jueves, 10 de diciembre de 2009

Cuando la devoción popular supera a la Iglesia Imperialista


Por Mons.++ Juan Carlos Urquhart de Barros

La devoción católica Romana a María, es un problema espinoso en el diálogo con los hermanos separados y doblemente complejo en el interior de su Iglesia, cuando muchos fieles se preguntan si no es inútil la devoción y la figura de María.
Cierto Marianismo más que frenético ha desdibujado a la Virgen, a hecho de élla una caricatura de personaje bíblico que dificulta el ecumenismo y escandaliza a los propios practicantes romanos que cada día se dividen más.

María bíblicamente es a Cristo y al Nuevo Testamento lo que Abrahán es a Isaac y al tiempo de la Promesa.
En el Antiguo Testamento toda maternidad recibía su valor de su referencia a Abrahán y de su orientación a Cristo: preparaba la venida del Mesías, anunciaba la maternidad de María; en el Nuevo Testamento toda maternidad recibe su valor de esta misma referencia a Cristo; prolonga el misterio de Jesús, al mismo tiempo que el de la maternidad de María. Podría decirse en este sentido que toda maternidad humana posee una vocación mariana, en cuanto que es llamada a reproducir misteriosamente la maternidad de María; en otros términos, en cada hijo que nace a la vida natural y renace a la vida de la gracia, los padres deben ver otro Cristo que engendrar, otro Cristo que “Criar”, en el sentido pleno de esta palabra y finalmente otro Cristo que ofrecer al Padre.(1)
Si tenemos en cuenta esta dimensión eclesial de la maternidad de María, podemos concluir:
Primero , que Cristo se halla en el centro de la historia santa de la humanidad y del pueblo de Abrahán, en cuanto que es Dios y se da a la humanidad.
Segundo, que María se halla en el centro de la historia santa de la humanidad y del pueblo de la Alianza, en cuanto que ella acoge a Cristo y se da a El por la fe.
Y desde este enfoque podemos entender claramente el lazo íntimo que une estas palabras:
¡ Dichosa tú por haber creído!
¡ Todas las generaciones me llamarán dichosa!

A pesar de la categoría única de Madre de Dios, María sigue siendo una persona humana, que habiendo acumulado en ella toda la perfección de nuestra naturaleza creada es, en cierto sentido y en un plan inferior, el ejemplar, el fin de la humanidad…, como un arco lanzado sobre el abismo infinito.(2)

También podemos señalar que en el milagro de Caná, Jesús lo realiza por petición de María, por tanto este milagro no nos revela solo la gloria de Jesús, sino también la intercesión maternal de María. La abundancia misma del vino deja adivinar la grandeza de su crédito. Es cierto que el Evangelio no dice directamente todo esto, y la afirmación de la mediación de María a partir del milagro de Caná no deja de parecer temeraria en el plano estrictamente exegético. Pero la piedad popular y la liturgia, tiene a veces audacia como ésta. Y deduce que si María se ocupo del problema del vino en un banquete de bodas, cómo no se va a ocupar de los intereses personales de los que se encomiendan a ella.



El día 8 de diciembre se vivió en Catamarca una Fiesta de devoción popular impresionante, a la cual participé respetando la idiosincrasia y la cultura del Norte Argentino en la cual la pasión del pueblo , similar a la de un evento deportivo, festival de rock o baile cumbiantero o cuartetero, brillo por la efusión, los aplausos, los gritos y los vivas.
La devoción a la Virgen del Valle es una de las más populares de Argentina este año trajo aproximadamente a 50.000 personas (30.000 menos que el año pasado), entre devotos, promesantes, turistas, oportunistas y curiosos, de diferentes puntos de la Patria. Esta manifestación del fervor popular trasciende la Religión Romana, y creyentes de diferentes confecciones religiosas le guardan una gran Fe a los poderes milagrosos de la morena del valle, incluso algunos romanos por desinformación creen más en la Virgen que en el mismo Cristo: tales afirmaciones son corrientes escuchar en el pueblo “creo más en la virgencita que en el mismo Jesús” o “Si Dios y la Virgen quieren” (presentando la duda y si la virgen no quiere…)
Es tan grande y espontánea la manifestación popular que aunque falten los funcionarios del Estado romano argentino, la procesión se llevaría adelante. Es muy comentado el hecho sucedido hace dos años cuando hubo un intento por parte del antiguo representante del “infalible” romano que pretendió por decreto cambiar el recorrido de la procesión, el pueblo no acató órdenes verticales humanas y dejo llevarse por el mensaje de la Virgen y mantuvo el recorrido tradicional.

Es evidente que todo fenómeno religioso, que por tal es social, es codiciado por las instituciones que mueven masas además de los funcionarios del Estado romano argentino, también desfilan en procesión todos los políticos de turno más que preocupados por la Fe, preocupados por la masa de votos que se desliza por la avenida.
Es muy común en estas sociedades llamadas Católicas, que estos sean católicos en el plano cultural, político, burgués y moral, pero no quieran serlo en el plano de la Fe.

Si será Milagrosa la Virgen Morena que convoca a devotos de distintas denominaciones religiosas, no queda duda que el Espíritu Santo está presente y sopla donde quiere pero deseamos de corazón que esta piedad popular a la Virgen sirva realmente como puente hacia Cristo y no como obstáculo tal como funcionan los soldados del Obispo Benedicto.

Eso si, es muy evidente que con el tiempo la devoción popular a la Virgen supere a la Iglesia Terrenal Romana y saltee todos esos escalones extras que presenta su organización vertical para llegar a Cristo, entonces la devoción popular tenga solamente como intermediario para llegar a Cristo a la Virgen.
Nosotros mientras tanto en la Iglesia Antigua del Río de la Plata seguimos comunicándonos directamente con Cristo, convencidos que entre Cristo y nosotros no existe distancia alguna puesto que él está en nosotros y nosotros en él, que somos sus miembros y él es el camino que nos conduce al Padre: “Teniendo pues firme confianza de entrar en el Santuario en virtud de la sangre de Cristo, acerquémonos…”(Heb. 10, 19)


Bibliografía consultada:
(1) - Deiss, Lucien – “María hija de Sion” – Ed.Cristiandad, Madrid 1964
(2) - Congar, Y.M.- “Cristo, María y la Iglesia”-Ed.Estela, Barcelona 1964

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