viernes, 27 de enero de 2012

Día de la Memoria del Holocausto.



“Hace 67 años, el 27 de enero de 1945, terminaba la infamia de Auschwitz. El día de la Memoria fue instituido en esta fecha, ligada al lugar simbólicamente más terrible de la tragedia descomunal del Holocausto. No podemos y no debemos olvidar”.
“Si hubo hombres capaces de llegar a tanta absurda atrocidad, nadie nos asegura que no podremos en el futuro llegar otra vez, y la Memoria dolorosa se convierte en una admonición para el hoy y para todo tiempo”.

“¡Atención! 67 años no son pocos. La generación de los testigos en primera persona, de quien vivió los tiempos y los horrores del Holocausto está disminuyendo rápidamente. Es necesario compartir las preocupaciones de quien comienza a temer el riesgo del olvido, peor aún el de la negación, alimentado no sólo por la ignorancia, sino –y es terrible–, a veces también por el odio por motivos políticos, étnicos o religiosos”.

“En cambio la Memoria del Holocausto es un punto de comparación crucial en la historia de la humanidad, para comprender lo que está en juego cuando se habla de la dignidad irrenunciable de toda persona humana, de la universalidad de los derechos humanos y del empeño por su defensa”.

“Para los creyentes es también un ‘lugar teológico’ inevitable. Es el lugar de la pregunta más radical sobre Dios y sobre el mal. Es el lugar de la seriedad última de nuestro estar frente a Dios, de las preguntas que le dirigimos desde lo profundo, del silencio frente al misterio. Para el cristiano, lugar de la mirada a la Cruz en la esperanza de que la angustia dé lugar a la vida.

También nosotros seguiremos haciéndola en este día, en solidaridad ante todo con el pueblo de Israel y con todas las víctimas del absurdo odio homicida, negador de su dignidad, independientemente del pueblo y la lengua a la que hayan pertenecido o pertenezcan”.

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