domingo, 12 de marzo de 2017

La Agonía de la Solidaridad, el Último Paso para la Victoria del Neoliberalismo.


El principio fundamental de las antiguas religiones, y en especial del Cristianismo, es la llamada Solidaridad. Siendo esta el motor de la vida comunitaria en favor de todos sus actores, lo que Rousseau determina como el impulso natural de los humanos que permitió la vida en Sociedad. Pero fue el mismo filósofo francés el que señala la fragilidad de los individuos y su condición natural de ser seres corruptibles, corruptibles por la sociedad, y es aquí donde vemos una sociedad moderna basada en el individualismo y la competencia. La extrema desigualdad, la falta de justicia, la miseria son un producto de una Infraestructura económica y una Superestructura política y cultural que corrompe y condiciona a las personas.

Este proceso de individualización y enajenación es un proceso del sistema neoliberal, pues incluso en el capitalismo escrito en tinta por Adam Smith –el cual se basa en el principio de que la compasión es un rasgo humano fundamental – y el desarrollo del capitalismo hasta mediados de los 50 –específicamente lo que conocemos como Estado de Bienestar- está basado bajo un principio de Solidaridad. El reemplazo del mundo productivo en las potencias industriales –la externalización de producción- y la liberalización de la economía a nivel global han creado una Sociedad que atenta a su misma etimología, los continuos colapsos económicos van de la mano de las continuas crisis sociales que hacen visible la extrema desigualdad. La economía de Hayek y Friedman han hecho estragos en la humanidad, y hoy han llegado al punto a poner en juego la base fundamental de las tres grandes ideologías que han movido a la humanidad –liberalismo, socialismo y anarquismo-: la Solidaridad.

Cuando un sistema económico se basa en la acumulación infinita de riquezas, se basa a la vez en la acumulación infinita de poder, en un círculo vicioso donde el dinero compra poder y el poder legisla para aumentar el dinero de quienes pagaron sus campañas electorales. Y es en ese tránsito como se fundó por ejemplo EEUU, donde el verdadero poder estaba en el Senado, que no era electo, sino designado por los terratenientes que habían reemplazado a los Ingleses, pero incluso países como el “Tío Sam” o el Imperio Ingles, es insostenible la falta de democracia, desde abajo siempre hay un empuje violento que fuerza a los amos. La Ilustración y la dialéctica de la Lucha de Clases llevaron a la Democracia con Voto Universal, como al desarrollo de una prevención de los capitalistas a la espontaneidad de los proletarios desposeídos: Un Estado de Bienestar.

Un sistema que imponía una dura regulación e impuestos, otorgando Derechos como Vivienda y Salud a la enorme masa de personas comunes, pero este acceso a los que eran privilegios de pocos, provoco el desorden y desato la fuerza del acobardado pueblo en varias partes del mundo, desde el Mayo del 68 en Paris a las largas y extenuantes luchas en Estados Unidos de la mujer y los negros –un pueblo bien alimentado y educado a veces es tan peligroso como uno famélico y analfabético-. Provocando una reacción inmediata entre los amos de la humanidad para frenar lo que el primer informe importante de la Comisión Trilateral de Norteamérica (1975) –The Crisis of Democracy- denomino como “un exceso de democracia”. La búsqueda de que los grupos sociales alguna vez pasivos y apáticos dejen de presionar el orden institucional, debían volver a la pasividad y despolitizarse, para ello tenían que hacer dos cosas: Rediseñar la Economía y matar la Solidaridad.

Rediseñaron la Economía, ahora el Mercado no tiene límites, todo se compra o vende, han globalizado finalmente al sistema capitalista. En palabras de Slavoj Zizek en La Nueva Lucha de Clases: los refugiados y el terror: “Compro mi forma física visitando el gimnasio; compro mi iluminación espiritual apuntándome a cursos de meditación transcendental; compro la satisfactoria experiencia de mi compromiso ecológico adquiriendo solo fruta orgánica, etc” (Barcelona: Anagrama, 2016, p.23). Todo es negocio y la acumulación de riquezas por parte de una minúscula parte de la Sociedad parece imparable para cualquier legislación o regulación, la fragilidad de las condiciones laborales han permitido a los ricos ser súper ricos y a la masa trabajadora estar preocupada por trabajar, impidiendo la asociación entre ellos e incluso la vida, creando una Sociedad del Rendimiento donde ya no se trabaja para vivir, sino, se vive para trabajar.

Mientras la Solidaridad como un valor tradicional y un impulso natural se ve en mejores condiciones, pero tras la Guerra Fría y la Globalización el sistema neoliberal está golpeando duramente a su último enemigo. Tras la caída del Bloque del Este y la URSS; la crisis de la Socialdemocracia; el estancamiento del Socialismo Africano ante el FMI; el desequilibrio y fragilidad del Socialismo Bolivariano tras la muerte de Hugo Chávez, ya no quedan enemigos estables u opciones alternativas al sistema capitalista y a la competencia e individualismo como base valórica. En los países capitalistas el Estado de Bienestar se ha desmantelado, hasta la salud y la vejez son parte del Mercado, se ha inculcado en los medios de comunicación de que todos somos “emprendedores” y “competidores” que deben conseguir los sueños de grandeza y realización individual para hacernos olvidar de los valores del comunitarismo e igualitarismo, para olvidar que todos –sin importar el apellido o bienes familiares-: tuvieron acceso a la educación estatal gratuita y de calidad ; a la atención médica gratuita; a una vivienda propia para poder dormir sin miedo a que un banco te la quite; a una vejez digna con pensiones que realmente equivalgan a décadas de duro trabajo; al acceso universal de medicamentos y alimentos saludables que hoy tanto faltan para una población global que tambalea entre la obesidad y anorexia.

La muerte de la Solidaridad significara irremediablemente el fin de todas las ideologías emancipadoras y de todas las religiones, será el asesinato de Dios y su creación, viviríamos en un mundo vacío, una cascara seca donde no solo se vive explotación, violencia e injusticia, sino que a nadie le importaría, pues en nuestro camino solo veríamos nuestros egos y miedos, no veríamos ni al vecino, ni al compañero de trabajo y menos a la familia. La teoría de Byung-Chul Han será una realidad, y el sistema neoliberal será parte de nuestro inconsciente y cuando la historia juzgue nos reprochara para siempre el fin de la esperanza.

Por ello es que hay dos escenarios donde cada individuo debe desenvolverse en el enfrentamiento final que definirá si el sistema neoliberal triunfa sobre la humanidad: el privado y el público. En nuestras vidas privadas debemos guiar con el ejemplo, vivir la vida por lo que es, no una carrera o competencia para ver qué tan importante puedes ser ni por imitar a nadie. Saludar en el trasporte público a los choferes y pasajeros, ceder asientos, intervenir cuando ocurren situaciones que dañen a otros, darse el tiempo por hablar con la gente sola que solo busca momentos de conversación para alegrar sus días, ayudar a cruzar la calle a quien lo necesite, ser honesto y transparente, buscar lo mejor para conocidos y desconocidos, aportar en los mínimos granos de arena que cada uno puede dar durante sus días. En la vida pública de cada uno está la política, algo que muchos rechazan pero al final toda la vida gira entorno a esta y todo es en sí mismo política. Aquí está el labor no necesariamente de militar en partidos políticos, sino el labor de la organización, participar en juntas de vecinos, movilizaciones, hablar con todo el mundo sobre lo malo que ocurre y la necesidad de actuar, votar en todas las elecciones, opinar cuando se pueda opinar, debatir, participar, sindicalizarse, etc. Buscar la organización en pos de una Sociedad de Derechos y no Privilegios, luchar por mantener los beneficios que quedan y buscar extender los deberes del Estado a los que ya se privatizaron.

Es deber fundamental de cada persona, construya resistencia desde su vida personal a lo más público que existe para mantener viva la Solidaridad. Si el neoliberalismo pierda su lucha contra la Solidaridad en lo privado y público, será automáticamente desmantelado, no habrá contrapeso a el rediseño de la economía para mantener esa metamorfosis, se caerá de la balanza y morirá.
Alonso Ignacio Salinas Garcia (Chile).

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