viernes, 10 de agosto de 2012

Ante la situación social de injusticia: El Evangelio al revés.



“Injusticia radical en las estructuras de propiedad, de poder y de comercio que tenemos”
La crisis, ¡también, siempre y primero!, como la inaceptable carencia de unos medios materiales de vida digna para tantos
Se ha extendido en la Iglesia, como lugar común, que el problema de la crisis es moral, cultural y religioso; o en otro lenguaje, que el problema es educativo, antropológico y espiritual. Los conceptos pueden variar, pero la idea es clara. Crisis de civilización. No hay “maestro” de fe católica o curso de verano que se precie, sin repetirlo.

Insisto a tiempo y a destiempo; si quienes tenemos un sueldo, casa y mesa, – modesto todo ello pero suficiente y seguro -, no nos referimos a la crisis, ¡también, siempre y primero!, como la inaceptable carencia de unos medios materiales de vida digna para tantos, y como injusticia radical en las estructuras de propiedad, de poder y de comercio que tenemos, – especialmente en unas sociedades ricas como las nuestras -, aquellas palabras no son creíbles. Insisto, “también, siempre y primero”.
Me es igual que lo diga el Obispo tal, el Profesor cual, el Filósofo, el Maestro Espiritual, o el propio Papa, Benedicto XVI. Sin una rotunda y directa denuncia de las claves sociales de la injusticia, – repetida mil veces en público, y asumiendo responsabilidades y compromisos institucionales -, concentrarse en las claves culturales, morales y religiosas, y esto por quienes pertenecemos a grupos de personas con la vida material “resuelta”, es el Evangelio al revés. Yo no me responsabilizo de ese camino. Paz y bien.

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