por Carmelo Álvarez
A Tissa Balasuriya, que me indicó los caminos al Misterio
Durante años he estado interesado y ocupado en el diálogo interreligioso. La Asociación Ecuménica de Teólogos y Teólogas del Tercer Mundo, ASETT (fui su secretario general por 5 años) me proveyó un amplio horizonte para vivirlo y explorarlo. Fueron encuentros fraternales y cordiales alrededor de una mesa y en el compartir el pan que conversamos con budistas, musulmanes, hindúes, judíos y también etnias indígenas en Latinoamérica, el Caribe y Estados Unidos, con pueblos africanos que profesan su fe cristiana y asumen la religión de sus ancestros.
Un gran amigo y hermano recientemente fallecido, el P. Tissa Balasuriya de Sri Lanka, me ayudó a entender las rutas tan diversas, y muy complejas, de aquél diálogo. Recuerdo vivamente la invitación cordial que nos hicieran al comité ejecutivo de ASETT cerca de la playa en Colombo, Sri Lanka a participar de la re-consagración de un templo hindú. Observamos la devoción y actitud sobrecogedora de la multitud cuando el sacerdote desde la cúspide del templo con sus imágenes coloridas, derramaba aquella agua sagrada y pronunciaba las palabras sagradas de consagración. Luego conversamos sobre las dimensiones e implicaciones de todo ello.
Esa misma semana almorzamos con monjes budistas en su convento. Departimos en un espacio de camaradería y sosiego. Nos explicaron la filosofía de vida del budismo tibetano. Parecía que nos movíamos más allá del tradicional diálogo ecuménico y explorábamos nuevos senderos de comprensión sobre unas experiencias y vivencias desconocidas para cristianos y cristianas formados en el cristianismo occidental. ¡Y nos unimos en meditación profunda, dando gracias en nuestros distintos idiomas y tradiciones religiosas!
Este fin de semana próximo pasado (31 de enero al 2 de febrero de 2013) asistimos a una experiencia inédita y novedosa que ha marcado para siempre la historia religiosa de Puerto Rico. El Tercer Simposio Rdo. Gamaliel Ortiz Nieves (tercero de una serie de simposios bajo el tema “una fe que busca entendimiento”), nos ofreció el espacio privilegiado para encontrarnos judíos, musulmanes, budistas, yorubas, cristianos, y posiblemente hombres y mujeres de buena voluntad que buscan afirmaciones y derroteros de esperanza en un mundo plagado de violencias, desencuentros e insatisfacciones. El tema fue propicio y pertinente: “Diálogo interreligioso. Hacia una ética de la responsabilidad y las justicia social”.
Quisiera resaltar algunos aspectos, entre muchos que se manifestaron en este Simposio.
En primer lugar, desde la primera noche el ambiente reflexivo-litúrgico se llenó a plenitud de una espiritualidad saturada de cordialidad y afecto. No percibimos actitudes antagónicas, adversas u hostiles, todo lo contrario, apertura y disposición al diálogo.
En segundo lugar, pudimos conversar sobre “los pueblos del libro y sus caminos posibles”, trascendiendo posibles fundamentalismos estériles, a-históricos y anti-históricos que plagan los acercamientos a las escrituras sagradas. Creo que se leyeron textos del Corán por primera vez en un templo evangélico puertorriqueño con respeto, admiración y profunda devoción. Esta centenaria Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) Central de Bayamón nos abrigó con amor y en actitud servicial. Dimos el ejemplo de que desde nuestra fe cristiana, sin negarla, podemos abrazar a los otros y a las otras. Yo respiré ese ambiente.
Tercero, este diálogo interreligioso nos dio la oportunidad de acercarnos a las diversas experiencias religiosas y a los contextos donde se forjan para comprender la pluralidad religiosa que se nos escapa por estar tan inmensos y embelesados en nuestras experiencias muy particulares.
En cuarto lugar, pudimos compenetrarnos en las dinámicas del pluriculturalismo y las hermenéuticas bíblicas, acompañados por una magistral conferencia de la Dra. Elsa Tamez, traductora y consultora de las Sociedades Bíblicas Unidas. Muy acertadas las observaciones de la Dra. Tamez sobre las implicaciones de las interpretaciones, los procesos de traducción, la importancia de una lectura responsable y su aplicación en contexto.
El Dr. Ángel Luis Rosa, Director del Simposio y catedrático de la Universidad de Puerto Rico, expresó en su mensaje inaugural del Tercer Simposio lo siguiente:
El verdadero diálogo plantea desafíos inevitables a las iglesias y a los movimientos que buscan hacer justicia, el verdadero diálogo consiste también en vivir juntos con todos los problemas y retos del presente. Quisiera gritar esta frase: “Vivir juntos”, no solitarios. Es una frase que subraya la importancia de no tener miedo a las diferencias sino descubrirlas como talentos, aptitudes, dones que nos distinguen.
Seguir aprendiendo con humildad, en tesitura de constante conversión, es la clave para un diálogo interreligioso responsable. Dejarnos convocar por el Misterio que nos lleva desde distintas experiencias por caminos diversos es también la audacia de vivir una fe que busca entendimiento. Ojalá comprendamos que “nuestros caminos no son Sus caminos”. Y que esos caminos sí conducen a la a la verdadera paz con justicia. Con una ética responsable y coherente caminaremos.
Fuente: Lupa Protestante
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