lunes, 16 de noviembre de 2009

La importancia del "sin embargo"

Por Domingo Riorda.

El ultimo fin de semana amaneció con la emisión del comunicado de la Iglesia Católica Romana de Argentina titulado “Somos hermanos”

En su primer párrafo explicita la necesidad “de recorrer un camino basado en el diálogo y en la búsqueda de consensos y acuerdos que confluyeran en algunas políticas públicas, base de un verdadero proyecto de Nación”.

Los términos, diálogo, consensos y acuerdos, caros a la sociedad uruguaya, son fundamentales y se presuponen indiscutibles.

Es una perlita en los documentos católicos romanos. Dejaron de lado la costumbre de basar sus exhortaciones en la Tradición y documentos papables y declaren que la visión del futuro se encuentra en “el pueblo” donde “existen hondos deseos de vivir en paz y en una convivencia basada en el entendimiento, la justicia y la reconciliación”.

El punto de partida es el pueblo. Lo que siente y desea la gente. Las aspiraciones visibles o escondidas en la interioridad humana.

La afirmación es lo suficientemente novedosa en los documentos de la jerarquía episcopal que asustó a los firmantes y dio lugar al “sin embargo” que, en el párrafo 3, les abre la puerta que decir que “En este tiempo” “sin embargo”, “percibimos un clima social alejado de esas sanas aspiraciones de nuestro pueblo”

Como buenos disc jockeys cambian el ritmo de la música detallando puntos como la violencia verbal y física; falta de respeto a las personas e instituciones, crecimiento de la conflictividad social; descalificación de quienes piensan distinto “limitando así la libertad de expresión” que, según el parecer episcopal católico romano, “son actitudes que debilitan fuertemente la paz y el tejido social”

La construcción del documento plantea el interrogante de que es lo que quieren decir los obispos firmantes. La afirmación inicial ¿es lo que creen? ¿o es un hallazgo que le abre las puertas para lo que sigue luego del “sin embargo”?

Para los comentarios de los medios de comunicación lo que los obispos quisieron decir es lo que aparece en el post sin embargo. Esa lectura estaría avalada por las declaraciones habituales de la jerarquía eclesiástica. Sin desarrollar la afirmación inicial pasan a la valoración de “la experiencia pastoral” sin mencionar otras herramientas, a saber, los numerosos análisis de sociólogos, historiadores, psicólogos sobre esa puntualización popular.

Si bien aparecen referencias sugestivas, como la sostener que “la crueldad y el desprecio por la vida en la violencia delictiva está “frecuentemente vinculada al consumo de drogas” y que la situación de pobreza “es dramática” aunque “ya se han definido algunos caminos de ayuda y asistencia para las necesidades más urgentes” y piensan que es necesario “alcanzar estructuras más justas”, se les introduce el tentador “sin embargo” al redactar que “pero siempre se debe tener en cuenta que la democracia no se fortalece en la conflictividad de las calles y rutas, sino en la vigencia de las Instituciones republicanas”.

El centro para hablar del equivoco camino para el fortalecimiento de la democracia se inscribe en que esa posibilidad de que no se logra en la “conflictividad” y, en este caso, en las calles y rutas.

Tal verbalización es una reducción de la realidad humana contemporánea. Surge de la profundidad de una institución verticalista que valoriza la sumisión sostenida en la pax romana y desconoce el descubrimiento contemporáneo, de que la participación real no suele encontrarse en los recintos cerrados y sagrados sino en los espacios abiertos, como son las calles, las rutas, las plazas.

Esa escondida defensa del “espacio cerrado”, favorece el camino para entrar en la puerta del post-sin embargo. Así se afirma que la “raíz del problema” se encuentra “en la crisis cultural, moral y religiosa” que da lugar a “la cultura relativista imperante”, en el “consumismo exacerbado”, que es “de unos pocos”, en la “expresa prevalencia de actitudes narcisistas y egoístas en la sociedad” por lo que efectúan un traslado de la actitud de una minoría privilegiada por el sistema político-económico a una mayoría desfavorecida y sometida por esa instancia estructural.

Aquí es nuevamente donde opera el post sin embargo. Se introduce la conclusión de que es “una crisis religiosa” a causa de que no se tuvo “suficientemente” en cuenta a Dios como Creador y Padre, “fundamento de verdadera fraternidad y de toda razón y justicia”

Suponiendo que esa afirmación sea cierta el interrogante es de cajón. Ese no tener en cuenta suficientemente a Dios ¿es por desidia de la gente o por la falsa enseñanza y actitud de la dirigencia religiosa?

El interrogante no es abstracto. Si bien la iglesia sigue manteniendo un importante grado de credibilidad, no así la dirigencia. No son líderes que apelen a ser seguidos. Más bien lo contrario. Subsiste el “creo en Dios pero no en los curas” a lo que en el panorama actual se transforma en “Creo en Dios pero no en los curas ni pastores ni pastoras”

Un líder religioso con seguimiento real fue Jesús quien nunca descargó culpas sobre la gente común, pero si sobre la dirigencia religiosa/política de su tiempo. Lo hizo en forma directa no en discursos abstractos ni de doble sentido. Incluso con ejemplos tomadas de la gente común, como el de la viuda, pobre entre pobres, que ofrendó lo poco que tenía, en silencio, humildemente, contraponiéndola a la actitud propagandística de los presuntos lideres religiosos que ostentaban públicamente ropa ostentosa y hacían largos discursos cuando ofrendaban a la vista de todos. Jesús no lloró sobre la pobreza sino que puso al pobre, la pobre, como ejemplo. en oposición a los famosos de su tiempo.

El documento “Somos hermanos”, producto de una dirigencia machista que no menciona a las hermanas, transita el ancho la camino de la crítica dejando de lado la angosta senda de las actitudes concretas y del darse con todo y no solo en la lógica de la equivoca racionalidad.

De todas formas hay que saludar el párrafo inicial. Es, casi, un rescate de gente comprometida en la senda angosta como fueron los obispos Jorge Novak. Jaime De Nevares y el mártir Enrique Angelelli, aquel de “un oído en el pueblo y el otro en Dios”. + (PE)

PreNot 8552
091116.
FUENTE:
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16/11/2009 - PreNot 8552

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