Editorial de Redes Cristianas
Cuenta la historia que, allá por la década de los sesenta del pasado siglo, San Francisco (California) se convirtió en la meca de la juventud americana. Desencantada con los valores y la moral estándar surgida de la Segunda Guerra Mundial y harta de la interminable guerra del Vietnam, comenzó a reunirse en comunas en el distrito Haight-Ashbury no solo para fumar marihuana, tocar guitarra, consumir LSD y escuchar música rock, sino también para huir de la sociedad homogeneizada, guerrera y consumista por medio de la meditación, la simplicidad de vida, la no-violencia y el apego a las religiones orientales. Se llamaron a sí mismos Hippies y la sociedad “legal”, que inicialmente los miró con simpatía, acabó pensando que su estilo de vida estaba poniendo en peligro el sistema y que había que volverlos… ¡a casa! Y así se hizo, aunque no pudo borrar todas sus marcas.
Se cuenta también que en la primera década del s. XXI la juventud de toda la ribera sur del Mediterráneo comenzó a concentrarse en las plazas de las ciudades donde levantaron tiendas de campaña para quedarse. Allí se organizaron asambleas de debate sobre los problemas reales de la ciudadanía y manifestaciones por las principales vías de la ciudad en las que, mirando a todos los poderes del Estado (legislativo, administrativo y judicial, al gobierno y a la monarquía) gritaron consignas como “no nos representan” y “fuera el gobierno de la troika”. Estaban hartos de esperar un trabajo que nunca llegaba, de asistir en silencio a la privatización de la sanidad y la enseñanza, a los desahucios de las propias viviendas y a los recortes en todos los servicios públicos, y… ¡a tener que emigrar para poder vivir! Estaban hartos de una forma de política corporativista, engañosa y corrupta, sometida a los holdings económico-financieros e impuesta por la troika, que se despertaba cada mañana mirando no a las necesidades de la gente sino a la evolución de los mercados. Esta juventud, que no lo era solo en edad, no quiso emigrar, decidió quedarse —contra el deseo de los viejos roqueros de la política— para visibilizar su “indignación” y buscar alternativas desde las Primaveras Árabes, el 15 M, el Occuppy Wall Street… ¡No estaba en fiesta, estaba profundamente “indignada”!
La historia sigue ahora siendo testigo del nacimiento de una nueva era política. Las voces de la indignación no han huido de la sociedad de su tiempo como los hippies, ni han emigrado como querían los roqueros de la vieja política. Intelectual y moralmente mejor equipadas que los gobernantes en el poder, han venido para quedarse y poner de manifiesto que ni la mentira, ni la corrupción, ni el sometimiento a los poderes fácticos van a doblegar la soberanía del pueblo. Se han quedado para poner su talento en servicio de la transformación del mundo, subvirtiendo el viejo paradigma político.
Para “recrear esa nueva forma de hacer política” a la que se aspira, van a necesitar la complicidad de todas las voces, estamentos y situaciones sociales en que se encuentra la ciudadanía. Redes Cristianas saluda con alegría y participa activamente en este nuevo intento de recrear la política y la democracia.
Fuente: Redes Crstianas
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