lunes, 16 de enero de 2012

Día Mundial de las Migraciones... nada representa para ellos.



La Bestia, trampa para cientos de indocumentados centroamericanos.



· Nada representa para ellos el Día Mundial de las Migraciones
· No toda la gente es buena, dura lección en cuatro días de secuestro

Si alguna enseñanza obtuvo Martha de su experiencia al montar La Bestia –el tren de carga que va desde el sur del país hasta la frontera con Estados Unidos–, se podría resumir en pocas palabras: no toda la gente es buena.
La migrante hondureña de 34 años lo entendió de golpe cuando una de las personas a las que ayudó a subir al vagón, pensando que iba al norte como ella, minutos después la bajó a insultos y empujones y le espetó en la cara su verdadera identidad: “somos zetas, pinches perros”.
Martha –nombre falso que proporcionó la trabajadora indocumentada, para no dar pistas de su identidad– no sabía que este domingo 15 de enero se conmemora el Día Mundial de las Migraciones, pero duda que sus actividades sean especiales o distintas a las de ayer: juntar dinero para seguir el viaje hacia Estados Unidos, cuidarse las espaldas, tratar de ir superando emocionalmente el secuestro colectivo que vivió durante cuatro días.
Soy del departamento de Santa Bárbara, en Honduras, y salí de mi país el 15 de diciembre. Llegamos a Tenosique (Tabasco) un viernes, y ese día fue la primera vez que monté un tren, que para mí era algo extraño, recuerda en entrevista con La Jornada.
Cuando finalmente pudo montar a La Bestia, 15 minutos después vio cómo el tren reducía la velocidad para permitir que subieran dos hombres vestidos como la mayoría de los migrantes, y con morrales al hombro. Su sentido de solidaridad, dice, le hizo ayudarlos a subir.
Uno piensa que todos son como uno, pero no. También hay gente mala, lamenta.
Luego de bajarlos a empujones, insultos y encañonados, los secuestradores –que se identificaron como zetas– los hicieron caminar dos horas, pasando ríos, todos enlodados, diciendo que nos iban a matar. Nos tuvieron en la boca de un cerro desde el viernes hasta el lunes, y nos pidieron el número de familiares en Estados Unidos.
Martha quisiera olvidarse del asunto. Ya no pensar en él, no recordar los detalles. Lo único que acepta contar es que ella y su novio pudieron escapar en un descuido de los guardianes. Que regresaron como pudieron a Tenosique. Que está contenta de estar viva. Que sigue en shock y todavía sueña que la persiguen y la matan.
Su necesidad de ir a Estados Unidos es doble: quiere ganar dólares, claro, pero además quiere volver a Nueva York –donde ya estuvo de 2005 a 2011, trabajando como mesera y empleada de limpieza–, porque cuando regresó a su tierra, a visitar a su familia, cayó en la cuenta de que ya no pertenecía ahí.
La estancia es fea, pero cuando uno viene a su país mira todo diferente y ya no se adapta a la pobreza, a la falta de trabajo. Por eso trato de migrar otra vez, para que mis tres niños vivan mejor. Siquiera les voy a mandar unos 200 o 300 dólares, porque el papá de mis hijos vendió mi casa y los dejó sin nada, recuerda con una voz despojada de rabia.
Dentro de todas las malas noticias, una buena: gracias a la intervención de fray Tomás González Castillo, director del albergue de migrantes La 72, las autoridades le dieron a varios indocumentados una visa temporal que les permite viajar sin exponerse tanto a ser secuestrados, robados o asesinados.
A través del cura nos dieron esos papeles, y ya no vamos a arriesgar nuestra vida, aunque uno viene dispuesto hasta a eso para progresar. No hacemos este camino porque sea un encanto. Es muy duro, hay que sufrir hambres, cruzar el desierto, cansados bajo del sol y sin agua ni tener dónde dormir, subraya.
Martha dice una cosa y hace otra. Sigue juntando dinero para irse –ahora en autobús–a la frontera norte, pero recomienda que ninguno de sus paisanos lo haga. No le urge irse, pero no para de hablar de Nueva York. No le ha ido bien en el amor, pero se nota que está enamorada. “Lo que gane se lo voy mandar a mis hijos, porque todavía no estoy casada. Pero bueno, nunca se sabe…”
--o-Ø-o--

Migrantes no tienen mucho que celebrar: CEM

Carolina Gómez Mena / La Jornada 15/01/2012

En víspera de la conmemoración de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado que promueve el Vaticano, Leticia Gutiérrez Valderrama, secretaria ejecutiva de la Dimensión de Pastoral de la Movilidad Humana (DPMH), instancia dependiente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó que aún no haya un reglamento que haga operativa la Ley de Migración aprobada el año pasado y que el anteproyecto del mismo que elaboró el gobierno carezca de las observaciones realizadas por las organizaciones civiles que conforman el grupo de trabajo sobre la política del sector.
En entrevista con La Jornada, la religiosa precisó que de acuerdo con el plazo puesto por los legisladores el reglamento de la nueva ley de migración debió publicarse en noviembre pasado, pero sobre todo lamentó que en el articulado elaborado desde la Secretaría de Gobernación haya mucha discrecionalidad y carece de espíritu humanitario.
Criticó también que la sociedad civil no haya forzado un diálogo con el gobierno para elaborar el reglamento. Dicen que hay diálogo con la sociedad civil, y no es cierto, no es real. El supuesto diálogo democrático lo justifican diciendo que ya nos preguntaron (su opinión), pero las preguntas fueron ¿qué creen que debe tener el reglamento y nada más. No lo conocimos, y nos lo acaban de entregar hace pocos días, pero no tiene ni la postura ni la visión de la sociedad civil ni de la iglesia respecto al trabajo que hacemos con los migrantes. El articulado que existe ha sido trabajado única y exclusivamente por el gobierno federal.
Al indicar que hoy domingo se conmemora la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, actividad promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Gutiérrez Valderrama indicó que sin duda los migrantes, sobre todo los centroamericanos que cruzan por México hacia Estados Unidos, no tienen mucho que celebrar porque siguen experimentando situaciones adversas sobre todo a manos de la delin- cuencia organizada, cuyos personeros los secuestran, extorsionan y en ocasiones los asesinan, pero reconoció que hay algunos avances, aunque todavíamuy pequeños, muy insignificantes y citó que entre los pasos hacia adelante está la referida Ley de Migración y el hecho de que algunos ya han podido acceder a la justicia.
No obstante dijo que sin duda aún hay mucho dolor y una deuda con ellos por parte del gobierno mexicano, porque no tenemos aún un reglamento con espíritu humano de respeto a la persona migrante, no lo tenemos y lo exigimos; que se nos convoque a una comunicación real y efectiva.


Fuente: Chacatorex

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