lunes, 2 de julio de 2012

Clelia Luro, viuda del obispo Podestá: “Se viene el tiempo de abolir el celibato”



Clelia Luro, esposa del obispo Jerónimo Podestá, fallecido en 2000, traza un panorama de la férrea postura de la Iglesia Católica, tras la renuncia del obispo Fernando Bargalló, fotografiado con una mujer de vacaciones.
El episodio del ex obispo de Merlo-Moreno, Fernando María Bargalló, forzado a renunciar tras el escándalo desatado al publicarse unas fotos en las que se lo ve abrazado a una mujer en una playa de México, continúa generando discusiones en los ámbitos eclesiásticos. Ayer, el teólogo español Juan José Tamayo consideró que “es una prueba más de la incompatibilidad que establece la Iglesia entre el amor a Dios y el amor a los seres humanos”. En la Argentina, Clelia Luro aseguró que “está viniendo el tiempo” de abolir la Ley de Celibato dentro de la Iglesia, pero se lamentó que “con este Papa no va a suceder”.
La mujer emblema mundial de la lucha por el celibato optativo junto al sacerdote tercermundista Jerónimo Podestá, fallecido en junio de 2000, dialogó con Tiempo Argentino y se lamentó porque la rotura de una vértebra le impidió asistir al encuentro de la Federación Latinoamericana de Curas Casados y sus Esposas, que comenzó ayer en Fortaleza, Brasil, donde 180 parejas debatirán sobre una Iglesia “abierta y renovada”.
Sobre lo de Bargalló, aclaró que es un caso muy distinto al suyo: “Él debió renunciar porque tenía una mujer oculta, quizás porque manejaba mucha plata. A mí Jerónimo no me ocultó nunca. Militábamos políticamente y luchamos hace años presidiendo el movimiento de sacerdotes casados, que es profético porque denuncia lo que no está bien y anuncia lo que viene. Van a tener que poner el celibato optativo como tienen otras religiones.”
–¿Y por qué no lo hacen?
–Con este Papa no va a suceder. Hay muchos que se están yendo y que si les dejaran ser curas casados permanecerían ejerciendo el sacerdocio. La religión es profundamente revolucionaria, pero los que están ahora al frente del Vaticano la han opacado completamente. El Concilio II decía que era la hora de abrir las ventanas y que entrara aire fresco a la Iglesia, y este Papa no quiere saber nada. El Vaticano se apartó del Evangelio y se abrazó al poder.

–Otro reclamo de apertura es en referencia al papel de la mujer.
–Es una institución machista, no tiene a la mujer en ningún cargo. Tienen miedo a introducirla dentro de la Iglesia, porque podría suceder que el hombre madure (risas), que los curas aprendan a ver, a liberarse, como pasó con Jerónimo, a ejercer el sacerdocio sabiendo lo que es ser papá, amar. La Iglesia quiere curas obedientes y los que se casan ya no serían fáciles de llevar.

–¿Y cómo ve el futuro?
–Tengo fe. Ahora en octubre hay un concilio de obispos en Roma para llamar a la evangelización. Es la última oportunidad en este tiempo para hacer alguna reforma, las bases (el pueblo de Dios) están preparadas, están pidiendo que el Vaticano cambie, porque el mundo cambia, es el Vaticano el que no cambia. Decile a los jóvenes hoy que no van a poder casarse a ver si se hacen curas. No se hacen, o se enamoran y se van, es lo natural que tiene que pasar.


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