lunes, 31 de mayo de 2010

Bolivia: El Obispo Colonial


Por Rafael Puente Calvo

Mons.René Fernández Apaza, arzobispo emérito de Cochabamba (Bolivia) estuvo presente en el homenaje que cada año se rinde en aquella ciudad a mujeres que lucharon contra la dominación colonial en la batalla de San Sebastián, un 27 de mayo de 1812. En su homilía emitió una serie de juicios inexactos sobre la nueva Constitución Política del Estado, que reiteran embustes, falacias y especies echadas a rodar por élites de poder hace dos años, cuando aun no se había aprobado, y con el fin de amedrentar al pueblo. La carta pública que transcribimos a continuación refleja la opinión de muchos militantes del proceso de cambio.

El obispo René Fernández acaba de sorprender a la opinión pública con la afirmación de que la nueva Constitución es nada menos que ¡atea! ¿La razón? Que “no reconoce que el catolicismo es la religión oficial del estado”.

Señor obispo Fernández: La ciudadanía —y los fieles católicos son parte importante de la ciudadanía— merece respeto, tanto más por parte de un supuesto representante de Jesucristo. Y la primera muestra de respeto es no ofender la capacidad intelectual de la gente, y se la ofende con la exhibición de ignorancia.

Usted tiene derecho de tener una opción política diferente a la de la mayor parte de sus supuestos feligreses, puede ser opositor al gobierno, pero no tiene derecho de desorientar a sus oyentes formulando disparates conceptuales.

El ateísmo es una posición filosófica que consiste en la negación radical de la existencia de Dios; no tiene nada que ver con una posición respecto de la iglesia Católica (¿o usted llegaría a afirmar que Lutero y Mahoma eran ateos?). Y la nueva Constitución no se mete a afirmar nada respecto de la existencia de Dios —no le compete— sino que se limita a respetar la libertad de cultos y el derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas a practicar cualquier tipo de religión (y también el derecho de no practicar ninguna, y el derecho de profesar el ateísmo; son todas opciones personales y legítimas).

Detrás de ese discurso deprimente se esconde la pretensión de que el catolicismo sea obligatorio, y por tanto que la sociedad en su conjunto tenga la obligación de pagar el sueldo de los profesores de religión, y de los párrocos, y de las catequesis ¿y de qué más, monseñor? Pero eso era en los tiempos medievales, en estos tiempos es hora de que ustedes se ganen la vida, como nos la ganamos todos.

Por lo demás sería interesante que cuando usted cita a los Libertadores los cite completos, porque se acuerda de que desearon que nuestro pueblo nunca pierda la fe en Dios, pero no se acuerda de que nuestro presidente Sucre (por cierto uno de los poquísimos que puede compararse con Evo, en honestidad e inteligencia) expropió la mayor parte de los bienes del clero, y los convirtió en escuelas o en centros culturales; ¿de eso no se acuerda, monseñor? ¿Tiene usted la típica memoria selectiva?

Debería ser más sincero y olvidarse de los libertadores, porque con quien usted realmente se está identificando es con aquel obispo de Chuquisaca Benito de Moxó, que estuvo totalmente en contra de Jaime Zudáñez, igual que usted está ahora totalmente en contra de la nueva Constitución.

A eso le llamamos ser colonial. Por supuesto que usted es étnicamente boliviano, pero la colonialidad no es cuestión de pigmentación de la piel, es cuestión de mentalidad, de actitud. Y la actitud que usted ha mostrado en su discurso revela que usted quisiera mantener la república colonial. Quisiera seguir contando con un gobierno dispuesto a regalarle plata a tal o cual magnate católico (a cambio de que le manifieste lealtad), que fue lo que pasó con el Cardenal Terrazas, que en 1998 no tuvo ningún escrúpulo en recibir dinero de gastos reservados (si era un dinero lícito, ¿por qué “reservado”?) nada menos que del ex dictador Bánzer, a través de su esbirro Náyar.

Y claro, cuando se recibe dinero no se critica nada. No se pone reparos a que la esposa de ese presidente volvía a hacer negocios como los que había hecho 20 años antes, y su yerno batía el record de corrupción en la prefectura de La Paz, y su ministro de defensa malversaba el dinero destinado a las víctimas del terremoto de Aiquile. Ahora nos explicamos por qué ni el cardenal ni usted dijeron nada contra aquel gobierno. En cambio ahora, contra un gobierno y una Constitución que no dejan espacio para esos negociados Uds. no pueden estar de acuerdo.

¿A quién cree Ud. que engaña, monseñor René Fernández? + (PE)

PreNot 8889.
100531

Fuente: ECUPRES

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1 comentario:

  1. Muy semejante a las descaradas y sínicas actitudes de las administraciones gubernamentales imperialistas norteamericanas y de sus países tontamente aliados, son las de la desesperada Iglesia católica en el afán de desviar la atención a sus crímenes sembrados a lo largo de su existencia: aplicando “terrorismo y muerte”, sin duda, tuvieron mucho éxito mientras los pueblos tiemblan de miedo por su propia ignorancia.

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