domingo, 4 de noviembre de 2012

Muertes en el Estrecho.



Estamos asistiendo días tras días al trágico espectáculo de ver como seres humanos intentando alcanzar “el paraíso” occidental, mueren en el mar. El estrecho de Gibraltar se ha convertido en un enorme cementerio de vidas y de ilusiones.
En esa espeluznante lista se incluyen mujeres embarazadas, bebés, niños, jóvenes y adultos que deslumbrados por el espejismo del mundo rico e intentando huir del hambre y la miseria de su entorno, se embarcan en un viaje, en muchos casos, sin retorno.

Por televisión vemos como los barcos de Salvamento y Socorrismo buscan pateras, balsas inchables y otros artilugios perdidos en el Mediterráneo que han zarpado clandestinamente desde las costas norteafricanas. Continuamente nos llegan noticias de desaparecidos, su número es ya incalculable, 5.000, 10.000… de los que nunca se conocerán sus nombres. Sus familias pensarán que llegaron “al Dorado” y que pronto vendrán en su ayuda. Viven con esa esperanza, sin embargo, pasado el tiempo, sin contacto alguno, la angustia y el desaliento les aparecerá al recordar a los que un día, ya lejano, emprendieron el camino hacia otro lugar para luchar por su supervivencia.
Desgraciadamente estas crueles informaciones a fuerza de verlas repetidas, ya no nos causan ningún impacto, las contemplamos como algo normal, forman parte del periódico o del telediario, es un espacio más junto con el tiempo o el deporte.
Las causas de este funesto fenómeno migratorio están enraizadas en el egoísmo del Occidente, llamado“civilizado”que sigue esclavizando y expoliando los recursos de África.
Se acabó el colonialismo clásico del siglo pasado. Se independizaron los pueblos pero los “colonizadores” nunca abandonaron su presa. Da lo mismo que el color de la piel sea blanca, del amo antiguo, o negra del tirano actual que vende las riquezas de su país y se queda con los beneficios sin que estos lleguen al pueblo.
El negocio de la “trata de humanos” no se acaba. Las mafias que los embarcan en frágiles “barcuchos”, cargados excesivamente, obtienen pingüe rendimientos, de 1.000 a 3.000 Euros o más por personas que se endeudaron en sus lugares de origen para conseguir algún horizonte de progreso en su existencia..
Para tratar de parar esta hemorragia que desangra al continente africano, la UE y los países que la integran tienen que tomar conciencia de ese enorme problema. No hay otra solución que ayudar al desarrollo de esas naciones pero de una forma leal y honrada. No se puede dar, por ejemplo, un crédito para que se invierta en el donante que les venderá sus excedentes o todavía peor armas, todo a precios abusivos. De esta pesada cadena será muy difícil soltarse. Es el nuevo nombre de la esclavitud : “la deuda externa”.
Por más SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior) que haya, por más alambradas que se construyan, por más patrulleras, soldados y recursos que se dediquen, nunca se podrá detener la marea humana del continente vecino que tiene hambre y enfermedades, mientras que a escasos 14 kilómetros existe lo que a ellos les falta.
Hay una canción, de fatídica actualidad, del grupo Chambao, llamada Papeles Mojados que refleja este drama y que a continuación transcribo. El que no la conozca y quiera oírla puede hacerlo clikeando aquí (si lo haces con lado derecho del ratón, la oirás en pestaña aparte y podrás seguir leyendo mientras la oyes) o escribiendo en un buscador de Internet el nombre de la canción.
Algeciras, 31.10.2.012
PAPELES MOJADOS
Miles de sombras cada noche trae la marea,

navegan cargaos de ilusiones que en la orilla se quedan.
Historias del día día, historias de buena gente.
Se juegan la vida cansaos, con hambre y un frió que pela.
Ahogan sus penas con una candela, ponte tú en su lugar,
el miedo que en sus ojos reflejan, la mar se echo a llora.r


Muchos no llegan, se hunden sus sueños, papeles mojaos, papeles sin dueño.Muchos no llegan se hunden sus sueños papeles mojaos, papeles sin dueño.

Frágiles recuerdos a la deriva desgarran el alma,

cala to los huesos el agua los arrastra sin esperanza.

La impotencia en su garganta con sabor a sal,

una bocanada de aire le da otra oportunidad.

Tanta injusticia me desespera, ponte tú en su lugar,

el miedo que en sus ojos se reflejan, la mar se echo a llorar.

Muchos no llegan, se hunden sus sueños, papeles mojaos, papeles sin dueño. Muchos no llegan se hunden sus sueños papeles mojados, papeles sin dueño

Muchos no llegan, se hunden sus sueños, papeles mojaos, papeles sin dueño. Muchos no llegan se hunden sus sueños papeles mojaos, papeles sin dueño.

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