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jueves, 16 de marzo de 2017

“Nos quieren exterminar. No quieren que haya más indígenas en Argentina”

Imagen: Jorge Larrosa / Página 12

Representantes de siete comunidades originarias del norte salteño están desde hace quince días en el centro porteño. Denuncian que sus reclamos sobre tierras, salud, vivienda y educación no fueron atendidos por ningún funcionario.

Por Darío Aranda

Página 12, 15 de marzo, 2017.- “Nos quieren exterminar. No quieren que haya más indígenas en Argentina”, denunció Gabriel Espinoza, uno de los voceros de los siete pueblos indígenas de Salta que acampan desde hace quince días en el centro porteño. Entre los reclamos sobresalen territorio, salud, vivienda y educación. Fueron recibidos por funcionarios del Gobierno pero no obtuvieron respuestas favorables, por lo que la medida se mantiene por tiempo indeterminado. En Embarcación (norte salteño), la comunidad guaraní Happo P’au hace 35 días que sostiene un acampe por un conflicto con un empresario de agronegocios.

“Por nuestro legítimo derecho a la tierra”, es una de las consignas de las comunidades de los siete pueblos acampantes, guaraní, chané, wichí, qom, tapiete, chulupí y chorote. Presentaron un petitorio con 16 puntos: entrega de títulos de tierras y prórroga de la Ley Nacional 26160, entrega de DNI, viviendas, letrinas para personas con movilidad reducida, agentes sanitarios indígenas, educación intercultural bilingüe, agua potable y enseñanza de los idiomas indígenas, entre otros.

Están ubicados en la esquina de Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio. Una larga bandera recuerda los siete pueblos involucrados y los nombres de las comunidades (muchas del departamento de San Martín, uno de los más afectados por las topadores y desmonte del agronegocio). Un prolijo cartel recuerda que este año vence la Ley 261610, sancionada en 2006 y que ordenaba relevar (en tres años) todos los territorios indígenas. Pasaron once años y es mínimo el porcentaje de comunidades con relevamiento terminado (13 por ciento).

Desde hace años reclaman al gobierno provincial (primero a Juan Carlos Romero –entre 1995 y 2007–, luego a Juan Manuel Urtubey, gobernador desde hace diez años). Nunca tuvieron respuestas positivas. Decidieron llegar hasta Buenos Aires el lunes 20 de febrero. Casi no recibieron visitas de sectores políticos, de organizaciones sociales ni de medios de comunicación.

Sí los visitaron desde el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Les prometieron estudiar sus reclamos y ayudas futuras. Lo único firme: les ofrecieron los pasajes de regreso a Salta. El lunes 6 de marzo, con ya quince días de acampe, fueron recibidos en el Ministerio de Desarrollo Social (dirigido por Carolina Stanley), pero tampoco tuvieron respuesta concretas. Esa misma tarde dieron una conferencia de prensa, rodeados de un puñado de militantes indígenas y medios de comunicación alternativos.

Reynaldo Durán, cacique qom de la comunidad Zanja Honda, recordó la situación “crítica” que viven en Salta y aseguró que la misma situación están padeciendo en el centro porteño, donde tampoco tienen agua y escasean los alimentos. Explicó que dejaron sus pedidos por escrito en la Casa Rosada, Ministerio de Trabajo, Desarrollo Social y Congreso Nacional. “No nos dan respuesta, no nos sentimos acompañados por la gente que nos representa (funcionarios y políticos). Sólo queremos soluciones para volver a nuestras comunidades”, explicó el cacique.

Gabriel Espinoza, de la comunidad qomlaje de Tartagal, relató que tocaron “puertas en todos lados”, pero nadie les dio respuestas. Destacó que la prórroga de la Ley 26160 sería una ayuda (vence este año), pero que las comunidades salteñas quieren los títulos de propiedad, que es lo único que les dará seguridad sobre el territorio. “Hay comunidades que fueron relevadas pero ni los jueces ni los políticos respetan eso”, cuestionó. Y explicó que los organismos estatales se excusan de brindarles asistencia (agua, planes de vivienda, electricidad) porque no tienen títulos. La paradoja: es obligación del Estado dar esos títulos.

Espinoza reveló la estrategia del poder: “Mientras nos entretienen con el relevamiento, nos niegan los títulos. Y mientras nos van sacando tierra de a pedazos para dejarnos sin nada. Quieren exterminarnos, que no existamos más”.

Contó del robo de tierras, el avance de las topadoras para desmontar y abrir paso a los agronegocios, el robo de animales, los alambrados que imponen los empresarios y dificultan la vida de las comunidades. “Nos tratan como animales en nuestro propio territorio”, denunció y precisó que hasta quieren arrebatarles la parcela de tierra donde está el cementerio de la comunidad. Allí dieron sepultura al abuelo y a la madre de Espinoza. “Nunca molestamos, pero todo los derechos se nos niegan”, resumió. Y alertó que la defensa de la tierra será hasta las últimas consecuencias y que el acampe se mantiene hasta que el gobierno nacional dé respuestas.

En Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio, una bandera blanca con letras negras resume: “Basta de desalojos. La tierra es nuestra, faltan los títulos. ¡Es simple!”.

En la localidad de Embarcación (Salta), la comunidad guaraní Happo P’au mantiene un acampe a la vera de la ruta nacional 34 desde hace 35 días. Denuncian al empresario Humberto Bourlon De Rouvre, que en octubre pasado instaló un portón en el camino que utilizan las comunidades indígenas y comenzó a denunciarlos vía Twitter por “invadir” su tierra.

La comunidad guaraní en Embarcación reclama lo mismo que las comunidades que acampan en Buenos Aires: que se cumplan las leyes que protegen los derechos indígenas (comenzando por el acceso a la tierra y los títulos de propiedad): Ley 26160, Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), artículo 75 de la Constitución Nacional y la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas.
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Fuente: Servindi

martes, 17 de enero de 2017

Distribución de tierras. Lo primero es la desigualdad.

Los pueblos originarios reclaman por sus derechos arrasados. Foto: Página12

La distribución de tierras en Latinoamérica es la peor en el mundo, el dato surge de una investigación de la ong Oxfam. En Argentina, el 1 por ciento concentra el 36 por ciento de la tierra

Por Darío Aranda

Página 12, 17 de enero, 2017.- El 1 por ciento de las estancias más grandes de América Latina acapara la mitad de la tierra agrícola y el 80 por ciento de las fincas cuentan con solo el 13 por ciento del territorio. “América latina es la región del mundo más desigual en la distribución de la tierra”, asegura una reciente investigación de la ONG internacional Oxfam. En Argentina, el 1 por ciento de las estancias más grandes concentra el 36 por ciento de la tierra. La injusta distribución tiene directa relación con el avance minero, petrolero, agronegocio y forestal. “El extractivismo ha dado lugar a una crisis de derechos humanos en la región, amenaza derechos y libertades fundamentales”, alerta Oxfam.

Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina”, es el nombre de la investigación que, en base a datos oficiales, analiza la situación de todos los países de la región. Colombia es el país más desigual en el reparto de la tierra. El 0,4 por ciento de las explotaciones agropecuarias domina el 68 por ciento de la tierra del país.

Colombia es el país más desigual en el reparto de la tierra. El 0,4 por ciento de las explotaciones agropecuarias domina el 68 por ciento de la tierra del país. Sigue Perú, donde el 77 por ciento de la tierra está en manos del 1 por ciento de estancias 

Sigue Perú, donde el 77 por ciento de la tierra está en manos del 1 por ciento de estancias. Le siguen Chile (74 por ciento) y Paraguay (71). En Bolivia el 1 por ciento de las chacras maneja el 66 por ciento de la tierra, y en México el 56 por ciento. En Brasil, el 44 por ciento del territorio agrícola es para el 1 por ciento de las fincas. En Argentina, el 36 por ciento está en manos de esa mínima porción de estancieros y pooles de siembra.

“La extrema desigualdad en el acceso y control de la tierra es una de las causas de los niveles intolerables de pobreza. Sin políticas que aborden este reto (la tierra) no será posible reducir la desigualdad económica y social”, afirma la investigación de Oxfam e interpela la concentración de tierra en pocas manos: “Es un orden social arraigado y más cercano al feudalismo que a una democracia moderna”.

La investigación, de cien páginas y con extensa bibliografía de referencia, vincula claramente la extrema desigualdad al modelo de explotación de recursos naturales. “El extractivismo se ha hecho con el territorio”, resume la investigación y advierte que tanto gobiernos de izquierda como derecha han optado por favorecer la explotación petrolera, minera, forestal y el agronegocio. “La explotación minera y petrolera se aceleró a partir del 2000. La nueva oleada fue atraída por reformas estructurales que desprotegían los territorios comunales y relajaban los controles medioambientales”, explica. Entre los numerosos ejemplos, cita la situación de Colombia, que en 2002 contaba con un millón de hectáreas en concesión minera y en 2015 ya era de 5,7 millones de hectáreas (el cinco por ciento del territorio nacional).

Precisa que la soja, la palma de aceite y la caña de azúcar tuvieron una “expansión sin precedentes en las últimas dos décadas”. En el apartado “geopolítica de la soja”, destaca que los gobiernos “han impuesto un modelo de organización territorial a la medida de las necesidades de transnacionales”. En base a datos de 2014, precisa los datos del monocultivo: el 68 por ciento del territorio cultivado de Paraguay tiene soja, le siguen Argentina (49), Uruguay (45), Brasil (37) y Bolivia (30 por ciento). “Los cincos países conforman lo que se conoce como ‘repúblicas unidas de la soja’, producen más de la mitad de la soja del mundo”, detalla Oxfam.

Las pequeñas explotaciones agropecuarias son mayoría, pero tiene muy poca tierra. En Colombia, el 84 por ciento de las fincas ocupa solo el cuatro por ciento de la superficie agrícola. Paraguay es otra mala referencia: el 91 por ciento de las chacras cuenta con sólo el seis por ciento de la tierra. En Argentina, el 83 por ciento de las explotaciones agropecuarias tiene sólo el 13 por ciento del territorio.

“La tierra se encuentra cada vez más concentrada en menos manos y sometida a un modelo de extracción y explotación de los recursos naturales que, si bien ha ayudado a crecer a las economías de la región, también ha acentuado la desigualdad" 

“La tierra se encuentra cada vez más concentrada en menos manos y sometida a un modelo de extracción y explotación de los recursos naturales que, si bien ha ayudado a crecer a las economías de la región, también ha acentuado la desigualdad. Los beneficios de este modelo extractivista se concentran en manos de unas élites”, resume la investigación. El informe llama a una “urgente y necesaria nueva distribución de la tierra en América latina”.

Entre los sectores más perjudicados se encuentran campesinos y pueblos originarios. “La impunidad con la que se asesina a los activistas indígenas debe terminar. Es urgente que los gobiernos en todo el mundo actúen de forma inmediata para protegerlos”, destaca el informe

La injusta distribución de la tierra se profundiza con el uso de violencia. “Con la expansión de las actividades extractivas se han multiplicado los conflictos territoriales y se han disparado de forma alarmante los índices de violencia contra quienes defienden el agua, los bosques y los derechos de las mujeres y las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas. Estos grupos son marginados, perseguidos, agredidos y criminalizados por defender su derecho a la tierra”, denuncia Oxfam.
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Fuente: Publicado en Página12 el lunes 16 de enero de 2017: https://www.pagina12.com.ar/14484-lo-primero-es-la-desigualdad

Descargar la publicación completa o el resumen ejecutivo:



Fuente: Servindi

sábado, 29 de agosto de 2015

Los piratas de los montes.




La biopiratería es la práctica en la que grandes empresas patentan recursos utilizados por pueblos indígenas para comercializar. Esta actividad es amparada por el sistema mundial de patentes, aunque múltiples tratados internacionales intentan limitarla.


Por Gaspar Grieco *

“En la naturaleza está nuestro alimento y nuestra medicina”, es una de las principales consignas que esgrimen los pueblos indígenas en sus múltiples reclamos por territorio en América latina. La ayahuasca, la maca peruana, la kava y el frijol amarillo son algunas de las hierbas que integran su dieta y forman parte de sus remedios tradicionales desde hace siglos. Sin embargo, las grandes corporaciones multinacionales hoy se apropian de esos recursos sin compartir los beneficios.

La actividad en la que los grandes laboratorios se adueñan de los recursos naturales y de los saberes de los pueblos indígenas alrededor del mundo es conocida como biopiratería, y a través del sistema de patentes que prima en el mundo occidental, estos piratas cuentan con una gruesa armadura.

El reconocido genetista y presidente de la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética (Unesco), Víctor Penchaszadeh, opina que “los países centrales, que controlan la economía mundial y las reglas que ellos imponen a través de la Organización Mundial de Comercio, son los que impulsan a sus corporaciones trasnacionales a apropiarse de los recursos biológicos de los países periféricos, para su beneficio económico, político y militar”.

La Organización Mundial del Comercio, en sus Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), establece en su artículo 27 que “las patentes podrán obtenerse por todas las invenciones, sean de productos o de procedimientos, en todos los campos de la tecnología, siempre que sean nuevas, entrañen una actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial (...) las patentes se podrán obtener y los derechos de patente se podrán gozar sin discriminación por el lugar de la invención, el campo de la tecnología o el hecho de que los productos sean importados o producidos en el país”.

Este tipo de legislación protege a quien patenta un nuevo producto; el problema radica en que los pueblos indígenas no establecen sus criterios de esta forma. “El sistema de patentes es un invento de los países del norte para proteger los derechos de las empresas de los países del norte. La propiedad comunitaria de la tierra y los conocimientos tradicionales propios de los pueblos originarios no se protegen por medio de patentes. Simplemente es un sistema que no sirve”, manifiesta Claudio Iglesias Darriba, abogado especialista en marcas colectivas y funcionario del Ministerio de Cultura de la Nación.

Para proteger a los pueblos indígenas de los biopiratas, la Argentina cuenta con un extenso marco legal y está suscripta a numerosos pactos internacionales. Uno de los más celebrados es la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la Asamblea General en 2007, y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992), que brega por la protección de los recursos genéticos y de la utilización de esos recursos por parte de las comunidades indígenas.

“La legislación es bastante completa, pero no hay que olvidar que estamos luchando con un sistema de patentes muy arraigado con leyes que funcionan perfectamente en los países del norte y sería ilusorio pensar que podemos reemplazarlas”, advierte Iglesias Darriba y diferencia a quienes con “esfuerzo y trabajo patentan una marca” de los “monopolios que se manejan de forma ilícita”.

Siguiendo esta lógica, Penchaszadeh se muestra cauto: “La Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética se guía en sus acciones por los lineamientos de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos de la Unesco de 2005. De esta manera se opone a la biopiratería. Sin embargo, si bien sus acciones contribuyen a difundir la necesidad de que los estados continúen avanzando en medidas colectivas contra la biopiratería, no dispone del poder ni los medios para limitarla”.

El tesoro del pirata

La kava (Piper methysticum) era tradicionalmente utilizada por los grupos indígenas de las islas del Pacífico como desintoxicante para aliviar el estrés, pero luego de que varios laboratorios la patentaron en la década del ’90, hoy es vendida en múltiples formas en tratamientos para la caída del cabello por empresas de cosmética. Los indígenas de las islas del Pacífico nunca participaron de las ganancias que genera.

El cupuaçu (Theobroma grandiflorum) es un árbol pequeño localizado en la selva tropical brasileña cuya fruta ha sido alimento para habitantes indígenas y para animales. La compañía japonesa Asahi Foods la patentó y registró el nombre de la planta como una marca para varias clases del producto en Japón, en la Unión Europea y en Estados Unidos.

La lista continúa y pueden nombrarse cientos de casos en el mundo, pero la biopiratería no se limita al patentamiento de recursos naturales, ya que también se hace de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios para el tratamiento de esos recursos.

La antropóloga, doctora en Ciencias Naturales e investigadora principal del Conicet María Leila Pochettino explica que “un país puede tener una planta que se puede utilizar para curar el cáncer, otro país tiene el desarrollo tecnológico y pueden hacer un convenio, desarrollan el medicamento y los beneficios se comparten. El problema es que las comunidades originarias que experimentaron con las plantas a lo largo de milenios no forman parte de un país, o los países en donde se asientan no les reconocen sus derechos”.

Limitar la biopiratería a nivel nacional también genera complicaciones, debido a que muchos pueblos originarios extienden su territorio por sobre las fronteras de los países. Por ejemplo, la gran nación mapuche se extiende entre Chile y Argentina, mientras que los guara- níes se asientan entre Argentina, Paraguay y Brasil.

De la península de Florida hasta el norte argentino crece una planta que fue utilizada históricamente por los grupos indígenas para infecciones urinarias, para combatir parásitos y para tratar patologías en la piel, entre otros usos. Los laboratorios se enteraron, pero le dieron otro uso. “Hace unos diez años, tuvo siete patentes en Estados Unidos para medicamentos inmunoestimulantes, que se usan para tratamientos de cáncer y sida. Entonces, ¿quiénes son los poseedores de los saberes o de estas plantas?”, se pregunta Pochettino.

Hoy, los científicos que trabajan en los grandes laboratorios ya no recorren los montes en busca de plantas desconocidas, sino que los desarrollos están basados en la manipulación genética de especies ya conocidas, para encontrar nuevos usos y optimizar recursos.

Memorias del despojo

La búsqueda en la naturaleza a la solución de los problemas de salud, alimento y abrigo es remota. Las célebres expediciones de Marco Polo o Darwin en busca de nuevas plantas y animales conformaron lo que se conoce como bioprospección. Sin embargo, sería erróneo presentar a la bioprospección como el antecedente de la biopiratería ya que esta última supone la protección jurídica a los biopiratas por parte de los países industrializados.

Uno de los ejemplos más emblemáticos de biopiratería es el caso del caucho (Hevea brasiliensis). A finales del siglo XIX, el inglés Henry Wickham seleccionó las mejores semillas de aldeas indígenas para llevárselas de contrabando a Inglaterra. La consecuencia fue desastrosa: en 1919, Brasil, que había disfrutado del comercio del caucho, sólo abastecía la octava parte del consumo mundial. Medio siglo después, Brasil compraba en el extranjero más de la mitad de caucho que necesitaba.

Según Iglesias Darriba, “en Estados Unidos, históricamente, fueron los privados los que instaron al desarrollo mientras que el Estado se limitó a consentir a través de los registros que pudieran llevar adelante estas prácticas sin la suficiente averiguación de los antecedentes del caso”. En Europa, en cambio, “son empresas subsidiadas por los propios estados en las antiguas colonias las que se encargaron del despojo de recursos”, completa.

Con respecto a los tratados y convenios internacionales firmados con el fin de limitar los alcances de la biopiratería, Pochettino opina que son insuficientes por no haber contado con la participación de los pueblos indígenas. “Yo creo que lo central es que estas comunidades tengan participación en cada uno de los convenios que se firmen de ahora en adelante, que estén al tanto de lo que se espera y de cómo se van a utilizar los saberes que poseen y la biodiversidad”, reflexiona.

De esta manera, a pesar de que el extenso marco legal intenta limitar la biopiratería, el modelo extractivista continúa vigente. Pero la lucha constante de los pueblos indígenas no cesa y aquella histórica consigna en la que expresan que en la naturaleza está su comida y medicina sigue impregnando sus pancartas y el color de sus wiphalas.

* Agencia CTyS.

Fuente: Página 12

martes, 16 de junio de 2015

La Constitución de las corporaciones.


Por Sandra Russo

Se llama ISDS. Es la cláusula crucial, el corazón del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, el ITTP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión), que puso al rojo vivo al Parlamento Europeo esta semana. El martes iba a votarse en Estrasburgo un informe de cien páginas que, de ser aprobado, constituiría la hoja de ruta para que la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmstrom, continuara las negociaciones hacia el ITTP. Pero a las 17.45 de esa tarde, la única repentina votación que tuvo lugar fue la suspensión de la votación sobre el informe. Algo hacía zozobrar su aprobación. Los verdes y la coalición de las izquierdas lo vetaban, y los conservadores y “populares” lo apoyaban. Los socialistas fueron los que dieron la nota con sus vaivenes: después de haber objetado la cláusula ISDS en un primer momento, la habían reincorporado en un segundo momento. En un tercero, que fue la tarde del martes, algunos eurodiputados socialistas avisaron que volvían a rechazarlo. El informe no se votó, en síntesis, porque corría serio riesgo de ganar el No.

Las siglas acá no son inocentes. Encubren, como es costumbre. Millones de europeos, desde sus casas, sus crisis, sus vacilaciones cotidianas, no logran perforar el significado de esas chapas que parecen nombrar moléculas o minerales, pero que designan una maniobra política sin precedentes que, de ser aprobada, decapitaría las respectivas legislaciones municipales, estaduales y nacionales europeas, para imponer, liso y llano, un gobierno corporativo en la Zona Euro. Y no es que sea tan difícil de entender. Es que el ITTP navega sólido por las aguas mediáticas que lo acunan, acolchado por las grandes pautas, que pagan las corporaciones. Los grandes medios europeos son exactamente iguales que los grandes medios de cualquier parte. No se rigen por el criterio del derecho a la información, sino por la del actual capitalismo desmechado, que es la madre de todos los borregos.

La cláusula ISDS propone la solución a eventuales futuros conflictos entre una corporación y un Estado. Así como se lee, y todo lo que sigue es así como se lee. Es necesario comprender la magnitud siniestra de la cláusula ISDS para advertir lo que está en juego, que no es otra cosa que la soberanía de cada Estado que lo firme. Porque... ¿cómo se solucionarían los futuros conflictos entre una corporación transnacional y un Estado en virtud de esa cláusula? Ah, fácil: si una corporación de cualquier tipo considera que una ley nacional, autonómica o local le impide obtener “los beneficios esperados”, puede demandar a ese Estado ante... una corte privada formada por “tres árbitros” que decidirán si ese Estado debe indemnizar a la corporación. ¿A qué renuncian los Estados firmantes de esa cláusula? Nada menos que a su propia legislación. ¿Y qué aceptan a cambio? Cortes privadas que fallen entre lo privado y lo público. A ese nivel de perversión llega el neoliberalismo, que no está muerto ni pasado de moda ni arrepentido ni replanteado. Es el mismo de siempre. El de la población sacrificable y los territorios inviables.

La presidenta del Trasnational Institute, Susan George –una investigadora social de larga trayectoria, presidenta honoraria de Attac Francia–, dijo en la previa a la cumbre de la UE y la Cepal esta misma semana, en referencia a las discusiones frenéticas que se dan en la UE en relación con el TTIP: “Tenemos que revertir la ideología neoliberal apelando a los principios de derechos humanos. De lo contrario, Estados Unidos seguirá ahondando en la senda que abrió con el Nafta –el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá-, y acabará firmando dos acuerdos similares, uno con la UE, el TTIP, y otro con la Alianza del Pacífico, el TPP. Pasará a controlar así el 60 por ciento del PBI mundial, y el 75 por ciento del comercio global”. Sobre el TTIP y su cláusula venenosa, George fue tajante: “Es una horrible pieza de legislación. Se les dará a las empresas la oportunidad de deshacer todo el trabajo que se ha hecho en Europa por construir un modelo social en beneficio de las personas y los trabajadores”.

Por su parte, Lola Sánchez, eurodiputada del español Podemos, dijo que quienes se oponen al TTIP en el Parlamento Europeo no sólo están dando sus razones hacia adentro del recinto, sino tratando de hacerse escuchar por los ciudadanos, “para que la gente se entere de qué es lo que se está tramando”. Es impensable, salvo bajo el conocido hechizo de “lo inevitable” que plantea el neoliberalismo, que dirigencias responsables se inclinen tanto, que cedan hasta sus respectivas jurisdicciones legislativas bajo la promesa una y otra vez falaz de inversiones que, si llegan, mandan sus ganancias a sus bases, en muchos casos paraísos fiscales.

“Es necesario pararlo antes de que avance –seguía Lola Sánchez–, y por supuesto no permitir que esto se apruebe nunca. Esto es un golpe de Estado. Es la Constitución de las corporaciones.” Esto es lo que sigilosamente se arrastra bajo la buscada descomposición de Europa, porque es imposible que quienes ponen el barco en esa dirección no sean conscientes de lo que hacen, que en definitiva es preparar el paisaje de carroña para que lleguen los buitres confesos o disimulados. Es oportuno subrayar que la eurodiputada española usa la expresión “golpe de Estado” en una nueva acepción, muy lejos ya de las irrupciones militares en la América latina de los ’70, más cerca de las actuales desestabilizaciones institucionales que conocemos por aquí. Pero está hablando de otra cosa, de una forma embrionaria de imposición de reglas por parte de las empresas no ya a los gobiernos, sino directamente a los Estados. Concluía Sánchez: “Están haciendo un proceso deconstituyente. No tenemos, ni la Comisión Europea ni el Parlamento Europeo, mandato para deconstruir el andamiaje legal y el aparato jurídico y legislativo que tenemos”.

Tan feroz es el avance que pretenden las corporaciones, que los eurodiputados de las nuevas fuerzas políticas exigen que se lo tome como lo que es, una nueva Constitución, que para ser aprobada debería pasar por un referéndum país por país. Lo que se enuncia como “libre comercio” es el modelo de mundo unipolar que se les está escurriendo entre los dedos.

Fuente: Pagina12

jueves, 4 de junio de 2015

No matarás.


Por Sandra Russo

La conciencia por asalto, como el cielo. La conciencia como una dentellada. La conciencia está ahí, apenas detrás del velo que durante siglos ha nublado los ojos y los corazones de hombres y mujeres que creyeron cuando eran niños lo que se les dijo sobre ellos, sobre ellas. La cultura es en su base eso que nos relatan en la infancia, y que creemos y que luego enseñamos a nuestros hijos. Esto está mal. Esto está bien. Esto es así. Esto no puede ser. La cultura es la que funda esas certezas, que tantas veces están rotundamente equivocadas, o asentadas no en la verdad, sino en el miedo. Y no se trata sólo de la cultura judeocristiana, si a las mujeres chinas les deformaban los pies para que fueran bellos, y si a las mujeres de algunos países de Asia y Africa les cosían la vagina o les cortaban el clítoris para que desconocieran el placer. La humanidad entera tiene una deuda de conciencia en relación con su propia mitad, que somos las mujeres.

“Ni una menos” es una aspiración o una exigencia o un grito que ya se puso en marcha en la Argentina. Nada nos hacía esperar, después de tanto tiempo de insistencia, que una convocatoria surgida de un grupo de periodistas y activistas de género iba a correr como un reguero prodigioso de buena voluntad entre hombres y mujeres, y que a la enorme mayoría de quienes escucharon y adhirieron a esa consigna la acompañara el buen tino de hacerla transversal y preservarla de debates pequeños, infinitesimales ante las voces que nos faltan porque yacen en su silencio prematuro y permanente, congeladas por un asesinato.

Ayer fue a ellas, a las que ya faltan, a esas cuyas muertes fueron en lo privado, una revancha o un arrebato impotente, y en lo público una mercancía informativa, a las que la multitud honró. Pero las destinatarias fueron las que viven y peligran. Las que hoy sufren golpes, amenazas, humillaciones, descrédito, psicopateadas, insultos, indiferencia. Las que pueden ser asesinadas mañana. “Ni una menos” señala todo lo que falta por hacer, en un país en el que como ya todos sabemos –eso de lo que ya somos conscientes–, cada 30 horas una mujer es asesinada por un marido, un ex marido, un novio, un ex novio, un hombre conocido que descarga su furia sobre ellas. No es una problemática doméstica. El femicidio cunde en este continente, donde el machismo sigue siendo confundido con lo normal.

Pero una expresión tan multitudinaria y abarcadora, una manifestación –qué buena palabra para volver a ella a propósito de la marcha de ayer– tan clara en sus planteos, tan punzante frente al velo que todavía cubre la conciencia de buena parte de la población, fue inesperada y acaso por eso tan visceral. No podemos seguir asistiendo a este festival de muertes femeninas sin la revulsión que se manifestó ayer, en paz, sin falsas puebladas, sin regresión cultural. La marcha por “Ni una menos” expresó a una sociedad con pilares sanos y democráticos. Hubo tanto hombres como mujeres. Hubo madres y hubo niños. Hubo parejas. Hubo organizaciones. Hubo independientes. Hubo remeras estampadas y carteles hechos con marcadores o lápices. Hubo chisporroteo político pero madurez para acordar que “Ni una menos” sólo puede ser el resultado de un trabajo de hormigas culturales que desparramen por la faz de la Tierra que a las mujeres se las ama o se las olvida o se les discute o se las seduce o se las evita, pero no se las mata. Es el “no matarás” cultural que tenemos que desarrollar juntos, entendiendo que las frustraciones masculinas pueden tener muchos destinos, pero jamás el cuerpo de una mujer. Y entendiendo también que esa violencia que termina en femicidio no sale de la nada ni brota por generación espontánea o como un acceso de crueldad sin explicación. El femicidio tiene explicación. Y empieza a germinar ahí donde el cuerpo femenino es una cosa para ser consumida, ahí donde el cuerpo de una mujer es mercantilmente separado de su ser, y expuesto, visto, percibido como un envase que puede ser usado para el propio placer o como basurero de la personalidad de otro. El femicidio empieza a germinar ahí donde un hombre o una mujer creen que los varones tienen preeminencia o supremacía sobre las mujeres. Que su punto de vista importa más, que su voluntad tiene más peso, que sus cualidades son mayores. El femicidio arranca en ese malentendido cultural que como nación hemos decidido colectivamente condenar. Puede ser una anécdota si se diluye, o una refundación de nuestra idiosincrasia. Para esto último, hay que seguir insistiendo.

Fuente: página12

sábado, 28 de septiembre de 2013

“En América latina estamos cumpliendo el ideal de Bolívar”


El poeta y sacerdote (Ernesto Cardenal) se muestra esperanzado con la nueva realidad política de la región. No así con la producción poética latinoamericana. “Casi nadie lee poesía y eso es culpa de los poetas”, señala, y subraya la necesidad de escribir para comunicarse con el pueblo.

Por Silvina Friera, Pagina 12, 27-09-2013

Unas pocas líneas de Ernesto Cardenal dicen un mundo, una bella galaxia en la que todo cabe, con un estilo sencillo, directo, sensible. “¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos. Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta estuvieron en las entrañas de una estrella. Somos polvo de estrellas (…) De las estrellas somos y volveremos a ellas”, se lee en la Cantiga 4 titulada “Expansión”, incluida en Cántico Cósmico, tercer tomo excepcional de su Poesía Completa, publicada por editora Patria Grande. En el prólogo de esta edición tan necesaria como fundamental, el poeta venezolano Luis Alberto Angulo plantea que no caben dudas de que en algún momento comenzará sin resistencia a ser leído colectivamente como uno de los grandes poetas místicos de la humanidad.

“Quizás entonces nadie se asombrará de que los entes educativos y culturales de los gobiernos más avanzados del mundo publiquen en grandes tiradas sus obras y las repartan gratuitamente entre los estudiantes de todos los niveles.” El Ministerio de Educación de la Nación ha distribuido las obras del poeta, sacerdote, teólogo, traductor, escultor y ex ministro de Cultura del gobierno sandinista –entre 1979 y 1987– en una colección para bibliotecas de escuelas secundarias (ver aparte). El bastón, las sandalias de pescador y la boina calada al estilo del Che avanzan ralentizando el tiempo en este hotel de Congreso. “Prefiero que no me hagan homenajes. No me agradan”, dice el fatigado poeta que a los 88 años podría ser una suerte de Bartleby latinoamericano de la poesía.

Aunque preferiría no hacerlo, Cardenal será homenajeado hoy a las 17.30 en el Salón Leopoldo Marechal del Palacio Sarmiento, en una actividad organizada conjuntamente por el Ministerio de Educación y la Editora Patria Grande. Participarán la periodista y conductora Ana Cacopardo, la cantante Teresa Parodi, el actor Horacio Roca y el poeta y conductor Tom Lupo, quienes leerán poemas del poeta nicaragüense. Los periodistas y escritores Reynaldo Sietecase y Stella Calloni compartirán sus experiencias sobre cómo Epigramas, Hora 0, Salmos, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, El estrecho dudoso, Canto Nacional, Oráculo sobre Managua y Los ovnis de oro, entre otros títulos, impactaron en sus vidas y en sus obras. También hablará el poeta Jorge Boccanera. En el marco de su visita al país, el autor de El Evangelio en Solentiname será de la partida del Primer Festival de Poesía en la Feria del Libro de Mendoza, el próximo viernes. Y el sábado, finalmente, presentará su Cántico Cósmico en el Espacio Cultural Le Parc, de Guaymallén. En 2009 obtuvo el Premio Pablo Neruda de Poesía, el primero que recibió quien hasta entonces se consideraba “el poeta menos premiado de la lengua castellana”. El año pasado, para atemperar esta sentencia o prejuicio, le otorgaron el Premio Reina Sofía. Y quién sabe si no se avecina el Premio Nobel de Literatura, al que estuvo nominado en 2005, a pesar de que Cardenal agita las manos como si estuviera espantando mosquitos suecos.

Un Big Bang descomunal ha sido el impacto que le produjo la poesía norteamericana, especialmente la obra de Ezra Pound, a quien tradujo al español, luego de su permanencia en Nueva York, entre 1948 y 1949, como estudiante de la Universidad de Columbia. Del poeta norteamericano, Cardenal tomó un recurso que “consiste más que en un collage, más que en la cita de un trozo de rango poético, en una sabia redistribución de la prosa del historiador o del viajero hasta que alcance un nivel lírico o épico”. “Sus poemas son así, bellos y vastos documentos ajenos cuya gracia está en los cortes y en las junturas”, advierte Pablo Antonio Cuadra. El sacerdote y monje trapense comprometido con la liberación de los pueblos reconoce que la influencia capital de Pound le hizo ver que “no existen temas o elementos que sean propios de la prosa, y otros que sean propios de la poesía”. “Todo lo que se puede decir en un cuento, o en un ensayo, o en una novela, puede también decirse en un poema. En un poema caben datos estadísticos, fragmentos de cartas, editoriales de un periódico, noticias periodísticas, crónicas de historia, documentos, chistes, anécdotas, cosas que antes eran consideradas elementos propios de la prosa y no de la poesía.”

Su mirada se enciende cuando recupera al niño que fue. “Mi primer recuerdo no es escribiendo, es haciendo un poema antes de poder escribir. Lo decía de memoria, creo que tendría unos seis años. Así empezó la humanidad y así también empezó mi poesía en la infancia”, cuenta Cardenal a Página/12.

–Al releer su Poesía Completa, llama la atención encontrar en uno de los Salmos que “las galaxias cantan la gloria de Dios…”, algo que trabaja intensamente en Cántico Cósmico. Su interés por la ciencia y el universo aparecen tempranamente, ¿no?

–Pues sí, de muy joven tenía interés por la ciencia, por hacer poesía con la creación y con el lenguaje científico, no el lenguaje –digamos– bíblico, sino de los descubrimientos más recientes. Desde la época de los Salmos y otros poemas juveniles estaba la poesía científica. Y después, leyendo más, documentándome más, fui ampliando esa poesía científica. Desde entonces tenía la vocación de “poeta de la ciencia”, si se puede decir así. La poesía ya estaba desde el principio, con Dios.

–¿La incertidumbre científica no colisionó con su cristianismo? ¿Siempre pudo compatibilizar ciencia y fe?

–Sí, perfectamente. La fe y la ciencia para mí son lo mismo. No hay ningún conflicto porque la ciencia es la explicación de la creación, la creación es poema y el creador es poeta. Poema es creación en griego y San Pablo llama a la creación de Dios “poiema”, como un poema de Homero.

–Se suele pensar que la ciencia se opone a la fe o que al menos la cuestiona.

–Así ha sido muchas veces ese conflicto. Pero en mi caso no, de ninguna manera.

–¿Por qué no se dio ese conflicto? ¿Tal vez el arte contemplativo le permitió unir elementos que a veces se contraponen?

–Pudiera ser, sí. También como poeta, que viene a ser casi lo mismo que el arte contemplativo. Cántico cósmico está pensado como una épica o una epopeya.

–¿Hay épica y epopeya en la poesía actual?

–Casi no hay. Hay en la novela, pero no en la poesía. La novela es la épica actual. Y por eso la novela es muy popular y la poesía no. Casi nadie lee poesía y eso es culpa de los poetas, que escriben una poesía que no interesa.

–Cuando dice que la culpa es de los poetas, ¿se refiere a que no son claros en los poemas que escriben?

–Exactamente. Son herméticos y no se entiende ni es para entender, y por lo tanto no es para interesar a la población. Yo siempre quise hacer una poesía que se entendiera y que comunicara.

–Se dice que sólo conocemos alrededor de un 9 por ciento del universo, una cifra pequeña.

–Así es, más o menos. El universo visible es una parte ínfima. Gran parte de la materia no la vemos, es la llamada “materia invisible”.

–¿Qué hace el poeta con eso que no se ve?

–Es el gran misterio sobre el que podemos meditar, aunque la mayoría no piensa en eso. Pero debe pensarse porque la mayor cantidad de realidad que existe es la que no se ve: la energía oscura y la materia oscura. Me gusta mucho mirar las estrellas también cuando hago oraciones, así tengo el universo presente, comunicándome con Dios a través de su creación.

–¿Lee muchos textos científicos?

–Sí, es casi todo lo que leo. No suelo leer poesía porque ya no encuentro nada nuevo en lo que se escribe. Leo libros de ciencia. O bien temas de actualidad, que son también los temas de Cántico Cósmico.

–A propósito de la actualidad, ¿cómo vive el presente político de Latinoamérica?

–Con mucho amor, con mucho interés, con mucha preocupación, con mucha esperanza. Y sobre todo con optimismo. Hay una nueva realidad en América latina, una nueva independencia. La primera independencia fue del imperio español, ahora es del imperio yanqui. La segunda independencia se está logrando en muchos países, en algunos ya con gobiernos independientes. Y en otros con una independencia relativa. Hugo Chávez fue una gran figura; puede haber tenido los defectos que tú quieras. Sin embargo, su gran mérito fue reanudar el ideario de Bolívar: la creación de una América latina unida para contraponerse a la del Norte. Estamos cumpliendo el ideal de Bolívar de hacer una sola nación.

–En ese sentido, ¿cómo anda Nicaragua?

.. Muy mal. Lo que hay ahora no es una revolución ni es de izquierda. Es una dictadura personal, familiar, de una pareja, de un matrimonio y sus hijos. Algo muy vergonzoso… Para mí es peligroso seguir hablando de este tema porque tengo que regresar a Nicaragua.

–¿Es peligroso para usted vivir allá?

–Sí, pero no puedo seguir hablando…

Y no habla por unos segundos, como si se replegara en un silencio irreprochable. Este sacerdote ha integrado escritura y militancia política y, junto a su maestro y amigo Thomas Merton, fundó en 1966 una pequeña comunidad contemplativa en Solentiname, donde se fomentó el desarrollo de cooperativas, se creó una escuela de pintura primitiva y un movimiento poético entre los campesinos, además del trabajo de concientización sobre la base del Evangelio interpretado en clave revolucionaria. “Como marxista, Cardenal es hereje; y como sacerdote católico, está al filo de otra herejía, pues rechaza la noción de la incompatibilidad de fe cristiana y política socialista –subrayó Paul W. Borgeson–. En poética, también discrepa con circunscripciones tradicionalistas, en su rechazo de la metáfora y su inclusión de lo común y corriente dentro del arte verbal. Creer y crear, política y fe en Dios no están reñidos para Cardenal: contrariamente, insiste en que el uno lleva definitivamente a lo otro. Así, estas vertientes marcan su obra definitiva.” Cuando Juan Pablo II visitó oficialmente Nicaragua, en 1983, el pontífice –frente a cámaras de televisión que transmitían a todo el mundo– amonestó e increpó severamente al poeta y sacerdote, arrodillado ante él en la misma pista del aeropuerto, por propagar doctrinas apóstatas según la fe católica y por formar parte del gobierno sandinista. El sacerdote de la teología de la liberación, obstinado rebelde contra el Vaticano, estaba recién llegado a Mendoza, en abril de este año, cuando se desayunó con una sorpresa. “En la primera entrevista que tuve, el periodista me preguntó qué opinaba del papa argentino. ¿Cómo el papa argentino? Pensé que preguntaba por el caso de que se eligiera alguna vez un papa argentino. Tres veces le tuve que preguntar hasta que entendí que habían elegido un papa argentino”, recuerda el poeta.

–¿Cree que habrá cambios en la Iglesia?

–Sí, al principio no pensé que pudiera estar haciendo todo lo que está haciendo… algo verdaderamente increíble porque está poniendo las cosas al revés. Como debe ser, porque todo estaba mal puesto. Que un papa no ande en el papamóvil sino en el carro más pequeño del Vaticano es el mundo al revés. Los últimos serán los primeros; eso está haciendo Francisco.

–¿Cree que el papa Francisco puede revisar la “suspensión a divinis” que pesa sobre usted?

–A mí no me afecta porque es una prohibición para administrar sacramentos y yo no me hice sacerdote para administrar sacramentos y andar celebrando bautismos y matrimonios, sino para ser contemplativo. Y sigo siéndolo. Es más bien un estorbo para mí la práctica pastoral, no es mi vocación. Como poeta y como sacerdote soy un contemplativo.

–¿Qué pasaría si el Papa le quitara esa prohibición de suministrar los sacramentos?

–Más bien me puede complicar la vida. Me pondría en compromisos que no tengo actualmente… Ya me siento muy cansado, casi no dormí anoche y me estás haciendo muchas preguntas.

–¿El próximo premio que recibirá será el Nobel de Literatura?

–Me complicaría también la vida… no creo que exista ese peligro.

Fuente: ATRIO

domingo, 22 de septiembre de 2013

Rigoberta Menchu: “Juré no callarme frente a la tortura y la barbarie”

RIGOBERTA MENCHU, LIDER INDIGENA GUATEMALTECA, PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Participó en el país (Argentina) del Foro Internacional por los Derechos de las Mujeres. Aquí cuenta su lucha en Guatemala, una nación signada por el genocidio de los años ’80. Relata su vida, la desaparición y muerte de buena parte de su familia y cómo se convirtió en militante. También revela lo que le falta hacer.

Por Sonia Santoro

“Hemos ayudado a recuperar credibilidad, entonces algo tiene que ocurrir para que los ciudadanos asuman su responsabilidad individual. Sean mayas o no mayas, mujeres u hombres, lo más importante es que tengamos esa conciencia de un quehacer ciudadano”, propone Rigoberta Menchú Tum, enfundada en el típico huipil con el que se la ve recorrer el mundo allí donde es necesario escuchar las voces de los oprimidos. La Premio Nobel de la Paz dice, sin embargo, que a 30 años de la etapa más violenta de lo que se conoce como genocidio guatemalteco, su país vive “una etapa difícil”: incluso la impunidad hoy continúa. “No creo que dure pocas décadas esta situación, porque los hijos de los perpetuadores del genocidio nunca lo van a reconocer. Los victimarios no lo van a reconocer, los fascistas tampoco y la gente está con su verdad y la verdad está ahí. Esto es Guatemala.”

–¿Qué aprendió de su padre?

–Mi padre dejó muchas huellas. Uno era porque él tuvo la capacidad de estar al frente de un gran movimiento campesino. Fue parte del Comité de Unidad Campesina (CUC). El lo lideró, estuvo presente. Luego estuvo muy vinculado al reclamo de la tierra. Mi padre veía la tierra como nuestra madre la gran selva. Luego buscaba siempre maneras de producir allí sin que lesionara toda la tierra. Buscaba mucha tecnología campesina para ver cómo mejorar sin vender la tierra como si fuera un negocio. Mi padre también era un catequista cristiano fiel a la Iglesia. Trabajaba en una militancia en la Iglesia Católica. Era alguien que abría una brecha.

En sus búsquedas a veces nos incluía. Nos llevaba a la comunidad, aunque yo creo que más lo acompañaron mis hermanos a él. Eran muchos hombres los que andaban con él pero siempre nos incluían a alguna de nosotras las mujeres.

–¿Y su mamá?, ¿ella era partera?

–Ella es otra tendencia. Era partera, veía nacer los niños, las niñas. A cualquier hora que venían a buscarla de una selva, una montaña, agarraba sus cosas y se iban. Pero también tenía un proceso para sus pacientes. Las veía desde los tres meses de embarazo. Muchas de ellas daban a luz en las montañas más lejanas y, desde lo que recuerdo, mi madre nunca tuvo un paciente que se le haya ido, muerto. Ella también usaba mucho las plantas medicinales, la medicina ancestral, el trato a las mujeres en un espacio sagrado que tenemos que se llama temazcal.

–¿Usted aprendió la partería?

–Sí, es una de las cosas que a mí me da mucho gusto. Porque cuando tú tienes una maestra enfrente no te das cuenta de que tienes una maestra y no te das cuenta de que cada cosa que hace es una enseñanza, pero cuando tú pierdes esa maestra te das cuenta de todo. Entonces mi padre por supuesto tiene un liderazgo, es indiscutible que el liderazgo de mi papá lo mamé un poquito. Me enseñó a hablar, a tomar decisiones. Me llevaba con él cuando tenía 5 o 6 años. En cambio mi madre hacía posible ir a buscar las plantas, procesarlas para que le preparáramos las condiciones en algunos casos, la acompañáramos a desvelarnos toda la noche, acompañando desde otro lugar, porque las señoritas nunca están presentes en un parto. Pero estábamos cerca.

–¿Tuvo a su hijo en esta tradición?

–No, porque la vida que tenemos actualmente las mujeres es una vida de muchas presiones y mi embarazo era de harto riesgo y tuve cesárea.

–¿Cuando era chica pensaba en qué quería ser cuando fuera grande?

–Yo admiraba muchas cosas. En mi tierra pasaba un avión y todo el mundo salía a ver si alcanzaban a verlo en el horizonte. Siempre se cuestiona uno porque no había televisión, no había luz eléctrica, no había carretera, la ciudad para nosotros había sido siempre un monstruo. Entonces nunca tuvimos mucha cercanía con la ciudad, hasta los 16 años. Tenía esa edad cuando partí primero a casas de monjas. Pero después a casas particulares. Es otra vida increíble, una se hace prisionera en la casa del patrón, es así. Casi toda la experiencia de las mujeres que trabajan en casas particulares... no salen más que al mercado que está cerca de la casas y hacen lo mismo todos los días. No se aprende mucho si no te dan oportunidad de aprender más. Donde yo aprendí más fue en el convento, porque ahí me enseñaron la alfabetización, después me gané una beca. Después saqué de primero a cuarto grado en un programa de educación de adultos y el siguiente año saqué quinto, sexto. Y cuando murieron mis padres estaba en secundaria.

–¿Qué edad tenía?

–23 años.

–¿Y cómo se sobrevive a tanta tragedia?

–La espiritualidad maya es profunda. La primera regla es estar en paz con los difuntos, y para eso hay que trabajar mucho en lo interior. Tu calidad mental, espiritual, junto a saber que uno debe ser feliz con poco. Porque los rencores, los odios, es la propia inconformidad del ser humano. Querer reparar los hechos. Yo juré no callarme frente a la tortura, la desaparición forzada, la barbarie. Entonces estuve detrás de la denuncia pública, de hablar públicamente, de buscar los medios de comunicación, de decir mi verdad. Muy consciente de que la verdad mía no es sólo mía, es la verdad de otros. Entonces esa misión social con que yo asumí la barbarie que le pasó a mi familia: mi hermano Patrocinio, que hasta ahora no encuentro sus restos; mi hermano Víctor, que sé que fue fusilado en público pero hasta ahora no encuentro sus restos; de mi madre que fue secuestrada, torturada, humillada, yo nunca podría pensar que esa humillación aguantaría yo. Y por lo tanto, tengo que estar indignada frente a eso. O sea, la indignación, la potencia, la poca capacidad de resolver las cosas me hizo a mí ir a los organismos mundiales, a los medios, sobre todo los medios mexicanos me dieron la gran oportunidad de trascender junto con mi gente, con la historia de Guatemala.

–Eso lo hizo desde el exilio...

–Sí. Catorce años de mi vida realmente dedicados a la denuncia. Fueron terribles esos años porque peleaba contra un monstruo, un sistema, unos poderes fácticos muy asesinos. Entonces me ayudó mucho pensar que no sabía dónde estaba el resto de mi familia. Incluso pensé que mi hermana Anita había muerto, tal vez mi hermana Lucía y mi hermano Nicolás también. Si yo hubiera sabido que ellos estaban vivos tal vez me hubiera frenado, porque uno no quiere poner en riesgo a una persona más, después de todos los riesgos que se habían corrido.

–¿Cuándo supo que estaban vivos?

–Diez años después. Pero antes fueron ocho años de haberme ido y de dedicarme a hacer denuncias públicas. En Ginebra, hay tantos archivos de denuncias que hice por lo menos cinco veces al año, año tras año, en la Comisión de Prevención de Discriminaciones, en el Grupo de Trabajo de Comisiones Indígenas, en el Comité contra el Racismo y la Discriminación, o sea, en todos los órganos de la ONU. En Nueva York comparecí año con año en la Asamblea General y no tenía ningún respaldo del gobierno. Pero sí éramos un equipo de guatemaltecos, de distinguidas personalidades que promovimos las resoluciones, que año con año persuadimos a los países para que patrocinaran las resoluciones condenatorias de lo que se vivía en Guatemala. Entonces ocho años después recibí una carta del Movimiento Insurgente en Guatemala, de sus altos mandos, para decirme que mi hermana Anita había fallecido, que había caído. Yo la lloré por dos, tres meses y después me llegó otra nota diciendo que se habían confundido de persona, no era ella. Qué lindo cuando te resucitan un ser querido cuando tú lo das por muerto. No sólo que ocho años después no sabía de ella y que la primera noticia que recibo es que había muerto y que después me dijeron que estaba viva, fueron como resurrecciones raras. Y cuando me dieron el Premio Nobel tuve la oportunidad de que se acercara a mí mi hermano Nicolás, mi cuñada Juana y sus hijos. Entonces estaban vivos. O sea, los vi por primera vez después del Premio Nobel. Igual mis dos hermanitas se trasladaron a México, ya con hijos e hijas. Entonces ya volvimos a reconstruir la familia y un poco antes conocí a mi esposo Angel, entonces empezamos a vivir, trabajar juntos, y a pensar en una familia que parecía no clara al principio hasta que tuvimos un hijo un año después, Mash, que nos cambió la vida realmente.

–¿Qué significa Mash?

–Su nombre completo es Mash Nahual Ja, que quiere decir “espíritu del agua”. Y el Mash lo pusimos en homenaje a los ancestros, porque en maya hay muchas interpretaciones. En maya yucateca, Mash es “mono”, y en el calendario maya el mono es el destino, es el tiempo. Y del abuelo, mi padre, su signo en el calendario maya es el tiempo, que está simbolizado por el mono. Tiene mucho contenido.

–¿Cómo es la situación hoy en Guatemala después de tanta lucha?

–Lo más grande que hicimos es haber culminado el conflicto armado interno. Nada se puede hacer en un país en guerra, en un país con emboscadas, en un país donde el crimen está a flor de piel, sea por tu posición, sea porque piensas distinto a una dictadura, y eso lo vivimos en Guatemala. Entonces finalizar el conflicto armado es uno de los más grandes legados que dejamos. Segundo, recuperar la dignidad de todas las personas. No sólo de las víctimas de abuso, de violencias, sino de todos los guatemaltecos. Porque estamos vistos como el país más criminal, más violento, el país donde se cometieron los grandes crímenes contra la humanidad en silencio. Porque el caso nuestro se destapa todo después de la Comisión de Esclarecimiento Histórico de las Naciones Unidas, después del trabajo que hace monseñor (Juan) Gerardi y al que asesinan después del informe “Guatemala: Nunca más”. Cuando veníamos denunciando desde los años ’80 y parecía que nadie nos creía y parecía que creían que inventábamos historias. Entonces la dignificación de todos nosotros, por la verdad de las víctimas y de todos los guatemaltecos, es una etapa muy difícil. Incluso la impunidad hoy continúa. No creo que dure pocas décadas esta situación, porque los hijos de los perpetuadores del genocidio nunca lo van a reconocer. Los victimarios no lo van a reconocer, los fascistas tampoco, y la gente está con su verdad y la verdad está ahí. Esto es Guatemala. Ahora, ningún pretexto hay para que no volvamos a recuperar desde las familias hasta lo que podemos hacer como ciudadanos mayores de edad.

Por lo tanto no comparto cuando la gente se queda quejándose como la víctima para siempre. En las comunidades tiene que haber diálogo, tiene que haber participación, tienen que ser responsables con su voto porque hemos luchado mucho para que la gente vote. Porque el Estado había perdido mucha credibilidad y el Tribunal Superior Electoral perdió mucha credibilidad a lo largo de tantos años que permitió golpes de Estado, que permitió una enorme cantidad de quebrantamientos del Estado de derecho. Hemos ayudado a recuperar esa credibilidad, entonces algo tiene que ocurrir para que los ciudadanos asuman su responsabilidad individual. Sean mayas o no mayas, mujeres u hombres, lo más importante es que tengamos esa conciencia de un quehacer ciudadano para que nuestro sistema sea totalmente normal.

–¿Qué se recupera con esa dignidad de la que habla?

–Guatemala es bellísimo, el paisaje, nuestra identidad. Los mayas tenemos más de 180 variedades de tejidos hechos por las mujeres, estamos incursionando fuertemente con los tejidos en el mercado internacional. Creo que hay que abrir una puerta a los artistas, o sea, recuperar la dinámica de un país rico, muy paradigmático en la región porque tenemos muchos idiomas y hemos conseguido gracias a nuestras luchas, por ejemplo, la oficialización de nuestros idiomas.

–¿Se aplica?

–Si no se utiliza es porque no lo invocamos. Porque es cierto que las leyes son letra muerta si sólo proclaman y no hay protocolo de aplicación o no hay presupuesto para aplicarlas. Entonces creo que tenemos que nivelar el presupuesto para que se hagan las cosas que dicen las leyes que se tienen que hacer en favor de un país pluricultural, multiétnico y multilingüe.

–Guatemala es uno de los países con más femicidios, ¿qué se está haciendo contra esto?

–Hay mucho trabajo de las organizaciones de mujeres. Desde las mujeres declaradas como movimiento feminista que tienen una gran labor educativa, jurídica. Hay participación de mujeres muy distinguidas como Helen Mack o Norma Cruz, mujeres que están en la palestra porque están directamente vinculadas con la asesoría de las mujeres que sufren violencia. Tenemos a Claudia Paz como fiscal general del Ministerio Público, que es el que persigue los delitos. Ella ha tenido los ataques que sufre una mujer cuando se coloca en los espacios de poder, presión, denigración en los medios. Lo sufren todas. Incluso la jueza que juzga el caso de Ríos Montt es una mujer extraordinaria, que hay sufrido los ataques más terribles. Hay machistas que se supone que son doctores pero son fascistas y anti mujer. Pero es cierto que Guatemala es el escenario de la crueldad porque la crueldad implicó terrorismo de Estado, tortura, desapariciones forzadas, denigrar la mujer como mensaje de violencia. Hay mujeres de las que se han encontrado sus restos divididos en distintos puntos y la imagen te produce una guerra psicológica de miedo. Yo como mujer, por miedo a que me critiquen, no participo; por miedo a que digan que abandoné mi hogar, mejor no participo; yo como mujer no puedo denunciar porque van a decir que estoy inventando. Y hasta la ley. Actualmente si yo denuncio una violación tengo que demostrar la violación.

–¿La víctima tiene que demostrar que es víctima?

–Exactamente, es como que tendría que ser violada de vuelta delante del juez para que crea que soy víctima. Todo eso lo hemos ido enfrentando. Ya hay un conjunto de normas que están por aprobarse o se han aprobado. El acoso sexual ya es penalizado, ya hay instancias que reciben denuncias de violencia familiar, ya se exige a los hombres que den mantenimiento a los hijos en caso de que haya una separación. Y el hecho de que estamos discutiendo en tribunales, ya no en denuncias paralelas.

–¿Cómo es el caso del dictador Efraín Ríos Montt?

–Muchas personas dicen que es un fracaso. Para nosotros no.

–¿Aunque se haya anulado la sentencia?

–La sentencia que ya se dictó es sin precedentes. Se siguió un proceso donde se escuchó a las víctimas, donde se recogieron testimonios, sea cuales fueren los planes de la Corte Constitucional para ocultar el hecho, es imposible de ocultar porque formalmente las instancias de la Justicia guatemalteca recibieron la información. No se puede decir “saquen esas cajas con testimonios y tírenlas porque el juicio no continúa”; en todo caso lo archivarán con todo. Eso es lo más importante. Los peritajes, los testigos, la antropología forense, el rostro de la tragedia guatemalteca está en la mesa del sistema legal. Entonces, ya que lo engaveten no es nuestro problema.

–¿Qué se ganó con el juicio?

–Se ganó muchísimo y yo gané más porque durante muchísimos años dijeron “Rigoberta Menchú es mentirosa”, dijeron que yo inventaba los hechos. En ésta no fui yo la actora principal, fueron las mujeres, las que dijeron: “Miren, a mí me violaron 20 soldados cuanto tenía 13 años”.

–Fue candidata a presidenta en su país dos veces, ¿va a volver a presentarse?

–Yo lo que siempre hice en la vida es abrir una brecha, y estoy completamente satisfecha con haber abierto una puerta para las mujeres en Guatemala, no importa su etnia y su educación elevada. Cuando yo me lancé a la candidatura presidencial en 2007 ninguna mujer estaba dispuesta, ni siquiera había candidatas alcaldesas, a lo más que llegaba la mujer era a ser candidata a diputada, pero normalmente las ponían en las listas más atrasadas. Entonces, salimos con mucha humildad, con una campaña desigual, con un partido recién nacido, sin estructuras ni recursos. Salimos a la candidatura. Lo que nunca pudieron evitar los candidatos presidenciales de más de 26 partidos políticos –había 14 candidatos– era la presencia de una mujer forzosa en cualquier escenario de la campaña. Animó a muchas mujeres. Ya en la segunda campaña había tres candidatas presidenciales. Y luego incluso tenemos una vicepresidenta del país.

–¿Usted fundó un partido propio?

–Fui cofundadora de nuestro partido (Winaq). Con mi esposo nos pusimos frente a convocatoria de los mayas e hicimos el partido. Ya hecho el partido era difícil que yo no lo estrenara, así que tenía que verme obligada otra vez a ser candidata por segunda vez con un partido propio. Ahora, la izquierda dice que los indígenas somos de derecha y la derecha dice que somos de izquierda. Entonces, también romper esta dicotomía es muy importante. Dijimos, este partido tiene muchas direcciones, sobre todo apunta a la equidad étnica, de género, generacional, y a la organización propia y a hacer una campaña no comprada ni vendida, que la gente confíe.

–¿Ahora cómo está el partido?

–Estamos en el Congreso. Acabo de entregar la secretaría general del partido a un joven de nuestra bancada. Actualmente tengo la secretaría de relaciones internacionales del partido. Los temas han sido la transparencia, combatir la impunidad, en distintos campos, pero sobre todo el fiscal: la impunidad en la corrupción en el manejo de los fondos públicos. Y la vigilancia y la asesoría de los pueblos indígenas para que tampoco caigan en la corrupción porque muchas de nuestras instancias mayas por ser intocables se les permite hacer..., hay cierta complicidad a veces. Entonces hemos decidido romper esos círculos.

–¿Qué le falta hacer?

–Escribir la verdad. No sólo la memoria de Rigoberta Menchú como una memoria colectiva sino que hemos hecho tanto... Entonces a mí me gustaría escribir cuatro o cinco libros de distintas facetas, desde niña, la juventud, la militancia –porque soy una militante–, mis maestros, los retos que nos han tocado en la vida, uno es la violencia y hay otros miedos que hemos tenido y eso hay que ponerlo por escrito. Pero sobre todo códigos de ética. Yo siempre digo que si somos coherentes con lo que defendemos seguramente somos ilustrativos de un código de ética. Y también quisiera difundir las enseñanzas ancestrales, porque creo que la antropología tiene un freno, un fracaso. Entonces, a mí me gustaría entrar en el mundo académico, pero no me quita el sueño.

Fuente: Página 12

viernes, 11 de enero de 2013

La Presidenta Argentina se reunió con representantes de Iglesias Evangélicas.



Por Washington Uranga. (*)
Buenos Aires.

Es la primera vez que un presidente argentino recibe a una delegación de la organización que representa a las más importantes iglesias evangélicas del país. Los religiosos entregaron un documento en el que subrayan el crecimiento económico y la distribución de bienes.

Cristina Fernández de Kirchner recibió anoche en la Casa Rosada a una numerosa delegación de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), encabezada por su presidente, el pastor doctor Néstor Míguez. La Presidenta estuvo acompañada por el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. Es la primera vez que un presidente argentino recibe formalmente a una delegación oficial de la organización que representa a las más importantes iglesias evangélicas del país, cuya fundación data de 1938, entonces bajo el nombre de Confederación de Iglesias Evangélicas en el Río de la Plata.
Al finalizar la reunión, que duró aproximadamente media hora, tanto los voceros oficiales como de la FAIE pusieron de manifiesto la trascendencia histórico-política del acto y se mostraron satisfechos para el “distendido clima de diálogo” que existió, señalando que la mandataria “estuvo muy contenta por el encuentro”.

El pastor Míguez destacó que “la Presidenta conoce el mundo evangélico, tiene un gran reconocimiento por la labor social de las iglesias y se mostró muy receptiva respecto de las propuestas que las iglesias evangélicas y otras comunidades pueden aportar en relación a la reforma del Código Civil”. Se supo también que, como resultado de la reunión, se continuará trabajando en la reforma de leyes que vienen desde la dictadura militar y que el mundo evangélico considera que no son igualitarias para todas las confesiones religiosas.

Durante el encuentro, los líderes evangélicos le entregaron a la Presidenta el texto del documento “Reflexiones de fin de año” que ya había sido dado a conocer y en el que plantean, entre otros temas, su alegría por la creciente participación de las generaciones más jóvenes en la vida nacional, subrayan la importancia del crecimiento económico del país y se congratulan por la mayor distribución de bienes entre los diversos sectores sociales.

En el mismo texto la FAIE consideró que estas realidades positivas no deben ocultarse “bajo las sensaciones subjetivas que tratan de imponer ciertos intereses comunicacionales”. Según el presidente de la FAIE, “la Presidenta conocía el texto, lo tenía leído y subrayado”.

La Presidenta les reconoció a los líderes protestantes “el sentido positivo” de su documento.
Junto a Néstor Míguez, la delegación de la FAIE estuvo integrada por Juan Gutiérrez y Ana María Velilla de De Medio (vicepresidentes primero y segundo, respectivamente) y por Héctor Petrecca, presidente de la Iglesia Cristiana Bíblica; Frank de Nully Brown, obispo de la Iglesia Evangélica Metodista; Susan Joyce McMillan, jefa territorial del Ejército de Salvación; Carlos Duarte, presidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata; Mirta Angélica Leo de Solessi, presidenta de la Liga Argentina de Mujeres Evangélicas y por Héctor Aniceto Raimondo, presidente del Consejo de Educación Cristiana Evangélica.

En la oportunidad los y las dirigentes protestantes reafirmaron ante la Presidenta su “convicción sobre la pluralidad religiosa” reiterando su postura respecto de la necesaria separación entre la Iglesia y el Estado y subrayando la libertad de las iglesias, asociaciones y comunidades de fe “para cumplir sin distingos las funciones sociales que les son propias, desarrollar su misión y formación de fieles, darse su propio gobierno” sin que ello implique “desconocer nuestras responsabilidades hacia el conjunto social”. En el documento de fin de año y sobre el mismo tema, la FAIE sostuvo que “ello no implica ningún privilegio; no lo pedimos para nosotros ni lo queremos para nadie”.

La FAIE es una organización de carácter civil constituida en 1957, como continuadora jurídica en Argentina de la Confederación de Iglesias Evangélicas en el Río de la Plata, creada en 1938 y que entonces reunía a los evangélicos de Argentina y Uruguay. Entre sus fines se incluyen “manifestar la unidad de Jesucristo existente entre las iglesias y entidades evangélicas de la Argentina y promover la mayor cooperación entre ellas”; “estudiar las necesidades de la evangelización, la educación cristiana, la obra entre la juventud”, “las relaciones entre las iglesias y la sociedad” y “la defensa de los derechos humanos, en particular a los que atañen a las libertades de conciencia y religión”.

La mayoría de las iglesias evangélicas en el Río de la Plata remontan su historia de cooperación y unidad a los comienzos del movimiento misionero moderno de las iglesias evangélicas, con la creación de las sociedades misioneras, en el siglo XIX y del empuje misionero del movimiento pentecostal desde principios del siglo XX. Actualmente la FAIE conserva la representación de las más importantes iglesias protestantes históricas, pero existen otras agrupaciones evangélicas más recientes que reúnen numerosa cantidad de iglesias y de fieles, y representan, en términos generales, posiciones más conservadoras y, en algunas casos, fundamentalistas.

La FAIE se considera a sí misma como “un lugar de encuentro o foro de las iglesias, un nexo con organismos eclesiales internacionales e interdenominacionales, así como con autoridades nacionales y organismos no gubernamentales”. Durante el encuentro en la Casa Rosada los dirigentes de la FAIE expresaron su expectativa de que haya un reconocimiento oficial para la fecha del 31 de octubre como “Día de la Reforma y de las Iglesias Evangélicas” y le obsequiaron a la Presidenta una Biblia y una cruz de vidrio realizada artesanalmente por un grupo de niños del conurbano bonaerense.+ (PE/P12)
(*) El artículo de Washington Uranga fue publicado en el matutino argentino Página 12 en su edición del 11 de enero de 2012.

Fuente: Ecupres