Mostrando entradas con la etiqueta la bestia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta la bestia. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de diciembre de 2013

La cifra de niños que emigran solos a Estados Unidos se multiplica en tres años.


El tránsito de menores sin acompañante en el corredor entre Centroamérica y Estados Unidos es el mayor del continente.



Eran tres. Tenían entre siete y 10 años y venían de Honduras. La policía los halló en Acayucan, Veracruz (este de México), después de que unos coyotes (traficantes de inmigrantes) los abandonaran a su suerte. El mayor contó que sus padres habían emigrado a EE UU unos meses atrás y que su abuela lo había enviado hacia allá con un hombre al que dijo desconocer. Su historia la publicó el periódico La Tribuna en septiembre. Ellos eran tres, pero son muchísimos más. México es uno de los principales puntos de tránsito de miles de menores que viajan solos para intentar llegar a Estados Unidos. Solo el año pasado detuvieron a 6.000.

Pese a que también hay niños inmigrantes de origen mexicano, la mayoría son centroamericanos. Ocho de cada 10 supera los 12 años de edad y dos de cada tres viajan solos. Huyen de la violencia (Centroamérica es una de las regiones más mortíferas del mundo), la pobreza y en muchos casos para seguir a los padres, que dejan atrás a sus hijos para partir hacia Estados Unidos. En el caso de El Salvador, por ejemplo, se calcula que hay por lo menos 900.000 niños que viven sin madre, sin padre o sin los dos. Y que la mayoría son hijos de emigrantes.

Y en EE UU las cifras no dejan de aumentar: según el departamento de Seguridad Nacional, la cantidad de menores sin acompañante que han emigrado se ha triplicado en los últimos cinco años. La patrulla fronteriza detuvo en 2012 a más de 24.000 niños sin acompañante, una cifra considerablemente mayor a los 8.000 de 2008.

Grant Mitchell, director de la organización ID Coalition que vigila el tránsito de niños inmigrantes en todo el mundo, afirma que México tiene uno de los problemas más serios en cuanto a la detención de menores en su territorio. “Es un caso que solo se puede comparar a países como Turquía y Grecia, por ejemplo, que son la puerta de entrada de muchos países asiáticos y africanos hacia la Unión Europea”. ID Coalition organiza en la capital mexicana el coloquio Dibujando el Futuro: Alternativas de Atención y Cuidados para la Niñez y Adolescencia Migrante, que se celebrará el próximo 4 de diciembre en el Museo Memoria y Tolerancia de México DF.

Mitchell alerta, además, de que la edad de estos chicos causa que caigan en un vacío legal y que permanezcan detenidos por un gran lapso de tiempo, aun cuando va en contra de una ley aprobada en 2011 por el Gobierno de Felipe Calderón, que indica que ningún menor puede ser retenido por las autoridades y que debe de ser conducido a estancias infantiles o juveniles. “Se les trata como criminales”, explica. La situación es tan grave que la directora de Sin Fronteras, Nancy García, afirmó hace unas semanas que los niños retenidos en centros de detención en México tenían menos garantías que“personas mayores que cumplen penas de cárcel”.

El corredor entre Centroamérica, México y Estados Unidos es el más transitado por inmigrantes en el continente, según datos de ID Coalition. Williams subraya que la solución para el problema debe de incluir a Estados Unidos. “Es imposible de hablar de una solución real si no existe una cooperación de todos los países involucrados. La inmigración no es un problema exclusivo de México, es también de Estados Unidos”.

Información relacionada:


Fuente: Chacatorex

lunes, 16 de enero de 2012

Día Mundial de las Migraciones... nada representa para ellos.



La Bestia, trampa para cientos de indocumentados centroamericanos.



· Nada representa para ellos el Día Mundial de las Migraciones
· No toda la gente es buena, dura lección en cuatro días de secuestro

Si alguna enseñanza obtuvo Martha de su experiencia al montar La Bestia –el tren de carga que va desde el sur del país hasta la frontera con Estados Unidos–, se podría resumir en pocas palabras: no toda la gente es buena.
La migrante hondureña de 34 años lo entendió de golpe cuando una de las personas a las que ayudó a subir al vagón, pensando que iba al norte como ella, minutos después la bajó a insultos y empujones y le espetó en la cara su verdadera identidad: “somos zetas, pinches perros”.
Martha –nombre falso que proporcionó la trabajadora indocumentada, para no dar pistas de su identidad– no sabía que este domingo 15 de enero se conmemora el Día Mundial de las Migraciones, pero duda que sus actividades sean especiales o distintas a las de ayer: juntar dinero para seguir el viaje hacia Estados Unidos, cuidarse las espaldas, tratar de ir superando emocionalmente el secuestro colectivo que vivió durante cuatro días.
Soy del departamento de Santa Bárbara, en Honduras, y salí de mi país el 15 de diciembre. Llegamos a Tenosique (Tabasco) un viernes, y ese día fue la primera vez que monté un tren, que para mí era algo extraño, recuerda en entrevista con La Jornada.
Cuando finalmente pudo montar a La Bestia, 15 minutos después vio cómo el tren reducía la velocidad para permitir que subieran dos hombres vestidos como la mayoría de los migrantes, y con morrales al hombro. Su sentido de solidaridad, dice, le hizo ayudarlos a subir.
Uno piensa que todos son como uno, pero no. También hay gente mala, lamenta.
Luego de bajarlos a empujones, insultos y encañonados, los secuestradores –que se identificaron como zetas– los hicieron caminar dos horas, pasando ríos, todos enlodados, diciendo que nos iban a matar. Nos tuvieron en la boca de un cerro desde el viernes hasta el lunes, y nos pidieron el número de familiares en Estados Unidos.
Martha quisiera olvidarse del asunto. Ya no pensar en él, no recordar los detalles. Lo único que acepta contar es que ella y su novio pudieron escapar en un descuido de los guardianes. Que regresaron como pudieron a Tenosique. Que está contenta de estar viva. Que sigue en shock y todavía sueña que la persiguen y la matan.
Su necesidad de ir a Estados Unidos es doble: quiere ganar dólares, claro, pero además quiere volver a Nueva York –donde ya estuvo de 2005 a 2011, trabajando como mesera y empleada de limpieza–, porque cuando regresó a su tierra, a visitar a su familia, cayó en la cuenta de que ya no pertenecía ahí.
La estancia es fea, pero cuando uno viene a su país mira todo diferente y ya no se adapta a la pobreza, a la falta de trabajo. Por eso trato de migrar otra vez, para que mis tres niños vivan mejor. Siquiera les voy a mandar unos 200 o 300 dólares, porque el papá de mis hijos vendió mi casa y los dejó sin nada, recuerda con una voz despojada de rabia.
Dentro de todas las malas noticias, una buena: gracias a la intervención de fray Tomás González Castillo, director del albergue de migrantes La 72, las autoridades le dieron a varios indocumentados una visa temporal que les permite viajar sin exponerse tanto a ser secuestrados, robados o asesinados.
A través del cura nos dieron esos papeles, y ya no vamos a arriesgar nuestra vida, aunque uno viene dispuesto hasta a eso para progresar. No hacemos este camino porque sea un encanto. Es muy duro, hay que sufrir hambres, cruzar el desierto, cansados bajo del sol y sin agua ni tener dónde dormir, subraya.
Martha dice una cosa y hace otra. Sigue juntando dinero para irse –ahora en autobús–a la frontera norte, pero recomienda que ninguno de sus paisanos lo haga. No le urge irse, pero no para de hablar de Nueva York. No le ha ido bien en el amor, pero se nota que está enamorada. “Lo que gane se lo voy mandar a mis hijos, porque todavía no estoy casada. Pero bueno, nunca se sabe…”
--o-Ø-o--

Migrantes no tienen mucho que celebrar: CEM

Carolina Gómez Mena / La Jornada 15/01/2012

En víspera de la conmemoración de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado que promueve el Vaticano, Leticia Gutiérrez Valderrama, secretaria ejecutiva de la Dimensión de Pastoral de la Movilidad Humana (DPMH), instancia dependiente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó que aún no haya un reglamento que haga operativa la Ley de Migración aprobada el año pasado y que el anteproyecto del mismo que elaboró el gobierno carezca de las observaciones realizadas por las organizaciones civiles que conforman el grupo de trabajo sobre la política del sector.
En entrevista con La Jornada, la religiosa precisó que de acuerdo con el plazo puesto por los legisladores el reglamento de la nueva ley de migración debió publicarse en noviembre pasado, pero sobre todo lamentó que en el articulado elaborado desde la Secretaría de Gobernación haya mucha discrecionalidad y carece de espíritu humanitario.
Criticó también que la sociedad civil no haya forzado un diálogo con el gobierno para elaborar el reglamento. Dicen que hay diálogo con la sociedad civil, y no es cierto, no es real. El supuesto diálogo democrático lo justifican diciendo que ya nos preguntaron (su opinión), pero las preguntas fueron ¿qué creen que debe tener el reglamento y nada más. No lo conocimos, y nos lo acaban de entregar hace pocos días, pero no tiene ni la postura ni la visión de la sociedad civil ni de la iglesia respecto al trabajo que hacemos con los migrantes. El articulado que existe ha sido trabajado única y exclusivamente por el gobierno federal.
Al indicar que hoy domingo se conmemora la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, actividad promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Gutiérrez Valderrama indicó que sin duda los migrantes, sobre todo los centroamericanos que cruzan por México hacia Estados Unidos, no tienen mucho que celebrar porque siguen experimentando situaciones adversas sobre todo a manos de la delin- cuencia organizada, cuyos personeros los secuestran, extorsionan y en ocasiones los asesinan, pero reconoció que hay algunos avances, aunque todavíamuy pequeños, muy insignificantes y citó que entre los pasos hacia adelante está la referida Ley de Migración y el hecho de que algunos ya han podido acceder a la justicia.
No obstante dijo que sin duda aún hay mucho dolor y una deuda con ellos por parte del gobierno mexicano, porque no tenemos aún un reglamento con espíritu humano de respeto a la persona migrante, no lo tenemos y lo exigimos; que se nos convoque a una comunicación real y efectiva.


Fuente: Chacatorex