Militares americanos incineraba y lanzaba cuerpos de caídos en rellenos sanitarios
El secretario estadounidense de Defensa, León Panetta, ordenó investigar la gestión en la morgue militar de Dover (capital del estado de Delaware, noroeste), donde llegan los cuerpos de los soldados muertos en Irak y Afganistán. De acuerdo al Washington Post, la morgue quemó y lanzó los cadáveres en un vertedero de Virginia (oeste), práctica que los funcionarios han abandonado en favor del entierro en el mar.
El mencionado depósito de cadáveres es actualmente objetivo de investigación federal por el mal manejo de los cuerpos de los soldados caídos. Se conoció que la forma de eliminación no se dio a conocer a los familiares de las víctimas.
Entre 2003 y 2008 se despojaron de cuerpos enteros y partes de ellos, informaron funcionarios de la Fuerza Aérea.
"Ninguno de nosotros estará satisfecho hasta que no hayamos demostrado a las familias de nuestros héroes caídos que hemos tomado todas las medidas posibles para proteger el honor y la dignidad que sus seres queridos merecen", declaró Panetta este jueves en rueda de prensa.
El Secretario reiteró que ha instruido a una revisión independiente de las operaciones actuales en Dover, con el fin de “evaluar los procedimientos y los cambios que deben aplicarse”, que dirigirá el vicealmirante Richard Carmona, ex director general de Salud Pública en el Gobierno de George W. Bush, junto con un panel de expertos.El pasado martes, se divulgó un informe el cual reveló que la Fuerza Aérea realizó una investigación interna durante un año y medio, tras conocer que la morgue militar extravió partes de cadáveres en dos ocasiones en 2009, así como manipuló indebidamente otros sin consultar a las familias.
Como "consternado" manifestó sentirse Panetta por los informes sobre la gestión del tanatorio de Dover, de los que fue informado al poco de llegar a su cargo.
En tanto, oficiales de la Fuerza Aérea señalaron que la práctica de despojarse de los cuerpos se limitó a partes de los mismos que no pudieron ser identificados en primera instancia o fueron recuperados en el campo de batalla. Asimismo, indicaron que los familiares de las víctimas habían dicho que podrían ser eliminados por los militares, sin embargo la investigación sobre los procedimientos apenas comienza.
Por su parte, el subjefe de la Fuerza Aérea, el teniente general Darrell G. Jones, relató que las partes de los cadáveres fueron incineradas y posteriormente llevadas a un relleno sanitario por un contratista militar.
Jones comparó el procedimiento con la eliminación de desechos médicos. En este contexto, no precisó cuántas partes del cuerpo se despojaron de esta manera.
“Esa fue la práctica común en ese momento, y desde entonces nuestras prácticas han mejorado”, admitió el teniente general.
De acuerdo con el documento de la Fuerza Aérea, el vertedero usado para despojar los cuerpos se encuentra localizado en King George County, Virginia.Entretanto, trabajadores de la empresa Waste Management Inc., que opera el relleno sanitario, aseguraron que la compañía no tenía conocimiento sobre el origen de las cenizas. “No fue hecha ninguna aclaración específicamente sobre el proceso de la Fuerza Aérea”, indicó la vocera de la empresa, Lisa Kardell.
Asimismo, la portavoz de Waste Management explicó que el depósito de cadáveres de Dover cambió su política en junio de 2008, desde entonces la Marina coloca los restos incinerados de las partes de los cuerpos en las urnas que están enterradas en el mar.
“Lo que ocurrió en Dover AFB supera en muchos niveles la ira en todo el país que resultó de los informes de malos tratos a los soldados heridos en el antiguo hospital Walter Reed Army Medical Center en 2007 y los informes de las tumbas perdidas o fuera de lugar en el Cementerio Nacional de Arlington”, sostuvo el comandante nacional de los Veteranos de Guerras en el Extranjero, Richard L. DeNoyer.
“Sólo tienen una oportunidad de regresar a nuestros guerreros caídos a sus familias con toda la dignidad y el respeto que merecen por parte de una nación agradecida y esa morgue falló al hacer su trabajo”, insistió el veterano.
De acuerdo a los reglamentos militares, las Fuerzas Armadas tienen el deber de cuidar de las tropas caídas y sus familias. Todos los militares muertos en el extranjero regresan a Dover en los casos de transferencia envueltos en la bandera y se le rinde una ceremonia de “transferencia digna”.
El esposo de Gari-Lynn Smith fue despojado en el relleno sanitario después de su fallecimiento en el 2006 en Irak.
Smith se sintió “horrorizada y disgustada” por la forma en que la Fuerza Aérea había actuado. Ella se enteró de la eliminación del cuerpo de su esposo este año a través de una carta de un alto funcionario de la morgue de Dover.
“La única paz que tenía después de la muerte de mi marido fue que sería llevado a Dover y que sería tratado con dignidad, amor, respeto y honor”, dijo Smith. “Pero esto se acabó cuando me dijeron que su cuerpo había sido arrojado a la basura.”El sargento 1ª Clase Scott R. Smith, esposo de Gari-Lynn, sirvió más de 16 años en el Ejército y fue voluntario para el peligroso servicio de desactivación y destrucción de bombas en Irak. Scott murió cuando pisó una placa de presión que detonó una bomba enterrada.
Según datos del Pentágono, desde el 2003 el centro mortuorio ha recibido los restos de más de seis mil 300 soldados caídos en guerras.
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Fuente: Chacatorex
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