jueves, 18 de enero de 2018

Comunidades indígenas: víctimas de la minería en Venezuela.


por Bram Ebus - Infoamazonía

Mientras los estados de Amazonas y el oeste del estado Bolívar están en manos de disidencias de la guerrilla colombiana, las comunidades indígenas se ven desplazados o volcados a la minería de coltán.

La ONG Organización De Mujeres Indígenas Amazónicas Wanaaleru ha denunciado que niñas indígenas han sido sometidas a ejercer la prostitución alrededor de las minas. Aunque la mitad de la amazonía venezolana cuenta con protección ambiental, muchas zonas ya están invadidas por la minería ilegal y por hombres armados.


*Lea las 6 entregas del reportaje en Infoamazonía

Durante tres meses, el periodista Bram Ebus recorrió esta zona, ubicada en su mayoría en el estado de Bolívar, Venezuela. Un escenario donde confluyen varios males del vecino país: los grupos armados ilegales, comunidades indígenas reprimidas y mineros infectados de malaria:

Los que llevan la peor parte de la bonanza minera en Venezuela son las comunidades nativas de los estados Amazonas y Bolívar a quienes se les ha usurpado la posibilidad de hacer minería, tanto legal como ilegalmente. Grupos guerrilleros colombianos – referidos por los locales como patagomas – están expandiendo sus operaciones mineras en el occidente de Venezuela y empresas explotadoras recientemente creadas anunciaron sus primeros proyectos en territorios indígenas.

En Puerto Ayacucho, Liborio Guarulla, gobernador del estado de Amazonas de 2001 a 2017 y un indígena Baniva, se sienta a su escritorio. A sus espaldas cuelga un cuadro al óleo del libertador Simón Bolívar. “La forma indígena de vivir se ha visto afectada por la presencia de mineros y grupos ilegales y armados. Y se han insertado en las economías mineras”, explica.

La gravedad de la situación es persistente en el estado de Amazonas, en donde hay casos de indígenas esclavos, con números tatuados en sus espaldas u hombros. “Cuando recibimos la denuncia de que habían matado a unos [indígenas] Yanomami, fui a la zona del Alto Orinoco, que es un municipio muy extenso”, dice el mayor general retirado del Ejército Bolivariano, Cliver Alcalá Cordones. En 2012, el Ejército comenzó una operación de tres semanas después de recibir la queja de que indígenas Yanomami fueron asesinados alrededor de proyectos de minería ilegal. “Yo vi a algunos yanomamis marcados”, recuerda.

Alcalá explica que varios indígenas fueron marcados por mineros invasores brasileños, llamados garimpeiros, que esclavizaron a los nativos en las minas. “Así, ellos pueden decir ‘este indígena es mío’”. No solo han sido esclavizados los indígenas, las jóvenes también han sido forzadas a ejercer la prostitución dentro y alrededor de las minas. “Las chicas ‘bonitas’ no pueden marcharse, las dejan allí”, explica Henelda Rodríguez, de la ONG Organización De Mujeres Indígenas Amazónicas Wanaaleru. “Las chicas que quieren escapar simplemente desaparecen”.

Amazonas no es oficialmente parte del Arco Minero, pero Guarulla teme que será cuestión de tiempo antes de que los proyectos infractores se expandan a lo largo de la frontera estatal. Más de la mitad de las tierras del Amazonas cuentan con protección ambiental, sin embargo, muchas ya están invadidas por la minería ilegal y por hombres armados.

Alrededor de 25 por ciento de las tierras venezolanas pertenecen a pueblos indígenas. Según el gobierno venezolano, 198 comunidades indígenas habitan dentro del Arco Minero, pero la mayoría de los territorios ancestrales no cuentan con límites legales ni protección. A pesar de que el derecho constitucional de reconocer legalmente las tierras indígenas existe desde 1999 (unos años después de seguir el ejemplo colombiano plasmado en la Constitución de 1991), apenas 12,4 por ciento de sus territorios han sido demarcados.

Comunidades indígenas que se encuentran en la vía de proyectos de prospección minera (un sector etiquetado como uno de los motores de economía nacional) se han convertido en un obstáculo para la industria minera, o peor, en mano de obra barata.

Guarulla argumenta que su estado ha sido invadido: “Prácticamente, es la guerrilla quien ejerce el control aquí. La guerrilla con la ayuda de las Fuerzas Armadas venezolanas. Ellos reciben parte de las acciones”. Según el ex gobernador, la guerrilla soborna al ejército para fungir como autoridad que controla las operaciones mineras. “Así pueden funcionar en la zona”.

El estado Amazonas comparte una frontera extensa con Colombia al oeste y conecta con Bolívar al este. De acuerdo con Guarulla, hay entre 4000 y 4.500 guerrilleros colombianos en Amazonas. La mayoría de ellos son del Ejército de Liberación Nacional (ELN) o de las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Organizaciones indígenas piensan que el número puede ser mucho más alto.

Mientras que los ex combatientes de las FARC entregan sus fusiles a las Naciones Unidas, y hacían su transición a la vida civil bajo el nombre Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), un número indeterminado de disidentes se desplazaban por Colombia. El ELN, que a principios de los ochenta fue el grupo guerrillero más grande de Colombia (y que acaba de romper el cese al fuego, acordado en las negociaciones de paz con el gobierno colombiano, en Quito) intensificó su presencia en Venezuela.

Aquí, las guerrillas colombianas han sido bienvenidas desde hace más de una década. Desde 2002, las FARC entraron oficialmente en Venezuela, que fungió como territorio seguro y nueva área estratégica – para movilizar a combatientes, armas y víctimas de secuestro – en los tiempos en que el ejército de Colombia aumentó sus esfuerzos para combatir la guerrilla en el territorio nacional, bajo el Plan Colombia.

Según Alcalá, el mayor general retirado del Ejército venezolano, grupos disidentes de las FARC que no querían participar en procesos de paz vinieron a Venezuela. Ellos están involucrados en economías ilícitas y lavado de dinero de la droga a través de actividades de minería ilegal en la que está implicada la población local. “La guerrilla fuerza a los indígenas a trabajar en sus minas”, explica Alcalá.

Tanto las FARC – cuando todavía eran un movimiento guerrillero – como el ELN financian operaciones con la comercialización de los minerales ilegalmente explotados, entre las ganancias de diferentes economías ilícitas. La guerrilla no podría haber escogido un mejor lugar como el subsuelo para esconder una variedad de los recursos más buscados del mundo como el oro, los diamantes y el coltán. Incluso, depósitos de uranio se han reportado y han llamado la atención del gobierno iraní, aunque un documento filtrado le quitó importancia a la viabilidad de su explotación.

Coltán al alcance de los dedos

Los depósitos de coltán están al alcance cuando se cruza la frontera venezolana desde Colombia. El mineral de coltán consta de dos minerales, colombita y tantalita, y se usa cada vez más en electrónica moderna.

Unos pocos países tienen depósito de coltán, pero de acuerdo con Roland Chavasse, director del Centro de Estudio Internacional del Tantalio-Niobio: “Se sabe que el Escudo Guayanés es muy, muy rico, posiblemente, el yacimiento más rico y más grande de coltán en el mundo”.

En la década de los setenta, el Instituto Nacional de Geología y Minería de Venezuela identificó una vasta reserva de tantalio en Venezuela. Años después, entre 1989 y 1990, un área habitada por los indígenas Piaroa fue investigada y recibió particular atención por sus depósitos minerales. Estos se ubican en casi todo el occidente del estado Bolívar, en los linderos de Parguaza y del río Orinoco. Sin embargo, no hay números oficiales de las reservas de coltán en Venezuela.

La escasez y la demanda de coltán caracteriza la importancia del mineral: usted lo usa ahora mismo. Está en su computadora y en su celular. Además, el tantalio (el elemento más importante de la tantalita) tiene aplicaciones militares como en la construcción de sistemas antitanques, bombas inteligentes, drones y robots. Tanto así que el Departamento de Defensa norteamericano recomendó almacenar coltán en 2015. Esto lo convierte en un mineral estratégico.



*Este reportaje se produjo gracias a una alianza entre Infoamazonía y el Correo del Caroní con financiación del Pulitzer Center. En Colombia cuenta con el apoyo de DeJusticia y Amazon Conservation Team.

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