A los 50 años del Concilio Vaticano II, menciono una de las personas que más aportaron a su contenido; Yves M. Congar. En el número 1 de la revista Concilium, (comenzó a publicarse en aquel momento), hay un artículo de él, sobre el termino conciliar, “Pueblo de Dios”. Nadie más indicado para comentarlo.
Resalta la dignidad de la “existencia cristiana”: lo anterior a cualquier división por razón de ministerios; resalta la “cualidad común de todos los miembros de la iglesia, antes de diferenciarlos, según la función”. “Valor primero…la dignidad inherente a la existencia cristiana”… “y luego la estructura jerárquica de organización “; pero lo prioritario, lo primero.
Sin embargo, “al pronunciar la palabra iglesia, - dice -, se piensa en la institución como tal… como si no estuviera esencialmente compuesta de cristianos”.
“Pueblo de Dios”…”permite afirmar a la vez, la igualdad de todos los creyentes en la dignidad de la existencia cristiana y la desigualdad orgánica en función de algunos miembros”.
El Concilio y sus expertos nos comunican muy bien lo más Grande y el mejor titulo que tenemos; SER CRISTIANOS. El día del cura de Ars en el seminario de Santiago, el cardenal de Viena habló al presbiterio. Pongo una cita; “cuestionó la visión del sacerdote como un ser aparte y esencialmente diferente de los laicos, un ser superior, elevado del común de los mortales…” (DOP Arzobispado); mencionando y explicando el exceso de clericalismo.
DIFICULTADES
- Un hecho; Visitamos unas familias en sus casas nuevas. Ofrecimos orar a Dios, junto con ellos, para que los bendiga en su nuevo hogar. En una de las casas.
- Atiende una señora y nos dice; “¿ustedes son católicos?”, si, respondimos. “Pero en esta familia somos cristianos”. También oramos, -dijo-, pero como cristianos que somos. ¿Los católicos, no seríamos cristianos? Preguntamos “yo no se añadió muy atenta”.
Está muy extendido entre algunos otros credos que ellos son cristianos y que nosotros solo somos católicos. ¿Cómo se creó este mal entendido?. ¿Quién lo aclara eficazmente? .
- Este término de “cristiano” parece que estuviera desvalorizado, también entre nosotros. Pasó a ser una tradición cultural en bastantes casos; se nace cristiano. Frecuentemente no conlleva una personalización del creyente. Se desvaneció su contenido profundo, en muchos casos, también entre nosotros. No decimos iglesia cristiana católica, sino iglesia católica. ¿Por qué suprimimos el substantivo o adjetivo prioritario?.
Sin duda que hay muchas excepciones.
- Como que la igualdad en lo fundamental, de la “existencia cristiana” que menciona Congar, se diluyó. Y el cuerpo eclesiástico tomó para sí sus contenidos. Nos hemos hecho un poco dueños de los salmos, de la liturgia, de la autoridad jurídica, de la palabra iglesia, de la Biblia, de los manuales de moral… No sería justo olvidar que hay muchas excepciones; y avances que el Espíritu suscita.
- El Antiguo Testamento habla de los “consagrados”, referidos a los rabinos de Israel. Al llegar el Mesías, él es el único sacerdote del cual participamos como “pueblo de Dios” que somos. En teoría se explica claro. Pero en la práctica dividimos en forma tajante, entre “consagrados” y no “consagrados”; los primeros son el cuerpo de pastores y quienes tienen votos; los segundos, la inmensa mayoría del pueblo creyente. Increíble; se olvida la “consagración”.
Propia de la fe consciente y del bautismo; esto quiere decir, la consagración prioritaria. Habría que mejorar el lenguaje y ese sentir que parece estar generalizado.
- Todos valoramos los carismas diversos que sirven al conjunto del Cuerpo de Cristo; también el servicio de “Gobierno” (1ª Cor. 11,28); dentro del Don prioritario que nos iguala; LO CRISTIANO. Sin embargo, y aun sabiendo que se ha mejorado en la incorporación del laicado al anuncio del Evangelio y labores del Reino, resta mucho por hacer; como sería crear más instancias de dialogo verdadero, derecho de los creyentes a voto; al menos en aquellas decisiones que más les afectan. Abrirles responsabilidades en otros servicios eclesiales que muchos de ellos y ellas podrían muy bien hacer y no tienen acceso.
CRISTIANOS POBRES
La acumulación de riqueza de algunos, a costa del empobrecimiento de otros, está a la vista. En muchos lugares la brecha crece escandalosamente. En este continente el empobrecimiento injusto sobrepasa lejos, - se dice- , los doscientos millones de personas. Además se encuentran muchos más millones todavía en África y Asia; y los marginados y desechables, también en continentes ricos.
- Los cristianos pobres por opción, y los que lo son por la injusticia de otros, se parecen a Jesús el Cristo; llevan muy explícita la “fe cristológica” (Aparecida) igualmente quienes sin conocer el Evangelio, llevan en su ser, sentir y actuar, las semillas del Verbo”; lo que constata la historia, desde los tiempos de Eusebio de Cesarea hasta Aparecida” … Abarca grandes masas humanas de nuestro planeta.
- La igualdad fundamental de la mencionada “Existencia cristiana” la desconocen y la violan también muchos que se denominan “cristianos”; dueños de trasnacionales del mundo financiero globalizado, quienes gobiernan naciones ricas y usan hacia los pobres “mecanismos perversos” (Encíclica Sollicitudo rei sociales nº 40).
- No solo se desprecia la fraternidad profunda del – ser – cristiano a causa de la desvalorización de este término; sino que se viola la dignidad de muchos millones de personas.
- Lo anterior; ocurre en el hemisferio sur, en grandes zonas del hemisferio norte; pueblos originarios, mundo obrero, emigrantes, racismo escalofriante. Si el pueblo de Dios tuviera conciencia desarrollada de la dignidad de toda persona humana, y también del Don de la fe cristiana, todo cambiaría.
- Otro hecho; Un buen día nos encontramos unos antiguos amigos. Conversamos de todo. También de los asesinatos de cristianos en varios países de mayoría musulmana y otros; Nigeria, Somalia… como en una veintena de naciones. Dijo uno, “No hay que extrañarse de este hecho, ya que tienen que defenderse del imperialismo norteamericano”… “ese país abusador se dice cristiano”. Se trata, al parecer, de despreciar el nombre cristiano por parte de tan buen amigo. Tenemos que mejorar en todo esto y ojalá con prontitud, para que se pueda volver a decir, del pueblo creyente, lo que se decía en la iglesia primitiva y Apostólica,sobre los cristianos; “obedecen las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las leyes a todos aman y son perseguidos. Se los desconoce y se los condena. Se los mata y con ello se les da la vida. Son pobres pero enriquecen a muchos” (A Diogneto V. 10-13).
M I S I O N
Se nos llama a la misión; es un gran Don del Espíritu Santo. Se nos pide pasar de una “pastoral de conservación” a una “pastoral misionera”; esto es una clave fundamental para el crecimiento de la iglesia, e iglesias hermanas, de mañana. En ello habríamos de estar todos los seguidores del Maestro de Nazaret. Y todos “volver” al Nuevo Testamento con renovado conocimiento y Amor. Esto último, que alcance también ese amor al lenguaje en el cual está escrito, sin desconocer la debida y actual hermenéutica. En ello deberíamos estar todos los estamentos eclesiales, comenzando por los más sencillos e insignificantes: los que tienen prioridad en el Evangelio.
- Así, habría Misión.
- En cuanto a los importantes servicios, como el que presta el cuerpo de presbíteros, pastores, votos religiosos y similares, seria urgente usar el verbo OPTIMIZAR; comenzando antes que nada por nuestro – ser – cristiano. Ahí está la Raíz. Ello no empequeñece, sino que agranda la vocación específica, siempre que no nos enredemos tanto en títulos de la edad media o del Antiguo régimen francés, condecoraciones, tratamientos aristocráticos de épocas decadentes, manías autoritarias… Tenemos el testimonio del obispo de Roma Francisco y otros muchos.
Esto contribuiría al avance de la pastoral misionera.
- “Volver al Amor Primero” (AP. 2,4) Parece fundamental para esta tarea del Nuevo Anuncio. Se necesita la Mística cristiana, - según expresiones de Karl Rahner - , como imprescindible en el siglo XXI. Seria urgente recogerla y darla a conocer; sobre todo tomándola de cómo se vive en la parte más pobre y oprimida del pueblo creyente. “¡Cuantos hombres y mujeres de fe han recibido La Luz de las personas que sufren!” (encíclica Lumen fidei). La mística de siempre, pero hoy compenetrada con el afán de justicia social y las “liberaciones históricas” que urge realizar. En esto último están también los “preámbulos de la fe” para este siglo y el que viene. El libro del Apocalipsis canta esto en su peculiar lenguaje; “las bodas del cordero” . “Si, vengo pronto “… “Ven, Señor Jesús” (Ap. 22, 20).
Jesús Rodríguez Iglesias
Fuente: Reflexión y liberación
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