miércoles, 29 de septiembre de 2010

Más Biblia ¿más desarrollo? Visión Mundial y la lectura participativa de la Biblia


Harold Segura, Costa Rica

En este artículo se presentan algunas de las razones que motivan a Visión Mundial en América Latina y El Caribe para involucrarse en diferentes iniciativas de Lectura Bíblica Participativa. ¿Por qué una organización de desarrollo se interesa por la espiritualidad? ¿Cuál es la relación entre lectura bíblica y desarrollo? y, ante el actual debate sobre la lectura obligatoria de la Biblia en las escuelas (por ejemplo, el caso de El Salvador) ¿qué pensamos acerca de la lectura obligatoria en las escuelas? Estas son preguntas a las cuáles se procura responder de manera introductoria.

«… y ciertamente no es propio de la religión, obligar a la religión»

Tertuliano (160-220 dJC)

Visión Mundial es una organización cristiana no gubernamental (ONG), que sirve a la niñez y a sus comunidades en catorce países de América Latina y El Caribe y en más de noventa en los diferentes continentes. Su ministerio se dirige, de manera específica, a la promoción del desarrollo, la justicia y la ayuda humanitaria, buscando la vida plena y el desarrollo integral de nuestros pueblos. Lo que busca, junto a las personas que viven en condiciones de empobrecimiento y vulnerabilidad, es hacer un aporte significativo a la promoción de una sociedad equitativa, justa, inclusiva y solidaria. Nos mueve el amor de Dios, nos inspira el ejemplo de Jesús y nos dirige, por su gracia, el Espíritu Santo, que es Espíritu de paz, justicia y gozo (Romanos 14:17).

El trabajo de desarrollo trasformador que realiza con las diferentes comunidades (más de 4500 en América Latina y El Caribe) se rige por tres criterios básicos: primero, un trabajo centralizado en las niñas y los niños; segundo, basado en la comunidad y, tercero, realizado con una clara identidad de fe cristiana. Es un trabajo holístico, que parte de la comprensión de que el ser humano es una unidad integral e integrada. El ser humano es un ser social, físico, psicológico y espiritual. Su desarrollo, para ser integral, no puede limitarse a un solo aspecto de la vida. ¿Qué se ganaría con el mero crecimiento económico ―hoy tan en boga por los expertos del sistema― sin el progreso moral o ético? ó ¿de qué valdría contar con más recursos técnicos sin tener los elementos mínimos para vivir en armonía dentro de la familia y en sociedad?

El buen vivir no es lo mismo que el vivir mejor. En otras palabras, si lo que se busca es el desarrollo integral de las comunidades hay que procurar que todos trabajen por mejores condiciones de vida, pero también por ser mejores seres humanos y lograr las condiciones básicas para vivir con dignidad. Lo primero tiene que ver con el bien-estar; lo segundo con el bien-ser.

De lo anterior se desprende la propuesta de Visión Mundial para el desarrollo de las comunidades: que el desarrollo debe ser armónico, incluyente e integral. Y esto, como es apenas obvio, incluye la trasformación ética y espiritual. Por ser una organización cristiana tiene una percepción de los procesos de trasformación humana y social tal cual los concibe la fe judeocristiana. En ella se valora el alma de las personas tanto como el cuerpo; las necesidades espirituales tanto como las necesidades materiales; se da de comer al hambriento, se consuela al desesperanzado, se llama a los pecadores al arrepentimiento y se pide justicia para los vulnerados. A propósito de la importancia de los factores ético-espirituales para la trasformación integral, anota el sociólogo y biblista chileno, Pablo Richard:

Las transformaciones de la sociedad no tienen solamente una dimensión económica y social, sino también una dimensión ética y espiritual. América Latina sigue siendo un continente profundamente religioso, por eso que ninguna revolución es posible sin una transformación de la conciencia religiosa, de los códigos e imaginarios religiosos colectivos y de la misma gramática o simbología de la fe[1].

Lo anterior explica, entonces, por qué razón Visión Mundial promueve de manera intencional diferentes iniciativas de lectura bíblica en las comunidades. Por medio de métodos participativos y sencillos busca que la gente se reúna en pequeños círculos de oración y de meditación para leer la Biblia e iluminar la vida cotidiana. Se plantea que debe ser leída con la comunidad, y no para la comunidad; es decir, que la comunidad comente los textos bíblicos, reflexione sobre sus propios problemas comunitarios y obtenga conclusiones que ayuden a descubrir nuevos caminos de transformación. La lectura de la Biblia debe hacerse de manera participativa (donde todos tengan voz), inter-confesional (donde no haya la imposición de una iglesia sobre otra), contextualizada (que se lea pensando en el aquí y en el ahora), creyente (con el ánimo de seguir a Dios y obedecer sus preceptos) y voluntaria (sin presiones proselitistas ni obligaciones impuestas).

Refirámonos ahora al último de los criterios citados, el de la lectura voluntaria de la Biblia. Desde siempre, Visión Mundial ha creído que la Biblia debe leerse sin presión ni obligación alguna. La Biblia propugna por la libertad de la conciencia humana (cada persona es libre para decidir su fe) y mal haríamos en hacer obligatoria su lectura. Nos acogemos con sumo acuerdo y respeto al Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice que «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia», así como también el derecho que tienen los padres y las madres sobre la educación de sus hijos y sus hijas.

Visión Mundial acordó en abril del presente año (2010) un documento oficial de Principios para guiar la creación de políticas nacionales sobre enriquecimiento espiritual de niñas y niños, en el que, a propósito de este tema, declara que:

… defiende los derechos que tienen las niñas y los niños a la libertad de conciencia, pensamiento y religión… no apoya las actividades que abusan de su vulnerabilidad o que les presionan para su conversión religiosa.

Y en cuanto al papel de las madres y los padres, se dice en otro apartado que,

El enriquecimiento del niño, incluyendo su enriquecimiento espiritual, es principalmente la responsabilidad de las familias y de los responsables. Por lo tanto, Visión Mundial se compromete intencionalmente con los padres de familia, los responsables y los socios comunitarios para desarrollar la capacidad para el desarrollo integral, protección y enriquecimiento espiritual de las niñas y los niños.

Visión Mundial no duda en animar, junto con el liderazgo católico y evangélico de cada lugar, la fe de las comunidades, en especial de sus niños y sus niñas. No duda en declarar que la espiritualidad es un ingrediente sustancial para el desarrollo y la trasformación social. No duda en creer en la unicidad de Jesucristo como Señor de la vida y de la Historia, y no duda tampoco en reconocerse como una organización conformada por personas que siguen a Jesús. En la medida que afianza esa identidad de fe, afianza, con igual entusiasmo, su respeto por la libertad de conciencia, su compromiso de servir a los empobrecidos sin hacer proselitismo religioso y su responsabilidad de trabajar con todos los cristianos, sin distingo, en espíritu de unidad.

A la pregunta por la lectura de la Biblia no dudamos en afirmar que necesitamos leerla. ¡Cómo no!, y más allá de leerla, vivirla y encarnar sus valores. «Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino», dice el Salmo (119:105). Su lectura (no cualquier lectura, ni de cualquier manera) es una necesidad inherente a los procesos de transformación social cuando estos quieren ser liberadores e integrales. Leerla sin obligaciones normativas, ni imposiciones teológicas, ni dogmatismos sectarios. Leerla en la libertad del Espíritu y en el reposo de su gracia. «Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (2 Corintios 3:17).

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