domingo, 11 de abril de 2010

Una nueva piedrecita que se desprende de la montaña...


Antonio Duato, 10-Abril-2010

…Y que amenaza con quebrar los pies de hierro y barro en los que se apoya la enorme estatua del gran Pontífice que tenía que salvar a la Iglesia de la dictadura del relativismo con su egregia inteligencia teórica y fuerza de gobierno. Todos os habréis despertado con el nuevo caso delsacerdote pederasta Keisle y la carta de Ratzinger en 1985.

Tiene que haber muchos casos y cartas de este tipo y es irremediable que todo lo oculto se publique en los tejados. Todo eso no es un perjuicio para Iglesia, sino un bien. Los profetas (Natán a David, Daniel a Nabucodonosor) se dedicaban a desnudar grandezas que ocultaban debilidades.

Las circunstancias concretas de este último (por ahora) hecho pueden verse en toda la prensa, por ejemplo: El Periódico, El País y hasta La Razón. También hemos visto más detalles en Chicago now.

Pero lo más importante es el texto mismo de la carta. Reproducimos del servicio internacional de la BBC la Imagen y la traducción:

casrta Ratzinger

Excelentísimo Obispo,

Tras recibir su carta del 13 de septiembre de este año sobre retirar de todas las responsabilidades del sacerdocio al Reverendo Stephen Miller Kiesle en su diócesis, es mi deber compartir con usted lo siguiente:

A pesar de que los argumentos presentados en favor de esa expulsión son de grave importancia, esta corte juzga necesario considerar el bien de la Iglesia Universal además de el del demandante. No es posible tampoco arrojar luz sobre el perjuicio que podría provocar en la comunidad de la Fe de Cristo el otorgar la expulsión, particularmente teniendo en cuenta la corta edad del demandante.

Es necesario que esta Congregación someta incidentes de este tipo a muy cuidadosa consideración, lo que requiere un periodo de tiempo más largo.

Mientras, su Excelencia no debe dejar de facilitar al demandante todo el cuidado paternal posible, y además explicarle al mismo las razones de esta corte, que está acostumbrada a salvaguardar el bien común especialmente ante sus ojos.

Déjeme aprovechar esta ocasión para expresarle sentimientos de la más alta estima,

De Su Excelencia Reverendísima, adictísimo,

Cardenal Joseph Ratzinger

Al Ecmo. y Rvdmo Señor Don John S. Cummins, Obispo de Oakland

* * *

Dejamos una vez más abierta la cuestión a comentarios, que deben ser penetrantes y esclarecedores de una situación, más que ofensivos. Por mi parte se me ocurren estas consideraciones.

  • La noticia y la publicación de la carta aparece inmediatamente después de una declaración del portavoz Pontificio Federico Lombardi, que con mayor apertura y conocimiento de los medios pretendía cerrar la cuestión. Puede verse en el Servicio Informativo del Vaticano de ayer mismo. Acaba con estas palabras, intentando cerrar filas alrededor del Papa:

Finalmente, Benedicto XVI guía coherente por el camino del rigor y de la veracidad, merece todo el respeto y el apoyo, y prueba de ello son los amplios testimonios de todos los rincones de la Iglesia. El Papa es un pastor que está a la altura de afrontar con gran rectitud y seguridad este tiempo difícil, en el que no faltan críticas e insinuaciones infundadas; hay que afirmar, sin prejuicios, que es un Papa que ha hablado mucho de la verdad de Dios y del respeto de la verdad, siendo un testigo creíble de ella. Le acompañamos y aprendemos de él la constancia necesaria para crecer en la verdad, en la transparencia,manteniendo amplio el horizonte sobre los graves problemas del mundo, respondiendo con paciencia a la aparición -gota a gota- de “revelaciones” parciales o presuntas que tratan de mermar su credibilidad o la de otras instituciones y personas de la Iglesia.

  • Tras la atenta lectura de la carta, deduzco que en este caso no se trataba de responder a una denuncia por los “delitos gravísimos” reservados a la Congregación de la Fe. Se trataba de algo más sencillo. Un joven sacerdote había sido incluso juzgado de abusos sexuales en 1978. Cumplido su castigo por un tiempo, en 1981, impulsado a ello por el su obispo, pide la secularización. Coincide en el tiempo en que Juan Pablo II quería cortar esta “sangría” de sacerdotes todavía jóvenes (a los mayores se les daba por “irrecuperables”). Aunque el obispo local insiste y hace un viaje a Roma para obtener la dispensa, sólo obtiene, cuatro años después, esta respuesta de Ratzinger: “Intereses superiores de la Iglesia no permiten esta dispensa de obligaciones contraídas”. Debe continuar de sacerdote a la fuerza, pues aún es joven (38 años) y se puede enderezar si el obispo le rodea de cuidado paternal… En la crónica del Chicago now antes citado, se concretan más detalles.

  • La concepción del “bien de la Iglesia Universal” por encima delbien de la persona concreta del demandante (el sacerdote que pretendía liberarse) y del bien de las posibles víctimas de un personaje así de descolocado es lo que hace más terrible esta carta. Muchos documentos así pueden ir apareciendo. Y José Ratzinger no recuperará autoridad moral hasta que no entone un solemne “mea culpa” (su antecesor lo hizo por otras culpas de forma solemne y fue criticado) por haber mantenido desde las instancias supremas esta mentalidad y esta actitud.

Fuente: ATRIO

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