· Desciframientos de Knórosov marcaron un hito en la historia de la investigación.
La Jornada 27/06/2012
México. A partir de la obra "Relación de las Cosas de Yucatán", en la que fray Diego de Landa asentó un silabario del sistema maya, los epigrafistas han podido descifrar los jeroglíficos de esta cultura, aseguró el arqueólogo Guillermo Kantún Rivera.
Durante su participación en el ciclo de conferencias que desarrolla el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el Museo Regional de Antropología "Palacio Cantón", en Mérida, Kantún Rivera señaló que en el citado silabario quedaron las equivalencias fonéticas de las letras españolas en signos mayas.
"Esto es muy importante porque durante años fue imposible descifrar esta escritura prehispánica debido a que los estudiosos pensaban que De Landa había dejado un abecedario e incluso que los jeroglíficos eran ideogramas sin sonido", anotó el especialista.
Por muchos años, agregó, los epigrafistas pensaron que el trabajo de fray Diego de Landa había falseado la escritura maya, hasta que el lingüista ruso Yuri Valentinovich Knórosov, en 1952, se dio cuenta de la naturaleza fonética del sistema y propuso que el fraile recopiló un silabario y no un abecedario.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el arqueólogo señaló que el primer grupo de 11 desciframientos de Knórosov marcó un hito en la historia de la investigación de la escritura maya.
Al dictar la conferencia "La escritura jeroglífica maya: fundamentos para su lectura", Kantún explicó que para ese momento los epigrafistas no entendían que el sistema maya utiliza sílabas para su escritura; fue hasta que Yuri Knórosov le dio valor a éstas y así descifraron varios aspectos de su estructura.
El especialista en epigrafía resaltó que un solo sonido o una sola sílaba puede tener cinco, 12 o 13 variaciones de símbolos, en tanto que los escribas mayas crearon ingeniosas combinaciones gráficas en busca de lograr obras más bellas y completas sin repetirse a sí mismas.
Lo anterior, dijo, significa que en el sistema de escritura maya existen muchas formas de escribir una sola cosa.
Kantún Rivera recordó que aún existe polémica sobre el origen de esta escritura jeroglífica; las evidencias físicas tangibles más antiguas en el área maya datan de entre 150 a.C. - 200 d.C., en el periodo Preclásico Tardío, aunque algunos aluden una temporalidad inclusive más temprana.
Por otra parte, destacó que los textos preclásicos aún no pueden leerse, porque no existen ejemplos suficientes de la escritura de la época a partir de los cuales hacer comparaciones.
"Parece que muchas de las características del sistema de escritura maya formalizadas para los periodos Clásico y Posclásico, para el Preclásico aún no estaban desarrolladas, es una muy diferente gráficamente y eso dificulta su interpretación porque casi es como si se tratara de otra grafía", señaló.
No obstante, aseguró, los jeroglíficos que datan de finales de los periodos Clásico Temprano (200 - 600 d.C.) y Clásico Tardío (600 ? 900 d.C.), ahora son más claros o de más fácil lectura para los epigrafistas.
Kantún explicó que existen dos tipos de signos: las imágenes que representan sílabas y las que representan palabra completas; y que éstas pueden combinarse de manera distinta para crear variación visual dentro de un texto.
Los estudios mayas siempre se han nutrido de lo que los informantes tienen que decir, siendo por mucho tiempo los chicleros, usualmente de habla maya, la fuente de información sobre la ubicación de sitios arqueológicos escondidos en la selva, explicó el experto.
De igual manera, dijo, el material etnográfico que describe las prácticas agrícolas, la organización política, las costumbres, creencias y rituales de los mayas contemporáneos han servido a la comparación e interpretación de los contextos arqueológicos, y a tener una visión más viva de lo que fue la vida de esta cultura antes de la llegada de los españoles.
En este sentido, expuso, aunque ya desde tiempos de Knorosov se empezaba a reconocer el fonetismo de las inscripciones, y por tanto la importancia de las demás lenguas mayas en el desciframiento, durante décadas la participación de las lenguas vivas ha sido relegada a la consulta de diccionarios.
Lo anterior ha llevado a que algunas traducciones de textos jeroglíficos sean equívocos, ya que no se toma en cuenta el desempeño real de las hablas vivas en comparación a la de las inscripciones, indicó.
Hasta hace poco nuevas generaciones de epigrafistas hablantes de alguna lengua maya comenzaron a tomar la batuta en la investigación de la lengua de las inscripciones jeroglíficas, dotando a la investigación de nuevas perspectivas sobre el significado y contenido de los textos, puntualizó Kantún Rivera.
La última conferencia de este ciclo se llevará a cabo el próximo jueves 28 de junio, y estará a cargo del arqueólogo del Centro INAH-Yucatán, Orlando Casares Contreras, quien hablará sobre "El desarrollo de la astronomía maya".
Fuente: Chacatorex
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