Servindi, 9 de abril, 2014.- Compartimos con ustedes el editorial “Perú, un narco-estado” que abre la edición 92 del mensuario Lucha Indígena y que tiene como director a Hugo Blanco Galdós. Quienes deseen acceder a la edición virtual completa pueden dar un clic en la imagen o si desean también adquirirlo de manera solidaria en puestos céntricos de periódico.
Perú, un narco-estado
Por Hugo Blanco Galdos*
El Perú ha ingresado con honor a la relación de narcoestados que existen en el mundo.
Alan García, en su último período nombró a Facundo Chinguel, militante de su partido, que estuvo preso por narcotraficante, como presidente de la Comisión de Gracias Presidenciales. Fue el más apropiado nombramiento, pues nadie mejor que él para negociar con los narcotraficantes la venta de indultos o conmutaciones de penas. Cumplió eficientemente la tarea: Se otorgaron 5 mil 246 indultos o conmutaciones de penas, de las cuales 3 mil 207 fueron a condenados por tráfico ilícito de drogas, muchos de ellos reincidentes. Más de 100 de ellos volvieron a ser condenados por el mismo delito luego de haber sido indultados. Recordemos que un principio ético fundamental de Alan es “La plata viene sola”.
Ahora, El Quinto Juzgado Constitucional de Lima ha dictado una resolución que anula -en los puntos que menciona al expresidente – los informes de la comisión del Congreso que investigó su segundo período.
Como atenuante señalemos que él no es el primero (ni el último) mandatario o funcionario ligado al narcotráfico, además del juez Hugo Velásquez, recordemos que en la época de Fujimori se encontró cargamento de cocaína en el avión presidencial y en un barco de la marina.
Recordemos también la ira de la embajadora yanqui cuando se nombró a un enemigo del narcotráfico (Ricardo Soberón) como responsable de Devida (Desarrollo y Vida sin Drogas, la organización oficial de combate al narcotráfico).
Mencionemos que se reprime violentamente a los pequeños cultivadores de la hoja de coca que producen para el saludable uso alimenticio y medicinal de la población indígena. Sin embargo se permite impunemente la tala de la selva amazónica y el envenenamiento de los ríos con fertilizantes en las grandes extensiones de cultivos de coca para la cocaína. Esta cocaína se transporta en avionetas que vuelan regularmente a EEUU con beneplácito de la DEA (agencia antinarcóticos de ese país) y de la embajada.
Una consecuencia trágica de la combinación del narcotráfico y la miseria, frutos ambos del apogeo neoliberal, es que la juventud sumida en la miseria, ve como única oportunidad para salir de ella, ser reclutada como sicario.
Sobre la corrupción del poder judicial y el ministerio público hay demasiados ejemplos además de la impunidad de Alan y del caso del presidente regional de Ancash, como su servilismo a la minería transnacional. Así, con todos los honores, el Perú ingresa al grupo de narcoestados como México, Colombia, Estados Unidos, etc.
Expliquemos esos casos:
Colombia
Como dijo Hector Mondragón, un colombiano que no puede vivir en su país porque lo matan:
“En Colombia no hay desplazamiento porque hay guerra, hay guerra para que haya desplazamiento”.
Tanto el gobierno, los paramilitares y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), hacen la guerra para desplazar a los indígenas y campesinos, expulsarlos de sus tierras, para hacer en ellas plantaciones de coca para el narcotráfico. El ex-presidente Uribe estuvo a la vanguardia de esa usurpación.
México
Felipe Calderón, el anterior presidente de México dispuso que no sólo la policía, sino también el ejército, participaran en la llamada “guerra contra el narcotráfico”, que en realidad fue una guerra de las bandas de narcotraficantes, de la policía y del ejército contra la población pobre de ese país.
Las autoridades nacionales y estatales estaban ligadas a bandas del narcotráfico, a veces rivales. Se dio un caso que sería cómico si no fuera trágico: En una ciudad del norte, miembros de una banda atacaron a balazos a la banda contraria produciendo una matanza. Los de la banda atacada tomaron preso a un policía y lo torturaron para que hablara, filmaron la tortura y el interrogatorio. El policía confesó que la directora de la cárcel había dado permiso a los miembros de la banda atacante que estaban presos y les había prestado armamento para que realizaran la matanza. Luego los atacantes volvieron a la prisión y devolvieron el armamento. El video fue pasado por televisión. El castigo para la jefa de la prisión fue mandarla a otro lugar.
Los policías y soldados reciben más dinero que su sueldo de lo que paga alguna de las bandas.
Es tal la inseguridad, que en muchos lugares la gente se ha visto obligada a organizar la autodefensa. El caso más notorio es el de la policía comunitaria de Guerrero que está uniformada y armada. El gobierno del Estado, reconociendo su incapacidad para mantener el orden se vio obligado a reconocerla legalmente. La burguesía local ha suplicado a la policía comunal que le enseñe a practicar la autodefensa.
Otros casos son los de la comunidad indígena de Cherán y de la población urbana de Michoacán.
Estados Unidos
La agencia de espionaje internacional, la CIA montó un operativo para enviar armas a las bandas de narcotraficantes en México. Con una de esas armas fue asesinado un agente de la DEA en México. En la revista “Proceso” de ese país, exhiben pruebas de la participación de la CIA en el asesinato. El pretexto para esa operación fue: “Mediante ella detectaremos a los jefes de las bandas”.
Su participación en el Perú ya la mencionamos. Sería muy largo relatar su acción internacional con el narcotráfico. Terminemos mencionando lo que publicamos en el anterior número: La ONU denunció que los cultivos de opio en Afganistán alcanzaron máximos históricos, 209.000 hectáreas. Es el aporte de la invasión yanqui.
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Fuente: Servindi
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