sábado, 5 de marzo de 2016

La desigualdad económica en el mundo.



Roberto Torres Collazo

Adital

La desigualdad ha aumentado en el mundo ha declarado el reciente informe de Oxfam. En el 2010 las riquezas estaban en manos de 388 personas y en el 2015 las mismas pasaron a los bolsos de 62 personas. Estas poseen tanta riqueza como 3,600 millones, la mitad de la población mundial.
El informe Oxfam también ha demostrado recientemente que apesar de que la mitad más pobre mundial emite alrededor de 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, son las personas más pobres quienes viven en zonas más vulnerables al cambio climático que sufren las peores consecuencias. En otras palabras, las desigualdades económicas están relacionadas con el cambio climático.

El informe explica los posibles factores que nos han llevado a esta situación. Señala a los salarios que se han estancado y el de los altos ejecutivos se han disparado.
La mayoría de los trabajadores de todo el mundo peor remunerados son las mujeres. La globalización financiera, el fundamentalismo del mercado, los paraísos fiscales que son ciudades o paises donde las grandes coorporaciones-multinacionales guardan sus fondos libres de impuestos. La evasión fiscal y los cabildeos que llevan a cabo las poderosas empresas para obtener privilegios fiscales así como para frenar el avance de alternativas energéticas más limpias y sostenibles. La corrupción, falta de regulaciones del sector financiero, las privatizaciones, entre otros, son factores que han contruibuido a las desigualdad económica.

Los factores son síntomas, no la causa. A nuestro juicio, el principal causante es el sistema capitalista mundial dirigido desde Washington, las coorporaciones-multinacionales, la banca y en el Fondo Monetario Internacional donde se ha organizado la economía mundial para beneficios de unos pocos, mientras las mayorías sufren.

No son pocos los gobiernos que se someten a sus intereses. Por mucho tiempo se nos dijo que el neoliberalismo, la máxima extensión del capitalismo, nos beneficiaría a todos. Y que las crisis económicas son parte de ciclo económico, pero resulta que ha a partir de crisis del 2007 la crisis se ha globalizado.

Desde 1990 hasta el 2010 se redujo la pobreza extrema, lo cual fué positivo, no obstante, si durante ese periodo de tiempo la desigualdad dentro de los paises no hubiese aumentado, otros 200 millones de personas habrían salido de la pobreza, una cifra que podría haberse incrementado hasta alcanzar 700 millones de personas si las personas más pobres se hubiesen beneficiado más del crecimiento económico que los sectores más pudientes.
Hay que fundar una nueva economía sostenible y solidaria. Solidaria que responda la mayoría de las personas y no para beneficios de unos pocos. No se puede poner parches a la economía vigente.
En la mitología griega, la Hidra de Lerna era un terrible monstro de múltiples cabezas. De nada servía cortalas, porque una y otra vez volvían a brotar. Para acabar con Hidra, Hércules tuvo que lanzarle una flecha en el corazón. No se puede reformar la actual economía, si no cambiar la economía mundial. Una economía que sea sostenible.
En la Isla de Pascua, en el pacífico sur, sus habitantes se dedicaron durante generaciones a talar sus bosques para edificar enormes y sofisticadas estatuas, los moai. La desforestación de la isla llevó a su colapso ecológico y humano: sin árboles, no podían por ejemplo, construir canoas para ir a pescar. Esto último podría pasar a gran escala si no cuidamos la tierra.
Roberto Torres Collazo
Portorriquenho residente em Boston e comentarista internacional


2. Desafíos de la cuarta revolución industrial

por Carlos Ayala Ramírez

Adital
OPINIÓN
27.01.2016
[ Mundo ]

Recién acaba de finalizar el Foro Económico Mundial, que anualmente reúne a jefes de Estado, grandes empresarios y agentes financieros, y premios Nobel; es decir, personas que tienen poder para incidir en la conducción política, económica y social del mundo. Este año, el tema central del encuentro fue la cuarta revolución industrial, que, según Klaus Schwab, fundador y director del Foro, cambiará fundamentalmente la manera de trabajar y de comunicarnos.

Se trata de la Industria 4.0, en la que la producción será totalmente automatizada, conectada y coordinada por computadoras. Como se sabe, el término fue acuñado por el Gobierno alemán para describir un tipo de fábrica donde todos los procesos están interconectados por Internet.

Para los organizadores del Foro, los aspectos de mayor impacto de esta revolución a nivel de logística y de cadena de suministro serán la impresión en 3D, la robotización de los almacenes y la distribución de productos mediante drones. En consecuencia, el reto y objetivo del encuentro fue la búsqueda de soluciones al desequilibrio causado por el avance de las nuevas tecnologías y por la aparición de nuevos modelos empresariales.

En el Foro se habló también de cinco riesgos mundiales para el próximos año y medio: (1) falta de mitigación y adaptación al cambio climático; (2) armas de destrucción masiva; (3) crisis del agua; (4) migraciones involuntarias a gran escala; y (5) impacto del precio de la energía en los negocios.

Ahora bien, aunque los organizadores del evento hablaron de plantear respuestas frente a lo que ellos consideran son los grandes desafíos de la actualidad (léase baja inflación, hundimiento del precio del petróleo y disminución de la cotización de las materias primas, pasando por la crisis de refugiados europea y la expansión del terrorismo), las voces críticas y éticas han señalado otros temas y desafíos que no suelen ser centrales en la agenda de las élites mundiales, pero que afectan a millones de seres humanos, especialmente a los que viven en los países denominados “en desarrollo”, a los cuales se les exige una pronta e ineludible adaptación a las dinámicas que derivan del mundo rico.

Una de esas voces críticas es la organización Oxfam, que coincidiendo con el Foro Económico Mundial en Davos presentó su informe “Una economía al servicio del 1%”. En el documento se denuncia que los sistemas económicos están beneficiando cada vez más al 1% de la población más rica.

Según Oxfam, la desigualdad extrema en el mundo está alcanzando cotas insoportables. Actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. El poder y los privilegios se están utilizando para manipular el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas. Asimismo, el entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares.

Oxfam analizó 200 empresas, entre ellas las más grandes del mundo y las socias estratégicas del Foro Económico Mundial, y revela que 9 de cada 10 tienen presencia en paraísos fiscales. En 2014, la inversión dirigida a ellos fue casi cuatro veces mayor que en 2001.

Este sistema mundial de evasión y elusión fiscal está desviando recursos esenciales para garantizar el estado de bienestar de los países ricos, además de privar al resto de los recursos imprescindibles para luchar contra la pobreza, asegurar la escolaridad infantil y evitar que sus habitantes mueran a causa de enfermedades que pueden curarse con facilidad.

Desde un espíritu ético y profético, el papa se dirigió a los organizadores del Foro exhortándoles, en primer lugar, a no olvidarse de los pobres. Este es, según Francisco, el principal desafío de los líderes del mundo de los negocios. Señaló que “quien tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social”.

Al referirse a los albores de la cuarta revolución industrial, manifestó que han sido acompañados por la creciente sensación de que será inevitable una drástica reducción del número de puestos de trabajo. La “financialización” y “tecnologización” de las economías, puntualiza el papa, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo: menos oportunidades para un empleo digno, reducción de la seguridad social, aumento de desigualdad y pobreza.

Frente a los profundos cambios que marcan época, Francisco propone a los líderes mundiales un reto y una necesidad. El reto, garantizar que la futura cuarta revolución industrial, resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana— remplazada por una máquina sin alma— o a la transformación del planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos. Y la necesidad, crear nuevas formas de actividad empresarial que fomenten el desarrollo de tecnologías avanzadas y sean capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medioambiente.

Finalmente, sentencia el obispo de Roma — en la más auténtica y genuina tradición cristiana —, es el hombre quien debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él. Cuidar la casa común y la persona es lo primero.

Carlos Ayala Ramírez
Director de Radio YSUCA


3. ‘Es un mito creer que la gente va renunciar al consumismo’

Con Gilles Lipovestsky nace una nueva categoría de pensamiento donde el hiperconsumismo y el hiperidividualismo forjan una sociedad hipermoderna.

Gilles Lipovetsky, filósofo francés. Internacional

POR: Cristóbal Vásquez
febrero 25 de 2016 – 

¿Qué hay después de la posmodernidad? Según el filósofo francés Gilles Lipovetsky, la hypermodernidad. Una nueva categoría de pensamiento donde las opciones de identidad abundan y el rol de los medios, la publicidad, el consumo van formando una cultura hiperindividualista que plantea grandes retos al rol de la mujer, a la relación entre personas, la publicidad y a la sostenibilidad entre el consumo y la estabilidad del planeta, entre otros.

En diálogo exclusivo para Portafolio, el famoso filósofo, sociólogo y escritor francés habla sobre los retos de lo que cataloga como la Hipermodernidad, una sociedad llena de opciones y modelos.

¿Cuál es el rol de la mujer en lo que usted llama hipermodernidad?

El rol es nuevo porque durante toda la modernidad, las mujeres fueron excluidas de la esfera política y los ámbitos creativos más importantes. Entonces lo que podemos llamar la hipermodernidad es cuando las mujeres conquistan el derecho y la posibilidad de ocupar los mismos lugares que los hombres.

Pero, ¿qué retos tiene la mujer en su liberación?

La mujer hipermoderna quiere seguir siendo mamá pero al mismo tiempo ser exitosa en su vida profesional. Esta es una gran oportunidad para la humanidad porque ellas que son la mitad de la población del mundo van a convertirse en actores principales. La pregunta clave es ¿cómo van a acceder las mujeres a las verdaderas responsabilidades en el mundo empresarial? Creo que esto es posible si se transforman las lógicas de la organización.

No creo en el machismo, no creo que sea eso lo que impide que las mujeres sigan creciendo, pero en cambio sí creo que es la manera cómo funcionan las organizaciones. Estas son hechas para los hombres, no para las mujeres.

¿Se podría plantear la liberación femenina como vehículo para llegar al hiperconsumo?

El hiperconsumo es para todos: hombres, niños y viejos. Pero hay un verdadero problema, y las mujeres lo saben, con el tema de la autonomía y tiene relación con la belleza, ahí es diferente a los hombres. El 80% de las mujeres son las que compran normalmente. Por ende, el problema del hiperconsumismo se presenta efectivamente en el consumo de cosméticos, en todo lo que toque el cuerpo y la alimentación, y muchas mujeres se rigen por un prototipo de belleza en el que ellas no se reconocen.
“La belleza exige estar en forma, pero la mayoría de las mujeres fracasan en el intento y se culpabilizan”.


Ahí hay una contradicción porque el hipermodernismo es normalmente la multiplicación de los modelos y la inexistencia de los modelos estándar, menos uno, que es el de la belleza femenina. La belleza exige estar en forma, pero la mayoría de las mujeres fracasan en el intento y la mayoría de ellas se culpabilizan gastando grandes montos de dinero en esto.

Entonces nos encontramos con un case excepcional, porque en todas partes hay una diversidad de modelos, menos en los temas de belleza. En nuestro modelo cultural no se puede ser bella y gorda al mismo tiempo. No estoy seguro de que eso vaya a cambiar.

¿Es de una sociedad desorientada tratar de llenar sus vacíos por medio del consumo?

No, el consumo es más bien lo que viene a arreglar la vida desorientada. Una gran parte del consumo hoy es de tipo terapéutico. Cuando estamos deprimidos vamos al centro comercial, pero es verdad que también la lógica del hiperconsumo crea desorientación.
Por ejemplo en relación a la alimentación, hoy hay varios modelos, uno que dice que hay que comer sano, ligero, biológico, pero al mismo tiempo hay que darse placer. Es contradictorio y estresante.

A partir de esas contradicciones, ¿cómo podemos tener relaciones personales tranquilas?

Creo que podemos tener relaciones excelentes entre las personas. Simplemente que la sociedad hipermoderna no para de diversificar los gustos y las aspiraciones de la gente, por eso creo que hay toda cantidad de divorcios, por-que la gente cambia.

¿Por qué tanto cambio?

Porque somos una sociedad móvil con una oferta permanente y por ende no tenemos un lugar definitivo en la sociedad. Todo cambia y la gente cambia también; como todo cambia, la relación entre las personas no funciona. Esta es una de las razones por las que la gente vive u momento y después se separa.
“La manera como funcionan las organizaciones está hecha para los hombres y no para las mujeres”.


¿La sociedad de la información está afectando la forma de relacionarse entre personas?

Sí, la influencia, pero no tanto como lo dicen. Yo no creo en la idea de que la publicidad manipula. No creo en eso. La publicidad aporta muchas cosas y da muchas ideas y opciones, pero no manipula, eso no es verdad. Eso es algo erróneo que nos han vendido.

La publicidad nunca lo hará comprar algo que usted no quiere, nunca. Si a usted no le gusta esquiar, puede mirar mucha publicidad sobre los centros deportivos de invierno durante todo un año, pero no iría nunca de vacaciones.

¿Cree que hay un equilibrio entre el hiperconsumo y el mantenimiento del planeta?

Ese es el gran problema, evidentemente. Ahí hay dos opciones notablemente opuestas. Están los ecologistas radicales que consideran que vamos directamente hacia la catástrofe porque el planeta no podrá con 9 billones de consumidores en el mundo, entonces no podremos desarrollar un hiperconsumismo sostenible.

¿Cuál sería el otro extremo?

Hay posibilidades de actuar, hay que invertir enormemente en la investigación de energías renovables porque es un mito creer que la gente y las naciones van a renunciar al consumismo. Renunciar a esto es propio de naciones ricas, pero hay millones de personas que esperan abrir la puerta al consumismo y pedirles que paren el hiperconsumismo cuando ni siquiera han empezado a consumir es ilógico.

La India, los países africanos y los chinos no quieren sino eso. Es una ilusión creer que van a renunciar de manera racional. No hay otra opción que invertir el máximo de nuestras energías y inteligencia en sistemas de producción de energía limpia y reciclaje que nos permitan vivir sin austeridades imposibles de cumplir.

Cristóbal Vásquez

Fuente 1: Adital
Fuente 2: Redes Cristianas

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