Hace media docena de años me pidieron un cuento para una antología marcada por el impulso bien intencionado y utópico de propagar la lectura entre esos mártires del acné y la masturbación que son los adolescentes. El pedido no venía solo: también incluía un cuestionario sobre el cuento que rellené con un montón de lugares comunes y dos o tres ademanes propios. Hay días, en los que uno quiere a la humanidad algo menos que de costumbre, en los que uno se permite pequeñas crueldades como la de castigar la fidelidad de los lectores de este blog con textos que merecían seguir donde estaban, perdidos en un rincón de la memoria de la computadora. Vaya pues mis repuestas al cuestionario de la antologadora junto a su nota introductoria.
PREGUNTAS PARA LOS AUTORES
En nuestro intento por profundizar en la creación literaria, por acercar la literatura a los jóvenes que lean estas páginas, hemos considerado oportuno y enriquecedor formular una serie de preguntas a los autores antologados para que nos hablen de sus primeras experiencias literarias, nos digan qué han supuesto para ellos los libros, por qué escriben cuentos, qué piensan del momento por el que pasa el relato, qué tienen que decirles a los chicos que no leen lo suficiente y andan a vueltas con la cibernética, las video-consolas o el botellón, sin darse cuenta de lo que se están perdiendo con ello.
1.- Alguna vez hemos oído hablar alguien de una experiencia lectora que lo enganchó para siempre al carro de la literatura. ¿Cuál fue el primer libro que leíste?¿Hubo alguno que te marcara en especial?
Respuesta: El primer libro que leí no lo recuerdo. Supongo que habrá sido uno de esos tantos libros infantiles con muchas imágenes y poco texto de un niño que empezaba haciendo mal las cosas y luego las hacía bien o que rompía un juguete y al final, felizmente, el juguete volvía a la vida. Recuerdo haber leído muchos libros de fábulas y cuentos tradicionales y entre ellos uno que ahora le leo a mi hijo “Oros viejos”, una colección de historias de todas partes del mundo compuesto por un exiliado español, Herminio Almendros (padre del cineasta Néstor Almendros). Cuando niño igualmente leí unas veinte novelas de Julio Verne y otro tantas de Emilio Salgari, Las Mil y una noches el divertidísimo Decamerón de Bocaccio o Arthur Conan Doyle tanto por su Sherlock Homes como por sus novelas de caballería y por supuesto Mark Twain, tanto sus novelas como sus cuentos y artículos. Luego, a medida que fui creciendo han ido muchísimos libros que en diferentes épocas fueron marcándome como persona y como escritor empezando con algo tan obvio y manido –y que por ello puede parecer desagradable insistir- como el Quijote (con el que recomiendo empezar con una edición con pocas notas, las justas para entender la historia no para hacer un estudio académico sobre la novela). Pero concentrándome en el cuento someto una lista de autores que me impresionaron a diferentes edades, desde mi adolescencia hasta ahora: Edgar Allan Poe, J.D. Salinger con sus “Nueve cuentos”, Augusto Monterroso, Julio Cortázar, Anton Chejov, Juan José Arreola, Virgilio Piñera, Franz Kafka, Slawomir Mrozek (sobre todo por “El elefante”), Carson McCullers, Jorge Luis Borges, Kurt Vonnegut (aunque de él apenas se han traducido cuentos al español, sólo novelas), Yukio Mishima, Charles Bukowski y Raymond Carver. Últimamente me han impresionado también de un modo muy estimulante los cuentos del ya fallecido escritor chileno Roberto Bolaño. Hay muchos más pero cito a aquellos que marcaron determinado momento en mi vida de un modo especial al punto de de leer toda su obra o al menos toda la que encontré a mi alcance en ese momento.
2.- ¿Qué es para ti el cuento? ¿Por qué lo cultivas?
Respuesta: Para mí debe ser el equivalente al nocaut en el boxeo, o a la carrera de cien metros en el atletismo o el amor a primera vista. Algo que sea capaz de resumir una situación, un modo de ver la vida o varios al mismo tiempo en unas cuantas páginas. De ahí que un buen cuento en cuanto a economía de las palabras deba ser perfecto. En un cuento nada debe ser gratuito, todo lo que se ve es importante pero lo que no se ve no debe ser menos importante. Podría poner montones de ejemplos al respecto y aunque varían los estilos, los niveles de sofisticación del lenguaje esas condiciones son esenciales. El cuento y la narración en general están ligados a nuestra historia como seres humanos y desde esos principios tuvo un sentido trascendente (darle orden y sentido al mundo y trasmitir valores y experiencias) y un sentido lúdico, juguetón. En los mitos, las leyendas, los libros sagrados o la Historia el cuento aparece en esa doble condición. La historia del pecado original es un cuento y todas las elaboraciones posteriores de los teólogos no pueden superar el atractivo y la significación de esa historia de Adán, Eva, la serpiente y el fruto prohibido (incluso para gente huérfana de fe como es mi caso). Escribo cuentos porque me gustan como lector y al mismo tiempo como escritor es el género en el que más cómodo me siento: me gusta enamorar al lector a primera vista, o noquearlo, depende de las circunstancias.
3.- Esta antología recopila cuentos de los que se pueden estudiar importantes aspectos estilísticos y culturales, pero también muchas y serias enseñanzas para la vida. ¿Qué recomendarías a los jóvenes que nunca tienen tiempo para sentarse con un libro en las manos? ¿Qué les puede aportar la lectura?
Respuesta: Es un contrasentido escribir recomendaciones para alguien que no lee. O sea, que se trata en el mejor de los casos de escribir recomendaciones para que los que leen se las cuenten a los que no leen, recomendaciones que estos últimos escucharán con mayor o menor indiferencia. La lectura en general no hace a nadie buena o mala persona pero ciertas lecturas, (especialmente la buena ficción) quizás pueden hacerte –si se tiene la capacidad de digerirlas bien- mejor persona. Es decir, alguien más complejo que ha adquirido indirectamente experiencias que sin leer no habría conocido en varias vidas. Luego si eres un criminal nato difícilmente un buen libro hará de ti una buena persona pero al menos conseguirá que seas un delincuente más sofisticado. No creo, por ejemplo, que ningún videojuego trasmita de modo tan vívido la experiencia de la guerra como “La roja insignia del coraje” de Stephen Crane. Todo el cuestionamiento de la realidad y sus posibles variantes a que alude una película “The matrix” y sus secuelas están contenidas de un modo mucho más radical en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” de Jorge Luis Borges. La imagen visible, casi tangible, del cine y la televisión paradójicamente suele empobrecer nuestra imaginación (o la de los libros en las que se inspira) aunque sea mucho más fácil consumirla. Al mismo tiempo no creo que la lectura por sí misma ejerza un efecto mágico en los lectores. Hay libros que lejos de multiplicar y enriquecer la visión del mundo la reducen como es el caso de los libros creados para servir exclusivamente una ideología –cualquiera que esta sea- y convierten al mundo en algo muy sencillo que puede resolverse con dos o tres recetas. En esos casos es preferible el botellón. Los buenos libros –si son leídos con algo de sentido común, insisto- funcionan exactamente al contrario: multiplican las opciones ante las diferentes situaciones vitales, nos ayudan a entender a otros y a nosotros mismos, nos ayudan a aceptar la complejidad de la realidad sin caer necesariamente en el caos. Si eres alto, guapo y juegas fútbol mejor que cualquier gente que conozcas quizás no necesites leer. Maradona que cumplía la última condición pero no las dos primeras terminó optando por la cocaína.
4.- ¿Quiénes son para ti los maestros del género? ¿Y cuáles los cuentistas más significativos del último siglo?
Respuesta: Mi listado de los grandes maestros del cuento supongo que no sea demasiado original. Aparte de Las mil y una noches y el Decamerón mencionaría dentro del cuento moderno a Poe, quien prácticamente inventó el género, y a Maupassant, Chejov, Kafka, Hemingway, Borges y Carver. En cuanto a la tradición hispanoamericana pienso en Horacio Quiroga, Felisberto Hernández, Lino Novás Calvo, Virgilio Piñera, Arreola, Rulfo y Cortázar. Seguro que olvido a alguno importante al menos para mí pero estos son imprescindibles y recorren un espectro (estético e histórico) bastante amplio.
5.- El relato, un género que lucha en los países de habla hispana por adquirir carta de naturaleza y del que hay quien dice que se lee menos aún que la poesía. ¿Cuál es su situación en tu país?
Respuesta: La pregunta en sí no reconoce una realidad: el desarrollo y el prestigio del cuento en Latinoamérica difiere mucho al de España. Hay que pensar en la rica tradición del cuento que se desarrolló en Latinoamérica en el siglo XX, tradición que en España fue prácticamente nula. Prueba de esto es que casi todos los escritores latinoamericanos de primer orden, incluso aquellos conocidos mayormente por sus novelas tienen libros de cuentos. Y algunos escritores –como es el caso de Borges- se dedicaron, dentro de la narrativa, exclusivamente al cuento. El problema es básicamente comercial. Latinoamérica carece de editoriales con proyección realmente continental ya sea por posibilidades económicas o por pretensiones. En España que es el país que sigue teniendo la industria editorial más poderosa de la lengua y cuyas grandes editoriales son las que se encargan de consagrar a los escritores latinoamericanos (que de otra forma estarían condenados a ser leído sólo en sus países de orígenes) no se ha conseguido crear, por la razón que sea, un público lector de cuentos. Los españoles prefieren las novelas y novelas se ven obligados a producir escritores (españoles o no) que quizás por tradición o vocación hubiesen preferido escribir cuentos. Y eso por supuesto repercute en la creación literaria de todo el continente. En mi país Cuba, país que en las últimas décadas se destaca por sus carencias, existe en cambio una gran cantidad de cuentistas y hasta algunos de un buen nivel. Precisamente uno de ellos, Pedro Juan Gutiérrez, consiguió con su Trilogía sucia de La Habana uno de los mayores éxitos editoriales de un libro de cuentos en España en las últimas décadas.
6.- ¿Cómo ves su futuro?
Respuesta: Respecto a esta pregunta no sé si optar por el entusiasmo o el Apocalipsis. Como profeta soy demasiado tímido. Cabría pensar que el cuento encontraría un espacio en los momentos de máxima aceleración de la vida pero no ha sido así. Pienso que el cuento seguirá siendo afectado (quizás más que otros géneros) por la decadencia general del libro. Ese es mi dictamen apocalíptico. Le quedan sin embargo para sobrevivir otros medios como la internet en los cuales respecto a la novela juega, por su brevedad, con cierta ventaja. El lector y los que deben encargarse de formarlo –desde los maestros en las escuelas hasta los críticos- tendrán al final el peso decisivo. Siempre habrá necesidad de historias y si el cuento oral se vio afectado con la aparición del libro pero sin llegar a desaparecer, no debemos descartar la posibilidad de que el cuento escrito sobreviva por otros medios o por los medios de siempre porque ya sabemos que las modas no sólo se alimentan del ansia de novedad sino también de la nostalgia.
Fuente: enrisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario