jueves, 2 de septiembre de 2010

Crónicas Guaraníes


Juan José Tamayo

¡NUESTRA AMÉRICA ESTÁ EN CAMINO!

“¡Ñane Amérika Tee Oñemongu ‘ Ehína!” “¡Nuestra América está en camino!”, en guaraní y castellano, las dos lenguas oficiales de la República del Paraguay que habla la mayoría de la población. Éste fue el tema del IV Foro Social Américas celebrado en Asunción (Paraguay) del 11 al 15 de agosto de 2010. Era a su vez el lema, la consigna y la constatación de una realidad.


Ciertamente, Amerindia camina hacia la utopía de la liberación de los Imperios y de los poderes hegemónicos (internos y externos) que vienen dominándola multisecularmente y hacia la utopía de la integración política y social desde los pueblos como respuesta a la crisis sistémica y al cambio civilizatorio.

Así lo confirmaron los múltiples actores, las plurales miradas, las más bellas lenguas, los diferentes rostros, las más variadas voces: feministas, indígenas, campesinas, afrodescendientes, ecologistas, pacifistas, altermundialistas, trabajadores y trabajadoras, intelectuales, educadores y educadoras, cantautores y cantautoras, estudiantes, movimientos sociales del Norte y del Sur reunidos en el Instituto Nacional de Deportes de la ciudad paraguaya de Asunción.

Así lo expresaron con distintos acentos los analistas políticos, los activistas sociales, los líderes y las lideresas que participaron activamente en el Foro: Rigoberta Menchú, Magui Valbuena, Mariví Vargas, Yenia Rivarola, Irene León, Adolfo Pérez Esquivel, David Choquehuanca, Fernando Lugo, Evo Morales, José Mujica.

Todos ellos hicieron memoria colectiva, en clave subversiva, de los dolores y las esperanzas o de la esperanza dolida de Amerindia, de sus luchas y resistencias, de los saberes propios olvidados y hoy recuperados, de la colonización destructiva de ayer y de los procesos de descolonización de hoy, de las mujeres doble o triplemente oprimidas que se levantan, hacen oír su voz y se empoderan, de las culturas y religiones sofocadas que resurgen de sus cenizas y afirman su identidad y dignidad inviolables, de los eco-cidios, bio-cidios, teo-cidios, fenimi-cidios, afro-cidios, indigeni-cidios, campesino-cidios, etcétera.

El Foro propuso alternativas para otro mundo posible, apostó por otros modelos de sociedad, defendió la soberanía de los pueblos de Amerindia, afirmó resueltamente sus identidades, pero abiertas a otras identidades, defendió la ética del “bien vivir”, que constituye una revolución en la ética, una interpelación y un desafío a las diferentes filosofías morales occidentales, desde la Ética a Nicómaco, de Aristóteles, hasta la ética dialógica de Habermas. Los movimientos feministas y ecologistas juegan un papel fundamental y son claves para un futuro distinto, basado en el “bien vivir”, no en el “vivir mejor”, que siempre se logra a costa del vivir peor de los demás.

Los participantes en el Foro programaron estrategias de lucha contra las políticas militaristas que sometieron a los pueblos amerindios a permanentes estados de excepción, la violencia patriarcal y racista, la depredación de la Naturaleza, la destrucción ambiental, la falta de respeto a la Pacha Mama, la Madre Tierra.

Los pueblos latinoamericanos, dijo un enérgico Fernando Lugo, recién llegado de Brasil de una sesión de quimioterapia, en su discurso a los participantes en el Foro, están viviendo un proceso de cambio y de progreso sin precedentes. Amerindia “se está convirtiendo en una fábrica de sueños realizables de ‘otra América’ y creando nuevos paradigmas de desarrollo, no construidos por aquellos tecnócratas foráneos ostentadores de falsas premisas y ocultos intereses. Y ello mediante el aprendizaje autónomo de miles de latinoamericanos que ofrecen resistencia al modelo económico voraz del neoliberalismo”. Mensaje que fue ratificado por Evo Morales, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, y por José Mujica, presidente de la República Oriental de Uruguay.

Otro mundo y otra Amerindia son posibles a partir de la soberanía y la integración de sus pueblos, ambas irrenunciables. Y todo por la vía del diálogo, no de la guerra, que hay que desterrar del continente latinoamericano. El avance social, cultural, económico y político sólo es posible en el marco de la unidad y la solidaridad.

Pero es necesario estar alerta y ojo avizor porque, como dijo también Lugo, los procesos democráticos y de cambio todavía no están consolidados y corren peligro. ¿Alarmismo? No, realismo. Y a los hechos se remitió: el golpe de Estado en Honduras, que tanto daño ha hecho a la democracia en América Latina.

El Foro se desarrolló en un clima lúdico-festivo, de solidaridad, de compartir, de diálogo y de acogida por parte de los paraguayos y paraguayas. En mi caso, tengo que agradecer la hospitalidad prestada por el Comité de Iglesias de Ayuda en Emergencias de Paraguay, que personifico en Idalina, Cristina y Tania, por el Centro Memorial Martin Luther King, Jr., que personifico en Tamara, Kirenia, Ivett y Raúl Suárez, y por la AECID, que personifico en el profesor Antonio Gómez Iruela.

El país que nos acogió con gran generosidad es un Estado de seis millones de habitantes, multicultural, multiétnico, multirreligioso y multilingüístico. Como otros pueblos de Amerindia, históricamente ha sido objeto de genocidio, etnocidio, ecocidio, teocidio, feminicidio y de despojo de la población aborigen, resultado de la concepción conquistadora y colonizadora de la cultura europea. Pero está viviendo un momento de esperanza. Amerindia es, quizás, el único continente que ha pasado de la crítica del neoliberalismo a la construcción de alternativas.

Seis fueron los ejes temáticos del Foro:

    • 1. Alcance y desafíos de los procesos de cambio en América Latina y el caribe: post-neoliberalismo, integración, socialismos, Buen Vivir/Vivir Bien y cambios civilizatorios.
    • 2. Estrategias de militarización y dominación imperial, y alternativas de resistencia de los pueblos.
    • 3. Defensa y transformación de las condiciones y modos de vida frente al capitalismo. Soberanía Alimentaria como base de nuevos equilibrios de vida.
    • 4. Disputas hegemónicas: comunicación, culturas, conocimiento, educación.
    • 5. Pueblos y nacionalidades indígenas originarios y afrodescendientes: el reto de la plurinacionalidad.
    • 6. Memoria y justicia histórica.

Dos fueron los ejes transversales: la igualdad de género y las diversidades.

En sucesivas crónicas desarrollaré algunas de las experiencias innovadoras vividas en el Foro.

Fuente: ATRIO

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FEMINISMO COMUNITARIO INDÍGENA

Los Movimientos feministas tuvieron un importante protagonismo en el IV Foro Social Américas. Fueron numerosos los talleres que analizaron la situación de las mujeres en Amerindia desde la perspectiva de género con el objetivo de lograr su empoderamiento en un continente donde el patriarcado impone su ley en la mayoría de los campos del quehacer humano.

Cono ya adelanté en la Crónica Guaraní (1) los dos ejes transversales del Foro fueron precisamente la igualdad de género y las diversidades. Eran la mejor muestra de que “América está en camino” hacia la meta de la igualdad, pero no clónica, sino dentro del respeto a las diversidades: sexual, étnica, lingüística, moral, religiosa, política, cultural y económica.

Uno de los talleres feministas más creativos al que asistí fue el del Feminismo Comunitario en el área rural e indígena de la Provincia Bautista de Saavedra de Bolivia. Fue liderado por la Asamblea Feminista Rural, que en 2006 inició un proceso de reflexión sobre la situación de las mujeres indígenas y campesinas de comunidades del área rural, a partir de la toma de conciencia de la necesidad de crear un espacio donde las mujeres puedan construir su vida y recuperar su palabra. La acción feminista es una construcción colectiva a partir del conocimiento y el reconocimiento de las mujeres del mundo rural como parte de la resistencia al machismo con el compromiso de desarrollar una cultura feminista “basada en la solidaridad, reciprocidad, empatía, alteridad sensibilidad y respeto a la otra, al otro, con la capacidad de escuchar y de escucharnos”.

Cuatro son los objetivos que se propone este movimiento: responder a la situación de las mujeres en comunidades campesinas e indígenas invisibilizadas por la pobreza y el patriarcalismo; luchar por la mejora de sus condiciones de vida en el marco del reconocimiento de la realidad pluricultural, plurilingüe y plurinacional de Bolivia; c) incluir los derechos de las mujeres en la lucha de los pueblos indígenas y campesinos; construir comunidades indígenas participativas e inclusivas de hombres y mujeres. La Asamblea Feminista Rural de Bolivia entiende el feminismo como lucha de las mujeres por su derecho a ser mujeres, a reconocerse y pensarse como mujeres y a rebelarse contra toda forma de opresión.

Conscientes de que no eran primeras militantes en la liberación de las mujeres, las participantes en el taller recordaron a algunas de las luchadoras bolivianas que las precedieron: Bertonina, Sisa, Manuela Gandarillas, Manuela Rodríguez, Heroínas de la Coronilla, Adela Zamudio, Domitila Chungara, Mujeres de la Guerra del Agua, Mujeres de la Guerra del Gas.

El Feminismo Comunitario no piensa a las mujeres contra los hombres, sino dentro de la comunidad formada por dos mitades ambas de igual importancia, imprescindibles y autónomas, complementarias pero no jerárquicas y con relaciones de reciprocidad. La actividad concientizadora de este feminismo, que sigue la metodología de Paulo Freire, se mueve en cinco campos de acción que las mujeres deben conquistar: espacio, tiempo, cuerpo, memoria y organización, que llevan derechamente a salir del ámbito doméstico individual y entrar en el espacio social como lugar común de hombres y de mujeres.

  • Espacios de decisión y de participación. Las mujeres se sienten inseguras, no se encuentran bien en su comunidad, tienen miedo y son objeto de violencia. Son consideradas parias, inferiores, carecen de espacios de decisión y participación. Se encuentran a gusto y cómodas en cualquier lugar menos en la comunidad y en la casa. De ahí, la necesidad prioritaria de luchar por un espacio en la comunidad que les haga sentirse seguras, estar bien y vivir tranquilas, condiciones necesarias para participar activamente en la vida comunitaria y en la toma de decisiones.
  • Recuperar el tiempo para participar. Los hombres dicen que a las mujeres se les ofrece participar, pero se niegan a hacerlo alegando que tienen miedo a hablar, que no están capacitadas… Pero, ¿cómo van a participar si no tienen tiempo, si están todo el día ocupadas, si realizan 32 actividades, mientras que los hombres hacen la mitad, 16 actividades. Y pusieron el ejemplo de Enriqueta: nacida en 1933; desde niña pastorea los animales; se asustaba cuando le venía la menstruación; ha sufrido violencia doméstica; parió 10 hijos e hijas a los que ha tenido que cuidar ella sola; está enferma de la matriz; le duele todo su cuerpo; ha sido abandonada por su esposo. Con una jornada de trabajo de veinticuatro horas, ¿cómo van a organizarse las mujeres, capacitarse y participar en la vida de la comunidad? Por eso objetivo prioritario del Feminismo Comunitario es que las mujeres recuperen el tiempo para la capacitación, la organización y la participación.
  • Cuidar el cuerpo y decidir sobre él. Las mujeres tienen que cocinar, preparar a los niños y a las niñas y llevarlos a la escuela, cuidar de ellos si están enfermos, trabajar en la chacra, recoger leña, lavar la ropa, cuidar los animales, etc. Para ellas todo es importante menos ellas mismas. Un testimonio: “He perdido la cuenta de cuanto he dejado de hacer por mí, ni de cómo está mi CUERPO. Embarazada no más aparezco. Hubiera querido tener sólo dos hijos. La verdad nunca he decidido sobre mi cuerpo, siento cansancio y estoy muy enferma”. Por eso otro objetivo de la organización es que las mujeres cuiden el cuerpo y tengan la capacidad de decidir sobre él.
  • Memoria. El Feminismo Comunitario trabaja por la reconstrucción de la memoria histórica y recuerda que las mujeres bolivianas siempre han participado en todas las luchas, políticas, sindicales, educativas, sanitarias, etc. Ejemplos: por la reforma agraria en 1953; contras las dictaduras de Banzer en 1971 y de García Meza en 1980; en la guerra del gas en 2003; contra el neoliberalismo en 1985; en el proceso de cambio desde 2005. Y, ahora, en la elaboración del Plan de Igualdad de Oportunidades.
  • Organización. Las mujeres tienen que organizarse. Lo que implica buscar espacios de reunión entre ellas para escucharse, crear su propia palabra, encontrar su lugar en la comunidad y en la toma de decisiones, buscar su espacio al 50% en el sindicato, en la dirección de la comunidad, en las asambleas comunales.

Éstas son las grandes líneas por las que avanza la experiencia feminista comunitaria en un área rural e indígena de Bolivia. Amerindia está viviendo un necesario y galopante proceso de descolonización en todos los campos: político, económico, religioso, cultural, ético. Queda todavía mucho camino para descolonizar el feminismo. La experiencia que acabo de describir me parece un excelente ejemplo de dicha descolonización.


Fuente: ATRIO

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