lunes, 27 de enero de 2014

La autenticidad puesta a prueba por el encanto.


Oscar Fortin

Papa Francisco con el presidente de Estados Unidos

La página Internet de Religión Digitalpuso en portada el día 21 el anuncio del encuentro del papa Francisco con el Presidente Barack Obama, el 27 de marzo próximo. Como Jefe de Estado, es totalmente normal que el papa Francisco reciba al representante de los Estados Unidos, Estado a la vez de un pueblo, pero también de un imperio dominado por el capitalismo y el neoliberalismo. Obama representa uno y otro.

En su exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, el papa Francisco fustiga con palabras que no prestan a ningún equívoco este capitalismo y este neoliberalismo que reducen a la persona humana a un puro producto liquidado. Denuncia este sistema mundial basado en el poder del dinero y de la dominación política y económica, fuente de muchos males y sobre todo de esta pobreza que afecta a la gran mayoría de la humanidad.
204 “Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo.”
205. “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común[174]. Tenemos que convencernos de que la caridad «no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas”[175].
206. “La economía, como la misma palabra indica, debería ser el arte de alcanzar una adecuada administración de la casa común, que es el mundo entero. Todo acto económico de envergadura realizado en una parte del planeta repercute en el todo; por ello ningún gobierno puede actuar al margen de una responsabilidad común.”

Al recibir al Presidente Obama, el papa Francisco recibirá al que representa los intereses de esta mano invisible del mercado. Él es quien ordena las intervenciones militares u otras, cada vez que se cuestionen los intereses de esta mano invisible del mercado. Obama representa a un país que es a la vez el más armado del mundo, con armas que pueden destruir millares de veces nuestra planeta y el más rico del mundo, lo que le permite corromper allí donde sea necesario y matar allí donde sus intereses lo exijan.

Ahí está el Pentágono, y también la CIA, el CNS y todas estas organizaciones de mercenarios que operan bajo la protección del secreto de Estado para realizar estos crímenes. Cada año, son miles de millones de dólares los que se invieren en estas operaciones al servicio de lo que se llama comúnmente “la seguridad nacional y los intereses de los Estados Unidos».


En su exhortación apostólica, el papa Francisco precisa muy bien cómo los intereses y la seguridad de cada nación deben supeditarse a los intereses y a la seguridad de la “casa común, que es el mundo entero”. Ahora bien, Obama representa a un país y a un imperio cuyos intereses y la seguridad pasan antes de todos los otros. En nombre de estos dos grandes objetivos políticos, el Presidente de los Estados Unidos, el Sr. Obama, puede permitirse acciones unilaterales y preventivas allí donde decide hacerlo. No hay derecho internacional para impedírselo. Se coloca por encima de este derecho. Tiene los recursos necesarios para corromper gobernadores, representantes de iglesias, truncar elecciones, realizar golpes de Estado militar y derrumbar Gobiernos. Todo eso puede hacerlo y sigue haciéndolo en el momento de escribir estas líneas.

Basta con levantar el vuelo sobre estos secretos para descubrir el monstruo contra el cual nadie está al abrigo. No es por nada que surgieran las revelaciones de estos jóvenes, Bradley Manning, Edward Snowden, Julian Assange y esta joven abogada apenas de treinta años, Sara Harrison. Sus conciencias no podían más y por eso se convirtieron en enemigos número uno de Obama, presidente del pueblo estadunidense y del Imperio. La verdad pone a la luz del día la verdadera cara de los y las que están en los timones del Estado.
¿Qué se debe esperar del papa Francisco de este encuentro?

Respetando la cortesía que se impone en similares circunstancias, el papa deber estar muy firme sobre los principios y los compromisos concretos que exigen la justicia, la verdad, losintereses y la seguridad de la casa común de los cuales habla en su exhortación apostólica. No puede silenciar las grandes conclusiones de esta exhortación y se debe de destacar las responsabilidades políticas del Gobierno de los Estados Unidos en esta marea de sufrimientos humanos. El papa, al hablar con Obama, debe tener, clavadas en la piel, las víctimas de las guerras en Irak, Libia, Pakistán, Siria, Afganistán, así como todas las personas que sufren persecución y exclusión. Como representante de una Iglesia que tiene por referencia a toda la humanidad como “familia común”, debe sentir el deber de hablar en nombre de estos millones de víctimas inocentes.


Debe también poner a prueba las buenas disposiciones de Obama exigiendo un término inmediato del bloqueo económico contra Cuba, denunciado desde años por la Asamblea General de las Naciones Unidas, del cual es víctima el pueblo cubano desde hace más de 53 años. Debe pedirle, tambien, liberar a los cuatro cubanos condenados injustamente por haber denunciado grupos terroristas que en Miami preparaban acciones criminales contra el pueblo cubano. Son víctimas del imperio e hijos de la casa común que Obama podría liberar inmediatamente. A estas acciones destinadas contra Cuba, el papa Francisco debe añadir todas estas acciones que pretenden desestabilizar, por medios criminales y no democráticos, numerosos Gobiernos a través del mundo y muy especialmente los de Venezuela, Bolivia, Ecuador. Es necesario que estas injerencias cesen. Son intervenciones criminales que no deberían existir en los que hacen de la democracia un ideal y que quieren, con el papa, trabajar para un mundo mejor.

Lo que quiere Obama es cubrirse con la celebridad del papa Francisco para proseguir las mismas intervenciones al servicio de los intereses y de la seguridad del Imperio. Cubierto de una cara bien simpática en compañía del papa Francisco, Obama podrá ganarse la simpatía de los adeptos de este último. Después del Premio Nobel de la paz, recibido antes de proseguir en la vía de las guerras, espera recibir ahora la bendición del papa Francisco para luchar contra la pobreza extrema, prosiguiendo al mismo tiempo su gran misión según los intereses del Imperio, fuente de las miserias de nuestro mundo.

No me sorprendería que el anzuelo utilizado sea el desarrollo (desbloqueo) de varios miles de millones de dólares para ayudar a los y las que viven en la pobreza extrema. Todo para hacer que el papa olvide lo que en sus discursos está pidiendo: un verdadero cambio de sistema, la instauración de un nuevo régimen de gobernanza que se deja guiar por el bien común de la humanidad entera, basado en la justicia, la verdad, la solidaridad, la compasión y el servicio.

Si el comunicado de prensa, siguiente a este encuentro, pone de relieve este programa de miles de millones de dólares, de tipoAlianza para el progreso, sin anunciar, en esa mismsa ocasión, el término del bloqueo de Cuba, la liberación de los presos políticos, y su renuncia a las acciones terroristas de desestabilización de los Gobiernos, será un gran fracaso. Si un tal acuerdo se firmase, podríamos entonces decir que el papa Francisco no convenció a Obama, sino que este último venció al papa Francisco.

Pienso, que antes de este encuentro, el papa Francisco debería meditar, dos veces mejor que una, sobre las tentaciones de Jesús al desierto. Los argumentos para hacerlo subir a bordo del barco del imperio Mammón serán sutiles y las promesas no faltarán. Miles de millones de dólares centellarán a los ojos del papa para ayudar a los más pobres de los pobres. Conocemos las respuestas de Jesús. Dijo no a cada una de las tentaciones. Esperemos que el papa Francisco haga lo mismo.


Fuente: Atrio

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