Por Julio Monsalvo. Formosa. Argentina.
Cuando nos disponemos a percibir lo que nos transmiten culturas ancestrales, recuperamos el sentido de pertenencia a la Naturaleza, sentido de pertenencia a la Vida misma. Una percepción espiritual.
Asimismo, la ciencia con sus nuevos descubrimientos, al hacernos ver al Universo como una totalidad, también contribuye mediante esta intelección, a que recuperemos el sentido de pertenencia.
El encuentro que se está dando entre la Ciencia y las Antiguas Sabidurías, es un momento muy esperanzador en la Historia de la Humanidad.
Un bello abrazo que dinamiza la recuperación del sentimiento de pertenencia y lo fortalece.
Lo esperanzador está dado por el contexto histórico que nos ha tocado vivir.
Cuando decimos contexto histórico nos estamos refiriendo a las circunstancias sociales, ambientales, políticas y económicas en las cuales transcurre nuestra cotidianeidad.
La cultura occidental, comenzó, no sólo a expandirse por el mundo, sino a imponerse a otras culturas, desde la llamada Era Moderna. Una fecha emblemática que da inicio a esa dominación es 1492.
Imponer sus valores ha sido y es, un acto nefasto para la Humanidad. Valores que son antivalores, tales como individualismo, deseo de tener y acumular, competitividad, y muchos otros, que nos alejan cada vez más del apoyo mutuo, es decir que nos alejan de ser humanos.
Mi convencimiento es que esta desnaturalización de la especie humana se origina cuando emerge una cultura en la que se cree que el ser humano no forma parte de la Naturaleza y que tiene el derecho de ser su dueño, de controlarla, explotarla y, en el mejor de los casos, de “administrarla racionalmente” para su beneficio.
Cada cultura adquiere y produce conocimientos a su manera, es decir que cada cultura tiene su propia ciencia.
La dominación occidental se ha apropiado del término “ciencia”, y a los únicos conocimientos que reconoce como científicos son los que han sido producidos o validados por sus métodos.
No sólo son los únicos que reconoce, sino que los sacraliza. “Si lo dice la ciencia no se discute…”
Esta ciencia ha demostrado ser funcional a la perversidad del sistema capitalista que ha instalado las inequidades, explotando y destruyendo todas las manifestaciones de la vida, a las que considera “recursos” a su disposición, incluyendo como “recursos a explotar” a los propios seres humanos.
Sin embargo, está surgiendo una nueva ciencia, que al asumir que somos Naturaleza, procura comprender los fenómenos naturales, aprender de ellos y así, con otra ética, contribuir a una Civilización de la Vida.
Es esperanzador que desde las propias entrañas de esta ciencia, vayan surgiendo otras concepciones para que los humanos vivamos en armonía con lo que somos, en armonía con la Naturaleza, lo que es vivir en armonía con nosotros mismos.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!! + (PE)
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Fuente: ECUPRES
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