente”, coincidió Jensen, al comentar las lecciones aprendidas en su trabajo en el PNUMA.

Hendrix espera que la próxima generación de trabajos científicos analice cómo la sequía, las inundaciones, la desertificación y otros fenómenos climáticos impactan en los conflictos “a través de canales indirectos como la pérdida de crecimiento económico o causando migraciones a gran escala de un país a otro”.

Clionadh Raleigh, también profesora de geografía humana en la Universidad de Sussex, cree que las políticas de distribución de tierras suelen ser la fuente real de conflicto, pero su impacto se diluye por un debate sobre cambio climático.

“Si le preguntas a alguien en África ‘¿cuáles son los conflictos aquí?’, es posible que responda algo como el acceso a la tierra y al agua”, ejemplificó. “Pero esto depende casi totalmente de políticas nacionales y locales, por lo que casi no tienen nada que ver con el clima”, remarcó.

Algunos gobernantes han tratado de atribuir al cambio climático las consecuencias de sus propias políticas desastrosas, precisó Raleigh. Robert Mugabe culpó al cambio climático por las hambrunas de Zimbabwe, en vez de a su propia corrupción y políticas de reubicación.

Omar al-Bashir achacó el conflicto en la provincia de Darfur a la sequía, en vez de a la terrible violencia del gobierno hacia una gran porción de la población.

Raleigh atribuye esas explicaciones al llamado determinismo ambiental, una escuela de pensamiento que sostiene que los factores climáticos definen el comportamiento humano y la cultura. Por ejemplo, asume que una sociedad se comportará de una u otra manera según se ubique en un ambiente tropical o templado.

Esa teoría se consolidó a fines del siglo XIX, pero perdió popularidad a raíz de críticas de que fomentaba el racismo y el imperialismo.

A Buhaug le preocupa “la tendencia en las investigaciones, pero en especial en la difusión de estas, a ignorar la importancia de condiciones políticas y socioeconómicas y el motivo y la agencia de los actores”.

Raleigh directamente desearía que desapareciera todo el debate.

“La gente suele interpretar mal lo que ocurre a escala local y nacional en los países africanos y en desarrollo”, explicó. “Simplemente suponen que la violencia es una de las primeras reacciones al cambio social, cuando lo más probable es que sea la cooperación”, subrayó.

La cooperación ambiental ocurre dentro, y entre, los países, según Jensen.

En el ámbito local, “en Darfur, vemos diferentes grupos que se unen para gestionar los recursos hídricos”. A escala global, “se habla mucho de las guerras por el agua entre países, pero suele ser lo contrario, pues hay mucha cooperación entre los estados por los recursos de agua compartidos”, remarcó.

En esa línea, la ONU lanzó en noviembre de 2013 un nuevo sitio en Internet dedicado a las soluciones más que a los problemas y destinado a expertos y trabajadores de campo con la intención de compartir las mejores prácticas para atender conflictos ambientales y el uso de recursos naturales para ayudar a la construcción de la paz, indicó.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme
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Importante: Esta nota ha sido reproducida previo acuerdo con la agencia de noticias IPS. En este sentido está prohibida su reproducción salvo acuerdo directo con la agencia IPS. Para este efecto dirigirse a: ventas@ipslatam.net

Fuente: Servindi

lunes, 1 de septiembre de 2014

Noruega deja de financiar a la iglesia.


PERICO ECHEVARRÍA 

La unión iglesia - estado ha llegado a su fin hoy en Noruega, tras una inesperada enmienda aprobada en el Parlamento durante una sesión que debate la modificación de la Constitución nacional. La iglesia tendrá que financiarse por sus propios medios y el país se convierte e una nación secular sin religión oficial.

En un movimiento que ha tomado a todos por sorpresa, el Parlamento noruego ha aprobado la separación de Iglesia y Estado en el transcurso de una modificación de su Constitución. La nación se convertirá en secular y sin religión oficial, y el Gobierno ya no participará, como hasta ahora en el nombramiento de la jerarquía eclesiástica.

La Iglesia de Noruega se formó después de la Reforma luterana en 1536, y se llamó oficialmente Iglesia Estatal Luterana. La realidad en los últimos años es que, además de financiar sus gastos, el Estado entraba muy pocos en los asuntos de la organización, aunque seguía ratificándolos nombramientos de su jerarquía y hacía de intermediario para sofocar los disturbios y pequeños escándalos que en algunos momentos salpicaban a los sacerdotes.

La idea de romper el tradicional lazo de unión entra iglesia y estado surgió ya en los años setenta del siglo pasado, tras constatarse que la estructura religiosa se beneficiaba del dinero de los impuestos de los noruegos, siendo la suya una sociedad de poco sentimiento religioso. Los últimos estudios realizados estiman que sólo un 2 % de los noruegos asisten a oficios religiosos, y que un 72 % ni siquiera cree en un “dios personal”.

Desde hoy, Noruega es formalmente un estado laico, sin iglesia ni religión oficial.