lunes, 1 de enero de 2018

¿Basta con decir Feliz Año Nuevo? y ¿con cuál felicidad?



Es algo rutinario escribir o decir Feliz Año Nuevo y puede ser un buen deseo o una simple frase que se repite y ha perdido su sentido.

Un buen amigo, escribió: No basta desear a otros que tengan un Feliz Año Nuevo, sino que hay desear sinceramente, comprometerse y actuar para que sea en verdad Feliz.

Los anuncios comerciales para vender, nos están diciendo: compra esto y será feliz, o compra esto para tu familia y serán felices. En esa dinámica la felicidad depende de tener más y más cosas , y Navidad y Año Nuevo son épocas de consumismo desaforado. E irónicamente la felicidad de Navidad, del Nacimiento de Jesús que nace pobre en un establo y que se anuncia primero a pastores pobres, se celebra con festín consumista o con la bendición de santaclós.

No es que la Felicidad no sea importante. El problema es dónde ponemos y dónde buscamos la Felicidad. En el Evangelio es muy importante la Felicidad. El anuncio a los pastores en Belén nos dice: Les anuncio una gran alegría, que es para todo el Pueblo. Y en su vida Jesús luchó sin cesar por la felicidad de los enfermos y enfermas, de las Niñas y Niños discriminados, de los marginados y rechazados en la sociedad de su tiempo. Marcos resume toda la vida de Jesús con esa palabra que hoy repetimos casi mecánicamente: Inicio del Evangelio= de la Buena Noticia de Jesús.

Y su predicación tienen un lugar central las Bienaventuranzas- y aunque parece que se nos olvida que esa palabra quiere decir Felicidad. El mensaje de Jesús es bien claro quiere que seamos felices, pero la felicidad no puesta en adorar o servir al dinero, ni en explotar al hermano, ni tener un corazón lleno de lodo, ni un corazón egoísta encerrado en su propio y solo bienestar. Felices nos dice Jesús si amamos y acompañamos y servimos al que tiene hambre, al migrante o forastero, al que está discriminado etc..(Mateo 25). Ademàs el perdón de Jesús nos da verdadera felicidad


Jesús proclama las Bienaventuranzas: Felices los que tienen hambre y sed de Justicia, Felices los que tienen un corazón misericordioso, Felices los que trabajan por la paz, Felices los limpios de corazón, Felices los pobres de corazón- no un pobre corazón, sino un corazón que sabe compartir, que no está atado a las cosas.(Mt 5,1,11) y con audacia, Lucas nos expresa en el Evangelio el mensaje de Jesús- contradiciendo la visión de felicidad= riqueza- felices los Pobres porque de ustedes es el Reino de Dios. El Reino de Dios es el de la Justicia, Solidaridad, fraternidad. Como dicen los obispos latinoamericanos reunidos en Brasil: una Vida Digna. Y Jesús luchó y dio su vida, y nos invita a luchar para esa Vida Digna en la sociedad. En la última Cena Jesús nos da su Mandamiento Nuevo para que nuestra Alegría sea plena: Aménse unos a otros como yo los he amado.


Fraternalmente con el espíritu de Jesús, les deseo muy Feliz Año Nuevo,

Arnaldo Zenteno.

Fuente: redescristianas.net

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